Volumen V
CAPITULO XXII-II
PETROGLIFOS Y OBJETOS DE CULTO EN LA RELIGIÓN GUANCHE
Eduardo
Pedro García Rodríguez
Nuestros
ancestros por supuesto que disponían de un arte sacro y realizaban figuras
antropomorfas y zoomorfas con las que representaban diversos aspectos de las
divinidades a las que rendían algún tipo de culto, especialmente a los lares o
divinidades domesticas, este tipo de estatuaria por lo que representaba al no
corresponder con los dogmas de la confesión religiosa impuesta, fue demonizada
por esta, desatando desde las predicas y pulpitos una intensa campaña
iconoclasta de cuyo resultado desapareció la imaginería de la Iglesia Guanche ,
algunos de cuyos restos o mejor dicho fragmentos han sido rescatados en los
últimos tiempos, siendo objeto de sesudos estudios por parte de los herederos
ideológicos de quienes en su día ordenaron su total destrucción.
La estatuaria
sacra guanche estaba compuesta generalmente de figuras de pequeño tamaño que se han hallado en las Islas,
especialmente en la de Gran Canaria, y que se relacionan con las concepciones
de las divinidades que tenían los antiguos canarios. Algunas son las
representaciones de los dioses paredros guanches, otras imágenes de seres
benefactores usados a modos de talismanes. Algunos autores los vincula con las culturas prerromanas de
nuestro continente africano al igual que el resto del arte
rupestre guanche. Estas estatuillas suelen estar elaboradas en piedra,
barro
cocido o huesos de cetáceos.
Las crónicas
nos confirman la existencia de una imaginería dedicada al culto en primigenia
religión guanche. Veamos algunas de estas reseñas, en este caso referida a la Isla Tamarant:
“Entrando otros en las casas, notaron que estaban fabricadas de piedras
cuadradas, labradas con gran artificio y cubiertas de grandes y hermosas
maderas.
Encontrando
las puertas cerradas y queriendo ver el interior, las rompieron con piedras, lo
que irritó á los fugitivos cuyos gritos retumbaban por todo el aire. Después de
haber así roto las puertas, entraron en casi todas las casas, donde encontraron
higos pasados en cestos de palma, tan buenos como los de Cesena, y trigo más
hermoso que el nuestro, siendo este grano más largo, más abultado y más blanco,
como lo era igualmente la cebada y otros cereales de que probablemente se
alimentan los habitantes. Estas casas, muy bellas y cubiertas de hermosas
maderas, eran muy blancas en el interior como si hubiesen sido albeadas con
yeso.
“Encontré
igualmente un oratorio ó templo en el cual no había absolutamente ninguna
pintura ni adorno, tan sólo una estatua de piedra, representando la imagen de
un hombre con una bola en la mano y desnudo, con un delantal de hojas de palma,
que cubría las partes naturales, según la costumbre de los habitantes; la que
quitaron de allí y habiéndola embarcado, la transportaron á Lisboa.” (Alvise
Cadamosto).
Esta es la
primera noticia que tenemos de los sacrilegios, profanaciones y depredaciones
llevadas a cabo por los cristianos contra la ancestral Iglesia del Pueblo
Guanche, de las muchas que tendrían lugar durante el periodo de la guerra de
invasión de las islas por parte de los europeos.
ISLA ESERO (EL HIERRO): Es la isla que posee
un mayor catálogo de grabados rupestres alfabetiformes, y es también la que más
ha sufrido la depredación por parte de inconscientes foráneos y serviles
naturales quienes por ignorancia a cambio de
unos pocos euros se han prestado a saquear parte de los paneles de
grabados. Esta depredación ha venido alcanzando tales cotas que, según
comentarios, algunos europeos residentes en la Playa de las Américas en Tenerife, tienen los
jardines de sus chalets decorados con lajas conteniendo grabados rupestres extraídos
de los yacimientos del Julan en la isla del Hierro.
Las primeras
noticias sobre el descubrimiento arqueológico de los grabados rupestres de la
isla del Hierro surgen en 1873, como consecuencia del descubrimiento de los
yacimientos de El Julan; recogidos de la tamusni (tradición oral)
por J.A. de Urtusáustegui, quien anotó el hecho de que en los asientos de
piedra de una construcción bimbache ubicada en éste paraje “había
caracteres esculpidos” (1983:41) Pero el verdadero interés cinético por “Canales”
“y” “Los
Letreros” se inicia con las prospecciones del cura bimbache (herreño) destinado
en La Catedral
de Las Palmas D. Aquilino Padrón quien posiblemente guiado también por la tamusni,
exploró la zona baja de la Villa
de Valverde. Uno de los primeros resultados de esta labor de campo fue el
descubrimiento para la ciencia de la
Cueva de La Candia,
hecho que tuvo lugar en 1875, en el barranco del mismo nombre que discurre por
las proximidades del Tamaduste. D. Aquilino cedió sus anotaciones para
su estudio a su amigo Sabin Berthelot, éste las publicó en 1876.
Durante unas
vacaciones de verano en 1881, D. Aquilino Padrón se hace acompañar del insigne
Doctor, investigador e historiador tinerfeño D. Juan Bethencourt Alfonso,
durante sus prospecciones consiguen descubrir otra estación ubicada en la
localidad costera de La Caleta
junto con otras situadas en unos barrancos que confluyen en el Puerto de La Caleta.
Los dibujos de
estos grabados son publicados por V. Grau Bassas en 1881 y 1882, con algunos
comentarios.
A comienzos
del siglo XX, el capitán B. Domínguez localiza otro yacimiento en el Barranco
de Tejeleita, éste hace entrega de sus notas al científico francés Rene
Verneau quien las hace públicas en ese mismo año de 1882.
Los descubrimientos se suceden,
y los estudios en torno a los mismos van enriqueciendo la bibliografía sobre
los grabados descubiertos hasta el momento en las islas, “Ya desde 1876, el
general G. Faidherbe ofrecía su punto de vista acerca del origen y valor
cultural de los signos; unos años más tarde también A. Millares Torres, C.
Pizarroso y Belmonte (1880) y G. Chil y Naranjo (1880). La obra más relevante
que aporta la primera visión de conjunto sobre las características, procedencia
y significado de las estaciones rupestres del Archipiélago la realizó el
antropólogo R. Verneau, quien los publicó en diversos artículos y monografías
(1882, 1887,1891)” (María de la
Cruz Jiménez Gómez, 1996:362)
Sería el
investigador tinerfeño D. Juan Bethencourt Alfonso quien prestara una mayor
atención a los petroglifos de la isla del meridiano, impulsando incluso un
ensayado de traducción de “los letreros” realizado por su amigo el filólogo
inglés Señor Cambells, quien además izo una interpretación de las letras
contenidas en las vestiduras de la antigua imagen de la Diosa Chaxiraxi como veremos más adelante, lamentablemente,
la ingente obra de D. Juan Bethencourt fue condenada al ostracismo y no vio la
luz hasta casi un siglo después de concluida, gracias a los esfuerzos del
catedrático de la
Universidad de La Laguna D. Manuel A. Fariña González y del librero
y editor D. Francisco Lemus, quienes sacaron al público el primer volumen en el
año de 1991.
Desde el mismo
momento de su publicación, esta obra de D. Juan se ha convertido en fuente
obligada de consulta para aquellos canarios que desean conocer el verdadero
origen de sus ancestros, visto y relatado desde la óptica de un canario y no
como venía siendo habitual desde la de los conquistadores y colonizadores.
Desde su publicación esta obra ha supuesto un escollo en las pretensiones
etnocentristas de gran parte de los intelectuales oficiales y oficialistas del
sistema y aunque siempre había sido consultada y citada por éstos de manera
casi clandestina, sigue siendo despreciada por parte de éstos, ya que no está
acorde con toda una serie de falsos presupuestos y falacias históricas que
habían sido montadas y sostenidas por el sistema colonial con el objeto de
desenraizar al pueblo canario. Sistema el cual a pesar de las pruebas
científicas, arqueológicas, lingüísticas, antropológicas, etnográficas etc.,
aún hoy en pleno siglo XXI, continua sosteniendo sin el menor pudor mediante
sus agentes culturales en la colonia, que el pueblo guanche fue totalmente
exterminado y que la cultura guanche no existió, encasillándonos
sistemáticamente especialmente con los
estamentos científicos del exterior en un estadio neolítico y presentando a
nuestros ancestros como un pueblo de trogloditas, que apenas podían subsistir
con unos rebaños de cabras y ovejas.
El substrato lingüístico púnico
en las islas no se limita solamente a la isla del Hierro, sino que está
presente en todas las islas y, aunque este es un tema que se debe tratar con
más amplitud, a titulo de ejemplo vamos a insertar algunos antropónimos
recogidos para la isla de La
Palma, Gran Canaria y Gomera por el citado E. Zyhlarz:
Brucco=*borûk-a
“el bendito”; (púnico).[1]
Ehedey=*ezddig ”puro”; (púnico)
Azuquahe, Suquahe=*(a)zégguay-a “el mulato”;
Zuguiro=*zégguir-a “el caudillo”
Aguacencie=*auasensi-a “hijo de la hospitalidad”
Atomagtoma=*atégmtémg “el que marcha lentamente”
Tinisuagua=*tini zuak-a “la datilera roja”
Tinenabuna=* tini n abu-nay “la datilera de nuestro
padre”. Este nombre se nos ofrece también en la forma familiar
Temiabia-*tini (n) abba.;[3]
Tamaranea=* tamerani(¿)a “el de Gran Canaria”;
(Tameran);
Bentacaize=* Dag ‘Aisa “hijo de la tribu de los Dag
‘Aisa” (Zenaga)
Echentire, Dahentire=*adhan ti-ra “el fuerte lo ama”;
Mayantigo=*ma ga n tiggut? “¿qué hacen las nubes?;[4]
Aguaboregue=* au abárag-a “hijo de la hibris, el
orgulloso” (Gomera);
Aguacoromos=* au akúrmus “hijo del tamarisco”
(Gomera);
(Mete) Guanchepe, Unchepe=* ua n tezibba “el de la cota
de mallas”; (Gomera) Nombres de este género, con referencia a dotes y
calidad del portador, se encuentran entre los nómadas Líbicos occidentales;
lingüísticamente los nombres pertenecen al Bereber meridional, pero ofrecen
elementos antiguos. (E. Zihlarz, R.H.C. XV: 193).
ESTATUAS EN
PIEDRA:
Tanit de
Tamarant
Como un
elemento más del culto de la Iglesia
del Pueblo Guanche están las figuras antropomorfas talladas en piedra, una de
las pocas que escaparon del “rodillo” alienador del cristianismo, fue
recuperada en 1944 por don Juan Jiménez Sánchez, en la localidad de Los
Caserones, en San Nicolás de Tolentino, (Gran Canaria) Fue encontrada en las
ruinas de una vivienda de planta cruciforme del que fuera poblado guanche de
dicha localidad. Según el rescatador, dicha imagen tiene cierta similitud con
otras esculpidas en piedra o barro cosido del Mediterráneo Oriental,
especialmente con las de Tasalia, Creta y otras culturas del Egeo y aún de
Malta. Debido a la antigüedad y desgaste, la imagen esculpida en piedra
traquítica presenta una estructura poroso-alveolar. Es una pieza única de las
recuperadas por la investigación, perteneciente a la época pre-colonial. Tiene
una altura de 59 centímetros, con una base de 39 centímetros de ancho y una
longitud de axila a axila de 25 centímetros. La cabeza es rudimentaria. La cara
es oblonga y aparece muy desgastada, en la parte posterior de la cabeza
presenta una cierta esculturización del cabello.
Estatua de la Diosa Tanit descrita
por don Sebastián Jiménez Sánchez y según su descubridor: “Es sin duda alguna la figura antropomorfa
labrada en piedra, por mí descubierta en 1944 en la localidad de “Los
Casarones”, término de San Nicolás de Tolentino, la que ofrece mayor
importancia entre todas las que hoy conocemos relacionadas con el culto. Fue
encontrada entre las ruinas de una vivienda de planta cruciforme del que fuera
poblado canario de dicha localidad, actualmente casi desaparecido por el
trazado de una carretera. Ella trae el recuerdo de los idolillos neolíticos en
piedra y barro cocido del Mediterráneo Oriental, especialmente de los de
Tesalia, Creta y otras culturas del Egeo y aún de Malta y de Almería, aunque la
técnica sea inferior.
Es figura labrada en piedra
traquítica. Presenta una estructura poroso-alveolar debido a su mucha
antigüedad y desgaste. Es pieza que constituye un caso único en la investigación
historia antigua de canaria. Tiene un alto de 54 centímetros, un ancho en su
base de 39 centímetros y una longitud de axila a axila, de 25 centímetros. Es
figura de las llamadas de pedestal y de brazos toscos y mutilados. La cabeza es
rudimentaria y extraña. La cara es oblonga y aparece muy desgastada; en ella se
advierte aún ojos, nariz y boca. En la parte posterior de la cabeza queremos
ver en su suave declive una cierta esculturización del cabello.”
Tara
La
estatuilla denominada Tara, la más significativa y famosa
confirmada como un icono de identidad de todos los canarios. Una pequeña
terracota identificada con el culto a la fertilidad de los antiguos canarii.
Fue donada al Museo Canario por don Gregorio Chil y Naranjo. Esta pieza por su
notoriedad fue expuesta en la Exposición Universal
de París en el año 1900.
Últimamente se
han suscitado algunas controversias en torno al lugar de origen de esta
estatuilla, ya que se venía asumiendo que la misma había sido encontrada en
Telde, por el contrario otros, entre los que se encuentra don Fernando Báez,
sostienen que dicha figura procede de: “la ciudad de Gáldar, capital del Reino Guanche.”
“Ídolo” de Arucas (Gran
Canaria): que sigue el modelo de Tara aunque con un mayor esquematismo y menor
grosor.
Mujer embarazada
La mujer embarazada de las terracotas de
origen precoloniales expuestas en la Cueva Pintada de
Galdar en Tamarant, la representación de lo femenino, trata de subrayar el
fundamental papel de las mujeres guanches en la sociedad de los antiguos
canarii, y su presencia en una sociedad eminentemente agrícola y ganadera y que
representa como la Madre
Tierra, a la fertilidad y a la perpetuación,
Las estatuillas revelan en su fisonomía
el sentido último de las figuras y su relación con esa fecundidad, que es la
garantía la viabilidad de esta sociedad canaria, como al igual lo es la lluvia
para las cosechas. Esa riqueza simbólica se muestra en los pechos, los
triángulos púbicos, en las vulvas y caderas prominentes, en los vientres
abultados y los ombligos remarcados. También en los tocados de sus cabezas, en
la representación del pelo, que sugieren el uso de pelucas con almagres de
tierra.
Las estatuillas, hay que enmarcarlos en
el mundo ritual pero circunscrito en el ámbito del ajuar doméstico y funcionan
como amuletos con un carácter exclusivamente apotropaico, esto es, el de alejar
el mal y propiciar, en este caso, la fertilidad. Se revela así el papel de la
mujer y la cuestión de género. (Juanjo
Jiménez)
En todas las
islas se han encontrado gran cantidad de estatuillas guanches, además de las
descritas, como por ejemplo El Guatimak figurilla pectoral que usaban los
kankus, (Sacerdotes de la Sol) encontrado en 1885 en el Barranco de Herque
(Tenerife), actualmente está expuesto en el Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz.
Para la isla
de Tenerife D. Juan Bethencourt recoge
“No hace quince años que un pastor de Arona, iconoclasta como todos
nuestros pastores, destruyó un ídolo que descubrió en el Roque de Igara...
Esto mismo nos lo han confirmado muchos que los han tenido en las manos o
hallados, como el venerable anciano cura de San Pedro Daute, Don Juan
Alonso; D Pedro Carlos de Ledesma, de Güímar; Dña. Estebana García, de Igueste
de Candelaria; D. José González y D. Agustín Trujillo, de Arona, como
pueden atestiguarlo los tres últimos que aún viven; y que citamos porque TODOS
ELLOS SON DE ABOLENGO GUANCHE POR AMBAS LÍNEAS y muy versados en las
tradiciones DE LA RAZA. (Juan
Bethencourt, op.cit. cap- X pág. 287, nota 13).
Uno
de los primeros historiadores en tratar en profundidad sobre este tema de las
estatuillas sacras es Juan Béthencourt Alfonso, que nos dice refiriéndose al
Guatimac, figurilla que a modo de pectoral usan los kankus y maguadas:
“Uno
que hemos examinado del farmacéutico del Puerto de la Cruz, D. Ramón Gómez,
encontrado en 1885 en una grieta de una cueva del barranco de Erques en Fasnia,
envuelto en pieles como todos los hallados, es un poco más pequeño, pero,
aunque es de la misma familia se trata de un guatimac o séase como dice el vulgo, “del muñeco de barro” que a
guisa de pectoral llevaban colgados al cuello los sacerdotes guañameñes y samarines.
El
símbolo o idolillo de que nos ocupamos es de barro cocido, aunque la
torrefacción resulta desigual y de un color blanco amarillento. La figurilla
está incompleta por haberse roto un pequeño trozo de lo que pudiera llamarse
bóveda craneana, o mejor capacete, como lo indica la interrupción del perfil, y
la línea de puntos señala el sitio, hacia el cuello, donde le atraviesa un
agujero para pasar la correa y a fin de llevarla colgada.
La figurilla es aplastada de delante a
atrás y de un grueso en dicho sentido de 6 a 7 milímetros, menos en la base que
tiene un centímetro.
Por
la época de Béthencourt Alfonso, parece ser que se descubrieron varias de estas
figurillas: Roque Igara que según parece era igual al de Fasnia y encontrado
por Agustín Trujillo en 1896 (Cabo Blanco-Arona), Güímar, Igueste de
Candelaria, etc.
Desde esta fecha en que escribió estas noticias, no se
volvió a tener noticias sobre otras estatuillas, hasta que Luís Diego Cuscoy,
dice encontrar un supuesto ídolo en la zona de Guargacho (San Miguel de Abona)
en el llamado “Centro Ceremonial de Guargacho” confeccionado en piedra molinera
o fonolita porosa, de 10,5 cms. de largo por 10 cms. en su parte más ancha, en
extremo posee una protuberancia de forma ovalada de unos 4 cms, de largo por 3
cms. de ancho por 1,5 cms. de altura, el grosor máximo es de 3,5 cms.
Años más tarde en unas excavaciones arqueológicas
efectuadas en el barranco de La
Arena en La
Orotava, fue encontrada una pequeña piedra de basalto
fonolítico de 9 cms. de largo por 7cms. de ancho y 3,5 cms. de espesor grabada
con motivos espiraliformes en una cara y en la otra una serie de ángulos
inscritos, todo ello hecho con técnica de incisión profunda, y a la cual
actualmente se le ha dado la denominación de” ídolo”. “(Raul E. Melo Dait).
Existe
en El sauzal Chinech, (Tenerife) una cueva llamada de Los Ángeles en donde se encuentran dos pequeñas estatuas
representando una especie de ángeles, de ahí su nombre y de ahí el nombre del
lugar o zona donde se encuentra, con el tiempo y la mala conservación una de
las figuras está muy deteriorada y se puede ver que debajo de ella se encuentra
un pequeño montículo de una especie de toba roja. Son estatuas que al
cristianizar el lugar, las transformaron para el culto cristiano, en el pasado
siglo XX fueron recubiertas con una capa de cemento y remodeladas para darles
una apariencia similar a las de la iconografía cristiana.
Estas
estatuillas han sido objeto de peregrinaje y veneración popular durante siglos,
hasta que una familia alemana compró la finca donde está ubicada la cueva
cerrando el paso a los naturales.
A
su alrededor existen cuevas de enterramiento y de habitación y en su interior
como se puede ver en la foto adjunta, una cruz
como resultado de la cristianización
de este santuario guanche que lleva una fecha de 1700.
Una
estatuilla encontrada en la montaña de “Los Riscos” en San Isidro, Granadilla,
(Chinech) por un montañero, confeccionado en basalto poroso o piedra molinera y
que actualmente se encuentra en una colección particular, aunque nos comenta su
descubridor, que hay más encontradas por cabreros de la zona.
Esta
estatuilla tiene la mayoría de las características que comenta Máximo
Dall´Agnola en su trabajo “Notas para un estudio comparado de los idolillos
femeninos prehistóricos”, con respecto a las Diosas sentadas donde nos dice:
Una importante categoría de Magna Mater
está constituida por la rama de las “Diosas sentadas” muchas de las cuales
guardan invariados los motivos peculiares de la Gran Madre paleolítica:
1)
Cuerpo exageradamente obeso;
2)
Rasgos de la cara apenas esbozado o completamente ausentes;
3)
Tienden a atrofiarse brazos y piernas
4)
Cuello con frecuencia exageradamente alto;
5)
Características sexuales no explícitamente especificadas;
Para subrayar la idea de fecundidad
algunas de estas “Venus sentadas” están en el acto de tocarse los senos con las
manos…
Como
podemos apreciar, este supuesto “idolillo”, cumple todos los requisitos,
excepto el apartado 4, así como algunos comentarios más como:
En casi su totalidad, estas estatuillas
no presentan algún órgano genital y por eso tendrían que ser consideradas
a-sexuadas, en cambio su feminidad resulta muy marcada…
En el mundo antiguo y quizás también en
edad prehistórica, en muchas civilizaciones las mujeres parían acurrucadas o
sentadas, posición que parece favorecer el parto mucho más que aquella tumbada
hoy en voga: así la mujer sentada puede ser interpretada, además que por su
majestad, también como referencia al parto que, junto a la obesidad,
caracteriza al arquetipo de la fertilidad femenina. Hasta hoy muchas culturas
(por ejemplo la islámica) consideran la obesidad como un canon de belleza
femenina, identificándola como un estímulo erótico para la reproducción de
prole sana y numerosa. (Melo Dait).
“Virgen”
de Los Pinos en Arico: Imagen venerada hoy en día por los lugareños y pastores
en Arico, (El Bueno), Chinech. Obsérvese la similitud con las representaciones
de Tanit. La imagen se compone de un montón de piedras volcánicas amontonadas y
colocadas en forma triangular, enjalbegadas de blanco y en ocasiones de ocre rojo,
sobre un piso de toba. Básicamente es un betilo representación de la Diosa Tanit.
Grabado pisiforme de Chacorche:
Grabado
pisiforme de 160x60 centímetros aproximadamente asociado a cazoletas,
canalillos y cruciformes, descubierto por integrantes de la Asociación Sociocultural
Kebehi Benchomo en el año 1999, en un panel situado en el Barranco de
Chacorche, Igueste de Candelaria, lugar que en tiempos anteriores a la invasión
y conquista de la isla estaba dedicado al pastoreo del rebaño sagrado de la Diosa Chaxiraxi.
Como dato curioso señalar que en el lugar existe una pequeña cueva cuyo piso
esta cubierto con arena orgánica, que como sabemos solo se produce en algunas
playas. Fotografía del autor.
EN LA ISLA ESERO (EL HIERRO): Durante la excavación llevada a cabo en la campaña
1944-1945, por el entonces Comisario Provincial de Excavaciones arqueológicas
en la “Provincia” de Santa Cruz de Tenerife D. Juan Álvarez Delgado descubrió
un betilo o figura de aspecto antropomorfo al pie del Alto de Malpaso. D. Juan
nos describe el hallazgo de la siguiente manera: “Tiene indudablemente el
aspecto de una cara humana.
La clase de
piedra totalmente distinta de las rocas y de los picachos y montículos
circundantes, no cabe duda que fue llevada allí de intento.
Presenta
ligeramente convexa su cara delantera, y ligeramente cóncava y sin huellas
especiales su cara posterior. Su dimensión máxima es 60 centímetros, y su
anchura máxima a la altura de los ojos de la figura unos 35 centímetros. El
espesor o grueso de la piedra varía, pero su máximo grosor no rebasa 12
centímetros. Los líquenes que cubren gran parte de la piedra demuestran la
antigüedad de su contextura. Presenta dos roturas recientes (comprobadas por su
aspecto y la falta líquenes): una en lado de la figura, muy profunda, y otra a
la altura de la nariz y lado izquierdo de la cara, que pudo destruir la
desaparecida nariz. Parece, sin duda, una obra humana, representación de una
figura antropomorfa, que quizás tuviera aplicación o finalidad religiosa o cultual.
(Juan Álvarez Delgado, 1947:36-7).
BETILOS Y FALOS. Representan
los principios fecundantes, a la
Diosa en su forma primigenia como fuente de la vida,
expresadas conforme al arte desarrollado en una determinada época histórica,
así tenemos en la isla de Tamarán, una serie de figurillas que son
representaciones de la fertilidad. Son representaciones elaboradas en piedra
volcánica, barro cocido o madera, todas las descubiertas hasta la fecha
conservan restos de pintura de almagre rojo. Generalmente los betilos de forma
cónica sirven como basamento a una representación más antropomorfa de la Diosa, siendo en realidad
dos manifestaciones diferentes de la misma. Como símbolo de fertilidad son las
imágenes de Tara, en Telde, las del Agujero en Galdar, y la de La Montañeta en Moya. Estas
están vinculadas al culto fálico. Cada una de estas piezas en forma de cigarro
puro, anchas en el centro y arqueadas hacia los extremos, tienen longitudes que
oscilan entre los treinta y sesenta centímetros. También se manifiestan
artísticamente como exponentes del culto en las elegantísimas asas y picos
vertederos de ánforas ventrudas, de formas fálicas con variantes de rectas y
ciegas que van asociadas a las asas de ranura alargada, esencialmente femenina,
asímismo forman parte del mismo culto las figuras de barro cocido de estructura
peniforme, de largo cuello y doble cabeza humana conjugadas.
TIBISENAS Y FIGURAS
FEMENINAS:
Son espíritus mediadores o genios
conocidos por los nombres de Tibisenas o Tibicenas, y también
como arabisen o atabicen. Se suelen representar en figuras de
barro cosido representando perros lanudos, cochinos (cerdos). A éstos en los
tiempos de posconquista Se le añadió una serie de animales más compuesto por
pavos, gallinas e incluso vacas, considerados por los canarios coloniales como
imágenes representativas de los genios maléficos, se cree que aparecen de noche
y en lugares descampados, quizás por ello los antiguos Canarios evitaban en lo
posible los desplazamientos nocturnos, y cuando se veían obligados a viajar de
noche, generalmente lo hacían cantado o rezando la siguiente oración: ¡Cruz
perro maldito!, aparta de mi camino. En este sentido es bien conocido el
refrán popular que dice: Quien canta el mal espanta. En la Hoya de San Juan, en Arucas,
y en el lugar de Los Caserones, en San Nicolás de Tolentino, se han localizado
en estos últimos años imágenes que representan a los Tibisenas, y con
anterioridad se recogieron en Arguineguín.
En el Museo
Canario se encuentra expuesta una de las más perfectas representaciones de la tibisena,
que fue localizada en la localidad de San Juan, se trata de una figura de perro
magníficamente esculpida en barro cocido.
De
la rica cultura guanche nos ha llegado esta inquietante tradición que no deja
de tener sus connotaciones misteriosas. Los habitantes de Canarias creían en
unos “perros grandes, negros y lanudos, que representaban la encarnación del
mal; demonios de forma canina que solían presentarse al caminante solitario en
lo oscuro de los barrancos y caminos”. Estos seres aparecían en las tinieblas
de la noche y es del todo lógico pensar que aterraban a los isleños, los cuales
solían vivir en estrecho contacto con la naturaleza.
“Siendo
considerados seres del inframundo y del entorno de los espíritus, eran temidos
y por ello, les rendían culto a través de pequeños sacrificios ante pequeñas
imágenes o ex votos, a modo de figurillas de terracota o barro cocido, como los
encontrados en La Aldea
de San Nicolás, Barranco de Guayedra, en Agaete y San Bartolomé de Tirajana, en
la Isla de Gran
Canaria. Obtener el favor de estos seres espectrales para no sufrir sus
encuentros podría ser el motivo por el cual, se han hallado estos curiosas
figuras de forma humana y de animales. Algunos
son muy extraños, ya que representan a una especie de mono u oso, cuando
ambos animales no existen en la fauna isleña. Pero además, hay una curiosa
figurilla que tiene una morfología tal, que podría pasar por una especie de
Yeti, de aspecto antropomorfo, cubierto de pelo oscuro y rostro agresivo. Su
pose y actitud refleja autoridad. De
hecho, en la literatura científica y arqueológica canaria, a estas figurillas
de terracota de variadas formas, se las conocen también por el nombre de
Tibicenas, como confirmación de su aspecto mágico y ritual.
Según
las antiguas crónicas, los Tibicenas también podían manifestarse con morfología
distinta a la canina, con aspecto porcino o de otros cuadrúpedos, pero su
denominador común era su pelaje oscuro y su capacidad de desmaterializarse en
el acto, ante el asombro de los testigos. Por ser considerado por los antiguos
guanches como una entidad mágica, en el supuesto caso de haber sido capturado
uno de ellos, sin duda habría sido momificado para ostentar poder ante aquellas
criaturas, y eso no hubiera pasado desapercibido para los cronistas españoles
llegados tras la conquista, y por ende, ser trasmitido hasta nuestros días como
una hazaña heroica. En la arqueología canaria no se tiene ningún vestigio de la
existencia de tales seres, con la salvedad de las enigmáticas figuritas de
barro cocido antes mencionadas y que presumiblemente eran depositadas en
determinados lugares o caminos para la protección personal.
Desde
siempre se han considerado a los Tibicenas como seres demoníacos o malos
espíritus, pudiendo en algunos casos, multiplicarse en número o cambiar su
fisonomía, desde aspecto humano al de animal y viceversa. No es de extrañar que
por ello, siempre se les haya asociado con los seres del mal.
Lo
que deja poco lugar para las dudas es que muy pocas cosas podrían amedrentar a
una pareja de curtidos Guardia Civiles, que tuvieron la poco usual suerte de
ver dos apariciones de Tibicenas, en la década de los cincuenta. Éstos llevaban
bastantes años de Servicio y conocían a la perfección la comarca agrícola de
Arucas, en Gran Canaria, gracias a las largas y frías patrullas a pie por
fincas de plataneras y caminos de herradura.
En
una de estas rondas nocturnas, yendo por un camino aislado, pudieron escuchar
que alguien los seguía, percatándose de que un cerdito iba tras ellos. Era
pequeño y no le prestaron mayor atención, pues pensaban que se habría escapado
de alguna finca, continuando su caminata nocturna y entretenidos en sus
conversaciones. Al rato, quisieron comprobar si el cerdito continuaba detrás y
sintieron un repentino escalofrío al ver que dicho cerdo, había aumentado
notablemente de tamaño de manera inexplicable, con lo cual aligeraron el paso
presas del nerviosismo; al poco tiempo se volvieron para comprobar horrorizados
que ¡tenía unas dimensiones enormes! No les quedó otro remedio que echarse a
correr, pues aquello no era normal.
Años
más tarde volvió a repetirse una situación similar, pero en esta ocasión les
seguía un gato negro, al que tampoco prestaron atención ya que su trabajo
cotidiano se desarrollaba en un medio rural, y no les extrañó que el animalillo
buscase el lógico calor de la compañía humana en la fría madrugada. La cosa no
hubiese pasado de ahí si no es porque sintieron que aumentaba el ruido detrás
de sus espaldas, comprobando que ya no era un único gatito, sino que les
acompañaban un nutrido grupo de gatos negros. Al poco tiempo sobrepasaban la
docena de ejemplares y nuevamente nuestros dos testigos, tuvieron que recurrir
a la carrera para huir del lugar. Irónicamente, ellos nunca han creído en
sucesos extraños ni en fantasmas; sólo contaron lo vivido a su familia a modo
de anécdotas inexplicables, manteniendo un férreo silencio sobre los mismos,
atenazados por la obligación de guardar una correcta imagen personal.” (Luís
Javier Velasco Quintana)
DECORACIÓN TRIANGULAR,
SÍMBOLO DE LA LLAMA DEL
FUEGO SAGRADO. Las figuras de triángulos son abundantes en las
islas, especialmente en las de Tamarán, Chinet y Benahauare. Las figuras triangulares
son la simbología más arcaica de la Diosa-Madre en su representación como Tinnit
o Tanit. En las Islas Canarias, además de simbolizar la fertilidad,
simboliza el fuego sagrado, de ahí que sea frecuente la existencia de éstos
como grabados rupestres en las zonas donde están ubicados los Piréos y lugares
de veneración, así como en objetos de culto y de uso doméstico, vasijas,
pintaderas empleadas para el tatuaje de los cuerpos, sellos de marcas, etc.
MENHIRES NATURALES:
Como hemos apuntado estamos más cerca de la divinidad cuando estamos en
contacto directo con la naturaleza, de ahí que veamos en los grandes monolitos
y menhires naturales una manifestación del brazo sabio y fuerte de la Diosa. En esos monolitos
y menhires naturales que se yerguen imponentes y mayestáticos en las sierras y
en las montañas o llanuras de toda la orografía Canaria, podemos ver el
espíritu y el poder de la Diosa,
en Tamarán el Roque Nublo; en el de Bentaiga; en Roque Palmés; en
Roque Narices, entre otros. En La Palma el más significado es
el Idafe; en El Hierro los roques consagrados Moneiba y Erohasan; en
Fuerteventura Montañas Tindaya y Amanay; en Tenerife el Teide,
Roque Ucanca, montaña blanca, montaña Bilma, montaña Birmajen,
Ayesa, Roque La
Centinela, Roque del Conde, Roque Malpaso, Dos Hermanos, Bisechi,
Penicolo, etc., La
Fortaleza de Chipude en La Gomera; son manifestaciones
de la Diosa.
Hacia ellos
debemos dirigirnos en los momentos aciagos tanto de nuestras vidas personales
como en los de la comunidad. Allí seremos escuchados por la Diosa, y ella dispondrá lo
justo.
La estatuaria
guanche que hasta nosotros ha llegado es escasa, y muchas de ellas están fragmentadas, posiblemente debido a la
cruzada sostenida por los primeros colonizadores cristianos contra lo que ellos
denominaban ídolos. En la Hoya
de San Juan, en Arucas, (Gran Canaria) y en el lugar de Los Caserones,
en San Nicolás de Tolentino, se han localizado en estos últimos años imágenes
que representan a los Tibisenas, y con anterioridad se recogieron en Arguiniguín.
Destacan entre esas
representaciones la de un cuervo con cabeza semihumana en forma de pico, especie de glitodonte con
patas atrofiadas y entre ambas un taladro o agujero como para hacer pasar una
cuerda, especie de amuleto, fetiche o talismán, localizada en unión de otra igual en la localidad de Los
Caserones. Estas estatuillas se encuentran actualmente depositadas en el Museo
Canario. (Sebastián Jiménez Sánchez, 1966:158-9).
En Lanzarote adoraban un ídolo en forma
de figura humana y tenían un recinto o casa que hacía las veces de templo,
donde hacían sacrificios de leche y manteca. Hasta el momento se conoce un
ídolo de piedra con representación humana, de difícil adscripción, procedente
de Los Valles y otro antropomorfo de Tejia. Mención aparte merecen las
placas trapezoidales con motivos esquematizados (triangulares y otros) y una
figurilla sedente femenina de vagas reminiscencias púnicas, todos ellos del
yacimiento de Zonzamas. En este mismo sitio, adosadas a las paredes del
gran recinto de uso colectivo, han aparecido estelas trapezoidales que
recuerdan mucho a las estelas funerarias preislámicas de Safi (Marruecos), con
igual simbología que las plaquetas.
Las denominadas “queseras”, como ya hemos
visto estructura excavada en la roca con anchos canales paralelos, han sido
interpretadas de diferentes maneras, como lugares para moler, para recoger
agua, para teñir, y también, como elemento ligado al culto.
En torno a la filiación
feno-púnica del grabado de Tanit de la isla de Lanzarote, ha surgido
otro hallazgo sumamente interesante, se trata de una estatuilla esculpida en
piedra conocida desde los años ochenta, sacada a la luz tras las excavaciones realizadas por Inés Dug en
el yacimiento de Zonzamas, dicha estatuilla es una representación de la Diosa egipcia Tueris. En la
estatua aún puede apreciarse restos de pintura de color rojo ocre, color que
como es sabido tiene la consideración de sagrado se aplicaba a los betilos
estatuas de bulto y objetos dedicados al culto de la Diosa-Madre, Tanit.
Así lo estiman M.C. Pérez Díez
(R. González Antón et al, 1995:31, y Leo Dubal.) De igual modo desde el punto
de vista estilístico esta pieza emparienta con otras representaciones de diosas
entronizadas (mujeres en cinta o diosas en cinta) de influencia egipcia,
ampliamente repartidas por el Occidente púnico y datables al menos en Cartago,
en el siglo VII a.C. (Pablo Atoche Peña
et. Al.1997:17).
TITOREYGATRA (LANZAROTE):
El Ingeniero cremonés al servicio de
Castilla, Leonardo Torriani, en su visita a esta colonia para revisar sus
fortificaciones, refiriendo a la Isla Titoreygatra (Lanzarote), recoge: “Adoraban
un ídolo de forma humana, pero no se sabe quién era.
Lo tenían en una
casa como templo, donde hacían congregación,
la cual estaba rodeada por dos paredes, que entre sí formaban un pasillo, con
dos pequeñas puertas, una fuera y la
otra en medio; y allí, como en un laberinto, entraban a sacrificar leche y manteca. Algunos otros pretenden que entre estos bárbaros hubo otras clases de
idolatría, de las cuales la verdad es
que no se tiene ninguna seguridad.
(L.Torriani, 1959:41).
Una gran
escultura de bulto redondo que representa un carnero o un cerdo (Balbín et al.
1987: 31) que, aunque esquemática y deteriorada, se podría relacionar con las
bichas béticas, y una gran piedra rectangular con una gran espiral grabada, o
mejor una estela solar, de 1,50 m de altura, ambos en Zonzamas, relacionados
con el culto al paredro divino Baal Hammón / Tanit (Balbín et al. 1995).
Escaraboides egiptizantes elaborados en
calcedonia hallados en Lanzarote y Fuerteventura (Atoche et al. 1999).
TUERIS
Estatuilla
dado a conocer por el Dr. Pablo Atoche, a la que se le atribuye la
representación de la Diosa egipcia Tueris,
localizada en Zonzamas, Isla de Lanzarote, y denominada “Ídolo de Zonzamas.”
Ciertamente esta escultura es una pieza de un altísimo grado de depuración
estética.
Representa a
una figura sentada sobre sus talones con las rodillas dobladas, los brazos
sobre éstas, y la cabeza rematada por un tocado o corona rehundida, y guarda
similitudes estilísticas con ciertas esculturas fenicias y púnicas, por lo que
es probable que fuese un aporte de navegantes fenicios.
Tueris es una Diosa egipcia
cuyo nombre significa "la grande", estaba muy vinculada al
nacimiento. Se representaba como hipopótamo hembra, con cola de cocodrilo,
patas de león y muy grandes pechos. Es diosa protectora de las embarazadas y su
figura aparece en las camas y en los vasos para poner leche. Además de los
grandes dioses, los egipcios tenían todo un mundo de divinidades inferiores o
genios que tenían un enorme arraigo popular fundamentalmente por su franco
carácter benefactor y profiláctico.
Esta
flexibilidad se vio favorecida por el propio carácter poco diferenciado que
originariamente sustentaron la mayoría de esas deidades, a excepción de algunas
de menor entidad, de las que dependían parcelas muy concretas de la vida, como Tueris también conocida como Bes, y
que tuvieron quizás por ello una notable popularidad.
El yacimiento
de Zonzamas continúa deparando sorpresas a los investigadores, el citado
arqueólogo Pablo Atoche Peña y su equipo nos expone “ procedente de las mismas
excavaciones (Zonzamas), encontramos una estela, elaborada en un gran
bloque de basalto, incompleta en su parte superior y con unas dimensiones aproximadas de 1’30 m. de altura por 1 m. de ancho máximo
en la cara principal, la cual es plana y presenta un tratamiento algo más
cuidado que el resto de la pieza (Balbín,
R. de et al, 1987).
En un extremo de esa cara se sitúa una representación geométrica, constituida por cinco líneas semi circulares concéntricas, obtenidas inicialmente por medio de un piqueteado seguido a continuación por abrasión. La estela se localizó en posición secundaria, por lo que se había perdido parte de la información que podía proporcionar. Balbín, R. Et al, op. cit.:29) El motivo fue comparado (Beltrán, A., 1981) con los collares o pectorales de las estelas europeas de la Edad del Bronce europea... En la base de la estela, y a modo de altar, se localizó una representación zoomorfa.
Se trata de una figura de bulto
redondo, elaborada a partir de un gran bloque de basalto de aproximadamente
1’50 m. de largo, con un extremo más aguzado que corresponde al hocico del
animal representado y toda la superficie cubierta con anchos trazos lineales
realizados por piqueteado y abrasión. Esta escultura ha sido interpretada como
un carnero (Balbín, R. de et alii, op. cit.: 30-31).
Las estelas, pues la descrita
no es única presente en el yacimiento, y los motivos que las decoran son de
difícil interpretación. Por otro lado, las representaciones de carneros son
frecuentes en el mundo púnico: en el santuario de Tanit, en Cartago, se pueden
fechar en el siglo VIII a.C.; por el contra, los de Ibiza son del siglo V a.C.,
y los de tipasa, como los de las estelas de la metrópoli púnica, son de los
siglos III y II a.C. (Moscati, S., 1983: 144; Fernández, J.H., 1992:57). Para
otros autores /Duval, L. Et Larrey, M., 1995:12.13), el carnero, como el toro,
es una representación asociada a Baal Hammón, una deidad que, junto a Tanit,
llega a recibir culto generalizado entre los númidas (Camps, G., 1980:154)[5]. De
este modo las estelas dedicadas a Baal Hammón o Saturno, el cordero y el toro
son la representación de la victima ofrecida en holocausto y símbolo del propio
dios. Baal era un dios antiguo, creador de lo divino y lo humano, sustento del
cosmos, protector de la monarquía, venerado en el Occidente púnico por todas
las capas sociales y receptor a vez, de sacrificios humanos y animales.”(Pablo
Atoche Peña, et al. 1997:18-19)
Continua el profesor Atoche, y
nos dice: “Por otro lado, el carnero fue adorado entre los libios con el nombre
de Amón, el mismo que la deidad venerada con forma de carnero, hombre de piel
negra (o azul) o de momia en Egipto y Próximo Oriente, que tendría relación a
su vez, con el Zeus griego y el Jupiter latino. En este sentido, para autores
como M. le Glay (citado por Camps, G., 1987:151) y S. Lancel (1994: 185),
existiría una plena identificación entre Baal Hammón y Ammón (o Amón) con
anterioridad al dominio romano del Magreb. De hecho, Baal Hammón, como el Amón
egipcio, se relaciona con símbolos solares, del mismo modo que Tanit tiene el
creciente lunar como atributo astral. Sol y Luna, elementos asociados a la
esencia inmortal de lo divino entre los semitas (tradicionalmente adorados en
el mundo bereber), parecen haber formado parte de ese sincretismo religioso del
que hemos venido hablando. Vinculada a esto último podría estar la inscripción
“t”dnmn, aparecida en Canarias, que Rafael Muñoz traduce como “hata adon Amon”:
éste es el dios Amón (Muñoz, R., 1994: 38).” (Pablo Atoche Peña, et al, 997:
19)
En el citado artículo, y en su
nota número ocho, Pablo Atoche refiriéndose a la procedencia paleobereberes
punizados de los mahos nos dice: “Una posibilidad que ya fue apuntada
entre otros por Leonardo Torriani en el siglo XVII, y que da cuenta de la
erudición y/o la intuición del ingeniero cremonés. En 1934, D.V. Darias y
Padrón /1934: 12), afirmaba el establecimiento de una factoría fenicia en
Lanzarote, contemporánea al Periplo de
Hannón. Del mismo modo, Pedro Hernández publica en 1947 y 1954 sendos
trabajos en los que da cuenta del descubrimiento de lo que él considera un
conjunto de betilos y fosas de enterramiento en distintos yacimientos de Telde,
(Gran Canaria) que no duda en relacionar con elementos similares procedentes
del mundo púnico. En el mismo sentido, E. Zyhlarz (Giese, W., 1952: 421),
observaba la presencia de la lengua púnica en el Hierro. Es evidente que no
todo lo propuesto por estos y otros autores es aceptable en la actualidad; sin
embargo todo ello refleja que la intuición de la presencia de los púnicos o lo
púnico en Canarias es una realidad que está presente desde los comienzos de la
investigación histórica en las islas.” (Pablo Atoche, et al. 1997: 27).
ESTATUILLA CON GRABADOS LIBICOS-BEREBER
EN BENAHUARE:
En
un primer sondeo ha aparecido el único grabado que existe en Canarias sobre
barro, que se encuentra en el Museo Arqueológico Benahoarita y que procede de
Buracas, en Garafía.
Un sistema de escritura que, llegó del norte de África
con las poblaciones mazigias que se instalaron en las Islas y que llegaron como
es natural con este bagaje cultural y espiritual de su propia escritura y
lenguaje.
Una cultura que como queda dicho se extiende desde
Canarias, en el límite oeste, hasta Egipto, cogiendo toda la mitad norte de
África. Es la escritura que ocupa más superficie en la antigüedad, En La Palma, en estos momentos el
único yacimiento que se conoce con este tipo de inscripciones se encuentra en
los precipicios de la Caldera
de Taburiente, formando parte del Roque y la Cueva de Tajodeque. Los petroglifos se
distribuyen por la visera superior y el interior de esta cavidad, situada en
las inmediaciones de la fuente homónima.
En ese sentido, se están analizando -además de los
conjuntos de Tajodeque, en la
Caldera de Taburiente-, El Verde, en el barranco Tenisca, y
el barranco de Rodrigo, en La
Cancelita, todos en el municipio de El Paso; así como el
barranco del Agua Dulce, en Puntagorda.
Es singular la Cabeza de Tacande, en la Isla Benahuare (La Palma), tallada en piedra
porosa y con una serie de signos grabados.
Tenemos noticias del hallazgo de
una escultura similar en la Isla
de Tenerife.
Así mismo, en La Gomera están documentados
dos figurillas conocidas como Machia Mayor y Machia Menor.
MANO: Como hemos
expuesto más arriba el arqueólogo P. Atoche y sus colaboradores, estudiaron
parte del material lítico exhumado en yacimiento de Zonzamas,
especialmente un grupo de estelas consistente en unas sesenta placas
trapezoidales, entre ella destacan unas veinte que contienen motivos incisos en
bajorrelieve o abrasión, una de las placas, de unos 20 x 19 x 3 cm, presenta en
una de sus caras una representación de la mano derecha a partir de la muñeca,
ejecutada mediante el método de abrasión. Para Lancel (1994:213) según la
propuesta americana (Stager, 1987:213) en relación con la periodización de las
estelas del tofet de Cartago, en Tanit III las estelas se van haciendo más
altas y esbeltas y se mezclan con material romano, mano derecha levantada y con
los dedos abiertos simbolizando oración. (Citados por del Arco Aguilar, et al.
2000,43-65) Este tipo de estelas se puede observar en algunos paneles de
nuestras islas.
Representación
de la Diosa
egipcia Tueris, encontrada en el yacimiento de Zonzamas (Lanzarote).
Fotografía:
R. Balbín.
Diosa
Tueris, egipcia.
[1] En La Laguna, Menceyato de Anaga,
en la sierra de Sejeita (San Roque-Lomo Largo) existe el Camino del
Bronco (Brunco). Este camino que conduce hasta el valle de Abicure,
en las laderas de Gonzalianez pasa al pie de un pitón basáltico en el que hay
un panel de grabados rupestres y más arriba, en un afloramiento de toba roja
existen unas grandes cuevas horadadas que han sido reutilizadas como gañanía.
Así mismo en el Menceyato de Taoro, en la localidad de La Orotava, está el
Camino Hoya Brunco, ámbos en la isla de Tenerife.
[2]
Astar=Astarté, es el nombre fenicio de la Diosa, en Cartago como hemos dicho la denomina
Tanit, y en los pueblos mazigios Tinnit.
[5] El resalte en negrita es
nuestro.
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