Guayre Adarguma*
Querido amigo Altakay: Tal como
te escribí hace unos días, quiero hacer algunas observaciones a tus
manifestaciones en cuanto que el
topónimo dado por los navegantes europeos en la edad media a nuestra isla como isla del infierno y que algunos
cronistas e historiadores han venido sosteniendo al hacer referencia a aquel
periodo histórico.
Entiendo que tú asumes dicho
vocablo, y lo transcribes e interpreta tal como lo implantaron los ignorantes
europeos (ignorantes de la cultura y teogonía guanche), y además lo hace
extensivo a nuestros ancestros e incluso deduzco que deja entrever que vivimos
en el infierno, es posible que en este aspecto tengas razón, pero en todo caso
sería un infierno creado por las circunstancias dominantes las cuales están
dirigidas por seres humanos, lo cual lo hace más real, efectivo y terrorífico
que el propio Armagedón.
Creo que debemos tener en cuenta
que el concepto que de infierno
tenían nuestros antepasados y que aún hoy tenemos los canarios no sometidos
mental y espiritualmente difiere mucho del predicado por la secta católica y
por el judeo-cristianismo en general.
Como bien sabes, mis
conocimientos en tales cuestiones son ciertamente limitados, no obstante, mi
amor a nuestros ancestros y a nuestras raíces espirituales y culturales me
pueden más que mi prudencia, por ello, voy a apoyar mis planteamientos en
autores de reconocida solvencia académica dentro del sistema imperante (aunque
naturalmente la mayoría de ellos sostienen un academicismo españolista) los
cuales a pesar de ello no han podido sustraerse a las verdades etnográficas,
religiosas e históricas aunque en muchas ocasiones estas son interpretadas
desde una interesada óptica
judeo-cristiana y colonialista.
Para el desarrollo del presente
trabajo me apoyaré especialmente en el Dr. Bethencour Alfonso, que como sabes
su obra fue postergada en su momento por el estamento intelectual oficial y
oficialista, - pero sin embargo citada por estos profusamente cuando les convenía - no sólo
porque desmontó el castillo de naipes construido sobre falacias históricas o
tervigersaciones en que los comisarios culturales habían convertido la Historia de nuestra
Matria, sino que además, igual que Viana, Cairaco, Marín y Cubas, y otros supieron nutrirse de la Tamusni, la Historia oral de nuestro
pueblo tan denotada por los comisarios culturales, los mismo que hoy en día
tratan de “recuperarla” y según ellos “dignificarla” es decir, manipularla para
hacerla coincidir con sus postulados etnocentristas.
Aún cuando deduzco que del
contenido de tu escrito se puede desprender una oculta intención amistosa y bien intencionada de “fincharme”,
asumo el reto y “entro al trapo” aún a riesgo de no ser debidamente interpretado
o de cometer errores o inexactitudes, las cuales en caso de producirse te puedo
asegurar que no estarían guiadas de mala
fe por mi parte.
Querido Altakay, empecemos por
ver el gentilicio y topónimo relativos a
nuestra isla según algunos reputados estudiosos del tema, observarás que
algunas citas son extensas y en algunos casos reproduzco los artículos
completos de determinados autores, -disculpa que abuse de tu tiempo - esto es así porque como comprenderás no trato
de ofrecerte ninguna lección en torno a los temas tratados los cuales tú domina
magistralmente, simplemente pretendo que recordemos y compartamos el trabajo de
estos autores, muchos de los cuales ciertamente no han sido suficientemente
valorados por esta sociedad nuestra tan amante de lo foráneo – y los foráneos –
actitud que arteramente teledirigida desde el exterior inevitablemente a conducido a que nuestra
gente sea victima de un profundo complejo de endofobia.
EL TOPONIMO TENERIFE
Amigo Altakay, si te parece vamos
a dar una ojeada al topónimo castellano de nuestra isla, simplemente para
recordar algunos conceptos recogidos por los estudiosos y que debido a esta
frenética manera de vivir que nos han impuesto y por la acción inevitable del
transcurso del tiempo posiblemente se nos ha ido difuminando en la memoria.
Bethencourt Alfonso:
“Cuanto a la etimología que da
Viana a la voz Tenerife, que fue el primero que se ocupó de este particular y
al que han seguido Abreu Galindo y demás cronistas, no puede aceptarse. Dice
que los indígenas de La Palma,
descubriendo el Teide gran parte del año nevado, lo denominaron Tenerife,
palabra compuesta de las simples Tener, «nieve» y de Ife, «monte elevado».
Aparte de figurar este vocablo en la genealogía de los más antiguos soberanos
de Tenerife, puede asegurarse de que antes del siglo XV era indistintamente
conocida por dicho nombre, Nivaria o del infierno. Ya lo expresan Bontier y Le
Verrier: «La isla del Infierno que se llama Tonerfis,
tiene la figura de un rastrillo».
Precisamente el apelativo del
Infierno no lo dieron a la isla los navegantes que se aventuraban por estos
mares, como dicen los cronistas, por sugerirles tal idea el aspecto espantoso
de las erupciones volcánicas.
Esta es una explicación
habilidosa pero incierta. Se lo dieron, cuando puestos en contacto con los
indígenas de Tenerife tradujeron fielmente la voz guanche Chinechi, Chineche o
Achinech, modalidades de un sólo término, que significa «infierno»; que los
naturales emplazaban en el centro de la isla, donde moraba Guayota y demás di
vinidades infernales, siendo el Echeyde o Teide la boca de comunicación con el
mundo de los vivos o séase la boca del infierno, de los que nos ocuparemos en
otro lugar. Y esto es tanto más exacto cuanto en nuestros días, en la
actualidad, en pleno siglo XX, cuando por los pueblos del Sur muere alguna
persona reputada de perversa, es frecuente oír frases como las siguientes:
«Este va a Chinechi», «¡janda, a lo más hondo de Chineche!», «de Chinechi no
salgas»; porque de allí salen los xaxos condenados a encarnar en los vivos “La
interpretación dada por los cronistas a la palabra no es exacta.
Escribe Fray Alonso de Espinosa:
«Los naturales de esta isla que llamamos guanches, en su lenguaje antiguo la
llamaron Achinech»; y Fray Abreu Galindo observa: «Esta isla de Tenerife se
llamaba en su común hablar Chineche (otras veces dice Achinech) y a los
naturales llamaban Bincheni». No, los naturales no denominaban a su propia isla
Chinechi o «lnfierno», ni así mismo Binchini o «Bincheni» o «habitante del Infierno»
(de Beny- cheni, al parecer), sino que fueron dictados que les aplicaron los
invasores cuando se enteraron de sus creencias teogónicas. Mas en lo firme está
Marín y Cubas al declarar que los naturales la denominaban Guanchini, de donde
probablemente el nombré genérico de guanches que dieron a sus habitantes.” (J.
Bethencourt Alfonso, 1991)
Buenaventura Bonnet y
Reverón:
“Según afirman los geógrafos
Vidal de la Blache
y C. de Almeida, así como el historiador César Cantú en su ”Historia
Universal”, veinte leguas al sur del cabo Tenéz, en Argelia, al norte de
Orleansville, existe una cadena de montañas llamada Gebel Guanxeris o Guartcheris;
del nombre de esas montañas tomaron nombre las tribus que viven en sus
alrededores, cuya analogía con la voz Guanche
que designaba al habitante de Tenerife y al de la Palma es evidente.
Analizando las voces Gebel- Guan-xeris, tendremos que Gebel significa “monte”; guan, en el lenguaje de aquellos
aborígenes quería decir “hombre”, palabra que entraba en la composición de
otras, así hemos visto ya, los habitantes de Tenerife y los de la Palma tenían como nombre
común el de guanches, como
denominación particular, los de esta última isla se llamaban Haouarythes, que según ios
historiadores, en nada o en muy poco diferían de los de Tenerife.
Guan-arteme. estaba formado de Guan
y Artemi, o sea “hombre descendiente de Artemi Semidán”, y
también “hijos de Artemi;” guan-oth,
compuesto de guan, «hombre), y oth. «el que ampara), era el hombre que
amparaba, y lo mismo sucedía en las localidades Guan-tecira. y el pueblo de la Guan cha que existe en esta isla, como
recuerdo de la raza vencida. La
terminación Cha, significa lugar; por
eso, Chasna significaba «las bandas
del Sur».
Nos resta estudiar el subfijo xeris, cheris o seris. La voz
egipcia shait o sheit, expresaba la tierra del lago, cerca de Moeris, donde
residieron antes de que los griegos fundaran a Crocodrilópolis, tribus arias en
tiempos de Ramsés 3º, como ya hemos probado. Luego, el verdadero nombre sería:
Gebel Guan-sheit, y su traducción, “Monte de los hombres de la tierra del
lago”. Los guanches que residieron en Egipto en tiempos anteriores al año 1300
antes de Jesucristo pasaron luego a Argelia, bautizando las montañas donde
vivieron con la denominación ya indicada, emigrando más tarde parte de esa
población a las Canarias.
Sabido es que en Berbería las
montañas toman en general su nombre de las tribus que las pueblan, y esta
costumbre nos ha facilitado el estudio de esos ramales arios. El monte Wan-nasch reese, (el Guan-xeris de Samson y el Gauser de
Duval), está a ocho leguas al S. E. de Sinaab, sirviendo de guía y dirección a
los marinos, elevándose mucho por encima de las montañas del país. Véanse Suis
y Schaw.
Los geógrafos antiguos y los
escritores posteriores al siglo XV, hablan de los Ouanxeris. Edrisi los llama Wanschrys,
incluyendo entre esas tribus a los Haouarylhes,
habitantes de la Palma.
Del espíritu guerrero de los
Guanches da fe Leon Africano, cuando dice: “Las tribus que habitan esta alta
montaña (Guanxeris), han sostenida la
guerra contra el rey de Tlemencen durante más de sesenta años... Cuentan con
20.000 peones y 2.500 soldados de a caballo.)
Luís de Mármol cita también a los
Gaunxeris como una población del
desierto de Zuenziga, si bien reduce e número de sus combatientes.
Por último, en su común hablar,
según Abreu Galindo, los guanches llamaban a la isla de Tenerife, Chineche. De la unión de esta voz con el
prefijo guan, resulta Guan chineche, que vendría a ser “hombre de la tierra”, etimología que nos
parece demasiado artificiosa, tanto más cuanto que este historiador, como los
que le siguieron, desconocían por completo la filología y los descubrimientos
efectuados hace poco de etnografía. Otros se inclinan a afirmar que de guan y de Chinerfe nació la palabra guanche, pero esto es tan artificioso
como lo anterior.
Por desconocimiento de las leyes
de construcción del lenguaje guanche no podemos afirmar si la voz Tenerife se deriva de Chinerfe; pero lo que sí sabemos es que
antes de conquistarse esta isla, los P. P. Bontier y Leverrier, en el capítulo
68 de su historia, dicen que la isla del Infierno (Tenerife) se llama Tonerfis. Los habitantes de la Palma decían a los
españoles, señalando al Teide, Tiner-Ife;
o mejor, según otros, Time Rife (monte
blanco), y los de Gran Canaria, según Marín y Cubas, llamaban Tenerfe a una
punta de tierra que desde allá se descubre al sur de Tenerife. Es muy
significativo también que la tradición consigne que existió un Mencey,
dominador único de la isla,
llamado Tinerfe el Grande.
Pero dejando a un lado esta
cuestión, hemos de hacer constar que la palabra guanche servía para designar
como nombre colectivo a varias tribus, las que a su vez conservaban sus
denominaciones particulares. Un mismo origen tenían los guanches de Tenerife,
Palma y quizá el Hierro, y sin embargo se distinguían con otros nombres, como
tendremos ocasión de ver.”[…] (Buenaventura Bonnet, 1925:137-39)
Rafael Muñoz Jiménez:
[…] Aquí no hablamos de si antes
de la oleada beréber hacia las islas hubo otros pueblos que habitaron el
Archipiélago, pues el punto desde el que miro es el lexicográfico. Ni siquiera
si hubo colonias de otros pueblos, como parece deducirse de lo que hemos dicho
en el Capítulo 2 (pp. 25-41); es, precisamente, el léxico que ha llegado hasta
nosotros el que nos habla de una presencia beréber y por eso digo que lo que en
un comienzo latía en mi mente como una hipótesis se ha convertido en una
certeza: el pueblo prehispánico es beréber.
Grupo primero: tipo achinech
1. Variantes del vocablo
achinech, achinach,
achineche, chinechi, chineche, chinec, achine-tche, atchimetche, chinet.
2. El contexto
Achinech.
A la cual [isla] los antiguos
llamaron Nivaria, porque un alto monte que en medio de ella está, llamado
Teide, que por su gran altura casi todo el año tiene nieve.
Vese este pico de Teide de más de
sesenta leguas a la mar, y desde él se divisan todas las demás islas. Concuerda
muy bien el nombre antiguo con el que los palmeses le pusieron, que es
Tenerife, porque según estoy informado Tener quiere decir nieve, y Fe monte;
así que Tenerife dirá monte nevado, que es lo mismo que Nivaria.
Los naturales de esta isla [de
Tenerife] que llamamos guanches, en su lenguaje antiguo la llamaron Achinech
(Espinosa).
chinechi
Los isleños [de
Tenerife], anteriormente a la conquista, le decían Chinechi, y los palmeros
Tenerife, que en su lengua significa tanto como "monte de nieve",
como el
candor ha dado su nombre al
Cáucaso. (Torriani).
Achineche.
Esta isla de Tenerife fue llamada
anteriormente Nivaria, por la nieve que siempre tiene un monte muy alto que en
esta isla está, que llaman el pico del Teide, que aparece más de sesenta leguas
el mar adentro; y los mareantes dicen no han visto cosa más alta. Los naturales
de la isla de La Palma
le pusieron este nombre, Tenerife, compuesto de dos dicciones: tener, que
quiere decir "monte" y ife, que es "blanco"; y así, quiere
decir "monte blanco", porque este monte de esta isla está mirando de
frente a La Palma
y del la se ve claro.
Los naturales de la mesma isla de
Tenerife, en su propio lenguaje y común hablar, la llaman y nombran el día de
hoy Achineche (Abreu Galindo).
Chinechi.
Esta isla tuvo varios nombres
assi en la antigüedad como en estos tempos. Nivaria por tener perpetua nieve el
alto monte Teide mui descollado de mas de tres leguas de alto, y nueve el pie
de su circunferencia, y en lo alto tiene una llanada de mas de legua de onde
se divisan todas las yslas, y en
dias claros el Africa de mas de 40 leguas, assi mismo este monte esta humeando
por ser volcán, y sacase cantidad de piedra azufre, y por eso en los roteros es
llamada ysla de Ynfierno; los de Canaria llaman Thenerife porque assi
nombran los canarios una punta de
tierra que mira al sur donde se descubre esta ysla de Thenerife; de sus mismos
naturales unos la llaman Chinechi y otros Binchini y sus moradores guanches
derivados del termino Gucancha que significa perro y asi llaman al
demonio que se les aparece en
esta forma grande y lanudo (Marín y Cubas).
4. Análisis
Las variantes del primer grupo (achinech, achinach, achineche, chinechi,
chineche, chinec, achinetche, atchimetche, chinet) son la transcripción de
la palabra zanata, tal como la pronunciaban los antiguos habitantes
prehispánicos. Hay que tener en cuenta que la palabra zanata no es nada más que
la versión gráfica de una palabra que ni siquiera los árabes la pronunciaban
así, sino zenete. El arabófono, aún en nuestros días, cuando quiere escribir
una palabra que conoce del árabe hablado, la pone en árabe literal. En lengua
árabe la distinción entre lengua clásica y lengua moderna no es pertinente; la
única distinción es la que existe entre árabe literal (de littera,
carta, escrito) y árabe hablado (la
lengua que no se escribe, sino que se habla). Por lo tanto, lo que hacían los
árabes respecto a dicho vocablo era traspasar a la grafía árabe, que solamente
anota tres vocales largas (a, i, u)
y tres breves (a, i, u) una palabra que no era árabe, sino beréber, -o,
mejor aún, zanata -a los modos de
expresión gráfica árabe.
El gramático árabe conoce el
fenómeno de la imala, que consiste
en el cambio del timbre vocálico de la a,
cuando tiende a pronunciarse e.
Pero los gramáticos se refieren a
palabras árabes; este no es el caso de nuestro vocablo.
Ahora bien, ya hemos anotado que
es Ibn Jaldün quien nos dice que
zanata no es árabe; y que la z es un modo de transcribir un sonido que el
alfabeto árabe no posee. Ese sonido, intermedio entre s y y, "acompañado
de un silbido" (de una aspiración) aparece trascrito en las voces citadas
mediante una ch. En este grupo la aspiración no aparece, pero sí se muestra en
el grupo de tipo heneto, que no es sino la palabra zenete, con la terminación o
para castellanizar una palabra terminada en consonante.[…]”
Grupo segundo: tipo bincheni
1. Variantes del vocablo
binchini, bincheni, vicheni.
2. El contexto
binchini de sus mismos naturales [de Tenerife] unos la llaman Chinechi y otros Binchini y sus moradores guanches
derivados del termino Gucancha que significa perro y asi llaman al demonio que
se les aparece en esta forma grande y lanudo (Marín y Cubas).
Bincheni.
Esta isla de Tenerife se llamaba,
en su común hablar, Chineche, ya los
naturales llamaban Bincheni (Abreu).
3. Análisis
Álvarez
Delgado
Parece, efectivamente, que el
primer elemento de esta palabra, benchini
/ bincheni / binchini, es efectivamente el prefijo ben y no bin, si bien los
berberólogos han supuesto que se trata de forma igual al demostrativo bereber wi-n= "el de" seguido del
infijo de anexión, como en su hipótesis de guan.
Ya vimos que ésta era falsa, y además la forma bin no aparece en formas canarias casi nunca, y en Tenerife nunca;
y esas pocas veces que aparece es de seguro cambio por ben, como hemos
establecido para el Bincheni, de
Abreu y Galindo. (...).
Como se ve, Álvarez Delgado
descompone la palabra en dos elementos: ben
/ bin y cheni / chini. Se
equivoca al negar que venga del complejo wi
n. Seguramente lo que le despistó fue la consonante b; sin embargo se da con frecuencia en beréber que w, se pronuncie g o b; así, por ejemplo,
awal se pronuncia agwal o abwal. Así pues, es un complejo relativo con valor de demostrativo:
wi
n, "el que", "éste", "el".
El segundo elemento de benchini o bincheni es de la misma raiz chin=
"tierra, piedra", que estudiamos a propósito de guanche, por lo que
están en 1o cierto los tratadistas que han tratado de identificar
etimológicamente ambas palabras. Y eso es lo que sirvió a Abreu para cometer el
error de decir que los guanches, como se llamaban ellos mismos y los llamaban
todos, eran designados como benchini
o bincheni, siendo semánticamente
algo diferentes las dos palabras.
Que sean "algo
diferentes" las palabras benchini
o bincheni, desde el punto de vista
semántico, es falso. Son más bien algo diferentes desde el punto de vista del
oído de quien las transcribió; son la misma palabra wi n ten, que podía sonar a unos b9ncin, o bincen.
Respecto de la -i final de estas
formas hay muchas posibilidades, ya que puede ser paragoge (como dijimos de Chinachi, o que se trate de desinencia de genitivo
singular, como indicamos de xiraxi o, finalmente, deberse a trascripción
hispánica de algún sufijo o desinencia impropia de la voz indígena. La segunda
interpretación parece la más segura.
Una vez más Álvarez Delgado nos
habla de disinencias de una lengua
-la beréber- que no las tiene. En beréber no se expresa el genitivo singular ni
ningún otro caso. Esa misteriosa terminación en -i tampoco es debida a
interferencias ajenas a esa lengua, sino, seguramente, el vestigio de un
etnónimo o antropónimo keni. […]
Por consiguiente, hay que
interpretar la forma ben-chini y sus
variantes bincheni o binchino por "propio de la
tierra" o "lo tinerfeño", abarcando tanto a hombres como a
mujeres, y estando en esto su diferencia con guanche, que conforme la explicada
etimología, se refiere solamente a "el tinerfeño", el hombre de
Tenerife.
Siempre que leo las explicaciones
de Álvarez Delgado, me quedo atónito. ¿Es posible que llegase a creerse que la
diferencia entre bincheni y guanche sea solamente en cuanto al
género? Chin / chen proviene del latín gens > gen cuya s final cae, debido a la
ley del desgaste, tan frecuente en beréber. No significa "propio de la
tierra", ni "lo tinerfeño" sino "la gente", "la
tribu". […]
Dr. Ignacio Reyes García:
Durante siglos, habitó en la
memoria del mar la estampa de una isla elevada entre aguas turbulentas, cuyo
rostro níveo y, a menudo, airado parecía flamear sobre las nubes. Para el
imaginario y la audacia de los navegantes antiguos, aquella tierra emergida en
el confín atlántico del mundo, justo en el centro del enigmático archipiélago
de las Afortunadas, vivió distinguida como «Isla del Infierno».
Mediado el siglo XIV de nuestra
era, la aventura amenazaba las fronteras del misterio.
Las primeras singladuras
de la expansión mercantil europea reabrían el océano, el temido abismo que
ocultaba la muerte diaria del Sol. Algunos mapas, portulanos y relatos de
viajes trazaban ya, con vacilante exactitud, la derrota hacia las costas
isleñas. Unos pocos nombres geográficos apenas fijaban el destino. Quizá los
apelativos descriptivos habían perdido algo de su halo mítico o fabuloso, pero
en las voces nativas alentaba todavía una atractiva rareza.
Transcurridos
cientos de años después de haber sido registradas, y presumiblemente otros
tantos desde que fueron creadas, muchas de aquellas denominaciones aún se
conservan casi intactas. Un buen ejemplo nos lo proporciona el nesónimo Tenerife, transcrito por
entonces bajo las formas Tenerefiz
(ca. 1350), Tenerefix (1420), Tenerify (1421) o Thenerifie (ca. 1484), todas alojadas muy cerca del enunciado
original.
Fuentes
etnohistóricas posteriores, especialmente las redactadas por Juan de Abreu
Galindo (ca. 1590) y el padre Alonso de Espinosa (1594), advierten que el nombre
fue recogido en la vecina isla de La Palma. Por los informes que recaban, descubren
también que el término se compone de dos voces, traducidas del siguiente modo: tener, 'monte', e ife, 'blanco', aunque Espinosa invierte los significados y asocia
el color a la 'nieve' de la formulación pliniana (Ning[u]aria).
En todo caso, el
imponente volcán que domina la isla condiciona cualquier definición. Sin
embargo, más inclinados a observar las consecuencias de su actividad que la
belleza de su imagen, los habitantes de Tenerife le dieron el nombre de Ashenshen o Ashinesh[en], 'el (lugar) que resuena o retumba'. No existe, pues,
ninguna afinidad morfológica o semántica entre ambas voces, salvo el componente
orográfico que les sirve de referencia, además de su indudable adscripción amazighe (o bereber). Ahora bien, la
etimología cierta de los vocablos que integran el topónimo Tenerife presenta
algunas peculiaridades etnolingüísticas.
El substantivo
femenino tener (< te-ner), que la información disponible
asocia con el concepto 'monte', significa en realidad 'frente'. Dialectos
continentales, como el zenaga del sur mauritano o la tamazight del Marruecos central, conservan esa estructura
biconsonántica [N·R] con este significado. Pero se trata de la misma fórmula
que otras hablas y dialectos expresan mediante las raíces G·N·R o K·N·R, base
del etnónimo canario (en su acepción
de 'vanguardia' o 'valiente').
La utilización
de símiles anatómicos para designar formas del relieve constituye una práctica
muy extendida en la lengua amazighe.
Por ejemplo, la 'cabeza' (eghäf, ixf, afa)
o el 'mentón (amar) asoman con
bastante frecuencia en la toponimia continental. La 'frente', en su acepción de
'fachada' o 'frontal', bien pudo acoger la imagen de aquel 'monte' inmenso,
avistado por los palmeros en la orilla superior del horizonte. De hecho, una
noción aledaña como 'llanura, llano' o 'región despejada', tenere, comparte en varios dialectos la misma raíz [N·R].
En cuanto al
nombre verbal ife (< efey), que la documentación antigua remata
con las terminaciones -z, -x, -y e -ie,
posee también una raíz bilítera [F·Y]. Esas oscilaciones gráficas inducen a
pensar que este último radical, hoy reducido a la vocal e, recibía una
pronunciación menos palatal que postalveolar, como sucede en cabilio. Otros
dialectos, en cambio, adoptan aquí fonemas con un punto de articulación velar
(F·W o F·K). Pero se trata solamente de variaciones fonéticas, ya que todas sus
dicciones se mantienen en el campo semántico de 'la luz, la claridad, el
resplandor o el brillo'.
Con estos datos,
podemos restituir el compuesto tener-efey
con el valor literal de 'la frente (que) brilla' o bien, de manera un tanto más
literaria pero, seguramente, más cercana a la tradición amazighe, como 'el monte claro'.
EL GENTILICIO “GUANCHE”
Bethencourt Alfonso:
“Según Viera la palabra guanche
se deriva de guan, «hombre», pero nada se encuentra en los vocabularios
bereberes que justifique dicha significación. Mr. D' Avezac llama la atención
sobre la homofonía de la voz guanches con la de guanscheris o guanseris, con la
que se designa una tribu bereber que habita las montañas del mismo nombre,
Djebel guanseris, pues se sabe que en Berbería el suelo toma la denominación de
la tribu que lo puebla. El Edrisi las llama Wanschyrs.
León Africano dice sobre el mismo asunto: «Las tribus
guerreras que ocupan estas altas montañas ( guanseris monte) han sostenido la
guerra contra el rey Tlemsen por espacio de más de sesenta años... cuenta
veinte mil combatientes, entre ellos dos mil quinientos caballos».
Mármol 1os cita como tribu bereber del desierto de Zuenziga,
dándoles sólo cinco mil guerreros, y Schaw precisa la situación de sus
montañas.”
Rafael Muñóz Jiménez
Grupo tercero: tipo
guanchinech
1. Variantes del
vocablo
guanchinet, guanchinec,
guanches, guanhes, ganches, guanchos,
guancho, guanchez,
guanche.
2. El contexto
guanche
Guanche quiere decir natural de Tenerife, como Mahorero
natural de Fuerteventura, porque Guan quiere decir persona y chinec, Tenerife,
así que Guanchinec dirá hombre de Tenerife (Espinosa).
guanachinet.
Los de la isla de Canaria eran llamados Canarios y los de
Thenerife Guanachinet (Cedeño).
Guanchinet.
Los naturales de esta dicha Isla
de Theneriffe se llamaban guanchinet,
que los Españoles corrompieron el nombre en guanche, que quería decir natural
de Thenerife, porque en su lengua Guan
quiere dezir persona y Chinet lo
mismo que Theneriffe, as sí juntas las dos dicciones, dize hombre de Tenerife.
(Núñez de la
Peña).
guanches.
A los naturales de esta isla [Tenerife]
llaman guanches los conquistadores
(Abreu).
guanches.
Los naturales de esta isla [de Tenerife] que
llamamos guanches, en su lenguaje
antiguo llamaban Achinech (Espinosa).
guanches.
Os islenhos se chaman guanches, que em nossa linguagem quere dizer valentes, o
enrochadoes, e assim o sáo os que ha ainda agora (Frutuoso).
ganches.
Tenarife é outra ilha destas maior de todas;
está bem povoada e dá muito páo e vinho; os naturais dela se chaman Ganches, por serem muito enrochadores
(Frutuoso).
guanchini.
Los forasteros [llaman a Tenerife] Ysla de
Infierno por un alto monte, que aunque perpetuamente tiene nieve esta humeando
y en sus cuebas se halla azufre y es volvan, y tiene tres leguas
perpendiculares de alto, aunque el no lo esta, mas de todas partes de su vida
tiene niebes los naturales le llaman Guanchini
(Marín y Cubas), guanhes ...en Anaga, término desta isla de Tenerife en los
campos de Amazy q. se han de regar con el agua de Avhana; los dhos. campos
eran, en el tiempo de los guanhes, del rey de Anaga. (Datas).
3. Análisis
Abercromby
GUANCHE (Núñez), BINCHENI
(Gal.1), 'un tinerfeño', VINCHENI (Gal. 2), 'naturales de Tenerife'. La primera
palabra es una reducción de (g)wa-n-Chinet 'el de Chinet (Tenerife)'. Las otras
dos formas son de wi-n-Chinet: ui es el plural de wa, 'él,
éste, el que'. En Español ui
podía escribirse bi, vi. Para Chinet, Chineche, cfr.: (Zen.) tiniq 'una gruta,
cueva'. (G. Nef.) Tanut, el diminutivo de anu, 'un pozo', quizá como referencia
al cráter, en la cima del Pico.
Berthelot
Viera hace derivar la palabra
guanche de guan, hombre, en el dialecto de Tenerife; pero nada encontramos en
los vocabularios bereberes que pueda garantizar esta significación.
Se debía a Mr. D'Avezac, tan
recomendado ya por sus estudios sobre la etnografia africana, el habernos
indicado la sinonimia de una palabra que los historiadores han empleado como
denominación nacional, y que por esta misma razón ha llegado a ser una de las
más importantes: según sus juiciosas observaciones y la nota que ha tenido la
bondad de transmitirnos sobre este asunto, hemos reconocido la homofonía de la
palabra guanches con la de guanscheris o guanseris, con la cual se designa una
tribu bereber, que habita las montañas del mismo nombre (Djebel ouanseris) a 20
leguas póco más o menos al sur del cabo Tenez, del otro lado del Cheliff. Es
sabido que en Berbería las montañas derivan su denominación en general de las
tribus que las pueblan; el Edrisi las llama Wanschyrs y en el número de las tribus
de este territorio o de esta filiación, nombra los Haouarithas.
Igualmente se encuentra en León
Africano varias noticias acerca del país de los guancheris. "Las tribus
guerreras que ocupan esta alta montaña guanseris monte), dice, han sostenido la
guerra contra el rey Tlemsen por espacio de más de sesenta años ...cuenta
veinte mil combatientes, entre ellos dos mil quinientos caballos". Mármol,
que cita los guanscheris (guanaxeris) como una población bereber del desierto
de Zuenziga, no le da más de cinco mil guerreros y Schaw indica la verdadera
posición de sus montañas.
Viera deriva también el nombre de
Tenerife de Tener (montaña) y de if (blanco) del dialecto de La Palma, es decir montaña
blanca alusivo a la nieve que cubre con frecuencia el pico del Teide.
Galindo nos dice, al contrario,
que la isla de Tenerife se, llamaba Atchimetche
y que sus habitantes habían recibido el nombre de Vincheni. Tratemos de dar la más plausible explicación de estos dos
nombres.
Desde luego en Atchimetche encontramos de nuevo el a'y
bereber como designación de la tribu. Así pues, Atchimetche o A'yt Chimetche
será la tribu de Chinetche, de la que
quizá los españoles han hecho Tinerfe
o Chinerfe como se encuentra inscrito
en los mapas de la Edad
Media; paro A'yt en
la lengua schilah es un equivalente del prefijo Atchi de los guanches usado
delante de los nombres propios para señalar la filiación; luego, según nuestros
vocabularios, Atchi-netche es un
sinónimo de la palabra Guan-netche,
en la cual volvemos a encontrar los Guanschyrs
o los Guanscheris del Edrisi.
En cuanto a Bincheni recordaremos que los españoles emplean indistintamente la V por la B; luego, el nombre de Bin-cheni nos parece en este sentido una
corrupción del de Ben-y'Cheni o de Beny'Chenerfe es decir la tribu de Chenerfe, o los hijos de Tinerfe, según los historiadores de la
conquista. Se reconoce en esta expresión de Vincheni
por Beny'Cheny los dos elementos
lingüísticos que ya hemos notado, (el árabe y el bereber).
La homofonía de Beny'cheni de Atchimetche, de Guancheni
o de Guanchtinerfe nos parece
demostrada, y en definitiva será a los antiguos Guanscherys a quienes debemos referir los Vinchini de Galindo y los Guanchineses
de Viera. No obstante, Jorge Glas,
teniendo consideración a una
cierta analogía de sonido entre la Z
y el ch de los españoles, deriva el
nombre de Vincheni de los Zeneti o Zenetah, una de las cinco grandes tribus bereberes, pero quizás
hubiera sido más natural encontrar los Zenetah
en el nombrede Henetah, dado por los
antiguos habitantes de la isla aun pueblo guanche dependiente del Menceyato de
Güímar. Sea lo que fuere, si la primera interpretación es admisible, la
denominación de Tenerife o de Chenerife
según los españoles de la
Edad Media, será tal vez la reunión de dos nombres
desfigurados por la mala ortografía: Chenetah
por Zenetah, unido a la palabra Rit; y de aquí Zenet'rif, es decir, la playa o el país de los Zenetahes. Antonio Mª Manrique
Guanche.
(N. de la Peña). Este autor trae
también guanchinet, que significa el
habitante de la isla de Tenerife. Viera dice guanchiner y guanctinerfe.
Aquel nombre (guanche) parece querer
decir "hijo del jefe", formado de las palabras huald y chef Quizá con
este nombre se hiciese referencia al Teide, o bien a una persona constituída en
autoridad o jefe. Guens quiere decir,
en árabe, nación o estado. Guen sená
es nuestra nación.
Álvarez
Delgado
Guanche se deriva de guan-chen
o guan-chin (en transcripción
fonética guán-chen o guán-chin), cuya final se pierde por la
pluralización española y por la debilidad de las finales en la articulación
usual de Canarias. El primer componente de guanche
o guán-chen ha sido corrientemente
dado por los cronistas con el sentido de "hombre" o
"persona".
Quizá el mayor error que cometió
Álvarez Delgado en su obra etimológica fue el creerse a pies juntillas las
"traducciones" de los primeros cronistas. Se apoya, en efecto, en
fuentes como Espinosa o Núñez de la Peña. Pero aquellos autores y, en concreto,
Espinosa, no traducían sino que malinterpretaban. La prueba la tenemos en los
nombres de la divinidad que nos da el fraile dominico, como veremos en el
capítulo reservado
a este tema. y la cosa es grave,
porque se han repetido después sus argumentos, apoyándose tan ciegamente en sus
palabras, que, a mi modo de ver, se ha hecho un daño enorme para el
conocimiento del pasado de las islas.
Después de una disgresión sobre
ciertos vocablos que empiezan por guan,
sigue diciendo: La -n final de guan no es un infijo de anexión o
postizo al radical gua- hipotético,
sino que forma parte de la misma raíz. Lo garantiza la forma Teniquisguán = "hombre de
piedra", compuesto de tenique =
"piedra", en caso oblicuo teniquis
y el elemento guan.
Antes decíamos que el que Álvarez
Delgado hable de desinencias (vide p. 228) en una lengua que no las tiene es
algo que no puede ser comentado otra vez; y menos cuando hable de un caso
oblicuo, término técnico con el que los arabistas designan el genitivo.
El segundo elemento de guánchen o guánchin, es la raíz del nombre indígena de la isla de Tenerife,
que Espinosa escribe Achinech, pero
Torriani y Abreu Galindo consignan Chinichi.
La oposición de las distintas grafias (las variantes Chineche y Chiniche son
alteraciones en la transmisión de Chinichi),
prueba sin duda alguna que la forma indígena primitiva era Chinech.
Sobre ésta, con las tantas veces
citada prótesis de A- se forma la
grafía de Espinosa Achinech, y sobre
la misma primitiva con paragoge obligada en las fuentes italianas por la
paladial final y la inexistencia en italiano de consonante final absoluta, la
forma de Torriani Chinichi. Esto
prueba cumplidamente que la forma Achinech
no puede estar integrada por el artículo o determinativo ach- y el resto como radical, sino que Chinech está compuesta de un sufijo nominal por el estilo del de Ach-may-ex y el radical chin "tierra o zona", que hace
valer a Chinet frente a chin lo que "territorio" o
"país" frente a "tierra" o "zona".
Una vez más hay que asombrarse
por la imaginación que sobresale en el autor de aquellas líneas. y por lo
peligroso que resulta. Porque si el elemento -ex de Ach-may-ex es un
sufijo del "estilo" del -ech
de Chinech (si no he entendido mal),
querría decir que convierte a ex en
un sufijo, cuando es us, el dios
guanche, como veremos.
Resulta probado que guan = "hombre" y chin o chen = "tierra" o "país", así como que la voz guanche es indígena exclusivamente de
Tenerife. Segura la posibilidad de que donde los indígenas decían guánchin o guánchen transcribieran los españoles guanches, por el carácter débil de la final; parece indiscutible
que efectivamente el valor y etimología de esta voz es guanche = 'hombre del país", sin otras explicaciones
razonables.
Wolfel
Difícilmente podemos poner en
duda la derivación de guanche de guanchinec(h), tanto más cuanto que está atestiguada por bincheni, los que podemos reconstruir ambos como singular y plural
de la misma palabra: wa-n-tinet /wi-n-tinet "el de Tenerife 1os de
Tenerife".
Imagen: Isla
Chinech (Tenerife) según el Ingeniero cremonés Leonardo Torriani.
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
eduardobenchomo@gmail.com
Ciudad colonial de Eguerew, noviembre de 2007.
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