VOLUMEN II
CAPITULO-XXIII-I
DIOSAS
Y VIRGENES NEGRAS
Soy todo lo que ha sido,
todo lo que es y todo lo que será,
y mi velo no ha sido nunca levantado
por ningún mortal;
el fruto que he engendrado ha sido el Sol.
(Inscripción de Isis en la ciudad de Sais.)
Eduardo Pedro García Rodríguez
Recordemos el
pasaje bíblico que nos narra la visión que tuvo Jacob de la escalera: Génesis
28 (10-22), Jacob tiene miedo y exclama “¡cuan terrible es este lugar No es
otra cosa que la casa de Dios y la
puerta del cielo” y cogiendo la piedra
que le sirvió de cabecera la pone vertical. Bautiza aquel lugar que antes
se llamaba Luz, Betel. Génesis 35 (1-15).
ISIS NEGRA
Por orden de
Dios, Jacob vuelve a Luz-Betel y erige allí un altar al dios de Betel, “murió
Débora, la nodriza de Rebeca y fue sepultada por debajo de Betel, al pie de la
encina, a la que se llamó encina del Llanto”
Destaquemos
varias cosas: el antiguo nombre del lugar, Luz. En Luz se une la tierra y el
cielo (estrella de seis puntas llamada de David, Sello de Salomón YAKEY, Rey de Reyes)
La importancia dada a la piedra Betel, que sella el lugar cambiándole el
nombre. El altar que se erige allí donde está la piedra, una nodriza (madre)
bajo este altar, cerca de una encina. Y el miedo que crea esa luz en Jacob. Ya
tenemos todos los elementos para seguir: la Puerta sellada (sello de Salomón) por un Betel o
piedra consagrada, una virgen-madre, debajo del altar, cerca de un árbol, “Axes
Mundi”, centro del mundo donde está el Rey de Reyes. (sello)
Nada es nuevo
en este mundo, todo se repite aunque modificado. La pitonisa de Delfos era la
unión de Apolo con los humanos, se sentaba en un trípode sobre una grieta
terrestre. Su nombre viene de Pitón la serpiente, las vírgenes católicas pisan
un reptil. ¿Qué simboliza? La serpiente en algunas culturas simbolizan la
tierra, pero también significa sabiduría. Conoce el bien y el mal.
Que son esas
misteriosas Vírgenes Negras, estas Damas presentes en las catedrales de las cuales
reciben su nombre. La religión católica siendo la única de las tres grandes
corrientes teológicas que se permite el simbolismo iconográfico, tendremos que
buscar el equivalente a esas Vírgenes en ella. Recuérdese que el símbolo no
tiene religión ni patria, sólo su forma se adapta. Ya que las catedrales fueron
construidas por los templarios echemos una ojeada a estos caballeros. Sus
templos primitivos son una copia de la mezquita de Omar llamada la Roca.
Construcción
que persiste sobre los restos del templo de Salomón, (templo que fue dedicado a
la Diosa,
Inanna, la madre divina) exactamente sobre el “santa sanctorum”. Axe
Mundi, omphalo alrededor del cual giran las tres religiones mayoritarias.
¿Qué tenemos bajo esa mezquita? Una Roca, sobre la cual Jacob vio su
escalera, Abraham vio al ángel que salvó de matar a Isaac, Mahoma subió con su
mula Burra al cielo... una puerta sellada.
DIOSA ISTHAR CATOLIZADA
Recordemos que
en el origen del culto a la
Diosa-Madre prehistórica encontramos las piedras negras
caídas del cielo, los meteoritos, adorados como generadores de vida.
Encontramos así bajo diversas formas a la Gran Diosa-Madre
o Diosa Tierra, cuyos más antiguos antecedentes son las “Venus paleolíticas” de
la prehistoria. Estas Diosas (Isis, Astarté, Cibeles o Artemisa, Tanit,
Chaxiraxi), fueron representadas generalmente de color negro porque eran el
símbolo de la Tierra
primigenia que, una vez fecundada por el Sol, se convertía en fuente de toda
vida, pero también porque muchas de esas imágenes sustituían, en el lugar de
culto a una Piedra Negra de origen meteorítico, que había sido venerada en esos
santuarios desde tiempo inmemorial.
Como hemos
apuntado anteriormente, Oriente Medio fue un punto de confluencia donde se
dieron cita tanto las grandes como las pequeñas religiones mistéricas de la antigüedad. En tiempos de las Cruzadas,
tierra santa conservaba aún restos de cultos iniciáticos a Dionisos, Mithra e
Isis, que se entremezclaban con las prácticas de algunos grupos de cristianos
orientales. Entre los cultos de Oriente Medio sobresalen el de la Diosa-Madre, que
aparece en las grandes religiones de la antigüedad aunque como hemos dicho su
origen es anterior a ellas.
Por su parte,
cuando los templarios conquistaron Chipre, hacia el año 1191, encontraron que
todavía los habitantes bizantinos de la isla rendían culto en Pafos a una Piedra
Negra que para los fenicios había personificado a Astarté y que los
dorios habían identificado con Afrodita Cipris. Los templarios
levantaron allí una iglesia dedicada a “Nuestra Señora” y pusieron en su altar
una Virgen Negra en cuyo trono cúbico guardaron la piedra como una
reliquia preciosa. Los antonianos y los benedictinos del siglo XI y tras ellos
los cistercienses y templarios en el siglo XII asimilaron el sincretismo a
través de los contactos que tenían con Anatolia, Siria, Chipre y Egipto y
llenaron Occidente de imágenes de la Virgen Negra que tenían ocultas en su interior
piedras de ese color. Estas Vírgenes no fueron instaladas al azar. Los
santuarios de las imágenes negras occidentales se levantan sobre las ruinas de
templos paganos, que a su vez fueron edificados sobre sitios de adoración.
Al sur de Egipto, en la región llamada
Nubia y en las cercanías de Asuán, existe una isla situada en el centro del
Nilo denominada hoy Isla de Philae ("Isla del tiempo de Ra" para los
antiguos egipcios). En esta isla se erige un templo dedicado a la diosa Isis (o
Hathor) y era, en tiempos de las cruzadas, el único emplazamiento en donde se
seguían realizando los antiguos cultos de los tiempos del Egipto faraónico.
NUESTRA SEÑORA DE MONSERRAT
LAS
VÍRGENES NEGRAS: Los
esoteristas medievales utilizaron el color negro en las imágenes de la Virgen, recogiendo el
legado de las Diosas Madres prehistóricas y de sus sucesoras denominadas
paganas, Isis, Belisana o Artemisa.
En el origen del culto a las
Diosas Madres prehistóricas encontramos unas piedras negras caídas del cielo,
los meteoritos, adorados como generadores de vida. En nuestros días pueden
encontrarse las vírgenes negras en muchos países europeos, especialmente en
Francia, y España y Canarias como objeto de gran devoción popular.
En la mitología de la antigua
Europa céltica, sobre las colinas sagradas dedicadas a la Madre Tierra, llamada
Brigit o Belisana, se encendía el primrro. de febrero una hoguera, el Kildare,
que custodiaban nueve vírgenes. Sobre esa hoguera los druidas cocían en un
recipiente que representaba el caldero mágico del dios Lug, una poción de
hierbas medicinales para que la energía regeneradora de los dioses beneficiara
al pueblo. Cuando llegaba la noche, cada cual encendía una antorcha en las
brasas del Kildare, de manera que éste, a semejanza del fuego cósmico,
derramase bendiciones sobre la familia y sus posesiones.
Cuando se estableció el Cristianismo
en el viejo mundo se rezaba a Jesús pero, aún así, muchos continuaron con la
celebración de los antiguos ritos y subían a los montes a encender sus hogueras
tradicionales y a cocer sus pociones, regresando a las casas con sus
antorchas mágicas encendidas. La Iglesia se dio cuenta de que no podría acabar con
estas costumbres y, en lugar de combatirlas, las substituyó por otras
similares, celebradas en fechas parecidas y dedicadas a vírgenes y santos que
habían adoptado los caracteres de los antiguos dioses y Diosas. Así, Nuestra
Señora de la Candelaria
toma el lugar de Belisana y es acompañada los días 1 y 2 de febrero por San
Lucas, que reemplaza a Lug, dios del caldero. La sacaban en procesión con una
vela en la mano rodeada por doncellas que portaban cirios encendidos y los
fieles le ofrecían ramos de hierbas medicinales. El sacerdote culminaba la
celebración presentándola a todos como La Virgen Madre que trae
la Luz al mundo.
Lo llamativo, sin embargo, es que su imagen era de color negro ¿Por qué, quién
y cómo escogió el color negro para una figura cristiana que debía substituir el
viejo culto a la Madre
Tierra?
Otras
características son: Imágenes de tipo mayestático, figuras erguidas y sentadas
en sillas o tronos con poco respaldo, con el niño sentado en el regazo, en
ocasiones porta una bola en la mano derecha, la mirada perdida en la lejanía,
el rostro de la Madre
no deja traslucir emoción alguna, la cara de la Diosa suele estar más
trabajada, los colores de los vestidos son blanco, rojos, azules y en ocasiones
con adornos dorados. Todas ellas suelen poseer tamaño semejante. Con frecuencia
aparecen ubicadas en lugares de peregrinación, es decir, de poder, en cercanías
de fuentes o arroyos, determinados árboles y grutas.
DIOSA “PAGANA” Y
VIRGEN CATOLICA
El problema que se encontraron
los Templarios era que la adoración de una deidad pagana suponía una herejía,
por lo que se enfrentaban a graves sanciones y penas en caso de ser
descubiertos. Esto obligó a los miembros del Temple a ser muy ingeniosos.
Sabedores de que no podían equiparar a Isis con la Virgen María, ya que
no podían existir dos vírgenes, decidieron inventar la figura de "Nuestra
Señora de..." y adorar a la diosa egipcia bajo la imagen de una
"virgen negra", apariencia que se ha mantenido hasta nuestros días y
cuyo culto, bajo distintos "Nuestra Señora", se haya aún vigente en
muchos lugares de la geografía europea, americana y en Canarias, como la Notre Dame de
París o la Chaxiraxi
(Virgen de la Candelaria)
en Canarias. De esta forma, los Templarios consiguieron llevar adelante su
culto y "meterle un gol por la escuadra" a la Iglesia Católica,
incapaz de descubrir el sutil engaño. Esto, claro está, es lo que dice la
leyenda.
Diosas negras
con todo su significado mistérico y oculto son tallas de color negro ya desde
su creación, no posteriores añadidos intencionados o no. (p.e., por
impregnación de humos con el tiempo), e independientemente del material
empleado en su elaboración (p.e., por ser de Ébano no significa que estemos
hablando de Diosas negras mistéricas y cargadas de significado iniciático).
Como hemos anotado los templarios impulsarán el culto a estas representaciones
de la Diosa. Por
ello es lógico que Francia por su relación especial con el Temple sea el país
con mayor número de ellas. Como hemos venido indicando tienen sus orígenes en
cultos y tradiciones de Oriente, en invocaciones a divinidades femeninas
Isthar, Isis, Tanit, Ceres, etc. Y de Oriente será de donde la importarán sobre
todo los templarios bajo un manto de mitos y leyendas. Suelen tener una leyenda
detrás y presidir lugares de poder, mágico, telúrico... donde las prácticas
religiosas se pierden en la noche de los tiempos. Otras características
son: Imágenes de tipo mayestático, figuras erguidas y sentadas en sillas o
tronos con poco respaldo, con el niño sentado en el regazo, en ocasiones porta
una bola en la mano derecha, la mirada perdida en la lejanía, el rostro de la Madre no deja traslucir
emoción alguna, la cara de la
Diosa suele estar más trabajada, los colores de los vestidos
son blanco, rojos, azules y en ocasiones con adornos dorados. Todas ellas
suelen poseer tamaño semejante. Con frecuencia aparecen ubicadas en lugares de
peregrinación, es decir, de poder, en cercanías de fuentes o arroyos,
determinados árboles y grutas.
La
luna o Isis era denominada la «Madre del Mundo» porque desprende en el
aire los principios fundamentales que recibió de la Sol. Isis, Tanit,
Chaxiraxi, es, pues, la
naturaleza
considerada como mujer y apta para recibir toda generación. Es en este sentido
que Platón la llama «nodriza y la que contiene todo». La mayoría de
autores la llaman «Diosa de los innumerables nombres», porque recibe
toda clase de formas y apariencias. Apuleyo, en su obra llamada Las
Metamorfosis o el Asno de Oro llama a Isis «Reina del Cielo»
y cuando se manifiesta al protagonista llamado Lucius, le dice:
«Soy la naturaleza, la madre de las cosas, dueña de todos
los elementos, origen y principio de los siglos, divinidad suprema, reina de
los manes, o espíritus de los muertos, primera entre los habitantes del cielo,
prototipo uniforme de los dioses y diosas. Soy yo, cuya voluntad gobierna las
bóvedas luminosas del cielo, los soplos saludables del océano, el silencio
lúgubre de los infiernos. Potestad única, soy, por el universo entero, adorada
bajo diversas formas, con ceremonias diversas, bajo mil nombres diferentes. Los
frigios, primeros nacidos sobre la tierra, me llaman Diosa de Pesimonte y madre
de los dioses; los Atenienses me denominan Minerva Cecropiana, soy Venus de
Pafos para los habitantes de Chipre; Diana Dictina en Creta, Proserpina en
Sicilia donde se hablan tres idiomas; soy Ceres, la antigua divinidad, para los
habitantes de Eleusis; Juno para unos, Bellona para otros; Hécate para estos,
Ramnusia para aquellos. Pero en los que están iluminados primero por los
divinos rayos del Sol naciente, los pueblos de Etiopía, de Aria y los Egipcios,
poderosos por su saber antiguo, son los únicos que me honran con el culto que
me es propio; sólo ellos me llaman por mi verdadero nombre, a saber, La reina
Isis». (Carlos del
Tilo).
EN
LA PENUMBRA DE
LA CRIPTA: La cripta es ese lugar oscuro bajo tierra que también evoca
por su penumbra las tinieblas a la vez destructivas y generadoras. Es
principalmente en este lugar donde eran veneradas las Vírgenes Negras en su
origen en Europa.
No será más que siglos más tarde cuando
se las retirará de ahí para establecerlas en los santuarios de superficie.
Numerosas Vírgenes Negras llevan nombres que evocan este mundo subterráneo. Por
no citar más que la más célebre de entre ellas, la Virgen de Chartres era
llamada en la Edad Media
«La bendita Dama Subterránea» (La benoiste Dame Souterraine) antes de
ser conocida con el nombre de Nuestra Señora de Bajo-Tierra, y este nombre se
volverá a encontrar en numerosas estatuas que fueron descubiertas en las grutas
cuya cripta es una figuración. En estas criptas, la Madre Universal se
hace presente en el seno de la
Tierra Madre, la Nueva Tanit espera allí al peregrino en la suave penumbra.
La cripta es una imagen de la matriz y por Su presencia, esta imagen coge
fuerza.
Este
emplazamiento de elección de Nuestra Señora la Negra es el lugar calmo y tranquilo en el que no
entran los ruidos del mundo. Uno puede recogerse allí sin ser perturbado, y ser
divertido en el sentido pascaliano. ¡Hace falta tan poca cosa para que
el espíritu flote y se desvíe de su meditación! Pascal decía: «No es necesario
el ruido de un cañón para interrumpir los pensamientos; basta con el rudo de
una veleta o de una polea». En otra parte dirá que el zumbido de una mosca
basta para hacerlos derivar, tan grande es nuestra debilidad y frágil nuestra
capacidad de concentración. La cripta es verdaderamente ese lugar donde el alma
puede encontrar la paz en una atmósfera propicia y elevarse, libre de
molestias, hacia el mundo sagrado. «La cripta es el lugar del mundo donde uno
puede hacerse, antes que la idea, el sentimiento, es decir la íntima y
experimental convicción» (Dom Jean Nesmy. Le monde des cryptes)
Hubo toda una
evolución en la utilización de la cripta. En el origen, era la tumba de un
hombre santo o de un mártir sobre el cual había sido construido el santuario.
Era inteligencia humana. La oscuridad es la fuente de la Luz Sin Límites. El
abismo, que es el lugar secreto designado en este versículo, es a menudo
llamado «agua profunda». Es el agua profunda incluida en el nombre mismo de
Myriam, nombre original de la
Señora cuyo nombre se abre y se cierra por la letra hebrea Mem,
símbolo de las aguas primordiales, las maïm. Ella emblematiza por su
doble presencia en su nombre la reunión de las aguas superiores y de las aguas
inferiores separadas en el primer capítulo del Génesis.
Las
leyendas hablan de las Vírgenes Negras como «Vírgenes encontradas» (tronco de
un árbol, mata de espinos, cuevas, subsuelo...). Estas «Vírgenes encontradas»
lo son siempre en un lugar natural donde están escondidas desde tiempos
desconocidos.
Podemos
ver a través de las leyendas como ellas no aceptan ser desplazadas, volviendo
siempre al lugar de origen, hecho que la leyenda también recoge con la Virgen Negra de la Candelaria o
Chaxiraxi en las Islas Canarias. Suelen
ser tallas de pequeño tamaño posiblemente originariamente destinadas a altares
domésticos las cuales posiblemente fueron escondidas por sus propietarios
durante los primeros tiempos del auge del cristianismo, cuando éstos perseguían
a sangre y fuego a los fieles de la Diosa-Madre.
Este
lugar constituye de alguna manera un centro. Es este lugar central el que es
ese punto tan particular donde deben tradicionalmente anclarse las cosas, los
seres y los acontecimientos.
Un lugar tal no podría ser único. Si, para el
pensamiento tradicional, existe un centro primordial, de este centro emanan
centros secundarios que tienen vocación de permitir una transmisión. Estos
centros tradicionales son de orden espiritual pero se figuran, se anclan, en
los lugares materiales. Desde siempre esa fue una de las funciones reconocidas
de la cripta. Es una imagen de la naturaleza y está enterrada en la tierra
madre. Su enterramiento en el seno de la tierra fecunda (útero) hace de ella un
lugar privilegiado de renacimiento. En la oscuridad de la cripta nos situamos
en la frontera del mundo de los vivos y del mundo de los muertos, en la
frontera de lo conocido y de lo desconocido. ¿Quién no ha percibido la
atmósfera particular que reina en una cripta, y por poco que se haya dejado
llevar, deteniendo todo pensamiento parásito, quién no ha sentido la paz que
emana de este lugar? ¿Por qué en los monasterios como el de San Benoît sur
Loire, por no citar más que uno, las vísperas y las misas de los monjes se
desarrollan en la cripta? No es necesario considerar esto como una
supervivencia o una transposición de los misterios antiguos, sino como una
necesidad ontológica.
La
Virgen Negra
se mantiene entre uno y otro mundo, el de arriba y el de abajo. A veces ella
fue incluso llamada Nuestra Señora de la buena muerte (Clemont-Ferrand,
Billom...), independientemente de la leyenda que relata su descubrimiento. Estos
accesorios pretendidamente “funerarios” no pueden explicarse más que por la
asociación con las catacumbas, las grutas o los subterráneos en los que los
iniciados frecuentemente eligieron reunirse y trabajar, y aún con el sentido
figurado, con el sistema de pensamiento,
con el método de adquisición del pensamiento del adepto que sufría las
pruebas iniciadoras... Ella está situada allí para incitar al hombre a situarse
en el centro y provocar un renacimiento, un nuevo nacimiento que pueda permitir
al orante dejar su basura mental. El peregrino se sitúa en un punto de
equilibrio de su existencia espiritual. Está sobre una verdadera línea
fronteriza entre lo que era y lo que puede venir. La Virgen Negra está
ella misma situada en un lugar bisagra, en una frontera, ella reúne todo
aquello que puede y debe ayudar al basculamiento, a la realización de una
metanoia. En las ceremonias de los misterios antiguos, la búsqueda iniciática
conducía hacia el renacimiento espiritual y esta búsqueda era la única que daba
acceso a los Misterios. La demanda dirigida a la Madre negra condensaba toda
la esperanza del postulante. La
Virgen Negra, a continuación de la gran Diosa, condensa eso
en un nivel completamente diferente. Ella nos exhorta a engendrar el hombre
nuevo que recapitula el pasado y abre el porvenir verdadero, este porvenir que
debe situarse en el mundo estando a la vez completamente fuera del mundo. Está
ahí una de las formas del segundo nacimiento.
La
penumbra de la cripta tiene su función propia. No siendo ni completamente luz,
ni completamente oscuridad, es ella la imagen de un punto de paso, de una
puerta. Esta penumbra nos obliga, para comprender porqué ella era estimada como
necesaria, a volver sobre el papel de las tinieblas evocadoras del color negro.
Ella es, de alguna manera, una figuración materializada de la vía elegida.
La vía de la Diosa, porque es totalmente
de ella de lo que aquí se trata, es considerada como una vía iniciática directa
comportando una verdadera transmisión. Recordemos que iniciación: «deriva del
latín initum y que esta palabra significa propiamente entrada y comienzo
de una nueva existencia en el transcurso de la cual serán desarrolladas las
posibilidades de otro orden que aquellas a las que está estrictamente atada la
vida de un hombre ordinario; y la iniciación, así entendida en su sentido más
estricto y más preciso, no es en realidad nada más que la transmisión inicial
de la influencia espiritual en estado de germen».(René Guénon, Iniciación y
Realización Espiritual).
Ahora
bien, tradicionalmente, todo cambio de estado, y es eso lo que realiza una
iniciación efectiva, se considera que solo puede realizarse en la oscuridad.
Los
más antiguos misterios, por lo que nos ha llegado, lo prueban. El candidato a
la iniciación debe pasar por la oscuridad antes de acceder a la luz, no a la
luz del mundo que no es más que gloria efímera, sino a la luz verdadera que
solo el corazón es susceptible de percibir. Es en esta fase de oscuridad que
puede efectuarse «una especie de recapitulación de los estados antecedentes,
por la cual las posibilidades que se relacionan con el estado profano serán
definitivamente agotadas con el fin de que puedan desarrollarse libremente las
posibilidades de un orden superior que él (el candidato a la iniciación) lleva en
si mismo» (Ibid).
Dirigiéndose
a la cripta, el peregrino penetra en el nivel de las profundidades terrestres
donde todo está todavía indiferenciado, el lugar donde la dualidad se encuentra
en estado latente. Es en ese nivel donde se encuentra el fruto de la virtud de la Esperanza, ya que él
contiene la paz, el reposo verdadero. El peregrino espera encontrarse ahí
consigo mismo. Surgido de la tierra, él sabe que a ella retornará un día. El
peregrino viene del mundo exterior donde esta dualidad es activa y donde los
opuestos se combaten y se desgarran a veces, perfecta imagen del combate que se
desarrolla, de ordinario, en el alma del hombre. Pero ha venido aquí para
acceder al tercer nivel, el nivel superior, el nivel celeste donde los opuestos
son «reconciliados», donde la dualidad se reabsorbe en una unidad, ya no más
diferenciada sino llena y viva. Es el nivel de la victoria del hombre sobre el
hombre.
El
peregrino deberá seguir todo un camino para llegar a la cripta, a los pies de
la estatua de la Virgen
negra. El va a pasar figurativamente y materialmente del mundo profano al mundo
sagrado. El franqueará antes que nada el porche de la iglesia y, atravesando el
nartex, cambiará de universo. Después recorrerá el tramo central de la nave
para llegar a la encrucijada del crucero que divide en dos a la iglesia,
separando definitivamente lo profano de lo sagrado, antes de acceder al coro.
Llegará a la puerta baja que, por una escalera estrecha, le hará enterrarse en
las entrañas de la tierra. Esta escalera, la va a recorrer dos veces. Va a
descender para volver a subir. Y cuando vuelva, él será más rico
espiritualmente de lo que lo era al llegar.
Esta
marca franqueada es de alguna manera una etapa sobre el camino del conocimiento
que simboliza la escalera. Tradicionalmente, el descenso representa la búsqueda
del conocimiento esotérico y la subida el del conocimiento exotérico; ahora
bien no hay conocimiento completo más que cuando se reúnen los dos. El descenso
se interpreta también, aquí, como una toma de conciencia. La subida sería su
puesta en práctica después de la vuelta hacia la luz del mundo profano que el
peregrino reencontrará tras haber de nuevo recorrido los diferentes espacios de
la iglesia, pero en el otro sentido esta vez. Y este mundo profano, él, el
peregrino habiendo recibido en las profundidades de la tierra una parcela de
saber y una chispa de la luz escondida, deberá contribuir a transformarlo. Debe
hacerlo, porque él ha vivido de alguna manera un renacimiento por una adhesión
a lo real situándose en otro plano y más allá de las cosas.
J.
Bonvin, en su obra (Virges Noires, la réponse vient de la terre), dice
haber constatado que en las iglesias en las que las Vírgenes Negras ocupan
todavía el lugar que les era primitivamente otorgado (lo que está lejos de lo
que ocurre ahora), ellas están orientadas de tal manera que quedan frente al
cuadrante noreste. Es decir que ellas miraban hacia el punto de la salida del
Sol en el solsticio de verano.
No
sería para nada sorprendente que esta constatación corresponda a una realidad
voluntariamente querida, dada la cantidad de elementos simbólicos que rodean a
nuestras estatuas. Recordemos brevemente que los dos solsticios, «Puerta de los
Cielos» para el de verano y «Puerta de los hombres» para el de invierno, están
en relación en el esoterismo cristiano y en la tradición iniciática con los dos
San Juan. La estatua de la
Virgen hace así frente a la salida del Sol en el día de la
luz más grande, en el día en el que la noche es más corta. La oscuridad está
como escondida en el instante en el que va a recomenzar el lento descenso hacia
las tinieblas de la tierra, cuando se abre la «Puerta de los hombres». Es el
baño de la luz celeste en su máximo de potencia que debe iluminar el ser
interior realizando, simbólicamente, la conjunción de los contrarios
(luz-tinieblas) así como lo muestra la cripta y el color negro con relación al
solsticio.
Este
cuadrante noreste ha tenido siempre una importancia particular. Es el lugar del
alba, el del paso entre la noche y el día, lo que nos debe recordar esa
«aurora» del Cantar de los Cantares. Se hace ahí una imagen de la conversión
por la acogida de la luz naciente. Era el lugar donde se ponía la primera
piedra, de la piedra fundacional sobre la cual iba a anclarse el edificio. Las
piedras de los otros ángulos eran a continuación situadas sucesivamente en el
sentido de la marcha aparente del sol. Es en este ángulo donde era elevado el
primer muro tras el cual se abrigaría la logia de los albañiles y donde se
realizaban los planos necesarios para la construcción y donde se enseñaba el
arte del trazado considerado como un secreto del oficio.
Nuestra
Señora la Negra,
Aquella que es «como la aurora, bella como la noche» (Cant. 6,10), ofrece la
posibilidad de acercarse a la verdadera luz encerrada en las tinieblas y de la
que ella es la depositaria. Ella está allí, en la cripta apacible, lista a dar
sin medida a quien venga con un corazón puro. La oscuridad, en verdad,
corresponde menos a una ausencia de luz que a una luz escondida y esta luz
invisible a los ojos de los insensatos, de los hombre divididos en si mismos,
esta luz no brilla más que para aquellos que han llegado a las misteriosas
bodas, a las Bodas de la
Unidad.
Cripta,
imagen de la gruta. Cripta, lugar oscuro situado en las entrañas de la tierra,
figuración del vientre materno que nos lleva de múltiples maneras al concepto
arcaico de la Diosa Madre,
cripta que se sitúa en la frontera del mundo de los vivos y del mundo de los
muertos, lugar donde nuestros lejanos ancestros buscaban la comunicación para
establecer una especie de continuidad más allá de la temporalidad. Cripta,
lugar de excelencia para buscar e intentar reencontrar la paz y la plenitud del
alma y del espíritu ¿No es natural que hayas sido el santuario de la Dama Negra?
Así
mismo, advertimos su presencia en las grandes religiones americanas
precoloniales o en numerosas mitologías africanas, por ejemplo. Su contenido es
triple: popular y milagroso, cosmogónica y naturalista, espiritual y religioso.
Como la tierra es de un modo natural fecundada, de una fecundidad siempre
renovada, la Diosa-Tierra
era particularmente invocada por las mujeres estériles que deseaban tener un
hijo. Más tarde, las Vírgenes Negras siguieron teniendo esa reputación
milagrosa de conceder la fertilidad y,
por extensión, de ser protectora de los niños de corta edad. El arraigo de la Diosa negra es tal que, en
Sevilla, (España) bastión del catolicismo más tradicional, existe entre otras,
una imagen negra denominada Virgen del Subterráneo, la cual cuenta con cofradía
propia.
Las
gentes sencillas, muy atadas a esas prácticas, no hacían otra cosa que
presentir la grandiosa concepción cosmogónica naturalista que esta función
milagrosa representaba.
En
efecto, en la mayoría de los antiguos relatos sagrados de la humanidad, todo en
el universo nacía siempre del encuentro y la síntesis de un principio masculino
y un principio femenino. Así, la
Tierra virgen en su origen, fue fecundada por los rayos del
Sol, y es gracias a esta acción bienhechora
pudo dar vida a todo lo que existe, la Naturaleza y la Humanidad. Desde
entonces, sin caer no obstante en un politeísmo primitivo, los antiguos
hicieron de la tierra, de la
Diosa-Tierra, la representación simbólica del gran principio
femenino de todas las cosas, y del Sol, la del principio masculino por
excelencia.
LA VIRGEN MARIA Y LA ADORACION A LA DIOSA –MADRE: Parte de este tema ya lo hemos tratado en otro lugar de este trabajo desde otro ángulo, no obstante, queremos efectuar un somero análisis de algunas posiciones sostenidas por determinadas confesiones monoteístas y sobre todo machistas.
Según algunas versiones católicas, una
vez la gente comenzó a adorar a la madre más que al niño, los sacerdotes
babilónicos se sintieron obligados a emitir un edicto deificando también a la
madre. Luego de que pasó todavía más tiempo, "el nacimiento de su hijo fue
audazmente declarado milagroso, y por tanto a ella se le llamó... la Madre Virgen"
(op.cit: 76). "Entonces se le otorgaron los más altos títulos. Fue llamada
Reina del Cielo. En Egipto, se le llamó Athor, o sea, Habitación
de Dios, para significar que en ella moraba toda la 'plenitud de la deidad'
(op.cit.:77). Desde estos comienzos no cristianos, la historia
de la Virgen Madre
(la Reina del
Cielo), se propagó por el mundo. En: Egipto, como hemos anotado fue llamada
Athor, Isis (opcit.:77). Tibet y China, se le llamó Virgo Deipara
(p.77) Grecia, fue llamada Hestia (Ibid) En Roma, se le llamó Juno,
o Paloma (op. cit.:79). A partir de esta designación, la Paloma se convirtió en el
símbolo de la “reina deificada... representada comúnmente con una rama de olivo
en su pico”.
Es sugerente oír al autor jesuita Malachi
Martin, afirmar en su libro, The Keys Of This Blood (Las
llaves de esta sangre), que ahora "la Paloma está suelta, la Paloma está suelta".
El tema por entero de este libro es que la corriente hacia el Nuevo Orden
Mundial es una competencia entre las fuerzas del comunismo, el capitalismo
occidental y el catolicismo romano en todo el mundo. Martin claramente cree que
el catolicismo prevalecerá en esta lucha, debido a la intervención de la Virgen María.
Increíblemente, este artículo en la revista Time establece: "El mundo
reconocerá a su debido tiempo que la derrota del comunismo ocurrió a manos de
la intercesión de la Madre
de Jesús" (Revista Time, p. 62). Cuando Gorbachov anunció su
renuncia en el supuesto cumpleaños de Jesús, el Día de Navidad, este año, este
concepto fue dramáticamente reforzado en las mentes de millones de católicos en
todo el mundo.
Martín no especificó qué quería decir con
esta frase, "la Paloma
está suelta"; claramente, sin embargo, puede haber estado refiriéndose
a esta representación romana común de la Madre Virgen. Lo que
Martín está diciendo, entonces, es que el antiguo culto a la Diosa-Madre ancestral
ahora está “suelto” en el mundo, y viene siendo promovido y practicado en
público por los últimos Papas, en detrimento de la figura del Cristo y del
propio Dios judeo-cristiano.
Es indudable que el Vaticano lleva muchos
lustros preparando el camino para la implantación de la Diosa Madre como
deidad suprema universal, con lo cual la Diosa recuperará la veneración de toda la
humanidad, pero lamentablemente, una vez más estará en manos de una confesión
mercantilista. En los últimos viajes que el Papa ha realizado por diferentes
países, el pontífice romano ha destacado en sobre manera la figura de la madre
de Jesucristo dejando en un segundo término a éste, como ejemplo veamos el
discurso pronunciado ante una asamblea de jóvenes en la Base Aérea de Cuatro
Vientos, en Madrid, España, el 3 de mayo de 2003 por el Papa Juan Pablo II:
“1. Conducidos de la mano de la Virgen María y
acompañados por el ejemplo y la intercesión de los nuevos Santos, hemos
recorrido en la oración diversos momentos de la vida de Jesús.
El Rosario, en efecto, en su sencillez y profundidad, es un
verdadero compendio del Evangelio y conduce al corazón mismo del mensaje
cristiano: “Tanto amó Dios al mundo que dió a su Hijo único, para que todo el
que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).
María, además de ser la
Madre cercana, discreta y comprensiva, es la mejor Maestra
para llegar al conocimiento de la verdad a través de la contemplación. El
drama de la cultura actual es la falta de interioridad, la ausencia de
contemplación. Sin interioridad la cultura carece de entrañas, es como un
cuerpo que no ha encontrado todavía su alma. ¿De qué es capaz la humanidad sin
interioridad? Lamentablemente, conocemos muy bien la respuesta. Cuando falta
el espíritu contemplativo no se defiende la vida y se degenera todo lo
humano. Sin interioridad el hombre moderno pone en peligro su misma integridad.
2. Queridos jóvenes, os invito a formar parte de la “Escuela
de la Virgen María”.
Ella es modelo insuperable de contemplación y ejemplo admirable de interioridad
fecunda, gozosa y enriquecedora. Ella os enseñará a no separar nunca la
acción de la contemplación, así contribuiréis mejor a hacer realidad un
gran sueño: el nacimiento de la nueva Europa del espíritu. Una Europa fiel a
sus raíces cristianas, no encerrada en sí misma sino abierta al diálogo y a
la colaboración con los demás pueblos de la tierra; una Europa consciente de
estar llamada a ser faro de civilización y estímulo de progreso para
el mundo, decidida a aunar sus esfuerzos y su creatividad al servicio de la paz
y de la solidaridad entre los pueblos.
3. Amados jóvenes, sabéis bien cuánto me preocupa la paz en
el mundo. La espiral de la violencia, el terrorismo y la guerra provoca,
todavía en nuestros días, odio y muerte. La paz - lo sabemos - es ante todo un
don de lo Alto que debemos pedir con insistencia y que, además, debemos
construir entre todos mediante una profunda conversión interior. Por eso, hoy
quiero comprometeros a ser operadores y artífices de paz. Responded a la
violencia ciega y al odio inhumano con el poder fascinante del amor. Venced la
enemistad con la fuerza del perdón.
Manteneos lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de
racismo y de intolerancia. Testimoniad con vuestra vida que las ideas no se
imponen, sino que se proponen. ¡Nunca os dejéis desalentar por el
mal! Para ello necesitáis la ayuda de la oración y el consuelo que brota de una
amistad íntima con Cristo. Sólo así, viviendo la experiencia del amor de Dios e
irradiando la fraternidad evangélica, podréis ser los constructores de un mundo
mejor, auténticos hombres y mujeres pacíficos y pacificadores.
4. Mañana tendré la dicha de proclamar cinco nuevos santos,
hijos e hijas de esta noble Nación y de esta Iglesia. Ellos “fueron jóvenes
como vosotros, llenos de energía, ilusión y ganas de vivir. El encuentro con
Cristo transformó sus vidas (...) Por eso, fueron capaces de arrastrar a otros
jóvenes, amigos suyos, y de crear obras de oración, evangelización y caridad
que aún perduran”
Queridos jóvenes, ¡id con confianza al encuentro de Jesús! y, como
los nuevos santos, ¡no tengáis miedo de hablar de Él! pues Cristo es la
respuesta verdadera a todas las preguntas sobre el hombre y su destino. Es
preciso que vosotros jóvenes os convirtáis en apóstoles de vuestros
coetáneos. Sé muy bien que esto no es fácil. Muchas veces tendréis la
tentación de decir como el profeta Jeremías: “¡Ah, Señor! Mira que no sé
expresarme, que soy un muchacho” (Jr 1,6). No os desaniméis, porque no
estáis solos: el Señor nunca dejará de acompañaros, con su gracia y el don de
su Espíritu.
5. Esta presencia fiel del Señor os hace capaces de asumir el
compromiso de la nueva evangelización, a la que todos los hijos de la Iglesia están llamados. Es
una tarea de todos. En ella los laicos tienen un papel protagonista,
especialmente los matrimonios y las familias cristianas; sin embargo, la
evangelización requiere hoy con urgencia sacerdotes y personas consagradas.
Ésta es la razón por la que deseo decir a cada uno de vosotros, jóvenes: si
sientes la llamada de Dios que te dice: “¡Sígueme!” (Mc 2,14; Lc 5,27),
no la acalles. Sé generoso, responde como María ofreciendo a Dios el sí gozoso
de tu persona y de tu vida.
Continúa en la entrega siguiente.
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