VOLUMEN
III
CAPITULO
XVII-II
Eduardo Pedro García Rodríguez
Viene de la entrega anterior.
La presión ejercida por los dominicos y por el brazo secular
para posesionarse del icono de la
Diosa fue constante y continuando en el tiempo hasta el
extremo de que nuestros ancestros se vieron obligados a defenderse con las
mismas armas legales de los invasores, dando comienzo así al denominado Pleito de los insulares. En realidad
fueron varios los pleitos entablados por el clero y fieles guanches para evitar
el ser despojado de la posesión de la imagen de la Diosa. Esta valiosa
documentación fue rescatada y conservada por don Manuel de Ossuna y hoy forma
parte de los archivos históricos del Ayuntamiento de La Laguna por donación
testamentaria de su propietario, y hecha publica por el historiador Manuel A.
Fariña González, en sus anotaciones a la obra de Juan Bethencourt Alfonso Historia del Pueblo Guanche. Documentos
que reproducimos íntegramente el Anexo Documental de este trabajo.
Veamos un
ejemplo de esta documentación procesal:
“En el lugar de la
Orotava de esta isla de Tenerife, treinta e un días del mes
de Diciembre de mil y quinientos y ochenta e ocho años conforme a la cuenta de
nuestro Salvador Jesucristo ante el Bachiller Juan Pereira de Lugo, Abogado, y
en presencia de mí Juan Benítez Zuazo, Escribano público de dicho lugar y sus
términos, por el Rey nuestro Señor, pareció Pedro Hernández, natural de esta
Isla, por sí y en nombre de los demás //Folº. 40 vtº.// Naturales della, sus
consortes, e presentó una provisión ejecutoria de la Real Audiencia de
Canaria según por ella parecía, su tenor de la cual es el que se sigue= Juan
Benítez Zuazo, Escribano público=____
El Regente, oidores de la Real Audiencia
destas Islas de Canaria, por el Rey Nuestro Señor, en presencia del Bachiller
Juan Pereira de Lugo, Abogado, e vecino de la isla de Tenerife en el Lugar de la Orotava , salud e gracia:
sepades qué pleito y causa pende ante nos, en esta Real Audiencia, por caso de
corte, el cual se intentó criminalmente por parte de Pedro Hernández, Francisco
Hernández, Juan Fernández, Luis Rodríguez, Francisco Gon- //Folº. 41 rtº.//
zález, el Capitán Pedro Rodríguez, Salvador González, Alonso Rodríguez, Juan
Rodríguez, Diego Díaz de Vera, Antón Sánchez, Andrés Hernández, Lázaro Sánchez,
Rodrigo Martín, y los demás sus consortes, Naturales de esa Isla en el término
de Candelaria, contra Cristóbal Trujillo de la Coba e Gaspar Yanes Delgado, regidores desa Isla,
a la qual causa salió la parte del Consejo, Justicia e Regimiento de esa Isla,
sobre inquietación de posesión y costumbre en que han estado los dichos
naturales de sacar la Imagen
de Nuestra Señora de Candelaria en sus andas a los tiempos que se hacen las
//Folº. 41 vtº.// procesiones e sobre las demás causas e razones contenidas en
el proceso del dicho pleito en el cual parece que ante nos en esta Audiencia,
en dos días del mes de Marzo pasado de este año de ochenta y siete, por parte
de los dichos Naturales nos fue presentado un escrito de querella del tenor
siguiente=___
Muy l1ustrísimos Señores= Diego de Peñafiel en nombre de
Pedro Hemández, Diego Díaz de Vera, Francisco Hemández, de los demás vecinos e
Naturales de la isla de Tenerife en el término de Nuestra Señora de Candelaria
de quien tengo poder que es este que presento en la vía e forma que mejor haya
lugar de derecho / /Folº. 42 rtº./ / por caso de corte notorio me querello ante
vg.sg., criminalmente, de Cristóbal Trujillo de la Coba e de Gaspar Yanes,
Regidores de la dicha Isla e de los que parecieren culpados y contando el caso que
estando los dichos Naturales en posesión antiquísima desde que la dicha Isla se
ganó de cristianos y es uso e costumbre tan antigua de en todos los años por el
día de Nuestra Señora de Candelaria que se hace procesión de la Casa de Nuestra Señora hasta
la iglesia de San Blas, y en otras procesiones extraordinarias como en
procesión de agua e para salud de otras cosas que la Imagen sale en sus andas y
en procesión de llevarla sobre //Folº. 42 vtº.// sus hombros los Naturales que
descienden de los Naturales, que eran antes que la Isla se ganase y en contorno
y en redondo de la dicha Imagen suelen ir todos los Naturales porque es fiesta
suya y la Imagen
les pareció a ellos mucho tiempo antes que cristianos ganasen la dicha Isla,
los cuales Naturales antes de tener lumbre de fe, reverenciaban y tenían en
mucho la Imagen
y aunque personas poderosas de estas Islas, e por su voluntad e contra de los
dichos Naturales, la quitaron dentre los dichos naturales y la llevaron a la
isla de Lanzarote, de donde milagrosamente la Imagen / /Folº. 43 rtº./ / hizo señales de no
querer estar en la dicha isla de Lanzarote, y se volvió a la de Tenerife entre
los dichos Naturales en el dicho lugar que dicen de Candelaria y en esta
devoción los dichos Naturales han estado y están hasta ahora teniendo por
particular privilegio la dicha Imagen entre sí, y así como cosa suya él y los
propios la sacan en sus andas y han sacádola desde el dicho tiempo a esta parte
y estando en este uso antiguo e posesión, el día de Nuestra Señora deste mes
pasado de Febrero, continuando los dichos Naturales su posesión e costumbre
queriendose hacer / /Folº. 43 vtº./ / la dicha procesión, cuatro de ellos
tomaron las andas de la dicha Imagen yendo los demás junto a ella y la sacaron
desde su altar, trayéndola a la capilla de la dicha iglesia de donde se
recomenzaba a hacer la procesión y trayéndola sobre sus hombros los dichos
Naturales, y estando congregada mucha gente, el dicho Cristóbal Trujillo de la Coba, y Gaspar Yanes,
Regidores y otros con alboroto y escándalo, diciendo el dicho Trujillo que
tenía comisión del gobernador e que venía en su lugar, e con vara de Justicia
en las manos, fueron rempujando a los dichos Naturales y llegando / /Folº. 44 rtº./
/ a los que tenían las dichas andas por fuerza, y sin reverencia de Nuestra
Señora se la quitaron por fuerza y porque los dichos Naturales con modestia
e mansedumbre decían e requerían al dicho Trujillo de la Coba que no les quitase de su
posesión e que aquello les pertenecía por ser Naturales, el dicho Trujillo y
los demás les afrentaron delante de la dicha Imagen llamándoles de bellacos e
majaderos e pícaros y en son de quererlos afrentar les decían que eran
unos Guanches de baja suerte y porque no pasase adelante el dicho escándalo
se hizo que la Imagen
se volviése a el altar de donde //Folº. 44 vtº.// los Naturales la habían
traído, y el Vicario del Convento de la dicha Imagen viendo la injusticia del
dicho Trujillo, e los demás, e porque la procesión no se dejase por hacer, hizo
que dos frailes y dos naturales tornásen asacar la dicha Imagen y ansí la
sacaron, y llevándola, y saliendo por la puerta de la iglesia, tornó el dicho
Trujillo e los demás a hacer el mesmo alboroto, y escándalo, queriendo quitar
la dicha Imagen a los dichos Naturales e Frailes y lo hicieran si el Vicario de
la isla de Tenerife no lo impidiera con excomuniones que les puso, y
prosiguiendo la dicha procesión des- / /Folº. 45 rtº./ / pués que iba la Imagen buen rato de la dicha
iglesia e llevándola los dichos Naturales e Frailes, y el dicho Trujillo y los
demás ejecutaron su mal propósito, e sin reverencia de la Imagen fueron contra los
dichos Naturales que llevaban la dicha Imagen, y los demas que iban junto, y
les tornaron a afrentar con las mismas palabras e dar de rempujones
apartándolos de la dicha Imagen e rompiéndoles sus capas y herreruelos que
llevaban y hubo tanto escándalo, y alboroto que hicieron amotinar toda la gente
de la procesión, muchos romeros que haido en romería / /Folº. 45 vtº./ / de las
demás Islas, de suerte que yendo los dichos frailes con tan gran
alboroto y escándalo y tan poca reverencia a la Madre de Dios y que estaban
las andas quebradas por los empellones que los dichos Regidores e Trujillo
habían dado a los que la llevaban que un Niño Jesús había caído en tierra e
quebrádose un brazo, por causa del dicho Trujillo e los demás volvieron la
dicha Imagen a su casa, y ansí no se hizo la dicha procesión que fue gran
desconsuelo para los romeros y peregrinos que habían ido a ello, por lo cual
cometieron delito digno de punición y castigo / /Folº. 46 rtº./ / porque pido a
Vªs.Sªs. me admitan esta querella por caso de corte, por ser contra Juez e
Regidores y admitida me reciban información al tenor de ella e dadas les
condene a los susodichos en las penas en derecho establecidas e contra los que
semejantes alborotos, y escándalos hacen, e pido justicia e costas e incidentes
del oficio de Vªs.Sªs. que para ello imploro, y les condenen e manden que de
aquí en adelante que en las dichas procesiones no perturben a los dichos
Naturales ni les inquieten en la posesión e costumbre que tienen en llevar a la Imagen y andas de
Nuestra//Folº. 46 vtº.// Señora y los Naturales ir en contorno de ella, y
amparen en la dicha posesión antigua a los dichos Naturales declarando estar en
su posesión e uso de sacar ellos la dicha Imagen en sus hombros, e ir junto a
ella, e para que los susodichos sean acusados les mande prender e presos les
protesto acusar más en forma, e pido ut supra, e juro en forma no ser de
malicia= El Licenciado Borrero=____
Con fecha 7 de diciembre de 1587, la Audiencia de Canaria
dicta sentencia a favor de nuestros antepasados y en contra del Cabildo de la Isla en las personas de sus
regidores Cristóbal Trujillo de la
Coba e de Gaspar Yanes.
“…(Al margen:
Sentencia) Fallamos los dichos Pedro Hernández, Diego Díaz de Vera, y
consortes, haber probado su querella como probarles convino para haber victoria
en esta causa en lo que de yuso será contenido, e los dichos Cristóbal Trujillo
de la Coba , y
el dicho Concejo no haber probado cosa que les excuse de condenación, atento a lo cual debemos de amparar e
amparamos a los dichos Naturales en la posesión que han tenido de sacar la
dicha Imagen de Nuestra Señora de Candelaria, desde su altar hasta San Blas y
volverla a el dicho su altar y lo mismo se entienda en cualquier otra procesión
Que se hiciere con su bendita Imagen en la cual/ /Folº. 56 vtº./ / dicha
posesión les amparamos y defendemos y mandamos que en ella no sean inquietados,
ni perturbados so pena de cada cinquenta mil maravedíes para la Cámara e Fisco de Su
Majestad y estrados de esta Audiencia…”.[1][1]
A pesar de esta y otras sentencias favorables, en el
transcurso del tiempo los dominicos consiguieron hacerse con el control de la
imagen de la Diosa Madre
Chaxiraxi, con su santuario y con el rebaño sagrado de la Diosa , relegando a sus
verdaderos propietarios a la representación anual de una humillante mascarada
donde unos supuestos guanches escenifican la supuesta “aparición” de la
imagen de la Diosa , con unos gestos
absurdos y un lenguaje ininteligible como si una de las
lengua más ricas de la antigüedad careciera de palabras para dirigirse a una
estatua, además el autor de esta farsa el fraile Espinosa seguramente supuso
que estos “buenos salvajes” no sabían distinguir una figura de madera de una
persona y, para más escarnio les visten con unas azaleas de ovejas merino,
ovejas que fueron introducidas por los colonizadores, calzándoles además con
alpargatas fabricadas en Valencia, ¡todo un homenaje a la rigurosidad
histórica!
Todas las Diosas negras una vez que son sincretizadas por la
iglesia católica son rodeadas de una recurrente leyenda piadosa, se niegan a
ser cambiadas del lugar donde “aparecieron”. Especialista la orden dominica en
este tipo de fabulas, Fray Alonso de Espinosa, crea una ingenuo mito en torno
al robo del icono de la
Diosa Chaxiraxi por parte de los piratas del colono Sancho de
Herrera, dándole, como es habitual en el catolicismo, un tinte milagrero,
cuento que han venido asumiendo ciegamente la mayoría de historiadores
posteriores sin someterlo a un mínimo estudio analítico:
“Llevaron
los de Lanzarote la santa imagen de
Candelaria a su isla, muy gozosos y contentos de tener tal huéspeda en ella, y de haber alcanzado tal abogada y ganado tal joya y hecho un tal robo.
Y pusiéronla en el altar mayor en la iglesia de San Salvador; pero los hombres ponen y Dios dispone. ¿Quién creyera
que la imagen de Candelaria, que los de Lanzarote para amparo suyo
y regalo llevaban, había de ser cuchillo y disgusto suyo? No era el Señor servido (cuyos secretos son
inescrutables y de los juicios
humanos muy remotos) de que la santa reliquia estuviese entre ellos; y así lo dio luego a entender con patentes señales; porque otro día de mañana, yendo muy
gozosos a ver su imagen, la hallaron
vuelto el rostro a la pared y las espaldas al pueblo, que no fue poca
confusión para él. Porfían otra y otras
veces a volverle el rostro al pueblo, y tantas veces la tornaban por la mañana
a hallar vueltas las espaldas. Toman
pareceres en el caso, y resuélvense en que se hagan procesiones generales y
plegarias y disciplinas a Nuestro Señor, para que tenga por bien
dejarles aquella santa reliquia, pues la
sabrían ellos mejor venerar y servir que los gentiles guanches donde había aparecido…
[…]Esto hizo todo el tiempo que la santa imagen
estuvo en Lanzarote, para que más testigos
hubiese deste milagro; y en todo este tiempo, oían muchas músicas deleitables y
sonoras de ángeles, vían grandes resplandores, procesiones y luminarias, y sentían suavísimos olores aquéllos
que tenían cargo de la guarda de la
imagen Y por esta razón, cuando los
de Lanzarote volvían con la dicha imagen a traérsela y restituírsela, no les querían dar crédito, hasta
que desde el navío se la enseñaron; y
viéndola, para certificarse, van a la cueva; y no hallándola entonces, quedaron
confusos. Y queriendo el rey hacer justicia de los que la tenían a
cargo, fueron tantos los que afirmaron haberla siempre visto en su cueva y
lugar, que hubo de perdonarles; y así con mucho contento la recibieron y pusieron en su lugar, añadiendo guardas y
cuidado. A Sancho de Herrera le dijeron lo que pasaba, y cómo nunca había faltado de la cueva donde solía estar, aunque ellos la hubiesen tenido en
Lanzarote; de lo cual admirado él y
los suyos, se confirmaron más en la devoción desta santa imagen y en que era
su voluntad estar en esta isla. Y así encargaron a los naturales la
reverencia que a la santa reliquia debían tener.” (A. Espinosa, 1980:72-75).
La realidad más que probable del fondo de esta ingenua leyenda sería que el colono y
pirata Sancho de Herrera en sus habituales correrías por las Islas aún no
sometidas, a la captura de esclavos, ganados y cualquier cosa que tuviese algún
valor, desembarcase por las entonces despobladas costas de Igueste y, a falta
de mejor presa, decidiese robar la imagen de la Diosa Chaxiraxi,
más que por una cuestión de fe, por el valor crematístico que podía suponerle.
De hecho la supuesta devolución no sería otra cosa que el pago de un rescate
por parte de los guanches de Güímar para la recuperación de la imagen.
Por otra parte, tal como recoge la investigadora María Jesús
Riquelme, en otra oportunidad la imagen mostró su deseo de no ser trasladada de
su cueva-santuario al nuevo templo construido por los católicos.
[…] Sin embargo, una vez construido el nuevo templo, dicen
que milagrosamente la imagen retornó
varias veces a su antigua morada. De forma obligada volvió a usarse la cueva
como albergue de la Virgen
en el periodo comprendido entre 1789-1803 por incendio del segundo santuario
construido por el obispo García Jiménez, obra que databa de 1672.” (M. J.
Riquelme, 1990:35).
Esta claro que el clero guanche no estaba dispuesto a
permitir que la estatua de la Diosa Chaxiraxi no fuera desplazada de su antiguo
santuario de Achbinico para ser colocada en el nuevo templo construido por los
colonos, por ello es probable que tomasen la imagen y la restituyesen a su
verdadero santuario tantas veces como los frailes la colocaban en la ermita.
Esto debió de ser así porque entre otras cuestiones los frailes eran pocos y la
mayoría ancianos, lo que les incapacitaba para enfrentarse al clero guanche.
Una vez conseguido el pleno dominio de la imagen, prefirieron ocultar estos
hechos bajo el ropaje milagrero, tema en
lo que eran unos verdaderos artistas.
Un caso similar tuvo lugar unos años más tarde (en 1555)
cuando la imagen fue llevada a La
Laguna en rogativa de petición lluvias y por temor a los
franceses, colocada en el convento dominico de la ciudad, la afluencias de
fieles a visitar a la Diosa
fue tal, y las ofrendas económicas de tal magnitud, que los dominicos
maquinaron la posibilidad de dejar de manera permanente la imagen en su convento,
poniendo toda clase de trabas para su regreso al santuario de Candelaria e
incluso oponiéndose abiertamente a tal retorno. Así las cosas, el clero guanche
decidió poner las cosas en su sitio y una madrugada entraron en la iglesia del
convento “secuestraron” la imagen y sin hacer paradas en el camino la
instalaron en su templo de Candelaria, a partir de estos hechos, mucho le costó
al Cabildo colonial de la Isla
el que le fuera permitido trasladar la imagen a La Laguna cuando era demandada
en casos de sequías prolongadas o de otras calamidades públicas.
Posiblemente, a partir de estos hechos la iglesia católica
astutamente decidió contentar a ambas partes contendientes –como paso previo a
la usurpación para sí-creando una doble festividad, la fiesta del 2 de febrero
en que la iglesia católica sigue la tradición evangélica de la purificación y
presentación de Jesús en el templo, al que corresponde según el dogma católico
la imagen de madre portadora del infante y la vela simbólica, a la que
concurrían la justicia y regidores del Cabildo colonial, beneficiados de los
Remedios y la Concepción
, y los curas párrocos de la
Isla.
Y la otra más importante, la del 15 de agosto, festividad
nacional canaria, a la que asisten romeros de todas las Islas, durante las
cuales se celebra el Beñesmer[2][4]
o fiesta de la cosecha guanche, enmascarada, como es habitual por el
catolicismo, como la Asunción de Nuestra Señora.
A cuatro leguas al sur de Santa Cruz, cerca del mar, hay una
cueva con una capilla e iglesia llamada de Nuestra Señora de Candelaria, en la
que se encuentra una imagen de la Virgen María muy reverenciada aquí, como la gran
Diosa Diana lo era en Efeso. (George Glas, [1764] (1976:69)
Sobre
la fecha de llegada y procedencia de la imagen, hay variadas teorías, pues nada se halló escrito que satisficiera y
sacara de la oscuridad de aquellos
tiempos…
Pero
vayamos analizando con objetividad los datos que nos suministran autores de
diferentes épocas sobre tan polémico tema y atendamos principalmente a nuestra
lógica.
En primer lugar, respecto a la cronología,
observamos las primeras discrepancias, es natural, pues cada
autor se ha guiado por el criterio referencial más adecuado, dados los
acontecimientos conocidos de la etapa a analizar.
Un
grupo de autores reseñados siempre como “clásicos” en el tema que comentamos, fijan la llegada de la imagen a la
isla entre 1390-92. Otros, en cambio, las establecen entre 1400 y 1450.
Se
basan estos autores en variados hechos, unos
que exceden la lógica natural, otros en situaciones concretas y los
menos aluden a la tradición. (M.J. Riquelme Pérez, 1990:27-28).
Por
su parte Bethencourt Afonso recoge: “Las inscripciones de la imagen de la Virgen de Candelaria son tan etruscas como si hubieran venido de un
cementerio toscano, en el cual
descansan los huesos de muchos Caius.
La
imagen es la de la diosa Menera y su hijo —que con muy poca probabilidad es Minerva, una diosa virgen o una diosa madre— cuyo
nombre está compuesto de la palabra vasca men, “poder o autoridad…” (J. Bethencourt Afonso, 1991, t. I: 163)
Sobre el origen de la imagen de la Diosa Madre Chaxiraxi
ya sincritizada como Nuestra Señora de Candelaria, el historiador Lorenzo
Santana Rodríguez ha realizado un excelente trabajo de investigación del cual
no nos resistimos a reproducir parte del
mismo pues consideramos que es un documento bastante esclarecedor en cuanto a
la leyenda de la supuesta “aparición” de la imagen en la playa de Chimisay:
“Para concluir este somero estudio sobre los inicios del
culto candelariero hemos escogido un tema que nos permitirá retrotraernos a la
época anterior a la
Conquista de la isla, pues nos proponemos hacer un primer
intento de reconstruir la tradición de los guanches sobre la Candelaria a partir de
los detalles que ellos mismos aportan en el conocido como pleito de los
naturale, pues no es lo mismo oír lo que Espinosa dice que a su vez dicen
los guanches, que el escuchar a estos directamente. En otro estudio adelantamos
el comienzo de este pleito hasta el año 1544, como se deduce de una carta de
poder otorgada en la ciudad de La
Laguna el 11 de septiembre de ese año:
Sepan cuantos esta carta vieren cómo yo, Pedro Goçón,
cl[é]rigo presbítero, beneficiado de este término de Güímar, que es en esta
isla [d]e Tenerife, y cómo nos, Pedro Delgado, y Juan Gaspar, y Juan Hernández,
y Juan Castellano, y Luis Hernández, y Juan Castellano, y Luis Hernández, y
Pedro Madalena, y Juan de Santa Cruz, y Antón Gutiérrez, y Juan de Baltazar, y
Juan de Tacoronte, y Luis García, y Pedro Hernández y Luis Hernández de Ibavte,
vecinos y naturales de esta isla de Tenerife, moradores en el dicho término de
Güímar y de Nuestra Señora Candelaria, por [n]os y por los demás vecinos y
moradores del dicho término, por los [c]uales hacemos y prestamos voz [y]
caución (…otorgan poder general de Gutierre de Trejo, clérigo presbítero,
beneficiado de Nuestra Señora de la Consolación de Santa Cruz, para…) pedir y
suplicar que no c[on]sientan ni den lugar a que la iglesia de Nuestra Señora
d[e] Candelaria, que al presente est[á …] se mude del lugar dond[e …] está
hecha y edificada […] allí donde está nosotr[os y nuestros] padres la ayudaron
a [… edi]ficar con limosnas que […] dieron. Y, así mismo, [… pue]da pedir que
la ima[gen de Nuestra] Señora no se saque ni […] dicha iglesia para la ll[evar
…] a otra parte, por[que donde(?) al(?)] presente está ha esta[do …] continua
desde que la [dicha(?) imagen(?)] se hizo. Y, así mis[mo, pue]da pedir y pida
[que en la dicha] iglesia de Nuestra Señor[a de(?) Cande]laria se nos admini[stren
los(?)] sacramentos de la Igles
[ia …] bautismos, como de vela[ciones …] entierros y otras cosas […] todo no se
hace en la dich[a iglesia] por estar en po[der(?) …] de la Orden de Santo Domingo, de
que todos nosotros y los demás vecinos del dicho término padece[m]os por no
tener quién en la dicha iglesia de Nuestra Señora nos administre los dichos
sacramentos.
Como dicen nuestros antepasados guanches: “porque ellos
ayudaron a hacer la dicha iglesia e imagen”; o como dicen en el documento que
se elevó a público: “porque donde al presente está ha esta[do …] continua desde
que la dicha imagen se hizo”. Por la significación o novedad que
supone esta afirmación, hemos optado por reproducir la minuta en su totalidad y
el poder en su mayor parte, pues para defender sus derechos sobre la imagen los
guanches manifiestan, sin ninguna clase de reparos o dudas, que tienen memoria
de cómo sus antepasados ayudaron a hacerla, es decir que ayudaron a costear su
pago, lo que entra en flagrante contradicción con el relato de Espinosa, que
afirma que ésta había aparecido en una playa a los naturales ciento y cinco
años antes de la Conquista
de Tenerife.
La cuestión que nos proponemos clarificar es que en el caso
de la Candelaria
, al igual que en el la Virgen
de Pino de Gran Canaria, se produjo una sustitución de la imagen original, y en
ambos casos, aunque inicialmente no parece haberse planteado un problema
devocional, finalmente se acabó ocultando este hecho. El profesor Hernández
Perera dató hacia la década de 1440-1450 la imagen de la Candelaria, la que los
conquistadores encontraron en la cueva de Achbinico y que desapareció
arrastrada al mar por el aluvión de 1826. Valiéndose de los testimonios
gráficos que nos han quedado de la misma estableció esta fecha aproximada en
base a su análisis estilístico. Esta fecha ha confundido a los historiadores,
pues está tan arraigado el relato de Espinosa que hasta la fecha de hoy se ha
aceptado, sin cuestionarlo, que la imagen a la que se refiere la narración de
la aparición tenía que ser necesariamente la que estaba en la cueva de San
Blas. Es por esta razón, por citar a modo de ejemplo un solo historiador, que
Rumeu de Armas, que un primer momento la relacionó con las misiones
mallorquines-catalanas de finales del XIV, tras la publicación del estudio de
Hernández Perera rectificó su parecer inicial.” (Lorenzo Santana Rodríguez,
2010)
Si como recoge el documento de 1544: “porque ellos (y sus padres) ayudaron a hacer la dicha iglesia e
imagen”; ¿A que representación de la Diosa Madre sustituyeron con esta nueva imagen?
¿La descrita por Espinosa en 1590? Supuestamente “aparecida” en Chivisay y que
según dice el fraile: “Esta es la
descripción desta santa imagen, que tantos años ha que en esta isla
apareció, y con haber hoy ciento y noventa años que apareció y haberla traído
de un cabo a otro y sacado mil veces en procesiones, y vistiéndola y desnudándola, que
no puede dejar de manosearse, está el día de hoy, 25 de octubre de 1590 años
(que para haber de hacer esta relación la vi desnuda), tan linda, tan
hermosa, y los colores, oro y matices, tan perfectos, como si
hubiera pocos días que se hubiera hecho.” (Espinosa 1980:77). Esta afirmación de
Espinosa indica que la imagen por él descrita no es la supuestamente
“aparecida” en Chivisaya y que posiblemente nunca existió siendo toda la
parafernalia de la “aparición” pura creación literaria del dominico.
En la época precolonial en la Isla Chinech cada
menceyato poseía una o varias representaciones antropomórficas o anicónicas de la Diosa-Madre Chaxiraxi. Al ser sometidos
por las armas los menceyatos del norte, y según la jurisprudencia castellana de
la época, los invasores no les reconocieron ningún derecho ni consideración a
los vencidos, arrasando de cuajo los sitios cultuales, esto propicio que los
guanches sobrevivientes a la masacre y los alzados se visen obligados a
continuar sus cultos y ritos en los menceyatos del sur, lo que posiblemente dio
lugar a las romerías Tajo, (Diosa de La Luz ) Chimisay (El Socorro) y
Achbinico (Candelaria), entre otros lugares.
Creemos
que nuestros antepasados adoraban a nuestra Magné Chaxiraxi de manera
intelectual y sus representaciones eran aniconicas, esto se deduce de los
múltiples Betilos y Menhires que han perdurado hasta nuestros días y que han
pasado desapercibidos para los iconoclastas, Bethencourt Afonso nos reseñas
algunos de ellos en Ayesa e Itote en
Arafo y otro en Valle Marcos, Abikure (San Andrés). (B. Afonso: 418 y 432).
Pero una piedra, o un
menhir nunca fue objeto de devoción, veneración y de respeto en sí mismo, sino
por aquellos que implicaba y significaba, es decir, por lo que tenía de
proyección. Por este motivo la mayoría de las piedras relacionadas con el culto
han tenido un fin utilitario.
Pero
el más singular de ellos es el situado en la cueva de Chinguaro, verdadera
representación aniconica de la
Diosa Madre Chaxiraxi y que siempre ha estado en su santuario donde además, en las excavaciones
realizadas recientemente en este santuario por la arqueóloga Jiménez Gómez destaca
la verificación de que existió en las cuevas principales una gran hoguera fija
del Fuego Sagrado que nuestros ancestros guanches utilizaron con fines
religiosos durante generaciones, cuyo altar fue sacado a la luz con centenares
de restos de ceramica y alimentos usados como ofrenda.
Una hoguera similar de Fuego Sagrado tuvo otro santuario de la Diosa, el de Achbinico tal
como recoge el investigador Dr. Ignacio Reyes: “El análisis morfosemántico sugiere que el ordeño
practicado en esta gruta,
orientada hacia el naciente y con restos arqueológicos de un ara permanente donde el fuego habría
alcanzado altas temperaturas, debió de poseer alguna
dimensión ritual o simbólica. Además, tras ella, en su vertiente occidental,
discurre el Barranco de los Samarines, orden de especialistas en materia
religiosa y prácticas adivinatorias, que, como señala su denominación personal, zammarin o 'poderoso', desarrollaba
algunas de sus actividades en dicho
ámbito. Todo esto indicaría que el lugar poseía la dignidad necesaria para recibir la imagen
sacralizada. Un culto a la Diosa creadora, Chaxiraxi, que asumiría en poco tiempo la personalidad de Sep Meri, la Virgen María de los
ocupantes cristianos. (Ignacio Reyes, 2006:55).
El santuario-auchón de Chinguaro modernamente ha sido usurpado por
la iglesia católica so pretexto de la creación de un triangulo mariano en cuyos vértices se encuentran los sitios
cultuales guanches de Chivisaya, achbinico y Chinguaro, para la creación de
esta nueva fuente de ingresos económicos para el obispado de Tenerife, se
expropiaron los terrenos a bajos precios con la connivencia del Cabildo Insular
de Tenerife y Ayuntamiento de Güímar, quienes con dineros públicos (De momento
llevan gastado más de un millón de Euros) han profanado este lugar sagrado
guanche con toneladas de cemento y hierro, todo ello en beneficio del obispado
nivariense que será quien administre los futuros ingresos económicos generados
en Chinguaro y Chivisaya, pues los generados por la Basílica de Candelaria lo
son por los dominicos.
Las usurpaciones han sido una constante histórica en nuestras
Islas. En los principios de la colonización el catolicismo se
va a encontrar con formas culturales guanches aprovechables y no dudará en
sacarles partido.
Gran número de las
ermitas que hoy se levantan en nuestros campos no son otra cosa que la
catolización de lugares que en la más remota antigüedad fueron el marco en el
que se desarrolló un culto guanche.
Con la llegada del
catolicismo vamos a asistir a un hecho transformador. La cultura eclesiástica
católica tratará de imponerse y derrotar a la cultura guanche mediante tres
procesos: 1) La destrucción de todo lo guanche; 2) La sustitución de los
antiguos cultos por otros católicos parecidos (obliteración); y 3) La
conservación de las formas rituales, aunque mutilando el significado
(desnaturalización). Son los dos últimos aspectos, es decir, la sustitución de
cultos siempre que no suponga una ruptura y la conservación de los actos aunque
orientados a las nuevas divinidades, los que incidirán en nuestras Islas. En los menceyatos del
sur, al producirse la penetración foránea de manera más tardía, como
consecuencia de los pactos de paces y, especialmente, por ser zona de amplia
influencia de los alzados guanches, donde los colonos europeos durante los
primeros decenios de la invasión y conquista no se aventuraban más allá de
Güímar, perduraron durante mucho más tiempo la veneración original. Por el
contrario, en la zona norte de la isla, donde tuvieron lugar los primeros
asentamientos europeos, la acción del rodillo iconoclasta fue más avasalladora
y brutal
Son varias las figuras de la Diosa Madre Chaxiraxi
que en diferentes aspectos existentes en la Isla en los momentos previos e inmediatamente
posteriores a la invasión europea, de las cuales la Historia colonial nos ha
dejado suficientes reseñas como para ser identificadas actualmente.
El fraile Alonso de Espinosa nos informa de las mismas aunque
como es habitual en el dominico nos las presenta rodeadas de las inevitables e
infantiles fabulas con que adorna sus relatos:
“Otra
imagen de Nuestra Señora está en Garachico, cuyo aparecimiento pasa así:
Después que la isla se conquistó muchos años, yendo unos barqueros vecinos de La Orotava a pescar a las calmas de La
Gomera en una barca o barco de Gonzalo Bueno, vecino del dicho lugar, llegaron en el término de
Adeje a una caleta (que por el caso
que vamos contando se llamó de Nuestra
Señora), en la cual hallaron una imagen de Nuestra Señora de mazonería, con un niño en brazos al
siniestro lado; y muy contentos con el hallazgo, la meten en el barco, con intento de volverse a su pueblo y poner la imagen
en la iglesia del. Pero Dios, que
tenía determinada otra cosa, no fue servido,
porque, aunque venían con mar bonanza y próspero viento navegando, en llegando al paraje de Garachico les dio tanto
viento y mar, que les fue forzoso entrar en el puerto.
Ellos dentro, la mar y viento sosegados, tornan a
querer proseguir su
viaje; y en saliendo del puerto, tornó de nuevo la tempestad. Y así les fue forzoso volverse al
puerto, donde, habido su
consejo, concluyen en que saquen a tierra la imagen, y por tierra la lleven
con el secreto que sea posible; mas no
pudo ser tanto que no viniese a noticia de los del pueblo de Garachico, y, aunque los barqueros la
sacaron encubierta, envuelta en
una bernia y con una gorra colorada, no bastó para que los vecinos de Garachico no diesen con
ella; y, habida a las
manos, la pusieron en la iglesia parroquial, donde hoy día está. De ahí a pocos días, viniendo de las
islas de abajo a ésta ciertos portugueses,
conocieron la dicha imagen y afirmaban
haberla visto y haber estado en la isla del Fuego, y que poco antes que aquélla isla se abrasase,
desapareció esta imagen de allá…”.
Continua.
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