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domingo, 20 de octubre de 2013

LA DIOSA MADRE EN LAS ISLAS CANARIAS-XXII-II







Volumen V


CAPITULO XXII-II


PETROGLIFOS Y OBJETOS DE CULTO EN LA RELIGIÓN GUANCHE


Eduardo Pedro García Rodríguez


Nuestros ancestros por supuesto que disponían de un arte sacro y realizaban figuras antropomorfas y zoomorfas con las que representaban diversos aspectos de las divinidades a las que rendían algún tipo de culto, especialmente a los lares o divinidades domesticas, este tipo de estatuaria por lo que representaba al no corresponder con los dogmas de la confesión religiosa impuesta, fue demonizada por esta, desatando desde las predicas y pulpitos una intensa campaña iconoclasta de cuyo resultado desapareció la imaginería de la Iglesia Guanche , algunos de cuyos restos o mejor dicho fragmentos han sido rescatados en los últimos tiempos, siendo objeto de sesudos estudios por parte de los herederos ideológicos de quienes en su día ordenaron su total destrucción.

La estatuaria sacra guanche estaba compuesta generalmente de figuras de pequeño tamaño que se han hallado en las Islas, especialmente en la de Gran Canaria, y que se relacionan con las concepciones de las divinidades que tenían los antiguos canarios. Algunas son las representaciones de los dioses paredros guanches, otras imágenes de seres benefactores usados a modos de talismanes. Algunos autores los vincula con las culturas prerromanas de nuestro continente africano al igual que el resto del arte rupestre guanche. Estas estatuillas suelen estar elaboradas en piedra, barro cocido o huesos de cetáceos.

Las crónicas nos confirman la existencia de una imaginería dedicada al culto en primigenia religión guanche. Veamos algunas de estas reseñas, en este caso referida a la Isla Tamarant: “Entrando otros en las casas, notaron que estaban fabricadas de piedras cuadradas, labradas con gran artificio y cubiertas de grandes y hermosas maderas.

Encontrando las puertas cerradas y queriendo ver el interior, las rompieron con piedras, lo que irritó á los fugitivos cuyos gritos retumbaban por todo el aire. Después de haber así roto las puertas, entraron en casi todas las casas, donde encontraron higos pasados en cestos de palma, tan buenos como los de Cesena, y trigo más hermoso que el nuestro, siendo este grano más largo, más abultado y más blanco, como lo era igualmente la cebada y otros cereales de que probablemente se alimentan los habitantes. Estas casas, muy bellas y cubiertas de hermosas maderas, eran muy blancas en el interior como si hubiesen sido albeadas con yeso.

“Encontré igualmente un oratorio ó templo en el cual no había absolutamente ninguna pintura ni adorno, tan sólo una estatua de piedra, representando la imagen de un hombre con una bola en la mano y desnudo, con un delantal de hojas de palma, que cubría las partes naturales, según la costumbre de los habitantes; la que quitaron de allí y habiéndola embarcado, la transportaron á Lisboa.” (Alvise Cadamosto).

Esta es la primera noticia que tenemos de los sacrilegios, profanaciones y depredaciones llevadas a cabo por los cristianos contra la ancestral Iglesia del Pueblo Guanche, de las muchas que tendrían lugar durante el periodo de la guerra de invasión de las islas por parte de los europeos.

ISLA ESERO  (EL HIERRO): Es la isla que posee un mayor catálogo de grabados rupestres alfabetiformes, y es también la que más ha sufrido la depredación por parte de inconscientes foráneos y serviles naturales quienes por ignorancia a cambio de  unos pocos euros se han prestado a saquear parte de los paneles de grabados. Esta depredación ha venido alcanzando tales cotas que, según comentarios, algunos europeos residentes en la Playa de las Américas en Tenerife, tienen los jardines de sus chalets decorados con lajas conteniendo grabados rupestres extraídos de los yacimientos del Julan en la isla del Hierro.

Las primeras noticias sobre el descubrimiento arqueológico de los grabados rupestres de la isla del Hierro surgen en 1873, como consecuencia del descubrimiento de los yacimientos de El Julan; recogidos de la tamusni (tradición oral) por J.A. de Urtusáustegui, quien anotó el hecho de que en los asientos de piedra de una construcción bimbache ubicada en éste paraje “había caracteres esculpidos” (1983:41) Pero el verdadero interés cinético por “Canales”

“y” “Los Letreros” se inicia con las prospecciones del cura bimbache (herreño) destinado en La Catedral de Las Palmas D. Aquilino Padrón quien posiblemente guiado también por la tamusni, exploró la zona baja de la Villa de Valverde. Uno de los primeros resultados de esta labor de campo fue el descubrimiento para la ciencia de la Cueva de La Candia, hecho que tuvo lugar en 1875, en el barranco del mismo nombre que discurre por las proximidades del Tamaduste. D. Aquilino cedió sus anotaciones para su estudio a su amigo Sabin Berthelot, éste las publicó en 1876.

Durante unas vacaciones de verano en 1881, D. Aquilino Padrón se hace acompañar del insigne Doctor, investigador e historiador tinerfeño D. Juan Bethencourt Alfonso, durante sus prospecciones consiguen descubrir otra estación ubicada en la localidad costera de La Caleta junto con otras situadas en unos barrancos que confluyen en el Puerto de La Caleta.

Los dibujos de estos grabados son publicados por V. Grau Bassas en 1881 y 1882, con algunos comentarios.

A comienzos del siglo XX, el capitán B. Domínguez localiza otro yacimiento en el Barranco de Tejeleita, éste hace entrega de sus notas al científico francés Rene Verneau quien las hace públicas en ese mismo año de 1882.

Los descubrimientos se suceden, y los estudios en torno a los mismos van enriqueciendo la bibliografía sobre los grabados descubiertos hasta el momento en las islas, “Ya desde 1876, el general G. Faidherbe ofrecía su punto de vista acerca del origen y valor cultural de los signos; unos años más tarde también A. Millares Torres, C. Pizarroso y Belmonte (1880) y G. Chil y Naranjo (1880). La obra más relevante que aporta la primera visión de conjunto sobre las características, procedencia y significado de las estaciones rupestres del Archipiélago la realizó el antropólogo R. Verneau, quien los publicó en diversos artículos y monografías (1882, 1887,1891)” (María de la Cruz Jiménez Gómez, 1996:362)

Sería el investigador tinerfeño D. Juan Bethencourt Alfonso quien prestara una mayor atención a los petroglifos de la isla del meridiano, impulsando incluso un ensayado de traducción de “los letreros” realizado por su amigo el filólogo inglés Señor Cambells, quien además izo una interpretación de las letras contenidas en las vestiduras de la antigua imagen de la Diosa Chaxiraxi como veremos más adelante, lamentablemente, la ingente obra de D. Juan Bethencourt fue condenada al ostracismo y no vio la luz hasta casi un siglo después de concluida, gracias a los esfuerzos del catedrático de la Universidad de La Laguna D. Manuel A. Fariña González y del librero y editor D. Francisco Lemus, quienes sacaron al público el primer volumen en el año de 1991.

Desde el mismo momento de su publicación, esta obra de D. Juan se ha convertido en fuente obligada de consulta para aquellos canarios que desean conocer el verdadero origen de sus ancestros, visto y relatado desde la óptica de un canario y no como venía siendo habitual desde la de los conquistadores y colonizadores. Desde su publicación esta obra ha supuesto un escollo en las pretensiones etnocentristas de gran parte de los intelectuales oficiales y oficialistas del sistema y aunque siempre había sido consultada y citada por éstos de manera casi clandestina, sigue siendo despreciada por parte de éstos, ya que no está acorde con toda una serie de falsos presupuestos y falacias históricas que habían sido montadas y sostenidas por el sistema colonial con el objeto de desenraizar al pueblo canario. Sistema el cual a pesar de las pruebas científicas, arqueológicas, lingüísticas, antropológicas, etnográficas etc., aún hoy en pleno siglo XXI, continua sosteniendo sin el menor pudor mediante sus agentes culturales en la colonia, que el pueblo guanche fue totalmente exterminado y que la cultura guanche no existió, encasillándonos sistemáticamente especialmente  con los estamentos científicos del exterior en un estadio neolítico y presentando a nuestros ancestros como un pueblo de trogloditas, que apenas podían subsistir con unos rebaños de cabras y ovejas.

El substrato lingüístico púnico en las islas no se limita solamente a la isla del Hierro, sino que está presente en todas las islas y, aunque este es un tema que se debe tratar con más amplitud, a titulo de ejemplo vamos a insertar algunos antropónimos recogidos para la isla de La Palma, Gran Canaria y Gomera por el citado E. Zyhlarz:

Brucco=*borûk-a “el bendito”; (púnico).[1]

Bedestra=* bodestra “el protegido de Astar[2]  (púnico) 
Ehedey=*ezddig ”puro”; (púnico)

Azuquahe, Suquahe=*(a)zégguay-a “el mulato”;


Zuguiro=*zégguir-a “el caudillo

Aguacencie=*auasensi-a “hijo de la hospitalidad

Atomagtoma=*atégmtémg “el que marcha lentamente

Tinisuagua=*tini zuak-a “la datilera roja

Tinenabuna=* tini n abu-nay “la datilera de nuestro padre”. Este nombre se nos ofrece también en la forma familiar Temiabia-*tini (n) abba.;[3]

Tamaranea=* tamerani(¿)a “el de Gran Canaria”; (Tameran);

Bentacaize=* Dag ‘Aisa “hijo de la tribu de los Dag ‘Aisa” (Zenaga)

Echentire, Dahentire=*adhan ti-ra “el fuerte lo ama”;

Mayantigo=*ma ga n tiggut? “¿qué hacen las nubes?;[4]

Aguaboregue=* au abárag-a “hijo de la hibris, el orgulloso” (Gomera);

Aguacoromos=* au akúrmus “hijo del tamarisco” (Gomera);

(Mete) Guanchepe, Unchepe=* ua n tezibba “el de la cota de mallas”; (Gomera) Nombres de este género, con referencia a dotes y calidad del portador, se encuentran entre los nómadas Líbicos occidentales; lingüísticamente los nombres pertenecen al Bereber meridional, pero ofrecen elementos antiguos. (E. Zihlarz, R.H.C. XV: 193).

ESTATUAS EN PIEDRA:

Tanit de Tamarant


Como un elemento más del culto de la Iglesia del Pueblo Guanche están las figuras antropomorfas talladas en piedra, una de las pocas que escaparon del “rodillo” alienador del cristianismo, fue recuperada en 1944 por don Juan Jiménez Sánchez, en la localidad de Los Caserones, en San Nicolás de Tolentino, (Gran Canaria) Fue encontrada en las ruinas de una vivienda de planta cruciforme del que fuera poblado guanche de dicha localidad. Según el rescatador, dicha imagen tiene cierta similitud con otras esculpidas en piedra o barro cosido del Mediterráneo Oriental, especialmente con las de Tasalia, Creta y otras culturas del Egeo y aún de Malta. Debido a la antigüedad y desgaste, la imagen esculpida en piedra traquítica presenta una estructura poroso-alveolar. Es una pieza única de las recuperadas por la investigación, perteneciente a la época pre-colonial. Tiene una altura de 59 centímetros, con una base de 39 centímetros de ancho y una longitud de axila a axila de 25 centímetros. La cabeza es rudimentaria. La cara es oblonga y aparece muy desgastada, en la parte posterior de la cabeza presenta una cierta esculturización del cabello.

Estatua de la Diosa Tanit descrita por don Sebastián Jiménez Sánchez y según su descubridor: “Es sin duda alguna la figura antropomorfa labrada en piedra, por mí descubierta en 1944 en la localidad de “Los Casarones”, término de San Nicolás de Tolentino, la que ofrece mayor importancia entre todas las que hoy conocemos relacionadas con el culto. Fue encontrada entre las ruinas de una vivienda de planta cruciforme del que fuera poblado canario de dicha localidad, actualmente casi desaparecido por el trazado de una carretera. Ella trae el recuerdo de los idolillos neolíticos en piedra y barro cocido del Mediterráneo Oriental, especialmente de los de Tesalia, Creta y otras culturas del Egeo y aún de Malta y de Almería, aunque la técnica sea inferior.

Es figura labrada en piedra traquítica. Presenta una estructura poroso-alveolar debido a su mucha antigüedad y desgaste. Es pieza que constituye un caso único en la investigación historia antigua de canaria. Tiene un alto de 54 centímetros, un ancho en su base de 39 centímetros y una longitud de axila a axila, de 25 centímetros. Es figura de las llamadas de pedestal y de brazos toscos y mutilados. La cabeza es rudimentaria y extraña. La cara es oblonga y aparece muy desgastada; en ella se advierte aún ojos, nariz y boca. En la parte posterior de la cabeza queremos ver en su suave declive una cierta esculturización del cabello.”

Tara

La estatuilla  denominada  Tara, la más significativa y famosa confirmada como un icono de identidad de todos los canarios. Una pequeña terracota identificada con el culto a la fertilidad de los antiguos canarii. Fue donada al Museo Canario por don Gregorio Chil y Naranjo. Esta pieza por su notoriedad fue expuesta en  la Exposición Universal de París en el año 1900.

Últimamente se han suscitado algunas controversias en torno al lugar de origen de esta estatuilla, ya que se venía asumiendo que la misma había sido encontrada en Telde, por el contrario otros, entre los que se encuentra don Fernando Báez, sostienen que dicha figura  procede de: “la ciudad de Gáldar, capital del Reino Guanche.”

Ídolo” de Arucas (Gran Canaria): que sigue el modelo de Tara aunque con un mayor esquematismo y menor grosor.

Mujer embarazada

La mujer embarazada de las terracotas de origen  precoloniales expuestas en la Cueva Pintada de Galdar en Tamarant, la representación de lo femenino, trata de subrayar el fundamental papel de las mujeres guanches en la sociedad de los antiguos canarii, y su presencia en una sociedad eminentemente agrícola y ganadera y que representa como la Madre Tierra, a la fertilidad y a la perpetuación,
Las estatuillas revelan en su fisonomía el sentido último de las figuras y su relación con esa fecundidad, que es la garantía la viabilidad de esta sociedad canaria, como al igual lo es la lluvia para las cosechas. Esa riqueza simbólica se muestra en los pechos, los triángulos púbicos, en las vulvas y caderas prominentes, en los vientres abultados y los ombligos remarcados. También en los tocados de sus cabezas, en la representación del pelo, que sugieren el uso de pelucas con almagres de tierra.
Las estatuillas, hay que enmarcarlos en el mundo ritual pero circunscrito en el ámbito del ajuar doméstico y funcionan como amuletos con un carácter exclusivamente apotropaico, esto es, el de alejar el mal y propiciar, en este caso, la fertilidad. Se revela así el papel de la mujer y la cuestión de género. (Juanjo  Jiménez)





CHINECH
 

En todas las islas se han encontrado gran cantidad de estatuillas guanches, además de las descritas, como por ejemplo El Guatimak figurilla pectoral que usaban los kankus, (Sacerdotes de la Sol)  encontrado en 1885 en el Barranco de Herque (Tenerife), actualmente está expuesto en el Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz.

Para la isla de Tenerife D. Juan Bethencourt  recoge “No hace quince años que un pastor de Arona, iconoclasta como todos nuestros pastores, destruyó un ídolo que descubrió en el Roque de Igara... Esto mismo nos lo han confirmado muchos que los han tenido en las manos o hallados, como el venerable anciano cura de San Pedro Daute, Don Juan Alonso; D Pedro Carlos de Ledesma, de Güímar; Dña. Estebana García, de Igueste de Candelaria; D. José González y D. Agustín Trujillo, de Arona, como pueden atestiguarlo los tres últimos que aún viven; y que citamos porque TODOS ELLOS SON DE ABOLENGO GUANCHE POR AMBAS LÍNEAS y muy versados en las tradiciones DE LA RAZA. (Juan Bethencourt, op.cit. cap- X pág. 287, nota 13).


Uno de los primeros historiadores en tratar en profundidad sobre este tema de las estatuillas sacras es Juan Béthencourt Alfonso, que nos dice refiriéndose al Guatimac, figurilla que a modo de pectoral usan los kankus y maguadas:

            “Uno que hemos examinado del farmacéutico del Puerto de la Cruz, D. Ramón Gómez, encontrado en 1885 en una grieta de una cueva del barranco de Erques en Fasnia, envuelto en pieles como todos los hallados, es un poco más pequeño, pero, aunque es de la misma familia se trata de un guatimac o séase como dice el vulgo, “del muñeco de barro” que a guisa de pectoral llevaban colgados al cuello los sacerdotes guañameñes y samarines.

            El símbolo o idolillo de que nos ocupamos es de barro cocido, aunque la torrefacción resulta desigual y de un color blanco amarillento. La figurilla está incompleta por haberse roto un pequeño trozo de lo que pudiera llamarse bóveda craneana, o mejor capacete, como lo indica la interrupción del perfil, y la línea de puntos señala el sitio, hacia el cuello, donde le atraviesa un agujero para pasar la correa y a fin de llevarla colgada.

La figurilla es aplastada de delante a atrás y de un grueso en dicho sentido de 6 a 7 milímetros, menos en la base que tiene un centímetro.

Por la época de Béthencourt Alfonso, parece ser que se descubrieron varias de estas figurillas: Roque Igara que según parece era igual al de Fasnia y encontrado por Agustín Trujillo en 1896 (Cabo Blanco-Arona), Güímar, Igueste de Candelaria, etc.

            Desde esta fecha en que escribió estas noticias, no se volvió a tener noticias sobre otras estatuillas, hasta que Luís Diego Cuscoy, dice encontrar un supuesto ídolo en la zona de Guargacho (San Miguel de Abona) en el llamado “Centro Ceremonial de Guargacho” confeccionado en piedra molinera o fonolita porosa, de 10,5 cms. de largo por 10 cms. en su parte más ancha, en extremo posee una protuberancia de forma ovalada de unos 4 cms, de largo por 3 cms. de ancho por 1,5 cms. de altura, el grosor máximo es de 3,5 cms.

            Años más tarde en unas excavaciones arqueológicas efectuadas en el barranco de La Arena en La Orotava, fue encontrada una pequeña piedra de basalto fonolítico de 9 cms. de largo por 7cms. de ancho y 3,5 cms. de espesor grabada con motivos espiraliformes en una cara y en la otra una serie de ángulos inscritos, todo ello hecho con técnica de incisión profunda, y a la cual actualmente se le ha dado la denominación de” ídolo”. “(Raul E. Melo Dait).



Existe en El sauzal Chinech, (Tenerife) una cueva llamada de Los Ángeles en donde se encuentran dos pequeñas estatuas representando una especie de ángeles, de ahí su nombre y de ahí el nombre del lugar o zona donde se encuentra, con el tiempo y la mala conservación una de las figuras está muy deteriorada y se puede ver que debajo de ella se encuentra un pequeño montículo de una especie de toba roja. Son estatuas que al cristianizar el lugar, las transformaron para el culto cristiano, en el pasado siglo XX fueron recubiertas con una capa de cemento y remodeladas para darles una apariencia similar a las de la iconografía cristiana.

Estas estatuillas han sido objeto de peregrinaje y veneración popular durante siglos, hasta que una familia alemana compró la finca donde está ubicada la cueva cerrando el paso a los naturales.
A su alrededor existen cuevas de enterramiento y de habitación y en su interior como se puede ver en la foto adjunta, una cruz  como resultado de la cristianización  de este santuario guanche que lleva una fecha de 1700.

Una estatuilla encontrada en la montaña de “Los Riscos” en San Isidro, Granadilla, (Chinech) por un montañero, confeccionado en basalto poroso o piedra molinera y que actualmente se encuentra en una colección particular, aunque nos comenta su descubridor, que hay más encontradas por cabreros de la zona.

Esta estatuilla tiene la mayoría de las características que comenta Máximo Dall´Agnola en su trabajo “Notas para un estudio comparado de los idolillos femeninos prehistóricos”, con respecto a las Diosas sentadas donde nos dice:

Una importante categoría de Magna Mater está constituida por la rama de las “Diosas sentadas” muchas de las cuales guardan invariados los motivos peculiares de la Gran Madre paleolítica:
1)      Cuerpo exageradamente obeso;
2)      Rasgos de la cara apenas esbozado o completamente ausentes;
3)      Tienden a atrofiarse brazos y piernas
4)      Cuello con frecuencia exageradamente alto;
5)      Características sexuales no explícitamente especificadas;
Para subrayar la idea de fecundidad algunas de estas “Venus sentadas” están en el acto de tocarse los senos con las manos…

Como podemos apreciar, este supuesto “idolillo”, cumple todos los requisitos, excepto el apartado 4, así como algunos comentarios más como:

En casi su totalidad, estas estatuillas no presentan algún órgano genital y por eso tendrían que ser consideradas a-sexuadas, en cambio su feminidad resulta muy marcada…
En el mundo antiguo y quizás también en edad prehistórica, en muchas civilizaciones las mujeres parían acurrucadas o sentadas, posición que parece favorecer el parto mucho más que aquella tumbada hoy en voga: así la mujer sentada puede ser interpretada, además que por su majestad, también como referencia al parto que, junto a la obesidad, caracteriza al arquetipo de la fertilidad femenina. Hasta hoy muchas culturas (por ejemplo la islámica) consideran la obesidad como un canon de belleza femenina, identificándola como un estímulo erótico para la reproducción de prole sana y numerosa. (Melo Dait).



“Virgen” de Los Pinos en Arico: Imagen venerada hoy en día por los lugareños y pastores en Arico, (El Bueno), Chinech. Obsérvese la similitud con las representaciones de Tanit. La imagen se compone de un montón de piedras volcánicas amontonadas y colocadas en forma triangular, enjalbegadas de blanco y en ocasiones de ocre rojo, sobre un piso de toba. Básicamente es un betilo representación de la Diosa Tanit.

Grabado pisiforme de Chacorche:



Grabado pisiforme de 160x60 centímetros aproximadamente asociado a cazoletas, canalillos y cruciformes, descubierto por integrantes de la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo en el año 1999, en un panel situado en el Barranco de Chacorche, Igueste de Candelaria, lugar que en tiempos anteriores a la invasión y conquista de la isla estaba dedicado al pastoreo del rebaño sagrado de la Diosa Chaxiraxi. Como dato curioso señalar que en el lugar existe una pequeña cueva cuyo piso esta cubierto con arena orgánica, que como sabemos solo se produce en algunas playas. Fotografía del autor.

EN LA ISLA ESERO (EL HIERRO): Durante la excavación llevada a cabo en la campaña 1944-1945, por el entonces Comisario Provincial de Excavaciones arqueológicas en la “Provincia” de Santa Cruz de Tenerife D. Juan Álvarez Delgado descubrió un betilo o figura de aspecto antropomorfo al pie del Alto de Malpaso. D. Juan nos describe el hallazgo de la siguiente manera: “Tiene indudablemente el aspecto de una cara humana.

La clase de piedra totalmente distinta de las rocas y de los picachos y montículos circundantes, no cabe duda que fue llevada allí de intento.

Presenta ligeramente convexa su cara delantera, y ligeramente cóncava y sin huellas especiales su cara posterior. Su dimensión máxima es 60 centímetros, y su anchura máxima a la altura de los ojos de la figura unos 35 centímetros. El espesor o grueso de la piedra varía, pero su máximo grosor no rebasa 12 centímetros. Los líquenes que cubren gran parte de la piedra demuestran la antigüedad de su contextura. Presenta dos roturas recientes (comprobadas por su aspecto y la falta líquenes): una en lado de la figura, muy profunda, y otra a la altura de la nariz y lado izquierdo de la cara, que pudo destruir la desaparecida nariz. Parece, sin duda, una obra humana, representación de una figura antropomorfa, que quizás tuviera aplicación o finalidad religiosa o cultual. (Juan Álvarez Delgado, 1947:36-7).

BETILOS Y FALOS. Representan los principios fecundantes, a la Diosa en su forma primigenia como fuente de la vida, expresadas conforme al arte desarrollado en una determinada época histórica, así tenemos en la isla de Tamarán, una serie de figurillas que son representaciones de la fertilidad. Son representaciones elaboradas en piedra volcánica, barro cocido o madera, todas las descubiertas hasta la fecha conservan restos de pintura de almagre rojo. Generalmente los betilos de forma cónica sirven como basamento a una representación más antropomorfa de la Diosa, siendo en realidad dos manifestaciones diferentes de la misma. Como símbolo de fertilidad son las imágenes de Tara, en  Telde,  las del Agujero en Galdar, y la de La Montañeta en Moya. Estas están vinculadas al culto fálico. Cada una de estas piezas en forma de cigarro puro, anchas en el centro y arqueadas hacia los extremos, tienen longitudes que oscilan entre los treinta y sesenta centímetros. También se manifiestan artísticamente como exponentes del culto en las elegantísimas asas y picos vertederos de ánforas ventrudas, de formas fálicas con variantes de rectas y ciegas que van asociadas a las asas de ranura alargada, esencialmente femenina, asímismo forman parte del mismo culto las figuras de barro cocido de estructura peniforme, de largo cuello y doble cabeza humana conjugadas.

TIBISENAS Y FIGURAS FEMENINAS:



 Son espíritus mediadores o genios conocidos por los nombres de Tibisenas o Tibicenas, y también como arabisen o atabicen. Se suelen representar en figuras de barro cosido representando perros lanudos, cochinos (cerdos). A éstos en los tiempos de posconquista Se le añadió una serie de animales más compuesto por pavos, gallinas e incluso vacas, considerados por los canarios coloniales como imágenes representativas de los genios maléficos, se cree que aparecen de noche y en lugares descampados, quizás por ello los antiguos Canarios evitaban en lo posible los desplazamientos nocturnos, y cuando se veían obligados a viajar de noche, generalmente lo hacían cantado o rezando la siguiente oración: ¡Cruz perro maldito!, aparta de mi camino. En este sentido es bien conocido el refrán popular que dice: Quien canta el mal espanta. En la Hoya de San Juan, en Arucas, y en el lugar de Los Caserones, en San Nicolás de Tolentino, se han localizado en estos últimos años imágenes que representan a los Tibisenas, y con anterioridad se recogieron en Arguineguín.

En el Museo Canario se encuentra expuesta una de las más perfectas representaciones de la tibisena, que fue localizada en la localidad de San Juan, se trata de una figura de perro magníficamente esculpida en barro cocido.

De la rica cultura guanche nos ha llegado esta inquietante tradición que no deja de tener sus connotaciones misteriosas. Los habitantes de Canarias creían en unos “perros grandes, negros y lanudos, que representaban la encarnación del mal; demonios de forma canina que solían presentarse al caminante solitario en lo oscuro de los barrancos y caminos”. Estos seres aparecían en las tinieblas de la noche y es del todo lógico pensar que aterraban a los isleños, los cuales solían vivir en estrecho contacto con la naturaleza.

“Siendo considerados seres del inframundo y del entorno de los espíritus, eran temidos y por ello, les rendían culto a través de pequeños sacrificios ante pequeñas imágenes o ex votos, a modo de figurillas de terracota o barro cocido, como los encontrados en La Aldea de San Nicolás, Barranco de Guayedra, en Agaete y San Bartolomé de Tirajana, en la Isla de Gran Canaria. Obtener el favor de estos seres espectrales para no sufrir sus encuentros podría ser el motivo por el cual, se han hallado estos curiosas figuras de forma humana y de animales. Algunos  son muy extraños, ya que representan a una especie de mono u oso, cuando ambos animales no existen en la fauna isleña. Pero además, hay una curiosa figurilla que tiene una morfología tal, que podría pasar por una especie de Yeti, de aspecto antropomorfo, cubierto de pelo oscuro y rostro agresivo. Su pose y actitud refleja autoridad. De hecho, en la literatura científica y arqueológica canaria, a estas figurillas de terracota de variadas formas, se las conocen también por el nombre de Tibicenas, como confirmación de su aspecto mágico y ritual.


Según las antiguas crónicas, los Tibicenas también podían manifestarse con morfología distinta a la canina, con aspecto porcino o de otros cuadrúpedos, pero su denominador común era su pelaje oscuro y su capacidad de desmaterializarse en el acto, ante el asombro de los testigos. Por ser considerado por los antiguos guanches como una entidad mágica, en el supuesto caso de haber sido capturado uno de ellos, sin duda habría sido momificado para ostentar poder ante aquellas criaturas, y eso no hubiera pasado desapercibido para los cronistas españoles llegados tras la conquista, y por ende, ser trasmitido hasta nuestros días como una hazaña heroica. En la arqueología canaria no se tiene ningún vestigio de la existencia de tales seres, con la salvedad de las enigmáticas figuritas de barro cocido antes mencionadas y que presumiblemente eran depositadas en determinados lugares o caminos para la protección personal.

Desde siempre se han considerado a los Tibicenas como seres demoníacos o malos espíritus, pudiendo en algunos casos, multiplicarse en número o cambiar su fisonomía, desde aspecto humano al de animal y viceversa. No es de extrañar que por ello, siempre se les haya asociado con los seres del mal.

Lo que deja poco lugar para las dudas es que muy pocas cosas podrían amedrentar a una pareja de curtidos Guardia Civiles, que tuvieron la poco usual suerte de ver dos apariciones de Tibicenas, en la década de los cincuenta. Éstos llevaban bastantes años de Servicio y conocían a la perfección la comarca agrícola de Arucas, en Gran Canaria, gracias a las largas y frías patrullas a pie por fincas de plataneras y caminos de herradura.

En una de estas rondas nocturnas, yendo por un camino aislado, pudieron escuchar que alguien los seguía, percatándose de que un cerdito iba tras ellos. Era pequeño y no le prestaron mayor atención, pues pensaban que se habría escapado de alguna finca, continuando su caminata nocturna y entretenidos en sus conversaciones. Al rato, quisieron comprobar si el cerdito continuaba detrás y sintieron un repentino escalofrío al ver que dicho cerdo, había aumentado notablemente de tamaño de manera inexplicable, con lo cual aligeraron el paso presas del nerviosismo; al poco tiempo se volvieron para comprobar horrorizados que ¡tenía unas dimensiones enormes! No les quedó otro remedio que echarse a correr, pues aquello no era normal.

Años más tarde volvió a repetirse una situación similar, pero en esta ocasión les seguía un gato negro, al que tampoco prestaron atención ya que su trabajo cotidiano se desarrollaba en un medio rural, y no les extrañó que el animalillo buscase el lógico calor de la compañía humana en la fría madrugada. La cosa no hubiese pasado de ahí si no es porque sintieron que aumentaba el ruido detrás de sus espaldas, comprobando que ya no era un único gatito, sino que les acompañaban un nutrido grupo de gatos negros. Al poco tiempo sobrepasaban la docena de ejemplares y nuevamente nuestros dos testigos, tuvieron que recurrir a la carrera para huir del lugar. Irónicamente, ellos nunca han creído en sucesos extraños ni en fantasmas; sólo contaron lo vivido a su familia a modo de anécdotas inexplicables, manteniendo un férreo silencio sobre los mismos, atenazados por la obligación de guardar una correcta imagen personal.” (Luís Javier Velasco Quintana)

DECORACIÓN TRIANGULAR, SÍMBOLO DE LA LLAMA DEL FUEGO SAGRADO. Las figuras de triángulos son abundantes en las islas, especialmente en las de Tamarán, Chinet y  Benahauare. Las figuras triangulares son la simbología más arcaica de la Diosa-Madre en su representación como Tinnit o Tanit. En las Islas Canarias, además de simbolizar la fertilidad, simboliza el fuego sagrado, de ahí que sea frecuente la existencia de éstos como grabados rupestres en las zonas donde están ubicados los Piréos y lugares de veneración, así como en objetos de culto y de uso doméstico, vasijas, pintaderas empleadas para el tatuaje de los cuerpos, sellos de marcas, etc.

MENHIRES NATURALES: Como hemos apuntado estamos más cerca de la divinidad cuando estamos en contacto directo con la naturaleza, de ahí que veamos en los grandes monolitos y menhires naturales una manifestación del brazo sabio y fuerte de la Diosa. En esos monolitos y menhires naturales que se yerguen imponentes y mayestáticos en las sierras y en las montañas o llanuras de toda la orografía Canaria, podemos ver el espíritu y el poder de la Diosa, en Tamarán el Roque Nublo; en el de Bentaiga; en Roque Palmés; en Roque Narices, entre  otros. En La Palma el más significado es el Idafe; en El Hierro los roques consagrados  Moneiba y Erohasan; en Fuerteventura Montañas Tindaya y Amanay; en Tenerife el Teide, Roque Ucanca, montaña blanca, montaña Bilma, montaña Birmajen, Ayesa, Roque La Centinela, Roque del Conde, Roque Malpaso, Dos Hermanos, Bisechi, Penicolo, etc., La Fortaleza de Chipude en La Gomera; son manifestaciones de la Diosa.

Hacia ellos debemos dirigirnos en los momentos aciagos tanto de nuestras vidas personales como en los de la comunidad. Allí seremos escuchados por la Diosa, y ella dispondrá lo justo.

La estatuaria guanche que hasta nosotros ha llegado es escasa, y muchas de ellas están  fragmentadas, posiblemente debido a la cruzada sostenida por los primeros colonizadores cristianos contra lo que ellos denominaban ídolos. En la Hoya de San Juan, en Arucas, (Gran Canaria) y en el lugar de Los Caserones, en San Nicolás de Tolentino, se han localizado en estos últimos años imágenes que representan a los Tibisenas, y con anterioridad se recogieron en Arguiniguín.

Destacan entre esas representaciones la de un cuervo con cabeza semihumana  en forma de pico, especie de glitodonte con patas atrofiadas y entre ambas un taladro o agujero como para hacer pasar una cuerda, especie de amuleto, fetiche o talismán, localizada  en unión de otra igual en la localidad de Los Caserones. Estas estatuillas se encuentran actualmente depositadas en el Museo Canario. (Sebastián Jiménez Sánchez, 1966:158-9).

En Lanzarote adoraban un ídolo en forma de figura humana y tenían un recinto o casa que hacía las veces de templo, donde hacían sacrificios de leche y manteca. Hasta el momento se conoce un ídolo de piedra con representación humana, de difícil adscripción, procedente de Los Valles y otro antropomorfo de Tejia. Mención aparte merecen las placas trapezoidales con motivos esquematizados (triangulares y otros) y una figurilla sedente femenina de vagas reminiscencias púnicas, todos ellos del yacimiento de Zonzamas. En este mismo sitio, adosadas a las paredes del gran recinto de uso colectivo, han aparecido estelas trapezoidales que recuerdan mucho a las estelas funerarias preislámicas de Safi (Marruecos), con igual simbología que las plaquetas. 

Las denominadas “queseras”, como ya hemos visto estructura excavada en la roca con anchos canales paralelos, han sido interpretadas de diferentes maneras, como lugares para moler, para recoger agua, para teñir, y también, como elemento ligado al culto.
En torno a la filiación feno-púnica del grabado de Tanit de la isla de Lanzarote, ha surgido otro hallazgo sumamente interesante, se trata de una estatuilla esculpida en piedra conocida desde los años ochenta, sacada a la luz tras  las excavaciones realizadas por Inés Dug en el yacimiento de Zonzamas, dicha estatuilla es una representación de la Diosa egipcia Tueris. En la estatua aún puede apreciarse restos de pintura de color rojo ocre, color que como es sabido tiene la consideración de sagrado se aplicaba a los betilos estatuas de bulto y objetos dedicados al culto de la Diosa-Madre, Tanit.

Así lo estiman M.C. Pérez Díez (R. González Antón et al, 1995:31, y Leo Dubal.) De igual modo desde el punto de vista estilístico esta pieza emparienta con otras representaciones de diosas entronizadas (mujeres en cinta o diosas en cinta) de influencia egipcia, ampliamente repartidas por el Occidente púnico y datables al menos en Cartago, en el siglo VII  a.C. (Pablo Atoche Peña et. Al.1997:17).





TITOREYGATRA (LANZAROTE):

El Ingeniero cremonés al servicio de Castilla, Leonardo Torriani, en su visita a esta colonia para revisar sus fortificaciones, refiriendo a la Isla Titoreygatra (Lanzarote), recoge: “Adoraban un ídolo de forma humana, pero no se sabe quién era.

Lo tenían en una casa como templo, donde hacían con­gregación, la cual estaba rodeada por dos paredes, que en­tre sí formaban un pasillo, con dos pequeñas puertas, una fuera y la otra en medio; y allí, como en un laberinto, en­traban a sacrificar leche y manteca. Algunos otros preten­den que entre estos bárbaros hubo otras clases de idolatría, de las cuales la verdad es que no se tiene ninguna seguri­dad. (L.Torriani, 1959:41).

Una gran escultura de bulto redondo que representa un carnero o un cerdo (Balbín et al. 1987: 31) que, aunque esquemática y deteriorada, se podría relacionar con las bichas béticas, y una gran piedra rectangular con una gran espiral grabada, o mejor una estela solar, de 1,50 m de altura, ambos en Zonzamas, relacionados con el culto al paredro divino Baal Hammón / Tanit (Balbín et al. 1995). Escaraboides egiptizantes elaborados en calcedonia hallados en Lanzarote y Fuerteventura (Atoche et al. 1999).

TUERIS



Estatuilla dado a conocer por el Dr. Pablo Atoche, a la que se le atribuye la representación  de la Diosa egipcia Tueris, localizada en Zonzamas, Isla de Lanzarote, y denominada “Ídolo de Zonzamas.” Ciertamente esta escultura es una pieza de un altísimo grado de depuración estética.

Representa a una figura sentada sobre sus talones con las rodillas dobladas, los brazos sobre éstas, y la cabeza rematada por un tocado o corona rehundida, y guarda similitudes estilísticas con ciertas esculturas fenicias y púnicas, por lo que es probable que fuese un aporte de navegantes fenicios.


Tueris es una Diosa egipcia cuyo nombre significa "la grande", estaba muy vinculada al nacimiento. Se representaba como hipopótamo hembra, con cola de cocodrilo, patas de león y muy grandes pechos. Es diosa protectora de las embarazadas y su figura aparece en las camas y en los vasos para poner leche. Además de los grandes dioses, los egipcios tenían todo un mundo de divinidades inferiores o genios que tenían un enorme arraigo popular fundamentalmente por su franco carácter benefactor y profiláctico.

Esta flexibilidad se vio favorecida por el propio carácter poco diferenciado que originariamente sustentaron la mayoría de esas deidades, a excepción de algunas de menor entidad, de las que dependían parcelas muy concretas de la vida, como Tueris también conocida como Bes, y que tuvieron quizás por ello una notable popularidad. 



El yacimiento de Zonzamas continúa deparando sorpresas a los investigadores, el citado arqueólogo Pablo Atoche Peña y su equipo nos expone “ procedente de las mismas excavaciones (Zonzamas), encontramos una estela, elaborada en un gran bloque de basalto, incompleta en su parte superior y con unas dimensiones aproximadas  de 1’30 m. de altura por 1 m. de ancho máximo en la cara principal, la cual es plana y presenta un tratamiento algo más cuidado que el resto de la pieza (Balbín,  R. de et al, 1987).

 

            En un extremo de esa cara se sitúa una representación geométrica, constituida por cinco líneas semi circulares concéntricas, obtenidas inicialmente por medio de un piqueteado seguido a continuación por abrasión. La estela se localizó en posición secundaria, por lo que se había perdido parte de la información que podía proporcionar. Balbín, R. Et al, op. cit.:29) El motivo fue comparado (Beltrán, A., 1981) con los collares o pectorales de las estelas europeas de la Edad del Bronce europea... En la base de la estela, y a modo de altar, se localizó una representación zoomorfa.



Se trata de una figura de bulto redondo, elaborada a partir de un gran bloque de basalto de aproximadamente 1’50 m. de largo, con un extremo más aguzado que corresponde al hocico del animal representado y toda la superficie cubierta con anchos trazos lineales realizados por piqueteado y abrasión. Esta escultura ha sido interpretada como un carnero (Balbín, R. de et alii, op. cit.: 30-31).

Las estelas, pues la descrita no es única presente en el yacimiento, y los motivos que las decoran son de difícil interpretación. Por otro lado, las representaciones de carneros son frecuentes en el mundo púnico: en el santuario de Tanit, en Cartago, se pueden fechar en el siglo VIII a.C.; por el contra, los de Ibiza son del siglo V a.C., y los de tipasa, como los de las estelas de la metrópoli púnica, son de los siglos III y II a.C. (Moscati, S., 1983: 144; Fernández, J.H., 1992:57). Para otros autores /Duval, L. Et Larrey, M., 1995:12.13), el carnero, como el toro, es una representación asociada a Baal Hammón, una deidad que, junto a Tanit, llega a recibir culto generalizado entre los númidas (Camps, G., 1980:154)[5]. De este modo las estelas dedicadas a Baal Hammón o Saturno, el cordero y el toro son la representación de la victima ofrecida en holocausto y símbolo del propio dios. Baal era un dios antiguo, creador de lo divino y lo humano, sustento del cosmos, protector de la monarquía, venerado en el Occidente púnico por todas las capas sociales y receptor a vez, de sacrificios humanos y animales.”(Pablo Atoche Peña, et al. 1997:18-19)

Continua el profesor Atoche, y nos dice: “Por otro lado, el carnero fue adorado entre los libios con el nombre de Amón, el mismo que la deidad venerada con forma de carnero, hombre de piel negra (o azul) o de momia en Egipto y Próximo Oriente, que tendría relación a su vez, con el Zeus griego y el Jupiter latino. En este sentido, para autores como M. le Glay (citado por Camps, G., 1987:151) y S. Lancel (1994: 185), existiría una plena identificación entre Baal Hammón y Ammón (o Amón) con anterioridad al dominio romano del Magreb. De hecho, Baal Hammón, como el Amón egipcio, se relaciona con símbolos solares, del mismo modo que Tanit tiene el creciente lunar como atributo astral. Sol y Luna, elementos asociados a la esencia inmortal de lo divino entre los semitas (tradicionalmente adorados en el mundo bereber), parecen haber formado parte de ese sincretismo religioso del que hemos venido hablando. Vinculada a esto último podría estar la inscripción “t”dnmn, aparecida en Canarias, que Rafael Muñoz traduce como “hata adon Amon”: éste es el dios Amón (Muñoz, R., 1994: 38).” (Pablo Atoche Peña, et al, 997: 19)

En el citado artículo, y en su nota número ocho, Pablo Atoche refiriéndose a la procedencia paleobereberes punizados de los mahos nos dice: “Una posibilidad que ya fue apuntada entre otros por Leonardo Torriani en el siglo XVII, y que da cuenta de la erudición y/o la intuición del ingeniero cremonés. En 1934, D.V. Darias y Padrón /1934: 12), afirmaba el establecimiento de una factoría fenicia en Lanzarote, contemporánea al Periplo de  Hannón. Del mismo modo, Pedro Hernández publica en 1947 y 1954 sendos trabajos en los que da cuenta del descubrimiento de lo que él considera un conjunto de betilos y fosas de enterramiento en distintos yacimientos de Telde, (Gran Canaria) que no duda en relacionar con elementos similares procedentes del mundo púnico. En el mismo sentido, E. Zyhlarz (Giese, W., 1952: 421), observaba la presencia de la lengua púnica en el Hierro. Es evidente que no todo lo propuesto por estos y otros autores es aceptable en la actualidad; sin embargo todo ello refleja que la intuición de la presencia de los púnicos o lo púnico en Canarias es una realidad que está presente desde los comienzos de la investigación histórica en las islas.” (Pablo Atoche, et al. 1997: 27).


ESTATUILLA CON GRABADOS LIBICOS-BEREBER EN BENAHUARE:


En un primer sondeo ha aparecido el único grabado que existe en Canarias sobre barro, que se encuentra en el Museo Arqueológico Benahoarita y que procede de Buracas, en Garafía.

Un sistema de escritura que, llegó del norte de África con las poblaciones mazigias que se instalaron en las Islas y que llegaron como es natural con este bagaje cultural y espiritual de su propia escritura y lenguaje.

Una cultura que como queda dicho se extiende desde Canarias, en el límite oeste, hasta Egipto, cogiendo toda la mitad norte de África. Es la escritura que ocupa más superficie en la antigüedad, En La Palma, en estos momentos el único yacimiento que se conoce con este tipo de inscripciones se encuentra en los precipicios de la Caldera de Taburiente, formando parte del Roque y la Cueva de Tajodeque. Los petroglifos se distribuyen por la visera superior y el interior de esta cavidad, situada en las inmediaciones de la fuente homónima.

En ese sentido, se están analizando -además de los conjuntos de Tajodeque, en la Caldera de Taburiente-, El Verde, en el barranco Tenisca, y el barranco de Rodrigo, en La Cancelita, todos en el municipio de El Paso; así como el barranco del Agua Dulce, en Puntagorda.

Es singular la Cabeza de Tacande, en la Isla Benahuare (La Palma), tallada en piedra porosa y con una serie de signos grabados.

Tenemos noticias del hallazgo de una escultura similar en la Isla de Tenerife.

Así mismo, en La Gomera están documentados dos figurillas conocidas como Machia Mayor y Machia Menor.



MANO: Como hemos expuesto más arriba el arqueólogo P. Atoche y sus colaboradores, estudiaron parte del material lítico exhumado en yacimiento de Zonzamas, especialmente un grupo de estelas consistente en unas sesenta placas trapezoidales, entre ella destacan unas veinte que contienen motivos incisos en bajorrelieve o abrasión, una de las placas, de unos 20 x 19 x 3 cm, presenta en una de sus caras una representación de la mano derecha a partir de la muñeca, ejecutada mediante el método de abrasión. Para Lancel (1994:213) según la propuesta americana (Stager, 1987:213) en relación con la periodización de las estelas del tofet de Cartago, en Tanit III las estelas se van haciendo más altas y esbeltas y se mezclan con material romano, mano derecha levantada y con los dedos abiertos simbolizando oración. (Citados por del Arco Aguilar, et al. 2000,43-65) Este tipo de estelas se puede observar en algunos paneles de nuestras islas.










Representación de la Diosa egipcia Tueris, encontrada en el yacimiento de Zonzamas (Lanzarote).
Fotografía: R. Balbín.

Diosa Tueris, egipcia.












[1] En La Laguna, Menceyato de Anaga, en la sierra de Sejeita (San Roque-Lomo Largo) existe el Camino del Bronco (Brunco). Este camino que conduce hasta el valle de Abicure, en las laderas de Gonzalianez pasa al pie de un pitón basáltico en el que hay un panel de grabados rupestres y más arriba, en un afloramiento de toba roja existen unas grandes cuevas horadadas que han sido reutilizadas como gañanía. Así mismo en el Menceyato de Taoro, en la localidad de La Orotava, está el Camino Hoya Brunco, ámbos en la isla de Tenerife.
[2] Astar=Astarté, es el nombre fenicio de la Diosa, en Cartago como hemos dicho la denomina Tanit, y en los pueblos mazigios Tinnit.
Recuerdese también el nombre de la sacerdotisa bimbache
[4] Este antropónimo awarita venía siendo intrpretado como “pedazo de cielo”.



[5] El resalte en negrita es nuestro.

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