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jueves, 31 de octubre de 2013

LA DIOSA MADRE EN LAS ISLAS CANARIAS - III -II





Volumen V

CAPITULO-III


PANTEON DE LA IGLESIA DEL PUEBLO GUANCHE

DIOS LUNA ACHUGUAYU-II




Eduardo Pedro García Rodríguez
Achuguayo. m. Tf. Rel. Divinidad masculina.
§ «Eli Ser Supremo' (Es la voz conservada entre el vulgo)» [Belhencourt Alfonso (1911) 1994b: 260, 268].
[Tr + Y2l 'at-u wayyu > acu-wayyo, prop. (léxicalizada) 'he aquí este que es espiniu,causa, origen o guarda. [T]7 at; [Y]z guaya.  (Ignacio Reyes García, 2011)

El Dios Luna Achuguayu en su aspecto físico.

El Luna juega varios papeles vitales que ayudan a sostener la vida en La Tierra,

En los años previos a nuestra tecnología moderna, registrar el tiempo no era tarea fácil.
Los primeros medidores del tiempo tenían dos opciones: podían monitorear la  Sol o El Luna.

Los primeros observadores de El Luna también reconocieron que nuestro vecino planetario tenía un efecto físico muy real sobre la propia Tierra. El Luna es responsable por el ascenso y descenso de las mareas oceánicas. Las mareas son causadas por la atracción gravitacional de La Luna, así que es obvio que El Luna atrae el agua de La Tierra hacia El. Esto crea un pequeño bulto en dirección al Luna.

Lo menos obvio es que también hay un bulto en dirección opuesta al Luna, por lo que de hecho hay dos mareas altas cada día. La otra marea alta que es creada por la fuerza centrípeta de La Tierra. La Tierra y El Luna están rotando, y eso causa que el agua en el extremo lejano también se mueva.

Para algunas formas de vida en La Tierra, el avance y retroceso de las mareas crea útiles hábitats. Pero otro de los efectos gravitacionales de La Luna sobre nuestro planeta es directamente responsable de nada menos que la continua supervivencia de la propia vida terrestre. La Luna estabiliza el clima de La Tierra.

El efecto gravitacional de La Luna mantiene constante el grado de inclinación del eje de rotación de La Tierra. Esta inclinación es lo que mantiene el ciclo repetible de estaciones mientras La Tierra orbita a la Sol. Si no tuviéramos El Luna, o si fuera mucho más pequeña, por ejemplo, podríamos probar matemáticamente que la inclinación de nuestro polo norte variaría muchísimo con ese ángulo pasando, digamos, de 0 a 90 grados. Actualmente es de 23.5 grados, y de hecho variaría caóticamente.

En conclusión, El Luna ha jugado un rol irremplazable en la estabilidad del eje de rotación de nuestro planeta y por lo tanto de nuestro clima y de nuestra vida. Siendo tan importante para nosotros, con el paso de los milenios, y con la prominente y constante presencia de El Luna en nuestro cielo nocturno, el hombre finalmente comenzó con las especulaciones sobre su origen.
En la tradición religiosa de las culturas mas avanzadas de cada época, una deidad lunar es un dios o una diosa asociada con o simboliza la luna. Estas deidades pueden tener una variedad de funciones y tradiciones dependiendo de la cultura, pero a menudo relacionada con la deidad solar. A pesar de que pueden estar relacionados, son distintos de la deidad solar. Deidades lunares pueden ser masculinas o femeninas, y por lo general se celebran a ser del sexo opuesto de la deidad solar correspondiente. Deidades lunares masculinas son algo más comunes en todo el mundo, a pesar de las deidades femeninas son más conocidos en los tiempos modernos debido a la influencia de la tradición  clásica griega,  romana y católica, que celebró la luna para ser mujer.
El ciclo mensual del Luna, en contraste con el ciclo anual de la trayectoria de la Sol, ha sido implícitamente ligado a los ciclos menstruales de las mujeres en muchas culturas, como es evidente en la relación entre las palabras de la menstruación y de la luna, de muchos idiomas resultantes.
Dioses lunares masculinos también son frecuentes, como el pecado de los mesopotámicos, Mani de las tribus germánicas, el dios japonés Tsukuyomi.
También hay muchas deidades lunares que prevalecían en las civilizaciones griega y egipcia. Por ejemplo, Ibis y Chonsu de Tebas fueron deidades lunares. Thoth era también una deidad lunar, pero su personaje es mucho más complejo de lo que Ibis y Chonsu.
Igualmente importante es que muchas religiones y sociedades son cronológicamente orientado por el Luna en oposición a la Sol. Un ejemplo común es el hinduismo, en el que la palabra Chandra significa luna y tiene un significado religioso durante muchos festivales hindúes.
Cabe señalar que la mayoría de las civilizaciones más antiguas mencionadas anteriormente tenían deidades lunares masculinas y fue sólo más tarde con  las culturas, los clásicos greco.romanos que  mayoría de las personas están familiarizadas, que implantaron  Diosas lunares femeninas.
La luna ocupa un lugar destacado en el arte y la literatura, así como la supuesta influencia de la luna en los asuntos humanos.



El Dios Luna en otras religiones

En la religión japonesa, la Diosa Amaterasu es la entidad Solar, y un Dios masculino  Lunar Tsukuyomi.    De esa forma, tenemos dos arquetipos muy fuertes que se juegan en el ser humano, independientemente de su cultura. Por un lado, está lo que nos nutre y protege; y por otro lado, lo que nos impulsa a ser nosotros mismos en nuestro máximo esplendor.

            Mesopotamia


SIN
Dios Luna, hijo de Enlil y padre de Shamash y de Ishtar (aunque esta también aparecía como hija de Anu) así como de Nusku, dios del fuego. Su nombre sumerio era Nannar o Nanna. También aparece bajo el nombre de Zuen o Nanna-Suen. Gobernaba el paso de los meses, con sus cambios de fase resultaba un dios misterioso y era aquel "cuyo corazón profundísimo ningún dios podía penetrar", al final del mes los demás dioses venían a consultarle y escuchar sus decisiones y consejos. Se le representaba como un anciano de larga barba color lapis-lázuli y cubierto con un turbante, su símbolo era la luna creciente. Junto con Shamash e Ishtar, miembro de la "Tríada semita" de dioses con relaciones celestes que se incorporó al panteón mesopotámico desde el Periodo Acadio. Se le asimilaba con Ningal o Nigal (la gran señora). Se le rendía culto en Harran y especialmente en Ur, en el templo de Egishnugal. Junto con sus hijos Shamash e Ishtar forma una triada astral babilónica. Se le representaba mediante un creciente lunar y su número era el 30 (número aproximado de días en un mes lunar ideal).

ADAD O ISHKUR
Dios de doble aspecto: El terrible rige los vendavales, truenos, rayos y tormentas, él fue el generador del diluvio que eliminó a los hombres por orden de Bel. El benéfico rige las aguas fecundantes, las lluvias y el rocío. Se trata de una deidad muy popular en toda la región de Oriente Medio, conocida por los Canaanitas como Hadad, Buriash para los Cassitas y Teshup para los Hurritas.
Normalmente se le consideraba hijo de An, aunque también se le hacía hijo de Enlil según otras tradiciones. La Diosa madre Shala, quizás también de procedencia Hurrita, era su esposa. Algunos de sus poderes fueron asimilados por los dioses supremos sumerios: An y Enlil. Se solía representar mediante una figura humana en pie sobre un toro (a veces un león u otro animal mitológico o mezcla de ambos), portando en ocasiones rayos, hachas o una horquilla ondulada, símbolo del rayo. En época Cassita su símbolo era dicha horquilla. La constelación Guanna, "el Toro Celeste", Tauro, estaba dedicada a él.

DIOS LUNA “EL”

Los textos de Ugarit se refieren al dios Luna como EL”, muy probablemente  relacionado con el Alá del Islam, ya que su símbolo era la  luna creciente, similar a la que puede verse en las mezquitas musulmanas. Y según la tradición, las mezquitas están flanqueadas por minaretes que parecen grandes cohetes. Nabuna’id y sus descendientes también estuvieron vinculados a la emergencia en el escenario del mundo antiguo de los persas, nombre dado a un conjunto de pueblos situados en la plataforma iraní y que incluían las viejas Anshan y Elam sumerias y la tierra de los Medos, responsables de la desaparición de Asiria. Fue en el siglo sexto a.e,a., que una tribu llamada los Asmodianos por los historiadores griegos emergió al norte de aquellos territorios, los invadió y los unificó para convertirlos en un poderoso imperio. Aunque racialmente son considerados indoeuropeos o arios, su nombre tribal derivaba de sus ancestros Hakham-Anish, que significa “Hombre Sabi”’ en hebreo semítico, un hecho que se atribuye a la influencia de judíos exiliados pertenecientes a las Diez Tribus que habían sido reubicadas por los asirios en esa región. Los Persas Asmodianos aparentemente adoptaron el panteón sumerio-acadio, que era semejante a la cultura Hurrian-Mitannian, lo que lo relaciona con los Vedas indoarios, escritos en sánscrito. 

HADAD, el Dios Luna Arameo

“La religión de los arameos, carecía de unidad, porque dada su dispersión en el tiempo y en el espacio, fueron adoptando las divinidades de los países en los que se asentaron. La onomástica, generalmente compuesta con el nombre de algún dios, los documentos cuneiformes asirios, la Biblia y los escritores grecorromanos, especialmente Luciano (De Dea Syria), son las fuentes principales para conocer sus ideas religiosas. Cuando a mediados del segundo milenio a.e.a., hacen su aparición en la historia (v. I) procedentes del desierto siroarábigo, su religión debía ser semejante a la de los demás semitas nómadas.
Los documentos a. más antiguos proceden de los s. x y ix a.e.a., y a partir de entonces ya podemos conocer directamente sus creencias: el dios de las tormentas, Hadad (v. Baal) junto con la Diosa madre (v. Astarté) eran las divinidades principales.
En las inscripciones del s. ix a.e.a., los dioses más representativos son: Hadad, dios de las tormentas, que trae las lluvias necesarias para la agricultura y representa el poder generador; Baalsamin, señor de los cielos, que puede ser otra denominación de Hadad (también conocido por Baal), o que puede ser también una divinidad distinta cada vez más identificada con la Sol; la Diosa lamas era la Sol femenina, y como se creía que durante la noche recorría el mundo subterráneo, se pensaba que lo veía todo y que, por tanto, representaba la justicia.
En Hierápolis (actual Mambiy) el dios principal era Hadad, cuyo culto acabó fundiéndose con el de la Sol; en Damasco, Hadad era conocido por Tab Rimmón (bueno es el Tonante), y el rey Ajaz (o Acaz) tomó su altar de modelo para el templo de Jerusalén; en IHamat del Orontes recibía el nombre de Wer o Mer; también en Alepo el dios principal era Hadad; su culto se difundió por todo el mundo grecorromano.
A la pareja formada por Hadad y Atargatis, se le atribuyó un hijo, Simio, que como todas las divinidades subterráneas y curativas era de sexo dudoso, por lo que a veces se le llama Simia, en femenino. Este dios joven fue asimilado a Asklepios o Esculapio; sus funciones eran semejantes al Résef cananeo, equivalente al Esmún fenicio que luego se equiparó a Mercurio.” (Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991).

THOT, Dios Luna egipcio

Los antiguos egipcios adoraban al Luna a través del Dios Thot. Thot es el nombre dado por los griegos, el  egipcio es Dyehuty

Características: Dios de  todo conocimiento, contador del tiempo. Era el escriba de los dioses, y por lo tanto patrono de los escribas. Era también el Dios-Luna y luce la corona combinada del creciente y la luna llena sobre la cabeza, y el mismo pico del ibis, curvado, tiene el mismo simbolismo lunar según Hart. Thoth  es el dios que da las “palabras sagradas”(nombre que dan los egipcios a los jeroglíficos), o palabras mágicas, que solo pueden ser conocidas y manejadas por los escribas, poseedores del conocimiento mágico.

El Dios Thot, desempeñaba un gran número de funciones, considerado un Dios lunar (con esta forma aparece representado algunas veces, portando una media luna encima de su cabeza de Ibis, pues simboliza el lado brillante de la luna que contiene la esencia de la Sabiduría creadora), también considerado el intermediario de los Dioses, Señor de la Escritura, de la Palabra y del Sabio pensamiento, actuaba como iniciador de los Misterios, también era el guardián de las puertas del inframundo y pesaba el corazón de los muertos para determinar su destino, como Dios del Conocimiento era el Sabio Maestro que confiaba los secretos de su arte a sus iniciados, a los elegidos de entre los humanos,  tuvo como misión iniciar en la tierra “la tradición perenne”, heredada de las jerarquías celestes, a los primeros faraones y sacerdotes  de Egipto.

También era el encargado de medir el tiempo y fue el creador del primer calendario, por lo que el primer mes lleva su nombre. Otra de sus funciones dentro de la religion egipcia era la de ser el arquitecto que conocía todos los trazados y la trayectoria de todas las cosas e inventor de la Lira (instrumento musical). 

JONSU
Nombre egipcio: jonsu (nsw) (otras grafías: Khonsu, Khonshu, Chonsu, Khensu, Khons).
Dios lunar en la religión egipcia asociado con la medicina era protector de los enfermos y el que ahuyentaba a los malos espíritus. También representaba la fertilidad de la Tierra, el poder germinador, y los nacimientos. Fue relacionado con el curso del tiempo.

EL DIOS Luna en el judaismo

El único de los veinte Patriarcas bíblicos que ha llegado a tener significación arqueológica ha sido Abraham. De los demás puede decirse –por afirmaciones bíblicas corroboradas por la arqueología que ni siquiera fueron monoteístas, por tanto no tuvieron a Yahvé por Dios. La Torá de esto no hace ningún misterio, y son varios los pasajes donde se hace esta afirmación.

Por ejemplo, en “Josué” se lee: “Y dijo Josué a todo su pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente de esotra parte del río, es á saber, Tharé, padre de Abraham y de Nachôr; y servían a dioses extraños” (Josué 24 – 2).
Mucho tiempo después, dice Jacob: “El es el Dios de Israel”. Ahora bien, “El” era un dios venerado en Caldea y en Canaán. El dios que los israelitas no aceptaron nunca fue “Baal”, pues era un dios solar.

La Biblia da precisiones en cuanto a la salida de Abraham de “Ur de los Caldeos” o Ur Kashdim (ciudad dedicada al culto de Nanna, dios lunar) para dirigirse a Harrán, a través del reino de Mari, viajando hacia el Norte. Abraham permaneció en Harrán hasta la edad de 75 años y luego Yahvé le ordenó dirigirse al Este.

Según los analistas, el punto de llegada –por ser posta de caravanas– debió ser Alepo; de allí, viajando hacia el Sur, llega a Sichem, propiamente “hasta la encina de Sichem”.

Allí se dirigió al oriente de la “casa de El” y edificó un altar a Yahvé.

Todo este itinerario ha sido analizado y desmenuzado cuidadosamente por exégetas y arqueólogos; especialmente después de las excavaciones de Mari donde se encontraron importantes tabletas cuneiformes –que datan del Siglo XVIII a.e.a., y que han cambiado la visión arqueológica del viaje de Abraham.

Durante las minuciosas excavaciones –y las dificultosas traducciones– se han presentado algunos curiosos episodios; como el hecho de que Abraham siguió el itinerario de los dioses lunares, pues todos los puntos de arribo de su largo viaje fueron importantes santuarios lunares.

En general los hebreos tienen una cultura lunar, y su propia semana de siete días (que nosotros usamos) corresponde a las divisiones del calendario lunar. Muchos años después –época de los Hiksos– se instalan en el Egipto Medio en proximidad a Hermópolis, la ciudad de Thot, el Dios Luna egipcio.

Ahora bien, Abraham –según lo especifica claramente Flavio Josefo en Antigüedades Judías– era astrónomo caldeo, por lo cual se hace evidente que viajaba en compañía de otros eruditos transportando instrumentos y conocimientos científicos que después insertaron en la Biblia.

Otro punto importante aportado por la arqueología es que Ur y Harrán poseían idénticos santuarios lunares dedicados al dios Nanna-Sin –símbolo masculino de la luna– pues al igual que para los antiguos egipcios, como los modernos alemanes y árabes, la Luna caldea era masculina. Un minucioso arqueólogo y exegeta es A. Parrot y de él citamos el siguiente ilustrativo pasaje: “No parece dudoso que muchos de estos nombres (Taré, Sara, Milka) parecen mantener la traza de antiguos cultos lunares, ya se trate del de Ur lo mismo que el Harrán. Esto no comporta ninguna dificultad porque en esta época de la historia bíblica (1500 a.C.) los Patriarcas eran politeístas. Este Dios Luna era, como sabemos, Nanna–Sin al que los caldeos representaban con el aspecto de un hombre venerable, con una tiara, barba larga, y con los atributos del poder en las manos, el bastón y el látigo. El abandonar Ur de los Caldeos, los patriarcas no se alejaron de su dios lunar porque en Harrán volverán a encontrarlo”.

La conclusión es que el séquito de Abraham incluía un conjunto de astrónomos inclinados a la religión lunar. Habiéndonos ubicado en esta remota antigüedad es interesante observar cómo el profesionalismo puede estar armonizado con una propensión religiosa. Ser astrónomo era entonces no sólo una actividad intelectual como lo es hoy, sino que también correspondía a una situación emotiva y religiosa. Esta inserción de los hombres en una “Cosmovisión” es uno de los rasgos característicos de los científicos de la antigüedad. El hombre por su emoción y su intelecto, se integraba al Cosmos.” (José Álvarez López)

Dios Luna de los inuit

Sila, Sla (o tla) o Silap inua.

            Los esquimales (nombre que viene probablemente de la palabra de los indios wabanaki eskimantsik “comedor de carne cruda”) se designan a sí mismos con el nombre de inuit, “hombres”, “propietarios” (de un lugar), en singular inuk, en Alaska yuit, en las islas Aleutianas unangan. Habitan hoy una región que se extiende sobre diez mil kilómetros, desde el extremo oriente de Siberia y desde las islas Aleutianas en el oeste hasta Groelandia oriental en el este. 

 En lengua esquimal, la noción clave del mundo sobrenatural con sus poderes, sus dioses y sus espíritus, es inua, posesivo de inuk, “hombre”, que significa “su señor, ”su persona”. Todo en la naturaleza y en el mundo animal tiene su “señor”, su protector sobrenatural (o su espíritu, o su divinidad). La divinidad suprema de la tierra y del cielo en los vastos territorios de los esquimales del este y del centro lleva el nombre de Sila (“aire”, “meteoro”, “mundo”, “inteligencia”, “sabiduría”), el de Hila entre los esquimales caribúes, y el de Sla (o Tla) o Silap inua ("señor de Sila") ente los esquimales de Alaska.

Tampoco tiene un lazo directo con el culto. Resumiendo toda la experiencia de la naturaleza, es representada por las fuerzas naturales, ante todo por el viento, la tempestad de nieve, las nubes y las lluvias, así como por el mar y la atmósfera, que desempeñan un gran papel en la vida del esquimal y son a menudo de una importancia decisiva en su vida de cazador y pescador. Por consiguiente, sobre todo en los momentos de gran peligro y necesidad, se recurre a esta divinidad suprema considerada como la instancia más alta y más susceptible de actuar sobre el destino, en general no le consagra ningún culto organizado. (Ivar Paulson)

Dioses lunares en diferentes continentes

América del Norte y del Sur

masculino Coniraya, religión  inca)
Alignak. masculino
Igaluk, masculino
masculino Tarqiup Inua

Mesoamérica

masculino Tecciztecatl see Metztli
Awilix femenina y masculina
Ixbalanqué masculina

Antiguo Cercano Oriente

Dioses del Luna masculinos
Ta'lab masculina
Wadd masculino
Yarikh masculino
Napir masculino
Kaskuh masculino
Kusuh masculino
Sin masculino
Aglibol masculino

Europa

Ealadha masculino
Meness masculino
masculino Mani
Yarilo masculino

Asia

masculino Chandra o "Indu '
Soma masculino

África

Khonsu masculina
masculino Thoth
Arebati masculino
Kalfu masculino

Oceanía

Kidili masculino
Papare
Avatea masculino
Fati masculino
Marama masculino
Ngalindi masculino



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