Volumen V
CAPITULO-III
PANTEON DE LA IGLESIA DEL
PUEBLO GUANCHE
DIOS LUNA ACHUGUAYU-II
Eduardo Pedro García Rodríguez
Achuguayo.
m. Tf. Rel. Divinidad masculina.
§ «Eli Ser Supremo' (Es la voz conservada
entre el vulgo)» [Belhencourt Alfonso (1911) 1994b: 260, 268].
— [Tr + Y2l
'at-u wayyu > acu-wayyo, prop. (léxicalizada) 'he aquí este
que es espiniu,causa, origen o guarda. [T]7 at; [Y]z guaya. (Ignacio Reyes García, 2011)
El Dios Luna Achuguayu en su aspecto físico.
El Luna juega varios papeles vitales que ayudan a sostener la vida en La Tierra,
En los años previos a nuestra tecnología moderna, registrar el tiempo no
era tarea fácil.
Los primeros observadores de El Luna también reconocieron que nuestro
vecino planetario tenía un efecto físico muy real sobre la propia Tierra. El
Luna es responsable por el
ascenso y descenso de las mareas oceánicas. Las mareas son causadas por
la atracción gravitacional de La
Luna, así que es obvio que El Luna atrae el agua de La Tierra hacia El. Esto crea
un pequeño bulto en dirección al Luna.
Lo menos obvio es que también hay un bulto en dirección opuesta al Luna,
por lo que de hecho hay dos mareas altas cada día. La otra marea alta que es
creada por la fuerza centrípeta de La Tierra. La Tierra y El Luna están rotando, y eso
causa que el agua en el extremo lejano también se mueva.
Para algunas formas de vida en La Tierra, el avance y retroceso de las mareas crea
útiles hábitats. Pero otro de los efectos gravitacionales de La Luna sobre nuestro planeta es
directamente responsable de nada menos que la continua supervivencia de la
propia vida terrestre. La Luna estabiliza el clima de La Tierra.
El efecto gravitacional de La
Luna mantiene
constante el grado de inclinación del eje de rotación de La Tierra. Esta
inclinación es lo que mantiene el ciclo repetible de estaciones mientras La Tierra orbita a la Sol. Si no tuviéramos El
Luna, o si fuera mucho más pequeña, por ejemplo, podríamos probar
matemáticamente que la inclinación de nuestro polo norte variaría muchísimo con
ese ángulo pasando, digamos, de 0 a 90 grados. Actualmente es de 23.5 grados, y
de hecho variaría caóticamente.
En conclusión, El Luna ha jugado un rol irremplazable en la estabilidad
del eje de rotación de nuestro planeta y por lo tanto de nuestro clima y de
nuestra vida. Siendo tan importante para nosotros, con el paso de los milenios,
y con la prominente y constante presencia de El Luna en nuestro cielo nocturno,
el hombre finalmente comenzó con las especulaciones sobre su origen.
En la tradición religiosa de
las culturas mas avanzadas de cada época, una deidad lunar es un dios o una
diosa asociada con o simboliza la luna. Estas deidades pueden tener una
variedad de funciones y tradiciones dependiendo de la cultura, pero a menudo
relacionada con la deidad solar. A pesar de que pueden estar relacionados, son
distintos de la deidad solar. Deidades lunares pueden ser masculinas o
femeninas, y por lo general se celebran a ser del sexo opuesto de la deidad
solar correspondiente. Deidades lunares masculinas son algo más comunes en todo
el mundo, a pesar de las deidades femeninas son más conocidos en los tiempos
modernos debido a la influencia de la tradición
clásica griega, romana y
católica, que celebró la luna para ser mujer.
El ciclo mensual del Luna, en
contraste con el ciclo anual de la trayectoria de la Sol, ha sido implícitamente
ligado a los ciclos menstruales de las mujeres en muchas culturas, como es
evidente en la relación entre las palabras de la menstruación y de la luna, de
muchos idiomas resultantes.
Dioses lunares masculinos
también son frecuentes, como el pecado de los mesopotámicos, Mani de las tribus
germánicas, el dios japonés Tsukuyomi.
También hay muchas deidades
lunares que prevalecían en las civilizaciones griega y egipcia. Por ejemplo,
Ibis y Chonsu de Tebas fueron deidades lunares. Thoth era también una deidad
lunar, pero su personaje es mucho más complejo de lo que Ibis y Chonsu.
Igualmente importante es que
muchas religiones y sociedades son cronológicamente orientado por el Luna en
oposición a la Sol. Un
ejemplo común es el hinduismo, en el que la palabra Chandra significa luna y
tiene un significado religioso durante muchos festivales hindúes.
Cabe señalar que la mayoría de
las civilizaciones más antiguas mencionadas anteriormente tenían deidades
lunares masculinas y fue sólo más tarde con
las culturas, los clásicos greco.romanos que mayoría de las personas están familiarizadas,
que implantaron Diosas lunares
femeninas.
La luna ocupa un lugar
destacado en el arte y la literatura, así como la supuesta influencia de la
luna en los asuntos humanos.
El Dios Luna en otras religiones
En la religión japonesa, la Diosa Amaterasu es
la entidad Solar, y un Dios masculino
Lunar Tsukuyomi. De esa
forma, tenemos dos arquetipos muy fuertes que se juegan en el ser humano,
independientemente de su cultura. Por un lado, está lo que nos nutre y protege;
y por otro lado, lo que nos impulsa a ser nosotros mismos en nuestro máximo
esplendor.
Mesopotamia
SIN
Dios Luna, hijo de Enlil y padre
de Shamash y de Ishtar (aunque esta también aparecía como hija de Anu) así como
de Nusku, dios del fuego. Su nombre sumerio era Nannar o Nanna. También aparece
bajo el nombre de Zuen o Nanna-Suen. Gobernaba el paso de los meses, con sus
cambios de fase resultaba un dios misterioso y era aquel "cuyo corazón
profundísimo ningún dios podía penetrar", al final del mes los demás
dioses venían a consultarle y escuchar sus decisiones y consejos. Se le
representaba como un anciano de larga barba color lapis-lázuli y cubierto con
un turbante, su símbolo era la luna creciente. Junto con Shamash e Ishtar,
miembro de la "Tríada semita" de dioses con relaciones celestes que
se incorporó al panteón mesopotámico desde el Periodo Acadio. Se le asimilaba
con Ningal o Nigal (la gran señora). Se le rendía culto en Harran y
especialmente en Ur, en el templo de Egishnugal. Junto con sus hijos Shamash e
Ishtar forma una triada astral babilónica. Se le representaba mediante un
creciente lunar y su número era el 30 (número aproximado de días en un mes
lunar ideal).
ADAD O ISHKUR
Dios de doble aspecto: El
terrible rige los vendavales, truenos, rayos y tormentas, él fue el generador
del diluvio que eliminó a los hombres por orden de Bel. El benéfico rige las
aguas fecundantes, las lluvias y el rocío. Se trata de una deidad muy popular
en toda la región de Oriente Medio, conocida por los Canaanitas como Hadad,
Buriash para los Cassitas y Teshup para los Hurritas.
Normalmente se le consideraba hijo de An, aunque también se
le hacía hijo de Enlil según otras tradiciones. La Diosa madre Shala, quizás
también de procedencia Hurrita, era su esposa. Algunos de sus poderes fueron
asimilados por los dioses supremos sumerios: An y Enlil. Se solía representar
mediante una figura humana en pie sobre un toro (a veces un león u otro animal
mitológico o mezcla de ambos), portando en ocasiones rayos, hachas o una
horquilla ondulada, símbolo del rayo. En época Cassita su símbolo era dicha
horquilla. La constelación Guanna, "el Toro Celeste", Tauro, estaba
dedicada a él.
DIOS LUNA “EL”
Los textos de Ugarit se
refieren al dios Luna como “EL”, muy
probablemente relacionado con el Alá del Islam, ya que su símbolo era la
luna creciente, similar a la que puede verse en las mezquitas musulmanas.
Y según la tradición, las mezquitas están flanqueadas por minaretes que
parecen grandes cohetes. Nabuna’id y sus descendientes también estuvieron
vinculados a la emergencia en el escenario del mundo antiguo de los persas,
nombre dado a un conjunto de pueblos situados en la plataforma iraní y que
incluían las viejas Anshan y Elam sumerias y la tierra de los Medos,
responsables de la desaparición de Asiria. Fue en el siglo sexto a.e,a., que
una tribu llamada los Asmodianos por los historiadores griegos emergió
al norte de aquellos territorios, los invadió y los unificó para convertirlos
en un poderoso imperio. Aunque racialmente son considerados indoeuropeos
o arios, su nombre tribal derivaba de sus ancestros Hakham-Anish,
que significa “Hombre Sabi”’ en hebreo semítico, un hecho que se
atribuye a la influencia de judíos exiliados pertenecientes a las Diez
Tribus que habían sido reubicadas por los asirios en esa región. Los Persas
Asmodianos aparentemente adoptaron el panteón sumerio-acadio, que
era semejante a la cultura Hurrian-Mitannian, lo que lo relaciona
con los Vedas indoarios, escritos en sánscrito.
HADAD,
el Dios Luna Arameo
“La religión de
los arameos, carecía de unidad, porque dada su dispersión en el tiempo y en el
espacio, fueron adoptando las divinidades de los países en los que se
asentaron. La onomástica, generalmente compuesta con el nombre de algún dios,
los documentos cuneiformes asirios, la Biblia y los escritores grecorromanos,
especialmente Luciano (De Dea Syria), son las fuentes principales para conocer
sus ideas religiosas. Cuando a mediados del segundo milenio a.e.a., hacen su
aparición en la historia (v. I) procedentes del desierto siroarábigo, su
religión debía ser semejante a la de los demás semitas nómadas.
Los documentos
a. más antiguos proceden de los s. x y ix a.e.a., y a partir de entonces ya
podemos conocer directamente sus creencias: el dios de las tormentas, Hadad (v.
Baal) junto con la Diosa
madre (v. Astarté) eran las divinidades principales.
En las
inscripciones del s. ix a.e.a., los dioses más representativos son: Hadad, dios
de las tormentas, que trae las lluvias necesarias para la agricultura y
representa el poder generador; Baalsamin, señor de los cielos, que puede ser
otra denominación de Hadad (también conocido por Baal), o que puede ser también
una divinidad distinta cada vez más identificada con la Sol; la Diosa lamas era la Sol femenina, y como se creía
que durante la noche recorría el mundo subterráneo, se pensaba que lo veía todo
y que, por tanto, representaba la justicia.
En Hierápolis (actual
Mambiy) el dios principal era Hadad, cuyo culto acabó fundiéndose con el de la Sol; en Damasco, Hadad era
conocido por Tab Rimmón (bueno es el Tonante), y el rey Ajaz (o Acaz) tomó su
altar de modelo para el templo de Jerusalén; en IHamat del Orontes recibía el
nombre de Wer o Mer; también en Alepo el dios principal era Hadad; su culto se
difundió por todo el mundo grecorromano.
A la pareja
formada por Hadad y Atargatis, se le atribuyó un hijo, Simio, que como todas
las divinidades subterráneas y curativas era de sexo dudoso, por lo que a veces
se le llama Simia, en femenino. Este dios joven fue asimilado a Asklepios o
Esculapio; sus funciones eran semejantes al Résef cananeo, equivalente al Esmún
fenicio que luego se equiparó a Mercurio.” (Cortesía
de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991).
THOT, Dios
Luna egipcio
Los antiguos egipcios adoraban al Luna a través del Dios
Thot. Thot es el nombre dado por los griegos,
el egipcio es Dyehuty
Características:
Dios de todo
conocimiento, contador del tiempo. Era el escriba de los dioses, y por lo tanto
patrono de los escribas. Era también el Dios-Luna y luce la corona combinada
del creciente y la luna llena sobre la cabeza, y el mismo pico del ibis,
curvado, tiene el mismo simbolismo lunar según Hart. Thoth es el dios que
da las “palabras sagradas”(nombre que dan los egipcios a los jeroglíficos), o
palabras mágicas, que solo pueden ser conocidas y manejadas por los escribas,
poseedores del conocimiento mágico.
El Dios Thot, desempeñaba un gran número de
funciones, considerado un Dios lunar (con esta forma aparece representado
algunas veces, portando una media luna encima de su cabeza de Ibis, pues
simboliza el lado brillante de la luna que contiene la esencia de la Sabiduría creadora),
también considerado el intermediario de los Dioses, Señor de la Escritura, de la Palabra y del Sabio
pensamiento, actuaba como iniciador de los Misterios, también era el guardián
de las puertas del inframundo y pesaba el corazón de los muertos para
determinar su destino, como Dios del Conocimiento era el Sabio Maestro que
confiaba los secretos de su arte a sus iniciados, a los elegidos de entre los
humanos, tuvo como misión iniciar en la tierra “la tradición perenne”,
heredada de las jerarquías celestes, a los primeros faraones y sacerdotes
de Egipto.
También era el encargado de
medir el tiempo y fue el creador del primer calendario, por lo que el primer
mes lleva su nombre. Otra de sus funciones dentro de la religion egipcia era la
de ser el arquitecto que conocía todos los trazados y la trayectoria
de todas las cosas e inventor de la
Lira (instrumento musical).
JONSU
Nombre egipcio: jonsu (ḫnsw)
(otras grafías: Khonsu, Khonshu, Chonsu, Khensu, Khons).
Dios lunar en la religión egipcia asociado con la
medicina era protector de los enfermos y el que ahuyentaba a los malos
espíritus. También representaba la fertilidad de la Tierra, el poder
germinador, y los nacimientos. Fue relacionado con el curso del tiempo.
EL DIOS Luna en el judaismo
El único de los veinte
Patriarcas bíblicos que ha llegado a tener significación arqueológica ha sido
Abraham. De los demás puede decirse –por afirmaciones bíblicas corroboradas por
la arqueología que ni siquiera fueron monoteístas, por tanto no tuvieron a
Yahvé por Dios. La Torá
de esto no hace ningún misterio, y son varios los pasajes donde se hace esta
afirmación.
Por ejemplo, en “Josué” se
lee: “Y dijo Josué a todo su pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros
padres habitaron antiguamente de esotra parte del río, es á saber, Tharé, padre
de Abraham y de Nachôr; y servían a dioses extraños” (Josué 24 – 2).
Mucho tiempo después, dice
Jacob: “El es el Dios de Israel”. Ahora bien, “El” era un dios venerado en
Caldea y en Canaán. El dios que los israelitas no aceptaron nunca fue “Baal”,
pues era un dios solar.
La Biblia da precisiones en cuanto
a la salida de Abraham de “Ur de los Caldeos” o Ur Kashdim (ciudad dedicada al
culto de Nanna, dios lunar) para dirigirse a Harrán, a través del reino de
Mari, viajando hacia el Norte. Abraham permaneció en Harrán hasta la edad de 75
años y luego Yahvé le ordenó dirigirse al Este.
Según los analistas, el
punto de llegada –por ser posta de caravanas– debió ser Alepo; de allí,
viajando hacia el Sur, llega a Sichem, propiamente “hasta la encina de Sichem”.
Allí se dirigió al oriente
de la “casa de El” y edificó un altar a Yahvé.
Todo este itinerario ha
sido analizado y desmenuzado cuidadosamente por exégetas y arqueólogos;
especialmente después de las excavaciones de Mari donde se encontraron
importantes tabletas cuneiformes –que datan del Siglo XVIII a.e.a., y que han
cambiado la visión arqueológica del viaje de Abraham.
Durante las minuciosas
excavaciones –y las dificultosas traducciones– se han presentado algunos
curiosos episodios; como el hecho de que Abraham siguió el itinerario de los
dioses lunares, pues todos los puntos de arribo de su largo viaje fueron
importantes santuarios lunares.
En general los hebreos
tienen una cultura lunar, y su propia semana de siete días (que nosotros
usamos) corresponde a las divisiones del calendario lunar. Muchos años después
–época de los Hiksos– se instalan en el Egipto Medio en proximidad a Hermópolis,
la ciudad de Thot, el Dios Luna egipcio.
Ahora bien, Abraham –según
lo especifica claramente Flavio Josefo en Antigüedades Judías– era astrónomo
caldeo, por lo cual se hace evidente que viajaba en compañía de otros eruditos
transportando instrumentos y conocimientos científicos que después insertaron
en la Biblia.
Otro punto importante
aportado por la arqueología es que Ur y Harrán poseían idénticos santuarios
lunares dedicados al dios Nanna-Sin –símbolo masculino de la luna– pues al
igual que para los antiguos egipcios, como los modernos alemanes y árabes, la Luna caldea era masculina. Un
minucioso arqueólogo y exegeta es A. Parrot y de él citamos el siguiente
ilustrativo pasaje: “No parece dudoso que muchos de estos nombres (Taré, Sara,
Milka) parecen mantener la traza de antiguos cultos lunares, ya se trate del de
Ur lo mismo que el Harrán. Esto no comporta ninguna dificultad porque en esta
época de la historia bíblica (1500 a.C.) los Patriarcas eran politeístas. Este
Dios Luna era, como sabemos, Nanna–Sin al que los caldeos representaban con el
aspecto de un hombre venerable, con una tiara, barba larga, y con los atributos
del poder en las manos, el bastón y el látigo. El abandonar Ur de los Caldeos,
los patriarcas no se alejaron de su dios lunar porque en Harrán volverán a
encontrarlo”.
La conclusión es que el
séquito de Abraham incluía un conjunto de astrónomos inclinados a la religión
lunar. Habiéndonos ubicado en esta remota antigüedad es interesante observar
cómo el profesionalismo puede estar armonizado con una propensión religiosa.
Ser astrónomo era entonces no sólo una actividad intelectual como lo es hoy,
sino que también correspondía a una situación emotiva y religiosa. Esta
inserción de los hombres en una “Cosmovisión” es uno de los rasgos característicos
de los científicos de la antigüedad. El hombre por su emoción y su intelecto,
se integraba al Cosmos.” (José Álvarez López)
Dios Luna de los inuit
Sila, Sla (o tla) o Silap inua.
Los esquimales (nombre que viene probablemente de la palabra de los indios
wabanaki eskimantsik “comedor de carne cruda”) se designan a sí mismos con el
nombre de inuit, “hombres”, “propietarios” (de un lugar), en singular inuk, en
Alaska yuit, en las islas Aleutianas unangan. Habitan hoy una región que se extiende
sobre diez mil kilómetros, desde el extremo oriente de Siberia y desde las
islas Aleutianas en el oeste hasta Groelandia oriental en el este.
En lengua esquimal, la
noción clave del mundo sobrenatural con sus poderes, sus dioses y sus
espíritus, es inua, posesivo de inuk, “hombre”, que significa “su señor, ”su
persona”. Todo en la naturaleza y en el mundo animal tiene su “señor”, su
protector sobrenatural (o su espíritu, o su divinidad). La divinidad suprema de
la tierra y del cielo en los vastos territorios de los esquimales del este y
del centro lleva el nombre de Sila (“aire”, “meteoro”, “mundo”, “inteligencia”,
“sabiduría”), el de Hila entre los esquimales caribúes, y el de Sla (o Tla) o
Silap inua ("señor de Sila") ente los esquimales de Alaska.
Tampoco tiene un lazo directo
con el culto. Resumiendo toda la experiencia de la naturaleza, es representada
por las fuerzas naturales, ante todo por el viento, la tempestad de nieve, las
nubes y las lluvias, así como por el mar y la atmósfera, que desempeñan un gran
papel en la vida del esquimal y son a menudo de una importancia decisiva en su
vida de cazador y pescador. Por consiguiente, sobre todo en los momentos de
gran peligro y necesidad, se recurre a esta divinidad suprema considerada como
la instancia más alta y más susceptible de actuar sobre el destino, en general
no le consagra ningún culto organizado. (Ivar Paulson)
Dioses lunares en diferentes continentes
América del Norte y del Sur
masculino Coniraya, religión inca)
Alignak. masculino
Igaluk, masculino
masculino Tarqiup Inua
Mesoamérica
masculino Tecciztecatl see Metztli
Awilix femenina y masculina
Ixbalanqué masculina
Antiguo Cercano Oriente
Dioses del Luna masculinos
Ta'lab masculina
Wadd masculino
Yarikh masculino
Napir masculino
Kaskuh masculino
Kusuh masculino
Sin masculino
Aglibol masculino
Europa
Ealadha masculino
Meness masculino
masculino Mani
Yarilo masculino
Asia
masculino Chandra o "Indu '
Soma masculino
África
Khonsu masculina
masculino Thoth
Arebati masculino
Kalfu masculino
Oceanía
Kidili masculino
Papare
Avatea masculino
Fati masculino
Marama masculino
Ngalindi masculino
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