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martes, 25 de marzo de 2014

OBSERVACIONES A UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BAÉZ EN TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE



OBSERVACIONES A UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BAÉZ EN TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE

A los muchos cuidados se siguen sueños, y en el mucho hablar no faltarán sandeces
Eclesiastés.


Capitulo VI



Chaurero n Eguerew

1490 (s.d.). Córdoba (f.50). Orden a Pedro de Vique, vecino de Jerez de la Frontera, para que informe a quienes y a qué precio vendió los esclavos y esclavas que Pedro de Vera, gobernador de Gran Canaria, trajo de la Gomera, y a los que vendió por doña Beatriz de Bobadilla, emplazándole para que presente ante el Consejo los libros y escrituras que sobre ellos tuviere.

1492 13 de julio. En Valladolid,  los reyes católicos extienden albalá a favor de Alonso de Lugo, vecino de Sevilla, asegurándole que si en el término de un año, a contar desde primero de Octubre de 1492, da por terminada la conquista de La Palma, le libraran, de las rentas de 1494 y en el lugar que él determine, los 700.000 maravedís que con él asentaron. Además en la misma fecha los reyes le prometen en concepto de ayuda para la conquista de la isla de La Palma, la mitad de los quintos que a la Corona pertenecen de cautivos, ganados y bienes de los canarios:

1493. Alonso Fernández de Lugo y sus tropas de mercenarios y excarcelados, desembarcan en el puerto de Tazacorte, en la isla Benahuare… A partir de este momento, comenzó el saqueo inmisericorde de la isla capturando y esclavizando a los nativos tanto de los bandos guerra como de paces, los cuales fueron remitidos a los mercados esclavistas de España, conjuntamente con las pieles de los ganados depredados, orchilla y demás despojos.

Los continuos desmanes que los invasores conquistadores que quedaron en la isla, cometían en los atribulados hawaras, acabaron por agotar la proverbial paciencia de éstos, quienes decidieron alzarse contra el férreo dominio de los extranjeros. Estando Lugo, enfrascado en la invasión de la isla de Chinech (Tenerife), recibió noticias de la rebelión de los benahoritas o hawaras y no queriendo ausentarse de esta isla, envío como su lugar teniente a la de Benahuare (La Palma) a Diego Rodríguez de Talavera con una partida de treinta mercenarios. Llegados a la isla reunieron a un contingente de palmeros de los bandos de paces y con el resto de la guarnición, inició una operación de “castigo,” consiguiendo reducir a los alzados más que por las armas, por la argucia y engaños. Una ves cautivos, Talavera ejecuto ejemplar y “cristiana justicia” en los por segunda ves sometidos awaras, pasándolos a cuchillo, ahorcándolos y, quemándolos vivos.
1493. El mercenario y esclavista Alonso de Lugo solicita a los Tenancas awuaras un grupo de jóvenes como rehenes. Suponiendo que serían educados en la corte, para ser exportadores de la lengua y hábitos de la metrópoli, a la colonia, buscó “22 mochachos e muchachas”, hijos de nobles locales. Embarcados en compañía del conquistador, arribaron a Puerto de Santa María en febrero de 1493, siendo vendidos de inmediato, mientras los padres hacían la guerra, al servicio de Castilla.

1493. Alonso de Lugo urdió una patraña, que le permitió comercializar masivamente a los awuaras. Les acusó de traición abortada. Según Lugo: Tras prometer convertirse a la “santa fe católica”, se confabularon a sus espaldas, para “dar en el real” de los castellanos, “e lo desbaratar”. Enterado Lugo por sus espías, lo impidió, absteniéndose de castigarlos, a la espera de reales instrucciones. Interesada la reina Isabel la catolica en el negocio, dio crédito al infundio, haciendo regalo sustancioso a su capitán, para abrir la veda de awuaras: “nos le hezimos merced de ciento cincuenta cautivos, de los que fueron en la dicha traición”.

A este cúmulo de atrocidades el cantor de las católicas glorias de Isabel I de Castillas y sus capitanes mercenarios, Andrés Bernáldez cumple su deber, al decir que la isla de Palma, (Benahuare) habitada por gente “bestial”, no fue “señoreada” ni pacificada, “de otra nación” ni persona, hasta que la conquistó Alonso de Lugo, consiguiendo “despojo” de 1.200 “ánimas de varones e mujeres, chicos e grandes” y 20.000 cabezas de ganado, ovejuno y cabruno. 
1493 Febrero 28. Barcelona (f. 28). Incitativa al conde de Cifuentes don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras cosas de La Palma concedidos por el rey para la conquista de dicha isla…

1493 mayo 1. En la rada de Añazu n Chinech (hoy Santa Cruz de Tenerife), con el ánimo de saquear la isla tal como había hecho con la de Benahuare (La Palma), siguiendo el “concierto” que a tal fin había suscrito el 28 de diciembre de 1493 con la corona castellano-aragonesa, respaldado económicamente por los comerciantes de esclavos, Niculido Angelat, Guillelmo Blanco,  Francisco Palomar y Mateo Viña, armadores de la  armada para la invasión y  conquista de Tenerife.

Desesperado Alonso de Lugo tras la derrota de Acentejo más que por los resultados de la batalla, por la imposibilidad de hacer frente a sus acreedores al no haber botín de guerra que comercializar, urdió la manera más infame para hacerse con 300 cautivos.

Tal como recoge el frayle Espinosa: […] Este fue el fin de la primera jornada que los españoles hicieron en esta isla; y aunque fue afrentoso, fue suceso de guerra y cosa que pudo ser sin culpa de los hombres, faltán­doles la fortuna. Ruin dejo fue, pero más ignominioso lo de­jaron a su parada de infidelidad con sus amigos; y fue que, enviando a llamar a sus aliados y amigos los del Reino de Güímar, con engaño y doblez dándoles a entender que era para dar orden de que el rey de Taoro no les hiciese daño en sus tierras, por estar confederados con ellos y haberles ayudado en la batalla, mientras volvían a rehacerse creyendo ellos ser así, vinieron de paz muchos, condoliéndose de su pérdida.

 Y convidándoles los españoles para que entrasen en sus navíos a verlos, estando dentro, alzaron velas y llevaron a España gran cantidad de ellos, para venderlos por cautivos, pensando restaurar su pérdida con este inhumano hecho y fuera de toda razón. Algunos déstos que fueron vendidos para esclavos…(Fray Alonso de Espinosa, 1980:103).
1494. Benahuare (La Palma) Francisca de Gazmira (Francisca palmense, S. XV y XVI).
Las promesas realizadas por el futuro Adelantado Alonso  de Lugo a los awaras (palmeros) que hubiesen ayudado en la conquista, asegurándoles vida y haciendas, son rotas sistemáticamente por la parte invasora, que llevada de su codicia requisa ganados y esclaviza a pàlmeros, empleando como excusa falsas rebeldías, a numerosas personas de los bandos de paces. La actividad de Francisca de Gazmira está documentada a partir de 1494, denunciando ante la Corte los abusos de que era objeto la población hawara. Entre los hechos denunciados destaca la selección entre los distintos bandos de 25 muchachos de ambos sexos para enviar como rehenes a los Reyes católicos y más tarde vendidos como esclavos; grupo al que seguiría, cinco meses más tarde, otro compuesto por más de cien personas que sigue idéntico fin, sin mencionar los constantes robos de ganados de que son objeto estos bandos…
1494 abril. Alonso Fernández de Lugo, antes de iniciar la invasión reglada o conquista formal de la isla de Tenerife, decide llevar a cabo uno de los actos de piratería a los que tanta afición tenía, para ello desplaza una escuadrilla de navíos piratas hacia la costa norte de la isla, y amainan velas a la vista remota de los dominios del gran Kebehi Benchomo. Al anochecer ordena que la flota se aproxime a la costa y, amparándose en la oscuridad, desembarca hombres y caballos. Al amanecer inicia la razzia por los poblados y auchones de la zona, cuyos habitantes, tomados por sorpresa, se vieron imposibilitados para la defensa. El botín obtenido por el pirata fue cuantioso; 140 mujeres y niños que fueron remitidos a la isla de La Gomera, y de allí a los mercados esclavistas de España. Además se apoderaron (según Marín de Cubas) de veinte mil cabezas de ganado (cabras, ovejas y cerdos) que fueron destinadas al consumo del ejército invasor, pero la operación no estuvo exenta de algunos riesgos, la carabela la Garrida, encalló en las rocas de la costa hundiéndose irremisiblemente.
1494 24 de enero. El esclavista Ibone de Armas se querella contra el pesquisidor Francisco Maldonado por causa de las extorsciones de que fue víctima en 1492 en diversas entradas que tuvieron por  escenario las islas de La Palma y Tenerife… él diz que fue por capitan de un navío, por mandado del dicho pesquesydor, e fizieron presas en las dichas yslas… e tomaron treynta canarios, e diz que vinieron con los dichos canarios a la dicha ysla de la Gran Canaria, donde quintaron al dicho pesquesidor; e el restante diz que lo tomó e ocupó e dio sus partes a los otros…

1494 24 de enero. El colono y esclavista portugués establecido en Titoreygatra (Lanzarote) Lope de Salazar, se querella contra el pesquisidor Francisco Maldonado ante el Consejo de Castilla: … y que podría aver seys meses, poco más o menos, quél avia ydo a saltear, e que tomó fuera de los dichos límites tres canarios del grand rey, el qual tiene la dicha isla por enemigo e contrario sin tener con él consideración alguna de paz, e dis que los dichos canarios pudieron ser tomados dentro de los dichos límites, pues no eran del vando de Anaga”…

1494. Francisco Palomar mercader genovés y “vecino de la ciudad de Valencia”, que se encontraba en Gran Canaria, amigo y socio del mercenario Alonso Fernández de Lugo, al que compró 87 esclavos guanches capturados en Güimar, y que serían vendidos luego en la referida ciudad del levante español.

1494. Febrero 12. Valladolid (f. 85). lncitativa al asistente de Sevilla don Juan de Silva, conde de Cifuentes, para que dé cumplimiento de justicia a Juanoto Berardi y Francisco de Riberol, estantes en dicha ciudad, que dicen haberse concertado con Alonso de Lugo, vecino de Gran Canaria, para la conquista de La Palma, por lo que debían ir a tercios en los 700.000 maravedís que recibirían por los gastos de la conquista, a pesar de lo cual cuando Alonso de Lugo concertó la conquista de Tenerife renunció dicha cantidad en la Corona y se quedó, además, con 150 esclavos de un bando de paz que les habían sido concedidos por los reyes católicos, porque a pesar de que estaban en seguro se descubrió que intentaban asaltar el real y de los que también les correspondían los dos tercios. (E.Aznar; 1981).

     1494 junio 25. El baile de Valencia comisionaba  a  un  alguacil  para  que  se presentara  en  el  puerto de  la  ciudad  de Denia  y  se  incautara  del  timón  y  las  velas  de la nave de un mercader  que había  traído de Canarias 45 esclavos, de  los  cuales había  vendido  ya  algunos  sin pagar  los  impuestos requeridos. No  es difícil  identificar  a  este aprovechado mercader con Benavides  (pues no hay en  todo  el  año una  presentación  de tal  cuantía), que  tres  días más  tarde  comparecía  ante  la  corte de la bailía para pagar el tributo acostumbrado, del que no había conseguido escapar. (Vicenta Cortés)

1494, junio  28. Valencia.-Benito  de Benavides, mercader  del Puerto, presenta  42  cautivos:  Alganaxsega,  de  28  años;  Beneyguay,  de  28; Beneygacim, de 12; Sosala, de 6; Algaratia, de 12; Algayaguar, de  10; Agalaf,  de  10; Mode, de 8;  Tenaro, de 7; Nast, da 13; Benonar,  de  8; Facu., de 13;  Vhoim, de 13; Gurfe, de  13;  Besay,  de  7;  Beseloh; de  18: todos ellos varones;  Cachiney, de 25 años; Cachina, de 30; Attenagasi, de 20; Argayagada,  de  20; Benafoho, de  30; Attagaregui,  de 40; Tagatay,  de 20; Tagayacte, de 22; Atenayoctno, de 25; Attanatda, de 35; Adiisoda,  de 30;  Achordue,  de  25;  Atocatnagui,  de  25;  Atantanam, de  22;  Atanasguguga,  de  22;  Actanistaya,  de  24;  Tentagays,  de  20; Tetagursa, de 25; Attissa,  de 20; Atenata,  de  25; Amhmatisa,  de 30, todas  hembras.  Alguaseiga,  de  26  años, natural  de La  Palma,  soltero, presos  por  Alonso  de  Lugo,  capitán  del  rey,  fué  llevado  a  Lanzarote, donde  lo recoge Benavides, factor y  procurador  del  gobernador  de  las islas,  para  venderlo. (A. R.  V.,  B.  G.,  194, fols. 133-137.)”. 

1494 agosto 12 Comparecía en el mercado de esclavos de Valencia Miguel  Sanz Escuder, factor y procurador  del  lugarteniente  del tesorero del rey, Alfonso Sanchís, para presentar  un  lote de  65 guanches  que habían  sido apresados en su tierra, trasladados desde allí a La Gomera  y  remitidos  al oficial  real  por  medio  de un  mercader  genovés.  Si unimos  este  caso  al  anteriormente  referido  de Alonso de Lugo y  su procurador Benito  de Benavides, podemos  observar que la corona y altos funcionarios no  eran ajenos, a  los pingüe beneficios  y  provechos que  de  la  conquista  de  la esclavitud de los guanches  se  desprendieron. La mayoría  de  los esclavos  eran menores,  de ocho a doce años,  apresados en  las  cabalgadas.

1495. Se vendieron solamente en Valencia  109  esclavos canarios,  de los cuales  40  consta  que  eran  de  la  isla  que  se  estaba conquistando (Chinech); 13 aparecen  sin procedencia  determinada  y  56  forman una  partida que el mercader de  la ciudad Juan Viño presentaba en nombre de Alfonso  Sanchis.

1495 febrero.

“Don Fernando e doña Ysabel, etc. A vos el nuestro govemador de la Grand Canaria, salud e gracia. Sepades que Diego Garrido e Christóval Garrido, vecinos de la villa de Palos, nos fizieron relación por su peticion, deziendo que este verano pasado, yendo con un navío llamado Garrida e con cierta ropa de Mateo Viñán, como capitán que era de dicho navío, en conpañía de Alonso de Lugo e de otros conpañeros suyos… el qual dicho su navío entró en una peña e se perdió, de manera que ellos quedaron perdydos e syn nyngún remedio; e como quiera que de aqueste saltos, que fizieron, sacaron ciento e quarenta esclavos e XX mill caveças de ganado,…

1495 Febrero 28. Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para que informe al Consejo sobre la demanda presentada por la canaria Francisca de La Palma, vecina de la isla de igual nombre, que por mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran Canaria, asentó paces con dos bandos de La Palma, que se sometieron y colaboraron en la conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió sus rehenes y obtuvo, alegando una ficticia sublevación, merced real para esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo ala dicha Francisca de La Palma, para evitar que fuera a quejarse al rey…
1495 marzo 4. Real Cédula.  Don Fernando e doña Ysabel, por la gracia de Dios rey e reyna de Castilla, de León etc.… Sepades que Alonso de Lugo, nuestro capitán de la conquista de la ysla de Tenerife, y Niculido Angelat y Guillelmo Blanco y Francisco Palomar y Mateo Viña, armadores de la dicha armada y conquista de Tenerife,… ”otrosí es nuestra merced que non se pague alcavala alguna de los dichos cabtyvos y de los ganados y otras cosas qualesquier que qualesquier personas, asy de cavallo como de pie, sacaren de tierra de moros, en tienpo de guerra, y las vendieren en estos nuestros reynos, de la primera venta que dellos hisieren… sygund que en ella se contiene, asy en lo que toca a los dichos esclavos y cabtyvos, que los susodichos enbiaren a vender o para sus casas de los de la ysla de Tenerife, como sy fuesen de cavalgadas que se hisiesen en tierra de moros…
1496 enero 2. En Valencia, Melchor Codo vendió dos cautivos, y el día 4, Gaspar Rull subastó nueve esclavos guanches.

1496. En la primavera, el duque de Medinasidonia remitió un segundo navío desde Sanlúcar al campamento de Añazu, con harina, bizcocho, aceite y vino, sumando 748.840 maravedís, a la ya extensa deuda que Alonso de Lugo tenía contraída con dicho duque. Como parte del pago entregó una carabela confiscada a no se sabe a quien, valorada por el propio Alonso de Lugo, en 200.000 maravedís y 280 esclavos canarios, que mandó al Guzmán, en diferentes partidas. Además en el posterior reaparto del botín de guerra le adjudicó al Duque de Medinasidonia cuatro leguas cuadradas, entre los “ríos” de Abona y Abades, con 1.500 fanegas de sembradura y agua para regarlas.
1496 octubre 12. Alonso de Lugo suscribe un nuevo contrato con un grupo de mercaderes de esclavos entre los cuales se contaba el clérigo católico Nicolas Angelate, quienes a cambio de sus aportaciones económicas serían los encargados de introducir en los circuitos comerciales ibéricos a los guanches una vez esclavizados.
El punto más delicado del concierto era el relativo al reparto del bo­tín, porque se prestaba a ocultaciones y escamoteos. La redacción de estos capítulos está presidida siempre por una desconfianza absoluta en los pro­cedimientos del conquistador. Alonso de Lugo había de dar peder a sus socios, en presencia de escribano público y testigos —con objeto de que “non haya frabde nin engaño”—, para que éstos personalmente o aquellos que fuesen sus mandatarios pudiesen “pedir et demandar en juisio o fuera de él e rescibir, e recobrar, en su nombre e para ellos, qualesquier esclavos e ga­nados e otras cosas pertenescientes a la dicha conquista.
Otro extremo que le interesó a Alonso de Lugo dejar bien claro era el referente a ciertos esclavos que había “gastado” en pagar determinados servicios preparatorios de la conquista o en recompensar ayudas extraordi­narias en el desarrollo de la misma. A Gonzalo Suárez de Quemada le ha­bía dado “catorze o quince esclavos” por haber acudido a Castilla “a conçertar la venida de la gente del duque de Medina Cidonia”.

1496 Noviembre 21. Burgos. Carta de comisión para que se resolviese por arbitraje las diferencias surgidas entre Alonso de Lugo y los socios armadores el reparto del botín de la invasión y conquista de Chinech (Tenerife.)… que los dichos mercaderes hizieron ciertos asyentos e capitulaciones sobre la conquista de la dicha ysla de Tenerife, de quel dicho Alonso de Lugo tova cargo, e cierta forma e conciertas condiciones contenydas en los dichos asyentos e capitulaciones; e que as y sobre las cosas que se hizieron en la dicha conquista como en los esclabos e ganados e otras cosas…

Vamos a  concluir estas notas en torno a las tropelías cometidas por los católicos invasores contra el pueblo guanche las cuales alcanzaron tal magnitud que incluso el conocido cantor de las nostálgicas grandezas imperiales españolas y convencido católico practicante, el profesor don Antonio Rumeu de Armas exclamó: “El trato dispensado por Alonso de Lugo a los indígenas merece la re­pulsa  general. Esta  desatentada conducta tenía  a la fuerza que provocar una corriente de opinión favorable a los mismos, cuyo eco se dejó sentir inmediatamente en la corte, promoviendo las consiguientes medidas pro­tectoras”. (A. Rumeu de Armas, 1975: 403-4)

Y continua narrándonos algunos hechos relativos a la esclavización de nuestros ancestros guanches pertenecientes tanto a los bando de guerra como a los denominados de laces:
 “Las víctimas legales del conquistador fueron los guanches de los bandos de guerra, reducidos masivamente a esclavitud y desterrados a la metrópoli para su venta en los mercados públicos. Varios miles de indígenas nativos de Tegueste, Tacoronte. Taoro. Icod y Daute tuvieron esta triste suerte. Las víctimas arbitrarias fueron múltiples guanches de los bandos de paces, cap­turados como represalia por supuesta deslealtad o infidencia. Esta medida afectó en mayor escala a los indígenas de Anaga, Abona y Adeje, y en nú­mero mucho más reducido a los de Giiímar. (A.Rumeu de Armas, 1975:404)
“Una vez finalizada la conquista, los atentados contra la libertad de los guanches de las paces fueron reiterados. Véanse como ejemplo las denun­cias que formula contra esta censurable actuación Francisco de Albornoz, «para guardar su ánima y conciencia» de los remordimientos que le embar­gaban: “Se le acuerda al tiempo que se ganó la isla, él fue conquistador, y después de ganada, el gobernador hizo llamar y traer ante sí algunos clé­rigos, estando en el reino de Taoro, hasta cien almas de guanches de esta isla, los cuales eran del reino de Tegueste, y estaban subidos en un risco de la sierra diciendo que querían ser cristianos. Venidos ante el gobernador y los clérigos, los bautizaron y tornaron cristianos, y, después de bautizados, los hicieron embarcar forzosamente y los llevaron a vender, y algunos de ellos vendieron en la isla. Esto parece al testigo contra razón, porque decían que querían ser cristianos y vivir en su tierra, y no les fue hecha justicia.” (A.Rumeu de Armas, 1975:404)
“En cambio, lo que no tiene perdón fue la fechoría cometida con los guanches de Abona, Adeje y Anaga, por la triple circunstancia de pertene­cer a los bandos de las paces, la ocultación perpetrada al obispo de Ruhicón-Canaria de las perversas intenciones de captura a traición, y, lo que es aún más grave, la artera y sacrilega maniobra de utilizar un siniestro sicario disfrazado de prelado para sucios fines de lucro a costa de indefensos seres-humanos.
En 1497 había estado en Tenerife, en visita pastoral —como acabamos-de referir—, el obispo de Rubicón-Canaria don Diego de Muros, circunstancia que aprovechó para impartir personalmente el bautismo a infinito número de guanches. Pues bien, véase ahora lo que nos revelan dos testi­gos de cargo.
El primero, Alonso de las Hijas, confiesa “que... los canarios de Abona e Adexe... heran de paçes, e avían servido a Sus Altezas al tiempo de la conquista... contra los otros canarios que heran en deservicio de Sus Alte­zas; e el obispo asimesmo los mandó venir diziendo que se viniesen a tornar christianos, y ellos vinieron a la iglesia seguramente, en que serían más de doscientas ánimas, y el obispo los tomó christianos; y a la ora después de ser christianos, el dicho adelantado [Alonso de Lugo] los mandó encerrar en una casa, donde los cautivó e los vendió, los quales davan vozes e re­clamaban diziendo que heran christianos servidores de Sus Altezas, que cómo hera aquello que los vendían, e los llevaron a Valencia e a Barcelona e a otras partes...”
Más repugnante es la declaración de Francisco de Albornoz. Este des­tacado milite atestigua: “Después no se ha guardado justicia; especialmente otra vez, al dicho tiempo, el adelantado [Alonso de Lugo] hizo traer ante sí a los guanches del reino de Anaga, unas doscientas ánimas entre hombres y mujeres, los cuales eran de paces, y en la conquista ayudaron a conquis­tar a los otros en favor de Sus Altezas. No se acuerda sí los tornaron cris­tianos o no, pero vio cómo los cautivaron y enviaron a vender. Y asimismo al dicho tiempo, el adelantado hizo parecer ante sí hasta doscientos guan­ches del reino de Adeje y de las paces, que asimismo ayudaron a conquistar los otros. En esta manera y con tal engaño que como estaban escarmen­tados de lo pasado, pusieron en un corral, cercado de piedra, un hombre (que se dice Sepúlveda) y cubriéronlo de ropa y dijeron que el adelantado les llamaba para que viniesen a tomar cristianos, que estaba allí el obispo, y al momento que los tuvieron dentro en el corral, los cautivaron y los re­partieron y embarcaron por cautivos”.[1]
Hoy sabemos, por las denuncias que luego se formularon, que el núme­ro de los cautivos de los reinos de las paces pasaron de mil de los cuales  permanecían en Tenerife, en 1498, unos trescientos. Otro importante gru­po de guanches horros los tenía ocultos, en sus posesiones de Sanlúcar de Barrameda, don Juan Alfonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia; era parte del precio de la colaboración prestada en la conquista de la isla.” (A.Rumeu de Armas, 1975:404-6)
Ante los desmanes del Adelantado y sus correligionarios la metrópoli decide poner coto y encomienda al gobernador colonial de Gran Canaria Lope Sánchez de Valenzuela, recién de­signado para dicho cargo, tomó posesión del mismo en mayo de 1498. “Poco tiempo más tarde, en el mes de julio, se trasladaba a Tenerife para dar cum­plimiento a su comisión, siendo recibido por el teniente Fernando de Trujillo, durante una momentánea ausencia en La Gomera de Alonso de Lugo. La cédula real de que era portador fue pregonada por los cuatro confines de la isla, alcanzando con ella la libertad (secuestración) buen número de esclavos indebidamente sojuzgados.
De cómo y con qué seriedad se llevó a efecto esta importante comisión tenemos pruebas en las propias lamentaciones de Lugo: «Que Lope Sán­chez trajo una carta del Rey y Reina, y la hizo apregonar en la isla de Tenerife. Que traía consigo un guanche canario, que andaba de casa en casa de los vecinos alborotando el pueblo y diciendo que todos los guan­ches eran horros, así los que venían en la carta como todos los otros.” (A.Rumeu de Armas, 1975:408).

Es evidente Sr. Baez que el “contacto” entre religiones a que alude en su escrito ha enriquecido-y no espiritualmente precisamente-, a la religión contactante, en nuestro caso la católica con la guanche, a costa de la esclavitud, el total sometimiento y depredación, cercenacion de las raíces espirituales y culturales de de la religión contactada.

El poseer una licenciatura en historia-o en cualquier otra especialidad-, no presupone un marchamo de calidad y mucho menos una patente de corso en la Historia colonial de Canarias, actitud adoptada por ciertos círculos académicos dependientes y autoerigidos en únicos detentadores de nuestro devenir histórico, ocultando, ninguneando o tergiversando la realidad histórica colonial de nuestra matria con lo que han hecho posible que en pleno siglo XXI, en la era de las comunicaciones de masas, esta sociedad canaria continúe comulgando con ruedas de molino.









[1] Los resaltes en negritas son nuestros.

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