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miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA DIOSA MADRE EN LAS ISLAS CANARIAS-XIX-I





VOLUMEN III

CAPITULO XIX-I



Eduardo Pedro García Rodríguez
 
               LA DIOSA CHAXIRAXI EN EL EXTERIOR EN SU ASPECTO COMO VIRGEN DE LA CANDELARIA
 
El régimen de esclavitud impuesto por los invasores españoles a raíz de la invasión y conquista de las islas Canarias, propició que un buen número de los guanches sometidos optaran por buscar mejores vías de supervivencia en otras tierras. Otros simplemente fueron llevados como esclavos en las aventuras de saqueo del continente americano organizadas por los españoles.

Tanto en estas arribadas a América de los antiguos canarios como en otras posteriores de distinto signo, los canarios llevaron consigo el profundo amor que desde tiempos inmemoriales han sentido hacia la Diosa-Madre Chaxiraxi, aún cuando esta estuviese secuestrada por la iglesia católica y exhibida como Virgen de la Candelaria.

Es significativo el hecho de que de los emigrantes canarios tanto los forzados como los que lo hicieron por cuenta propia llevaron consigo sus costumbres y tradiciones, así como su bagaje espiritual. Tanto en las fundaciones coloniales en América llevadas a cabo por canarios como en aquellas localidades donde se establecieron con otros colonos de diversas procedencias, mantuvieron vivas sus practicas religiosas las cuales a pesar de estar dotadas ya de una importante carga de secretismo católico, estaban dedicadas a la adoración de la Diosa Madre Chaxirxi aunque ya habían asumido el cambio de nombre impuesto por el catolicismo como Virgen de Candelaria.

Si analizamos las advocaciones llevadas y mantenidas en aquellas lejanas tierras por nuestros ancestros a pesar de su supuesta cristianización veremos que son prácticamente nulas las dedicadas al dios católico, al Cristo, al espíritu santo e incluso a los santos, la mayoría de ellas están dedicadas a la Virgen de Candelaria y en menor medida a otras advocaciones veneradas en nuestro archipiélago pero casi siempre a divinidades femeninas. Generalmente las dedicadas a santos y cristos lo fueron por criollos colonos muchos de los cuales comandaban las expediciones.

Al tiempo que se producía el descubrimiento, invasión y colonización de América, se abría un inmenso territorio para la aventura y pillaje europeo. Con ello Canarias comenzó a cumplir con el propósito para que había sido invadida y colonizada, se convirtió por su posición geográfica, corrientes marinas  y la acción de los vientos alisios en la ruta y el paso obligado para las Indias, por lo que la mayoría de las flotas que marchaban hacia América hacían escala para repostar en los puertos canarios.

De esta forma, canarios y colonos europeos  estantes en Canarias se convierten en parte integrante de las expediciones de invasión conquista y colonización en un nivel muy superior al que figura en los datos oficiales, ya que los canarios tenían la facultad de viajar directamente a América sin tener que pasar por el registro de Sevilla y, aunque en determinadas épocas hubo restricciones de embarque para determinados lugares en lo referente a cupos de emigrantes y puertos de destino, tales disposiciones no se aplicaron rigurosamente, a lo que habría que unir el enorme volumen de la emigración clandestina. Con ello Canarias pasa a ser un punto clave, no sólo para el tráfico de barcos y personas, sino para la difusión de plantas y animales en ambos lados del océano.
Tal como apunta el profesor de Historia de América en la Universidad de La Laguna (Tenerife) Manuel Hernández: “Los canarios participarían en la conquista como expertos guías. Entre 1492 y 1506 al menos 12 de las mayores expediciones hacen escala en La Gomera o Tenerife. Entre ellas las de los mayores nombres de la conquista como Colón, Ojeda, Vespuccio, Pedrarias, La Cosa, Yáñez u Ovando. Las Canarias tienen el privilegio de comerciar con Indias desde los comienzos de la colonización del Nuevo Mundo. Una Real Orden de 1511 simplemente especifica que los canarios parten solamente con la autorización del capitán del navío.
De esa forma, canarios o europeos estantes en Canarias se convierten en parte integrante de las expediciones de conquista y colonización, como la de Pedro de Mendoza en la fundación de Buenos Aires en 1535 o la de Pedro Fernández de Lugo para la conquista de Santa Marta en Colombia y otras. Sin embargo no podemos hablar de emigración canaria en sentido estricto, pero sí como una base para el traslado al Nuevo Mundo sin  los severos controles del monopolio sevillano. En el siglo XVI Santo Domingo primero y La Habana después son los principales destinos canarios, extendiéndose en siglos posteriores por todo América.” Y con ellos la ancestral devoción a Nuestra Señora Chaxiraxi en su aspecto católico de Virgen de La Candelaria.
 
               La fiesta de la Virgen de la Candelaria figura en el calendario de la iglesia católica desde el siglo V, según el teólogo francés de la Edad Media Jacques de Vorágine, quien explica en su "Leyenda dorada" los orígenes de esta tradición que se conserva muy viva aun en Canarias, España, Francia y en muchos países americanos. 

               Según el etnólogo vasco Julio Caro Baroja, en España la Candelaria es el comienzo del periodo de Carnaval, cuando retorna ese tiempo luminoso, al fin del invierno, época de burlas abundantes. 
 
                “La naturaleza se interpreta como parte del propio y dramático devenir humano. Mediante las fiestas y ritos de carnaval procuramos expresar lo ocurrido durante el año: vida y muerte, alegría y tristeza, frío y calor”, dice: 
 
               “Esta fiesta ha recibido el nombre de Candelaria porque en las procesiones se llevan en la mano candelas. La Iglesia lo estableció así para destruir una costumbre ancestral, la fiesta de las candelas que celebraban en febrero las antiguas romanas en honor  de Proserpina, la joven cuya belleza, según los poetas, hizo que Plutón la raptara”, dice Vorágine en su capitulo sobre  la Virgen Maria.
 
               La visión que la iglesia católica da en torno al tema suele diferir como es habitual en esta confesión religiosa, la cual niega sistemáticamente la usurpación de los atributos de la Gran Diosa-Madre y su aplicación a su creación de la virgen María, veamos lo que nos dice un artículo sobre el particular que podemos leer en la Enciclopedia Católica:
           CANDELARIA: “También conocida como Fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen (Greek Hypapante), Fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo, observada el 2 de Febrero según el rito latino.
De acuerdo a la ley mosaica, una madre que había dado a luz a un niño varón, era considerada impura por siete días, además debía permanecer treinta y tres días "en purificación de su sangre" pero si daba a luz a una niña el tiempo que excluía a la madre del santuario era doble.
                         Al cumplirse el tiempo de su purificación (cuarenta u ochenta días) según fuera niño o niña la madre debía traer al templo un cordero de un año para el holocausto y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado; si no era capaz de ofrecer un cordero, ella podía presentar dos tórtolas o dos pichones; el sacerdote los ofrecía como expiación y entonces ella quedaba limpia. (Levítico 12:2-8)[1]
               Cuarenta días después del nacimiento de Cristo María cumplió con este precepto de la ley, ella redimió a su primogénito en el templo (Números 18:15), y fue purificada por la oración de Simeón el justo, en la presencia de Anna la profetisa (Lucas 2:22 sqq.). Sin duda este acontecimiento, la primera presentación solemne de Cristo en la casa de Dios, era en los tiempos más tempranos, celebrados por la Iglesia de Jerusalén. Esto queda testimoniado en la primera mitad del cuarto siglo por el peregrino de Burdeos, Egeria o Sylvia.
                         El día (el 14 de febrero) fue solemnemente guardado por una procesión a la basílica Constantinian de la Resurrección, una homilía sobre Lucas 2:22 sqq., y el Santo Sacrificio.
Pero el banquete entonces no tenía ningún nombre propio; fue simplemente llamado día cuarenta después de la Epifanía. Esta última circunstancia nos muestra que la Epifanía de Jerusalén era entonces la Fiesta del nacimiento de Cristo.
             Esta fiesta de los cuarenta días después del nacimiento de Cristo, se extendió desde Jerusalem a toda la Iglesia, y más tarde fue guardada el 2 de febrero, durante los últimos veinticinco años del cuarto siglo en que fue introducida la fiesta romana de la Natividad de Cristo (el 25 de Diciembre). Fue certificada en 526 (Cedrenue); en todo el Imperio del Este fue introducido por el Emperador Justinian I (542) en acción de gracias por el cese de la gran pestilencia que había despoblado la ciudad de Constantinopla.
                         En la Iglesia griega fue llamado Hypapante tou Kyriou, El encuentro (occursus) del Señor y Su madre con Simeón y Anna. Los armenios lo llaman: "La Venida del Hijo de Dios en el Templo" y todavía la observan el 14 de febrero (Tondini di Quaracchi, Candelaria de la Nación Arméniana en acción de gracias , 1906, 48); los Coptos lo llaman "la presentación del Señor en el Templo" (Nilles, hombre de Kal.., II 571, 643). ¿Quizás el decreto de Justiniano dio la ocasión a la Iglesia romana (a Gregorio I?) para introducir esta fiesta, pero aun se quiere información definida sobre este punto. Esta fiesta aparece en el Gelasianum (la tradición manuscrita del séptimo siglo) bajo el nuevo título de la Purificación de la Santísima Virgen María. La procesión no es mencionada. El Papa Sergio I (687-701) introdujo una procesión para este día.
El Gregorianum (la tradición del octavo siglo) no habla de esta procesión, qué de hecho demuestra que la procesión de Sergio era "la estación" ordinaria, no el acto litúrgico de hoy.
Esta Fiesta no fue seguramente introducida por el Papa Gelasius para suprimir los excesos del Lupercalia (Migne, Missale Gothicum, 691), y esto se extendió suavemente en el Oeste; no es encontrado en "el Leccionario" de Siloes (650), ni en "el Calendario" (731-741) de Sainte-Genevieve de París. En el Este fue celebrada como un Fiesta del Señor; en el Oeste como un Fiesta de María; aunque los "Invitatorium" (Gaude y læ tara, Jerusalén, occurrens Deo tuo), las antífonas y responsories nos recuerden su concepción original como una Fiesta del Cristo. La bendición de las velas no entra en el uso común antes del undécimo siglo; esto no tiene nada que ver con la procesión del pupercalia. En la Iglesia latina esta Fiesta (Purificatio B.M.V.), es una doble de la segunda clase. En la Edad Media esto tenía una octava en el número más grande de diócesis; también hoy las órdenes religiosas cuyo objeto especial es la veneración de la Madre de Dios (Carmelites, Servites) y muchas diócesis (Loreto, la Provincia de Siena, etc.) celebran la octava.
               Bendición de las candelas y procesión: De acuerdo al Misal Romano después de la Tercia el celebrante de pie al lado de la epístola con estola y capa de color púrpura bendice las candelas (las cuales deben ser elaboradas con ceras de abeja) habiendo cantado o recitado las cinco oraciones prescritas, rocía e inciensa las candelas. Luego las distribuye al clero y a los laicos mientras el coro canta “El Cantico de Simeón” Nunc Dimitis
            La antífona “anuncio de Lumen revelationem gentium y gloriam plebis tu æ Israel” es repetida después de cada verso, según la costumbre medieval de cantar las antífonas. Durante la procesión que ahora sigue, y en que todos los partícipes llevan velas encendidas en sus manos, el coro canta la antífona “Adorna thalamum tuum, Sion”, compuesta por San Juan de Damasco, uno de los pocas piezas de las cuales el texto y la música, han sido tomados prestados por la Iglesia romana de los griegos. Las otras antífonas son de origen romano. La procesión solemne representa la entrada de Cristo, que es la Luz del Mundo, en el Templo de Jerusalén.
               Esto formaba una parte esencial de los servicios litúrgicos del día, y debía ser celebrado en cada parroquia donde los ministros lo requerían. La procesión se celebraba siempre el 2 de febrero aun cuando la oficina y la misa de la Fiesta fueran transferidas hasta el 3 de febrero. Antes de la reforma de la liturgia latina por San Pio V (1568), en las iglesias del Norte y del Oeste de los Alpes esta ceremonia era más solemne.
     Después de la quinta oración un prefacio era cantado. El “Adorna” era precedido por la antífona “Ave Maria”. Mientras la procesión en celebrada dentro de la iglesia, durante la Edad Media el clero abandonaba la iglesia y visitaba el cementerio que lo rodeaba. Una vez que regresaban de la procesión, un sacerdote llevaba la imagen del Niño Dios, la presentaba en la puerta y entraba a la iglesia con el clero, quienes cantaban el cántico de Zacarias, “Benedictus Dominus Deus Israel”. Para finalizar entraban en el santuario, el coro cantaba el responsorio, “Virgo de Gaude Maria” o la prosa, “Inviolada” o alguna otra antífona en honor a la Santísima Virgen.” (Frederick G. Holweck).
Pero este rito como otros muchos no son originarios de la iglesia católica, sino que como otros muchos fueron sincretizados de religiones mas antiguas, así tenemos que inicialmente la fiesta de la Candelaria o de la Luz tuvo su origen en el Oriente con el nombre del “Encuentro”, posteriormente se extendió al Occidente en el siglo VI, llegando a celebrarse en Roma con un carácter penitencial.
               El fuego de la vida, la mujer y la primavera, la energía divinizada de la naturaleza, la tierra-abuela y la virgen, son celebrados cada 2 de febrero en las fiestas de la Candelaria por muchos pueblos de América y Europa que mezclaron sus tradiciones con deidades africanas.  Mamacha Candelaria se le llama a la virgen o Diosa-Madre en Puno (Perú) donde la fiesta suele estar prendida noche y día con 200 bandas de música y grupos coreográficos de muchas regiones amerindias escenificando “diabladas” de mascaras, bailes y procesiones de disfraces. 
 
               Desde Mexico hasta Argentina se festeja desde el 2 de febrero, se celebran rituales llamado por la Iglesia católica “Purificación de la Virgen”, celebrando los 40 días desde el supuesto nacimiento del niño Jesús, cuyo verdadero origen es de tradición judía y, esta relacionado con el tabú de la sangre y la impureza atribuida a la mujer como consecuencia del parto.
 
               Según la ley judía Maria debía ir al templo a presentar al recién nacido y ofrendar cirios encendidos. En Cuba los descendientes de los yorubas importados hace siglos de África a los cañaverales la nombran como hemos dicho Oya, Oricha y Diosa del arco iris y los huracanes, de la memoria y la reencarnación de los antepasados. 
 
               CINCO SIGLOS DE PROHIBICIÓN DE ARCO IRIS EN EL CIELO AMERICANO: Los continuos y almibarados mensajes con que la iglesia católica nos bombardea continuamente mediante los medios propios y ajenos, perfectamente controlados a través de una intrincada y compleja red de influencias e intereses, pretendiendo implantar en las mentes de los ciudadanos del mundo la falaz y siempre sostenida idea de una supuesta acción civilizadora, culturizadora y de enriquecimiento espiritual de los territorios y pueblos sometidos y esclavizados a sangre y fuego, no deja de ser como mínimo una gran mascarada. Es inconcebible que en pleno siglo XXI, esta confesión religiosa judeo-cristiana continúe pretendiendo regir al mundo con unos parámetros que fueron concebidos hace más de cinco mil años, por unos fanáticos que se creyeron predeterminados para dominar el mundo, naturalmente el mundo conocido en aquella época, el cual no iba más allá de Oriente Medio y algunas zonas del Mediterráneo. Es sorprendente como el catolicismo sigue empeñado en sus dogmas primarios como sí en todo este tiempo transcurrido la humanidad no hubiese avanzado social, cultural y espiritualmente.

E incluso periódicamente hacen fingidos alardes de adecuación a los tiempos, cambiando determinados aspectos de sus fundamentos para que en realidad no cambie nada.

De lo dicho tenemos sobrados ejemplos en los tiempos actuales en la situación en que se encuentran los hombres, mujeres y niños de los países conocidos como “tercer mundo”, la mayoría de los cuales están regidos por las concepciones morales y espirituales de la iglesia católica apostólica romana, y donde los poderes denominados civiles están férreamente controlados por ésta. Como ejemplo de lo dicho y relativas algunos países americanos  veamos algunas notas difundidas por el escritor Eduardo Galeano:
           “El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe.
En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó.
Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.
          Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado.
Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser.
Al principio, el saqueo y el genocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso. Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible.
América, ciega de racismo, no las ve.
El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar (“que deprendan fablar”). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental (“mentally retarded”) porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual.
Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
El Paraguay habla guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.
De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución de Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios. (El español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.)
Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de las Personas, en la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir el nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha, un nombre de su lengua.
El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.
Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?
Cuando yo era niño, en las escuelas del Uruguay nos enseñaban que el país se había salvado del problema indígena gracias a los generales que en el siglo pasado exterminaron a los últimos charrúas.
El problema indígena: los primeros americanos, los verdaderos descubridores de América, son un problema. Y para que el problema deje de ser un problema, es preciso que los indios dejen de ser indios. Borrarlos del mapa o borrarles el alma, aniquilarlos o asimilarlos: el genocidio o el genocidio.
En diciembre de 1976, el ministro del Interior del Brasil anunció, triunfal, que el problema indígena quedará completamente resuelto al final del siglo veinte: todos los indios estarán, para entonces, debidamente integrados a la sociedad brasileña, y ya no serán indios.
El ministro explicó que el organismo oficialmente destinado a su protección (FUNAI, Fundacao Nacional do Indio) se encargará de civilizarlos, o sea: se encargará de desaparecerlos. Las balas, la dinamita, las ofrendas de comida envenenada, la contaminación de los ríos, la devastación de los bosques y la difusión de virus y bacterias desconocidos por los indios, han acompañado la invasión de la Amazonia por las empresas ansiosas de minerales y madera y todo lo demás. Pero la larga y feroz embestida no ha bastado. La domesticación de los indios sobrevivientes, que los rescata de la barbarie, es también un arma imprescindible para despejar de obstáculos el camino de la conquista.
Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.
La salvación condena a los indios a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones, a cambio de jornales que no alcanzan para comprar una lata de comida para perros. Salvar a los indios también consiste en romper sus refugios comunitarios y arrojarlos a las canteras de mano de obra barata en la violenta intemperie de las ciudades, donde cambian de lengua y de nombre y de vestido y terminan siendo mendigos y borrachos y putas de burdel. O salvar a los indios consiste en ponerles uniforme y mandarlos, fusil al hombro, a matar a otros indios o a morir defendiendo al sistema que los niega. Al fin y al cabo, los indios son buena carne de cañón: de los 25 mil indios norteamericanos enviados a la segunda guerra mundial, murieron 10 mil.
El 16 de diciembre de 1492, Colón lo había anunciado en su diario: los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres. Secuestro de los brazos, robo del alma: para nombrar esta operación, en toda América se usa, desde los tiempos coloniales, el verbo reducir. El indio salvado es el indio reducido. Se reduce hasta desaparecer: vaciado de sí, es un no-indio, y es nadie.
El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le cuenta el martín pescador:
-No sufras hambre, no sufras sed. Súbete a mis alas y comeremos peces del río y beberemos el viento.
Y canta lo que le cuenta la neblina:
-Vengo a cortar la helada, para que tu pueblo no sufra frío. Y canta lo que le cuentan los caballos del cielo:
-Ensíllanos y vamos en busca de la lluvia.
Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el shamán dice: Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo mío?
El shamán lo dice en 1986. En 1614, el arzobispo de Lima había mandado quemar todas las quenas y demás instrumentos de música de los indios, y había prohibido todas sus danzas y cantos y ceremonias para que el demonio no pueda continuar ejerciendo sus engaños. Y en 1625, el oidor de la Real Audiencia de Guatemala había prohibido las danzas y cantos y ceremonias de los indios, bajo pena de cien azotes, porque en ellas tienen pacto con los demonios.
Para despojar a los indios de su libertad y de sus bienes, se despoja a los indios de sus símbolos de identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el lejano día de la Creación.
Desde los frailes y funcionarios del reino colonial, hasta los misioneros de las sectas norteamericanas que hoy proliferan en América Latina, se crucifica a los indios en nombre de Cristo: para salvarlos del infierno, hay que evangelizar a los paganos idólatras. Se usa al Dios de los cristianos como coartada para el saqueo.
El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América:
-Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron:
“Cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
Los doctores del Estado moderno, en cambio, prefieren la coartada de la ilustración: para salvarlos de las tinieblas, hay que civilizar a los bárbaros ignorantes. Antes y ahora, el racismo convierte al despojo colonial en un acto de justicia. El colonizado es un sub-hombre, capaz de superstición pero incapaz de religión, capaz de folclore pero incapaz de cultura: el sub-hombre merece trato subhumano, y su escaso valor corresponde al bajo precio de los frutos de su trabajo. El racismo legitima la rapiña colonial y neocolonial, todo a lo largo de los siglos y de los diversos niveles de sus humillaciones sucesivas.
América Latina trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina.
Gabriel René-Moreno fue el más prestigioso historiador boliviano del siglo pasado.
Una de las universidades de Bolivia lleva su nombre en nuestros días. Este prócer de la cultura nacional creía que los indios son asnos, que generan mulos cuando se cruzan con la raza blanca. Él había pesado el cerebro indígena y el cerebro mestizo, que según su balanza pesaban entre cinco, siete y diez onzas menos que el cerebro de raza blanca, y por tanto los consideraba celularmente incapaces de concebir la libertad republicana.
El peruano Ricardo Palma, contemporáneo y colega de Gabriel René-Moreno, escribió que los indios son una raza abyecta y degenerada. Y el argentino Domingo Faustino Sarmiento elogiaba así la larga lucha de los indios araucanos por su libertad: Son más indómitos, lo que quiere decir: animales más reacios, menos aptos para la Civilización y la asimilación europea.
El más feroz racismo de la historia latinoamericana se encuentra en las palabras de los intelectuales más célebres y celebrados de fines del siglo diecinueve y en los actos de los políticos liberales que fundaron el Estado moderno. A veces, ellos eran indios de origen, como Porfirio Díaz, autor de la modernización capitalista de México, que prohibió a los indios caminar por las calles principales y sentarse en las plazas públicas si no cambiaban los calzones de algodón por el pantalón europeo y los huaraches por zapatos.
Eran los tiempos de la articulación al mercado mundial regido por el Imperio Británico, y el desprecio científico por los indios otorgaba impunidad al robo de sus tierras y de sus brazos.
El mercado exigía café, pongamos el caso, y el café exigía más tierras y más brazos.
Entonces, pongamos por caso, el presidente liberal de Guatemala, Justo Rufino Barrios, hombre de progreso, restablecía el trabajo forzado de la época colonial y regalaba a sus amigos tierras de indios y peones indios en cantidad.
El racismo se expresa con más ciega ferocidad en países como Guatemala, donde los indios siguen siendo porfiada mayoría a pesar de las frecuentes oleadas exterminadoras. En nuestros días, no hay mano de obra peor pagada: los indios mayas reciben 65 centavos de dólar por cortar un quintal de café o de algodón o una tonelada de caña. Los indios no pueden ni plantar maíz sin permiso militar y no pueden moverse sin permiso de trabajo. El ejército organiza el reclutamiento masivo de brazos para las siembras y cosechas de exportación.
En las plantaciones, se usan pesticidas cincuenta veces más tóxicos que el máximo tolerable; la leche de las madres es la más contaminada del mundo occidental. Rigoberta Menchú: su hermano menor, Felipe, y su mejor amiga, María, murieron en la infancia, por causa de los pesticidas rociados desde las avionetas. Felipe murió trabajando en el café. María, en el algodón. A machete y bala, el ejército acabó después con todo el resto de la familia de Rigoberta y con todos los demás miembros de su comunidad. Ella sobrevivió para contarlo.
Con alegre impunidad, se reconoce oficialmente que han sido borradas del mapa 440 aldeas indígenas entre 1981 y 1983, a lo largo de una campaña de aniquilación más extensa, que asesinó o desapareció a muchos miles de hombres y de mujeres. La limpieza de la sierra, plan de tierra arrasada, cobró también las vidas de una incontable cantidad de niños. Los militares guatemaltecos tienen la certeza de que el vicio de la rebelión se transmite por los genes.
Una raza inferior, condenada al vicio y a la holgazanería, incapaz de orden y progreso, ¿merece mejor suerte? La violencia institucional, el terrorismo de Estado, se ocupa de despejar las dudas. Los conquistadores ya no usan caparazones de hierro, sino que visten uniformes de la guerra de Vietnam. Y no tienen piel blanca: son mestizos avergonzados de su sangre o indios enrolados a la fuerza y obligados a cometer crímenes que los suicidan.
Guatemala desprecia a los indios, Guatemala se auto desprecia. Esta raza inferior había descubierto la cifra cero, mil años antes de que los matemáticos europeos supieran que existía. Y habían conocido la edad del universo, con asombrosa precisión, mil años antes que los astrónomos de nuestro tiempo.
Los mayas siguen siendo viajeros del tiempo: ¿Qué es un hombre en el camino? Tiempo.
Ellos ignoraban que el tiempo es dinero, como nos reveló Henry Ford. El tiempo, fundador del espacio, les parece sagrado, como sagrados son su hija, la tierra, y su hijo, el ser humano: como la tierra, como la gente, el tiempo no se puede comprar ni vender. La Civilización sigue haciendo lo posible por sacarlos del error.
¿Civilización? La historia cambia según la voz que la cuenta. En América, en África, en Europa o en cualquier otra parte. Lo que para los romanos fue la invasión de los bárbaros, para los alemanes fue la emigración al sur.
No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América. En las vísperas de la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los dioses, había anunciado: Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué dirá? ¿Qué dirá la otra voz, la jamás escuchada? Desde el punto de vista de los vencedores, que hasta ahora ha sido el punto de vista único, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la vida colonial:
¿Se suicidan los indios de las islas del mar Caribe, por negarse al trabajo esclavo? Porque son holgazanes.
¿Andan desnudos, como si todo el cuerpo fuera cara? Porque los salvajes no tienen vergüenza.
¿Ignoran el derecho de propiedad, y comparten todo, y carecen de afán de riqueza? Porque son más parientes del mono que del hombre.
¿Se bañan con sospechosa frecuencia? Porque se parecen a los herejes de la secta de Mahoma, que bien arden en los fuegos de la Inquisición.
¿Jamás golpean a los niños, y los dejan andar libres? Porque son incapaces de castigo ni doctrina.
¿Creen en los sueños, y obedecen a sus voces? Por influencia de Satán o por pura estupidez.
¿Comen cuando tienen hambre, y no cuando es hora de comer? Porque son incapaces de dominar sus instintos.
¿Aman cuando sienten deseo? Porque el demonio los induce a repetir el pecado original.
¿Es libre la homosexualidad? ¿La virginidad no tiene importancia alguna? Porque viven en la antesala del infierno.
En 1523, el cacique Nicaragua preguntó a los conquistadores:
-Y al rey de ustedes, ¿quién lo eligió?
El cacique había sido elegido por los ancianos de las comunidades. ¿Había sido el rey de Castilla elegido por los ancianos de sus comunidades? La América precolombina era vasta y diversa, y contenía modos de democracia que Europa no supo ver, y que el mundo ignora todavía. Reducir la realidad indígena americana al despotismo de los emperadores incas, o a las prácticas sanguinarias de la dinastía azteca, equivale a reducir la realidad de la Europa renacentista a la tiranía de sus monarcas o a las siniestras ceremonias de la Inquisición.
En la tradición guaraní, por ejemplo, los caciques se eligen en asambleas de hombres y mujeres -y las asambleas los destituyen si no cumplen el mandato colectivo. En la tradición iroquesa, hombres y mujeres gobiernan en pie de igualdad. Los jefes son hombres; pero son las mujeres quienes los ponen y deponen y ellas tienen poder de decisión, desde el Consejo de Matronas, sobre muchos asuntos fundamentales de la confederación entera. Allá por el año 1600, cuando los hombres iroqueses se lanzaron a guerrear por su cuenta, las mujeres hicieron huelga de amores. Y al poco tiempo los hombres, obligados a dormir solos, se sometieron al gobierno compartido.
En 1919, el jefe militar de Panamá en las islas de San Blas, anunció su triunfo:
-Las indias kunas ya no vestirán molas, sino vestidos civilizados.
Y anunció que las indias nunca se pintarían la nariz sino las mejillas, como debe ser, y que nunca más llevarían aros en la nariz, sino en las orejas. Como debe ser.
Setenta años después de aquel canto de gallo, las indias kunas de nuestros días siguen luciendo sus aros de oro en la nariz pintada, y siguen vistiendo sus molas, hechas de muchas telas de colores que se cruzan con siempre asombrosa capacidad de imaginación y de belleza: visten sus molas en la vida y con ella se hunden en la tierra, cuando llega la muerte.
Continúa en la entrega siguiente.




[1] Este ritual judío es idéntico al efectuado en los templos fenicios dedicados a la Diosa Tanit.

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