Guayre
Adarguma*
LOS ESPÍRITUS, GENIOS O DIOSES TUTELARES BENÉFICOS O
MALÉFICOS EN LAS DIFERENTES ISLAS: A
igual que la iglesia católica y otras religiones denominadas universales,
cuentan con una serie de dioses menores, protectores personales o de
corporaciones los cuales ejercen funciones de patronos o protectores, como p.
ej. San Benito, protector de las cosechas y los campesinos, Santa Cecilia
protectora de la música y los músicos,
Santa Lucía, protectora de los ciegos, etc., la Iglesia del pueblo Guanche
también recoge en su teogonía a una serie de espíritus o dioses intermediarios
entre la Diosa-Madre
y los hombres. Estos espíritus, como hemos dicho extienden su acción benéfica o
maléfica, no sólo entre los seres humanos y los elementos de la vida cotidiana,
sino que la hacen extensivas a todos los aspectos de la naturaleza. Estos
espíritus o maxios son conocidos por diferentes denominaciones según en
cada isla.
TITOREYGATRA (Lanzarote)
Uno de los primeros historiadores de nuestras islas, Frai J. De Abreu Galindo,
de la secta católica, no recoge para la isla de Lanzarote la existencia de
dioses tutelares limitándose a reseñar que: <<Adoraban a un Dios
levantando las manos al cielo. Hacíanle sacrificios en las montañas, derramando
leche de cabras con vasos que llamaban gánigos, hechos de barro.>>
(Abreu Galindo, 1997:57)
<<Adoraban un ídolo de
forma humana, pero no se sabe quien era. Lo tenían en una casa como templo,
donde hacían congregación, la cual estaba rodeada por dos paredes, que entre sí
formaban un pasillo, con dos pequeñas puertas, una fuera y la otra en medio; y
allí, como en un laberinto, entraban a sacrificar leche y manteca. Algunos
pretenden que entre estos bárbaros hubo otras clases de idolatría, de las
cuales la verdad es que no se tiene ninguna seguridad. (Leonardo Torriani,
1959:41)
Esta isla y la de Erbania (Fuerteventura,) fueron las
primeras en recibir de manera masiva el impacto catequizador del catolicismo,
lo que indudablemente contribuyó a la temprana erradicación de la ancestral religión del pueblo, además del
brutal despoblamiento llevado a cabo por los piratas normandos y castellanos de
Bethencourt, mediante la saca de esclavos. Es por ello que la documentación
llegada hasta nuestros días es escasa, no obstante la epigrafía recogida en los
grabados rupestres nos hablan de una cosmogonía riquísima, pero tendremos que
esperar a que las investigaciones de los especialistas consigan descifrar los
mensajes que encierran, de los que solamente conocemos ligeros fragmentos
aportados por Bethencourt Alfonso y
Rafael Muñóz.
ERBANIA (Fuerteventura:) Había en isla dos
mujeres que hablaban con el demonio (designación que los católicos aplicaban a
los espíritus mediadores “paganos”); la una se decía Tibiabin y la otra
Tamonante. ( la que deletrea, la que divulga, Ignacio Reyes García, 200:126-7)
Y quiere decir que eran madre e hija, y la una servía de apaciguar las
disensiones y cuestiones que sucedían entre los reyes y capitanes, a la cual
tenían mucho respeto, y la otra era por quien se regían en sus ceremonias.
Éstas les decían muchas cosas que les sucedían. Fray J. Abreu Galindo,
1977:59-60)
La isla de Fuerteventura, cuando
fue conquistada, era dominada por muchos duques y por dos mujeres principales,
las cuales eran sumamente respetadas por todos. La una se decía Tamonante, la
cual regía las cosas de la justicia y decidía las controversias y disensiones
que corrían entre los duques y los principales de la isla, y en todas las cosas
era superior en su gobierno. La otra era Tibiabin, mujer fatídica y de mucho
saber, quien, quien por revelación de los demonios o por juicio natural,
profetizaba varias cosas que después resultaban verdaderas, por lo cual era
considerada por todos como diosa y venerada; y ésta gobernaba las cosas de las
cosas de las ceremonias y los ritos como sacerdotisa. (Leonardo
Torriani,1959:75)
Son rudísimos, pertinaces en su
secta, tienen templos donde hacen sacrificios con humo de cosas que queman,
como no sea carne, sino cebada, dátiles, asisten hombres y mujeres.
La isla de Fuerteventura fue
dividida al través con una Pared de más de
cuatro leguas de mar a [mar], término de dos Reyes, el de hacía Canaria
llaman Ayose y el de hacía el Norte Guise; cada uno se gobernaba por una mujer,
que ambas hablaban con el demonio, llamadas Tamonante y Tibiabin, éstas
apaciguaban las discordias, maestras de ritos y ceremonias, avisaban de casos
contingentes.(Marín de Cubas, 1993:104-5)
De estos textos de se desprende
que en la isla de Fuerteventura, tanto el poder político como el religioso eran
ejercidos por mujeres siendo además hereditario, es plausible que similar
sistema de gobierno tanto laico como religioso debió existir en Lanzarote.
Imperando al igual que en el resto de las islas el matriarcado. A pesar de que
Marín de Cubas, nos dice que “eran pertinaces en su secta” y que tanto
Tamonante como Tibiabin, “eran maestras de ritos y ceremonias,” no nos dice nada sobre los nombres de las
deidades ni sobre sus ritos, posiblemente no porque no los supieran, sino por
temor a la Inquisición
española la cual mostraba un celo excesivo en cuanto a la divulgación de los
contenidos de la religión de los antiguos Canarios.
ESERO (Hierro:) Adoraban los herreños dos ídolos fingidos en la mente
devotos de hombre y ganados machos, Orajan de mujeres y hombres; Mon, a quién
pedían agua y buenos temporales y hacían juramento; no les hacían sacrificios
ni otra ofrenda, ideábanlos en dos riscos o peñascos, cercano uno del otro, muy
altos delgados y peinados como torreones, en el término de Bentaiga y hoy
llaman Los Santillos de los Antiguos: la rogativa para la lluvia era juntarse
alrededor de ellos así hombres como sus ganados repartidos a cada uno, los
machos a uno, las hembras a otro,
acorralados, ayunando por tres días, unos dando voces y gritos, bailando
alrededor del peñasco, otros balando y gruñendo, y con dar vueltas en torno lloraban a gritos;
y si no llovía enviaban un adivino a la
cueva Artheita en el término Tacuitanta, y entrando invocaba a los ídolos, y le
salía un cochinito llamado Orafaibo, que significaba medianero, y venía con él
bajo el tamarco, a los demás, y era recibido con fiesta y baile; y lo tenía
hasta que llovía lo bastante, y este animalito era el medianero de las lluvias,
y suelto a la vista de todos volvía a la cueva. ( Tomás Marín de Cubas,
1993:108)
Los hombres adoraban a un ídolo
macho, y las mujeres a una hembra. Al macho llamaban Eraoranhan, y a la
hembra Moneiba; les hacía oraciones, sin sacrificio, y creían que vivían
en los altísimos peñascos. Además de estas cosas, tenían en gran veneración el
cerdo, y el demonio, a quien llamaba Aranfaibo, se les aparecía en esta figura.
Cuando tardaban las lluvias, ayunaban tres días seguidos y gritaban al cielo,
llamando el agua, estando en un lugar reservado para ello, llamado Tacuitunta,
que estaba cerca de una cueva, llamada Abstenehita; y de esta cueva a
sus gritos salía fuera el demonio en figura de cerdo, y les daba la lluvia.
(Leonardo Torriani, 1959:214)
Adoraban los naturales de esta
isla del Hierro dos dioses ídolos, que los fingían macho y hembra. Al macho
llamaban Eraoranzan y a la hembra Moneiba. Los hombres eran
devotos del varón, y las mujeres de la
hembra; y esta devoción se entendía por los juramientos, ruegos y peticiones
que hacía. No les sacrificaban más de rogarles por los temporales, para yerbaje
a sus ganados. Y a estos sus ídolos o dioses no los tenían hechos de alguna
materia, sino solamente eran intelectuales, fingiendo que su habitación y lugar
para hacerles bien era en dos peñascos cumplidos a manera de mojones que está
en un término que llamaban Bentayca, que hoy llaman los Santillos de los
Antiguos; y que, después de oídos y cumplido el ruego, se subían al cielo.
Y, como no tenían otra noticia
sino esta falsa opinión, después de ganada la isla por los cristianos y
doctrinados y instruidos en la fe, aplicaron a Dios Nuestro Señor el nombre de Eraorazan
y a la Virgen María
el nombre de Moneyba. Y, como
estos isleños eran gentiles idolatras y les faltaba la lumbre de la fe, y el
demonio es padre de la idolatría, por la actitud que había en ellos, había el
demonio ganado crédito con ellos y hacían que lo adorasen. Y, como el principal
sustento de los herreños era el ganado, ya que por las sementeras no les
pusiese cuidado la falta del agua, poníanles por los yerbajes y pastos para el
ganado. Y así, cuando veían tardar las aguas en el invierno, juntábanse en
Bentayca, donde fingían estar sus ídolos, y alrededor de aquellos peñascos
estaban sin comer tres días, los cuales con el hambre lloraban y el ganado
balaba, y ellos daban voces a los dioses ídolos, que les mandasen agua. Y, sí
con esta diligencia no llovía, uno de los naturales, a quien ellos tenían por
santo, iba al término y lugar que llamaban Tacuytunta, donde está una cueva que
decían Asteheyta, y, metiéndose dentro e invocando los dioses ídolos, salía, de
dentro un animal en forma de cochino, que llamaban Aranfaybo, que quiere decir
<<medianero>>; porque, como aquellos gentiles veían que por sus
ruegos no alcanzaban lo que pedían, buscaban medianero para ello. Y a este
Aranfaybo, que era el demonio, tenían ellos en lugar de santo, y era amigo de
Eraorazan. Y, como salía, lo tomaba y lo llevaba debajo del tamarco a donde estaban
los demás esperando con sus ganados, alrededor de aquellos peñascos; y andaban
todos dando gritos y voces en procesión , a la redonda de aquellos dos riscos,
y llevando el cochino debajo del tamarco. Y, como el demonio es grande artífice
de cosas naturales, hacía llover, porque fuesen ciegos tras su adoración. Y, si
vía el que llevaba el cochino que era menester más agua, teníase consigo este
demonio y, cuando le parecía que había llovido lo necesario, largábalo y
volvíase a su cueva, a vista de todos. (FR. J. de Abreu Galindo, 1977:90-91)
No deja de ser loable la ingenua
credulidad de estos autores, no sólo afirman que el pobre cochino es el
demonio, sino que además sostienen que éste proporcionaba la lluvia solicitada
por los bimbaches (herreños). No cabe duda de que los sacerdotes bimbaches
(herreños) como los de cualquier otra religión, eran perfectos conocedores de
la climatología de la isla y maestros de las cabañuelas, por tanto, sabían con
bastante aproximación cuando iban a producirse las lluvias, convocando al
pueblo a las rogativas en fechas próximas a que estas se produjeran, con lo
cual era difícil que fallara la petición de lluvias, y, si estas no se
producían en el tiempo estimado, siempre le quedaba al zahorí el recurso de
alargar el tiempo de la rogativa haciendo uso del intermediario. Lo que queda
claro, según se desprende de estos textos es que tras las rogativas en un
tiempo más o menos razonable siempre se producía la lluvia aunque esta fuese
provocada por el “demonio”. Y, considerado seguro el método de los canarios
para obtener las tan necesarias lluvias, la iglesia católica no dudó en
apropiárselo, y así, en lugar de sacar al Aranfayfo en las rogativas, se sacaba
–y se saca – en procesión a los santos, vírgenes y cristos católicos con el
mismo fin. Naturalmente, tuvo que pasar un determinado tiempo para que el clero
cristiano fuese conociendo las peculiaridades climáticas de las islas, así una vez conocidas éstas, o bien
asesorados por prácticos del país, atendían las solicitudes de los feligreses
de sacar las imágenes en rogativa de lluvias, si las condiciones metereológicas
eran favorables, o bien las posponían con cualquier pretexto hasta que estas
fueran idóneas, así casi siempre conseguían que la procesión tuviera el excito
deseado, con gran felicidad por parte de los feligreses. Como podemos ver, la
iglesia no ha hecho otra cosa que cambiar el intermediario de que se vale el
pueblo para solicitar a la deidad la ansiada lluvia “arrimando el ascua a su
sardina”.
BENAHUARE (La Palma:) Eran idolatras, porque adoraban al
demonio en forma de perro, a quien llamaban Haguanran; y decían ellos que éste
moraba en el cielo, al que decían Tigotan, y en tierra, en la cumbre de las
montañas llamadas Tedote; y encima de
ésta hacían sus sacrificios de leche y de mantequilla.
Eran estos palmero idolatras; y
cada capitán tenia en su término a donde iban adorar, cuya adoración era en
esta forma: Juntaban muchas piedras en un montó en pirámide, tan alto cuanto se
pudiese tener la piedra suelta; y en los días que tenían situados para
semejantes devociones suyas, venían todos ellos allí, alrededor de aquel montón
de piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás
ejercicios de holgura que usaban; y estas eran sus fiestas de devoción. Pero no
dejaban de entender que en el cielo había a quien se le debía reverencia; y al
que ellos entendían que estaba en el cielo, y lo llamaban Abora. Pero el
capitán o señor de Acero, que es la Caldera, no tenía estos
montones de piedras, a causa de que entre el naciente de las dos aguas que
nacen en éste término está un roque o peñasco muy delgado, y de altura de más
de cien brazas, donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se
llama el roque de Idafe. Y tenían tanto temor no cayese y los matase que no
obstante aunque cayera, no les podía dañar por estar las moradas de ellos muy
apartadas, por sólo el temor acordaron que de todos los animales que matasen
para comer, diesen a Idafe, la asadura. Y así, muerto el animal y sacada la
asadura, se iban con ella dos personas; y llegados junto al roque, decía
cantando, el que llevaba la asadura: Y iguida y iguan Idafe; que quiere
decir: <<dice que caerá Idafe>>. Y respondía el otro, cantan – Que
guerte yguan taro; que quiere decir: <<dale lo que traes, y no
caerá>>. Dicho esto, la arrojaba, y daba con la asadura, y se iban; la
cual quedaba por pasto para los cuervos y quebrantahuesos, que en esta isla
llamaban guirres.
Tenían gran cuenta con los días,
por las lunas, a quien tenían en gran veneración, y con el sol.
A estos palmeros se les aparecía
el demonio, en figura de perro lanudo, y llamábanlo Iruene.(FR. Abreu
Galindo, 1977:270)
Eran grandemente idolatras ó
devotos, en cada término de los
referidos había gran montón de piedras solas, y en ciertos días disputados de
la luna, venían a él todos los vecinos de la comarca a bailar y cantar endechas
y corridos y a luchar, y comían allí carnes medias crudas y asadas, y leche y
otras cosas de su uso. Entienden que en lo alto hay un Señor todopoderoso que
gobierna todo lo criado, a quien llaman Abora; los del territorio de Eccero en
lugar del montón de piedras tiene un roque muy alto y delgado de más de cien
brazas, muy venerado y de tanta estimación como ídolo llamado Aidafe, a éste
iban a pedir en sus necesidades les socorriese, y porque siempre estuviese
enhiesto y no cayese le rogativas y ofrecían las asaduras de todos los animales
que mataban en aquella rogativa; todos los vecinos y cofrades llevaban las
asaduras entre dos cantando y respondiendo, muy poco a poco, y el uno decía:
“Iguida iguan Aidafe”, que significa “dice Aidafe que se ha de caer”, y
respondía el otro: “Quegueire iguantaro”, “pues dale lo que llevas y no caerá”,
y llegando al pie del risco las arrojaban y las comían las aves, cuervos,
milanos, guirres o quebrantahuesos. Contaban los días por lunas y los años por
el sol, y tenían a estos planetas grande veneración. El demonio se les aparecía
muchas y frecuentes veces en figura de perro lanudo; llámanle Iruene. (Tomás Marín
de Cubas, 1993: 217-8)
TAMARÁNT (Gran Canaria:) Entre las mujeres
canarias habían muchas como religiosas, que vivían con recogimiento y se
mantenían y sustentaban de lo que los nobles les daban, cuyas casas y moradas
tenían grandes preeminencias; y diferenciábanse de las demás mujeres en que
traían las pieles largas que les arrastraban, y eran blancas: llamábanlas magadas,
los malhechores que se acogían a sus casas no eran castigados. A las casas
llamaban Tamonante en Acoran, que es decir <<casa de Dios>>.
Tenían casas donde se encomendaban al Dios que estaba en lo alto, que decía Almogaren,
que es <<casa santa>>; las cuales rociaban todos los días con
leche, y para ello tenían cabras diputadas, y no le quitaban los garañones en
todo el año, porque no les faltase la leche. Decían que en lo alto había una
cosa que gobernaba las cosas de la tierra, que llamaban Acoran, que es
Dios.
Tenían dos riscos muy altos, donde iban con procesiones en
sus necesidades: el un risco se llamaba Tirmac, el término de Galdar, y el otro
risco se llamaba Umiaya, en Tirajana que dicen los Riscos Blancos, término de
Telde; y quien juraba por Tirmac o por Umiaya, se había de cumplir por ser
juramento grave. Adoraban a Dios alzando las manos juntas al cielo. Cuando
faltaban los temporales, iban procesión, con varas en las manos, y las maguadas
con vasos de leche y manteca y ramos de palmas. Iban a estas montañas, y allí
derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en
torno de un peñasco; y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar,
en el agua, dando todos juntos gran grita. No tenían distinción en los días del
año, ni meses, más que con las lunas. (FR. Abreu Galindo, 1977:156-7)
...En efecto, entre ellos no hubo
idolatría ni predicación evangélica, sólo que, al igual que los atenienses
adoraban un Dios desconocido e invisible, y le hacía sacrificios. Lo
consideraban inmenso y lo crían en todas las cosas; pero no como hombre, ni
como alma del mundo, como lo comprendía Varrón, sino como mente divina que
gobierna los cielos y las estrellas y los elementos, según lo confesaban los
platónicos, los esotéricos y los pitagóricos.
Tenían los canarios un sacerdote
llamado Faicag, a quien cumplía hacer oración y los sacrificios. También
tuvieron casas de vírgenes a modo de convento, que llamaban Tamonante en
Acoran, es decir <<templo de Dios>>. Fueron los canarios verídicos y nobles. (Leonardo Torriani, 1959:
94-5)
Decían que Acoran Dios sólo,
eterno omnipotente, y le adoraban idea; juraban por Majec, que es el sol,
decían ser un solo demonio, que él sólo padecía tormentos y fuego eterno en las
entrañas de la tierra llamado Gaviot, al alma tenían por inmortal hija de
Majec, que padece afanes, congojas, angustias, sed y hambre, y llévanles de
comer a las sepulturas los maridos a las mujeres y ellas a ellos; a los
fantasmas llaman Majios o hijos de Majec; llaman Tibicenas a las apariciones
del demonio, que muchas y frecuentes veces al día y de noche se aparecían en
forma de perros lanudos y otras de aves como pava, gallina con pollos, becerro,
etc. Adorábanles en muchos sitios sagrados y venerados, así montes, cuevas,
bosques, casas, riscos, y juraban por, muy solemnemente; el mayor adoratorio
donde hacía romerías era Almogaren de Umiaya, que es una casa de piedra sobre
un alto risco en Tirajana, llamado Risco Blanco, que fueron de Antón de la Santidad, conquistador
aún allí hay tres braceros cantos grandes, donde quemaban todos frutos menos
carne, y por el humo si iba derecho o ladeado, hacían su agüero, puestos sobre
un paredón a modo de altar de grandes piedras y enlosado en lo alto del monte,
y ha quedado una capilla y sacarrones, dentro todo de una gran cerca de piedras
muy grandes, y es el risco el más descollado de todos aquellos sitios. Estas casas
o sitios de adoración las regaban con leche de cabra, que todo el año
reservaban un ganado para estos señalado, habían hombres que vivían en clausura
a modo de religión; vestían de pieles, largo el ropón hasta el suelo;
barruntaban el porvenir y eran Faisajes; observaban algunas moralidades y en
corrido sabían de memoria la historia de sus antepasados, que entre ellos se
quedaban consejas de los Montes Claros de Atlante en África en metáforas de
palomas, águilas; éstos eran maestros que iban a enseñar muchachos a los
lugares; había nobles, y villanos para enseñar lo que conviniese a los
villanos, y sí había niños hábiles los enviaban a Umiaya como a mayor
Universidad, sí no es que fuesen de fuerza y ánimo para la guerra, porque éste
era su primer instituto; eran para maestros los pusilánimes y débiles para el
trabajo.
Otro adoratorio hay en el término
de Gáldar, que dura el nombre, que el risco de Tirma, lleno de caseríos, y
grandes cuevas; a este iban las Maguas en romería llevando vasos de leche para
regar y ramos en las manos, y de allí bajaban al mar, que está cerca y daban
con ellas golpes en el agua pidiendo a Dios socorro en sus necesidades y ellos
tenían fe en ser remediados; más de dos leguas alrededor tenía este risco de
sagrado para los delincuentes, así para ellos como para sus ganados, y así era
muy habitado este sitio.
Eran sagradas también las casas
de las maguas que los españoles llamaban Marimaguadas; era una cerca de pared,
casa y cueva habitación de muchas doncellas desde catorce a treinta años,
porque después si querían casarse podían salir; que allí nadie, pena de vida,
les podía hablar, y solamente cuando había falta de agua y de hambre salían en
procesión a rogar a Tirma les socorriese; iban mirando al cielo, haciendo
visajes y meneos con los ojos, cabeza y cuerpo, ya cruzando los brazos, ya
abriéndolos, decían: “Almene Coran”, que significa: “Válgame Dios”; después de
haber rodeado el risco caminaban hacía el mar. Salían fuera de sus monasterios
las Maguas para bañarse en el mar, y para ello había días diputados que todos
debían saber, y si algún hombre por descuido se hallase con ellas o se las
encontrase en el camino perdía la vida; solamente cuando iban a adorar a Tirma
en la casa Tamogante, podían desde lejos mirarlas. (Tomás Marín de Cubas,
1993:204-5)
Nos hemos extendido un poco con esta cita de Marín de
Cubas, por considerar que este texto reproducido, nos aporta una serie de datos
sobre la religiosidad de nuestros antepasados que no está recogidos por otros
cronistas, indudablemente, ello nos ayudará a comprender más profundamente el
mundo cultual de nuestros ancestros, del que iremos descubriendo facetas de una
riqueza espiritual insospechadas y que, se han venido hurtando sistemáticamente
al conocimiento de nuestro pueblo.
CHINET (Tenerife:) Esta isla de Tenerife se llamaba, en su común
hablar, Chinechi, y a los naturales llamaban Bincheni. Y adoraban a Dios, a
quien llamaban Guayaxiraxi; y a Santa María, después de que les
apareció, la llamaban Chaxiraxi. Y es de notar que Guayaxiraxi
quiere decir <<El que tiene al mundo>> y Chaxiraxi quiere
decir <<La que carga al que tiene el mundo>>. Y por otro nombre,
llamaron a Santa María Atmayceguayaxiraxi, que quiere decir <<La Madre del que carga al
mundo>>. Y no adoraban ídolos, ni tenían otra cosa quien adorar, sino a
Dios y a su Madre, aunque no tenían otra
inteligencia de la cosas de Dios. Llamaban también a Dios por otro nombre Atguaychafanataman,
que quiere decir <<El que tiene al cielo>>, porque ataman
quiere decir <<cielo>>. (FR. J. Abreu Galindo, 1977:300-1)
...Y aunque conocían haber Dios, el cual nombraban por
diversos nombres y apellidos, como son Achuhurahan, Achahucanac, Achguayaxerax,
que quiere decir el grande, el sublime, el que todo lo sustenta, no tenían rito
alguno, ni ceremonias, ni palabras con que lo venerasen. Más cuando los
temporales no acudían, y por falta de agua no había yerba para los ganados,
juntaban las ovejas en ciertos lugares que para esto estaba indicados, que
llamaban baladeros de las ovejas, e incando una vara o lanza en el suelo,
apartaban las crías de las ovejas y hacían estar las madres alrededor de la
lanza, dando balidos; y con esta ceremonia entendían los naturales que Dios se
aplacaba y oía el balido de las ovejas y les proveía de temporales. (Fray
Alonso de Espinosa, 1980:34)
Confesaban al verdadero Dios con
este nombre, Achguayaxerax y Ochoron Achaman, es decir,
<<sustentador del cielo y de la tierra>>.
También lo llamaban Achuhuran
Achahucanac, es decir, <<el grande, el sublime>>; y a Nuestra
Señora, Chaxiraxi, y también la llamaban Armaxes Guaiaxiraxi, que
significa <<la Madre
de aquél que sustenta el mundo>>. Dicen también que a Dios lo llamaban Arguaicha
fan ataman, que significa <<Dios del cielo>>, porque al cielo
llamaban ataman; y que celebraban algunos días de fiesta. Contaban el
tiempo de la luna con nombres diferentes; y el mes de agosto se llamaba Begnesmet.
Tenían bautismo con agua, que administraba una mujer venerable, la cual por
esta razón, contraía parentesco con todos. Decían que había infierno en el Pico
de Teide (porque Eheyda quiere decir <<infierno>>, y el demonio se
dice guaita, y que Dios había hecho al primer hombre y a la primera mujer de la
tierra.(Leonardo Torriani, 1959:180-1)
En esta isla de Tenerife unos afirmaban que no había en el
cuerpo alma racional, o que en muriendo el cuerpo todo se acababa, otros
confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha; juraban solemnemente
por el sol llamado Acaman y que había otro Señor que gobernaba el mundo, y las cosas
sublunares llaman Iguaya hiraji, compuesto de guaya que significa espíritu, y
hiraji cielo. Conocen haber demonio y llaman Guayote, y que él sólo tiene la
pena en la tierra y en los sitios en que hay volcanes, fuego y azufre, y en
particular en el monte de Teyde, Adoraban por cosas celestial y suprema deidad
a La Virgen de
Candelaria y al niño en su mano derecha llamaban Chijoraji; hasta el tiempo de
la conquista, contaban haber cien años solares que tenían a esta Señora en su
tierra, muy poco más o menos, y hacía en ellos admirables prodigios en medio de
ser paganos e idolatras; hacían largas romerías a visitar los huesos de sus
sepulcros en todo semejantes a los canarios y en particular había los mas
frecuentes en el pico del Teide y también juraban por los huesos de sus
antepasados a modo de venganza o pleito homenaje; en sus sacrificios se les
aparecía el demonio en varias apariencias, y de ordinario en la de perro grande
y lleno todo de lana, llamaban cancha guacancha; otros ponían el cuerpo boca abajo
hablando algunas palabras dentro de un hoyo, y así llamaban al ausente aunque
fuese de muy larga distancia. (Tomás Marín de Cubas, 1993:220-1)
Creemos que la afirmación de
Abreu Galindo en cuanto a que los guanches no adoraban ídolos,
fue fruto de la desinformación. Evidentemente, en la rica cosmogonía guache,
tenían y adoraban a determinadas imágenes no menos de nueve según Sedeño como
tendremos oportunidad de ver.
El único de los historiadores canarios que supo ver el
origen Oriental de la
Religión de nuestros antepasados, (a pesar de su profundo
catolicismo) fue el guanche de ascendencia mahorera D. Tomás Marín de Cubas. El
espíritu de aguda observación mostrado en su obra por D. Tomás, no fue del
agrado de los poderes coloniales de la época como tampoco lo ha sido para las
posteriores, quizás por ello fue considerada “obra maldita” por los
detentadores de la Historia
oficial y oficialista, siendo postergada y condenada al ostracismo como lo fue
también otra de las obras cumbres de la historiografía canaria, nos referimos a
la Historia
del Pueblo Guanche del insigne amesnau tinerfeño D. Juan Bethencourt Alfonso.
Estas dos obras básicas para el acercamiento a un conocimiento de la Historia de Canarias, no
mediatizada ni falseada por la visión triunfalista y etnocentrista que nos han
venido trasmitiendo durante centurias, en las que se han venido sosteniendo
toda una serie de falsedades y falacias en torno al pueblo dominado, capaces de
hacer sonrojar a cualquiera que no esté de una manera u otra captado por los
intereses coloniales-culturales de la Metrópolis en Canarias. Estas dos obras
fundamentales para entender y comprender nuestro pasado, han venido siendo
citadas profusamente por los autores españolistas, pero al mismo tiempo han
sido ignoradas tanto por organismos públicos como por los entes académicos,
quizás por ser considerado su contenido demasiado peligroso, para el endeble
andamiaje histórico que sobre nuestras islas han venido construyendo los
guerreros de antifaz con patentes de corso en la cultura canaria. Llegados a
este punto, quiero hacer una digresión, es digno de destacar que el hecho de
que estas dos obras cumbres hayan visto la luz pública, es debido al entusiasmo
de dos honestos investigadores canarios a quienes deseo rendir mi modesto
homenaje: D. Manuel A. Fariña González, en el caso de la obra de D. Juan
Bethencourt, y a D. Francisco Ossorio Acevedo en la de D. Tomás Marín. Así
mismo, no puedo dejar de reconocer el esfuerzo económico que fue necesario para
la publicación de las mismas, asumidos también por dos canarios de pro: D.
Francisco Lemus, quien asumió el riego de la publicación de la obra de D. Juan
Bethencourt y la del Director de Ediciones Globo para la de D. Tomás.
Veamos algunas de las notas que
sobre el origen Oriental de la Religión Guanche nos trasmite D. Tomás, o como él
dice:“Sectas gentilicias, y costumbres persianas” (mesopotámicas e
egipcias. Debemos tener en cuenta que D. Tomás escribió su obra sobre 1694).
...Mirlaban los canarios sus
difuntos, fue uso de Sirios y Egipcios dice Alejand. En Alejandro lib. 3 cap. 2
Divrum Génesis, donde dice que ponían dentro del cadáver resina de pino, y
polvo de cedro, sal y mirra: Muchas naciones los Agrigentinos, Tártaros y
Hebreos, los primeros tenían sus difuntos en sus moradas haciéndoles
sacrificios con luces, fuegos y comidas, o los tenían presentes mirlados, o
pintados en tablas o pared escritos con loores de vencedor, a el Capitán o Rey,
y a éstos llamaban Lares; los Tártaros hacían debajo de tierra aposentos a sus embalsamados,
los Hebreos en sepulcros arcas de piedra, y los romanos lo mismo en mármoles, y
alabastro; en los canarios se hallaron estos modos de mirlados y sepulcros
entre pedregales, el cual tienen los Árabes. (Tomás Marín de Cubas, 1993:379)
Genios.
Los Egipcios fueron lo que
adoraron Idolos primeros que otros, en forma de animales, o en aquella en que
al Demonio le era más convenible, no tuvieron esto los canarios, aunque el
Demonio se les aparecía en forma de perros, de gallina con pollos o caballo y
pava. (Ibiden: 380)
Diezmos.
Fue costumbre de muchas naciones
el cierta limosna de las cosechas de sus frutos a modo de diezmos; en la Ley Vieja daban de 40
partes una, y otros de 70, y otros daban ofrendas según su voluntad, y en ellos
hubo según costumbre; tuvo principio desde Adán dando Caín a Dios lo peor, y
poco, y Abel lo más y mejor, el primero que pagó el diezmo fue Abraám a
Melquisedec de la presa que quitó a los Reyes que llevaban cautivo a su sobrino
Lot: usaron de cierta porción ofrecida de sus frutos los canarios, que algunos
juzgaron fuesen Diezmos como ya hemos dicho.
Los Romanos ofrecían al genio que
adoraban, asaduras de animales sacrificados envueltos en harina de centeno.
Según Plutarco, y Pausianas lib. 3, hacían sacrificios de perros al genio, Pan
y Lycro, y a los genios de los Campos Elíseos era de Cabras y Cabrones blancos;
y así los Romanos como los Sirios hacían sacrificios a la estrella de los
Caniculares matando en sus fiestas gran cantidad de perros; y Plutarco dice que
este sacrificio era también a Gessia; y al genio Rubigo sacrifican perrillos
pequeños como los Argivos a Proserpina en el mes de Abril para limpiar el
pulgón, y los comían por regalo, y los Boecios sacrificaban a Diana perros, y
los hombres forasteros a modo de los Indios Mexicanos; los Romanos al templo de
la Fortuna
regaban con leche de cabras; y sus pastores eran devotos de Poles, a quien de
noche festejaban con bailes, fuegos y comidas, luchas, carreras y gritos
cantando endechas tristes de lástima y pesar, y después todos comían carnes
asadas de cabra, y cabrón blanco bebiendo mucha leche; ofrecían leche también a
Flora, Vesta y Agria, que es a los genios de la tierra, campo y flores; Rómulo
siempre a todo genio otra cosa, que leche no sacrificó, y este oficio fue de la Vírgenes Vestales
llamadas Harimaguadas. San Agustín lib. 2 De Civitate Dei, y lib. 4 cap. 11, y
Marco Varrón lib. De Rerum Etica.
Los Griegos y muchas naciones
rodeaban el campo, templo o riscos, pidiendo a voces el remedio para los
campos, y ganados, y lo mismo hacían los Romanos cantando himnos o canciones a
su genio, sacrificaban una puerca parida o una vaca; luchaban y bailaban,
comían carne asada, haciendo lo mismo en sus casamientos sacrificaban a los
Lares un cochino; ofrecían para hacer rebaño de cabras pintadas las fiestas de
Pan, y Minerva, y también leche, miel, vino, y un castrado, cabrito o cabrón
pintado de blanco.
Los paganos que adoraban al sol,
luna o estrella de Júpiter no tenían templo, y en su lugar montones de grandes
piedras, y en los altos riscos hacían corrales, que les servían de templo.
Los Mauritanos según Lucano lib.
De Farsalias, y Plutarco Lib. 5 Inita Cosaris tuvieron en adoración a su Rey
Juba como los Romanos a Rómulo, y fue costumbre de muchas naciones: En Canaria
hacían los Canarios juramento por Tirma en cierto risco llamado de este nombre,
Silio Itálico refiere muchas veces en las Guerras Púnicas, a Agua Tirma y
parece que fue Gigante como fue Jucancha, o Junicaso en Thenerife; y los
majoreros tuvieron a Magot, y todos lo referían al Sol.
Los Árabes sacrificaban al Dios
no conocido llamado de otros mismos Hado fatal, y de los griegos y romanos
Forti Fortuna, y de los filósofos la voluntad de un solo Dios todopoderoso,
Causa de todas las causas; por medio de ciertas Vírgenes que tenían en clausura
en forma de comunidad hasta tiempo de casarse, engordaban cuanto fuese posible
a un camello nuevo que les sacrificaban, y estas también solían pedir buenos
temporales: y de esto usaron los Canarios, menos el no tener camellos. (Tomás
Marín de Cubas, 1993:380-1)
Como podemos apreciar, existe un
amplio especio dentro de las religiones orientales y greco-latinas en que se
alojan infinidad de figuras de seres intermedios que tienen sus respectivos
exponentes en la
Religión Guanche, básicamente porque todas estas religiones
proceden de un tronco común. En la religión católica, la Diosa fue suplantada por el
dios único de un pueblo, que después impusieron en el mundo “pagano” a la vez que tomaba de éste
toda su comosgonía y ritos, simplemente cambiándoles el nombre y sustituyendo a los espíritus y
genios por ángeles y santos, aplicando a éstos las atribuciones de seres intermediarios con la divinidad,
como sucede con el Dios canario Chayuga protector de la Naturaleza y los
animales silvestres cuyos atributos fueron asimilados al santo católico San
Antonio. En todo caso, en todas estas concepciones religiosas forman parte
indisoluble de las mismas los seres intermedios que aproximan la figura de la
divinidad al mundo de los hombres, que le sirven de “mensajeros”, que la hacen
visible y que protegen el curso de su vida, que habitan en su mundo, que cargan
con la responsabilidad de sus lados oscuros, figuras a las que se le atribuyen
los males que el hombre no puede explicar o cuya responsabilidad no se atreve a
cargar. Es el mundo de los espíritus, los genios benignos y malignos, de los
ángeles de los demonios. Un mundo reconocido en todas las religiones y tanto
más complejo y abigarrado cuanto más cerca estamos de la religión olvidada por
el pueblo, de la religiosidad ancestral, aunque no falta tampoco en las
representaciones religiosas de las teologías y los cultos paganos oficiales.
El viaje de los espíritus
Quisiéramos referirnos en este
apartado a la existencia del viaje de los Espíritus Vitales, o si se quiere, al
lugar definitivo en que se hallan, puesto que si atendemos al texto de Scory,
citado ut supra, las «almas» de los que han sido malos «están detenidas en
aquel lugar», no como una situación definitiva, sino como un paso previo antes
de su ubicación final en el seno de la
Sol, donde después de un tiempo indeterminado pasa a
integrarse en la esencia universal de la Diosa-Madre Chaxiraxi.
“Esta tradición solar se sintetizaría de la siguiente manera:
creían que los espíritus de sus antepasados iban a parar al Sol, y cada mañana
a su salida por el Este aparecían en el firmamento, realizando el itinerario
diurno hasta que finalmente desaparecían, para de nuevo regresar al día
siguiente. En muchas culturas este viaje de las almas en su morada solar se ha
simbolizado con un carro; en Tenerife, este medio ha sido sustituido por
pájaros y, en islas como El Hierro, se asimiló a una casa.” (Tejera Gaspar)
El concepto de Infierno en la sociedad guanche:
El concepto que del
Infierno en el ancestral pueblo guanche-entendiendo como tal a todos los
primitivos habitantes de todas las islas del Archipiélago-nos ha sido
trasmitido por los cronista y primeros historiadores de la invasión y
sometimiento de esta nación, ha sido ciertamente manipulados por dichos
cronista e historiadores, o al menos desarrollados desde una óptica
etnocentrista, ya que la mayoría de ellos fueron miembros del clero de la secta
católica y los otros estaban profundamente influenciados por un cristianismo fanático
propio de aquellos tiempos.
En época más recientes, la actitud del estamento académico
y docente oficial y oficialista sustentado por la metrópoli ha continuado
manteniendo las misma primicias doctrinales que sus antecesores, repitiendo y
repitiéndose continuamente, sin que en la mayoría de los casos se hayan
preocupado en investigar de manera seria y coherente el rico legado espiritual
y cultural recibido de nuestros antepasados plasmados en muchos documentos
generados por el propio sistema, además de la riquísima historia oral de
nuestro pueblo trasmitida mediante la Tamusni. Naturalmente
de este apartado debemos excluir a un reducido grupo de docentes e
intelectuales canarios, así como otros que lo han sido de corazón, los cuales
han sido capaces de bordear las restricciones impuestas por el colonialismo y
han ido aportando interesantes estudios sobre nuestra ancestral cultura,
religión y tradiciones.
Veamos algunos aspectos en torno al Infierno relativos a la primitiva sociedad canaria
recogidos por diversos autores.
El Teide y las
fuerzas fatídicas
Tal como recoge el profesor A.
Tejera Gaspar: “De entre los fenómenos que forman parte de la cosmovisión
guanche se hallan todos los relacionados con lo que denominaremos genéricamente
como fuerzas del mal, seres demoníacos, fatídicos, espíritus malignos, que se
ubican en puntos distintos del paisaje o se significan en forma animada en
zonas determinadas de él, o se materializan en árboles, fuentes; en forma de
animales. A todos ellos se les considera como seres animados y dotados de vida
propia.
Los autores que transmitieron
información sobre nuestros antepasados guanches, coinciden en afirmar que
concebían al Teide como el lugar que albergaba las fuerzas del mal.
Es posible que estos fenómenos producidos
por un volcán como El Teide, son los que expliquen su relación con las fuerzas
malignas de la naturaleza, procedentes del mundo inferior y, posteriormente,
concibiéndolo así en su cosmogonía y asimilándolo, por tanto, a todos los
hechos negativos: seres demoníacos, espíritus malignos, etc. La propia
denominación, Eheide, una de las variantes con que se conoce al Teide, ha sido
considerada por diferentes autores con el sentido de «ser malo», «área
fatídica», J. Al-varez Delgado (1945:38), explica Echeide bajo la forma Ech-Eheide, sería «paraje fatídico» y Teide
= T -Eheide significaría «el fatídico» o «el infernal», A, Cubillo (
1983), piensa que Teyde puede asimilarse al verbo tuareg ESSED y que la forma
ECHCHED, según el P, Ch, Foucauld significa «ser malo, ser fatídico», Asimismo,
en la lengua de los kabilas de Argelia, se encuentra el primer fenómeno AZZED
con valor de «ser malvenido». Este lugar, concebido como ubicación de las
fuerzas malignas, se creyó la morada en donde se hallaban detenidas «las almas
de sus predecesores que han sido malos» (Scory, en B, Bonnet, 1936:51 ).”
(A.Tejera Gaspar, 1988:41)
La tradición literaria, como no
podía ser menos, concibió al Teide como la ubicación del Infierno al interpretarlo a través de la cosmogonía cristiana.
«Los antiguos isleños lo llamaron
Eheide que significa «infierno», por el fuego espantoso, ruido y temblor que
solía hacer, por lo cual 1o consideraban morada de los
demonios». ( L. Torriani, 1978:
176).
«con todo esto conocían haber
infierno, y tenían para sí que estaba en el pico de Teide, y así llamaban al
infierno Echeide» (A. Espinosa, 1980:35).
Al asimilarse el Teide con la
concepción cristiana del Infierno se desvirtuó una realidad de difícil
comprensión -porque se halla inevitablemente mediatizada, por quienes son
portadores de una cosmovisión contrapuesta-, dificultando así comprender cuál
fue su sentido real. De manera semejante sucede con la personificación del
demonio «mas conocían haber infierno, i que solamente era para el demonio llamado
Guaiota» (A. Sedeño, en F. Morales Padrón, 1978:378),
Parece lógico que este Guaiota o
Guayota se asemeje a la concepción de las fuerzas malignas, pero sin que
sepamos qué papel desempeñó en su cosmogonía, puesto que como hemos señalado,
aquéllas se manifiestan de manera muy diversa. ¿Es acaso el símbolo máximo de
las fuerzas fatídicas? En todo caso, la documentación que poseemos permite
plantear otras lecturas alternativas, En una misma información que figura en la
denominada Crónica de A. Sedeño, se hace referencia a la creencia de los
guanches en un «demonio llamado guaiota (,',) i que hauitaba en el volcán del
pico de Teide» (A, Sedeño, en F. Morales Padrón, 1978:378),
“Decían que el alma no tenía pena o gloria; más conocía haber infierno,
y que solamente era para el demonio llamado guaiota y al infierno llamaban
Echeyde, y que habitaba en el volcán del pico del Teyde así le llamaron isla del infierno.” (A. Sedeño, 1983: 29)
De este pasaje de Sedeño, podemos
deducir que guiota - guayota o Gabiot no es un demonio tal como lo conciben los
católicos, un diablo cuyo reino se basa en las llamas eternas donde se
achicharran aquellos que no siguen los preceptos de la iglesia católica.
Es en todo caso, un espíritu
mediador entre la deidad y los hombres, que asume sobre sí los aspectos
negativos de la comunidad. Tiene sus dominios en el Echeyde, es decir es en
cierta manera un espíritu protector de los hombres y de lugar, cuyos dominios territoriales son el gran volcán, causa
perenne de inquietud entre la población, por la amenaza que supone las
erupciones del mismo, siendo misión del genio protector Guayota el velar por
mantener al Teide calmado.
Además de su consideración de
lugar fatídico por su propia naturaleza volcánica, el Teyde era considerado un lugar de
estacionamiento para los espíritus que no habían observado una vida honesta,
sin que ello suponga una concepción de purgatorio o infierno según los dogmas
judeos-cristianos, mas bien se produce un periodo de tiempo indeterminado
durante el cual el espíritu esta sometido a un proceso de purificación antes de
emprender el viaje a la Sol,
tal como apunta el profesor Tejera Gaspar: “...Señalando además el lugar en que
se hallan los espíritus de estas personas que han tenido una mala actuación en
su vida, desde luego en un sentido seguramente diferente al que se le atribuye
en la cosmogonía cristiana, pero que no somos capaces de comprender en su
totalidad. Este lugar aludido (Echeyde) se emplaza en el Teide, confirmando su
asimilación con una idea fatídica o <<Ser malo>> conque se
identifica las fuerzas del mal, como hemos estudiado en éste mismo capítulo...”
( Antonio Tejera Gaspar, 1987:49)
Como hemos dicho el concepto de
infierno no es el mismo para los guanches y para los católicos. Para nuestros
antepasados, este concepto se refiere a lugares fatídicos, sitios con
connotaciones poco deseadas bien porque las energías telúricas de estos lugares
sean negativas o bien porque en ellos hayan sucedido hechos luctuosos que
afectan a la comunidad, adquiriendo así. la calidad de lugar fatídico, este
aserto queda corroborado por el hecho de que gran número de lugares y más
concretamente barrancos de nuestras isla ostentan el topónimo castellanizado de
infierno, sin que ello presuponga ni está recogido en ninguna fuente que estos
barrancos estén considerados como lugares de estacionamientos temporales de
espíritus o maxios.
Al respecto el Dr. Bethencourt
Alfoso nos legó un catálogo de topónimos correspondientes a la isla Chinet
(Tenerife) con el nombre de Infierno,
veamos:
“Veremos al tratar de la teogonía
guanche, que situado Chinechi en el centro de la Tierra, si bien comunica al
exterior por medio del Teide, parten de dicho antro subterráneos ideales a
distintos puntos de la isla, que aún llevan el nombre del infierno por el papel
que jugaban en su liturgia, como son: «El Infiernillo» o «Barranquillo del
Infierno», en cumbre de Taganana; «Barranco y Salto del Infierno», en el
Borgoñón, Tegueste; «Hoyo del Infierno», debajo del Clavel, en el Sauzal; «Salto
del Infierno», en los Riscos de las Canales, cumbre de la Victoria; «Cueva y Salto
del Infierno» en Barranco Hondo y «Barranco del Infierno», entre Victoria y
Santa Ursula; «Barranco del Infierno», después de Llarena en La Orotava; «Barranco y Salto
del Infierno», en el Puerto de la
Cruz; «Barranco del Infierno», próximo a los barrancos de
Ruiz y de la Furnia,
entre Los Realejos y San Juan; «El Infierno» o «Purgatorio», en los Toscales de
Guaja, Igueste de Candelaria; «Barranco del Infierno»; en Adeje; y «Barranco
del Infierno», debajo de Mazca, en Teno de Buenavista».(Bethencourt Alfonso,
1991)
*Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
Seudonimo de Eduardo Pedro García Rodríguez
Ciudad colonial de Eguerew,
noviembre de 2007.
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