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sábado, 28 de septiembre de 2013

LA DIOSA MADRE EN LAS ISLAS CANARIAS-XIX-IV







Volumen III

CAPITULO XIX-IV


 
               LA DIOSA CHAXIRAXI EN EL EXTERIOR EN SU ASPECTO COMO VIRGEN DE LA CANDELARIA
 
Viene de la entrega anterior.

Eduardo Pedro García Rodríguez
 

               VIRGEN DE LA CANDELARIA (CHILE):

                
           En Punta del Este. Chile: El 2 de febrero de 1982, exactamente 466 años después que Solís descubriera y anexara estas tierras al reino de España, en el día de la Virgen de la Candelaria, se inauguró este pequeño altar donde reposa una imagen de esta virgen, patrona de la Iglesia de Punta del Este.
 Se supone que en el lugar de este emplazamiento se ofició la primera misa de los conquistadores españoles.

          Desde su inauguración, hasta hace pocos años, todos los 2 de Febrero, se efectuaban procesiones desde
la Iglesia de la Candelaria hasta este lugar culminándose
la celebración con una misa.
 
         La imagen de la virgen es una talla en madera pintada, de un poco más de un metro de altura, del escultor carolino Lazo.

Esta imagen no tiene parecido con la talla traída de España que se encuentra en la Iglesia.

Fue totalmente restaurada hace unos años, y se le ha cubierto con vidrio para protegerla de las inclemencias. En días de marea alta queda inaccesible al público.
La península de Punta del Este es una extensión de tierra que serpentea entre el Río de la Plata y el Océano Atlántico marcando el límite entre ambos. Tiene una extensión de unas 15 por 5 cuadras aproximadamente.

              NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA. SAN PEDRO DE LA PAZ, CONCEPCIÓN, (CHILE).

 

                 Historia: La imagen de la Virgen Maria, que bajo la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria, se venera en el Santuario ubicado en San Pedro de la Paz, Concepción, es tal vez la más antigua que actualmente existe en Chile.

          Llevada desde España por el Gobernador Alonso de Sotomayor, alrededor del año 1583, fue venerada primeramente en los fuertes de Angol, Nacimiento y Santa Juana. Al ser abandonados estos fuertes por los ataques de los araucanos, la imagen fue traslada a Penco.
El Gobernador Alonso de Ribera, reconstruyó el fuerte de San Pedro en la orilla sur del río Bío Bío, e hizo trasladar esta histórica imagen a dicho fuerte. Desde entonces ha permanecido en el lugar, en él se firmó un tratado de paz entre españoles y araucanos, de ahí, el nombre de San Pedro de la Paz.
.              En enero de 1939 un terremoto destruyó el santuario, fue reconstruido, pero en el año 1960 otro lo destruye nuevamente. La facultad de Teología y la Escuela de arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso en una ayuda solidaria, construyen un nuevo templo en madera, programado para una duración de 10 años, sin embargo se mantuvo en pie 25 años, hasta que se construyó el actual Santuario el año 1987.

           El 25 de marzo de 1982, por decreto, el Santuario pasó a ser también parroquia y fue nombrado así su primer párroco y rector, por ordenanza del Arzobispo de Concepción, de ese entonces, Monseñor Manuel Sánchez.

           En el año 1983 la imagen de la Virgen de la Candelaria, fue sometida a un proceso de restauración a cargo del sacerdote Ángel Vicente Cerró, de la congregación Padres de Schöenstatt, experto en policromía y restauración. Al retirar yeso y papel de la imagen, producto de una restauración anterior -que probablemente se realizara en 1881, por los pedazos de periódicos de la época que se encontraron- el padre Ángel Vicente Cegó descubrió casi intacta una bella imagen de madera de artesanía gótica que trabajaban los escultores góticos en los siglos XV y XVI.
 
           Con señorial estampa, Nuestra Señora de la Candelaria luce ahora en todo su esplendor, colocada en la única Hornacina del actual Santuario, pudiendo observarse tanto de día como de noche, apreciando su enigmática sonrisa, que a través de los siglos, no ha perdido su dulzura.

En el interior del templo se puede apreciar como telón de fondo del Altar al mural usado en la Misa que celebró S.S. Juan Pablo II, en su visita a concepción. Este mural fue tejido por las bordadoras de Copiulemu en arpillera y lana. En la entrada del templo se encuentra el “Cristo de Pellín" labrado por toda la comunidad. Resultó un Cristo con rasgos mapuches.
El santuario de San Pedro de la Paz por siglos ha sido centro de la expresión religiosa de la zona del Bío Bío. En los tiempos de gloria de las minas de carbón de Lota y Coronel, había trenes que llegaban hasta la estación de ferrocarriles de San Pedro para traer a cientos de peregrinos que venían cada 2 de febrero a venerar a Nuestra Madre.
             Los mineros la asociaban, por la candela que llevaba en su mano, a la luz que los acompañaba en los piques y que llevaban sobre el casco de trabajo. En esos tiempos el río era navegable y se paseaba, junto con caravanas de botes con fieles, por el curso de agua. Cuando esto se hizo complicado, se sacaba la pequeña imagen en procesión por la Laguna Chica de San Pedro.
En la actualidad la Procesión se hace en parte por las arenas del río Bío Bío y luego por las Calles de la Comuna, aledañas al Santuario.
El culto a la Candelaria empezó a decaer cuando se empezó a construir en los sectores donde los fieles hacían sus “paseos” y también por el decaimiento de la zona del carbón. Fue a partir del año 1980 cuando se empieza nuevamente a promover esta devoción mariana que poco a poco, al principio, y con mucha fuerza después, ha ido creciendo en número de fieles y en infraestructura.

Durante todo el año acoge a cientos de peregrinos que vienen a encontrarse con su Madre, muchos son acogidos en las Catequesis y en los Grupos organizados de la Parroquia, o van a celebrar sus Sacramentos. Este espíritu de cobijamiento, tan característico de los Santuarios Marianos, se deja ver claramente aquí.
Cuando se aproxima la celebración de la Fiesta Patronal (la Virgen de la Candelaria fue declarada por el Arzobispo Antonio Moreno Patrona de la Comuna) se incrementa la oración en la Novena, se prepara la Cantata a la Virgen, y se realiza la Liturgia de la Luz a orillas del río.
             MONTELLO-SABALETA, COPIAPÓ, ATACAMA (CHILE):
               El Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria está ubicado en Villa Manuel Antonio Matta, en lo que antes era el pueblo de San Fernando, distante 2 kilómetros de la Plaza de Copiapó. Y aunque ahora se emplaza como parte de la ciudad, el lugar aún mantiene su misticismo.
Los orígenes del Santuario de la Candelaria se remontan al año 1800, cuando era sacerdote de Copiapó el padre Domingo Carmona. Este año se comienza la construcción de una capilla con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria.
En ese lugar el cura deja la imagen encontrada por Mariano Caro Inca, en las cercanías del Salar de Maricunga.
Desde que la imagen de la Virgen fue encontrada en 1870, día a día ha ido creciendo la devoción de los mineros y familias atacameñas, pasando a ser el centro religioso de un pueblo que todos los años, el domingo siguiente a la fiesta litúrgica de Nuestra Señora de la

El nombre de Inquisición se refiere a su carácter de tribunal que investiga, que inquiere, antes de juzgar y sentenciar. Estaba formando por clérigos. El proceso se iniciaba con la recepción de acusaciones, seguía una investigación sobre la validez de las mismas, se buscaba luego la confesión del reo para lo cual era válido emplear el tormento. La sentencia podía ser el perdón -si el reo abjuraba- o la muerte en la hoguera, que ejecutaban los representantes del Estado.

                NUESTRA  SEÑORA DE LA CANDELARIA DE MEDELLÍN, (COLOMBIA):



El 2 de junio de 1817, en la Villa de el cabildo mandó hacer rogativa por la sequía y las pestes que se presentaban, "siendo graves los perjuicios que resultan a los frutos por la seca que se advierte e igualmente la peste que amenaza una gran devastación y ruina del vecindario, por tanto pide se haga una rogativa a nuestra Patrona la Virgen de la Candelaria". Pedido que fue aprobado y "al efecto pedir la limosna que se acostumbra"...
ASPECTOS RELIGIOSOS DE COLOMBIA: Recibió el nombre de Contrarreforma o Reforma Católica al movimiento del catolicismo que se dio en el siglo XVI y que se vio reflejada en las acciones de los religiosos en el Nuevo Mundo.
 
      Se manifiesta básicamente en tres aspectos:
·         La reimplantación de los tribunales de la Inquisición
·         La creación de la Compañía de Jesús y
·         La reunión del Concilio Ecuménico de Trento
 La Inquisición o Santo Oficio

Como ya hemos apuntado en otro apartado de este trabajo, fue una institución creada por el Papa Gregorio IX en el siglo XIII para investigar y juzgar a los acusados de herejía o brujería.

Su acción decayó a fines de la Edad Media como institución dependiente de Roma. Los Reyes Católicos la implantaron en España en los últimos años del siglo XV y le dieron el doble carácter de tribunal estatal y eclesiástico. Con ello buscaron detener la propagación del judaísmo y el islamismo en la Península ibérica. El Papa Paulo IV la restableció para el mundo católico en el siglo XVI con el fin específico de detener el avance del movimiento reformista.

                La Compañía de Jesús

       La Compañía de Jesús -congregación de jesuitas- fue fundada por Ignacio de Loyola (Iñigo López de Recalde), soldado, peregrino, estudiante y finalmente sacerdote, nacido en Guipúzcoa, España, quien vivió entre 1491 y 1556. El 15 de agosto de 1534 fundó la Compañía de Jesús con un grupo de condiscípulos de la Universidad. Dos años más tarde fue reconocida oficialmente como orden religiosa por el Papa Paulo III.

      Las normas disciplinarias se encuentran en las Constituciones preparadas por el fundador. 

      El nombre de Compañía de Jesús alude al carácter de los miembros: son soldados de Cristo. Como todo cuerpo militar, tiene un lema: "A Mayor Gloria de Dios". conocido comúnmente con las siglas A.M.D.G. Tiene un uniforme: el simple hábito negro. Y una norma netamente militarista: la obediencia sin discusión al superior. Como el cuerpo del ejército, está escalonada en sus autoridades: la comanda el General de la Orden elegido de por vida por una Asamblea. Se divide en provincias en el mundo, pues tiene carácter internacional. A los votos de las demás órdenes monásticas -pobreza, castidad y obediencia- los jesuitas agregan el de obediencia al Papa. Con ello buscaron desligarse del nacionalismo en que era factible que cayera toda orden y siguiera más al jefe del país que el Papado.
 
        En América se dedicaron a la evangelización de los indios. El establecimiento misional más importante en este continente fue el llamado Imperio Guaraní del Paraguay.

       El Concilio de Trento (1545-1563) 
 
     
Gracias a la decisión de los papas Paulo III y Paulo IV, a la insistencia del clero y fieles y a la colaboración de los monarcas Carlos V, emperador de Alemania y rey de España y Felipe II de España, se reunió un concilio ecuménico en la ciudad italiana de Trento. (Recuérdese que en la Edad Media se aspiraba a la reunión de un concilio verdaderamente universal). Al concilio fueron invitados no sólo los teólogos católicos sino los representantes de las doctrinas reformadas, pero éstos no asistieron. El concilio se reunió, con prolongados intervalos, durante dieciocho años, debido a los problemas políticos y guerras que tuvieron como marco a Europa para aquel período. Bajo su sucesor, Pio IV, el concilio de Trento terminó finalmente el inmenso trabajo de la reforma.

         Mientras Lutero decía que las escrituras eran la única y verdadera autoridad de la doctrina, Trento decretaba que la tradición de la iglesia era igualmente autorizada y reafirmaba para la iglesia católica el derecho exclusivo de interpretar las escrituras. Respecto a la cuestión de la justificación por la fe, el Concilio convino en que la fe es indispensable para la salvación, pero refutó a Lutero recalcando que el hombre puede también merecerla con buenas obras y participando en los sacramentos. También confirmó la eficacia de las indulgencias concedidas por la iglesia católica para la remisión de las penas merecidas por el pecado.

       La meta principal que se persiguió fue corregir todos aquellos errores y tergiversaciones disciplinarias que habían dado causa a los reformadores para que se levantaran contra la iglesia. Las decisiones principales fueron las siguientes:

1ª La doctrina de la salvación: ésta se logra por la fe, por las buenas obras (limosnas, mortificaciones, confesión, comunión) y la oración. Con ellas se obtiene la gracia divina.
·         Las fuentes de fe: son la Biblia y la tradición. La Biblia puede ser leída pero no interpretada libremente sino según los dictados de los doctores de la iglesia (teólogos). Fue establecida como Biblia auténtica la traducción hecha por San Jerónimo en el siglo V conocida con el nombre de "Vulgata".
·         3ª Sacramentos: son medios de santificación. Se establecieron siete: bautismo, confirmación, penitencia, comunión, matrimonio, orden sacerdotal y extremaunción.
·         4ª En la Comunión se estableció como punto de fe la creencia en la transubstanciación del cuerpo y sangre de Cristo. El sacramento lo hacen bajo dos especies (pan y vino) los sacerdotes que celebran la misa y bajo sólo una (pan) los fieles.
·         El matrimonio se estableció como sacramento indisoluble. Sólo la muerte puede separar a los esposos. Por ser sacramento es una vía de santificación, simbolización de la unión de Cristo con la Iglesia.
·         Orden sacerdotal: debía cumplirse previo estudio en seminarios. El celibato se hizo voto para los sacerdotes. Se estableció, la jurisdicción obligatoria en los funcionarios: el párroco debía residir en su parroquia, el obispo en su diócesis, etc.
·         Idioma de la Iglesia: obligatoriamente fue el latín, usado en los oficios religiosos.
·         Control de la lectura de los fieles: se creó la Institución del índice para señalar los libros. prohíbidos por ser perniciosos para los católicos y la Iglesia en sí.

     De entre las decisiones del concilio, la de mas envergadura fue la definición de la autoridad y responsabilidad de los obispos. Ya no podrian en lo sucesivo recibir los impuestos de sus beneficios mientras disfrutaban de la buena vida de Roma. Sobre sus hombros se puso el peso de la reforma parroquial, con lo que se aseguró que la reforma llegaría a las capas más bajas. El concilio demostró la preocupación de la época por la instrucción, ordenando a todos los obispos establecieran en su diócesis un seminario teológico para la preparación de los sacerdotes, a fin de combatir la muy criticada ignorancia de los Clérigos, con esta previsora medida, el concilio se aseguró de que las reformas tan arduamente logradas en el último medio siglo se perpetuaran a través de una clerecía disciplinada y culta.
       La Religiosidad en la Colonia
      La sociedad colonial era rural y campesina, de modo que la forma de vida de la población estaba regida por los ciclos naturales. El mundo natural era considerado amenazante, terroríficamente poderoso e incontrolable, lo religioso ofrecía respuestas sobre el origen -sobrenatural- de los males que afectaban a la comunidad. Resultaba terrorífico en esta sociedad católica morir repentinamente sin los auxilios sacramentales en medio de una catástrofe, arriesgándose a perder el alma para la eternidad. Entonces los sentimientos de impotencia se experimentaban con más fuerza, y se acudía con afán a los poderes de la Divina Majestad por medio de rogativas, romerías o novenarios, dada la inoperancia de los remedios humanos. Las rogativas públicas, nacidas de las angustias y frustraciones de las sociedades agrarias por su incapacidad para dominar el medio, eran decretadas y organizadas por los cabildos en concierto con las autoridades eclesiásticas. Incluían novenario de misas cantadas con procesión general el último día. 

      San Emigdio, Protector contra los terremotos

        Desde la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellin, en 1675 hasta el año de 1717, se encuentran trece solicitudes de rogativas, el 54 % de ellas por motivos climáticos. Las rogativas se realizaban en una de las parroquias de la población y el último día, que solía ser domingo, se salía en procesión con las cofradías y órdenes religiosas liderando el fervor público. Los cabildos exigían del vecindario "contrición y arrepentimiento", con la advertencia de ser castigados los ausentes. Estos actos de fe religiosa manifiestan la certidumbre en los poderes divinos para restablecer el curso regular de la naturaleza.
       Acudir a los santos como seguro espiritual suponía una religión al alcance de las personas para incidir en los asuntos más cotidianos y también sobre los más aterradores. Se acude al santo como ayuda mágico religiosa, por el gran sentimiento de impotencia y frustraciones que experimentan los hombres frente a una realidad amenazante y aplastante, como los desastres. A los santos se les adjudican sofisticados atributos, derivados de su historia particular, manifiesta en una "personalidad plástica individual":
      La protección de San Cristóbal fue invocada contra las inundaciones. De similar celebridad gozaba San Roque, a quien se le construyó un templo en el barrio de Getsemaní, ante la presencia de la fiebre amarilla en Cartagena, a finales del siglo XVII. Por encima de las devociones locales, Santa Bárbara gozaba de gran popularidad entre muchos neogranadinos por su supuesto poder para apaciguar desastres. San Isidro Labrador, patrono de los agricultores, cuenta todavía hoy con gran aprecio entre los campesinos como protector de los cultivos.
     La Virgen María es la intercesora de mayor rango ante Dios, según la doctrina católica. Sus advocaciones son numerosas. Desde tiempos coloniales la Virgen de Chiquinquirá (de alcance nacional: Pío VII la declaró patrona de Colombia en 1829 y fue coronada canónicamente en 1919) y la del Carmen, despierta gran devoción popular. Esta última y la del Buen Viaje inspiran el fervor de los conductores y marineros contra inundaciones, tormentas y encalladuras. De similar estatuto son la Virgen de los Dolores y Nuestra Señora de la Salud. Los santos permitieron a las poblaciones campesinas un recurso mágico-religioso para enfrentar y conferirle sentido a las duras condiciones de la vida en el campo, poniendo a su disposición los recursos de lo divino, para neutralizar la enfermedad y una naturaleza que se tornaba incontrolable y amenazante sobre lo humano.

HISTORIA DE MANATÍ, (PUERTO RICO).

Manatí  la Atenas de Puerto Rico:

 

Nuestra Señora de Candelaria, Manatí, Puerto Rico.
 
La fundación de los pueblos estaba íntimamente ligada al establecimiento de la iglesia católica.
El templo católico que sirvió de origen para la fundación de Manatí lo es el de  Nuestra Señora de La Candelaria y San Matías Apóstol (declarada Monumento histórico Nacional) que se inaugura en el 1729 y que es uno de los templos más antiguos y hermosos de Puerto Rico. Mucho antes de su fundación  los manatieños habían hecho varios intentos por convertirse en pueblo pero por el estado de pobreza de la época no podían sostener el culto. En el área iban creciendo grupos poblacionales los que se congregaban con intereses comunes. Una de las expresiones más visibles de estos intereses era la fabricación de ermitas o pequeñas capillas. La finalidad práctica de construirla era librarse un poco de los largos y dificultosos recorridos hasta las parroquias designadas, especialmente cuando tenían que cargar un difunto en una hamaca para enterrarlo en el atrio de la parroquia, distante a muchos kilómetros de sus casas, entonces había que pensar en el viaje mas de una vez. Esta situación explicaba, en parte lo poco frecuente que era la asistencia a misa y el desarrollo de un sincretismo religioso, del cual surge la fabricación de imágenes  o santos en madera para rezar en los hogares. Manatí contó mucho antes de su fundación con una ermita que forma parte de la estructura actual de la Iglesia y muy probablemente existió para finales del 1580 y que se conoció como La Iglesia de la Pura y Limpia Concepción de Maria.
 Todos los pueblos como los grandes hombres tienen su historia, la de Manatí no es menos importante y más cuando analizamos el origen del  apelativo Atenas. Razones de peso existieron en las primeras décadas  de este siglo para que los de Manatí tuvieran a bien establecerse este raro contraste entre Manatí y Atenas de Grecia. Para descifrar este enigma es necesario conocer sobre Atenas de Grecia de la que  han adquirido este apelativo. La historia de esta antigua ciudad estado es única, tuvo un desarrollo económico y cultural de gran magnitud, florecieron las artes, las letras y las ciencias. El pensamiento humano alcanzó una altura inigualable. Hombres como Sócrates, Platón y Aristóteles vivieron allí y sus ideas siguen siendo estudiadas por los filósofos contemporáneos. Fue escenario de las primeras representaciones teatrales y fue Atenas de Grecia la cuna de la democracia
Manatí fue un centro agrícola importante debido al cultivo de caña, tabaco, piña, toronja y otros frutos menores, fue además centro de distribución de café. Proveyó fuentes de empleo en la famosa fábrica de cigarros La Colectora. La mercadería tuvo un constante ir y venir a través del ferrocarril y las goletas que zarpaban en Palmas Altas entonces parte de Manatí. El abundante ganado caballar  que fue propio para diversas transacciones hacían que la vida en Manatí  fuera muy activa. Esto sin lugar a dudas mantenía una constante fluir de gente lo que provocó el advenimiento al pueblo  de un nutrido grupo de personas con variados intereses.
Manatí ocupa  un lugar privilegiado en la cultura puertorriqueña ya que en las primeras décadas del siglo veinte debido a la confluencia de una serie de factores económicos, sociales, políticos y  sobre todo culturales, ganó Manatí el apelativo de Atenas de Puerto Rico.
En aquel momento de esplendor vivieron en suelo manatieño primerísimos músicos y poetas como Josefino Parés, Rafael Balseiro, Fernando Callejo, Clemente Ramírez de Arrellano, Enrique Zorrilla, Juan R. Parés, Felix Córdoba Dávila, José de Jesús Esteves, Ángel Villamil, José S. Alegría, Luis A. Miranda y  Epifanio Fernández Vanga entre otros.
               Manatí fue fundado oficialmente en el año 1738 siendo su fundador y primer alcalde Don Pedro Menéndez de Valdés. Manatí ha tenido  69 alcaldes. La historia de Manatí ha estado ligada íntimamente a la historia de Puerto Rico cuando en el 1508 se inició la colonización de Puerto Rico fue en Manatí el primer lugar donde los españoles dirigidos por Juan Ponce de León levantaron un campamento para dedicarse a la explotación del oro en el valle del río al que los indígenas llamaban Manatuabón el que era uno de los conocidos ríos de oro de Puerto Rico.
Mientras se trabajaba en la búsqueda de oro en el río se continuó en la exploración que llevó a descubrir el valle del Toa y la Bahía de San Juan. Después de estos descubrimientos  se decidió abandonar el Valle de Manatí y establecer un poblado permanente en los terrenos próximos a la bahía es decir Caparra. Esta estadía en el área del Manatuabón  fue muy corta poco mas de un mes, situación que evitó que Manatí se hubiese convertido en la Capital de Puerto Rico en vez de San Juan. Una vez establecidos en Caparra igualmente establecieron en el Valle del Toa el centro desde el cual se llevaría a cabo el trabajo de exploración, la explotación del oro, la experimentación de productos agrícolas y la producción de alimentos.
Desde el Toa se enviaban los grupos de trabajo que explotaban el oro de los ríos incluyendo el Manatuabón. La desaparición de los indios y la escases de los esclavos negros obligó a detener el trabajo en el Valle de Manatí y el lugar quedó en el abandono durante el resto del siglo (según algunos).
Un silencioso testigo de la historia de Manatí lo es su río en cuya desembocadura se encuentra un importante yacimiento arqueológico que nos recuerda el encuentro de Ponce de León y los indígenas, igualmente un yacimiento de la época pre-taína de los años 600/1200 en el yacimiento del Mero en la jurisdicción de Barceloneta que antiguamente era parte de Manatí.
Además uno de los yacimientos más importantes el de Angostura que según los expertos el primer poblamiento humano se realizó en esta área y que tiene dataciones en torno al seis mil años de arcaicos recolectores del norte de Sur América.
El Río Grande de Manatí (antiguamente Ana y Manatuabón) nace en el Barrio Barrancas de Barranquitas, a unos 680 metros  de altura sobre el nivel del mar y desemboca en el océano Atlántico entre los municipios de Manatí y Barceloneta en el sector conocido como La Boca, después de haber recorrido unos 73 kilómetros. Es por tanto, el segundo río más largo de Puerto Rico después de la Plata. Además es el tercero de más caudal y el cuarto que mayor extensión desagua o drena. Su área de captación es de 580 kilómetros cuadrados y abarca los municipios de Barranquitas, Ciales, Corozal, Naranjito, Morovis, Orocovis, Florida, Barceloneta y Manatí. Sus afluentes son los ríos Orocovis (que a su vez recibe las aguas de varios afluentes, entre ellos los ríos Botijas y Cañabón); Sana Muertos, Toro Negro (entre cuyos numerosos afluentes se cuentan los ríos Matrullas, Bauta y Culebra), Cialitos (que recibe las aguas del río Barbas); y las quebradas Riachuelo, Las Animas, La Mina, Perchas, del Muerto, Minas, otra de nombre Riachuelo, Grande de San Lorenzo, Saliente, Cojo Vales, Ventana, Los Quiñones, Pugnado, Limones, Los Terrores, Cimarrona, y los caños Los Nachos y Salado.
Mucho antes de su fundación a comienzos del siglo XVII, un pequeño grupo de personas establecieron  una aldea en un alto al este del valle. La comunidad que en este sitio comenzó a coger forma tardó mas de un siglo al conseguir que se le reconociera como pueblo. Las primeras manifestaciones de reconocimiento se la dieron en el 1729 cuando se inauguró la capilla a la cual se le asignó un cura párroco y el pueblo adoptó a la Virgen de La Candelaria como su Santa Patrona. Tres años después el cabildo de San Juan le asignó a Manatí un teniente a guerra. Poco después en el 1738 el Rey español Felipe Quinto reconocía a esta comunidad como uno de los pueblos de la isla.
El año de la fundación de Manatí fue uno de infortunios ya que fue atacado por dos huracanes Santa Rosa y San Leoncio. Una plaga de gusanos arruinó las cosechas y se padeció hambre al no haber llegado barco alguno de España durante todo un año.
Hay varias versiones sobre el origen del nombre del  pueblo. Se han identificado por los cronistas de la conquista y la colonización, cuatro nombres para Manatí; Ana, Manatuabón, Guayaney, y Manatí. Se dice que el nombre de Manatí proviene de la abundancia del mamífero marino  Manatí el cual se acostumbraba a ver en la desembocadura del  Río Grande de Manatí antiguamente conocido Manatuabón. Manatuabón es el nombre de origen indígena que según la otra versión da base al nombre del pueblo. El Manatí es una especie protegida en peligro de extinción.
               A pesar de su fundación oficial en el 1738 nos llegan informaciones historiográficas que  nos sitúe en el tiempo para conocer un poco mas sobre la historia. Nos remontamos al 12 de julio de 1508, zarpa desde La Española un carabelón con ocho marineros y cuarenta y dos acompañantes bajo el mando  de Juan Ponce de León, el destino, Borinquén. Luego de hacer escala en Isla de Mona para aprovisionarse de casabe, arriba a algún punto de la costa sur, iniciando por este lado la ruta de reconocimiento y exploración de la Isla. En su trayectoria hacia el sureste  entabló conversaciones con importantes caciques, entre ellos Agueybaná.
Fondeando la costa norte observó tres posibles lugares para establecerse: la bahía de Puerto Rico (San Juan), la desembocadura del Río Toa (Río La Plata) y la del Río Ana (Río Grande de Manatí).
La decisión final debía estar respaldada por varias condiciones: primero, cumplir  con el requisito básico de la época de poseer una bahía natural con fácil acceso al mar; segundo, contar con una colina cercana que sirviese de observatorio para prevenir cualquier ataque por mar o tierra. Pero sobre todo, que hubiese un río cercano ( si dos mejor) con gran potencial aurífero y un poblado del cual pudiesen obtener la fundamental mano de obra esclava para dedicarla a la extracción del oro y al cultivo de los productos de subsistencia. Ponce de León ya tenía noticias del potencial minero de varios ríos de la costa norte, por medio de conversaciones con caciques. El cronista  Gonzalo Fernández de Oviedo  nos dice: Agueybaná le había informado a su nuevo vecino sobre la existencia de “algunos ríos de oro, en especial el que se dice en aquella lengua, Manatuabón, y otro que llaman Cebuco”(Vale la pena señalar que el cacique había enviado al otro lado de sus dominios a Ponce de León).
En una carta a Ovando, fechada el primero de mayo de 1509, Ponce de León le narra las peripecias que vivío antes de que se estableciera en Caparra, donde casi un año antes (1508) había intentado establecer asiento en la isleta  de hoy San Juan. Pero pronto la descartó porque no poseía agua y posiblemente por lo distante de los ríos que tenía en mente explotar. Decidió entonces moverse ocho leguas costa abajo donde hay un río que se llama Ana, por el podría navegar  el caravelón y allí ancló y descargó en tierra todo lo que llevaba. El Río Ana era el Manatuabón que menciona Fernández de Oviedo en sus crónicas. Allí estuvo viviendo por alrededor de un mes. Al no estar todavía satisfecho, decidió explorar por tierra las ventajas que le presentaba el Toa; no convencido, pasó a la isleta de San Juan, la cual descarta nuevamente, optando por regresar a las márgenes del Manatuabón. Entonces, más animado, decidió construir en este lugar “asiento, desembarcadero, caminos…Esto es, levantó bohíos – habitación indígena que fue rápidamente incorporando tanto en su arquitectura como su vocablo-, un desembarcadero y los caminos o estrechas veredas para mover el oro. Pero desconociendo las características marinas de la costa norte, se topó con el problema de que “ en este tiempo se metió una mar de leva de la parte del norte, en manera que conocí estar engañado con el puerto”. Esta condición  lo condujo a descartar definitivamente el primer poblado español, situado en las márgenes del Río Manatuabón. Y así como hemos dicho, Manatí perdió la oportunidad de haber sido la capital de Puerto Rico en vez de San Juan.
El resto del proceso es harto conocido. Funda el poblado de Caparra, retirado de la desembocadura del hoy Río Bayamón, buscando protegerse de las enfermedades que podían causar los pantanos costeros de esa zona. Allí permaneció por cerca de once años (1508 a 1519), hasta que un grupo de vecinos influyentes lograron que la Corona aceptase el traslado final a la isleta de Puerto Rico, aun sobre la oposición del conquistador.
Con la ida de Ponce de León hacia Caparra probablemente el área del Río Manatuabón no quedó abandonada. Como era de esperar, hubo explotación de sus riquezas por un número de años indeterminado. Lo cierto es que, según el informe al rey del gobernador Juan de Mergarejo, en los contornos del Manatuabón se había logrado desarrollar una sólida economía sustentada en la extracción. Cuando agotaron el mineral a flor de superficie y mermaron la mano de obra indígena, los vecinos  cambiaron hacía la agricultura y la crianza de ganados y posiblemente al cultivo de caña utilizando algún trapiche simple para su elaboración.
Aunque se dice que para el 1582 el valle del Manatuabón estaba despoblado por la falta de mano de obra indígena, probablemente esto no era del todo cierto, ya que el cuadro que intentaba presentar el gobernador al rey era el de una situación critica, a fin de que éste promulgase una serie de medidas que sacaran a flote la tambaleante ocupación española en la isla, lo que tiende a sugerir que esta zona no se despobló de españoles y al hecho de una petición en 1611 del Cabildo de San Juan a la Corona solicitando el nombramiento de un alcalde mayor para una zona en le que se incluía a Manatí. El resultado de esta petición fue el nombramiento de Tenientes a Guerra; Manatí sin embargo, fue adscrito a la jurisdicción de la rivera del Toa.
En resumen, lo más importante de la solicitud de 1611 es el hecho de que para esa fecha se estaba formando un poblado, compuesto por un pequeño grupo de familias, que iba creando los cimientos económicos y culturales que daría base para la ulterior fundación del municipio de Manatí.
               Desde comenzada la segunda mitad del siglo XIX, Manatí era una comunidad en creciente desarrollo económico y social. En el pueblo había una rica clase de propietarios y de comerciantes, cuyos hijos se convirtieron en los señores dueños de la tierra, los que controlaban el comercio y los que ocupaban las profesiones del pueblo. Esa clase propietaria la descubrimos cuando examinamos los censos y informes de riquezas de los años transcurridos entre 1870 y 1899.
Los nuevos propietarios manatieños temían ser desplazados por los comerciantes españoles y, aunque en la jurisdicción de Manatí el hombre de mayor riqueza era el español Salvador Calaf, quien fue el fundador de la Hacienda Monserrate, la persona que dirigía los negocios de don Salvador era su hijo Federico. Este acaudalado joven manatieño era simpatizante del movimiento liberal de Puerto Rico. Así lo confirman numerosas contribuciones económicas que a los liberales hizo.
A lo largo del mencionado período de tiempo, en Puerto Rico había una confrontación entre propietarios puertorriqueños y propietarios españoles y esa lucha en Manatí tenía un significado muy particular. En los años setentas Manatí sufría los atropellos que le causaba, José Ramón Fernández, el presidente del Partido Incondicional Español. Este señor, conocido en toda la Isla por el título de Marqués de la Esperanza, era también el dueño de la conocida hacienda La Esperanza, la más grande del litoral. El señor Fernández tenía influencias en los gobernadores que se enviaban a Puerto Rico e influyó en el gobernador José Laureano Sanz para conseguir que sus partidarios se colocaran en la dirección de los gobiernos municipales.
En Manatí logró el puesto de alcalde para su amigo y partidario, Bonocio Casellas. Durante el gobierno de Bonocio Casellas, el señor Fernández se apropió de un caño que cerpenteaba el valle de Bajura para transportar sus cañas desde su hacienda hasta el camino que conducía al puerto de Arecibo. Dragó el caño y al dragarlo dejó incomunicada la gente que vivía al oeste del municipio.
La falta de consideración al pueblo fue condenada por los partidarios del liberalismo en Manatí. La mayor contundente crítica la hizo Juan Ramón Ramos Vélez, cuando fue alcalde en 1873. En el informe del año escribió Ramos sobre el dragado del caño que hizo el marqués.
El escrito decía en una de sus partes: «Antes, aunque en las horas de flujo y reflujo se ponía algo hondo, se pasaba sin inconveniente; pero habiéndolo hecho limpiar el marqués para hacerlo navegable y poder pasar por ahí sus azúcares en su enorme “plancha” hasta cerca del pueblo donde los toman los carros, en las horas de flujo y reflujo impide totalmente el paso, recibiendo sólo y exclusivamente beneficio de él el Marqués, con perjuicio del comercio y del vecindario”..
El que denunciaba a José Ramón Fernández lo hacía por el compromiso que tenía como miembro dirigente del liberalismo en Manatí. Este luchador fue perseguido en 1874 por el gobierno del general Sanz. Perseguidos también fueron los establecimientos donde se reunían los liberales. Uno de los establecimientos que en Manatí fue invadido varias veces por la Guardia Civil, para arrestar a los liberales que allí se reunían, fue el Café de José Piñol.
Las décadas de 1880 y 1890 fueron períodos históricos en los que se describe la actividad del movimiento liberal en Manatí. En el mes de mayo de 1892 se decretó en Puerto Rico una nueva ley de Aranceles que sustituía la Ley de Relaciones Comerciales de 1882.
Este decreto perjudicaba la producción de azúcar, la que ese momento se encontraba en el peor momento del siglo. Contra ese decreto hubo una contundente expresión de la clase dirigente del pueblo de Manatí y, aunque el Ayuntamiento dio por buena la Ley, un número de miembros de esa clase dirigente, hizo pública su protesta en una carta que dirigió al gobierno. Los que quedaron en récord en esta protesta fueron Juan Ramón Ramos, Clemente Ramírez de Arellano, Epifanio Fernández Vanga, Antonio Miranda, Salomón Dones, Juan Escudero Miranda, Arturo Quintero, Basilio Vélez Alvarado (hermano de don Antonio) y el licenciado Francisco Y. Náter.
Continúa en la entrega siguiente.

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