VOLUMEN III
CAPITULO
XVIII-IV
Eduardo Pedro García Rodríguez
BASILICA MENOR
DE CANDELARIA:
Al calor de la Cueva de Achbinico primitivo santuario de la Diosa Madre Chaxiraxi
creció el pueblo de Candelaria, por entonces el más poblado del Valle Sagrado
de Güímar y habitado en un principio, exclusivamente, por guanches de Chinech
(Tenerife.) En la tazmía de 1552 ya era el pueblo más importante del Valle, con
veintiséis casas y 148 personas, mientras que Güimar y Arafo juntos sólo
sumaban quince casas y 75 personas.
Hacia 1499 en los acuerdos del Cabildo colonial de Tenerife
ya se hablaba del “Camino de Señora Candelaria”, en 1501 del “Camino de Santa
María de Candelaria” y en 1509 del “camino real que va para Nuestra Señora de la Candelaria”; éste era
el comienzo de la única vía terrestre que unía los pueblos del Sur con la
ciudad de La Laguna Sede
del Cabildo.
El 2 de febrero de 1526 la Santa Imagen fue
trasladada de la Cueva
Achbinico, al ser instalada en la nueva ermita mandada a
construir por el segundo Adelantado, Pedro Fernández de Lugo; a partir de
entonces como queda dicho, la famosa cueva fue conocida con el nombre de San
Blas, pues en ella se colocó la imagen de este santo.
En la obra Historia de la Devoción del Pueblo
Canario a Nuestra Señora de Candelaria, del presbítero José Rodríguez
Maure, narra cómo, en 1526, se construyó
el primer templo de la
Candelaria, cerca de la actual cueva de San Blas -donde se
celebró la primera misa en 1497- como hemos dicho por encargo del segundo
Adelantado, Pedro Fernández de Lugo. “Este primer templo de fábrica parece que
no fuese del total agrado de la
Virgen, pues de él, según cuenta la leyenda, se restituía la Santa Imagen a su
primitiva cueva, por las noches y de un modo sigiloso e inexplicable”, esta
claro que nuestros ancestros no deseaban que la imagen fuera expuesta fuera del
santuario de Achbinico, por lo que trataba de restituirla al mismo.
El Cabildo
colonial construye a principios del
siglo XVII una casa como residencia temporal de los regidores de la isla
para el disfrute de las fiestas de la virgen y procesión del 2 de febrero. Por esa razón, también es conocido como
antigua Casa del Cabildo.
Varias
familias criollas imitan la decisión del Cabildo y edifican sus residencias
ocasionales en la calle San Blas, y en la zona de Santa Ana, en torno a la
ermita. Si bien esta segregación se ha desleído con el tiempo, aún nos
encontramos en las inmediaciones del templo varias casas terreras que
aprovechan antiguas cuevas y auchones de piedra seca.
El 17 de agosto de 1530 se hicieron cargo del
santuario los religiosos dominicos, en cumplimiento del auto del obispo católico
Luís Cabeza de Vaca, y en 1534 construyeron su primer convento.
Simultáneamente, en 1533 se creó el medio Beneficio de Güimar y Candelaria, que
sería cubierto por elección del Cabildo y confirmación del Rey, por ser la Diócesis Canariense
de Regio Patronato. No obstante, el cuidado de la escultura originó fuertes
desavenencias y choques entre el clero regular y el secular, que se resolvieron
definitivamente por bula del papa Paulo III de 11-III-1542, al concederse a los
frailes a perpetuidad, la imagen y el santuario de Nuestra Señora de Candelaria
El Papa católico Paulo III,
habituado como sus antecesores a usurpar y repartir bienes ajenos, en bula
fechada en Roma el 11 de marzo de 1542 concede a los predicadores Dominicos, a
perpetuidad, la imagen y el Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria,
En el año 1559 había sido declarada Patrona de
Canarias por el papa Clemente VIII.
En 1543 se instaló la parroquia del Valle en la Cueva de San Blas, que a tal
fin habían ofrecido los dominicos. En 1575 se fabricó por los vecinos la
iglesia de Santa Ana, pasando a ésta la parroquia. En 1576 se hicieron obras de
aumento en el santuario Achbinico (San
Blas,).
En 1587 se entabló el primer “Pleito de los
naturales”-ver anexo documentañ-, formulado ante la Real Audiencia de
Canarias contra el Cabildo colonial de Chinech
(Tenerife) por los guanches, que fue resuelto a favor de éstos en el
sentido de ampararlos en la posesión que tenían de sacar a la Diosa-Madre Chaxiraxi
(virgen de Candelaria) sobre sus hombros siempre que saliese en procesión. Este
pleito se volvió a repetir en 1601 y esta vez contra los frailes del convento,
obteniendo los guanches igual resolución a su favor.
El historiador y cronista
oficial de Candelaria, Octavio Rodríguez Delgado, ha recopilado todos los datos
históricos del santuario de la
Virgen en una extensa y muy completa labor. Rodríguez destaca
que, durante todo el siglo XVI y hasta el año 1668 -fecha en la que el monarca
tuvo que pronunciarse-, duró la incertidumbre de la estabilidad del Santuario y
de la imagen, pues se intentó el traslado a otros lugares en repetidas
ocasiones, entre ellos a Santa Cruz, La Laguna, Güímar, Arafo, El Rosario o Puerto de la Cruz. “Las razones alegadas
eran, además de la aridez de la comarca, su aislamiento y soledad, que lo
exponía a un golpe de mano de los piratas, y a las malas comunicaciones con la
ciudad de La Laguna,
por entonces capital de la Isla
y que fue la más empeñada en llevarse a la Virgen”. (Octavio Rodríguez Delgado).
El hecho que casi puso fin al
conflicto ocurrió en 1668, fecha en la que, por una sequía persistente, se
acordó llevar la imagen a La
Laguna. El Cabildo se reunió ese 20 de marzo para discutir
qué hacer y, entre las múltiples propuestas, “los más opinaron que se hiciera
en el Valle de La Orotava,
en el sitio denominado La Paz,
sobre el Puerto de la Cruz”,
recoge Rodríguez Maure, quien relata en su obra como se produjo un tumulto que,
incluso, trató de llevarse a la
Virgen a la fuerza. “Serenado el motín y tras un debate, se
acordó devolverla y que nunca jamás se pudiera volver a tratar la traslación
del santuario”, tras lo que se procedió a construir la primera Basílica, a la
que la imagen se trasladó el 2 de febrero de 1672.
Pero el santuario también
podría estar hoy en Arafo, ya que “en 1620, el rumor de una invasión imazighen
puso en alarma al Cabildo y, por su acuerdo, fueron obligados los frailes
dominicos a dejar su convento de Candelaria y a refugiarse con la imagen en el
de la orden en La Laguna”.
Pero en los libros capitulares consta “la oferta del Cabildo de fabricar el
nuevo convento y el sitio designado fue en el Valle de Arafo”.
CAPILLA “LA GRANJA DE LOS FRAILES”
EN ARAFO:
[…] el asentamiento dominico
de Arafo, en la conocida como “La
Granja de los Frailes”, que pertenecía al Convento
Real de Nuestra Señora de Candelaria. Contaba con unas amplias instalaciones y
en ella vivían los medianeros, así como temporalmente los frailes que
administraban dicha hacienda.
Poseía una capilla u oratorio
de considerables dimensiones, preparada para albergar a la imagen de la Virgen de Candelaria, en la
que se veneraba un antiguo cuadro que la representaba, hoy expuesto en la Basílica.
En 1620 los frailes dominicos
de Candelaria compraron terrenos en Arafo a don Tomás Pacheco Solís, con el fin
de trasladar allí el santuario de la
Virgen, por temor a los ataques de piratas que se acercaban
hasta las costas del Valle atraídos por sus tesoros; asimismo, se acordó
construir la capilla mayor del nuevo convento a costa de los bienes de propios
del Cabildo. Aunque no se realizó la traslación prevista, ignoramos si por
aquel entonces se llevó a cabo la proyectada edificación o si ésta se retrasó;
lo cierto es que en las ruinas de “La
Granja” se conservan las paredes de una capilla de gran
tamaño, para tratarse de un simple oratorio, pues tiene 150 m².” (Octavio
Rodríguez)
El citado investigador
Rodríguez Delgado recoge que el 2 de
febrero de 1672 se consagró la primera basílica de Candelaria, dada la pequeña
capacidad y estadio ruinoso del santuario anterior, un templo nuevo de tres
naves y que fue destruido por un incendio -al igual que el convento- el 15 de
febrero de 1789, reduciéndose a cenizas el archivo, así como la importante biblioteca
de la Basílica
contigua. Religiosos y vecinos lograron salvar la imagen de la Virgen y otras tallas, que
albergaron en la cueva de Achbinico, donde permanecieron 14 años. (Octavio
Rodríguez Delgado)
En 1803 se puso la primera
piedra de la segunda basílica para la Patrona, que se comenzó a construir sobre la
anterior destruida, con planos del arquitecto Manuel Martín Rodríguez. Pero las
obras de este templo de tres naves quedaron paralizadas en 1817, cuando ya
estaban levantadas las paredes y las columnas. La Virgen se trasladó a la
capilla del convento, donde no se pudo proteger, porque el terrible temporal de
1826 derribó parte de la iglesia y convento, una docena de casas en la calle de
La Arena, pero,
sobre todo, provocó la desaparición de la primitiva imagen gótica, que fue
arrastrada por las aguas. (Octavio Rodríguez Delgado)
En el año 1835 la Ley de Desamortización de
Mendizabal, obligó a los dominicos a dejar los conventos, las iglesias y los
bienes que poseían. Los bienes pasaron al Estado y los religiosos se tuvieron
que trasladar a España.
El 17 de
diciembre de 1921, el obispo de Tenerife Gabriel Llompart y
Jaime devolvió el Santuario a los frailes dominicos, cediéndoles el
usufructo del convento, que estaba en estado ruinoso. Así, tras 86 años de
ausencia, los dominicos regresaron a su convento de Candelaria, con todos los
derechos, el 9 de julio de 1922, al ser aceptada la donación por el Consejo
Generalicio de la Orden
el 19 de febrero anterior; formaron la primera comunidad Fray Benjamín Gutiérrez
y Fray Ángel Peinador. De ese modo se reabrió el convento de Santa María de
Candelaria y se hicieron cargo de nuevo de la custodia y cuidado de la Virgen y su Santuario,
hecho que fue recibido con gran júbilo por el vecindario. Además, asumieron la
labor parroquial de la matriz de Santa Ana, única existente por entonces en el
municipio; incluso inicialmente su labor de servicio a los demás se extendió a
una zona más amplia, que se extendía desde el caserío de Machado en El Rosario
hasta Arico. A medida que se fueron creando nuevas parroquias en los distintos
barrios del municipio, les fueron encomendadas a los dominicos las funciones de
párrocos de ellas, tarea que han llevado a cabo con total entrega y dedicación,
como pueden atestiguar los vecinos de los distintos núcleos de población.
(Octavio Rodríguez Delgado)
Se pensó entonces en un
proyecto más modesto, que se encargó al arquitecto Laredo, dirigido a terminar la Basílica iniciada en 1803
e interrumpida catorce años más tarde, en el lugar que ocupa el actual
santuario. Un proyecto que comenzó en 1934 y se abandonó dos años después
debido a la guerra civil de los españoles.
La obra se retomó y concluyó
gracias al apoyo del obispo güimarero Domingo Pérez Cáceres, primer tinerfeño
puesto al frente de la
Diócesis Nivariense quien, tras su toma de posesión, en 1947,
decidió terminar el santuario y, para ello, comenzó la recaudación para
financiarla, donde hubo una importante colaboración de los canarios emigrados a
Hispanoamérica. Así, tras diez años de trabajos y superar los más de 7 millones
de pesetas presupuestados para la obra inicialmente, el 1 de febrero de 1959,
se llevó a cabo la solemne consagración de la actual Basílica por el nuncio del
Papa en España. (Octavio Rodríguez).
El 23 de junio de 1980, la Comisión Provincial para la Protección del Patrimonio Histórico-Artístico acordó solicitar que se procediese a la declaración de Basílica a favor del Santuario de Ntra. Sra. la Virgen de Candelaria, al considerar que reunía condiciones suficientes para ello. El Papa Benedicto XVI, el 24 de Enero de 2011, confirió a este templo el Título de Basílica Menor, tras la petición de la comunidad de Dominicos de Candelaria, siendo Prior Fray Alexis González de León, haciéndose público dicha declaración el la festividad del 2 de Febrero de 2011. Siendo Obispo de la Diócesis Bernardo Álvarez Afonso.
El 19 de abril de 2005, la Basílica y el Real
Convento de Candelaria fueron declarados
Bien de Interés Cultural de esta colonia Canarias (BIC), con la categoría de
monumento. Ese día concluyó un expediente iniciado con una Resolución de la Dirección General
de Bellas Artes y Archivos del Ministerio español de Cultura de 11 de abril de
1983.
LOS DOMINICO EN CANMARIAS
SEGÚN ESTA CONGREGACION
Los frailes de la Orden de Predicadores
llegaron a las islas en 1520, concretamente a la isla de Gran Canaria y
procedían de Jerez de la
Frontera; eran Fray Pedro de las Cañas y Fray Juan de Lebrija
que en 1522, estrenaron el convento de San Pedro Mártir en Las Palmas de Gran
Canaria.
El despliegue de la Orden en las islas Canarias,
se produce al irse perfilando la invasión y colonizando las Indias, para cuya
faena las Canarias sirvieron de base y se beneficiaron de ello. Al erigirse la
primera provincia autónoma de América –la de Santa Cruz de Indias, 1530-,
desgajada de la de Andalucía, se pusieron bajo su jurisdicción los conventos
canarios. Pronto se notaron los inconvenientes de la medida y se volvió a la
estructura antigua, es decir, a que siguieran perteneciendo a la provincia de
Andalucía. Las actas de los capítulos provinciales de Andalucía van indicando
el nacimiento y aceptación de nuevas casas, plasmado en fundaciones en casi
todas las islas. Fruto de este notable crecimiento se formó una vicaría
provincial de la cual era vicario, en 1522 Fray Domingo de Mendoza y en 1527
Fray Tomás de Santiago. El capítulo general de Roma en 1644, siendo Maestro de la Orden Fray Tomás Turco
(56º MO 1644-49) la eleva a Congregación y la pone bajo el régimen del Maestro
de la Orden. Esta
semi-autonomía se puede considerar como el anuncio de la autonomía total y
nacimiento de una nueva provincia.
El capítulo provincial
celebrado en Córdoba el 30 de septiembre de 1645 aceptó como hecho jurídico
consumado la independencia. Era prior provincial de Andalucía Fray Juan de los
Ángeles. El capítulo general de Valencia de 1547, confirmó la decisión del
celebrado en Roma tres años antes. Fue en el año 1650 cuando el capítulo
celebrado en Roma elevó oficialmente la Congregación de las islas Canarias a Provincia,
bajo el nombre y tutela de nuestra señora de Candelaria. Fue el primer prior
provincial Fray Ruiz Dieba.
Volviendo a la fuente de Viera
y Clavijo encontramos que en el año 1745, la Provincia de Nuestra
Señora de Candelaria contaba con trece conventos y aproximadamente 251 frailes.
De estos trece conventos, siete se encontraban en la isla de Tenerife:
Convento de san Pedro mártir
(aprox. 1610) con 20 frailes en Santa Cruz de Tenerife. Convento de santo
Domingo (1527), de 45 frailes con colegio, estudios generales de filosofía y
teología en La Laguna
(en esta época capital de la isla).
También existía en este
municipio (continúa hoy en día) un convento de monjas dominicas de clausura
(1611), llamado de Santa Catalina de Siena con 75 monjas de velo negro y con
novicias y criadas 130 mujeres. Convento de santo Domingo en La Orotava (aprox.
1593), del cual Viera y Clavijo no especifica el número de frailes pero sí
da el dato de numeroso; además destaca que tiene estudios generales de
filosofía y teología (es en este convento donde se forma Viera y Clavijo) y
que, junto con el de los agustinos, el mejor edificio del municipio. También en
La Orotava un
convento, Santa Catalina de Siena, con 50 monjas dominicas de clausura. En el
Puerto de la Cruz,
un convento de Santo Domingo (1661) con 16 frailes y uno de monjas con 40. En
Garachico un convento de santo Domingo (1580) del cual no se dice el número de
frailes, pero si consta que tenía 12 frailes el convento de santo Domingo in
soriano de Güímar (1649).
Destaca Viera y Clavijo el
municipio de Candelaria, del cual dice que se reduce a un hermoso convento
(1530) que se intitula Real. La comunidad es de 25 frailes y hay celdas
destinadas para huéspedes y romeros, pues es aquí donde se encuentra la imagen de
la virgen de Candelaria, patrona General Canarias.
LOS DOMINICOS EN CANDELARIA
Dicen los historiadores que el
convento de Santo Domingo de La
Laguna fue convento famoso y, como ya hemos dicho, Estudio
general, Colegio Mayor, con una biblioteca celebradísima y nutrida comunidad,
cuyos religiosos eran los capellanes titulares del ayuntamiento. Dicen también
los historiadores que en 1530 el obispo buscaba incansable una comunidad de
religiosos que se hiciera cargo del santuario de la Virgen de Candelaria. Estando
muy acreditados los frailes predicadores por su reciente fundación de La Laguna, no dudó en
entregarles el santuario para que, dando diario culto a la Santísima Virgen
y agasajando en caridad a los peregrinos, restauraran la retraída piedad, que
por lo que cuentan las crónicas, era necesario. Gran misión y apropiada, para
quienes deseamos hacer vida la predicación, siguiendo el ideal de nuestro Padre
Santo Domingo, quien creó uno de los proyectos de vida cristiana más
apasionantes que se puedan imaginar.
El obispo de Canarias
(entonces había un solo obispo para todas las islas), en documento oficial
dispuso: “Nos, don Luís Cabeza de Vaca[2],
obispo de Canarias, en este año presente de mil y quinientos y treinta,
ordenamos y mandamos que la iglesia e imagen de Nuestra Señora de Candelaria
sea dada a la Orden
de Santo Domingo.
Esta data fue en la ciudad de
San Cristóbal, en nueve días de agosto del año dicho”.
Los frailes tomaron posesión
el 17 de agosto de ese mismo año y quedaron establecidos en el santuario. El
cabildo secular, protector real del santuario, reunido en asamblea el 4 de
diciembre de 1534 emite un documento que dice:
“Los reunidos, que son los
Regidores del Cabildo, acordaron que daban e dieron, cedían e cedieron,
traspasaban e traspasaron en la dicha Orden e Religión del Señor Santo Domingo
y en los padres religiosos della, que agora son e serán de aquí en adelante la
dicha Casa e Hermita e Imagen de nuestra Señora de Candelaria con todo el
sitio a ella perteneciente e Cueva en que primero estuvo, e con todo el dicho
sitio desde los riscos hasta el mar, e dende el Pozo Viejo hasta la
dicha cueva que agora se llama de San Blas, con la huerta que está hecha con su
noria a costa de las rentas de este cabildo, con todos los demás edificios que
están fechos y edificados en todo el dicho sitio, así para morada de los
frailes como para acogimiento de los peregrinos, más la ermita de señora santa
María Magdalena, que está encima de los riscos camino de Güimar, con más todo
el sitio que sea necesario para edificar otras ermitas y oratorias que a los
padres pareciese e quisieran edificar”[3].
El emperador Carlos V, máxima
autoridad civil, ratifica las anteriores concesiones:
“Confirmamos y aprobamos
la dicha escritura de donación y cesión que así hiciste de la dicha ermita a
los dichos frailes y orden de Predicadores que de suso se ha mención para que
se guarde y cumpla según y como en ella se contiene y mandamos a nuestro
corregidor que es o fuere de dicha Isla, o a otros cualquier jueces o justicias
que sean, que contra el tenor y forma della no les consientan ir ni pasar agora
ni en algún tiempo, so pena de la nuestra merced y de dos mil maravedís para la
nuestra cámara a cada uno que lo contradijera. Dada en la Villa de Madrid a 24 días
del mes de Diciembre año del Señor de 1.535.”[4]
Y por si fuera poco, para
evitar dudas y disipar confusiones, en Cédula Real de 6 de agosto de 1.539,
confirma la donación, tal como ha sido formulada por el Cabildo Secular de la Isla.
El Papa Paulo III (1534- 1549)
en bula fechada en Roma el 11 de marzo de
1542, concede a los frailes
dominicos, a perpetuidad, la imagen y el santuario de Nuestra Señora de la Candelaria. Fray
Alonso de Espinosa[5] afirma
categóricamente: “Todos estos recaudos están originales en el Archivo del
Convento»[6].
Apoyados en tan sólidos pilares, y nada menos que durante tres siglos, los
frailes dominicos, rectores del santuario, llevan a cabo el fin para el cual
Santo Domingo de Guzmán fundó su Orden: “La Predicación, y la
salvación de las almas”[7].
A mediados del siglo
XIX (1835) se produce la interrupción. Fue causada por la Ley de Desamortización de
Mendizábal, pues obligó a que los frailes abandonaran sus conventos, las
iglesias y los bienes que poseían, que pasaron al Estado, y los frailes
marcharon a la
Península. Cuentan las crónicas que en la despedida hubo
escenas conmovedoras, pues a los frailes les dolía el tener que abandonar la
imagen de la Virgen,
motivo principal de su estancia en la Candelaria. El obispo se hace cargo de la iglesia
y nombra capellanes a sacerdotes del clero diocesano, donde es obligado nombrar
a don José Rodríguez Moure.
Hubo que esperar hasta el 17
de diciembre de 1921, cuando el obispo de Tenerife, don
Gabriel Llompart Jaume (22 de Octubre de 1918 – 19 de Diciembre de
1922), expide un documento que merece la pena leerse con detenimiento:
“Considerando que el
Excmo. e Iltmo. Cabildo Catedral y el Consejo de Administración diocesano de
este obispado han dado su consentimiento favorable para que cedamos el
usufructo del convento de nuestra Señora de Candelaria a los frailes Dominicos
de la Bética.
Considerando que es indiscutible el derecho que la Orden de Predicadores tiene
a la propiedad de la iglesia de nuestra Señora de La Candelaria por haber
sido despojada injustamente por la exclaustración del año 1835 y no haber
habido por parte de ella renuncia de sus derechos ni transmisión de propiedad
por parte de la Santa Sede,
quedando dicho templo desde aquella fecha bajo la simple custodia diocesana por
ausencia violenta de sus legítimos dueños. Considerando que en este expediente
se han observado todas las formalidades exigidas en los cánones. Considerando
lo útil y provechoso que ha de ser para esta diócesis la restauración en la
misma de la Orden
de los frailes Predicadores.
Decretamos.- que debemos
devolver y devolvemos el santuario de nuestra Señora de Candelaria y cedemos en
legal forma el usufructo del convento al M.R. Fr. Manuel Herba, como prior
Provincial de los frailes Dominicos de la Bética, a fin de que servatis de jure
servantis, funde en dicho convento una residencia con todos los derechos y
privilegios que a la susodicha Orden de frailes Predicadores están concedidos”[8].
A raíz del contenido de este
documento, el 9 de julio de 1922, Fray Ángel Peinador y Fray Benjamín Gutiérrez
tomaron posesión del santuario y del convento. Desde esta fecha, en esta tierra
de “Nivaria”, los frailes de la
Orden de Predicadores siguen predicando que la humanidad de
Jesús, nacido de María de Candelaria madre de toda la humanidad, es
transparencia de Dios; que por eso el hombre, en Jesús, se encuentra con el
Dios bueno que le brinda a compartir su propia vida. (Fray
Ángel L. Fariña Pérez OP)
[1] El
10 de octubre de 1514, León X (11 de marzo de 1513 – 1 de diciembre de 1521)
expidió en Viterbo el breve Exposuiti Nobis por el que erigió la
provincia dominicana de Andalucía, separándola jurídicamente de la de Castilla
llamada de España, y tomaba el nombre de Bética o Andalucía.
[2] Obispo
de la Diócesis
de Canarias durante los años 1523-1530.
[3] Archivo
del Convento de Candelaria.
[4] Ibid.
[5] Nacido
en Alcalá de Henares el 17 de mayo de 1543. En 1564 hizo su profesión en la Orden de Predicadores.
Insigne predicador e historiador, conocido por su magna obra: “Del origen y
milagros de la Santa
Imagen de nuestra Señora de Candelaria”
[6] Del
origen y milagros de la
Santa Imagen de nuestra Señora de Candelaria; Fray Alonso de
Espinosa.
[7] Párrafo
II de la constitución fundamental de la Orden de Predicadores.
[8] Archivo
del convento de Candelaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario