La noción amazighe de naturaleza,
concebida en un tiempo continuo y dotada de una dimensión mística, confirió un
papel muy destacado a las personas especializadas en la administración de una
realidad tan sutil como estratégica. Ese complejo imaginario requería lecturas
minuciosas e interpretaciones pragmáticas de todos sus fenómenos, bien fueran
celestes y terrestres o bien tenidos por sobrenaturales. Del culto a la
docencia o de la adivinación a la astronomía, estos personajes operaban sobre
conocimientos que, en buena medida, contribuían a pautar la reproducción de las
condiciones de existencia, material y espiritual, de la comunidad. Su
autoridad, la aceptación pública de la influencia que destilaban sus cualidades
intelectuales y morales, en alguna ocasión les encumbró hasta el ejercicio de
funciones más ejecutivas en la vida social, incluso como algo más que
consejeros áulicos de los jefes principales, pero la dinámica de las relaciones
que cruzaron el poder y el saber no siempre ha quedado bien delineada en las
páginas de nuestra Historia Antigua.
La concreción histórica más elaborada y compleja
de estas figuras se reconoce en la sociedad canaria, donde un «onbre de
buena uida y exenplo a el qual rrespetaban como a santo» [Ovetense
(ca. 1478) 1993: 161] ocupó en el terreno ideológico una dimensión casi
asimilada a la jefatura comunitaria. No obstante, la orientación política que
el linaje guanartémico trató de imprimir a su fórmula de dominación social
incluía, y en medida no poco importante, la asignación a estos sacerdotes y
maestros de un estatuto arbitral y hasta ejecutivo en materia judicial, lo cual
ilustra su elevada posición en aquella definición protoestatal del poder
insular.
Estos altos dignatarios son
conocidos en la actualidad por el título de faicán, pero muy
pocos conceptos ínsuloamazighes han sufrido una transmisión textual
más confusa. Sin entrar en mayores detalles paleográficos, el problema se puede
resumir en la constancia de dos tradiciones
registrales, una con final nasal (-n/m) y otra con terminación velar (-g),
que no admiten conciliación morfosemántica:
- tradición nasal (-n/m): faizan (ca. 1484-1490) > faicán (ca. 1484) > fagçam, fagcam (1495) > faysán (ca. 1540) > faissan (ca. 1554) > faycán (1580) > faisán (1639) > fayçan (1646) > faicán (1678);
- tradición velar (-g): faicagh (1590), faicag (1590) > faizag (1694).
- tradición nasal (-n/m): faizan (ca. 1484-1490) > faicán (ca. 1484) > fagçam, fagcam (1495) > faysán (ca. 1540) > faissan (ca. 1554) > faycán (1580) > faisán (1639) > fayçan (1646) > faicán (1678);
- tradición velar (-g): faicagh (1590), faicag (1590) > faizag (1694).
Pese a esta intrincada diversidad, existe margen
suficiente para considerar que se han recogido dos denominaciones para el mismo
agente, aunque se tienda a pensar por lo general en torsiones gráficas de una
voz común. La circunstancia quizá extrañe menos si se recuerda que, por
ejemplo, un oficiante cristiano recibe hoy los nombres de sacerdote, cura,
reverendo o padre, sinónimos que por supuesto no comparten
idéntica etimología. Así, algo similar parece haber ocurrido aquí: faicán
y faizag remitirían a compuestos independientes que, con todo,
se mueven en torno a nociones bastante próximas: fag-zam ‘descubre
reservas de agua, zahorí’ y faya-azag ‘poderoso adivino’.
Sus funciones religiosas y judiciales da la
impresión que, al menos durante la época de la Conquista, llegaron a solapar un
tanto esa primigenia condición de augures, que el médico e historiador teldense
Marín de Cubas [(1694, II, 18: 74r) 1986: 256] anotó sin embargo con claridad,
al decir de ellos que eran:
[...] hombres que
vivían en Clausura, amodo dereligion vestian depieles làrgos elropon hasta el
suelo barruntaban lo porvenir y eran faizages observaban algunas moralidades, y
en corridos savian de memoria las historias de sus antepasados, que
entre ellos se quedaban contaban consejas de
los montes claros de Atlante en Africa en metaforas depalomas Aguilas: estos
eran maestros, que iban a enseñar muchachos
alos lugares havia nobles para nobles y
Villanos para enseñar lo que
conviniese alos Villanos.
El conjunto de los datos disponibles sugiere que
las crónicas habrían destacado la presencia de aquellos dos especialistas que
ostentaron esta dignidad con la más amplia jurisdicción, es decir, en las
parcialidades de Gáldar y Telde. Pero no resulta improbable que, en ámbitos
territoriales y sociales determinados, algunas de estas funciones fueran
asumidas por figuras más o menos dependientes o vinculadas a esas otras
autoridades más generales. En esa dirección se diría que apunta un hecho muy
extendido por buena parte del Archipiélago: la abundancia, hasta fechas muy
recientes, de agoreros locales. Aparte de las prácticas esotéricas de corte más
espiritual, su capacidad para decodificar señales cosmológicas asociadas a
ciertos estados del tiempo atmosférico rendía un servicio muy estimable en una
economía natural. Pero esto presupone la comparecencia de dos circunstancias
complementarias: la observación sistemática y la transmisión de sus resultados.
En efecto, como hemos explicado en alguna otra
ocasión, la cultura amazighe (continental e insular) relaciona la
‘clarividencia’ tanto con la ‘prudencia’ y el ‘buen juicio’ como con la
‘inteligencia’, porque entiende que dichas facultades poseen un arranque común:
el examen, la indagación, la mirada atenta y cuidadosa que revela el lexema
[N•Z/Z]. Ver más allá de lo aparente significa cavilar con más
información y, a su vez, acceder a un conocimiento que, de otro modo,
permanecería oculto, inexplorado y a menudo temido. Eiunche (Eyunziz),
en La Gomera, Guanache (Wanazaz), en Gran Canaria, Guanameñe
(Wanamenzez), en Tenerife, u Ossinissa (Ussinizza),
en El Hierro, encarnaron esa idea con mayor o menor densidad, pues más de uno
proyectó su ministerio hasta competencias de corte político.
Al margen de las eventuales inspiraciones
sobrenaturales que pudieran concurrir en su actividad, dominio que escapa a
nuestro análisis, los informes etnohistóricos y la memoria popular señalan que
ese razonamiento preclaro de los adivinos operó con un soporte positivo
indudable. Junto a una oralidad ancestral que evoca, prescribe y registra
hechos, datos y procesos, las «señales para el recuerdo» y los medios de
cálculo que decoran numerosas cuevas y objetos hablan sin duda de una
estrategia acumulativa, tanto en técnicas como en contenidos. Esto induce a
pensar que esa especialización se alojó en mecanismos de reproducción social
muy bien establecidos.
Uno de esos procedimientos pudo descansar en la
herencia: «Y por que este hombre que llamaban Míguan era híjo de un
adívíno su nombre Aguamuge, quíen le dió regla para saber lo que avía de
suceder [...]» [Castillo 1737: 44]. Toda una dinastía de arúspices
gomeros, isla donde la presencia de augures no necesita mucha demostración más
que un simple catálogo toponímico. Allí encontramos al nieto Míguan
(Mãggan ‘medita, piensa, reflexiona’), el hijo Aguamuge
(Aw-Amuh) y ese abuelo Amuge (Amuh ‘murmura,
farfulla, masculla’) hasta el que se remonta esta curiosa nómina de observadores
mágicos.
Otro ejemplo, aunque sin correlato etimológico,
nos traslada hasta la isla de Fuerteventura, donde dos mujeres, madre e hija,
también recorrieron las instancias del culto, la mediación social y la
adivinación. En ellas, lo que llama la atención es su estrecha vinculación con
la palabra, con la verbalización del pensamiento, aunque a través de recursos
particulares: el texto y la lectura en Tamonante (Tamannant
‘la que deletrea’) y la oración en Tibiabin (Tibiabin
‘mujer muda que susurra’).
Porque el conocimiento humano,
más o menos dinámico según las épocas y las sociedades, nunca ha dejado de
interrogarse ante la seductora obscuridad de la caverna... y las necesidades
del presente.
Autor:
Ignacio Reyes En: Mundo Guanche
Fuentes
CASTILLO RUIS DE VERGARA, Pedro
Agustín del. 1737. Descripcion Historica, y Geografica de las Yslas de
Canarias. [Biblioteca Municipal de S/C de Tenerife, ms. 193].
MARÍN DE CUBAS, Tomás. 1694. Historia De las Siete Yslas de Canaria Origen Descubrimiento y conquista Dividida en Tres Libros compuesta por D. Thomas Arias Marin y Cubas natural de Telde ciudad en la Ysla de Canaria. Año, de 1694. [Copia de Agustín Millares Torres (1879), en El Museo Canario, ms. I-D-15/16. Existe ed. (incompleta) publicada en 1986 por la R.S.E.A.P. de Las Palmas].
MORALES PADRÓN, Francisco (ed.). 1993 (1978). Canarias: crónicas de su conquista. Transcripción, estudio y notas. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo, 2ª ed. (Ínsulas de la Fortuna, 2).
OVETENSE. 1993 (< 1639 < 1478-1512). Libro de la conquista de la ysla de Gran Canaria y de las demás yslas della trasladado de otro libro orijinal de letra de mano fecho por el alferes Alonso Jaimes de Sotomayor que uino por alferes mayor de la dicha conquista el qual se halló en ella desde el principio hasta que se acabó y murió en la uilla de Gáldar en Canaria donde tiene oy uisnietos, el qual libro orijinal rremitió a esta ysla el capitán Jhoan de Quintana persona fidedina y de mucho crédito donde fue trasladado por el capitán Alonso de Xerez Cardona en quatro de marso de mil y seissientos y treynta y nueue años, en Morales (1993: 107-183 + 3 láms.).
MARÍN DE CUBAS, Tomás. 1694. Historia De las Siete Yslas de Canaria Origen Descubrimiento y conquista Dividida en Tres Libros compuesta por D. Thomas Arias Marin y Cubas natural de Telde ciudad en la Ysla de Canaria. Año, de 1694. [Copia de Agustín Millares Torres (1879), en El Museo Canario, ms. I-D-15/16. Existe ed. (incompleta) publicada en 1986 por la R.S.E.A.P. de Las Palmas].
MORALES PADRÓN, Francisco (ed.). 1993 (1978). Canarias: crónicas de su conquista. Transcripción, estudio y notas. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo, 2ª ed. (Ínsulas de la Fortuna, 2).
OVETENSE. 1993 (< 1639 < 1478-1512). Libro de la conquista de la ysla de Gran Canaria y de las demás yslas della trasladado de otro libro orijinal de letra de mano fecho por el alferes Alonso Jaimes de Sotomayor que uino por alferes mayor de la dicha conquista el qual se halló en ella desde el principio hasta que se acabó y murió en la uilla de Gáldar en Canaria donde tiene oy uisnietos, el qual libro orijinal rremitió a esta ysla el capitán Jhoan de Quintana persona fidedina y de mucho crédito donde fue trasladado por el capitán Alonso de Xerez Cardona en quatro de marso de mil y seissientos y treynta y nueue años, en Morales (1993: 107-183 + 3 láms.).
No hay comentarios:
Publicar un comentario