Volumen
III
CAPITULO
XIX-V
LA DIOSA CHAXIRAXI EN EL EXTERIOR EN SU ASPECTO COMO VIRGEN DE LA CANDELARIA
Viene de la
entrega anterior.
Eduardo Pedro García Rodríguez
LA DIOSA CHAXIRAXI EN EL EXTERIOR EN SU ASPECTO COMO VIRGEN DE LA CANDELARIA
El pueblo de Manatí fue en la década de 1890 un hervidero de tertulias
que se llevaban a cabo en los cafés, las boticas, las pulperías y los
ventorrillos de los diferentes barrios y los talleres de tabacaleros. La militancia
del liderato liberal del pueblo influenció incluso a los niños. Un ejemplo de
esto lo ofrece una anécdota ocurrido en el momento en que se dio la noticia de
la muerte en combate del general Antonio Maceo en la guerra de independencia de
Cuba. El Ministro de Ultramar cablegrafió al gobernador de Puerto Rico, Sabas
Marín, comunicándole que habían matado al general Antonio Maceo. El gobernador
telegrafió a todos los alcaldes de la
Isla para que celebraran el acontecimiento. Decía el
telegrama del gobernador: «Gobernador General a Alcaldes: Ministro de Ultramar
en cablegrama que acabo de recibir me dice: general encargado de despacho
Habana participa muerte cabecilla Maceo.
Lo comunico para conocimiento de todos los habitantes leales de esa
Isla. Tan pronto se leyó el telegrama se declaró el día de fiesta y se envió a
la guardia para que fuera a las escuelas para que avisara a los maestros que
despacharan a los estudiantes. Cuando la noticia llegó a una escuela de
Barceloneta, que entonces era parte del municipio de Manatí, y el maestro leyó
la comunicación oficial, un niño de esa escuela llamado José S. Alegría, se
echó a llorar y salió corriendo de la escuela. Los vecinos inmediatos a la
escuela lo llevaron a la casa de un patriota llamado Eufemio Santiago y éste lo
consoló diciéndole: “No llores, hijo mío, que si han matado a Maceo, surgirán
muchos Maceos”.
Los relatos que hemos traído evidencian que en Manatí había un fuerte
sentimiento patriótico desde la década de 1870 y que ese sentimiento fue creciendo
en las décadas de 1880 y 1890. Evidencian además que Antonio Vélez Alvarado y
toda su familia eran parte de las fuerzas liberales del país y que había
sintonía entre el trabajo patriótico que Antonio Vélez Alvarado realizaba en
Nueva York, con la agitación política que se daba en gran parte de Puerto Rico,
y que esa acción era muy contundente en el municipio de Manatí. La causa de
toda la acción que en Manatí se manifestaba era parte del compromiso creciente
que en Puerto Rico había con la lucha por la independencia de Cuba. Esa lucha
que José Martí, gestaba en Nueva York, se extendió y resonó en Cuba y en esa
causa se envolvía también el liberalismo puertorriqueño. Ese envolvimiento era
muy visible en el pueblo de Manatí. Un dato más que confirma nuestras
aseveraciones, aparece en una carta que el gobernador de Puerto Rico en 1896,
le envió al alcalde de Manatí. En la que le decía que tenía conocimiento de que
se estaban permitiendo tertulias en las pulperías de la zona rural.
El movimiento revolucionario que motivó la creación de la bandera de
Puerto Rico tuvo su inspiración en el Partido Revolucionario Cubano que fundó
José Martí. Pero la lucha de José Martí había sido precedida por otros
movimientos relacionados con el separatismo antillano. Dos de ellos ocurrieron
entre los últimos años de la década de 1840 y comienzos de los años cincuentas.
A estos movimientos le siguió, la organización de la Revolución en Puerto
Rico, la que fue abortada en Lares, y la guerra que inició el Grito de Yara.
Los movimientos que tomaron forma en la década de 1840, se originaron
uno en París y el otro en Nueva York. En París tuvo nacimiento la lucha por la
independencia de las Antillas como proyecto revolucionario ideado por Ramón
Emeterio Betances. Este movimiento comenzó a tomar forma durante la revolución
que echó abajo la monarquía francesa en 1848. Betances era hijo de un
dominicano que era propietario en Cabo Rojo.
Desde niño fue enviado a estudiar a Francia y en 1848, durante la Revolución de los
franceses, de la cual fue parte, el joven caborrojeño inició su campaña por la
independencia de las Antillas.
Poco antes de la intervención norteamericana en la Guerra de Independencia de
Cuba, Betances recordaba el momento en que él había iniciado, cincuenta años
atrás, la lucha por la libertad de las Antillas. Fue en 1848 -decía- durante el
proceso revolucionario francés. En ese movimiento participaba y en la
propagación de las causas de esa revolución, comenzó a publicar escritos en los
que comunicaba el derecho de las Antillas a su independencia y soberanía.
Frecuentemente recibía a cubanos y puertorriqueños que visitaban la ciudad. Los
que le visitaban estaban identificados con idea de separar Cuba de España para
anexarla a los Estados Unidos. En ocasión de estar reunido con uno de los
grupos que lo visitaban, se daba en ese día, la expedición de Narciso López con
600 hombres para invadir la provincia de Pinar del Río. Festejaban en un
restaurante del “Boulevard des Italiens” cuando escucharon a los vendedores de
periódicos anunciar el fracaso de la expedición.
Betances,
que en ese momento se disponía a brindar reaccionó con un enérgico mensaje que
hizo a todos identificarse con su causa. Su emotiva memoria describía el
momento: «La conversación seguía su curso, y cada uno de nosotros, cuando le
llegaba su turno, brindaba por el gran jefe. Había llegado el mío, yo estaba ya
de pie, el vaso en la mano, cuando sentimos en el bulevar los gritos de los
vendedores de diarios: “¡Invasión de Cuba por los yanquis!” “¡Derrota completa
de los filibusteros!” “¡Fusilamientos en masa!” «Debo decirlo. Apenas esas
palabras llegaron a nosotros, yo vi lágrimas perlar los ojos de mis camaradas,
que pronto les corrieron por las mejillas. Un calor extraño corrió por todo mi
cuerpo, mi rostro se inflamó y en un impulso irresistible, golpeé la mesa con
un vaso, que estalló en pedazos. Con un sollozo que me ahogaba lancé este
grito: “¡Cuba triunfará por sí misma!”
“Fue una conmoción eléctrica. Todos se levantaron a la vez, y en un sólo clamor partió de todos los pechos: «¡Viva Cuba libre!» Caímos unos en brazos de otros. Las manos se buscaban y estrechaban con fervor. En medio de nuestros abrazos fraternos, las lágrimas se mezclaban; luego nuestras miradas fijas en el cielo se hundían en el porvenir, como bajo la impresión de una aparición misteriosa de nuestra Cuba esplendorosa, liberada por los cubanos y próspera únicamente en manos de los cubanos»... «Hubo un juramento: Trabajar hasta la muerte contra el despotismo español, en favor de la independencia de las Dos Antillas».
La organización separatista de cubanos en Nueva York se había originado
primero con un movimiento que tenía el propósito de enviar expediciones a Cuba
para liberar la isla de España y anexarla a los Estados Unidos. Fue este primer
movimiento el que reclutó al general Narciso López. Comprometido con este
propósito, el general López, diseño la bandera de Cuba y con apoyo
norteamericano invadió Cuba. Su causa fracasó cuando fue apresado y ejecutado.
El fracaso de la expedición de López, dejó en silencio la lucha
separatista de los cubanos. Diecisiete años después, bajo el estandarte de la
bandera de Demajagua diseñada por Céspedes, volvió el grito de guerra a Cuba.
En esta ocasión la guerra se extendió por diez años. Fue una larga guerra que
fracasó por falta de planificación y por las luchas internas que había entre
los dirigentes separatistas del exilio.
La primera etapa de la lucha cubana contra España, quedó en el olvido,
pero tomó nueva vida cuando José Martí llegó a los Estados Unidos. En
territorio norteamericano se dedicó a organizar cubanos y puertorriqueños para
hacer la independencia de Cuba. No pudo organizar a todos los cubanos y todos
los puertorriqueños porque en el exilio había muchos hostiles a él.
La mayoría de sus detractores eran cubanos y puertorriqueños que eran
partidarios del anexionismo. Pero no todos los anexionistas eran enemigos de
Martí.
Al iniciar la organización de su partido revolucionario, José Martí
adoptó la bandera que había diseñado Narciso López. Fundado el Partido
Revolucionario Cubano se organizaron numerosos clubes adscritos a ese partido,
uno de esos clubes fue organizado por Sotero Figueroa, Antonio Vélez Alvarado y
Pachín Marín. El núcleo revolucionario de los puertorriqueños fue inscrito con
el nombre de Club Borinquen. Antonio Vélez Alvarado era vicepresidente del Club
Borinquen. Inspirado por la causa martiana fue que el 11 de junio de 1892,
Antonio Vélez Alvarado diseñó la bandera de Puerto Rico.
Sobre el origen de la bandera que reclama haber creado, Vélez Alvarado
dice: “En mi imprenta que compré a un mejicano, radicada en el séptimo piso del
edificio de “The New York World”, se compusieron los primeros números de
“Patria”, el famoso semanario revolucionario de Martí. Desde entonces me unió
una estrecha amistad con el prócer cubano, a quien los puertorriqueños de Nueva
York, casi todos, admirábamos y queríamos como si fuera hijo de Puerto Rico.
Patria era doblada y empaquetada para el extranjero por señoritas cubanas
residentes en Nueva York, bajo la dirección inmediata de Martí, en mi imprenta.
En esta trabajaban numerosos puertorriqueños, entre los que recuerdo
especialmente al escritor Domingo Collazo, a Abelardo Monje, de Mayaguez, a
José Sanabria de Aguadilla y a Pachín Marín, quien era por cierto un cajista
muy malo”.
“Ya para ese tiempo los cubanos habían traído la bandera de la Demajagua, cuyos colores
y diseños eran los mismos de la actual bandera nacional de Cuba» Para entonces,
tenía ya establecido yo mi negocio de imprenta, tenía alquilado un apartamento
en el número 219 al este de la calle 23, al que dieron en llamar “El Consulado
Puertorriqueño” y en el que Martí era mi invitado de honor casi a diario”.
Después de este relato dejó para la historia la explicación en detalles
de cómo nació la bandera de Puerto Rico. Dice: «Sucedió en la tarde del 11 de
junio estaba sentado frente al escritorio cuando tuve la visión que invertía
los colores de la bandera cubana que tenía desplegada en la pared. Poseído por
tal visión corrí a la farmacia del puertorriqueño don Domingo Peraza, compré
papel de seda de los tres colores y confeccioné la bandera, tal como la había
imaginado. Llevé el diseño a una vecina llamada Micaela Dalmau y ella buscó
tela de los tres colores y cosió la primera bandera puertorriqueña».
A petición del propio Vélez Alvarado, doña Micaela ocultó la bandera
cubriéndola con un pedazo de tela para descubrirla en la noche, cuando llevó a
José Martí a cenar a esa casa.
Después de la cena, que compartieron con otras personas, la señora
Micaela -sigue narrando Vélez Alvarado- se sentó al piano y tocó la Borinqueña, a la vez
que se exhibía la bandera que se acababa de crear. Martí la aceptó y no tardó
en aparecer en diferentes ventanas de la comunidad. La idea no fue bien recibida
por todos porque un cubano llamado Enrique Trujillo, el que combatía a José
Martí en un periódico llamado El Porvenir, se dedicó a incitar a los cubanos
contra él, diciéndoles que la nueva bandera era un ultraje a la de Cuba. “La
bandera que yo diseñé -dijo- fue luego llevada a Cuba”.
Reunidos en el Chimney Corner Hall, en Nueva York, el 22 de diciembre de
1895, un grupo de puertorriqueños constituídos en la Sección Puertorriqueña
del Partido Revolucionario Cubano, decidió que la bandera que reclamó haber
diseñado Antonio Vélez Alvarado, sería el estandarte que los partidarios de ese
organismo político llevarían a Cuba. Pero ocurrió que en 1898 los Estados
Unidos entraron en la guerra contra España. Las tropas norteamericanas
barrieron la resistencia española en Cuba y también lo hicieron en Puerto Rico.
Unos días después de llevada a cabo la invasión de Puerto Rico, los miembros de
la Sección
Puertorriqueña del Partido Revolucionario Cubano, se
reunieron en el mismo Chimney Corner Hall para declarar disuelto el organismo
político que en ese mismo lugar habían fundado en diciembre de 1895.
Justificaban esta acción con el argumento de que la ocupación norteamericana de
Puerto Rico había logrado alcanzar los fines para los que la mencionada Sección
Puertorriqueña se había creado.
La disolución de la Sección Puertorriqueña del Partido Revolucionario
Cubano no pudo evitar que en ese momento Eugenio María de Hostos fundara La Liga de Patriotas. El símbolo
lo tomaron luego José de Diego y Muñoz Rivera, le siguieron José Coll y Cuchí y
José E. Alegría. Más tarde se convirtió en bandera revolucionaria con Pedro
Albuzu Campos y el radical partido que dirigió. Luego fue la bandera de
Gilberto Concepción de Gracia y de otros que la levantaron con honor a lo largo
de sus vidas.
A lo largo del siglo XX la bandera de Puerto Rico fue causa de
confrontación entre las autoridades del gobierno federal y del puertorriqueño.
Muchos murieron o fueron encarcelados por defenderla. La persecusión de los que
defendían la bandera de Puerto Rico se hizo sistemática, y la mera posesión de
ese símbolo, era motivo de persecusión. Pero el siglo fue madurando y la
bandera se fue imponiendo hasta que al llegar la década de 1990, se fue el país
preparando para celebrar el centenario de la bandera puertorriqueña. Esa
celebración conmemoraba el momento en que los miembros de la Sección Puertorriqueña
del Partido Revolucionario Cubano, adoptaron en resolución del conjunto,
reconocer la bandera como el estandarte de los puertorriqueños.
La adopción de la bandera por aquel organismo político en 1895, no
negaba que la misma fuera hecha por don Antonio Vélez Alvarado. Pero en los
años de la década de 1930, la mezquindad de un político llamado Roberto H.
Todd, sembró la duda en la sociedad puertorriqueña, cuando dijo haber sido
testigo de que la bandera la había diseñado don Manuel Besosa. Pero en ninguna
parte de la larga exposición que hizo, dejó evidencia de que fuera Besosa el
creador de la bandera. El propio Besosa nunca reclamó ser el autor de la bandera,
y su propia hija, quien la cosió para el acontecimiento de diciembre 22 de
1895, no dijo en momento alguno que fuera su padre quien la diseñó. Además, la
sigzagueante trayectoria política que tuvo Roberto H. Todd, no le da el mérito
para que se afirme que su palabra merecía más credibilidad que la de Antonio
Vélez Alvarado.
Pero más allá del debate, que será borrado con el tiempo, y más allá de
los escritos que se han publicado negándole la autoría de la bandera a don
Antonio Vélez Alvarado, grandes sectores del pueblo puertorriqueño, ya tiene
aceptado como día de fiesta nacional, la fecha del Once de Junio, en
recordación al momento en que el enamoramiento de un hombre con la causa de la
liberación de su pueblo, puso en su espíritu la idea de hacer la bandera que
hoy pertenece a todos los puertorriqueños.
Gobierno. Cuando
estalla la guerra Hispano- Americana, Puerto Rico estaba gobernado bajo la Carta Autonómica
decretada por el gobierno español el 25 de noviembre de 1897. El gobierno
autonómico había sido inaugurado cinco meses antes de la invasión, el 9 de
febrero de 1898. Este había sido aceptado con júbilo por el liderato y el
pueblo puertorriqueño luego de la celebrada asamblea autonomista en Ponce en
1887, bajo la presidencia de Román Baldorioty de Castro. El sistema de gobierno
bajo la Carta
Autonómica proveía autonomía administrativa, al igual que la
isla sería gobernada por un parlamento insular compuesto de dos Cámaras y un
Gobernador General. No se podía modificar la Carta Autonómica
por el parlamento español sin previa solicitud del parlamento insular. Según la Constitución Española
vigente en aquella época, Puerto Rico era representado por dieciséis diputados
y cinco senadores con plenos derechos en las Cortes Españolas. Con la
implantación de la misma se constituye un gabinete de Secretarios de Despacho
compuesto por miembros de los dos opuestos partidos políticos puertorriqueños:
Autonomistas Ortodoxos o Puros y los Liberales.
El
Teniente General Manuel Macías y Casado fue el último gobernador español de
Puerto Rico desde el 2 de febrero al 16 de octubre de 1898. Manuel Macías
inauguró el Gobierno Autonómico y el 10 de febrero nombra al primer gabinete
autonómico. El 12 de febrero de 1898 juran ante el gobernador Macías los
miembros del gabinete autonómico
provisional.
Este
primer Consejo de Secretarios funcionaría en lo que se llevaban a cabo las
elecciones para Representantes Insulares el 27 de marzo de 1898.
En
el 1806 aparece en San Juan el primer periódico insular, La Gaceta de Puerto
Rico. Es imprimada por un francés de apellido Delarue y fue adquirida por el gobernador Toribio
Montes. Este inicia la tradición periodística puertorriqueña. El 16 de
septiembre de 1898 se publica por última vez bajo el sello español. El 18 de
octubre de 1898 se publica por primera vez con el sello americano.
SITUACIÓN SOCIOPOLÍTICA ACTUAL DE MANATÍ: DIVISION
POLITICO-ADMINISTRATIVA: Está organizado bajo el distrito
senatorial número 3 de Arecibo y el representativo número 12. Se divide
en 9 barrios cuyos nombres señalamos a continuación: Bajura Adentro, Bajura
Afuera, Coto Norte, Coto Sur, Manatí Pueblo, Río Arriba Poniente, Río Arriba
Saliente, Tierras Nuevas Poniente y Tierras Nuevas Naciente. La mayor fuente de
ingresos son las fábricas; las hay de productos farmacéuticos en su mayoría; de
equipos eléctricos y electrónicos, de instrumentos científicos, de calzado, de
ropa. En el aspecto agrícola destaca el cultivo de la piña, de la caña de
azúcar y de frutos menores. El comercio, la prestación de servicios y el
turismo regional son bastante activo. Cuenta con numerosas vaquerías de buen
rendimiento.
LA CANDELARIA DE MANATÍ:
En
la Tarja[1]
colocada en la fachada del templo se lee: “Se desconoce la fecha de su
fundación. La misma debió ocurrir a finales del siglo XVI o principios del
XVII.”
El Dr. Manuel Figueroa Meléndez, en su
trabajo “La Candelaria
de Manatí, Valor y Antigüedad”, publicado en El Visitante del 31 de
julio de 1983, escribe: “La Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria y San Matías
Apóstol, núcleo y origen de la ciudad de Manatí, es uno de los templos más
antiguos de Puerto Rico. Algunos historiadores sostienen que existía desde
1593, fecha en que Don Diego Menéndez de Valdés, gobernador de Puerto Rico
entre 1582 y 1593, decidió dejar la
Capital para vivir en su hacienda del Valle de Manatí, en el
que fundó el pueblo y la iglesia.”
Otra posibilidad sugiere que el actual
santuario pudo haber sido la Primitiva Ermita del 1600, dotado de dos
ventanas, ya que no había sacristías y que fue transformado de alguna
manera para acomodarlo a la construcción
de 1729.
En la primera mitad del 1600 la Primitiva Ermita
creció con la sacristía construida en su
lado norte. Los feligreses entraban a la sacristía norte a través del primitivo
cementerio parroquial y contemplaban en
el contrafuerte noreste el Monumento
Funerario, esculpido en piedra con el mensaje OMNIA VANITAS. La hermosa
entrada con sus jambas y dintel, labrados en piedra, estaba coronada con una
llamativa Espadaña, dotada de tres campanas. Aún no se había construido ni la
torre ni el campanario en el lado sur de la Ermita.
Dentro del mismo siglo XVII se construyó la Sacristía sur con la
primera parte de la torre. La parte inferior de la torre está incorporada a la
estructura del ángulo norte de la misma sacristía. El contrafuerte que debiera
ocupar ese lugar quedó suplantado por la
construcción de la torre. En su primera etapa, que llegaba hasta el
cinturón de ladrillos ornamentales, terminaba con una cúpula, similar a la que
actualmente corona la torre con su campanario. No sabemos si hubo otra alacena
en la sacristía norte. La de la sacristía sur es una verdadera obra de arte,
esculpida en piedra. Sus detalles son similares a los de la
Piedra de Pentecostés y a la Cruz de Manatí. La primera se
guarda en el Museo Parroquial y la segunda en el Antiguo Cementerio de Manatí.
El huracán de 1642 afectó malamente la
estructura de la primera construcción. En
1706 Diego de Castilla y Valdés era Capellán interino de la Ermita de Nuestra Señora de
la Limpia y
Pura Concepción como se le conoció originalmente. Y en 1729 el Obispo de Puerto
Rico Sebastián Lorenzo Pizarro visitó la Ermita de Manatí la cual había sido agrandada y
servía a toda la población.
En 1738 el Obispo de Puerto Rico Mons.
Francisco Pérez Lozano eleva la antigua
Ermita de Manatí a la categoría de Parroquia bajo la advocación de Nuestra
Señora de la Candelaria
y San Matías Apóstol. El 15 de febrero del mismo año el Señor Obispo informaba
al Rey sobre la erección de la parroquia
y del nombramiento de Don Juan Álvarez de Oliver, como su primer párroco. Ese
mismo año se funda oficialmente el pueblo de Manatí. El 30 de agosto el ciclón Santa Rosa y trece días después el
ciclón San Leoncio destruía en gran parte el recién nacido municipio y
producían grandes desperfectos en los edificios de la nueva Parroquia.
En 1797, las Actas de la Visita Pastoral
del Obispo Juan Bautista de Zengotita Vengoa hablan del templo de esta manera:
Que en atención de hallarse la
Iglesia en el deplorable estado en que se encuentra por la
falta de techo que ya se ha principiado a poner, exhortamos y encargamos
encarecidamente a nuestro Cura, Teniente a Guerra y vecinos que procuren con el
mayor celo y eficacia concluir la principiada obra, procurando cada uno, por su
parte, contribuir en cuanto pueda a dicha obra, la que encargamos
particularmente a Don Antonio Escobar, encargado para este efecto.
En 1798 un rayo destruyó la cúpula de la
torre, inutilizó las campanas, entró en la sacristía, pasó el altar mayor y en
el hizo algunos deterioros. En 1827, el Párroco Don José Leoncio dice que urge
evitar el desplome del techo y que ha levantado la iglesia desde los cimientos
en el término de 19 meses. Diez años después el mismo párroco dice que se puso
techo de azotea al templo, pero ya en 1848 reconoce que la obra ha sido un
fracaso por la mala calidad de los materiales utilizados en la obra.
En 1852 el Párroco, Don Juan López y Aguás
informa al obispo de Puerto Rico que existe un proyecto para recomponer la
solería y hacerla de bóveda. El templo estaba en tan malas condiciones que, en
1862 se desplomó una parte del techo de la nave sur. En 1864 se realizó una
gran obra de ampliación y de consolidación del templo, con techumbre nueva y
fachada neoclásica. Esta obra dice el ingeniero Ramón Soler quien hizo las
reparaciones, “dejará el templo como corresponde y equivalente a uno que
hubiere sido construido de nueva planta.
Para el 1875 el templo tuvo que ser apuntalado por los
efectos del terremoto del 9 de diciembre y esos días se informa que los muros
del templo se agrietaron y hubo que apuntalar todo el edificio y seis meses
después se informa que las obras para reparar los daños que ocasiono el
terremoto han finalizado y han dejado el edificio en el mejor estado de conservación
y habiéndose decorado interiormente con
pinturas al fresco, hechas gratuitamente por un vecino de la localidad, por lo
que debe decirse ser uno de los templos mejores de la isla por su solidez y
decorado. Estas reparaciones del templo en 1876 concluyeron bajo la
supervisión de Don Salvador Calaf.
En 1896 el Ingeniero Vicente Miró hace un
proyecto para reparar el templo y para pintarlo tanto en el interior como en el
exterior. La descripción que hace del estado de deterioro del templo es
impresionante. Los techos, los muros y los atrios necesitan reparación urgente.
En documento fechado el 14 de diciembre de 1889 habla de la liquidación de las
obras realizadas en la Iglesia
de Manatí.
En 1904, con autorización del Obispo, el
municipio instala una torre y un reloj sobre la fachada del templo como una
donación de Don Federico Calaf al pueblo de Manatí. En 1913 Don Federico Calaf
reconstruyó los atrios y la verja, dejando jardines dentro y fuera del
perímetro de la propiedad parroquial. En 1924 los PP. Cipriano Peña y Gabriel
Bacaicoa construyeron el nuevo coro, a un nivel mucho más bajo que el coro del
1864. En 1926 Don Jaime Calaf regala las campanas La Milagrosa, La Candelaria y San
Matías. En 1939 y 1940 los sacerdotes de la Parroquia encargan el
cuidado de los jardines exteriores al municipio.
Este fue el principio de la pérdida de
parte de la propiedad.
Para el 1950 el Párroco José Fernández
reforzó el techo de la nave sur, que amenazaba ruina, con una viga de acero de
82 pies de larga. En 1962 el interior del templo cambia de aspecto; Se
desmontan los retablos tradicionales, se cubre el ábside de mármol y los
altares laterales se reducen a una fría pieza de mármol. Entre 1980 y 1983 el
Párroco. Teodoro Calzada, realiza una gran obra de restauración y consolidación
del templo y deja constancia escrita de las obras realizadas. El P. Zurutuza
recobra la campana del reloj de 1904 y la coloca entre las cuatro que ya están
en la torre.
Entre 1995 y 2002 el Párroco, Emilio Tobar, investiga en
paredes y pisos de la Iglesia,
revuelve los armarios apolillados, organiza el Museo Parroquial y hace grandes
e históricos descubrimientos que aclaran algunos detalles de la historia del
templo y del pueblo de Manatí.
Además remueve todo el material colocado
sobre las bóvedas de la primitiva Ermita y consigue evidencia sobre la
existencia del cementerio parroquial en la iglesia y en los atrios.
Además de los ciclones y terremotos, los
rayos han afectado el templo a lo largo de los siglos.
El alcalde Hilarión describe el daño
producido por el rayo de 1798, en 1906 un rayo descargó su fuerza sobre una
cruz que había en la fachada, en 1996 otro rayo cayó en el mismo lugar que el
de 1798 y produjo daños superiores a los 30,000.00 dólares y en el año 2000
otro rayo sobrepasó el área del pararrayos, instalado en 1996, y produjo sobre
10,000.00 dólares de pérdidas.
En el 2003 se renueva el compromiso
centenario de mantener viva la llama de
solidaridad con nuestros antepasados en
pro de nuestro Monumento Histórico Nacional de La Candelaria, patrimonio
histórico y cultural de Manatí, Puerto Rico y la Humanidad.
PLAYA
LOS TUBOS. Para el año 1778, en el área este del
caño “Los Tubos” se construyó la casa constitucional de España, mejor conocida
como “Casa de Leyes”, también conocida como “La Casa de Tejas” la cual fue utilizada por las
tropas españolas. El primer piso de la casa era para albergar las tropas
y el segundo piso para la vivienda de los oficiales es pañoles. Debido al poco
espacio del albergue, se tomó la decisión de construir “La Aduana” (casa de albergue
para víveres y tropas). Para esta “aduana” se importaba en galeones españoles y
mallorquines, productos que no se producían en la isla, por ejemplo, arroz, gas
y manteca.
También fueron importados a través de la
aduana, tropas y armamentos, las cuales fueron utilizadas en la Guerra Hispanoamericana
De otro lado las exportaciones fueron: café, tabaco y cáscara de árbol de
mangle, la cual se utilizaba para la producción de tintes. A principios
de los 1900, luego de la Guerra Hispanoamericana, los españoles les
hicieron entrega a los Estados Unidos de todos los terrenos que cubren el área
de Los Tubos. En 1910 Estados Unidos vendió los terrenos a terratenientes
privados, siendo uno de estos terratenientes el Sr. Venero, que compró La Casa “La Aduana” con 127 cuerdas de
terreno.
Estos terrenos fueron admínistrados
durante treinta años por el Sr. Antonio Soto. En 1907, el área de Los Tubos,
fue dedicada a la importación y exportación de víveres en barcos de vela. Desde
1907 en adelante, los terrenos del sector fueron utilizados para la siembra de
frutos menores y la crianza de ganado. Los colindantes del área de Los Tubos,
lo fueron por el este, don Virgilio Ramos Casellas, y por el oeste don Juan
Dávila. Durante esos años y los subsiguientes, los terrenos pasaron a varios
propietarios hasta pertenecer hoy día a la administración de terrenos. En
1912, se construyó un desagüe para la
Laguna de Tortuguero y áreas inundables, el cual desemboca en
la aduana, terminando en un sistema de tubo corrugado para evitar así la
erosión del terreno. De ahí el nombre de Los Tubos. Bajo la nueva generación el
nombre de Los tubos es dado por el tipo de oleaje en forma de tubo que hace la
ola al acercarse a los arrecifes.
ARECIBO,
PUERTO RICO:
La
patrona de la ciudad es la
Virgen de La Candelaria. La religión predominante en Puerto
Rico es la católica, por lo que Mayagüez cuenta con una catedral y varias
iglesias de esa denominación. Las demás religiones están también representadas.
Mayagüez toma su nombre del río sobre el cual
se desarrolló el pueblo: El Yagüez. Dicho poblado anteriormente era conocido
como Mayagüex, según Juan de Castellanos; que en lengua taína significa sitio
de las aguas.
A
la petición de Faustino Martínez de Matos, correspondieron Juan de Aponte y
Juan de Silva ante el Alcalde de San Germán, cediendo un pedazo de terreno de
sus estancias para que en él hicieran la fundación del pueblo e iglesia, bajo
la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria de Mayagüez. El pueblo mide 77 millas
cuadradas. En el mes de agosto se había designado el lugar donde se edificaría
la iglesia. Un notario de nombre Nazario Figueroa, realizó los trámites legales
correspondientes y otorgó los documentos de rigor. La parroquia se fundó en
1763. Tres años después construyeron la estructura de la iglesia en madera.
Para 1772 se habían desarrollado 50 viviendas en los alrededores de ese lugar.
Se habían establecido 419 familias en esta área y la población constaba de
1.800 habitantes. El 7 de mayo de 1.836 recibe el título de Villa y su primer
alcalde fue Don Rafael Mangual. El 10 de
julio de 1877 el de Ciudad.
La
comarca se fue desarrollando en ribera del Río Yagüez, conocida como Mayagüez,
tuvo unas pretensiones de fundar un nuevo pueblo bajo el patronato de Nuestra
Señora de la Candelaria
y Patrocinio de San José. Se presentó la solicitud al Gobernador de la Isla con fecha 29 de julio de
1760 a través de Faustino Martínez de Matos. El Gobernador accedió a esta
petición ya que era el deseo de los habitantes de la “Ribera de Mayagüez”
fundar un pueblo en el mismo sitio, bajo el título de “Nuestra Señora de la Candelaria”.
Durante
la Guerra de la Independencia de los
Estados Unidos, en 1777 se refugiaron en la Bahía de Mayagüez dos goletas americanas, la
“Eudawook” y la “Henry”, y armadas en curso. Venían huyendo de la persecución
que les hacía la fragata de guerra inglesa “Glasgow”. Esta penetró en la bahía
y les intimó a la rendición. Los mayagüezanos tomaron a empeño la defensa de
las goletas y por medio de señales las atrajeron a la playa, encallándolas;
hicieron saltar a tierra la tripulación y enarbolaron en los dos barcos la
bandera española. El comandante de la “Glasgow”, acudió a quejarse al
Gobernador, pero éste aprobó la conducta de los mayagüezanos e intimó a la
“Glasgow” la salida inmediata del puerto, como así lo hizo.
En
1841, un violento incendio redujo a cenizas a casi toda la población que
constaba de 500 viviendas. De éstas, 300 fueron pasto de las llamas. Dos años
después, siendo Gobernador de la
Isla, el Teniente General, don Santiago Méndez Vigo y Primero
y Segundo Alcaldes de la Ciudad,
José Antonio de Cucullú y Jerónimo Paxot respectivamente, se fundó el Cuerpo de
Bomberos de Mayagüez con un ingeniero de Obras Públicas. Este desarrolló un
plano de la nueva población, la cual se reconstruyó rápidamente.
Esta
sociedad mayagüezana con su inquietud cultural estableció un Centro Hispano
Utramarino el primero de julio de 1873. En 1874 se inauguró el Casino de
Mayagüez y durante ese mismo año se estableció el Círculo de Amigos. Este se
componía de 70 socios. El 4 de junio se instaló la clase artesana, la cual la
comprendía un grupo de 21 señoras y 50 señoritas.
Mayagüez
fue la ciudad más liberal y radical de la Isla de puerto Rico. El gobierno español
extremaba allí su vigilancia, ya que aquí se fraguaban todas las
conspiraciones. Al desatarse La Guerra Hispano-americana,
las tropas americanas ocuparon a Mayagüez el 11 de agosto de 1898.
Mayagüezanos
Distinguidos:
José
A Cabranes
Estudió
en la Universidad
de Columbia. En el 1965 obtuvo el grado de Juris Doctor de la Escuela de Leyes de Yale
University. Asesor Legald de "The Yale corporation". Fue designado en
el 1979 Juez Federal de la Corte
de os Estados Unidos para el Distrito de Connecticut, Juez del Tribunal de
Apelaciones de los Estados Unidos para el Segundo Circuito. Recibió la más alta
calilficación que otorga la Asociación Americana de Abogados.
Eugenio
María de Hostos (1839-1903)
Se
graduó en la
Universidad Central de Madrid, de abogado, Luchador en el
Ateneo de Madrid por reformas autonómicas y por la abolición de la esclavitud
en Cuba y Puerto Rico.
Rafael
Martínez Nadal 91877-1941)
Se
graduó de abogado en Barcelona en el 1913. Se distinguió como abogado criminalista
y como defensor incansable del ideal de la estadidad.
Ernesto
Ramos Antonini (1898-1963)
Se
graduó de abogado de la
Universidad de Puerto Rico en el 1922. Importante líder de
Partido Popular Democrático, ocupó la presidencia de la Cámara de Representantes
desde el 1948 al 1963.
Roberto
Sánchez Vilella
En
el 1934 se graduó de ingeniero civil en la Universidad de Ohio.
Importante figura en el gobierno del Partido Popular Democrático. Fundó el
Partido del Pueblo en el 1968. Sirvió como gobernador entre el 1965 al 1969;
fue Secretario de Estado, Secretario de Obras Públilcas, Secretario Ejecutivo
de Puerto Rico, Administrador de la
Capital y director de la Autoridad de Transporte de Puerto Rico. (José Enrique Serrano)
Estudió
en el Lehman College. Fue electo asambleísta en el Sur de Bronx en el
1975. Defensor de los derechos del
consumidor. El Presidente Jimmy Carter lo nombró miembro del Consejo
Intergubernamental de Educación en el 1980. En el 1990 fue electo Congresista
en el Congreso de los Estados Unidos.
José
Avellanet Balaguer (1860-1900)
Periodista,
poeta y actor teatral.
Manuel
Vázquez Alayón (1861-1943)
Ensayista
y periodista.
Salvador
Mestre Caparros
Novelista,
el primer puertorriqueño designado Procurador General.
Rafael
Monagas (1891-1921)
Periodista
y ensayista.
Alberto
Ortiz Collazo
Pintor
que cultiva temas indigenistas.
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