OBSERVACIONES A UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BAÉZ EN TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE
Capitulo VI
El dinero hace hombres ricos, el conocimiento
hombres sabios, la humildad hace hombres grandes.
Chaurero n Eguerew
3- 4. PRECISIONES SOBRE LA RELIGIÓN DE LOS
GUANCHES
Continuando con nuestras observaciones a
este artículo de don Fernando Báez vamos
a analizar los siguientes párrafos:
“Por
otra parte, difícil fundarse en la religión de un pueblo, cuando ha
desaparecido, cuando la experiencia religiosa es algo intransferible, y no haya
libro que la contenga, y si faltan sus trasmisores personales; si una religión
se inventa, y se apoya en suposiciones y deducciones de pueblos y culturas
antiguas, es algo nuevo, sin base (y hasta es muy posible se trate de una nueva
secta).”
A pesar de que los frailes predicadores
habían establecido un eremitario-casa de contratación en Güímar, -tema que
trataremos en otro lugar-, la labor misional de estos no debió tener buena
acogida entre la población guanche, pues el conocimiento que esta tenía sobre
la religión católica a juzgar por la repuesta dada al mercenario invasor esclavista Alonso de Lugo por el gran
caudillo de la matria canaria Kebehi Benchomo en el encuentro que mantuvieron
en la actual Gracia en Aguere en mayo de 1494, en los momentos previos a los
enfrentamientos armados era nulo. Veamos lo tratado en dicho encuentro según
recoge el historiador Antonio Rumeu, quien sigue al dominico Alonso de
Espinosa: “El monarca de Taoro compareció puntual a la cita convenida
con un nutrido séquito de trescientos guanches vasallos. Llegados frente
afrente, Alonso de Lugo y Benitomo entablaron diálogo, valiéndose como
intérprete de Guillén Castellano, quien conocía el habla indígena. Lo que el
capitán gallego-andaluz demandó, con sibilinas palabras el régulo taorino es fácil de adivinar. En
primer lugar, la amistad con los reyes de Castilla y la sumisión política a
este reino, circunstancia la segunda que invalidaba virtualmente la primera. En
segundo término, la conversión al
cristianismo.
A cambio de un vejamen y una claudicación les prometía, como
recompensa, que el “rey de España...”Los tomaría y recibiría debajo de su
amparo y protección y les haría muchas mercedes”.
La repuesta del altivo Kebehi Benchomo fue de una mesura y
dignidad sorprendentes, digna del gran caudillo que era. En lo relativo a la
prometida amistad puntualizó “Que ningún hombre que no fuese provocado de otro
e irritado, la había de rehusar”
En punto a religión “Que ellos no sabían que cosa era
cristiandad, ni entendían esta religión, que se verían en ello y se
informarían, y así con más acuerdo darían repuesta”.
Especial énfasis puso el monarca
guanche en replica a la tercera demanda,
que le humillaba y hería. Rechazó de plano someterse
al rey de España, no era de ese parecer
porque nunca había reconocido sujeción a otro hombre, pues libre había nacido y
así pensaba morir.”[1]
(A. Rumeu de Armas, 1975)
Es de suponer que ante tan digna repuesta el invasor optara por aplicar
la formula conminatoria por esa época al
uso en la invasión de América:
"Yo
os certifico que, Dios mediante, entraremos a la fuerza a vuestro país y os haremos
la guerra....y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia.....y le haremos
todo el daño que podamos, como a vasallos que no obedecen y rehúsan a recibir a
su Señor y lo resisten y contradicen.”
A pesar de la cruenta cruzada del
catolicismo contra la Iglesia
del Pueblo Guanche en los albores de la invasión y conquista de las denominadas
Islas realengas, aspectos estos que están recogidos en la Historia colonial de este
pueblo, que como sabemos una vez que la metrópoli se vio obligada a poner coto
a los desmanes esclavistas que en nombre de dios llevaban a cabo tanto en
Tanarant como en Benahuare y Chinech los cristianos invasores, se optó por la
formula siempre efectiva de almas a cambio de cabezas, es decir, aquellos de
nuestros antepasados que deseaban conservar la cabeza sobre los hombros y una
relativa libertad debían pasar por el rito del bautismo católico, y así sin
mas, se daba por sentado que los así bautizados eran cristianos, como quien
dice “por imperativo legal”.
Ello no supone que el primigenio pueblo
canario asumiese el cristianismo totalmente entre otras muchas cuestiones por
que la mayoría lo desconocían y además
porque la mayor parte de las poblaciones guanches estaban alejadas de los centros
de asentamiento europeos y continuaban con sus prácticas religiosas ancestrales
tal como recoge la documentación de la época, entre ella las actas del Cabildo
colonial de de Chinech (Tenerife).
Son considerables los procesos abiertos por
la “Santa Inquisición” española en Canarias a guanches y canarii “porque no
asistían a los oficios religiosos y vivían como gentiles”, prueba evidente de
que en los primeros tiempos del sometimiento del país, la mayoría de quienes
asumieron el cristianismo lo hicieron de manera forzada para salvar como queda dicho
la vida y una relativa libertad, bastaba escarbar un poco en la piel del
guanche para que aflorara el adorador de la Diosa Madre, y sus ancestrales
tradiciones.
“Por otra parte,
difícil fundarse en la religión de un pueblo, cuando ha desaparecido,”
Estimado don Fernando, no es lo mismo desaparecer que subyacer, como usted no ignora los europeos interpretaron la
religión de los antiguos canarios en función de la suya, nombrando a un dios
superior llamado Acorán en Tamaránt (Gran Canaria), Achamán en Chinech
(Tenerife), Abora en Benahuare (La
Palma) o Eraoranzan en Esero (El Hierro). Como queda dicho el
estudio de estos nombres indica que los primeros canarios designaban al Sol
como femenino y a la Luna
de forma masculina, como en las culturas imazighen continental. Como
demostraremos en su momento todas estas divinidades son femeninas no masculinas
como interesadamente han venido sosteniendo los apologistas del catolicismo.
Como usted no debe ignorar la transmisión histórica y cultural en los antiguos canarios
era oral mediante la tamusni y, precisamente una de las primeras medidas
tomadas por los invasores para desarraigar al pueblo sometido fue la de
cercenar de manera cruenta la lengua matria, -los colonos aún los pocos
ilustrados que hubieron, no prestaron la menor atención a la legua guanche,
pues les era más fácil imponer la suya-, con ello, la mayoría de las primeras
generaciones de canarios después de la conquista ya ignoraban los fundamentos
de su cultural y religión,[2]
quedando estos resguardados en un número muy reducido de familias, las cuales
los han venido conservando y trasmitiendo de generación en generación.
A pesar de esta represión, en algunos pueblos del sur de Chinech
(Tenerife) hasta la primera mitad del pasado siglo XX algunas familias hablaban
en guanche, de hecho durante el periodo nacionalcatólico del franquismo, en las
escuelas rurales de la Isla
los maestros castigaban severamente a los niños que se atrevían a pronunciar
algunas frases en guanche en las clases,
esto está corroborado por personas mayores.[3]
Por otra parte, es conocida la singular maestría de la iglesia
católica para siguiendo la tradición romana, sincretizar aquellos aspectos
dogmáticos, doctrinales o rituales que le interesa de las religiones sometidas,
son abundantes los ejemplos de ello en América y en Canarias, por su parte la Iglesia del Pueblo Guanche
también se aprovecho de esta política para mantener determinados ritos y
tradiciones bajo el paraguas del catolicismo, tales como la fiesta de la rama
en Agaete, los hachitos de Icod de Los Vinos, la romería del Socorro en Güimar,
el Beñemer (15 de agosto) en Candelaria, así como ciertas fiestas y romerías
celebradas bajo la advocación de determinados santos católicos cuyo orígenes
guanches no han sido debidamente divulgados, ¡cosas del sistema.!
En esta línea el investigador Ignacio Reyes expone: “Las misiones cristianas en
Canarias, cuya actividad allanó considerablemente el proceso de conquista y
colonización de las Islas, aplicaron un procedimiento similar. Las creencias
isleñas no oponían conceptos o devociones indigeribles. El fundamento astral y
naturalista de su religión, que aparecía gobernada por una potencia creadora,
ofrecía incluso elementos suficientes para inducir un sincretismo nada
traumático.
La estrategia
desplegada por los frailes minoritas en el Archipiélago tomó esa dirección.
La
institución de cultos marianos asociados al pino, en Teror (Terûghe, “La Dorada o Rojiza”),[4]
o a la estrella Canopo, en Candelaria, tal y como revelan los estudios del Dr.
José Barrios García (1997), proporcionan ejemplos muy concretos. De esta
manera, a través de la apropiación de las principales referencias que componían
la cosmogonía isleña, preparan la asimilación del modelo social y cultural
vinculado a la colonización.” (Ignacio Reyes, 2001)
No deja de ser interesante los siguientes
párrafos: “cuando la experiencia
religiosa es algo intransferible,”. Si la experiencia religiosa es intransferible ¿Cómo es que las
primitivas sectas cristianas pudieron trasmitir sus experiencias religiosas a
los paganos? ¿Cómo los primitivos cristianos asumieron las experiencias
religiosas de los paganos? ¿Cómo el cristianismo ha conseguido trasmitir sus
experiencias religiosas a otras confesiones si estas son intransferibles? ¿Cómo
transfirió el catolicismo parte de sus dogmas a los guanches si la experiencia
religiosa es intransferible?
“… y
no haya libro que la contenga”.. Estimado, no todas las religiones basan sus fundamentos,
ritos y prácticas en libros más o menos inspirados, dictados o revelados por
dios, es más, casi todas ellas surgieron como una revelación espiritual y
tomaron formas de expresiones naturales mucho antes de que se creara la
escritura en las diferentes civilizaciones, fueron los poderes políticos y
militares quienes deseando dominar a los pueblos mediante el control religioso
propiciaron una Pléyade de “ilustrados” teólogos, filósofos y sumos sacerdote
mediante los cuales reglamentar y controlar la vida espiritual y religiosa para
ponerla al servicio del Estado, así las religiones fueron dependiendo cada vez
más de los poderes políticos y militares hasta el extremo de que en muchas
culturas el gobernador de un país, era al mismo tiempo el máximo pontífice de
su religión.
En cuanto a la escritura era conocida por la
sociedad guanche, de ello dejo fe el fraile Alonso de Espinosa, además de las
cortezas de árboles y las pieles fácilmente destruibles, emplearon como soporte
uno de los materiales más perennes la piedra, siendo abundantes en nuestras
Islas los yacimientos con grabados alfabetiformes, los cuales están a la espera
de nuestro particular Champollion que
nos facilite su traducción.
Para su
información sepa que la
Iglesia del Pueblo Guanche posee su libro denominado TAGORAL,
pero este no es Sagrado ni Santo, simplemente contiene nuestros Fundamentos,
Ritos y Ceremonias, así como las normas Éticas, Morales y Filosóficas, Derechos
y Obligaciones que los fieles debemos observar entre nosotros y con el resto de
la humanidad.
Cuando
expone: “…y si faltan sus trasmisores
personales;”. ¿Quiere decir con ello que usted asume la falacia histórica
creada por el colonialismo y sostenida durante mucho tiempo de que los guanches
fuimos exterminados? Si no hubo
trasmisiones personales ¿Quiénes trasmitieron los conocimientos que sobre la
religión guanche que le fueron dados recoger a
los cronistas e historiadores aún varios siglos después de la invasión y
conquista? La pervivencia de ritos guanches actualmente arropados por el catolicismo
¿Como se trasmitieron? ¿No esta usted informado de los modernos estudios
genéticos que demuestran científicamente la pervivencia del pueblo guanche en
la actual sociedad canaria en una mayoría abrumadora frente a la de origen
europeo? ¿Acaso su tan pregonado amor a
los guanches se refiere sólo a los guanches muertos? Nos viene a la memoria el
dicho popular: “Tirar la piedra y esconder la mano…”
Como queda dicho la transmisión
de la cultura e historia en el pueblo guanche era mediante la tamusni (historia
de transmisión oral) aspecto este corroborado entre otros historiadores por el
medico teldense e historiador canarii Tomás Arias Marín de Cubas, en
el siglo XVII -dos
siglos luego de la conquista- nos descubre en su extraordinaria obra
que la tradición oral del pueblo canario se mantenía firme aún
en aquella época, lo que nos confirma, sin ningún tipo de
posibles dudas, que nuestros antepasados pensaban en
africano pues sus referencias señalaban en todo momento a
nuestras raíces, a nuestros orígenes mazigios continentales: “barruntaban lo
porvenir y eran faixages observaban algunas moralidades, y en corridos savian
de memoria las historias de sus antepassados, que entre ellos
se quedaban contaban consejas de los montes claros de Atlante en
África en metáforas de palomas águilas...”. (Marín de
Cubas, [1694] 1993)
Imploraban a
los espíritus de sus antepasados continentales en los
momentos en que, desde época inmemorial, los mazigios celebramos
nuestras fiestas de solsticio de verano y dicha celebración nunca se ha
perdido. Esta fiesta se sigue manteniendo, con el mismo ritual
antiguo, entre los mazigios continentales. Son los momentos en
que los naturales norteafricanos imploran a la fertilidad de la
tierra y del ganado, pues creen que esta tafaska “fiesta” de la Achura[5] celebrada
con fogaleras la víspera del día mayor del año (22 de
junio), posteriormente cristianizada y trasladada a la del día
de San Juan (24 de junio), protegen a los hombres contra los maleficios
y a los rebaños contra las enfermedades; en esta ocasión se
celebran también los matrimonios del clan, cuyas ceremonias duran
nueve días, tanto entre nuestros antepasados canarios como entre
los imazighen continentales.
Por su parte
el amusnau tinerfeño, Dr. Bethencourt Alfonso,
hablando sobre tradiciones precoloniales mantenidas hasta aquellos
momentos, añade que: “de igual manera que conservamos las
legendarias hogueras sagradas guanchinescas
de Chirche y Aripe en Guía de Isora. En la iglesia de Chasna, en
Nochebuena, durante la misa del Nacimiento del Redentor, por medio
de pellizcos hacen prorrumpir en balidos a un cabrito, del mismo
modo que lo hacían los guanches para implorar al Dios de los
animales Guanana”. (B. Afonso, 1991).
Similar tradición se observaba en la parroquia del Salvador en La Matanza de Acentejo, donde
además se bailaba al niño en la nave del templo al ritmo del Tajaraste.
El
investigador Hermógenes Afonso de la
Cruz recoge un testimonio de finales del pasado siglo XX:
“Francisco Hernández Graja, de Túnez (Arona, Tenerife), que fue
pastor dice: que los guanches acostumbraban un día del año
en el mes de Junio, que cree que era el mismo día de San Juan,
la víspera, hacer una hoguera y echar dentro reses degolladas
con un faime (cuchillo) de sabina, hasta que el humo saliera derecho
al cielo que creían en esto como si fuera cosa de religión.
Que no sabe más, pero que esto lo oyó muchas veces a
los pastores viejos. “(Hupalupa, 1987:57)
“Todavía mi abuelo Isidro Hernández, natural
de Agache y sus amigos iban el amanecer del día21de junio alas Piedras de Ayesa
y saludaban la salida del Sol vertiendo la leche que tenían en un gánigo y
gritando tres veces el Achún Magec.
Esto era su ritual de año nuevo”
(Fernando Hernández González, comunicación personal. En: Ignacio Reyes García).
Estimado Sr. Báez, lo
expuesto en torno a la pervivencia de ritos y tradiciones etnográficas que en
ocasiones se mezclan y confunden debido a las sincretizaciones, está claro que
ha venido existiendo medios de trasmisiones ¿o no?
Y
continua don Fernando en su artículo: “si
una religión se inventa, y se apoya en suposiciones y deducciones de pueblos y
culturas antiguas, es algo nuevo, sin base (y hasta es muy posible se trate de
una nueva secta).”
Veamos
Sr. Báez, mucho nos tememos que esta usted imbuido del espíritu emanado del
tantas veces citado Concilio de Nicea,
en el cual los dirigentes cristianos del momento apoyándose en culturas
antiguas como la griega y la romana entre otras, inventaron una nueva religión
que por disposición del Emperador Constantino paso a llamarse Católica
Apostólica Romana, cuyo epíteto de cristiana sólo lo ha conservado como
recordatorio de sus orígenes y como señuelo para captar a ingenuos.
Por el
contrario, La Iglesia
del Pueblo Guanche, hunde sus raíces espirituales, doctrinales y rituales en el
tiempo, unos mil ochocientos años antes de la era occidental actual, y aún así,
es relativamente nueva en relación al periodo de tiempo en que la humanidad viene adorando a la Diosa Madre Universal,
-aspectos estos que trataremos más ampliamente cuando desarrollemos nuestras
observaciones a su artículo “Él no es Ella”-.
Por
tanto, no estamos creando nada, simplemente tratamos de recuperar y actualizar
nuestros fundamentos espirituales, filosóficos y culturales desde la óptica de
los tiempos actuales, pues al fin y al cabo somos canarios del siglo XXI.
Para su
mejor información sobre nuestra
Congregación permítanos algunas notas:
El primero de nuestros fundamentos recoge: Reverenciamos
y celebramos el Universo como la totalidad de lo que existe, pasado, presente y
futuro. Es la manifestación de La Diosa-Madre Chaxiraxi,
está en perpetua evolución, y es inagotablemente diverso. Su sobrecogedor poder
y belleza y su fundamental misterio provocan la más profunda reverencia y
maravilla humana.
El último: Promovemos la
separación de la religión y el Estado, y el derecho humano universal a la
libertad de religión. Reconocemos la libertad de todos los seres humanos para
expresar y celebrar sus creencias, como individuos o en grupos, en cualquier
ritual, símbolo o vocabulario que no cause daño y que sea significativo para
ellos.
La Iglesia del pueblo guanche
es una Congregación de hombres y mujeres y niños de los tiempos actuales que
quieren vivir su vida espiritual en íntima comunión con los espíritus de nuestros
ancestros con la pureza espiritual conque ellos la vivieron, alejándonos de la
nefasta contaminación espiritual y moral negativa recibidas de otras
confesiones religiosas foráneas que nos han sido impuestas de manera
traumática.
Nuestros esfuerzos van dirigidos
a conseguir que la
Diosa-Madre Chaxiraxi, Tanit- Tara- Abora o Diosa Celeste,
(que por estos y otros miles de nombres es conocida por la humanidad) ocupe
abiertamente en el corazón de los fieles canarios el lugar que hasta la fecha
le ha venido siendo usurpado de manera sincretizada, viéndonos los fieles
obligados a venerarla bajo nombres extranjeros, como si fuese una extraña para
sus hijos, siendo esta situación impuesta una tactica más empleada por los
invasores en sus propósitos de desenraizar al sometido pueblo canario.
Nuestra fe y creencias han sido
practicadas por nuestros ancestros como mínimo
1.800 años antes de que se creara el cristianismo. Hace solamente poco más de
quinientos años que nuestra religión primigenia fue erradicada -aunque de
manera aparente- por la fuerza de las armas, esa erradicación a pesar de su
virulencia fue solamente superficial, pues en lo más profundo del ser canario
ha venido perviviendo aunque de manera sincretizada como hemos dicho, lo
esencial de nuestra fe, en la mayoría de los casos nos hemos limitado a aceptar
el cambio de nombre de nuestras ancestrales deidades por los impuestos por otra
confesión extranjera, ello explica la peculiar manera en que un amplio sector
de los canarios han venido viviendo el catolicismo. De hecho, las divinidades
del catolicismo no han arraigado plenamente en la mayoría del pueblo canario,
este orienta sus devociones y ritos hacia la Diosa en sus aspectos catolizados como vírgenes,
y hacia los santos tras los cuales se ocultan nuestras ancestrales deidades
paredros.
Han transcurrido más de
quinientos años antes de que se diesen las circunstancias favorables que
permitiesen a la Iglesia
del Pueblo Guanche salir del anonimato y poder practicar abierta y públicamente
nuestros Ritos, Ceremonias y Credos sin
ser perseguidos abiertamente por parte de la religión imperante y su brazo
secular, no obstante, somos conscientes de que no dejarán de hacerlo
encubiertamente. Tampoco será fácil que una buena parte de nuestro pueblo se
desprenda fácilmente de la carga de inercia y castración mental que han
supuesto más de quinientos años de imposición del etnocatolicismo, pero
confiamos plenamente en nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi, en la guía de los
Espíritus de nuestros ancestros y en el profundo amor que le profesamos los
canarios desde lo más profundo de nuestros genes, para rendirle culto
públicamente con el honor, dignidad y decencia con que lo hicieron nuestros
antepasados.
Todo ello en nuestra común unión con todos los
seres humanos que desde los primeros tiempos del hombre hemos venido recibiendo
la protección y amparo de la Gran Diosa-Madre Chaxiraxi bajo cualquiera de sus
múltiples advocaciones.
Nuestros y cultos y ritos son
públicos y notorios, a ellos pueden asistir todo el que lo desee sin más
requisito que el respeto mutuo, no practicamos el proselitismo, quienes se
acercan a nosotros generalmente lo hacen por curiosidad, otros porque esperan
ver en nuestras ceremonias y ritos algo exótico. En todo caso de quienes así
vienen a nosotros, unos siguen de largo una vez sastifecha su curiosidad, otros
valoran solamente los aspectos etnográficos de los ritos, pero la mayoría
perciben el mensaje de amor de nuestra magné y deciden abrazar la fe de sus
ancestros. En la última ceremonia colectiva de purificación celebrada el 20 de
marzo de 2011, tuvimos la sastifacaccion de que 32 nuevos hermanas y
hermanos ingresaran en el seno de
nuestra Iglesia, por lo cual damos gracia a nuestra magné Chaxiraxi.
No cobramos por la dispensación
de los ritos o consuelos espirituales, nuestro clero ejerce su ministerio por
vocación y se sustenta de su trabajo, contribuyendo además con su peculio
personal al sostenimiento de nuestras ceremonias.
Por otra parte, igual que fuimos desposeídos de nuestra tierra, nuestra libertad y nuestros medios de
producción, fuimos desposeídos de nuestra espiritualidad, e igual que nos
asiste el derecho universal para reclamar en justicia nuestra libertad y
nuestra tierra, no asiste el mismo derecho para reclamar nuestra espiritualidad
secuestrada por una religión extranjera impuesta por avatares históricos
sobradamente conocidos.
En
cuanto a su presunción,…(y hasta es muy
posible se trate de una nueva secta). No deja de ser paradójico este
planteamiento por su parte. Veamos, el concepto de secta en su aspecto
peyorativo suele ser empleado especialmente por aquellas religiones que cuentan
con el apoyo institucional y por consiguiente se consideran la “religión
oficial” “la verdadera”, este fue el caso del “paganismo romano” y del
judaísmo, religiones oficiales del Imperio romano y de su colonia de Judea
respectivamente en los momentos históricos de las predicas de Jesús de Nazaret,
cuyo movimiento espiritual y libertario fue inmediatamente tachado como secta,
tanto por los judíos como por los romanos.
Veamos el concepto de secta en los tiempos actuales según
determinados estamentos católicos.
“En el lenguaje religioso, que es el más adecuado para tratar
el problema, una secta es un grupo que se ha separado de las grandes iglesias,
de las iglesias populares. A menudo las sectas conservan algunos valores, ideas
religiosas o formas de vida de las comunidades eclesiales fundamentales, pero
los absolutizan, aíslan y realizan en una vida comunitaria rígidamente separada
de la unidad originaria y orientada a la conservación y la protección de sí
misma. He aquí algunos signos distintivos, vinculados con estos datos
fundamentales: ideas religiosas desequilibradas (por ejemplo, la inminencia del
fin del mundo); el rechazo de toda comunicación espiritual con personas que
piensen de otra manera; un entusiasmo exagerado al presentar y realizar la
propia visión; un fuerte proselitismo y un convencimiento exagerado de su
misión con respecto a un mundo al que se desprecia; un absolutismo de la salvación
que limita la posibilidad de alcanzarla a un número determinado de personas que
pertenecen a dicho grupo.”
Como puede constatar don Fernando el calificativo de secta con
que usted pretende calificarnos nada tiene que ver con nosotros y si posiblemente
con algunos movimientos en el seno del catolicismo.
De hecho en la actualidad entre las múltiples sectas cristianas no rehúsan aplicarse mutuamente el
apelativo de secta, concretamente la denominada “Cristianos libres por el Cristo del Sermón de la Montaña” con relación a la
iglesia católica romana dice:
“En un punto sobrepasa sin embargo,
a todas las demás que tanto le gusta apostrofarlas como “sectas”: Según el juicio de peritos históricos no existe otra organización mundial, que en “la antigüedad, edad media y tiempos modernos,
inclusive y en especial en el siglo 20, se ha cargado tan abominablemente con
crímenes, como la iglesia cristiana, y en especial la iglesia católica-romana”, Karlheinz Deschner. Y el ex jesuita
Conde Hoensbroch constata: Durante
siglos los papas han estado a la cabeza de un sistema de asesinato y sangre,
que en nombre de Dios y en nombre de Jesús ha asesinado más personas, ha
culturas y ha causado más desolación que cualquier guerra, y alguna peste.”
Para concluir este apartado en
torno a las modernas sectas en el orbe católico y como simple ejercicio de
memoria reciente nos permitimos reproducir parte de un documento presentado por
el sociólogo y ex numerario del Opus Dei Alberto Moncada, al XII Congreso Mundial de Sociología celebrado
en Julio de 1990:
Sectarismo católico. El Opus Dei.
“Ni la
Iglesia española ni la sede romana han abordado el sectarismo
intraeclesial. Hay una cierta literatura teológica, cercana a la sociológica,
que contempla la fenomenología grupal intraeclesial, a partir de la conocida
tesis weberiana que contrapone iglesia a secta. Recientemente, el canadiense
Turcotte ha tratado de profundizar en el análisis de Ernst Troeltsch sobre la
dinámica grupal eclesiástica (Paul André Turcotte, C. S. V, L'Eglise, la secte,
la mystique et l'ordre religieux, en Eglise et Théologie, 20, 1989).
Pero una cosa es la especulación y otra el
gobierno. El centralismo vaticano no permite disidencias grupales, los
fundamentalismos y grupos radicales de derecha son tolerados si son fieles a
Roma, y los movimientos contestatarios, como el reciente de Lefebvre, más
fundamentalista que sectario, o son reconducidos o apartados de la comunión
apostólica. En ello juegan también razones de política eclesiástica que, hoy,
por ejemplo, tiende a proteger a instituciones que, como el Opus Dei,
presentan, en su evolución histórica, un carácter crecientemente sectario.
Cuando obispos católicos, como el de Londres, testigos y críticos del
sectarismo opusdeista, han tratado de influir en Roma para controlarlo, no han
encontrado interlocutores propicios más que en privado.
Hay que reconocer, además, que sociedades como la
española, donde el propio Opus Dei nació y se ha desarrollado principalmente,
no parecen muy dispuestas a encararse con esos fenómenos castizos de la misma
manera que lo hacen con las sectas de importación. Los propios analistas
españoles del fenómeno muestran esa especie de timidez inducida por las
circunstancias. De los dos últimos libros aparecidos en el mercado (Pilar
Salarrullana. Las sectas. Un testimonio vivo sobre los mesías del terror en
España, Ediciones Temas de Hoy, 1990, y Pep Rodríguez. El poder de las sectas,
Ediciones B. Zeta, 1989) sólo el segundo caracteriza, muy de pasada,
actividades de la Obra
como sectarias.
Pero lo cierto es que, con cualquiera de los
criterios científicos en uso, e incluso con la propia definición de la Iglesia española (“Grupos
sin voluntad de diálogo, que hacen proselitismo sin escrúpulos y se resguardan
en la ambigüedad y el misterio”), el Opus Dei es perfectamente incorporable a
esa lista de sectas peligrosas que figura en los libros publicados y que, en
algunos países, sirve de referencia para la actuación del poder civil en ayuda
de sus victimas.
Bien es verdad que el carácter sectario de la institución, que estaba de
forma germinal en el diseño fundacional, se ha ido acentuando con el tiempo,
especialmente en el proselitismo infantil.” (Alberto Moncada. Historia del Opus
Dei, Plaza & Janés, 1986)
La Evolución del Opus Dei
“En el Opus de la primera hora, años treinta y
cuarenta, la oferta de Escrivá, ejemplificada doctrinalmente en el libro del
fundador, “Camino”, y traducida a táctica apostólica, consistía en invitar a
jóvenes universitarios a recristianizar la ciencia y la cultura españolas,
castigadas, a su juicio, por el europeismo y la modernidad intelectual que se
convirtieron en objetivo fundamental de ataque del bando vencedor en la guerra
civil. En ese sentido, los prosélitos de Escrivá eran principalmente varones
jóvenes con estudios universitarios completados o iniciados, que se dedicaban,
mayoritariamente, a la actividad académica y que competían, a veces
ásperamente, por las cátedras y las plazas de investigación de la enseñanza
superior española.
El modelo de numerario era un intelectual de
buenos modales. Para subrayarlo, y de acuerdo a las primeras Constituciones,
hacía falta tener título universitario para incorporarse a la Obra. Las mujeres,
destinadas a la intendencia doméstica, sólo debían poseer esa suma de virtudes
burguesas, que Escrivá resumía en: “Basta que sean discretas”.
A mediados de los años cincuenta aquello cambió
por razones conocidas. Escrivá necesitaba poder y dinero, tanto para alimentar
su expansión apostólica, como para responder con fuerza a los grupos
antagónicos y, sobre todo, para luchar, desde una plataforma más contundente,
por la aprobación vaticana. A tal fin, los superiores organizaron la promoción
de gentes de confianza, numerarios solteros y, también, supernumerarios
casados, a zonas de la economía y de la política española y, más adelante,
italiana, portuguesa, francesa, latinoamericana.
El socio paradigmático, entonces, ya no es el
intelectual académico sino el ejecutivo mercantil, el gestor. La transformación
coincide con el relativo fracaso de la operación intelectual, al acentuarse las
censuras doctrinales al pensamiento de los socios y carecer éstos, también por
las urgencias de la labor apostólica, de un ambiente propicio a la
investigación creadora.
El cambio de arquetipo rompe, también, el esquema
de observancia diseñado por Escrivá para los solteros. El numerario del Opus
está obligado a observar unos preceptos, unas prácticas, calcadas de la vida de
perfección de instituciones religiosas, como la Compañía de Jesús. No en
balde Escrivá se había dirigido espiritualmente con los jesuitas. El numerario
del Opus Dei tenía, tiene, que llevar una extensa e intensa vida de rezos y
otras observancias, con votos muy estrictos de pobreza -entrega de ingresos y
control de gastos-, castidad y obediencia- intelectual, en la aceptación de la
indoctrinación ideológica, y práctica, en la manera de organizar su vida, su
profesión.
Aquello no era muy difícil de conseguir cuando se trataba de estudiantes o
profesores, pero comenzó a serlo con comerciantes y políticos.
Ahí empezaron las dificultades internas, de
solución de conflictos de observancia y contabilidad, y externas, de atribución
a los superiores de los compromisos políticos y comerciales de los socios. Esa
es la sustancia de la crítica generalizada contra la Obra, en los años sesenta,
que, acusada de complicidad con el franquismo político y de solidaridad con el
capitalismo de la época, ve en peligro su status canónico y su imagen social.
Por ello, y también por razones de oportunidad,
en los años setenta, el Opus abandona la actividad comercial directa -las
llamadas obras comunes o sociedades auxiliares- trata de reconducir su régimen
externo, y se concentra en dos nuevas actividades: la educación de los menores,
que era nueva en el sentido de que Escrivá no la contemplaba en su fundación,
aunque terminó estimulándola, y la apología del catolicismo tradicional.
La asunción de estas nuevas metas coincide con
una cierta retirada de congregaciones, como los propios jesuitas, de la
educación de las clases acomodadas, donde el Opus los reemplaza, y con la
llegada a la sede romana, ya muerto Escrivá, de un Papa favorable, que concede
el deseado status de autonomía eclesiástica y utiliza el Opus, junto al
novísimo movimiento populista, Comunión y Liberación, como puntas de lanza de
su neoconservadurismo doctrinal.” (Alberto
Moncada, 1992)
Sr. Báez,
reconocemos que nos hemos extendido un poco –quizás innecesariamente-, en la
cita de este último documento, pero sabemos que gusta de estar informado, posiblemente
el estudio de este y otros documentos similares nos ayude a entender el porque
un importante sector de nuestra sociedad continua comulgando con piedras de
molino.
[1] Los resaltes en negrita
son nuestros.
[2]
Creemos interesante recordar que antiguas culturas técnicamente más avanzadas
que la guanche, tales como la egipcia, la maya azteca etc., dentro de los
primeros cien años de su colonización habían perdido toda noción de sus
escrituras, ritos y tradiciones, por el contrario, el pueblo guanche en este
aspecto ha sabido resistir mejor el empuje colonial conservando un número
considerable de sus ancestrales tradiciones.
[3] Comunicación personal de
D. Domingo Delgado Morales, de 82 años de edad.
[4] Recordemos que el color
rojo ocre es el color sagrado de la Diosa
Tanit, la mayoría de los santuarios guanches están situado en
montañas de toba roja, así como en cuevas o lugares donde afloran vetas de
almagre.
[5] Achún Magec. loc. det. Tf. p.
us. Cron. Expresión pronunciada
en el amanecer del solsticio de verano para celebrar la entrada del año nuevo.
― *ăswĭh n maɣəɣ, prop. nom. lit. ‘triunfo del
Sol’. (Dr.
Ignacio Reyes)
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