Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
No es fácil valorar la situación espiritual del pueblo
guanche actual sin caer en simplificaciones excesivas o malas interpretaciones.
Hasta la fecha no se han realizado estudios profundos sobre la verdadera base
ritual y devocional popular en las islas antes de la colonización española.
Quizás esta situación se deba a dos razones fundamentales y ambas
complementarias. En primer lugar, una dependencia absoluta de las misiones
españolas, moldeadoras de una conciencia evangélica totalmente
descontextualizada; y en segundo lugar, una total falta de comprensión de las raíces históricas y espirituales que una
nación ejerce en la percepción del evangelio impuesto.
Los estudios
más difundidos sobre esta materia provienen de pensadores católicos e
investigadores universitarios, quienes, a pesar de sus esfuerzos, no
evalúan la religiosidad dentro de la
perspectiva de la especial idiosincrasia del pueblo canario.
Con este
modesto trabajo pretendemos tener una aproximación a las principales
características de la religiosidad del moderno pueblo guanche del Archipiélago
Canario, esperando que otros pensadores e investigadores de la Iglesia Guanche
puedan seguir adelante en desenmascarar la ignorancia en que ha estado sumido
durante centurias una buena parte de la sociedad canaria por una religión
foránea que fue impuesta por las fuerzas de las armas.
Las creencias
religiosas están presentes en el pueblo canario desde tiempos ancestrales ya
que ellas están asociadas a la ancestral veneración a La Gran Diosa-Madre,
venerada por la humanidad desde hace más de 40.000 años y presente en nuestros
antepasados por lo menos desde 3.500 años antes de la llegada de los
colonizadores europeos a nuestras islas. Sin embargo la religión pagana
católica-romana, impuesta al país por los misioneros españoles y portugueses
constituye, hoy en día, el substrato a partir del cual se entretejen las
complicadas características de la religión oficial en canarias.
Esta
situación traumática conforma el drama nacional vivido por el antiguo pueblo canario y cuyas consecuencias
psicológicas han venido marcando el carácter inseguro que muestra en general nuestro pueblo ante cualquier oferta de
cambio cultural que proceda del ámbito europeo. Uno de los mejores
planteamientos de la situación psicológica en que se encuentra el moderno
pueblo guanche, nos lo ofrece el investigador Nathan Wachtel, en un excelente
trabajo publicado en octubre de 2001, el cual seguimos en las siguientes
líneas:
“En nuestra
memoria colectiva, la aventura de los conquistadores evoca imágenes de triunfo,
de riqueza y de gloria, y aparece como una epopeya. La historiografía
occidental asocia la conquista de Canarias a los conceptos de “Renacimiento” y
de tiempos de “Modernidad”; la expedición guerrera de los españoles coincide
con la imagen de una nueva era. Pero se trata de una nueva era en Europa. Desde
la perspectiva del guanche vencido, la conquista significa un final: la ruina
de su cultura. Para “Descubrir” realmente al pueblo canario, el historiador
nacido en la sociedad de los vencedores debe despojarse de sus hábitos mentales
y, en cierto modo, salirse de sí mismo. Preguntemos directamente entonces a las
fuentes canarias.
Derrotados, el choque psicológico
sufrido por los guanches no se reduce a la irrupción de lo desconocido; lo
extraño de los españoles se manifiesta de acuerdo con una modalidad particular:
la violencia. La derrota significa en todas partes las ruinas de las antiguas
tradiciones. Incluso para guanches que prestaron su ayuda a los españoles los
cuales fueron utilizados como instrumento al servicio de los intereses
políticos de éstos, vieron como en última instancia sus aliados se volvían
contra ellos y les imponían la ley cristiana. Por tanto, los dioses sufren un
ocaso en todas las islas. El traumatismo de la Conquista se define por
una especie de “desposeción”, un hundimiento del universo tradicional.” (Nathan
Wachtel, 2001)
El proceso de conquista y
colonización de Canarias produjo el asentamiento de una oligarquía foránea
formada por un reducto de conquistadores, clero, colonos y representantes de la
corona española que se dedicaban a la extracción agrícola y humana. Los
clérigos de origen hispánico se asociaron con esta pretendida aristocracia y
trataron de trasladar la religiosidad popular española a nuestra nación, una
religiosidad basada en la inquisición con sus tribunales, juicios y torturas.
Así pues el resto de la población se encontró marginada y comenzó a buscar
progresivamente nuevas formas de vivir su ancestral religión al margen del
ámbito católico hurtándola a la
persecución de la inquisición. Así pues, se mantuvo la persecución abierta o
encubierta contra los practicantes de nuestra ancestral religión, haciendo
correr desde los púlpitos bulos tales como que las Maguadas o Harimaguadas (sacerdotisas)
eran brujas que se dedicaban chupar la sangre a los recién nacidos y que hacían
pactos con el diablo católico vendiendo sus almas etc.
Por otra parte, una buena
parte de los creyentes en la Diosa-Madre Chaxiraxi continuaron practicando sus
ritos y creencias sincretizadas bajo formas cristianas, algunas de las cuales
han permanecido hasta nuestros días.
“Saqueos, masacres, incendios,
son la experiencia del fin del mundo. Pero se trata de un fin sangriento de un
mundo asesinado. Ningún comentario sabría expresar mejor el asombro de nuestros
ancestros guanches que los sentimientos de algunos poetas quienes con voces
desgarradas nos exponen con asombrosa intensidad dramática la caída de un
pueblo:
En los caminos yacen dardos rotos,
los
cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
Enrojecidos de sangre tienen sus muros.
Gusanos polulan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si bebiéramos agua de salitre.(adaptación
de un canto Náhuatl)
La obsesión de la muerte, presente a lo largo de todo
este canto, se profundiza a través del sentimiento de que un hecho irremediable
ha herido a los antiguos canarios en su destino colectivo; es su civilización
lo que desaparece entre las lágrimas y la humareda:
El llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en las
Hespérides
...¿A dónde vamos?, ¡oh amigos! Luego ¿fue verdad?
Ya abandonan la ciudad de Telde:
el humo se está levantando: la niebla se está
extendiendo...
Lloren, amigos míos,
tengan entendido que con estos hechos
hemos perdido la Patria Guanche (adaptación de un
canto Náhuatl).
En efecto, la derrota posee un
alcance religioso y cósmico para los vencidos; significa que las Diosas y
dioses antiguos perdieron su potencia
sobre natural. Los guanches nos consideramos como el pueblo amado de Chaxiraxi-
Tara- Magek-Acorán-Achamán. En consecuencia, la caída de la última isla al ser invadida
y conquistada implica algo infinitamente más grave que una derrota militar, con
ella se cierra el reino de la Sol. A partir de entonces la vida terrestre
pierde todo sentido, ya que los dioses están muertos, sólo nos resta a los
guanches morir también:
Dijeron
que no
eran verdaderos nuestros dioses.
Nueva palabras son éstas,
la que hablan,
por ellas estamos perturbados,
por ellas estamos molestos.
Porque nuestros progenitores,
los que han sido, los que han vivido sobre la tierra,
no solían hablar así...
Y ahora, nosotros ¿destruiremos la antigua regla de
vida?...
No podemos estar tranquilos,
y ciertamente no creemos aún,
no lo tenemos por verdad, (aún cuando) les ofendamos.
(canto Nahuatl)
Amenazador es el aspecto del
rostro del Dios cristiano. Todo cuanto enseña, todo cuanto dice, es: “¡Van a
morir!”.
La Conquista, <<carga de
Akanos[1]>>,
aparece así grabada en el tiempo, contenida de alguna manera en el curso de los
siglos. Ahora bien, esta interpretación temporal se duplica con imágenes
espaciales, cuya figura nuclear resulta encarnada por la Sol, aspecto de la divinidad
esencial de la religión del pueblo guanche. La teoría de la conquista se
amplifica en una visión dramática que engloba el destino del universo guanche.
Este es el rostro del Magek, del trece Ahau. La faz de
la Sol se romperá.
Caerá desintegrándose sobre los dioses de ahora
La Sol será mordida cinco días y esto será visto.
He aquí la representación del trece Ahau.
Un signo que da la Diosa es de que sucederá
Que muera el rey de este país.
Esto está en el origen de la Silla del segundo tiempo,
Del reino del segundo tiempo.
Y es también la causa de nuestra muerte...
...¡Castrar a la Sol! Esto es lo que han venido a
hacer
los extranjeros (canto del Chilam Balam).
Imágenes de la caída y de la
rotura de la Sol, dadora de toda vida; temas de la agresión y de la castración;
pruebas de la muerte, de los dioses y de los Guanches: la “revolución” del
tiempo es vivida como una catástrofe absoluta. En este sentido, podemos decir
que la Conquista provoca un verdadero traumatismo colectivo.
Sólo sobrevive el recuerdo de
la cultura perdida; el traumatismo se prolonga después de la conquista, en la
nostalgia referida a las costumbres abandonadas. Esta nostalgia se experimenta
cotidianamente al nivel elemental, tan importante entre los Guanches, en la
medida del tiempo.
Después del ocaso de la
Diosa-Madre Chaxiraxi, los españoles imponen su dominación a los guanches y
transforman a la Diosa en María[2].
¿Cómo interpretan éstos la
nueva era que así comienza?
Los Guanches viven la
dominación española-la ausencia del Kebehi, del Guanarteme, del Faycan, del
Guadameñe y del Kanku y las Maguadas- a la vez como martirio y como soledad. La
elegía a la muerte de Benchomo (Viana) describe llorando y delirando sin saber
a que volverse. Porque la sombra que les protegía ha muerto se ven abrumados
por el sentimiento de que una falta que ninguna cosa puede colmar. Privados del
padre que los guiaba, llevan ahora: una vida errante, de alzados y dispersa,
pisoteados por los extranjeros.
Literalmente, ahora son sólo
huérfanos oprimidos. De ahí el estado de duelo y frustración.
Con el martirio de la
separación infinita el corazón se rompe.
Los Guanches suplican al Kebehi,
y al Guanarteme muertos que abran nuevamente sus ojos, que extienda nuevamente
hacía ellos sus ”manos magnánimas”, para restablecer entre ellos y el mundo la
armonía perdida.
Entre los Guanches, el recuerdo transmuta la época de la
antigua civilización en una verdadera edad de Oro, mientras que la dominación
española se concibe como desencadenamiento de todos los males; el tiempo de los
colonos es la inversión simétrica del tiempo de los antepasados. Este tiempo
representaba el orden y la medida; una vez destruido, el presente sólo puede
ser “tiempo loco”.
...Entonces todo era bueno, y ellos (los dioses)
fueron abatidos.
Había sabiduría en ellos... no había pecado
Entonces...había una santa devoción en ellos.
Sanos vivían. No había enfermedad entonces;
no había dolores de huesos, no había fiebres,
no había viruela, no había ardor de pecho,
no había dolor de vientre, no había
Enflaquecimiento.
Sus cuerpos estaban entonces rectamente
Erguidos.
No es esto lo que han hecho los colonos cuando llegaron aquí.
Han enseñado el miedo y han venido a mancillar las
flores.
para que viviese su flor, han hundido y agotado la
flor de otros
(Chilam Balam)
...Mancillada
está la vida, muere el corazón de las flores... falsos son sus reyes, tiranos
sobre sus tronos, avaros de sus flores... ¡Asaltantes de los días, ofensores de
la noche, verdugos del mundo!... No hay verdad en la palabra de los
extranjeros.
Es solamente por causa del
tiempo loco y por causa de los sacerdotes católicos que la tristeza ha entrado
en nosotros, que ha entrado en nosotros el cristianismo.
Porque los muy cristianos han
venido aquí con el dios “verdadero”; pero fue el comienzo de nuestra miseria,
el comienzo del tributo, el comienzo del ayuno, la causa de la miseria de la
cual ha surgido la discordia oculta, el comienzo de la expoliación, el comienzo
de las deudas colgadas a las espaldas, el comienzo de la disputa continua, el
comienzo del sufrimiento.
Hemos
descrito el traumatismo sufrido por nuestros antepasados Guanches a través de
los textos, es decir, de un modo bastante empírico. Sin duda, ese traumatismo
podría ser definido en términos más rigurosamente psicoanalítico. Los temas de
la Castración de la Sol, del abandono por el padre, del duelo de la soledad nos
llevan por esa vía. Sin embargo, no podemos aventurarnos a seguirla, al menos
en este estadio del trabajo, por dos razones. Por una parte, la aplicación de
los métodos psicoanalíticos a la historia, a pesar de las investigaciones
actuales, se encuentra en un estadio embrionario, cuyos resultados son poco
seguros. Por otra parte, una empresa semejante exigiría un análisis más
detallado de las estructuras mentales propias de cada sociedad, cuando nosotros
nos hemos limitado a sobrevolar la literatura antigua relativa a la conquista en
áreas culturales muy alejadas. Por tanto, en este capítulo nos proponíamos
solamente una especie de toma de contacto con el problema, un descentramiento
mental indispensable para comprender la visión de los vencidos. Nos bastará pues,
por el momento, haber evidenciado el hecho mismo del traumatismo, así como sus
consecuencias.
Los Guanches tienen la
sensación de que su cultura ha muerto y experimentan una frustración
particular, que corresponde a una verdadera “desposesión del mundo”.
Este traumatismo se perpetúa
durante este prolongado periodo colonial, y hasta nuestros días en la medida
que los Canarios continuamos viviendo bajo la dominación española como un
estado inferior de sentimiento y humillación.
El resultado
de esta última tendencia es medible y cuantificable en la actualidad, por
ejemplo: el 80% de la población canaria
declara pertenecer a la fe católica, pero sólo un 10% de ese total
asiste regularmente a los ritos, y muchos menos son los que participan en
actividades católicas, o como miembros del cuerpo laical. En Canarias existe
una tricotomía de católicos educados, (burguesía y funcionarios españoles)
quienes están formados en la fe cristiana y tienen creencias más o menos
ortodoxas, católicos politizados que tratan de buscar solución a sus problemas
con una explicación cristiana de la lucha de clases, ambos grupos realmente
minoritarios y el resto de los supuestos católicos que visitan a curanderos y
santiguadoras, van a los centros de peregrinación de nuestros ancestros,
atribuyen a cruces, escapularios y estatuillas, poderes sobre naturales, y sin
embargo van a las iglesias en fiestas determinadas y se declaran católicos. Esta actitud de los creyentes
canarios contrasta notablemente con otros países del mundo, donde la percepción
y participación en las doctrinas y creencias católicas son muy diferentes y
mucho más profunda.
Sin embargo
esa falta de interés del pueblo canario por participar dentro de la iglesia
institucional católica pagana no implica una indeferencia religiosa.
Evidentemente,
los marginados y débiles se vieron –y se ven- obligados a mantener un sistema
de creencias propias y a tener una manera de pensar que es lo que actualmente
conforma la base espiritual del pueblo canario.
Este planteamiento está ampliamente recogido por el
pensador Pollak-Eltz (1994), planteamiento, que es totalmente aplicable en
Canarias, y de quien tomamos los siguientes párrafos: “La Iglesia
católica es sólo un factor marginal en la religiosidad popular, quizás debido a
su internacionalismo y a su estructura jerárquica. Ella ofrece sólo el contexto
institucional dentro del cual se practica la religión popular, La esencia del
catolicismo no atrae a las clases marginales. Según Emili Pin, los
latinoamericanos creen en Dios, pero la fe es de pobre contenido. Se sabe de
Jesucristo, pero en la vida diaria la gente se ocupa especialmente de los
“dioses menores”: los santos, las vírgenes, las ánimas. Estas prácticas se
deben ver en el marco de la religión popular total, en donde los malos
espíritus ayudan a los hombres. Los brujos y hechicerías juegan también un
papel importante en esta ideología popular. La creencia en los espíritus y el
mal de ojos es universal, los amuletos son usados por muchos como protección y,
en general, los cuentos más increíbles sobre apariciones milagrosas de la
Virgen, milagros hechos por los santos, sueños premonitorios, hechicerías
peligrosas, son tomados muy en serio.”
Está claro
que el pueblo canario, ha mantenido una lucha soterrada por mantener sus
ancestrales creencias y religión, aunque hoy en día, si preguntáramos por el
origen de determinadas prácticas religiosas aparentemente cristianas, no
sabrían darnos una repuesta satisfactoria, simplemente se limitarían a decirnos:
“que así lo hacían sus padres y los
padres de sus padres” y por consiguiente, ello continúan haciéndolo.
Dentro de
esta mezcolanza de ritos, creencias e ideas, no existe doctrina prevaleciente,
y sí un relativismo ético con una ausencia casi absoluta de orden y disciplina.
Un pueblo desposeído, ignorante, despojado de sus creencias ancestrales,
maltratado y enfermo mentalmente requería una creencia que supliera sus
necesidades religiosas, recreacionales, emocionales, económicas, sociales y
medicinales. Esto dio a la amalgama, aleación o fusión, de ritos y creencias,
ancestrales con la tradición cristiana católica pagana, de forma tal que la simbología religiosa se proyectase
en tres direcciones:
Primero.-
Aceptación por parte del pueblo guanche de símbolos y ritos cristianos con
significado autóctono: Por ejemplo la celebración de las fiestas en honor de
los santos paganos católicos, Juan, Pedro, Antonio y Benito, estos son santos
cuyos ritos fueron reinterpretados por las comunidades guanches ya que ellos
recordaban a los dioses intermediarios locales.
Estas fiestas
se celebran coincidentemente con el solsticio de verano, y a partir del año
nuevo guanche, (21 de junio) y por tanto, están ligados a rituales de
fertilidad de las cosechas, los rebaños y los hombres, celebrados por los
canarios desde la más remota antigüedad.
Segundo.-Se
ha venido conservando rituales guanches con significado cristiano.
En este caso
encontramos la fiesta de los “diablos” o
“diabletes” que se celebra en diversos pueblos de Canarias, siendo especialmente
significadas las de los lugares donde se
usan máscaras o cabezas de machos cabríos, o carneros. Estas máscaras
personifican a espíritus que visitan a los seres humanos para ayudarles ya que
tienen poderes especiales, además la celebración representa un rito de
iniciación para los hombres. El significado cristianizado es la representación
de la batalla entre el bien y el mal.
La influencia
católica pagana impone la aceptación de nuevos ritos o símbolos con nuevos significados, por ejemplo: “La Quema de
Judas” o “Haragán” es característica de este tipo de sincretismo: En principio
significaba la muerte del traidor a Jesucristo, con el transcurso del tiempo se
ha constituido en instrumento de juicio popular a personalidades políticas.
Como sucede actualmente en Municipio de Gran Canaria de Santa Lucía, o en la
localidad tinerfeña de Taganana, entre otras muchas de las islas. Está claro
que el concepto religioso ha pasado a un segundo plano, quedando como forma
satírica de expresión del pueblo.
Las
principales características que condujeron al pueblo guanche al sincretismo
religioso se pueden resumir así:
a) Según
Padilla (1978). El catolicismo popular es un culto dirigido esencialmente a los
santos y no a Dios. Es denominado por algunos estudiosos como “cristo-paganismo”,
y constituye la fusión de dos sistemas, incompatibles bíblicamente como lo son
el monoteísmo y el politeísmo, para crear un nuevo sistema sin conflicto,
basándose en las semejanzas entre los dos.
b) El
sincretismo es una forma religiosa netamente utilitaria, ya que no tiene fines
de adoración sino obtención de beneficios.
c) Sobre esta cuestión nos dicen: (Canclini
1992; Ferrari 1976) El catolicismo español que sirvió de sustrato al
sincretismo se caracterizaba por sus elementos festivos: Procesiones, cantos y
bailes, sus aspectos supersticiosos, ya que la magia era un elemento importante
de los españoles poco educados; y su fanatismo, ya que provenía del sistema de
la Inquisición, y con toda la crueldad que ya había mostrado en la península
ibérica siguió suprimiendo a judíos y masones, y en Canarias a los guanches
insumisos (Pollak-Eltz, 1994)
d) No existe
en Canarias sistemas religiosos enteros de origen guanche, sino elementos
autóctonos sincretizados con conceptos cristianos. Los guanches fueron forzados
a ser bautizados, pero luego se dejaban a su libre albedrío en el aspecto
religioso, especialmente los que moraban fuera de los poblados habitados por
los colonos, bandos de paces y alzados.
e) En las
creencias del pueblo guanche existe un monoteísmo enmarcado en un politeísmo.
Donde actúa un ser supremo (La Diosa-Madre
Chaxiraxi-Tara-Tanit- Magek, Diosa Celeste, Diosa de Abona, Abora, de La Luz,
etc.,) todopoderosa y un panteón de intermediarios (Magek, Achuguayo, Alcorak o
Acoran, Achamán, Aranfaibo, etc.) con poderes
sobre naturales, guardianes de lugares específicos, antepasados (Maxios)
deificados o espíritus de la naturaleza, animales, árboles, cuevas, rocas o
lugares cuya función es asistir a los hombres en sus necesidades. Conceptos
éstos que son fácilmente asimilables con la visión católica, tal que: Dios
Padre = Ser Supremo, Santos = Intermediarios = espíritus protectores.
De ahí la
fácil asimilación por parte del pueblo guanche de parte del credo católico.
f) Según
recogen los cronistas los guanches que fueron obligados a vivir en poblados
europeos, fueron más controlados por los sacerdotes católicos y por ello
conservaron pocos elementos autóctonos. La iglesia católica interpretó la
evangelización del guanche como su reducción y asimilación inmediata al mundo
de la cristiandad; como una negación, como un desconocimiento del otro.
g) La
conquista de las Islas Canarias, duró casi un siglo, lo cual llevó a las
poblaciones una gran incertidumbre durante tan prolongado tiempo, aparte de la
gran cantidad de hombre, mujeres y niños
que fueron diezmados durante tan cruenta lucha hubo una ingente cantidad de
seres humanos que fueron sustraídos de las islas por los europeos y vendidos
como esclavos en los mercados de Valencia, Sevilla y Barcelona en España, el
resto, con el desmoronamiento de su sistema religioso, económico y social,
tuvieron que soportar una larga etapa de abandono. Esto llevó al pueblo guanche
a una merma de su religión y a que la población guanche asumiera
responsabilidades religiosas sin la formación básica que impartían los
Amusnaus, Guadameñes, Faicanes, kankus y
Maguadas. Como señalan algunos estudiosos del tema, “el lenguaje religioso
de la cristiandad europea sólo estaba en la superficie del guanche”, había
habido una transferencia externa pero no una conversión sincera, y esta fue la
oportunidad para desquitarse e incorporar expresiones rituales guardadas de
generaciones anteriores.
h) Según
recoge Clarac de Briceño, (1992) cuando los pueblos pasan por una serie de
contrastes sucesivos como pasa en la vida de la Nación Canaria, al ser objeto
del constante desprecio por parte de los españoles, el desenvolverse en una
estructura social profundamente dependiente, el estar continuamente sujetos a
los vaivenes de unos procesos económicos basados en monocultivos y la
influencia anglo-sajona, llevó a la formación de una población sin un asidero
real en el aspecto espiritual, por lo que al encontrarse acorralada recurrió al
denominado mecanismo de defensa tradicional.
i) En
particular se señala al curanderismo, invocación de espíritus para producir
curaciones, como una de las expresiones rituales guanches a las cuales se
recurrió y que aún permanece vigente y fortalecidas con otras influencias
foráneas. El curanderismo es la creencia frecuente en los poderes curativos de
algún hombre o mujer, quienes mediante un don especial tienen poderes
sobrenaturales para sanar cualquier dolencia física.[3] Esta
característica se encuentra en los pequeños pueblos y zona rurales de las islas
y en las grandes ciudades en forma de “cultos curativos” ampliamente
difundidos. (Navarro 1992)
En relación a
este tema del sincretismo y la religiosidad popular, el investigador venezolano
Elí González presenta una estadística de espiritualidad venezolana la cual creo
que es aplicable a Canarias, no sólo por la similitud de la colonización y
catolización de ambas naciones por los españoles, sino que además, la
influencia canaria en la República hermana es notoria: ...estudio 2023 fiestas
en todo el país y llega a la conclusión
que de los 154 temas encontrados, 94,2% pertenecen a la religión católica
popular, La Virgen es invocada bajo 45 aspectos o advocaciones. Las fiestas se
distribuyen en todo el año, pero con dos puntos topes: mayo y diciembre. ...en
la celebración calendárica de nuestras fiestas se observa la presencia de
imposición de patrones españoles. Se trata esencialmente del ciclo litúrgico
anual, pero mientras lo católico se concentra en lapso diciembre-enero-abril,
lo popular lo hace de mayo a diciembre......509 fiestas ...son dedicadas a la
Virgen en 45 advocaciones: 138
a la Virgen del Carmen, 54 a la de la Candelaria, 46 a la Inmaculada Concepción,
38 a la
de Rosario, 35 a
la del Valle 25 a
la de Coromoto... El hecho que la Virgen de Coromoto, que fue coronada por el
Papa en su visita del año 1985, no tenga tanta devoción se justifica como la
separación entre un culto más históricamente popular (El de la Virgen del
Carmen) y otro impuesto, como patrona de Venezuela, por Pérez Jiménez en la
década de los 50. (Citado por Polak-Eltz, 1994)
Por otro lado
existe en Canarias un culto tanto a los santos “oficiales” paganos del
catolicismo, y a los llamados “Santos populares”. El culto de éstos últimos es
mucho más interesante de analizar porque constituyen una gran variedad, y
además, en la mayoría de los casos, sus vidas contrastan con el estereotipo de
lo que sería el santo católico tradicional.
Éste ultimo
aspecto es bastante sorprendente, y difícil de explicar en términos de la
lógica humana. Pero es totalmente compresible cuando el fenómeno se produce en
una sociedad como la canaria o en la mayor parte de ella, cuando se sabe
marginada, humillada y sumida en la pobreza, entonces, al saberse marginada se
sabe diferente y por tanto, se disparan en los individuos los mecanismos de
autoprotección creando su propia realidad espiritual, sus santos, ritos y
creencias con quienes se sienten identificados ya que comparten las mismas
miserias y desencantos en un mismo plano, y por consiguiente, buscan el
desquite frente al sistema ofensivo y avasallador impuesto por el colono.
Estos
despropósitos no son privativos sólo del catolicismo popular, en los últimos
tiempos se viene propugnando por parte de destacados sectores de la iglesia católica
oficial la santificación de determinados personajes que en la historia
reciente, fueron culpables y convictos ante la opinión pública mundial del
asesinato de cientos de miles de personas. Y en tiempos un poco más antiguos,
personajes similares entre los que podemos destacar a los reyes Isabel de
Castilla y Fernando de Aragón, genocidas y masacradores inmisericordes de
pueblos y culturas, y que quizás por ello tuvieron bien ganado el epíteto de
“católicos” pretenden elevarlos a los altares, posiblemente como premio por los
millones de muertos que inmolaron en nombre de un Dios católico, y en aras de
su codicia en los continentes africano,
americano y asiático.
De cualquier
manera, sea la necesidad de contar con espíritus mediadores como sor maría de
Jesús (La Sierva
de Dios, guanche natural del Sauzal), San Pedro de Bethencourt (El hermano de
los pobres, quien en realidad se llamaba Pedro González, natural de Chasna),
cuya figura y cueva refugio actualmente está siendo hábilmente utilizado por la
iglesia católica como fuente generadora de beneficios económicos, José de
Anchieta (apóstol del Brasil, criollo natural de La Laguna), sea la necesidad
de acudir a los curanderos estos ritos religiosos en expansión apuntan hacia un
otorgamiento de “poder” a un pueblo oprimido y desgastado, que no ve en la
religión oficial, ni en las doctrinas políticas que la potencia colonizadora
aplica en nuestro país, la salida a sus males. Al mismo tiempo, por sus
características ellos ofrecen un escape mental a los innumerables problemas
diarios de las gentes, incluyendo problemas de salud. “La complejidad adquirida por estos cultos a través del sincretismo
muestra la flexibilidad, elasticidad y capacidad de adaptación que poseen, y
hacen que la fortaleza y el velo sean muy fuertes para que una persona
adentrada en estas prácticas pueda ver el evangelio”. (Torres H. 1993).
Como repuesta
a éste cúmulo de incertidumbre espiritual en el pueblo canario, resurge La
Iglesia del Pueblo Guanche, la cual ha venido perviviendo en lo más profundo
del ser colectivo de la sociedad, sincretizada en las diferentes fiestas y
romerías populares entre las cuales podemos destacar las de la Rama en Agaete;
el Poleo en Icod; la Romería del Socorro en Güímar, o la de la Luz, la Virgen de
los Pastores (Betilo de la Diosa Tara-Tanit); la Diosa-Madre Chaxiraxi
(Diosa-Madre, universal) sincretizada como Virgen de Candelaria; la Diosa Magek, la “virgen” de Abona; la de
Tajao. En el Wesñesmen, fiesta nacional guanche dedicada a la Chaxiraxi y sincretizada también como la
Virgen de Candelaria, el año nuevo
guanche también sincretizado con la fiesta católica de San Juan. La
cristianización de árboles santos guanches como el Pino Santo de Terure (Tara) (Virgen del Pino) en Gran Canaria; el Pino
Santo de la isla de La Palma (Virgen de las Nieves); el Pino Santo de la
Victoria, o los de Vilaflor en la isla de Tenerife, el de Arafo venerado bajo
la advocación del Cristo del Pino, etc. Además de los innumerables santuarios
de culto al aire libre, betilos, cuevas santuarios, y cimas sagradas que han
sido cristianizadas implantándoles cruces cristianas o construyendo ermitas e
iglesias sobre estos lugares sacros guanches, sustituyendo sus ancestrales
advocaciones por las de vírgenes y santos mediadores paganos católicos. A pesar
de lo expuesto, La Iglesia del Pueblo Guanche, no resurge con ánimo de ocupar
una parcela de la vida religiosa en Canarias, la cual viene manteniendo desde
hace más de 3.800 años, sino que pretende recuperar a la luz pública el
patrimonio espiritual de que ha sido depositaria durante más de 5 siglos de
colonización. Y que en un momento aciago de nuestra historia, fue condenada a
permanecer en las catacumbas por imperativos de la superioridad armamentista de
otra religión foránea. No obstante, es voluntad de la Gran Diosa-Madre
Chaxiraxi-Tara-Tanit, Abora, Moneyba, extender sus alas protectoras sobre los
hermanos y hermanas de otras confesiones religiosas, en completa armonía con el
espíritu de amor y esencia universal que de ella siempre ha emanado, como única
Gran Diosa-Madre de la humanidad, conocida por más de mil advocaciones.
Que las enseñanzas y críticas
históricas sirvan de mejores criterios para enmendar los errores del presente.
Esperemos, al menos, que no se reproduzca, con nuevo enmascaramiento, la teoría
de “que los cristianos indígenas sólo vendrían a gozar de los beneficios de la
salvación, después de muertos.” (Antonio Pérez Voituries, 1977, t, II:380)
El Viento sopla a favor de la
libertad de los pueblos. Para los últimos charlatanes de la vieja sociedad
colonialista europea, la vieja sociedad del dinero oír hablar de la libertad de
los pueblos les suena a herejía. Les viene sonando a herejía hace más de cinco
siglos. Siempre les ha sonado a herejía. Para ellos el pueblo Canario es un
ente abstracto o un término literario casi ficción o un lugar en el trópico,
una finca particular donde tomar el Sol, un sostén de su vanidad nacional
imperialista, por tanto, no somos ellos ni queremos serlo. Somos un conjunto
diferente de clases, casta o raza, de patriotas de nuestra nación, de creyentes
de una u otra religión, de fuerza de trabajo necesaria y de costos de
producción baratos. Somos forzados contribuyentes de la hacienda española,
consumidores y marginados. No hace mucho tiempo discutían si teníamos o no
“alma” para justificar si podíamos o no ser esclavizados.
Hoy discuten si somos o no
“bárbaros” para decidir si permanecemos en el mundo de los supervivientes o nos
condenan al mundo de los siervos. Los españoles en particular y los europeos en
general siempre nos han considerado como parte de su finca: de su territorio
tribal, de su colonia sometida, de su feudo, de su mercado potencial. Han
prestado mucha atención en lo que internamente nos ha separado, dividido y enfrentado. Han
mutilado nuestros sentimientos, han saqueado los sepulcros de nuestros
antepasados y comerciado con sus cadáveres, nos han hipotecado el alma, han
saqueado nuestras riquezas hasta el total agotamiento hasta el punto de que los
bienes de que nos dotó la naturaleza, el Sol, el aire, un poco de agua y otro
poco de tierra, están siendo esquilmados hasta la ultima posibilidad, nos han
convertido en modernos esclavos para disfrute de sus socios europeos a cambio de
unos pocos euros que engrosan sus arcas, nos están convirtiendo en el
prostíbulo de Europa para disfrute de camioneros y ferroviarios, enmascarando
el hecho con la etiqueta de turismo de masas, facilitan el acceso de nuestra
juventud a los macros conciertos alienadores de las mentes juveniles y a las
drogas duras para así, contar con un pueblo dócil, incapaz de pensar en su
situación servil siendo por consiguiente mucho más manejable para los “lúcidos”
colonos.
¡Vuestros dioses son distintos, claman
sin cesar! ¡Vuestra Patria no es la
misma! ¡Sois de raza distinta! ¡Pertenecéis a cultura absolutamente
diferenciada!.
Para los últimos charlatanes de la
vieja Europa, hablar pues de la libertad del Pueblo Canario es una infamia.
Pero el viento sopla a nuestro favor.
Estamos de enhorabuena. No hará falta seguir discutiendo mucho tiempo. La
Ciencia, la Cultura va derrumbando los muros de las clases, de las castas, de
las razas, de los malos creyentes, de los contribuyentes o de los marginados,
de los civilizados o de los bárbaros...
Curiosamente los miembros de la
especie humana no nos diferenciamos genéticamente absolutamente en nada. Es
más, nuestras diferencias con otras especies son en algunos casos muy pequeñas.
Nuestros genes son unos pocos más que los de la mosca o gusanos y los mismos
aproximadamente que los del ratón. En la medida que vamos descifrando el “libro
de la vida” vamos constatando que un patrimonio común, objetivo, real, medible,
analizable... que relega sencillamente a cortina de humo las diferencias que
los que se creen elegidos por los dioses y en nombre aún de los dioses, nos
quieren seguir manteniendo para someternos aún más. Este Patrimonio Común de
los seres humanos es compartido en gran parte con el resto de especies
animales, vegetales y probablemente hasta con algunos materiales inertes. El
ADN humano, por ejemplo, es al menos en un 98% idéntico al de los
chimpancés y otros primates cercanos al
hombre.
Frente al
concepto de pueblo diferenciado que puede desarrollar su identidad, dentro de
una sociedad especifica y gracias al trabajo colectivo transformador de todos
los miembros de la misma, se nos propone la globalización, el ente “fuerte y
superior” que se erige en único superviviente posible por encima del conjunto
humano al que pertenece. Sólo cabe añadir que además se creen autorizados por
“designio divino”.
Practican una
política al más puro estilo darwinista (los fuertes sobre los débiles, es decir
los saqueadores sobre los saqueados), estos saqueadores “globalizadores” pueden
hacerse mucho más eficientes con la selección “tecnológica” que empieza ya a
ser realizable en el transcurso del siglo XXI.
No es por
designio divino. Es sencillamente por un acto de fuerza con el que unos
individuos se apropian de los recursos, de los medios, de los conocimientos,
del trabajo colectivo del conjunto del pueblo sometido. Por este acto de
piratería y saqueo del patrimonio común del pueblo explotado pasa a convertirse
en Patrimonio privado del Estado explotador. Así se acumula poder y así se
amasan tesoros. Este acto de fuerza implica autoridad y vasallaje es el común
denominador del camino que hasta ahora hemos recorrido. Pero este común
denominador nunca ha sido capaz de detener totalmente otro común denominador
mucho más fuerte porque corresponde a una conducta innata en los pueblos
oprimidos: la conducta colaboradora y solidaria es el mayor Patrimonio que
tenemos los Canarios para seguir luchando por nuestra libertad, gracias a
nuestro esfuerzo solidario y colectivo. En este sentido podemos decir que la
mayor inmoralidad (entendida como un acto antinatural) de la sociedad de las
mercaderías es nuestra deshumanización progresiva dirigida por los poderes
coloniales.
Esta conducta
depredadora, no es un don divino sino también el producto de un complejo
mecanismo de sometimiento manejado por el sistema opresor, mediante el control
de una serie de resortes sociales. En realidad hace mucho tiempo que los
Canarios hemos aprendido a convivir con regímenes de terror, de miedo, de
oscurantismo, religiones apocalípticas, estado de absoluta dominación y
vasallaje, los cuales conducen a verdaderas atrofias en el pensamiento y en el
comportamiento de los seres humanos. Es la dominación por el terror. Es el estancamiento
social por la esclerosis.
No es de
extrañar pues que el nuevo Cesar, en nombre de Dios, con la mano en el pecho,
no pare de infundir terror apocalíptico a los canarios, que aparezcan nuevos
“señores de los anillos” y que los nuevos fármacos intenten dirigir cada vez
más el comportamiento de los ciudadanos canarios. Las sociedades de explotación
han intentado siempre manipular y aniquilar toda conducta social que tienda a
su liberación.
De una
sociedad ganadera y agricultora, libre, digna y orgullosa de sus ancestros y de
su religión, con una justicia social que los colonizadores tardaron más de
cinco siglos en experimentar en su país de origen, y por cierto, sin grandes
resultados, nos han convertido en una sociedad de servicios, preparada solamente
para servir a ferroviarios, camioneros,
taxistas y jubilados europeos, y nos llevan por el camino de ser el
mayor prostíbulo de Europa en África.
A los canarios
nos esta costando desembarazarnos de la enorme carga de pensamiento de
servilismo idealista, místico o religioso católico pagano que durante siglos ha
impregnado todos los aspectos de nuestra existencia. Por otra parte, nuestra
acción transformadora cotidiana ha estado siempre dirigida a encontrar la
solución más eficaz de los problemas reales de subsistencia. Con el
conocimiento empírico (resultado de continuadas probaturas, comprobaciones,
rectificaciones, nuevas probaturas etc.,) durante el último siglo (XX), hemos
conseguido avanzar. Pero en el campo del pensamiento (de la comprensión y explicación
de estas soluciones encontradas con dificultad y esfuerzo tenaz) solamente con
el advenimiento de la Ciencia hemos ido desechando las explicaciones religiosas
de la iglesia pagana católica o mágicas que durante siglos mediante el
silogismo del “buen salvaje” nos tenían encadenados espiritualmente. El
conocimiento científico, y cultural ha supuesto un importante avance.
Aquella planta
medicinal de efectos curativos, fruto de centenares de años de búsqueda, de
pruebas, de comprobaciones, de continuadas repeticiones... que son conocidas
por la comunidad y que realmente supone un gran patrimonio del conocimiento
humano (empírico) deja de ser “mágico” o misterioso en el momento que somos
capaces de analizarlas en el laboratorio y de descubrir los elementos que la
componen, sus características o sus propiedades. El poder de los dioses de las
grandes religiones y los privilegios de los hechiceros y sacerdotes católicos,
entonces, se derrumban.
Esto que es
tan sencillo y tan evidente, y que estamos aplicando constantemente en
cualquier asunto de nuestra vida (rigor en el análisis de los problemas y
eficacia en las soluciones) parece no ser aplicable cuando lo trasladamos a los
problemas de nuestra sociedad colonizada.
Los
servidores del poder: los intocables y corruptos políticos, los hombres de gobierno, los
analistas sociales, los economistas, etc., que siguen en la nebulosa del
misticismo y de la brujería. Nos siguen dando recetas morales, éticas,
políticas o religiosas. Las recetas “económicas” son cada día más parecidas
sobre todo en el aspecto de su ineficacia: es claro que su margen de maniobra
dentro de las leyes intocables coloniales en defensa de su propiedad privada, y
del saqueo continuado no les permite mayores discrepancias. Cuando la ineficacia
es ya de una evidencia escalofriante y la quiebra total es el resultado de sus
recetas, entonces uno se pregunta si su objetivo era realmente salvar o matar
al enfermo.
Curiosamente,
terminan siempre arropados por sus brujos (la religión católica pagana)
llamando al pueblo para que se apriete el cinturón y repartiendo gas
lacrimógeno, porrazos plomo en vez de pan. El pueblo les llama por sus nombres:
estafadores, vividores y ladrones. Quien quiera entender que entienda.
Yo desearía
proponer a mis compatriotas que abandonásemos a los hechiceros, a estos
adoradores del oro en su nebulosa (mejor poniéndolos a buen recaudo) y que reconvirtiéramos los falsos problemas
morales, éticos, políticos o religiosos en problemas tan reales y objetivos que
bien podríamos acotarlos como problemas matemáticos.
Probablemente
el nuevo poder imperial que ha resultado de la sociedad capitalista, que
propone la exterminación de los sobrantes por medio de la guerra, el hambre,
las enfermedades (sólo los fuertes se librarán del horror de la guerra, comerán
y se curarán). Para mantener esta situación de preeminencia algunos estados no
dudan en explotar al máximo las colonias ahora denominadas “regiones ultra
periféricas” y a los países en vías de desarrollo.
Es evidente
que la sociedad capitalista y colonial, basada en el beneficio inmediato a
partir de la explotación sin cordura y hasta su agotamiento de los recursos que
administra obtenidos por un acto de expolio o saqueo, este es el caso en
Canarias, por ejemplo, de los grandes monopolios energéticos que supeditan el
progreso del pueblo a su capacidad de poder pagar o no sus desorbitadas
facturas, e impidiendo el desarrollo de nuevas posibilidades energéticas
(fotovoltaicas, eólicas, o geotérmicas) que nos darían independencia y
autonomía. La sociedad mercantilista que ha convertido todo el Patrimonio de
los canarios y a los propios canarios en mercancías para el beneficio privado,
no quiere dar ninguna solución a las extremadas carencias que sufre el pueblo canario.
Ante este panorama, cualquier negativa a
luchar por los medios necesarios para la
liberación política, económica, social,
y religiosa de Canarias, solamente puede provenir de personas enfermas, o
suicidas.
Canarias,
octubre de 2008.
Fuentes consultadas:
Antonio de Viana
Antigüedades de las Islas
Afortunadas
Año 1604. Edición Facsimil
San Cristóbal de La Laguna
1996.
Angelina Pollak-Eltz
La religiosidad popular en
Venezuela,
Caracas, Editorial San Pablo, 1979.
Nathan Wachtel
La foi du souvenir.
Labyrinthes marranes, Senil,
París 2001.
Jacqueline Clarac
de Briceno
La Enfermedad
Como Lenguaje en Venezuela
1992.
Enviado al coordinador de La Enciclopedia Digital
de Canaria el 6 de octubre de 2008.
[1] Akano y también Achano o
Asano significa año, en guanche.
[2] La
isla Chinech (Tenerife), los conquistadores no la consideraron totalmente
sometida hasta que se posesionaron de la Diosa-Madre Chaxiraxi
(Virgen de la Candelaria),
pues esta era –y es- el elemento unificador del pueblo guanche.
[3] Esta función médica en la antigua sociedad
guanche era realizada por la clase sacerdotal de los Samarines.
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