VOLUMEN
III
CAPITULO
XVIII-V
Eduardo Pedro García Rodríguez
ARGUAYO:
El pueblo de
Arguayo, en el municipio celebra las fiestas en honor de la patrona durante los
días 10 al 18 de agosto, siendo el día principal el 15, es de notar que en este
aspecto siguen la tradición guanche quienes dedicaban al Beñesmer 9 días de
fiestas, durante las cuales se practicaban juegos, se celebraban tratos e
incluso matrimonios.
La
localidad pertenece al territorio de
Taxo (Santiago del Teide) antes de la invasión y conquista por la Corona de Castilla, según
los etnógrafos Juan Bethencourt Afonso y Luis Diego Cuscoy pertenecía al
menceyato de Adeje, integrado en el archimenceyato de Tamaimo. De la presencia
en Santiago del Teide de la población guanche han quedado toponímicos de
pueblos, montes y barrancos, como Arguayo, Bilma, Cherfe, Chinyero, Chimayachi,
Sámara o Tamaimo. Alrededor de 1550 se construye la ermita de Santiago en
Valle de Arriba.
El Valle de
Santiago y su comarca aneja, desde el momento en que se produjo la invasión y
conquista de Tenerife (1496), quedaron enmarcados en el término territorial de
Daute, pasando al poco tiempo a estar bajo la égida de Buenavista. La barrera
natural que representaba la línea definida por el Roque de Masca, la cumbre
homónima, la montaña Picón de Pelado, entre otras, pueden definir el límite
meridional del término de Daute en aquella época. Por aquel entonces sólo
existía una pequeña agrupación urbana en San Pedro, todo lo demás eran caseríos
aislados, ya fueran componentes de una hacienda particular o de una actividad
agrícola familiar. En concreto, en 1552 el Valle de Santiago contaba con 12
habitantes.
Desde muy antiguo hubo
en estos parajes una ermita cuyo titular era Santiago; en 1676, el obispo
Bartolomé García Jiménez comprendió la necesidad de crear una parroquia en la
región, sin depender de la de Buenavista, y realizó las gestiones necesarias
ante la Corona
española, que dio su aprobación. El Señor del Valle de Santiago (Señorío
constituido por cédula de 3 de julio de 1663), el criollo Fernando del Hoyo y
Solórzano, se ofreció a la construcción de una nueva iglesia, dedicada a San
Fernando, a la que se incorporaría la antigua ermita de Santiago. Así las
cosas, la parroquia se crea el 9 de septiembre de 1679. El siglo XVIII no fue
uno de los más fructíferos para los vecinos de Santiago del Teide, donde en
textos de la época se señalaba que “son tan pobres que sólo viven de un corto
jornal, por lo que pasan la vida con mucha miseria y desnudez”. En este sentido
fue muy relevante el hecho de que en 1776 el señorío de Adeje cediera al de
Santiago los terrenos denominados Los Baldíos, que inmediatamente pasaron a ser
cultivados por los vecinos de los lugares cercanos a cambio del pago de un
determinado canon.
En el barrio
de Arguayo persiste la tradición alfarera, reproduciendo tallas, bernegales,
tarros para ordeñar, gánigos, calderas y tostadores de millo, todo de barro
morado y negro obtenido de las cenizas volcánicas.
LA CUEVA DE LOS SANTOS O CUEVA
SANTA:
Localizada en el barranco de Aragúy, (Barrancos de Santos) en
Añazu, isla de Chinech
(Tenerife) está ubicada en la margen sur de dicho barranco. Es un antiguo
santuario guanche, hoy está convertida en una ermita, dedicada a Nuestra Señora
de Candelaria. Esta cueva-ermita, cuenta con dos imágenes de la Diosa Chaxiraxi, una que fue donada por Dña,
Candelaria Moas, de Icod (Tenerife),
quien la había recibido en herencia de su antepasada Dña. Candelaria Álvarez de
Tábora. Esta imagen según la autora Dña. María J. Riquelme: “es de candelero
del siglo XVIII, mide 75 cm. de altura y 25 cm. el niño, tanto ella como su
hijo debieron ser ejecutados por algún artista local, pues resultan toscos no
sólo en el tallado del rostro sino especialmente en las manos. La Madre tiene unos grandes
ojos verdes de vidrio que contrastan enormemente con el intenso moreno de su
policromía. La nariz recta algo caída en la punta y aletas anchas, la boca
muestra un rictus grave. El niño, tiene unas facciones más logradas,
sobresaliendo también sus enormes ojos de vidrio en este caso azules y las
manos preparadas para llevar el avecilla típica.” Leyendo atentamente este
pasaje, observamos que los rasgos que nos describen la autora y que tan toscos
le parecen, son los rasgos típicos de una Canaria de la época en que fue
tallada la imagen, con ello el “artista local", pretendía reflejar en su
obra un modelo de su tiempo, especialmente el detalle del color de los ojos,
tanto en la madre como en el niño, pues estos colores de ojos, eran- y son-
bastantes frecuentes en la población guanche. Esta imagen la conservaba el
mayordomo de la ermita D. Antonio Hernández González,
La segunda
imagen con que cuenta la cueva-ermita, es obra del artista Palmero Juan de
Silva Vizcaíno, mide 1 metro de altura, es de candelero, pelo pintado rostro
redondo, enormes ojos pintados y labios
pequeños, esta obra del siglo XIX, fue donada por las monjas Clarisas del
convento de clausura de La
Laguna (Tenerife), para sustituir a la anterior que no daba
la talla para las procesiones, pensamos que veinticinco centímetros de
diferencia no es óbice para retirar una imagen del culto, ya que cuando las
imágenes son pequeñas se suele aumentar
la altura con unos bastidores de madera que quedan ocultos por los ropajes, es
probable que la verdadera causa de la retirada de la antigua imagen se debiera
precisamente a las características del rostro de la misma al no mostrar una
Fisonomía europea.
Según la mencionada autora, en 1931 se decide
por la accidental caída de un niño al barranco de Santos, el cual resultó
ileso, habilitar una cueva deshabitada[1] para
dedicarla al culto a la Virgen
de Candelaria. Esta gruta, desde la terminación de la guerra civil de los
españoles, se convierte en centro de peregrinación importante, debido a que el
barranco estaba totalmente habitado desde el barrio del Becerril, hasta el
Puente Galceran, contando con el beneplácito de los Obispos Fr. Albino
González Méndez-Reigada y su sucesor D.
Domingo Pérez Cáceres. El Obispo Luís Franco Cascón también estuvo en la citada ermita en 1964, hoy no se celebran
cultos en ella, como sucede con la cueva de San Blas. (Candelaria.) No
compartimos la aseveración de la autora al afirmar que la cueva Santa estaba
deshabitada en el año 1936, pues por esas fechas y muy posteriormente todas las
cuevas del barranco de Santos estaban habitadas. Por otra parte, podemos
afirmar que tanto la cueva como su entorno está espléndidamente cuidado por los
vecinos del barrio, y no deja de ser curioso el que el campanario de la ermita
construido en hierro, tenga una forma romboide que recuerda a uno de los
símbolos de la Diosa
fenicia Tanit.
En 1995 Antonio Hernández falleció y se cedió la ermita a la iglesia
católica. Se ofician a partir de esa fecha todos los primeros domingos de mes,
allí acuden numerosos vecinos de la zona para adorar a Nuestra Diosa Chaxiraxi
en su aspecto como virgen de Candelaria.
Es a partir de
esta fecha cuando se produce un nuevo movimiento parroquial entre los vecinos y
devotos de esta cueva ermita que se encuentra en la margen derecha del
barranco, a la que asiste numerosos peregrinos, los vecinos y devotos de esta
ermita. El párroco de Salud Bajo, Pablo J. Martínez define a sus fieles como
gente que acude a rogarle a la
Virgen para que obre en ellos un milagro o que les dé
consuelo
“Es gente que,
en muchos casos, se ha marchado del barrio, pero que siguen vinculados a este
pequeño templo y siguen volviendo pasados los años. Todos se caracterizan
porque le tienen cariño a esta ermita y a la Virgen de Candelaria", expuso el sacerdote
de Salud Bajo. Aclaró que aunque hay feligreses de todo tipo "son quizás
la gente más humilde la que se acerca hasta aquí”.
Las demandas de la ermita no son muchas, “ya que la gente que viene a misa y los vecinos suelen cuidarla y atenderla, pero con la riada de 2002 había una especie de ladera en la que la gente podía pasear o refrescar en la subida hasta la ermita pero que después de las lluvias desapareció.” Era un área de esparcimiento para los fieles y el alcalde se comprometió aquí, en el fondo del barranco, a reponerla sin que hasta el momento se haya vuelto a saber nada de este asunto y así sigue.
Por lo demás, quienes lo deseen y en cualquier momento pueden bajar hasta este pequeño templo de la Chaxirari que se encuentra al bajar por una pequeña carretera que termina en el puente de hierro. Allí y sólo con abrir el pasador de la cancela podrán descubrir un lugar diferente que para los creyentes aporta recogimiento, para los que no lo son puede ser una oportunidad de ver un barrio que se encuentra dentro del cauce del barranco Santo y que ha sobrevivido a lluvias, calores y el paso de los años.
En este tramo
el barranco de Aragúy, toma su nombre
de "Barranco de los Santos", o ”Barranco Santo” en tiempos anteriores
a la invasión y conquista, constituyó un importante núcleo de población
Guanche, perteneciente al menceyato de Naga,
del que constituye el achimenceyato de Añaza, en la zona situada entre los actuales barrios de Salud Alto
y Barrio Nuevo, lugar hoy ocupado por una buen número de viviendas de
autoconstrucción, existen entre otras la "Cueva de la Virgen de Candelaria", antiguo centro cultual
guanche, que no pudo ser borrado de la memoria colectiva, por lo que, la Iglesia Católica
como hemos anotado, en tiempos recientes decidió "catolizar" este
trozo de barranco colocando en la Cueva Santa, una imagen de la
Chaxiraxi. D.
Juan Béthencourt Alfonso, refiriéndose a esta cueva nos dice “Debemos
observar, que el clero católico con gran sentido catequista y civilizador transformó en templo algunos de estos
oratorios paganos, como la "cueva de San Blas", en otros erigió en
sus cercanías ermitas, como en las playas de Abona, y en todas procuró
sustituir los antiguos ídolos, por imágenes, pero lo que no consiguió aniquilar
por completo fue la tradición”.
Ya redactadas
las líneas que anteceden, el eminente investigador tinerfeño Don Emiliano
Béthencourt tuvo la amabilidad de cederme unas notas sobre la presencia en
aguas de Añazu de un mercader portugués, las cuales no me resisto a
transcribir por la serie de datos que aporta el navegante, y que vienen a
confirmar nuestro aserto de que la actual ciudad de Santa Cruz de Tenerife no
fue fundada por los españoles, tal como han venido sosteniendo algunos autores,
indudablemente influidos por los poderes dominantes, pues antes de la llegada
de los conquistadores existían núcleos de poblaciones guanches urbanamente
organizadas, por consiguiente, no se pudo fundar lo que ya estaba fundado.
En todo caso, los mencionados historiadores deberían hablar del establecimiento
por la fuerza de algunos pocos colonos europeos especialmente marineros y
pescadores en el desembarcadero de Añazu. No vamos a entrar en otro tipo
de consideraciones tales como que el primer establecimiento tolerado de
europeos en las costas de Añazu que tuvo lugar en 1465-1466, fecha de la
construcción de la torre de contratación levantada por Diego de Herrera,
posiblemente en la desembocadura del barranco de Tahodio. Esta torre se
mantuvo en activo hasta 1471-1472, fecha en que los guanches de Naga cansados
de los continuos atropellos e insaciables sed de rapiña de los castellanos,
decidieron ponerle cerco a la torre y
destruirla. Como vemos, la supuesta fundación de Santa Cruz de Tenerife así
como la fecha atribuida, no dejan de ser una más de las tantas falacias
históricas que han venido sosteniendo los historiadores oficiales u
oficialistas.
Veamos lo que
nos dice el viajero y mercader: “Dimos fondo en Naga, ende sopla el
mar (Bufadero) abía allí, un Bory,? Las Palmas allí no dan Támbaras,
la fruta es como aceitunas negras muy gustosas, redondas sin punta. Sus casas
ajustadas de piedras que llaman Zadrz, con muros muy ajustados y con
orden que llaman Erhiud, que son dobles con techos de paja tierra
y lajas, y dentro lo llaman Ijamen, delante un “camellon” para agua que
cargan del Anu (pozo) que los hay muchos y muy güenos, y cuatro ríos Tamara
azeite (hoy calle de Imeldo Serís) otro que pasa por una montaña Ayartegiote
y Argúagano (Tahodio) y Aragúy (barranco de Santos) que tiene a
la vera un canal de madera que llaman Errua.
Esta gente es
“Magica”, tienen “miedos” ponen piedras en los techos, para el “ojear” (para
evitar el mal de ojos) que llaman Timgiziut y en las visas de los
techos, en los pozos ponen una marmita (gánigo) tiznada boca abajo que
llaman Zilcint. Tienen a la vera
del río unas cuevas que llaman Agurran y chozas de caña que llaman Zejábez
ende secan quesos y tasajos, en Añazo vimos, cosas raras, una procesión de
jentío, que llevaban una joven en Parigüelas llena de flores y una banderola
blanca. (¿Una princesa de Naga?) Tocaban con buen tono, panderos, pitos
y tambores, con gran bulla y alegría cantaban todos ajustados Lal-l-Abuía .
En cuevas
altas de las peñas, donde no llega cosa alguna, ponían sus muertos secos, los
vimos, pero se ofenden y afrentan si alguien va a tocarlos.[2]
Pescan en
canoas, gran cantidad de “Lejaron” con
redes y rascas (nasas) de juncos. Los niños y mujeres, cojen en los bajíos y
restingas, cangrejos de dos clases “moros” y “judios”; burgados, almejas,
bucinas y clacas, que comen con uffiuo. (¿gofio?).
Alevantamos
ancora, dimos vela al N a un valle hermozo, que llaman Icure de Zalazar
que vibe en Boavista de Porto Santo, que saca Campora Almacéga y Ambere y Orchilla del monte Naga,
todo puesto en guardo en grandes Zasrafz en sus Edhar, vigilado
por algunos Agr, en las montañas, por miedo al hurto, pues todo
comerciaba el Rey con Zalazar.”
[1] No
deja de ser significativo el hecho de que la cueva permaneciera “deshabitada”,
en un barranco donde la menor hendidura u oquedad que ofreciera una posibilidad
de cobijo era ocupada inmediatamente debido a la gran multitud de gentes que
desde el interior de la isla e incluso desde las otras, se desplazaban a Santa
Cruz en busca de sustento. Además, los primeros habitantes del actual barrio,
lo hicieron en chabolas improvisadas ¿Por qué no ocuparon esa amplia cueva que
ofrece gran capacidad de abrigo y cobijo? Por otra parte, debemos tener en cuenta
que toda la margen del barranco donde existen cuevas, estas estuvieron habitada
hasta bien entrado los años setenta del pasado siglo xx.
[2] Son notorios los trabajos
de excavación realizados en necrópolis guanches de la zona por el investigador
D. Luis Álvarez Cruz.
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