José Barrios García
Recientemente, con ocasión de la última celebración
de la festividad cristiana del día de Todos los Santos,
publicaba el escritor y periodista Luís León
Barreto, un extenso artículo en el periódico La Provincia, sobre la
posibilidad de hablar con los muertos 1. Incluía este reportaje una
curiosa
y escueta noticia que creo merece alguna atención, pues parece encerrar en ella la pervivencia de un importante
ritual aborigen en un pueblo del
norte de Lanzarote. Se trata del encuentro de los majoreros con sus antepasados muertos, en la madrugada del día
de San Juan, actual depositario de
la rica cultura aborigen relacionada con el solsticio de verano.
La noticia dice así:
«Hoy en México se cree que los muertos regresan a
pasar una noche en compañía de sus familiares y amigos.
En Canarias también existe
esta misma creencia. Así en Lanzarote, concretamente en Ta-bayesco, al norte de la isla, los ancianos del lugar todavía recuerdan
la "presencia" de las ánimas benditas del Purgatorio en la noche de San Juan. Este elemento de la cultura rural-tradicional está a punto de perderse por el empuje de la actual sociedad, según nos testimonia Agustín de la Hoz. "Pero lo cierto es que en aquel pequeño caserío, cuando estaba prácticamente incomunicado, sin luz eléctrica,
dedicado a la agricultura, todos los habitantes limpiaban sus casas, ponían los manteles con cubiertos para los parientes fallecidos y luego, al alba,
afirmaban haber sentido la presencia de esos seres del más alia", según nos cuenta el escritor lanzaroteño...»
Desgraciadamente no me ha sido posible trasladarme a
dicha isla para efectuar un trabajo de campo que profundice en
la noticia, pero creo que, aún así, ésta se merece un comentario y proporciona
suficiente motiv para una aproximación al
tema de la concepción del alma entre los antiguos majoreros.
Espero que esta comunicación convenza, al menos, a
alguien con má posibilidades que yo para llevar a cabo este
trabajo de campo que podrí poner al descubierto valiosos aspectos de la
supervivencia de nuestra cu tura más ancestral, hoy en
trance de desaparecer.
UNA
APROXIMACIÓN AL TÉRMINO «MAXOS»
Como veremos a continuación, creían los majoreros
que las persona estaban compuestas de un cuerpo material y de,
al menos, un espíritu qu pervivía después de su muerte. A este espíritu
llamaban maxos, palabr que en otros
textos aparece, como maxios, majos, magos, etc. 2. Tanto e término «majo», como el de «majorero», han sido
tradicionalmente uti lizados por las
fuentes escritas y la tradición oral como gentilicio para de signar a los
naturales de Fuerteventura y Lanzarote. Además, según ciei tos autores: Maho (Abreu), Maoh (Torriani),
Mahorata (Viana), era tam bien el
nombre que le daban algunos a estas dos islas.
Desde este punto de vista, tanto las dos islas como
sus habitantes, vi vos o muertos, parecen haber
recibido, según algunas versiones, el mis mo nombre de: maho, majo, magio,
maxio, etc. Esta palabra es relacionable lingüística y semánticamente con el
etnómino con el que se denominan a sí mismas las poblaciones
comunmente llamadas beréberes; según Salem Chaquer 3 et al:
«La lengua de los touaregs, que es una forma del
beréber, se divide en varios dialectos mutuamente inteligibles con muy poco esfuerzo...
Para designarse a ellos mismos, estos pastores
nómadas del Sahara Central, como todos los bereberes,
utilizan el término Amajeg/Imuhag, con variantes
dialectales múltiples: Amaheg, Amaceg, Amazig...
que podemos seguir desde la antigüedad: Maxyes de He-rodoto, Mazyes de Hecateo,
Mazices y Mazaces de la época latina».
Para Prasse 4, la forma primitiva de este
término sería ámahzíg, y h forma ámáhág, variante
dialectal de los touaregs del Ahaggar, es señala la por
algunos estudiosos 5 como la más cercana lingüísticamente al <Majo» de Lanzarote y Fuerteventura. En esta línea de apreciaciones
paece claro que la palabra «majo» se correspondería
precisamente con una Cariante dialectal insular del término panberéber con el
que estas poblaiones se designan a sí mismas.
La adscripción por algunos historiadores de esta
palabra como nombre de las dos islas orientales, puede
entonces matizarse en el sentido de jue, si lingüísticamente, designa una etnia,
podría entonces, por extensión, designar
el territorio que esta etnia ocupa; es decir, no sería éste el nombre de la isla, sino más bien el nombre del
territorio que ocupa la etnia. Por
otra parte, como nombre de las islas tenemos los más conocidos de Erbania (Fuerteventura) y Titerogaka
(Lanzarote).
LOS
MAXOS EN LAS FUENTES
A continuación presento algunas de las citas que se
pueden encontrar en los textos historiográficos referidas al tema de los
encantados o espíritus de los antepasados. Todos los textos
claves se encuentran en alguno de los manuscritos que hoy conocemos del historiador
de las Canarias, don Tomás Marín de Cubas
(1643,1704), natural de Telde y nacido en el seno de una vieja familia
de la localidad. Parece claro 6 que la mayoría de estas noticias, como tantas otras, las tomó
Marín de Cubas de la tradición oral, que en esta época debía abarcar a
un alto porcentaje de población que no
sabía leer ni escribir y, en buena medida, constituida por descendientes de los
antiguos canarios. La escasez de noticias estrictamente referidas a
Lanzarote y Fuerteventura, me ha motivado a recoger también aquellas referidas a otras islas, pues, sin que quepa hacer
generalizaciones gratuitas, algunas
de las propias citas y de las tradiciones conservadas en otras islas,
hacen referencia a que la cultura de los «maxos» se hallaba extendida al resto del archipiélago con extensión y variantes
a determinar.
TEXTO
DEL ESCUDERO 7
«Parece por lo que los maxoneros y Canarios creían,
admitían la inmortalidad del alma... Tenían los de Langarote y Fuerte Ventura unos lugares o cuebas a modo de templos, onde
hacían sacrificios o Agüeros según
Juan de Leberriel, onde haciendo humo de ciertas cosas de comer, que eran de los diesmos, quemándolos
tomaban agüero en lo que havian de
emprender mirando a el jumo, i dicen que llamaban los Majos que eran los spiritus de sus antepasados que andaban por los mares y venian alli a darles aviso
quando los llamaban, i estos i todos
los isleños llamaban encantados, i dicen que los veían en forma de nuvecitas a
las orillas de el mar, los días maiores de el año, quando hacían grandes fiestas, aunque fuesen entre enemigos,
i veíanlos a la madrugada el día de el maior apartamento de el sol en el signo de Cáncer, que a nosotros
corresponde el dia de S. Juan bautista.»
En esta cita del Escudero, podemos ver por un lado,
quiénes eran 1< encantados, por otro, la forma que tenían los vivos de
contactar con elle y cómo el término «encantado»
era utilizado por todos los isleñc
Marín de Cubas, para Gran Canaria, señala 8:
«A el alma decían que era hija de el sol, i a los
fantasmas llamaban Magios, que significaban encantados u
ocultos que tenían allá otra vida de penas y afanes
congojosa de lo qual andaban llevándoles de comer a las
cepulturas.»
Escudero dice 9:
«En otro lugar que llaman campos o vosques de
deleite están los encantados llamados maxios i que allí están
vivos i algunos están arrepentidos de lo mal que
hicieron contra sus próximos i otros desvarios. Esto decían los mas avisados
faizanes.»
Según esto, y sin excluir otras posibilidades, los
magios, para los m joreros andaban por los mares,
mientras que en Gran Canaria se éneo traban en «campos o vosques
de deleite». Para Tenerife, Scory 10 los túa en el Teide y en Agüere, pues nos dice:
«Y los guanches, naturales de la isla, afirman estar
aquí en la caldera del Teide el infierno, y que las almas
de sus predecesores que han sido malos están detenidas en aquel lugar, pero
las de los que han sido hombres de bien y
valientes van a un valle graciosísimo, en el cual esta hoy fundada la
gran ciudad de La Laguna.»
FORMAS
QUE ADOPTAN LOS MAXOS
Según las fuentes que estamos manejando, lo más
común es que los magios se manifiesten como nubes o vapores. Ya
hemos visto la cita del Escudero, Marín añade u:
«Los canarios llamaban encantados a ciertos nublados
o vapores levantados de los arroyos orillas de el mar a
la parte de el sur de esta Isla de Canaria, que a la verdad duran por tres
horas salido el Sol, unos hacen forma de
torres, navios, hombres a caballo, ejércitos de a pie, y conforme corre
el viento Norte o Noroeste en tiempos de
Otoño que se recogen allí al sotavento de los montes: lo mismo es como causa natural en los ríos, y demás
partes donde hay humedades y
vapores.»
No obstante, Marín señala para Gran Canaria, otras
formas que adoptaban los encantados 12:
«Tenían los antiguos observado que en este mundo
andaban mezclados con los vivientes ciertas sombras ocultas a, la vista o a
algunos de los vivientes o sus sitios se ocultaban, y podían
ocultar a los vivos; lo primero entendían en los Manes, o Almas de los difuntos, que llamaban encantados y de ellos tenían grandes
consejas; y mayormente los Canarios
de esta isla [G. C.], y todas dimanan u originan de grandezas de Príncipes hechos leones, aves, palomas, nieblas
nombrando casi siempre los montes claros que son en África, los de Atlante de donde parece tenían su origen, y
muchos ríos, y arboledas de aquellos sitios.»
Más adelante, añade Marín 13:
«Afirmábanla
los canarios de memoria en memoria de que tenian
hechos romances o jácaras aun de su origen que decían haber venido encantados en forma de Aves desde África
del monte Atlante, que llamaban
montes claros con grandes fábulas, y ficciones.»
Lo mismo parece señalar la tradición oral palmera
del «Vacaguaré». cuando los restos de Acerina, formando una
sombra, se trasladan como una nube por el mar en
busca de su amado Atanausú 14.
LOS
«ENCANTADOS» Y EL SOLSTICIO DE VERANO
La fecha de San Juan está relacionada de diversas
formas con los en cantados y los encantamientos. Según Marín 15:
«De las particularidades que los Ysleños tubieron en
algunas islas lo primero decían que el año que aparecian los Majos, o encantados,
que son ciertas nubes a la parte de el sur por los dias maiores de el año que es a fines de Junio tenían por prognostico serles el año
feliz
de fructos y creian haver en ello algo sobrenatural...»
También recoge Marín 16 la tradición de
que:
«Un dia [como consecuencia de la mortandad que
hicieron entre los canarios los expedicionarios de 1393, al
desembarcar en Jinámar y Arguineguín precisamente en
las fiestas solsticiales] amaneció la plaia
de jinamar dicen ellos llena de encantados como en Arganeguin que después les quedo como proverbio para acallar los niños decian"Atit Maxos" "cata los encantados"...»
La mítica isla de San Borondón, también aparece
relacionada con le encantamientos y con el día de
San Juan:
«Pronosticaban la abundancia o esterilidad del año o
las mudanzas de su gobierno u otras adivinaciones, y
según estos encantamientos hubo de naser de ellos el
desir que otra Isla en este paraje de las Canarias andaba oculta...»
Marín 17
Por último, tradiciones orales recogidas en Tenerife
y otras islas que Bethencourt Alfonso relacionan también la isla de San Borondón con el día de San Juan 18.
Fuente
José Barrios García
Notas sobre el concepto de alma en los antiguos majoreros y su posible
pervivencia en un pueblo de Lanzarote.
III Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote
1 LEÓN BARRETO,
Luis: «¿Es posible hablar con los muertos?» La provincia, domingo 2 de noviembre, pág. 23.
2 WÓLFEL, págs. 439-440.
3 Ver introducción a «Textes Touaregs en prose», pág. 31. Sobre este
tema ver también los capítulos correspondientes de las obras de
Áfrico Amasik y Hupalupa citadas en la bibliografía.
4 PRASSE, pág. 299.
5 Comunicación oral al autor de Diego Chinea.
6 Ver «El árbol de la nación Canaria» de Áfrico Amasik en general y el capítulo
dedicado a los maxios en particular. 7 ESCUDERO, pág.
439.
8 MARÍN DE
CUBAS. Copia Benítez, fol 77v.
9 ESCUDERO, pág. 439.
10 SCORY, pág. 51.
Formas que adoptan los maxio
11 MARÍN
DE CUBAS. Copia Vergara, pág. 153.
12 Ver nota anterior.
13 MARÍN
DE CUBAS. Copia Vergara, pág. 183.
14 Ver RODRÍGUEZ LÓPEZ: «Vacaguaré», pág. 59.
15 Copia Benftez, f. 126v.
16 Copia Bem'tez, f. 3v-4.
17 Copia Vengara pág. 153.
18 HUPALUPA, pág. 71.
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