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Volumen V
CAPITULO XXI-II
REFERENCIAS SOBRE ASTRONOMÍA Y EL CALENDARIO GUANCHE
Eduardo Pedro García Rodríguez
El Calendario en la sociedad guanche:
Hacían entre año, (el cual contaban
ellos por lunaciones) muchas juntas generales; y el rey que a sazón era y
reinaba, les hacía el plato y gasto de las reses, gofio, y manteca, que era
todo lo que darse podía; y aquí mostraba cada cual su valor, haciendo alardes
de su gracias en saltar, correr, bailar aquel son que llaman canario, con mucha
ligereza y mudanzas, luchar, y en las demás cosas que alcanzaban; y no es poco
de maravillar, que hombres tan valientes, de tanta fuerza y ligereza y tan
delicados ingenios como dellos han salido.
Fray Alonso de Espinosa, “Historia de Nuestra Señora
de candelaria” Lib. III. Cap. IV, pag. 38
El mismo autor, en el libro II, cap. II, pag. 51,
refiriéndose a la posible llegada de la Chaxiraxi a la isla dice: “Aunque averiguar el
año y tiempo en que esta sagrada imagen apareció sea cosa muy dificultosa,
porque ha venido de mano en mano hase ido perdiendo la memoria; con todo
aquesto, aprovechándome de las antiguas pinturas que esto refieren y sirven
de escritura y de la computación de las lunas y que los antiguos naturales
usaban, vendré rastreando a dar con lo más averiguado que es: el año mil y
cuatrocientos (...)”
“El número del día por los soles
y el de meses y años por lunas,
contaban con buen orden y concierto
y como eran de cuenta, tenían
cuenta”
Antonio de Viana (Canto I, versos 608-611, pag. 30.
Abreu Galindo en su “Historia de la Conquista de las Siete islas de Canaria”. Lib.
III, cap.IV, pag. 270 dice: “Tenían gran cuenta con los días, por las lunas,
a quien tenían gran veneración y con el sol”.
El historiador gran canario Tomás Arias Marín de Cubas
(1643-1704), concreta un poco más y nos
dice: “Contaban su año llamado Acano por lunaciones, de veinte y nueve soles
desde el día que aparecía nueva empezando por el estío, cuando el sol entra el
Cancro (“cancer”=cenit) a veinte y uno de junio en adelante la primera
conjunción...(Historia de las Siete islas de Canaria”) Lib. II, cap. XVIII,
pag. 254.
Francisco García Talavera y José M. Espinel Cejas, en
su obra “Juegos Guanches Inéditos” nos proporcionan una visión más
amplia de la cuestión:
“Los guanches se servían de sencillos instrumentos
para seguir el curso del Sol, elaborados con materiales del entorno, por
ejemplo, varillas cruzadas que servían para determinar con gran precisión el
paso de Magek, el astro rey, el “Dios”...,[1] por
el cenit. El solsticio de invierno, el de verano, el equinoccio de primavera y
el de otoño eran igualmente susceptibles de ser calculados por este
procedimiento. Es lógico, pues, pensar que entre los guanches precoloniales
prevaleciera la idea de computar el tiempo mediante el periodo de revolución
lunar en torno a la Tierra,
fácilmente determinable por la repetición rápida y regular de las fases de la
luna...
El Calendario guanche sería bastante exacto y complejo
ya que constaba de 365 días al año, contados desde un solsticio de
verano hasta su repetición al año siguiente. Es muy probable que este
calendario se basara en el “nacimiento heliaco” de Sirio, la estrella más
brillante del cielo, que en aquella época aparecía por el horizonte poco antes
del amanecer el día del solsticio de verano.
Si esto sucedía así como parece más que probable,
explicaría perfectamente que fuera éste último el día señalado para comenzar el
cómputo del ciclo anual (S.G.C.A.), es decir el primer día del año guanche.”
Otras fuentes –continúan los autores – serían las construcciones
de los viejos guanches, sus inscripciones de cualquier tipo y cualquier otra
manifestación que pudiera tener una aplicación o finalidad astronómica. De
todas las culturas antiguas de la cuenca mediterránea, la egipcia fue la que
más prestigio tuvo. Esta civilización africana influyó decisivamente sobre
todas las demás y en particular sobre la griega, influencia que fue fundamental
para el desarrollo de ciencia y la cultura del entonces “barbaro” occidente
europeo.
No es de extrañar que la astronomía guanche tenga
bastante similitud con la egipcia, no por pura casualidad sino porque el mundo “bereber”
influye de tal manera en dicha civilización y viceversa, que a principios del
primer milenio A.C. se instaura la Iª
dinastía faraónica mazigia de Egipto.
Los viejos guanches tuvieron, con toda probabilidad,
una idea bastante precisa de los movimientos del Sol, la Luna la Estrella Sirios y
posiblemente de Venus y otros planetas. En este aspecto, sus observaciones
astronómicas, su sistema de cómputo del tiempo y su calendario – los numerosos
testimonios de cronistas e historiadores así lo atestiguan – sorprenden por su
extraordinaria precisión.
Es fundamental el aporte de la oralidad cultural,
fruto de la pervivencia. El análisis de esta información, así como de los
textos que hablan de la cultura aborigen, escritos tras la conquista y
referidos concretamente a los conocimientos astronómicos de los antiguos
guanches, permiten relacionar y describir datos sobre la Astronomía precolonial,
aún pendiente de una exhaustiva investigación. Creemos que de ningún modo se
debe minimizar o menospreciar la importancia de los cómputos ni de cualquier
otro elemento medible o calculable.
Pensamos que lo importante y extraordinario de los
conocimientos astronómicos de nuestros antepasados y sus manifestaciones
–calendario, la geometría de las inscripciones, de las pintaderas, de los
epigramas líticos de reticulado lineal, etc., no es únicamente el saber en sí
mismo, sino sobre todo el carácter funcional que desempeñaban en cuanto a los
requerimientos y necesidades de subsistencia, además de su especifica visión del
mundo. (Francisco García Talavera y
José M. Espinel Cejas, 1989:93-94)
Durante el transcurso del año y desde que tiene lugar
el nacimiento heliaco, Sirio se desplaza, noche tras noche, hasta producir su
ocaso heliaco, fenómeno tras el cual quedará invisible durante un largo periodo
de tiempo hasta su siguiente aparición (nacimiento heliaco), durante el
amanecer del siguiente solsticio de verano...El año, como señalan Marín de
Cubas, Gómez Escudero, Chil y Naranjo, Bethencourt Alfonso, Álvarez Delgado y otros,
afirman que el año nuevo guanche comenzaba con el solsticio de verano, es
decir, hacía el 21 de junio, día en que se encienden desde tiempo
inmemorial, hogueras rituales por toda la geografía del Archipiélago. Esto
explica el hecho de que los pastores y campesinos, aún hoy, rescindan y
contraigan los contratos anuales por “San Juan señalado”, festividad
pagana católica con que el clero sincretizó el año nuevo guanche. Esta práctica
está documentada desde los primeros tiempos de la conquista, en que los contratos
entre guanches y de estos con los europeos e incluso con el Cabildo de la isla,
se celebran por estas fechas, según están recogidos en diferentes actas del
antiguo Cabildo de la isla de Tenerife. Por otra parte, creemos que las
construcciones denominadas “Morras” “Majanos” o “Pirámides”, las cuales están
extendidas por todas las islas, aunque en la actualidad el mayor número de
ellas subsisten en las islas de Tenerife y en la de La Palma, cumplían funciones no
solamente rituales, sino también astronómicas como tendremos oportunidad de ver
en el capitulo correspondiente.
Por su parte, el insigne canario de corazón y
catedrático de la
Universidad de La
Laguna don Rafael Muñoz Jiménez, en un artículo en el que
rebate unos planteamientos que sobre el calendario guanche realiza el
astrofísico J. Jiménez González, nos dice: “...Nuestro investigador parte de un
primitivismo exagerado de los aborígenes: sólo algunas sociedades
complejas lograron desarrollar una teoría matemática que exigía un estudio y
observación sistemáticos a lo largo de varias generaciones. Es dar por
sentado que el aborigen canario pertenecía a una sociedad simple. ¿Porqué simple?, ¿por el hecho de no tener la
industria del metal? Concedo que no fuesen capaces de desarrollar una “teoría
matemática”, para llegar a conclusiones de precisión de decimales; pero no que
no fueran capaces de realizar un estudio y observación sistemáticos a lo
largo de varias generaciones.
Porque el calendario ha sido el resultado de
observaciones verificadas, no por un individuo, sino a lo largo de muchas
generaciones. Y negar esto a un pueblo que se fija en los cielos, que es capaz
de observar el movimiento del sol en el solsticio de verano, como veremos
después, que adora al sol, a la luna y a las estrellas es
negar la propia esencia del mundo mágico del primitivo.
Hay algo que no entiendo de las palabras de Jiménez
González: se debería ajustar el calendario a las variaciones climáticas
anuales que dependen del sol; estas palabras completan otra frase suya, también
citada anteriormente: si el mes se contabiliza por las 4 fases lunares de 28
días, el año no acaba teniendo 12 meses sino 13, sobre un monto total de 364
días. Esto es claramente comprensible si-además-atendemos a las características
geográficas del archipiélago; concretamente a su localización en latitud y
longitud, desigual de los lugares de procedencia de los conquistadores.
¿Se refiere a las lunaciones, a la visión de la neomenia
y las distintas fases? Es cierto que las fases lunares se ven en distintos
momentos, dependiendo de la latitud y longitud del lugar. Pero se ven. En
Canarias el sol sale una hora después que en la Peninsula;[2] pero
sale y después se pone, aunque la duración de la insolación esté sometida a
variaciones sustanciales respecto a las tierras situadas en latitud más al
norte.
Quizás se refiera a que el calendario agrícola, el que
marca las distintas actividades del campo sea distinto al de los
conquistadores. Pero no veo que relación puede tener la luna con ello. Ni
siquiera cuando dice que el ciclo lunar coincide con la menstruación de
las mujeres, rodeada de diversas consideraciones mágicas y rituales en muchas
sociedades (Jiménez, 1990:101). Supongo que se refiere a la duración del
periodo menstrual, no a que coincida con el ciclo lunar.”
El autor, continúa desarrollando su tesis y más
adelante expone: “Es cierto que Marín y Cubas es ya un historiador tardío, pero
dispuso de documentos que no tuvieron a mano otros autores, redactados en el
siglo XVI por contemporáneos de la conquista, ya que muchas de las noticias que
nos trasmite el códice de 1867 aparecen redactadas en presente real y no en
presente histórico lejos de los hechos narrados (Régulo en Marín, 1986:29).
Si el año de los aborígenes comenzaba con el solsticio
estival, la consideraciones que se deducen de ello tienen una importancia
considerable: el año comienza en esa fecha en los calendarios griegos y
egipcio.
Los egipcios comenzaban el año bajo el signo de
Cáncer, como se puede ver en el Zodiaco
que hay en la pronaos del templo de Denderah: al lado de Sothis, y antes de
Cáncer, figura una diosa que derrama agua, símbolo de la inundación
(Bouché-Leclerq, 1989:137, nota 2).
Hay una hipótesis subyugante: es posible que los
bereberes procedieran de Egipto, que comenzaban el año con el solsticio de
verano; al llegar al norte de África adoptan los nombres latinos de los meses, pero haciendo comenzar su año
con el mes de enero. Así pues, el junio norteafricano era llamado enero; julio
de denominaba febrero agosto era el marzo guanche.” (R. Muñoz Jiménez,
1995:122-3)
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(1) SOLSTICIO DE VERANO: Fiesta del Sol. Comienzo del año guanche. Suelta de
los machos. Culminación de la cosecha. Hoy pervive cristianizada en la
festividad de San Juan.
(2) WEÑESMER, DÍA CENTRAL DEL VERANO: Fiesta del “Pasto” o de la canícula. Hoy pervive
cristianizada en la Fiesta
de la Rama en
Agaete, la festividad de la
Virgen de Candelaria en todo el Archipiélago.
(3) EQUINOCCIO DE OTOÑO: Comienza el período de siembra (sementera). Día
central del “Pasto” o primer gran periodo estacional del año guanche.
(4) DÍA CENTRAL DEL OTOÑO: Comienza a aumentar el frío y la humedad. Se matan
los cochinos para el invierno, finaliza la sementera.
(5) SOLSTICIO DE INVIERNO: Día central del año guanche. Nacimiento y cría del
ganado “nuevo”. Comienzo del “Verde”. Estación de la abundancia...
(6) DÍA CENTRAL DEL INVIERNO: Período de mayor frío y humedad. Fiesta del “Verde”.
Hoy cristianizada en San Antonio Abad.
(7) EQUINOCCIO DE PRIMAVERA: Marca del ganado. Esquile de las ovejas. Comienzo de
la maduración de los cultivos. Día central del “Verde” o segundo gran período
estacional del año guanche.
(8) DÍA CENTRAL DE LA PRIMAVERA: Los días se hacen más cálidos. Comienzo de la recolección
y posterior trilla. (F. García Talavera et al. 1989:114)
EL SISTEMA DE NUMERACIÓN EN LA SOCIEDAD GUANCHE:
Tal como exponen los investigadores
canarios Francisco García Talavera y José M. Espinel Cejas en su obra ya
citada, y a pesar de que la cita puede resultar un poco larga, no dudamos en
insertarla debido a su incuestionable valor como testimonio de que nuestros
antepasados no estaban inmersos en un neolítico cultural, tal como nos han
venido indicando insistentemente los estamentos dominantes de la cultura
colonial: “Estamos convencidos de que el sistema de numeración empleado por
nuestros pastores precoloniales tenía
que ser amplio y perfecto, como afirmaba Álvarez Delgado en su obra “Sistema De
numeración Norteafricano”, premio Antonio Nebrija del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas español (C.S.I.C.). Es más, estamos seguros de que
los antiguos pastores canarios utilizaron este sistema de cómputo duodecimal
para el ganado, al igual que para el cálculo astronómico y los juegos, por dos
razones principales:
La primera es que este sistema tiene connotaciones
prácticas y mágicos religiosas, relacionadas con la necesidad de computar las
lunaciones y determinar las estaciones, labor ésta de vital importancia, pues
un aprovechamiento perfecto de las estaciones del “El Verde” para la
reproducción y la cría del ganado, era la única garantía para la continuidad
del rebaño, del cual dependía la comunidad para su supervivencia.
La segunda razón es la irrefutable prueba de la
pervivencia. Actualmente el sistema de numeración en base doce(12) pervive
entre los pastores canarios que, aún conociendo y dominando también el de base
10, al igual que los pastores precoloniales, emplean para el ganado el
duodecimal.
En la isla de El Hierro, por ejemplo, los pastores aún
operan utilizando el sistema duodecimal, el mismo que se empleó para el
desarrollo de la mayoría de las variantes del juego de la Dama. Esta persistencia
en el uso, confirma su desenvolvimiento práctico y es un testamento más de la herencia
cultural guanche, cuya presencia ha perdurado de forma sutil en nuestro
Archipiélago, pese a la sistemática y brutal política “cultural” de
españolización.
SISTEMA DECIMAL: Es pues la pervivencia (continúan exponiendo los
autores) una vez más, la prueba de nuestra tesis: los antiguos canarios
utilizaron, desde el punto de vista matemático, al menos, dos sistemas de
numeración: uno era el duodecimal, originado en la astronomía y aplicado
posteriormente en otras labores de cierta importancia sociocultural para la
supervivencia de la comunidad, como pueden ser la ganadería, los ritos y los
juegos de reflexión. Estos últimos, en la mayoría de los casos, con
connotaciones rituales mágicas y religiosas.
El otro sería el decimal, recogido y trasmitido por
algunos europeos como el piloto Nicoloso da Recco, de la expedición portuguesa
de 1341, o el ingeniero italiano al servicio del rey de España Leonardo
Torriani (s.XVI), durante su estancia en las islas.
Este sistema fue recogido en la lengua de los antiguos
canarios, y es ampliamente estudiado y analizado en su obra “Sistemas de
numeración Norteafricano” del profesor Juan Álvarez Delgado y “Aproximación
al sistema de numeración Canario” de Ignacio Reyes García (obra
lamentablemente inédita).[3] Ambos
autores desconocían la pervivencia del sistema en base 12, ampliamente
extendida entre nuestros pastores. Si este tipo de numeración, ha llegado hasta
nuestros días, ha sido porque sin duda alguna ofrece ventajas prácticas en el
pastoreo. Entre dicha ventajas estaba un mayor número de divisores y múltiplos,
lo que permite un mejor desenvolvimiento práctico. (Francisco García-Talavera
et al, op. cit:96-98)
Actualmente, un importante sector de la sociedad
canaria está empeñada en recuperar el ancestral calendario guanche como vinculo
con una de las múltiples facetas de sus señas de identidad. Cada año son más
los canarios que al atardecer del día 21 de la primera luna (correspondiente al
21 de junio del calendario gregoriano) se concentran en las playas de nuestras
islas para celebrar la llegada del nuevo akano o año nuevo guanche,
encendiendo las hogueras sagradas y practicando los baños rituales en las
playas, al tiempo que se produce una comunión con la Diosa-Madre,
regeneradora de la vida tanto humana como animal y vegetal. Ante la brusca
interrupción del calendario guanche por parte de los colonizadores, y la total
destrucción por parte de éstos de las tarhas que registraban el tiempo,
es decir, la casi total aniquilación de los sistemas de computo del tiempo usada
por la sociedad guanche, no han llegado hasta nosotros datos que nos permitan
una continuidad del calendario primitivo, por ello, un gran sector de la
población ha optado por la continuidad del calendario a partir de una segunda
época o periodo, la cual se ha fijado a partir del día 21 del primer sela (mes
lunar) del primer año de la segunda época, equivalente al 21 de junio del año
2000 del calendario gregoriano. En la elaboración del mismo han intervenido los
mazicólogos Derimán Ichazagua y Aknar n- Ayt Unaga, así como Guaire Adarguma
Anez’ Ran n Yghasen, en la parte de investigación histórica.
LOS
DÍAS DE LA SEMANA
EN LA LENGUA
NEOCANARIA.
En neocanario -la lengua
mazígica insular moderna- los nombres de los días de la semana son los
siguientes:
(USFAN
N TSÁSEFT: los días de la semana)
Asmezwar,
lunes
Assani, martes
Aswiskerad, miércoles
Aswiskuz, jueves
Aswismus, Viernes
Aswisdis,
sábado
Aswisa,
domingo
Estos
nombres, acuñados en Taknara, están compuestos, respectivamente, por as-,
apócope de ásef, 'día', y los siete primeros ordinales mazigios
(="bereberes") en su forma masculina, algunos de los cuales han sido
también abreviados con la supresión de una o más letras. (Este procedimiento de
creación léxica mediante reducción vocálica y/o consonántica -por
asimilación o supresión de una o más letras en los vocablos compuestos- viene
siendo también utilizado en el Continente.)
Los indicados ordinales, y, entre paréntesis, los cardinales
mazigios también en su forma masculina, son éstos:
amezwaru,
primero
( yan o yun, uno )sani o wis-sen, segundo ( sen o sin, dos )
wis-kerad, tercero ( kerad o krad, tres )
wis-kuz,
cuatro ( kuz, cuatro )
wis-semmus,
quinto
(semmus, cinco )
wis-seddis,
sexto (seddis o ses, seis )
wis-sa,
séptimo (sa, siete )
(La
partícula wis está compuesta por el soporte de determinación wi y
el funcional s.)
Como se ha visto, el plural de ásef, 'día', es usfan.
Con el numeral cardinal sa, 'siete', y ásef se ha compuesto,
también en Taknara, el vocablo neocanario tasáseft, 'semana', cuya forma
de anexión es, como se indica más arriba, tsáseft. El plural de este
vocablo es tisasfin.
El vocablo ásef, 'día', es un derivado de la raíz F,
con la que están formados numerosos términos que designan, respectivamente, el
fuego, la luz y el sol, como por ejemplo, afa, 'fuego'; tafawt,
'luz'; tafuyt, 'luz solar'; tasafut, 'antorcha'; 'linterna'; tasfiwt,
'lámpara'; etc. En la mayoría de los dialectos mazigios esa F se ha asimilado a
la -s- en la voz ásef, dialectos en los que sólo se emplea la forma ass
(cuyo plural es ussan) para designar el día.
Ásef, o ass, designa en mazigio tanto el día de 24
horas como la parte del mismo en que el Sol está sobre el horizonte. Para los
mazigiohablantes, el día comienza a la caída de la noche, y se compone de una
noche y un día. Así, pues, la noche del miércoles es la del martes al
miércoles, y no la del miércoles al jueves
Y para concluir, en
neocanario esta misma lengua es denominada taknart taynayt, literalmente
la lengua canaria nueva, pero también podríamos denominarla
taknarnayt (voz compuesta de ambos vocablos
mazígios con la supresión del primer diptongo). ( Aknar n- Ayt Unaga,
2003. Comunicación personal)
CALENDARIO LITÚRGICO GUANCHE
Junio-Julio, primera
lunación, o mes del Sol Joven. (Comienzo del Año Nuevo Guanche el 21 de
junio) (31 días)
Julio-Agosto, segunda
lunación, o mes de recogida de las Miéses.
(31 días)
Agosto-Septiembre,
tercera lunación, o mes del Weñesmer.
(31 días)
Septiembre-Octubre,
cuarta lunación, o mes del Pasto.
(30 días)
Octubre-Noviembre,
quinta lunación, o mes del Sol Tibio.
(30 días)
Noviembre-Diciembre,
sexta lunación, o mes del Baifo.
(30 días)
Diciembre-Enero,
séptima lunación, o mes del Sol Anciano
(30 días)
Enero-Febrero, octava lunación, o mes de La Luz (30 días)
Febrero-Marzo, novena
lunación, o mes de El Verde (30
días)
Marzo.Abril, décima
lunación, o mes de Magek (30
días)
Abril-Mayo, décima primera
lunación o mes de Tinnit (Chaxiraxi)
(31 días)
Mayo.Junio, décima
segunda lunación o mes de Los Frutos
(31 días)
LOS DÍAS DE LA SEMANA EN LA LENGUA NEOCANARIA:
En neocanario -la lengua
mazígia insular moderna- los nombres de los días de la semana son los
siguientes:
(USFAN
N TSÁSEFT: los días de la semana)
Asmezwar,
lunes
Assani, martes
Aswiskerad, miércoles
Aswiskuz, jueves
Aswismus, viernes
Aswisdis, sábado
Aswisa, domingo
Estos nombres, acuñados en Taknara, están compuestos,
respectivamente, por as-, apócope de ásef, 'día', y los siete
primeros ordinales mazigios (="bereberes") en su forma masculina,
algunos de los cuales han sido también abreviados con la supresión de una o más
letras. (Este procedimiento de creación léxica mediante reducción vocálica y/o
consonántica -por asimilación o supresión de una o más letras en los
vocablos compuestos- viene siendo también utilizado en el Continente.)
Los
indicados ordinales, y, entre paréntesis, los cardinales mazigios también en su
forma masculina, son éstos:
amezwaru,
primero
( yan o yun, uno )
sani o wis-sen, segundo
( sen o sin, dos )
wis-kerad,
tercero ( kerad o krad, tres )
wis-kuz,
cuatro ( kuz, cuatro )
wis-semmus,
quinto (semmus, cinco )wis-seddis, sexto (seddis o ses, seis )
wis-sa,
séptimo (sa, siete )
El conjunto de los meses del
calendario lunar es designado por los pastores y agricultores mazigio-hablantes
como Ayyuren n ujenna (“los meses del cielo”) y el de los meses del calendario
solar (juliano) ayyuren n takka) (“los meses de la tierra”). La denominación de
cada uno de los meses del calendario mazígico de Taknara que proponemos es el
siguiente:
ADIREN N WAYYREN N USEGGAS S TEKNARNAYT
(LOS NOMBRES DE LOS MESES DEL AÑO EN NEOCANARIO)
Want’ijamaynut [<Wa+
n + it’ij, (Sol) + amaynut, (Joven) ]
Wanmendi [<wa
+ n + imendi, “míeses, cereales”]
Wanyesmar [<wa
+ n + smer, “hacer grandes calores”
Want’iludi [<wa
+ n + aludi, “tibio”]
Wanil [<wa
+ n + tilt, !hierba”] = wanuga [tuga,
“hierba”]
Wanghiyd [<wa
+ n + ighiyd, “baifo, cabrito”]
Want’ijussur [<wa
+ n + iti’j + aussur, “anciano,Viejo”] want’ijssur
Wanfuy [<wa + n + tafuy “luz
solar”]
Wanzegza (w)
[<wa +n + azegza (w), “verde”]
Wanmayak [<wa + n + “madre”, + yak,
“todos; todo”]
Wanzar =wanrad’ [<wa + n + tazart, “fruta; higo”]
arad’, higo.
(La partícula wis está compuesta por el soporte de
determinación wi y el funcional s. )
Como se ha visto, el plural de ásef, 'día', es usfan.
Con el numeral cardinal sa, 'siete', y ásef se ha compuesto,
también en Taknara, el vocablo neocanario tasáseft, 'semana', cuya forma
de anexión es, como se indica más arriba, tsáseft. El plural de este
vocablo es tisasfin.
El vocablo ásef, 'día', es un derivado de la raíz F,
con la que están formados numerosos términos que designan, respectivamente, el
fuego, la luz y el sol, como por ejemplo, afa, 'fuego'; tafawt,
'luz'; tafuyt, 'luz solar'; tasafut, 'antorcha'; 'linterna'; tasfiwt,
'lámpara'; etc. En la mayoría de los dialectos mazigios esa F se ha asimilado a
la -s- en la voz ásef, dialectos en los que sólo se emplea la forma ass
(cuyo plural es ussan) para designar el día.
Ásef, o ass, designa en mazigio tanto el día de 24
horas como la parte del mismo en que el Sol está sobre el horizonte. Para los
mazigiohablantes, el día comienza a la caída de la noche, y se compone de una
noche y un día. Así, pues, la noche del miércoles es la del martes al
miércoles, y no la del miércoles al jueves.
Y
para concluir, en neocanario esta misma lengua es denominada taknart taynayt,
literalmente la lengua canaria nueva, pero también podríamos denominarla taknarnayt
(voz compuesta de ambos vocablos mazígicos con la supresión del primer
diptongo.)
Al comenzar el akano (año) litúrgico guanche con el
solsticio de verano el 21 de junio del calendario gregoriano, el mes guanche
queda insertado en dos meses del calendario gregoriano, los cuales son los
siguientes:
Meses. Nombre
guanche. Nombre en Castellano.
Junio-Julio. Want’ ijamaynut Magek Sol Joven.
Julio-Agosto.
Wanmendi
Mieses.
Agosto-Sepiembre.
Wanyesmar
Weñesmer.
Septiembre-Octubre. Wanil
Pasto.
Octubre-Noviembre. Wan’iludi Magek Magek Tibio.
Noviembre-Diciembre. Wanghid Baifo.
Diciembre-Enero.
Want’ ijussur Magek Sol Anciano.
Enro-Febrero.
Wanfuy La
Luz.
Ferbrero-Marzo.
Wanzegza El Verde.
Marzo-Abril.
Wanmayk Magek
Abril-Mayo.
Tanit Chaxiraxi.
Mayo-Junio.
Wanzard=Wanrad Los Frutos.
ARQUEOASTRONOMÍA
GUANCHE: Uno de los
trabajos mejor elaborados sobre la astronomía del pueblo guanche lo es sin duda
el llevado a cabo por el Observatorio Astronómico de Agache, del cual por su
indudable interés nos permitimos transcribir algunos párrafos.
¿ QUE ES LA ARQUEOASTRONOMIA
?: La arqueoastronomia es una rama de la astronomía y de la
arqueología, cuya función es estudiar las orientaciones de las diferentes
construcciones o lugares sacralizados, de las antiguas civilizaciones; para
determinar el grado de conocimiento astronómico de esas civilizaciones que nos
han precedido, su calendario, y cosmogonías (esto último estudiado por la
etnoastronomía) Pero todo ello con un rigor científico, sin necesidad de tener
que explicar las construcciones por medio de la visita de civilizaciones
extraterrestres, ni de sacralizar unos fenómenos periódicos. Quien no se ajuste
a estas premisas, está negando a su propia especie, la capacidad de la
creatividad, y subvalorando su tesón, imaginación y poder de reflexión.
¿ POR QUE ES TAN
IMPORTANTE LA ASTRONOMIA
EN EL MUNDO ANTIGUO ? Desde siempre la vida del
hombre estuvo afectada por el clima, en invierno se debía proteger del frío, y
los alimentos escaseaban. En verano era fundamental la presencia de agua, para
la subsistencia. El hombre cazador y recolector del paleolítico dependía de las
migraciones de sus animales de caza; con la llegada del neolítico, el problema
se agravó, puesto que se debían plantar las semillas en la época adecuada, para
que existiese una producción suficiente que alimentara a la población, al mismo
tiempo que no se debía correr el riesgo de perder las semillas.
Por ello era fundamental anticiparse a los
acontecimientos climáticos, para trasladarse, o cultivar en el momento preciso
(puesto que de ello dependía la subsistencia de la comunidad). Se debía encontrar
algún tipo de señales en la naturaleza, cuya presencia avisara de los
acontecimientos venideros.
Sin duda las señales más exactas eran los
movimientos de los cuerpos celestes, en especial los del Sol (siendo en
realidad su movimiento el causante de las diferentes estaciones). Esta es la
razón por la que el Sol, es tan importante para las civilizaciones; al ir
evolucionando, se comenzó a observar otros astros, como la Luna o algunas estrellas.
Mientras comenzaba a surgir la necesidad de creación de un calendario que
regulara el trabajo de la sociedad. A medida que los individuos en estas
sociedades se iban especializando, surgieron personas que se dedicaban a la
contemplación de los fenómenos astronómicos, encargándose ellos de indicar al
resto de la sociedad, las épocas más adecuadas para el cultivo, recolección y
festejos.
En su humano afán de ser más
precisos, y de predecir más fenómenos, construyó lugares de observación cada
vez más exactos; y se dedicó a relacionar todo lo que ocurría en los cielos, con
lo que sucedía en la tierra, (naciendo en este momento la astrología, los
tabúes, y muchos de los dioses de la naturaleza).
Estos hombres fueron cada vez
más necesarios para las sociedades, y siguiendo la famosa máxima "El
conocimiento es poder", comenzaron a influir de manera importante en
el comportamiento de la sociedad, y de sus dirigentes. Al mismo tiempo que se
rodeaban de un cierto secretismo que los convertían en personajes especiales,
dentro de sus misma sociedad.
[1] Como hemos venido
repitiendo, Magek es de genero femenino
y quiere decir “Madre de todo o de todos” es decir, La Diosa de todo lo creado, la Diosa dadora de vida. Nota del autor.
[2] Aunque el autor no
específica a que Península se refiere, suponemos que se trata de la Península Ibérica.
[3] Esta inestimable obra del
profesor Reyes García, esta editada por la editorial Baile del Sol, en su
”Colección Deslenguado”. 1998, con el título “Estudio Etnolingüístico de los
antiguos numerales Canarios”.
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