Dr. Ignacio Reyes
Hasta donde sabemos, y conforme a la estrategia
constitutiva practicada por las comunidades antiguas, las poblaciones isleñas
también armaron un discurso comprensivo e integrador de su realidad natural,
social e histórica. Guía necesaria para la aplicación de los principios de
solidaridad y represión que habían de garantizar la cohesión, subsistencia y
reproducción del grupo, su cosmovisión contenía por supuesto ingredientes
míticos de inspiración religiosa:
Por descontado,
cabe pensar en cierta influencia cristiana en esa formulación, bien en la redacción de la crónica o bien en unas creencias
insulares que habían convivido durante bastante tiempo con los misioneros
europeos. Pero, en realidad, esa imagen creacionista es mucho más antigua en la
historia mitológica de la humanidad que la religión de la cruz.
Con todo, un lugar no menos importante ocuparon así mismo
los anclajes más mundanos, también confiados a una tradición oral que, con
mayores o menores distorsiones, alienta todavía en la memoria, la percepción y
los comportamientos de una parte –con seguridad, menguante– de los isleños
actuales:
[...] ilos
maestros eran mujeres para niñas, íhombres para enseñar
muchachos; no conocíeron letras ní caracteres (aunque se Valían
depinturatosca). La doctrína eran historias como corridos i jacaras
deValientes, de sus Reíes i hombres señalados, linajes, i otras cosas decampo
de plantar, sembrar, i lluuias, í señales de los tiempos Como pronosticos en
refrançitos [Cedeño (ca.
1490: 15r) 1993: 373].
Ni la ideología ni el propósito de los conquistadores les
dejó mucho margen para ponderar y comprender la complejidad de la visión ínsuloamazighe del mundo, donde la realidad material,
espiritual y divina se concebía en una existencia común que compartían los habitantes
y elementos de la naturaleza, imbuidos todos de sensibilidad, voluntad y
consciencia. Un conocimiento asumido como estratégico y, en consecuencia,
sometido a una circulación restringida:
Esto es lo que
de las costumbres de los naturales he podido, con mucha dificultad y trabajo,
acaudalar y entender, porque son tan cortos y encogidos los guanches viejos
que, si las saben, no las quieren decir, pensando que divulgarlas es menoscabo
de su nación [Espinosa
(1594: 27v) 1980: 45].
De ahí que, junto a esas confusas lecturas europeas,
tampoco abunden las revelaciones expresadas en la lengua insular, perspectiva
principal de nuestro análisis como ya adelantamos en su día. Queda quizá la
excepción de esa mitología más ligada a la organización social y política de
las comunidades isleñas, mejor representada en las fuentes documentales, cuyos
contenidos y alcance requerirán un tratamiento específico. Ahora, como ejemplo
de las instancias etnolingüísticas que se movilizaron en la factura y
fertilización de esos mitos, repasaremos el único caso donde la propia voz
nativa habla de la fundación de un primer asentamiento insular:
Los naturales
Guanches viejos dizen que tienen noticia de
inmemorable tiempo, que vinieron a esta Isla sesenta personas, mas
no saben de donde, y se juntaron y hizieron su habitacion junto a Icode que es
vn lugar desta Isla, y el lugar de su morada llamauan en su lengua.
Alzanxiquian abcanahac xerax, que quiere dezir, Lugar del
ayuntamiento del hijo del grande [Espinosa (1594: 15v-16r) 1980: 33].
Admisible en términos generales, la traducción del dominico
alcalaíno no vierte la riqueza de matices que contiene el enunciado insular.
Pero su exquisita versión de este mito fundacional, que presenta como un
topónimo sin duda peculiar, nos permite apreciar una de las articulaciones más
relevantes tejidas en la concepción cosmogónica de las Islas.
En notación moderna, la proposición revela que als-ângh ikiyan abz´ a-nn ahaz´
Ahgheragh, es decir,
‘recomienza para nosotros el origen (del) ayuntamiento que es allí donde está
el vínculo con el Grande’. Toda una declaración colectiva que convoca dos
aspectos medulares para su comprensión de la existencia: el nuevo trayecto
vital (als) del grupo ‘fecunda sus raíces’ (ikiyan abz´),
genera un origen, en una estrecha ‘cercanía o conexión con la divinidad’ (ahaz´
Ahgheragh). Por tanto, inauguran el tiempo identitario de la memoria.
Glosario
corrido: composición poética popular en la que se canta alguna
aventura, hecho o historia.
jácara: cuento o historia que se solía cantar y bailar.
jácara: cuento o historia que se solía cantar y bailar.
Fuentes
CEDEÑO,
Antonio. (ca. 1490). Conquista
de la isla de Gran Canaria vna de las 7, en
F. Morales Padrón (1993: 343-381).
ESPINOSA, Alonso de. 1594. Del Origen y milagros de la Santa Imagen de nuestra Señora de Candelaria, que aparecio en la Isla de Tenerife, con la descripcion de esta Isla. Compuesto por el Padre Fray Alonso de Espinosa de la Orden de Predicadores, y Predicador de ella. Sevilla: Juan de León. [Hay ed. moderna de A. Cioranescu, publicada en S/C de Tenerife por Goya en 1980]. ntes
Bibliografía
MORALES PADRÓN, Francisco (ed.). 1993 (1978). Canarias: crónicas de su
conquista. Las Palmas de
Gran Canaria: Cabildo Insular (Ínsulas de la Fortuna, 2), 2ª ed.
REYES
GARCÍA, Ignacio. 2004. Cosmogonía
y lengua en Canarias. S/C de
Tenerife. Foro de Investigaciones Sociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario