Capitulo
III
Mueren las ideologías. Pasan las filosofías. Pero los sueños permanecen. Son ellos los que mantienen siempre abierto el horizonte de la esperanza.
Chaurero n Eguerew
3- 1. PRECISIONES SOBRE LA RELIGIÓN DE LOS
GUANCHES:
En este artículo el Sr. Báez nos sorprende
una vez más empezando por el titulo, pues entendemos que no se puede precisar lo que se desconoce o se
conoce superficialmente, actitud propia en todo caso de personas temerarias.
Don Fernando comienza el escrito afirmando: “Los guanches, no tenían una religión espiritista, ni espiritualista,
propia de indios americanos u otros selváticos”.
Entendemos
que este planteamiento y su alusión a los indios americanos además de absurdo y temerario, es
irrespetuoso con otras culturas y conlleva una gran carga peyorativa, expuesta
desde una óptica prepotente y etnocentrista propia de quienes creyéndose
superiores, desprecian las singularidades ajenas aunque estas en los aspectos
espirituales y sociales sean superiores a las suyas.
En cuanto a que: “Los guanches, no
tenían una religión espiritista, ni espiritualista…”
Observamos Sr. Báez que
continúa usted tan desinformado en esta cuestión como en otras de la Iglesia Guanche
sobre las que ha emitido sus desacertados juicios, ello a pesar de que existe
una extensa y variada bibliografía sobre el tema, en sus aspectos como entes
mediadores, mensajeros o funerarios. La veneración a los espíritus es una de las fases más
extendidas de las religiones de la humanidad, siendo en muy escaso número los
pueblos que no la tienen.
Antes de entrar en el tema de la veneración
a los espíritus por parte de nuestros antepasados, permítanos hacerle una
observaciones en cuanto a los conceptos: “re-ligarse,
si lo hace con los espíritus de sus antepasados, será una comunicación –del
todo punto imposible”…
Sr.
Báez, creemos entender que usted afirma que
la comunicación con entes espirituales fuera de esta realidad no es
posible, si esto es así ¿En que se basan las religiones monoteístas para
afirmar que sus dogmas, ritos y normas filosóficas y morales lo son por
disposición de la divinidad? Podríamos admitir que algunos de los textos
considerados sagrados por esas religiones sean “inspirados” pero ¿como explicar los textos
“dictados” directamente por la propia
divinidad? Si no existe comunicación,
¿Cómo es que María madre de Jesús
ha sido tan pródiga dictando mensajes?
Quizás es por ello que para solventar estas dudas las denominadas
grandes religiones monoteístas precisan de extensos y profundos estudios
teológicos y filosóficos para negar lo que es evidente y hacer creíble lo
absurdo tratando de demostrarnos que lo blanco es negro y viceversa.
En cuanto a tema religare permítanos otras observaciones:
Al parecer Sr. Báez, usted asume la definición que para
religación acuña modernamente el filósofo católico español Javier Zubiri que
reduce la religación al nexo supuesto que creen entre el hombre y dios,
“olvidando” que además existen otras formas de religación, veamos:
1.-Religación cultural, como relación constitutiva de los sujetos
humanos respecto de realidades
culturales extrasomáticas, es decir, de entidades humanas, fabricadas por el
hombre, pero impersonales, y al margen de las cuales el sujeto no podría haber
llegado a ser humano (“el palo, el garrote, hizo al hombre”).
2.-Religación personal humana,
como relación constitutiva de los sujetos humanos con otros sujetos humanos: el
individuo humano está religado a otros sujetos sin los cuales no puede existir
como tal sujeto (“no hay yo sin tú”).
3.-Religación cósmica, como la relación constitutiva de los sujetos
humanos con entes impersonales y no humanos, es decir, con los entes llamados
“naturales”: el sujeto humano no puede concebirse como si fuera el “hombre
volante” que Avicena ideó para subrayar la espiritualidad sustancial de los
sujetos humanos.
4.-Religación religiosa, como la
relación de los sujetos humanos con otros sujetos no humanos pero
personiformes, como puedan serlo, por ejemplo, los animales numinosos. La
religión se define, dentro del campo filosófico, como la religación de cuarto
género (que no se reduce a la supuesta religación con el dios del monoteísmo).
La “religación” es el despertar coincidente,
crítico e interpretativo de la vinculación entre los interrogantes planteados
por el enigma humano y el misterio de lo divino que responde a ellos con
donación última de sentido.
El filósofo cristiano Juan Masiá ahonda en el tema en una ponencia
presentada en el Coloquio sobre Diálogo Interreligioso celebrado en la Universidad de Coimbra
el 18 de noviembre de 2010, de la cual extraemos el siguiente resumen:
“La filosofía critica los excesivos entusiasmos de
la mística, el peligro de fanatismo en la profecía y la hybris de autoritarismo
dogmático de los sacerdocios.
Tanto las religiones etiquetadas
convencionalmente como místicas, así como las clasificadas con el letrero de
proféticas, u otras que no encajen en dichas tipologías, todas sin excepción
necesitan hoy día redescubrir la autenticidad mística (interioridad) y la
genuina praxis profética (socialidad) como tarea urgente del presente siglo,
más allá del mero diálogo interreligioso. Todas las religiones heredan
tradiciones de paz, pero todas ellas a lo largo de la historia se han desviado
de sus raíces y han caído en la violencia: violencia en el interior de
la propia religión, violencia entre las religiones y violencia entre las
religiones y la sociedad. Está por resolver el problema de si las causas de
estas violencias son meramente coyunturales o se insertan estructuralmente en
la religión misma. Habrá que continuar la tarea de dilucidar esta cuestión en
el lugar privilegiado del encuentro intercultural e intercosmobvisional de las
religiones, oportunidad para su transformación mutua en beneficio del
redescubrimiento de la ”religación”.
Tres propuestas desde la filosofía sobre el diálogo
interreligioso:
1. El
encuentro interreligioso no es suficiente. El encuentro
interreligioso entre religiones con predominio del aspecto místico y de
religiones que acentúan los rasgos proféticos no parece suficiente para superar
las desviaciones fanáticas, exclusivistas o intolerantes que se han dado en la
historia de casi todas ellas.
2. Hace falta reflexión autocrítica en el
seno de cada religión. Hay que decir que es necesario un
pensamiento autocrítico y hermenéutico para discernir en el interior de cada
religión sus desviaciones y autoengaños. No propongo que absoluticemos la
crítica de la modernidad, ni tampoco que nos quedemos en ella; solamente
pretendo constatar que las religiones que no pasen por esa etapa crítica, seguirán
sin aprobar la asignatura pendiente: la tolerancia, la apertura al pluralismo y
a dejarse transformar por lo diferente, atreviéndose a “renegociar” psicológica
y sociológicamente su identidad.
3. La filosofía ayuda a
discernir las ideologías dentro de las religiones. Convendrá para esta
tarea que la filosofía discierna a las llamadas “religiones monoteístas del
libro” y a las religiones incluidas bajo el común denominador de
“espiritualidades no-teistas”.
Ambas se pueden influir y fecundar mutuamente. La
reflexión crítica de la filosofía será un reto para ambas y, a la vez, una
ayuda para explorar el futuro de las religiones o, en su caso, el futuro de
nuevas formas de espiritualidad, religiosidad o “religación” más allá de las
religiones. (Juan Masiá, 2010)
Dicho lo que antecede, vamos a ocuparnos del tema
de la veneración a los espíritus de nuestros ancestros, tema que dividiremos en
varios apartados y en una breve introducción.
Culto a los espíritus de loa antepasados
El mundo religioso de la sociedad
guanche, es en extremo complejo, a pesar de que las referencias que sobre el
mismo nos han llegado de manera escrita (la Historia siempre la escriben los vencedores) son
pocas y confusas debido a la imposición traumática del catolicismo, cuya misión
primordial fue la erradicación furibunda e irracional de todo vestigio de la
milenaria religión profesada por el
pueblo guanche, los pocos documentos que
hasta nosotros han llegado, especialmente los conservados a través de la
tamusni, y las escasas referencias recogidas por los cronistas, aunque estas
están expuestas desde un punto de vista etnocristiano y etnocentrista, nos
dejan vislumbrar un mundo espiritual y una concepción del universo y de la
función que el hombre desarrolla en él, mucho más elevada que la que portaban
aquellos bárbaros fanáticos cuya religiosidad se basaba en unas simples
prácticas externas, (teatrales) carentes de conceptos elevados de la moral y la
ética.
La riqueza religiosa y espiritual del pueblo guanche,
está modelada por milenios de práctica en torno a los designios de la Diosa-Madre, cuyos
aspectos iremos desarrollando en páginas sucesivas. La estricta observancia que
de los postulados religiosos y morales hacía la sociedad guanche, quedó
recogida por algunos autores los cuales no dudaron en calificarla como una
etnia de valientes y pacíficos pastores,
de costumbres moderadas y puras, modelo de honradez, lealtad, pundonor, moderación y formalidad, trabajadores
compasivos, y extremadamente respetuosos con los ancianos, y sumamente hospitalarios. Estas virtudes son
reales, no son un producto literario, pues las mismas forman el sustrato ético
y moral de la población Canaria actual, a pesar de la avalancha de “cultura”
globalizadora que en estos últimos tiempos nos invade con una virulencia mucho
más activa que, aquella que sufrimos hace más de quinientos años, y que
lamentablemente, aún continuamos sufriendo y soportando, quizás como justo
castigo y penitencia por haber permitido el que unas hordas extranjeras nos
arrebataran el sagrado culto a nuestras divinidades ancestrales.
Es por ello que debemos orientar
nuestros espíritus, hacía el encuentro
con los espíritus de nuestros antepasados, para que en estrecha comunión con
ellos, hagamos aflorar el cúmulo de virtudes que nos han trasmitido, que están
latentes en nuestro ser, y que nosotros
hemos mantenido en parte oculto, por el temor que han incrustado en nuestros
sentimientos, las practicas represoras de una religión deshumanizada, absolutista
y, básicamente amoral, que nos ha sido impuesta con la fuerza de las armas.
Al contrario
que la creencia monoanimista, propugnada por otras religiones, la Iglesia Guanche
sostiene que el hombre tiene dos espíritus: el
Espíritu Vital, que mantiene en correcto funcionamiento las funciones
orgánicas (respiración, circulación de la sangre etc.) y responsable a su vez
del calor corporal y de la capacidad de movimiento, así como del conocimiento
del entorno donde nos movemos; y el Espíritu Libre, que alberga la conciencia,
la capacidad de entendimiento, la decisión, y la voluntad.
Mientras que el
Espíritu Vital permanece de forma indisoluble unida al organismo, el Espíritu
Libre es puramente espiritual, independiente del cuerpo, al igual que los
espíritus y los dioses.
Cuando las
funciones orgánicas se hallan desactivadas, como en el sueño, durante un
desmayo, en el delirio, etc., el espíritu puede separa de su envoltorio físico
y pude viajar al otro mundo, a otros planos espirituales. Lo que allí ve y
experimenta lo trasmite al hombre en forma de sueños y visiones. Tras la muerte
se va al más allá, al Seno de Magek con los antepasados para reencontrarse con
los suyos. Ya que el hombre no es inmortal pero sí su Espíritu Libre. (Klaus E.
Müller et al, 2000: 481-ss.)
Los espíritus,
son “almas” libres de los antepasados, que desempeñan un papel importante entre
los poderes del más allá junto a otros espíritus y dioses que forman la Corte de la Gran Diosa-Madre
Chaxiraxi y sus aspectos; Magek-Tanit-Tara-Diosa Celeste-Moneiba; Abora etc.
Puesto que la autoridad aumenta con la edad, cuando más edad se tiene más
perfección se alcanza y por consiguiente más puro son los espíritus.
Así pues, los antepasados desde los más
antiguos fundadores del pueblo guanche-mazigio, disfrutan ante la Diosa del rango más alto,
por encima del más viejo de sus descendientes, aunque por debajo de los dioses,
los cuales a su vez están por debajo de la Diosa Superiora y
Creadora, como la más poderosa de todos. Los espíritus, al igual que los
ancianos con vida, aconsejan a los suyos, en sueños, se preocupan de que
sigamos buen camino, nos brindan la fertilidad de nuestros animales, vigilan
nuestros campos y nos guían en nuestras profesiones y empleos. Y sobre todo,
vigilan que nos mantengamos fieles dentro del orden trasmitido de generación en
generación. Quienes somos negligentes recibimos advertencias en forma de signos
y pequeñas desgracias, los que no llevamos una vida honesta, nos veremos
afectados por enfermedades graves, accidentes, pérdidas materiales o la misma
muerte. Así pues, todos debemos poner un desmesurado interés en nuestras
relaciones con los espíritus de nuestros antepasados, manteniendo unas
relaciones fluidas, sin perturbaciones, para ello debemos guardar un culto
reverente. No descuidando hacerles con regularidad
ofrendas de ramas, flores o lo que buenamente y con amor podamos ofrecerles.
Debemos tenerlos presentes en nuestras fiestas y celebraciones familiares, y en
las comunitarias, si danzamos cantemos hagámoslo en su honor, cuando tomemos
moderadamente unas copas o participemos en una comida, hagámoslo en su honor,
pues ellos siempre están entre nosotros.
Los espíritus
de nuestros antepasados, están íntimamente ligados a sus descendientes más
próximos, al entorno donde ellos moraron en vida, y al grupo donde desenvolvieron su actividad cotidiana.
Se preocupan especialmente por proteger a los suyos, siempre que estos se
comporten de forma adecuada y les rindamos correctamente los rituales, tal como
hemos expuesto más arriba, así nos veremos protegidos del peligro y de los
estímulos negativos. Los hombres jóvenes para adquirir su espíritu protector
personal, deben mantener una búsqueda que en ocasiones puede ser larga, y nada
fácil debido a los impulsos propios de la edad, pero esta búsqueda puede ser mucho
más fácil si pone en ello verdadero empeño, observando una vida honesta y
haciéndose aconsejar de personas mayores, entendidas y de buena vida.
También
debemos cuidar a los espíritus protectores de la región, ellos cuidan y
protegen a los ganados, los campos, los montes y las aguas y el aire. Estos
espíritus han pasado por diversas etapas de perfeccionamiento y la Diosa los ha investido como
dioses mediadores, por lo que generalmente no están muy próximos entre si, y
los más perfectos y puros son los que
guían a los dirigentes y, a los sacerdotes y maguadas. A estos importantes
espiritus mediadores se deben honrar de manera especial como mínimo una vez al
año, preferentemente durante la celebración del año nuevo guanche y durante el
Beñesmer.
El
mundo de los espíritus dentro de la teogonía de nuestros antepasados, es
complejo y ha sido poco estudiado. La información que nos ha llegado es poca y
confusa debido a que las creencias y ritos de la religión guanche fue
brutalmente reprimida como hemos dicho por el fanatismo cristiano, sí bien el
pueblo guanche se esforzó por conservar sus prácticas religiosas, el transcurso
del tiempo y los nuevos métodos de penetración empleados por la iglesia
católica, obligó a los detentadores de los ritos guanches a sincretizar dentro
de los ritos cristianos sus creencias como único medio viable para la
supervivencia de las mismas. En la actualidad, aún perduran y se practican
determinados ritos de nuestra religión ancestral, pero estos son celosamente
guardados por un número muy limitado de familias que son depositarias de éste
legado religioso, las cuales observan un
total hermetismo sobre los mismos, traspasado estos conocimientos entre
miembros de una misma familia, preferentemente de abuelos a nietos, y de tíos a
sobrinos manteniendo así, el culto primitivo, y también los aspectos
hereditarios de este sacerdocio.
Este aspecto secreto del culto,
mantenido durante generaciones ha venido hurtando a la curiosidad del
investigador y del curioso muchos de los pormenores del culto guanche a los
espíritus, así, en este estado de la cuestión, no es de extrañar que algún
investigador haciendo uso de su profundo academicismo, diga con razón: “Resulta
difícil comprender de las fuentes escritas
qué idea tuvieron los guanches acerca del espíritu de sus muertos, a
donde iban en que lugar residían y, en general toda, todo lo relativo a su
concepción sobre este aspecto siempre difícil de explicación para el
comunicante, así como para quien recibe la información. En este caso, probablemente,
la transmisión de estas ideas resultaría más difícil para los informantes que
serían muy reservados a la hora de manifestar sus opiniones sobre cuestiones
siempre tan difíciles de comunicar, como por el deseo expreso de no desvelar
hechos íntimos, seguramente en una cierta aureola de misterio, así como también
por la propia formación religiosa de quien la recibe. El Padre Espinosa,
recopilador de la información de los guanches, trasmite así su idea acerca del
alma “ “...más ni conocían inmortalidad
de las almas” A. Espinosa, 1980: 35). En el sentido en que es conocida por un
cristiano, con toda probabilidad no supieron qué era. Un testimonio se recoge
en la crónica de A. Sedeño”. (Antonio Tejera Gaspar, 1988: 48-9)
Los espíritus de los
ancestros en las fuentes
La existencia
de los espíritus (maxios) es, fundamentalmente, una verdad de fe. La fe
será, por consiguiente, el punto de apoyo para sondear la naturaleza de los
entes espirituales. Incluso la iglesia católica, que históricamente se ha
erigido en perseguidora de los espíritus “paganos”, admite la existencia de
éstos sincretizados como ángeles desde el Antiguo Testamento hasta la
actualidad. Así, la iglesia católica afirma en el credo la existencia de “seres
invisibles”; en el concilio IV de letrán (1215) y en el Vaticano I (1870,) lo
define expresamente; la liturgia católica canta la existencia de los espíritus,
en el Prefacio y los invoca en el Canon: “Te rogamos, oh Dios todopoderoso, que
mandes llevar estos dones a tu excelso altar por manos de tu santo Ángel”.
El
anteriormente citado Doctor de la iglesia católica (Agustín de Hipona, de
orígenes mazigio y pagano, que veneraba a Tanit antes de su conversión al
cristianismo) formula una razón de conveniencia de extraordinaria hondura
teológica, y perfectiva: “Es necesario admitir la existencia de algunas
criaturas incorpóreas –dice– porque lo requiere la perfección del universo” (1
q50 al). Quien ve con ojos limpios la obra creadora de Dios, sabe
encontrar y unir los hilos que lo tornan inteligible.”
El análisis
del teólogo se hace sutilísimo. Los entes mediadores son criaturas totalmente
espirituales, sustancias completas, superiores al hombre e inferiores a la Diosa, con una enorme
capacidad de inteligencia y de amor, elevadas al orden sobrenatural, sometidas
a una prueba que determinó la distinción entre espíritus buenos y espíritus
malos. Los espíritus buenos, los Espíritus Libres que están en la presencia de la Diosa, los Espíritus Vitales
bienaventurados, a los que se les permite morar en el Sagrado Valle de Eguerew,
“forman una multitud inmensa, superior a la muchedumbre de los seres
materiales, porque la
Diosa-Madre Chaxiraxi que mantiene perfecta la creación, abre
más la mano en la cantidad a medida que sus criaturas son más perfectas, más
espirituales. No hay, además, dos entes de la misma especie, sino que cada uno
tiene la suya propia.
[…] en sus
cuevas a modo de templo imploraban a sus antepasados, los
Majos, Maxios, Maluos, Mahoreros o Magos que eran sus
espíritus.
Parece que
por lo que los Maxoreros i Canarios creían, admitían la
inmortalidad del alma, que no sabían luego explicar. Tenían los
de Lancarote y Fuerte Ventura unos lugares o cuebas a modo
de templos, onde hacían sacrificios o agüeros según Juan de
Leberriel, onde haciendo humo de ciertas cosas de comer, que
eran de los diesmos, quemándolos tomaban agüero en lo que
hauían de emprender mirando a el jurno, y dicen que llamaban a los Majos que
eran los spíritus de sus antepasados que andaban por los mares i uenían allí a
darles auiso quando los llamaban, i estos i todos los
isleños llamaban encantados, i dicen que
los veían en forma de nuuecitas a las orillas de el mar, los
días maiores de el año, quando hacían grandes fiestas, aunque
fuesen entre enemigos, i veíanlos a la madrugada el día de el
maior apartamento de el sol en el signo de Cáncer, que a
nosotros corresponde el día de San Juan Bautista.
Magos,
Manos, Majios y Maxios en otras versiones. Tenían los
antiguos observado que en este mundo andaban mezclados
con los vivientes ciertas sombras ocultas a la vista, o
algunos de los vivientes, o sus sitios, se ocultaban y podían ocultar a los
vivos. Lo primero entendían en los manes, o almas de los
difuntos, que llamaban encantados, y de ellos tenían grandes
consejas, y mayormente los canarios de esta isla (Canana),
y todas dimanan u originan de grandezas de príncipes hechos
leones, aves, palomas, nieblas, nombrando casi siempre los
montes claros que son en África los de Atlante, de donde parece
tenían su origen, y muchos ríos y arboledas de aquellos sitios,
de donde se verifica tenían el alma por inmortales. Estos
antepasados nuestros sabían perfectamente de su lugar de
origen, de los montes claros de las montañas del Atlas. (Marín de Cubas
en: Hupalupa, 1987:55)
Los guanches de Tenerife y, con
toda probabilidad el resto de las poblaciones insulares, creían que los
espíritus de sus antepasados iban a parar a la Sol, astro que, consideraban como Ser Superior
por excelencia (junto con el Dios del Cielo, que sostiene) y era, por tanto,
objeto de adoración. Esta deidad solar se sintetizaría de la siguiente manera:
creían que los espíritus de sus antepasados iban a parar a la Sol, y cada mañana a su salida
por el Este aparecían por el firmamento, realizando el itinerario diurno hasta
que finalmente desaparecían, para de nuevo regresar al día siguiente.
La isla de Fuerteventura fue dividida al través con una
Pared de más de cuatro leguas de mar a [mar], término de dos Reyes, el de
hacía Canaria llaman Ayose y el de hacía el Norte Guise; cada uno se gobernaba
por una mujer, que ambas hablaban con el demonio,[1]
llamadas Tamonante y Tibiabin, éstas apaciguaban las discordias, maestras de
ritos y ceremonias, avisaban de casos contingentes. (Marín de Cubas,
1993:104-5)
Una aproximación al término
“Maxo”
El Dr. José Barrios García,[2] en un documentado trabajo presentado en las III Jornadas de
Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, el cual por su indudable interés para
el tema que nos ocupa reproducimos en su casi totalidad, sostiene: “Como veremos a continuación, creían los
majoreros que las personas estaban compuestas
de un cuerpo material y de, al menos, un espíritu que pervivía después de su muerte.
A este espíritu llamaban maxos, palabra que en otros textos aparece, como maxios, majos,
magos, etc. Tanto el término “majo”,
como el de “majorero”, han sido tradicionalmente utilizados por las fuentes escritas y la tradición oral como gentilicio
para designar a los naturales de
Fuerteventura y Lanzarote. Además, según ciertos autores: Maho (Abreu), Maoh (Torriani), Mahorata (Viana), era también el nombre que le daban algunos a estas dos
islas.
Desde este punto de vista, tanto las dos islas como
sus habitantes, vivos o muertos, parecen haber recibido, según algunas versiones, el
mismo nombre de: maho, majo, magio, maxio, etc.
Esta palabra es relacio-nable lingüística
y semánticamente con el etnómino con el que se denominan a sí mismas las poblaciones comunmente llamadas beréberes; según
Salem Chaquer et al:
“La lengua
de los touaregs, que es una forma del beréber, se divide en
varios dialectos mutuamente inteligibles con muy poco esfuerzo...
Para
designarse a ellos mismos, estos pastores nómadas del Sahara Central, como
todos los bereberes, utilizan el término Ama-jeg/Imuhag, con variantes
dialectales múltiples: Amaheg, Amaceg, Amazig... que podemos seguir desde la
antigüedad: Maxyes de He-rodoto, Mazyes de Mecateo, Mazices y Mazaces de la
época latina”.
Para Prasse, la forma primitiva de este término sería á-mahzíg, y la forma ámáhág, variante dialectal de los touaregs del
Ahaggar, es señalada por algunos estudiosos como
la más cercana lingüísticamente al “Majo” de
Lanzarote y Fuerteventura. En esta línea de apreciaciones parece claro que la palabra “majo” se correspondería
precisamente con una variante dialectal
insular del término panberéber con el que estas poblaciones se designan a sí
mismas.
La adscripción por algunos historiadores de esta
palabra como nombre de las dos islas
orientales, puede entonces matizarse en el sentido de que, si lingüísticamente, designa una etnia, podría
entonces, por extensión, designar el
territorio que esta etnia ocupa; es decir, no sería éste el nombre
de la isla, sino más bien el nombre del territorio que ocupa la etnia. Por otra parte, como nombre de las islas
tenemos los más conocidos de Erbania
(Fuerteventura) y Titerogaka (Lanzarote).
Los Maxos en las fuentes
A continuación presento algunas de las citas que se
pueden encontrar en los textos historiográficos referidas al tema de los
encantados o espíritus de los antepasados. Todos los textos claves se
encuentran en alguno de los manuscritos que hoy conocemos del
historiador de las Canarias, don Tomás
Marín de Cubas (1643,1704), natural de Telde y nacido en el seno de una
vieja familia de la localidad. Parece claro que la mayoría de estas noticias, como tantas otras, las tomó
Marín de Cubas de la tradición oral, que en esta época debía abarcar a un alto
porcentaje de población que no
sabía leer ni escribir y, en buena medida, constituida por descendientes de los antiguos canarios. La
escasez de noticias estrictamente
referidas a Lanzarote y Fuerteventura, me ha motivado a recoger también
aquellas referidas a otras islas, pues, sin que quepa hacer generalizaciones gratuitas, algunas de las propias
citas y de las tradiciones conservadas
en otras islas, hacen referencia a que la cultura de los “maxos” se hallaba extendida al resto del archipiélago con
extensión y variantes a determinar.
Textos del Escudero
“Parece por lo que los maxoneros y Canarios
creían, admitían la inmortalidad del alma... Tenían los de Langarote y Fuerte Ventura unos lugares o cuebas a modo de templos, onde hacian sacrificios o Agüeros según Juan de Leberriel, onde haciendo humo
de ciertas cosas de comer, que eran de los
diesmos, quemándolos tomaban agüero en lo que havian de emprender mirando a el
jumo, i dicen que llamaban los Majos que eran los
spiritus de sus antepasados que andaban por los
mares y venían alli a darles aviso quando los llamaban,
i estos i todos los isleños llamaban encantados, i dicen que los veian en forma
de nuvecitas a las orillas de el mar, los dias maiores de el año, quando hacian grandes fiestas, aunque
fuesen entre enemigos, i veíanlos a la madrugada el dia de el maior
apartamento de el sol en el signo de Cáncer,
que a nosotros corresponde el dia de S.
Juan bautista.”
En esta cita del Escudero, podemos ver por un lado,
quiénes eran los encantados, por otro, la forma
que tenían los vivos de contactar con ellos, y cómo el término “encantado” era utilizado por todos los isleños.
Marín de Cubas,
para Gran Canaria, señala:
“A el alma decían que era hija de el sol, i a los
fantasmas llamaban Magios, que significaban
encantados u ocultos que tenian allá otra
vida de penas y afanes congojosa de lo qual andaban llevándoles de comer a las cepulturas.”
Escudero dice:
“En otro lugar que llaman campos o vosques de deleite
están los encantados llamados maxios i
que allí están vivos i algunos están arrepentidos
de lo mal que hicieron contra sus próximos i otros desvarios. Esto decian los mas avisados faisanes”
Según esto, y sin excluir otras posibilidades, los magios, para los majoreros
andaban por los mares, mientras que en Gran Canaria se encontraban en “campos o vosques de deleite”. Para Tenerife,
Scory los sitúa en el Teide y en Agüere, pues nos dice:
“Y los guanches,
naturales de la isla, afirman estar aquí en la caldera del Teide el infierno, y que las almas de sus predecesores que han sido malos están detenidas en aquel lugar,
pero las de los que han sido hombres
de bien y valientes van a un valle graciosísimo, en el cual esta hoy fundada la gran ciudad de La Laguna”.
Formas que adoptan
los Maxos
Según las fuentes que estamos manejando, lo más
común es que los magios se manifiesten como
nubes o vapores. Ya hemos visto la cita del Escudero,
Marín añade:
“Los canarios llamaban encantados a ciertos nublados o vapores levantados de los arroyos orillas de el mar a la
parte de el sur de esta Isla de Canaria, que a la
verdad duran por tres horas salido el Sol, unos hacen forma de torres, navios,
hombres a caballo, ejércitos de a pie, y conforme corre el viento Norte o
Noroeste en tiempos de Otoño que se recogen
allí al sotavento de los montes: lo mismo
es como causa natural en los ríos, y demás partes donde hay humedades y vapores.”
No obstante, Marín señala para Gran Canaria, otras
formas que adoptaban los encantados:
«Tenían los antiguos observado que en este mundo
andaban mezclados con los vivientes ciertas sombras ocultas a,
la vista o a algunos de los vivientes o sus
sitios se ocultaban, y podían ocultar a los vivos; lo primero entendían en los Manes, o Almas de los difuntos, que llamaban encantados y de ellos tenían grandes
consejas; y mayormente los Canarios
de esta isla [G. C.], y todas dimanan u originan de grandezas de Príncipes
hechos leones, aves, palomas, nieblas nombrando casi siempre los montes claros
que son en África, los de Atlante de
donde parece tenían su origen, y muchos ríos, y arboledas de aquellos sitios.»
Más adelante, añade Marín:
.
“Afirmábanla los canarios de memoria en memoria de que tenían hechos romances o jácaras aun de su origen que
decían haber venido encantados en forma de
Aves desde África del monte Atlante, que
llamaban montes claros con grandes fábulas, y ficciones.”
Lo mismo parece señalar la tradición oral palmera del “Vacaguaré”, cuando
los restos de Acerina, formando una sombra, se trasladan como una nube por el mar en busca de su amado Atanausú.
Los “encantados” y
el solsticio de verano
La fecha de San Juan está relacionada de diversas
formas con los encantados y los encantamientos. Según Marín:
“De las
particularidades que los Ysleños tubieron en algunas islas
lo primero decían que el año que aparecían los Majos, o encantados,
que son ciertas nubes a la parte de el sur por los días maiores de
el año que es a fines de Junio tenian por prognostico serles el año feliz de fructos y
creían haver en ello algo sobrenatural...”
También recoge Marín la tradición de que:
“Un día [como consecuencia de
la mortandad que hicieron entre los canarios los
expedicionarios de 1393, al desembarcar en Jinámar y
Arguineguín precisamente en las fiestas solsticiales] amaneció la plaia
de jinamar dicen ellos llena de encantados como en Argane-guin
que después les quedo como proverbio para acallar los niños de-cian"Atit
Maxos" "cata los encantados"...» (José Barrios García)
Según Sir Edmond Scory (1613/1626) refiriéndose
a los guanches de Tenerife nos dice: “los espíritus de los hombres que fueron
buenos y valientes iban a un valle hermoso que correspondería físicamente a la
ubicación actual de la ciudad de La
Laguna, en Tenerife. Aún así, el destino final de los
espíritus era acabar morando en la
Sol. La condición de valle sagrado de Aguere facilitaba el
uso del mismo tanto por personas como por los rebaños de los diferentes
menceyatos aún cuando hubiese enfrentamientos entre ellos.
Como antes hacíamos mención, Sir Edmond Scory
explicaba en sus escritos el destino que le esperaba al espíritu de todas
aquellas personas que no obraron bien en su vida.
Quisiéramos referirnos en este apartado a la
existencia del viaje de los Espíritus Vitales, o si se quiere, al lugar
definitivo en que se hallan, puesto que si atendemos al texto de Scory, las
“almas” de los que han sido malos “están detenidas en aquel lugar”, (el
Echeyde) no como una situación definitiva, sino como un paso previo antes de su
ubicación final en el seno de la
Sol, donde después de un tiempo indeterminado pasa a
integrarse en la esencia universal de la Diosa-Madre Chaxiraxi.
(En: Guayre Adargua, 2008). Según recoge Tejera Gaspar: “Esta tradición
solar se sintetizaría de la siguiente manera: creían que los espíritus de sus
antepasados iban a parar al Sol, y cada mañana a su salida por el Este
aparecían en el firmamento, realizando el itinerario diurno hasta que
finalmente desaparecían, para de nuevo regresar al día siguiente. En muchas
culturas este viaje de las almas en su morada solar se ha simbolizado con un
carro; en Tenerife, este medio ha sido sustituido por pájaros y, en islas como
El Hierro, se asimiló a una casa.” (Tejera Gaspar)
El científico y
escéptico en temas religiosos Dr. Ignacio Reyes García,[3]
en un interesante trabajo en torno a la espiritualidad del pueblo guanche
expone:
“Algunos indicios permiten
conjeturar que los antiguos isleños concebían el espíritu humano como una
emanación de la poderosa luz solar, pero compuesto a su vez por dos almas, una
sutil y otra vegetativa, igual que ocurría en las tierras del Nilo.”
Más adelante
continúa: “Para la milenaria cultura amazighe, la realidad se concibe
como un ámbito más complejo que el entorno puramente físico o terrestre, donde,
por cierto, todo vive y posee voluntad propia. Otros planos sobrenaturales,
donde habitan almas, espíritus y deidades, también interactúan con nuestro
escenario material. Así las cosas, la muerte se entiende sólo como un tránsito
a otra situación o estado. El ser humano no desaparecería con la extinción de
su envoltura más densa o mortal, acontecimiento que, sin embargo, liberaría no
una sino dos almas del difunto.
En líneas generales, la formulación que describe la
naturaleza del ser y sus propiedades trascendentales (ontología) desde el
antiguo Egipto hasta Canarias se resume en un característico principio
dualista: un alma vegetativa, que permanece por más o menos tiempo cerca del
cuerpo y hábitos terrestres del fallecido, mientras el alma sutil vuelve al
espacio de luz o energía que, por demás, constituye su esencia. Con todo, la
terminología conservada a este respecto en las Islas no acredita de manera
categórica ese dualismo del alma, aunque no sólo las voces correspondientes
sugieren esa representación.” (Ignacio Reyes García, 2009)
Incluso la iglesia judeo-cristiana asume la existencia de los espíritus
aunque disfrazados bajo el concepto de Ángel que significa mensajero y proviene del latín ángelus.
El tantas veces citado Agustín de
Hipona dice respecto a ellos: “Angelus officii nomen est, non naturae. Quaeris
nomen huius naturae, spiritus est; quaeris officium, angelus est: ex eo quod
est, spiritus est, ex eo quod agit, angelus” (“El nombre de ángel indica su
oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un
espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel”). Con todo su
ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan
“constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mt 18, 10), son
“agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra” (Sal 103, 20).
En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello. Cristo “con todos sus ángeles”
Cristo es el centro del mundo de
los ángeles. Los ángeles le pertenecen: "Cuando el Hijo del hombre venga
en su gloria acompañado de todos sus ángeles... (Mt 25, 31). Le pertenecen
porque fueron creados por y para El: “Porque en él fueron creadas todas las
cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos,
las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y
para él” (Col 1, 16).
Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: “¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?” (Hb 1, 14).
Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: “¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?” (Hb 1, 14).
De esta forma según el credo
católico, los Ángeles son mensajeros divinos y están formados por una gran
concentración de energía cósmica; su misión en la tierra consiste en ayudar a
los seres humanos en sus asuntos cotidianos, guiarlos y protegerlos de todo
mal. Y como no podía ser menos en una organización donde prima la jerarquía
estos entes están divididos en categorías, así los superiores son: Miguel, Rafael, Gabriel y Uriel.
Según el catolicismo existen Ángeles en
cada área en particular de la vida, ellos son los encargados de hacer la voluntad de dios, pero les ayudan con
todo su Amor a que lleven una vida más fácil y placentera, ya que la voluntad
de dios es precisamente que estén llenos de amor, salud, riqueza material y
riqueza
Espiritual.
Oración al Arcángel San Miguel
Defiéndenos en la lucha
sé nuestro amparo contra
la perversidad y asechanzas del demonio
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el Divino Poder
a Satanás y a los otros espíritus
malignos que andan dispersos por el
mundo para la perdición de las almas.
Amén.
Por otra parte, no deja de ser
significativo el paralelismo entre los ángeles católicos y el dios mitológico
griego Hermes quien es hijo de Zeus y de Maya (hija de Atlas), su función era
la de ser el mensajero de los dioses. Estaba provisto de unas pequeñas alas
colocadas estratégicamente en su casco y en sus sandalias que le hacía ir a
gran velocidad. Hermes aparece como el protector de comerciantes, pastores,
ladrones e inventores, así mismo otra de sus características era que fue el
encargado de llevar las almas de los mortales hacia el Hades...
Hermes tiene un largo “historial delictivo”, no
sólo robó a Apolo, sino a la misma Afrodita, se apropió del cinto donde
guardaba todas sus armas de conquista haciendo que ésta no pudiera conseguir el
amor de ningún hombre. Fue expulsado repetidamente del Olimpo, pero su gran
capacidad oratoria le hizo obtener la gracia y el perdón de los demás dioses.
Hermes tuvo dos hijos Hermafrodito y Pan.
Estimado don Fernando, en una
próxima entrega continuaremos analizando su artículo Precisiones
sobre la religión de los guanches,
naturalmente sin acritud, solo nos anima el deseo de un enriquecimiento mutuo
en el orden espiritual y cultural, y en lo posible, evitar que nuestra sociedad
continúe siendo victima del síndrome de Estocolmo y comulgando con piedras de
molino.
[1] Los
católicos de la época (como de la actual) tendían a demonizar aquellos aspectos
de otras culturas que no comprendían o que no estuviesen de acuerdo con los
dogmas cristianos.
[2] José Barrios García es
Doctor en Ciencias Históricas (Antropología); Licenciado en Ciencias
Matemáticas; Profesor Titular de Análisis Matemático, Universidad
de La Laguna.
[3] Ignacio Reyes García nació
en Santa Cruz Tenerife en 1962. Es Doctor en Filología y Licenciado en
Historia por la
Universidad de La
Laguna.
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