HISTORIA DE UNA USURPACIÓN
Eduardo Pedro García Rodríguez
CAPITULO V
Usurpaciones.-
La
historia es una ciencia social que hace posible el logro de un conocimiento
científico similar al de las demás ciencias sociales. La historia logra captar,
comprender y exponer los orígenes del presente. La historia se ocupa de las
sociedades, en movimiento o sea de los cambios.
Desde la invasión de los
españoles a la isla Chinech (Tenerife), la formación de la sociedad criolla
tinerfeña estuvo marcada por la violencia explícita e implícita de la
imposición de un grupo minoritario y la necesidad, por parte, de estos de
asentar un proyecto de dominación y de ordenamiento de la sociedad invasora; lo
que Rolando Mellafe ha denominado la captura del poder, y que impuso la
adopción de formas católicas para los matrimonios y bautizos, así como la
entrega o esclavización de mujeres guanches para formar estas nuevas familias
criollas que trataría de perpetuar un nuevo tipo de asentamiento europeo en una
cohabitación de los invasores con el grupo de origen.
Paralelamente a la conquista
bélica de la isla, se fueron estableciendo estructuras de poder europeo
organizados en torno a centros administrativos y poblados-fuertes, desde donde
se originaron los actuales pueblos y ciudades de nuestra isla.
La imposición de un sistema
político-económico, acompañado por la fuerza militar, ha dejado a los pueblos
sin la oportunidad de participar en decisiones fundamentales de su nación y de
recibir los beneficios que tal proyecto pudiera significar.
Se puede decir que el militarismo ha estado
vinculado al fenómeno religioso desde hace mucho tiempo y de diversas maneras.
Tanto el militarismo como la religión pertenecen a la infraestructura
ideológica de la sociedad invasora. Por lo tanto, no es de extrañar que en
muchos sentidos se encuentren, ya sea para complementarse o para conflictuarse
mutuamente.
El
poder político-económico suele revestirse con características divinas a fin de
consolidar su poder y conseguir la adhesión de las masas populares.
En este contexto fue donde se
impusieron esencialmente las nuevas formas de vida, comportamientos, creencias,
la religión cristiana y normativas impuestas por el grupo conquistador que
coexistieron con las prácticas y ritos de la población guanche, aunque los
espacios vitales se diseñaba y controlaba desde las instancias del poder
centralizado por la metrópoli: Real Audiencia, Cabildo y Prescripciones
eclesiásticas.
Los invasores tuvieron que hacer
frente en el plano espiritual a una realidad que no había cambiado, a pesar de
los intentos llevados a cabo por algunos frailes en el eremitario y casa de
contratación que el siglo anterior habían construido en Güimar, la adoración
del pueblo guanche por la Diosa-Madre Chaxiraxi continuaba firmemente
arraigada en la mente y el corazón del pueblo, ofreciendo un fuerte rechazo al
adoctrinamiento cristiano, a pesar de los castigos infligidos.
La
tarea evangelizadora no progresa muy bien por lo arraigado de las creencias
ancestrales del pueblo guanche. Las conversiones no son numerosas, ni mucho
menos espectaculares. Y cuando se producen, en no pocos casos, se da un
sincretismo con ritos locales, o, lo que era más frecuente, los neo-conversos
vuelven a prácticas ancestrales luego de un tiempo.
¿Qué utilidad tenia convertirse a un culto
con creencias semejantes pero con una tradición mas moderna?
La solución la encontraron algunos hombres,
que, llamándose cristianos, pensaron en algo que era habitual en la misma
iglesia católica en materia religiosa: respetar sus imágenes cuando no podía
destruirlas, eso sí, siguiendo la tradición católica convirtiéndolas en
símbolos cristianos. Pero, ¿cómo mantener esta imagen “pagana”?, ¿existían
coincidencias doctrinales que permitiesen el cambio de nombre? Sí.
Se trata de la progenitora de todo lo que
existe en el universo: “La Diosa-Madre Chaxiraxi en todas sus
manifestaciones, es el símbolo de la unidad de la vida en la naturaleza. Su
poder está en el agua y en la piedra, en los animales y en los pájaros, en los
peces, en las montañas, los árboles y las flores”. Las representaciones más
conocidas de la Diosa
resaltan esos poderes, su don de regenerar la naturaleza, su capacidad de
multiplicar los animales y su bondad para derramar los bienes necesarios al
mantenimiento de la vida humana
Las funciones que hasta ese momento había
tenido la
Diosa-Madre Chaxiraxi , como madre de todos los dioses, Reina
del Cielo, de la fertilidad, fecundidad y del crecimiento, Diosa de la mañana y
del atardecer, - algunos de cuyos aspecto compartía con Magek, Achuguayu
y Chayuga-, son atribuidos a María madre de Jesús y se le empieza a llamar
Santa María de Candelaria o Nuestra Señora de Candelaria, el término “virgen”,
se le aplicaría mucho más tarde.
El
dominico Fray Alonso de Espinosa fue uno de los primeros europeos que en su
libro Del origen y milagros de la Santa Imagen de Nuestra Señora de Candelaria, que
apareció de Tenerife, con la descripción de esta isla, (1594), nos trasmite
su personal visión de la
Diosa Chaxiraxi ya transformada, por obra y gracia del clero
católico, en Santa María de Candelaria. En dicha obra se ocupó en recoger
algunos aspectos relativos a la invasión y asentamiento europeo en la isla
Chinech (Tenerife) con algunos pasajes relativos a la sociedad guanche, y un
largo glosario de supuestos milagros atribuidos a la imagen, la
descripción de los mismos muchos de los cuales están refrendados por documentos
notariales de la época, a la luz de los conocimientos actuales, nos trasmiten
idea clara del profundo fanatismo e ignorancia que embargaba a los colonos, aún
a los supuestamente ilustrados como debía ser el clero católico.
Del
supuesto suceso de la “aparición” otro fraile, J. Abreu Galindo, nos da la
siguiente versión:
“Hay en esta isla de Tenerife una imagen y
figura de Nuestra Señora Santa María, con un Niño Jesús en brazos, intitulada
Nuestra Señora de Candelaria, por cuya figura Dios Nuestro Señor obra
ordinariamente muchos milagros. No se sabe ni se ha entendido como haya venido
ni quién la haya traído, ni qué tanto tiempo ha, sino só1o una fama confusa que
hay de cien años, antes más que menos, que la isla se ganase de los cristianos.
Según la cuenta de los antiguos, fue su aparecimiento año de 1390.
Dicen que en el término de Güímar, a la banda del Sur, cuatro leguas de
la ciudad de San Cristóbal de La
Laguna , en un lugar desierto junto al mar, a la boca de un
barranco, donde hoy está una cruz sobre una piedra junto a una cueva, yendo dos
guanches naturales de esta isla por la costa apacentando su ganado, habían de
pasar el ganado por la playa y meterlo en aquella cueva, como solían, a ordeñar
las cabras; y, yendo un día comiendo derramado por la boca del barranco, se
espantó el ganado, y, por más que hacían y silbaban, no querían pasar las
cabras para entrar en la cueva; de que se admiraron los dos pastores, viendo
remolinar las cabras como espantadas. El uno de los pastores, creyendo fuese
alguna gente que le quería robar su ganado, como otras veces lo habían hecho y
era costumbre entre ellos hurtarse unos a otros, y, para certificarse, se pasó
adelante. Y, mirando hacia aquella parte del barranco, vió la santa imagen que
estaba en pie sobre una piedra grande; y, como persona que está desviada a ver
semejantes visiones, con mucho miedo y temor se la puso a mirar y considerar, y
pareció1e mujer, aunque extraño el traje. Y, porque entre ellos era costumbre,
si topaban alguna mujer en lugar solitario, no hablarle, porque incurrían en
grave pena, por ser delito, hízole señas que se apartase, para que el ganado
pasase a la cueva, porque no podía por otra parte, sin rodear. Y, como la santa
imagen no hiciese movimiento, amohinado el pastor, tomó una piedra y,
levantando el brazo para tirársela y queriéndola desembrazar, se le quedó el
brazo sin poderlo menear, con la piedra en la mano y gran dolor.
El
otro pastor y compañero, como vio el bulto que no se meneaba, cobró más
atrevimiento y có1era y, llegándose cerca de la imagen, para satisfacción suya,
con una tabona o laja de pedernal muy aguda quiso cortar la mano a la santa
imagen; y, pensando cortaba la mano a la imagen, que tenía con su mano, se
cortaba su misma mano, sin hacer daño en la imagen. Y, como se vía salir sangre
de su herida y mano, ciego de la có1era y siendo porfiado, tornó otra vez a
querer cortar la mano a la imagen, y cortaba su propia mano, de las cuales
heridas corría mucha sangre; y la mano de la imagen quedo sin lesión ni daño, y
los pastores quedaron el uno tullido del brazo, y el otro herido.
Los
dos pastores guanches, viéndose tan mal tratados, entendiendo ser aquella
imagen cosa del cielo, acordaron dar aviso y noticia de lo que habían visto y
con ellos había pasado, al rey de Güímar. El rey, como los vio tullido y
herido, determinó llamar a consulta a los más principales y allegados de sus
tierras y casas (aqueste llamamiento y consulta llaman ellos en su lenguaje
tagoron); y acordaron todos ir a donde la santa imagen estaba, y con ellos toda
la gente de la comarca.
Llegados al lugar y vista la santa imagen todos quedaron admirados y
espantados, viendo la gravedad y majestad que representaba, y ninguno se
atrevió ni osaba tocar en ella, no les sucediese lo que a los pastores. El rey
dijo a los pastores que estaban lisiados, que ellos, que la habían tocado,
fuesen con reverencia y la tomasen, para llevarla a su casa, donde quería
ponerla; y así se hizo y en tocando los pastores a la santa imagen, luego a
vista de todos fueron sanos, que causó grande admiración.
Vista por el rey de Agüímar la maravilla que en su presencia había
obrado, considerando ser cosa del cielo, dijo no era justo villanos tocasen a
ella, estando él allí y los principales de su tierra; y así la tomaron con
mucho acatamiento y decencia y gran temor. Llevándola en brazos como a un tiro
de arcabuz, se hizo tan pesada, que no pudieron menearla. El rey y todos los
que le acompañaban, visto esto, siendo antes liviana y que se podía llevar, se
hincaron todos de rodillas, suplicándole se dejase llevar donde querían
ponerla. Luego tornaron a tomar a la santa imagen en brazos y, haciéndose
liviana, tornaron a caminar con grande contento, dejándose llevar, haciendo en
aquel lugar señal, que después los cristianos hicieron allí una ermita
intitulada Nuestra Señora del Socorro, y llegaron con la imagen a la cueva, que
era como despensa del rey, que llamaban Avehon, media legua de donde apareció,
en un barranco que llaman agora Chinguaro, donde en un canto de la cueva, sobre
unas pieles de cabras, le hicieron su estancia; donde esta santa imagen hizo y
al presente hace muchos milagros.” (Fr. J. Abreu Galindo, 1977:302-304)
Leyendas o cuentos infantiles como este han sido creados y sostenido
como dogmas de fe por el catolicismo para desarraigar la conciencia espiritual
del pueblo guanche, redescribiendo y reinterpretando una tradición milenaria ya
pre existente y obligada a asumir mediante el terror a la esclavitud y la
muerte, armas catequizadoras muy efectivas en manos de los fanáticos cristianos
de la época ¿Acaso una sociedad como la guanche, con profundos conocimientos en
astronomía, matemáticas y dotada de amplios conceptos morales era incapaz de
distinguir una imagen de reducidas dimensiones de una mujer adulta? ¿Es propio
de una sociedad que tenía prohibido por ley, bajo pena de muerte, el dirigir la
palabra a mujer alguna en descampado, que algún individuo se atreviera a
agredir a una supuesta mujer? El tema de los pastores y el excesivo peso de la
imagen o el “negarse” a ser movida del lugar de la “aparición” es recurrente en
leyendas o falacias históricas similares reproducidas en América,
especialmente, como he dicho, allí donde catequizaban dominicos y franciscanos.
El
gusto por estas fábulas, como método didáctico de adoctrinamiento, ha sido de
siempre empleado por las órdenes religiosas, así el fraile Espinosa se inventa
una leyenda en torno a procesiones de ángeles que acompañaban a la Diosa-Madre ,
naturalmente ya sincretizada como Santa María. Pero lo que el fraile ignoraba
era que nuestros ancestros continuaban haciendo en secreto sus procesiones
nocturnas por las playas de Chimisay y la de Abona a Nuestra Diosa-Madre
Chaxiraxi, a pesar de la férrea persecución a que estaban sometidos, con tanto
sigilo y discreción que el fraile dominico, a pesar de sus indagaciones, no
encontró explicación, si no era obra sobrenatural, a los restos de cera
verde procedentes de las luminarias, dando lugar este episodio al levantamiento
de la célebre acta de la cera.
Veamos en palabras del propio Espinosa como interpretó estos sucesos:
“En la playa que dicen de Abona, que
será cuatro leguas désta de Candelaria, hacia la Montaña Roja , se
velan también ordinariamente estas procesiones, principalmente por la fiesta de
la Asunción
de Nuestra Señora; y esto es tanta verdad, que ahora, en estos tiempos,
personas que las han visto se van a la dicha playa y hallan velas de cera
acabadas de apagar, y algunos las han hallado encendidas y pegadas a los riscos
y me enseñaron el lugar y yo lo vide, y así en esta playa, como en la de
Candelaria, se halla por la orilla de la mar gran cantidad de gotas de cera que
de las procesiones que los ángeles hacen en honra de la Candelaria gotean, y yo
doy fe que las he hallado y visto, y las tengo en mi poder, y oído a otros
muchos lo propio.
Las
candelas o velas que en estas playas se hallan, no son muy blancas, mas el
pabilo no se deja entender de qué sea, porque ni es estopa ni algodón, antes en
alguna manera parece de seda blanca torcida. Lo que toca a estas procesiones,
que después acá que la Isla
es de cristianos, se han visto, adelante, cuando tratemos de los milagros, se
hará mención, dellas más particular”.[1] (A. Espinosa 1980: 64)
La Diosa Chaxiraxi con la piel "aclarada" en la restauracion a que fue sometida.
En
torno a estas procesiones Marín de Cubas recoge: “Tenían en sus términos muchos
ganados sueltos y salvajes, y otros tenían manso, y tenían dedicados a la
virgen de Candelaria otros pintados de blanco y varios colores; tenían juegos y
fiestas en diversos tiempos del año, y venían de África al trato de carnes,
cecina, sebo y cueros, traían cera y hacían procesión y encendían luces a la
virgen paseando la playa donde fue hallada, y esto hicieron en secreto aún
hasta el tiempo de la conquista; en sus casamientos llevaban luces en la mano.”
(Marín de Cubas, [1694]1993:221-223)
El
mismo fraile Espinosa atestigua la existencia de imágenes representativas de
nuestra Magné Chaxiraxi algunas de las cuales fueron asumidas por el
catolicismo como virgen de La
Luz. Veamos como se expresa sobre el particular el culto pero
ingenuo Espinosa:
“Otra imagen de Nuestra Señora está en
Garachico, cuyo aparecimiento pasa así:
Después que la isla se conquistó muchos años,
yendo unos barqueros vecinos de La
Orotava a pescar a las calmas de La Gomera en una barca o barco
de Gonzalo Bueno, vecino del dicho lugar, llegaron en el término de Adeje a una
caleta (que por el caso que vamos contando se llamó de Nuestra Señora), en la
cual hallaron una imagen de Nuestra Señora de mazonería, con un niño en brazos
al siniestro lado;
Otra
imagen dicen haber aparecido en la playa de Abona, de alto de poco más de un
palmo, que la llaman Nuestra Señora de Tajo. Todas las cuales he visto y las tienen
en mucha veneración y refieren algunos milagros de ellas, que por no ser de mi
intento, no los escribo.
Sin
estas imágenes que aparecieron, hay otras de mucha devoción y que hacen muchos
milagros.
Nuestra Señora de Guía está en el mal país de Isora, entre Santiago y
Adeje, que es imagen de mucha devoción y de quien se refieren milagros.” (A.
Espinosa, 1980:78-80).
(De
este aspecto de la
Diosa-Madre Chaxiraxi en su representación asumida por el
catolicismo como virgen de Guía trataré más ampliamente mas adelante).
Así mismo, dicho autor reconoce la
existencia de una orden religiosa guanche encargada del cuidado y culto de la Diosa , el clero guanche de
Kankus y Maguadas, los cuales fueron masacrados en Achbinico por el invasor Alonso
Fernández de Lugo. Inmediatamente después de acordada las denominadas “paces de
Los Realejos”. Una vez consensuadas dichas “paces”, el siguiente movimiento del
invasor consistió en subir por las cumbres del Realejo con parte de su
ejército de mercenarios y bajar a Achbinico (Candelaria) y tomar posesión por
las fuerzas de la imagen de Nuestra Señora Chaxiraxi, ordenando cortar el
cuello de los Kankus y Maguadas que cuidaban de la misma. Con este acto, los
invasores dieron por sometida la isla, pues la Diosa Chaxiraxi
era el elemento unificador y cohecionador de todos los meneceyatos de Chinech
(Tenerife), el cuidado de la imagen secuestrada quedó a cargo del anciano
capellán francés Pedro Roberto Sablé, conocido por Pedro de París.
La metamorfosis a que ha sido sometida
la imagen de la
Diosa Chaxiraxi.-
Una vez usurpada la imagen
hubo que crear la leyenda de su aparición que, con ligeros matices, es siempre
la misma, suelen encontrarlas pastores o animales, en huecos de árboles, en
zarzales, pinos o espinos, cuevas y lugares y por el motivo que sea, al
intentar trasladarlas, obran un “milagro” que lo impide y convence a los
testigos que allí es en donde quiere permanecer la imagen.
Además las imágenes negras de
estas “apariciones” mantienen unas constantes que son las siguientes:
Facciones negras, no de etnia negroide;
realizadas siempre en madera (excepto algunas muy raras que son de terracota,
por ejemplo la de Las Nieves en La
Palma, sincretización de la Diosa Abora); hierática Majestad;
aspecto oriental acusado; los rasgos de la Diosa muy cuidados mientras que los del niño
menos; color de vestuario: blanco, rojo, azul (a veces negro o verde);
dimensiones específicas constantes: 70x30x30 cm. en etapa inicial, en etapa
tardía desde 30 cm.
como talla reducida, (Caso Diosa de La
Luz o Tajao en Tenerife) hasta un metro talla aumentada (caso
de la Diosa Chaxiraxi
) conservándose la proporción 7
a 3; lugar de emplazamiento continuidad con un entorno
dedicado a la Gran Madre
; objeto de peregrinaciones importantes y famosas; milagros asociados; rituales
con procesiones, culto, ofrendas de frutos y flores, cera verde etc…
Noventa y cuatro años después de la apropiación de la imagen de la Diosa-Madre Chaxiraxi
por los invasores, el tantas veces citado, Alonso de Espinosa, nos trasmite una
detallada descripción de la misma.
“Esta imagen es de mazonería hecha, perfecta
y acabada, cual nunca ví otra en mi vida.
Es
de estatura de casi cinco palmos,[2] con la peana en que tiene los pies, que
tendrá dos dedos de grueso… El rostro tiene, según la proporción del
cuerpo, muy perfecto, un tanto largo, los ojos grandes y rasgados, que a
cualquier que uno se ponga, parece que los tiene enclavados en él; y tanta
gravedad y majestad representa en ellos y en el rostro, que ninguno la mira de
hito que no se le ericen los cabellos y encojan los hombros.
El
color es algo moreno, con unas rosas muy hermosas en las mejillas…
Está en cabellos, sin toca ni manto, y es todo el cabello dorado, con
muy lindo orden compuesto y en seis ramales trenzados y por las espaldas
tendido. Tiene un lindo niño al diestro lado, desnudo y con ambas manos asido
un pajarito dorado. Este niño está sentado sobre el brazo derecho de la imagen,
y en ella lo tiene con la mano. En la otra mano izquierda tiene un pedazo de
vela verde de la misma madera, del tamaño de un jeme,[3] y un agujero encima
para poder añadir más vela.
Está vestida a lo antiguo, con una ropa toda dorada desde la garganta
hasta los pies, entera sin abertura alguna.” El dominico afirma en 25 de
octubre de 1590 que: “a pesar de los muchos años que la imagen tenía el
manoseado en el vestir y desvestir y las miles de procesiones, la imagen estaba
tan perfecta que parecía obra de ángeles… que para haber de hacer esta
relación la ví desnuda. (A. Espinosa, 1980:75)
La
escultura tan minuciosamente descrita por Espinosa estaba perfectamente
conservada y corresponde a las denominadas de bulto y extraordinariamente
policromada, las cuales, tanto en sus representaciones de pie como sedentes,
eran exhibidas y expuestas al culto tal cual eran. Entonces ¿por qué el
inusitado empeño de los franciscano primero y de los dominicos después en
vestir a la imagen de la Diosa?
¿Acaso había que ocultar el manto de la Diosa por estar cuajado de estrellas doradas de
ocho puntas, y que Espinosa describe con el silogismo de: florones dorados
por delante y por detrás?
La
estrella de ocho puntas es el símbolo universal de la Diosa-Madre, además de
su condición de creadora del universo y Reina del Cielo, o como
apunta el Dr. Ignacio Reyes en su extraordinario libro “ La Madre del Cielo”: la
madre del espíritu que sostiene al firmamento.
Debemos tener en cuenta que Espinosa
describe la imagen 94 años después de usurpada. Todos los cronistas e
historiadores posteriores que han tratado el tema de la Diosa Chaxiraxi
(virgen de Candelaria) se han limitado a seguirle al pie de la letra.
Durante casi un siglo, antes de
ser descrita por el dominico, indudablemente la estatua fue sometida a cambios
externos para adecuarla al ideario mariano católico ortodoxo.
En el orbe católico las estatuas que
representan a María, tanto las que la figuran de pie como las sedentes, de
origen egipcio o romano (cristianizadas), generalmente son exhibidas y
expuestas al culto tal cual fueron realizadas por el artista correspondiente,
pero no es este el caso de la Diosa Chaxiraxi, es fácilmente comprensible el
hecho de que se tratara de variar su aspecto externo, pues, desde el mismo
momento de la usurpación por parte de los invasores, como he dicho, los
franciscanos primero y los dominicos después, mostraron un inusitado interés en
“vestir” a la imagen. La cuestión es: ¿Por qué la cubren totalmente dejando ver
solamente el rostros y las manos) ¿Qué trataban de ocultar cubriendo las formas
y la rica policromía de la imagen con vestiduras? ¿Acaso pretendían ocultar el
manto azul de la Diosa
cuajado de estrellas doradas de ocho puntas, atributo de su condición de creadora
del universo y de Reina del Cielo?
La estrella de ocho puntas es el símbolo
universal de La
Diosa-Madre y se asocia al planeta Venus, estrella de la
mañana y del anochecer, a la Sol,
al Luna, y a las estrellas reunidas en constelaciones. De ahí deriva la palabra
estelar: todo el firmamento lleno de estrellas, proveniente de su nombre, es
decir, la verdadera soberana del mundo, la Diosa-Naturaleza
o como apunta el Dr. Ignacio Reyes en su extraordinaria obra “La Madre del Cielo”: Madre
del espíritu que sustenta el firmamento.
¿Son estos atributos de la Diosa-Madre Chaxiraxi
los que pretendían ocultar bajo tupidos y costosos ropajes el clero católico?
La naturaleza les proporcionó a
los dominicos una excelente oportunidad para deshacerse del pesado legado que
representaba la presencia de la imagen de la Diosa-Madre Chaxiraxi.
Como consecuencia del terrible temporal que azotó al Archipiélago en durante
los días 6 y 7 de noviembre de 1826, una barranquera asoló el santuario
católico de Candelaria arrastrando parte del mismo hasta el mar, con él, las
aguas se llevaron la primitiva imagen. De este desastre los dominicos sólo
pudieron salvar “milagrosamente” el tesoro de la Diosa.
En sustitución de la primitiva imagen los
dominicos encargan otra nueva al escultor orotavense Fernando Estévez del
Sacramento (quien la concluye en 1830), pero en lugar de una copia de la
primitiva, deciden que sea de “vestir” es decir, una cabeza y dos manos montada
sobre un caballete de madera y, cuyo parecido con la anterior es
solamente en el color negro.
La cuestión del niño.-
La imaginería católica nos muestra siempre
las figuras de la virgen portando un niño en brazos, en ocasiones cuando esta
imágenes son de procedencia “pagana”, especialmente en la serie de vírgenes
negras, caso de Isis o las madonas romanas, estas presenta al niño sujeto al
brazo izquierdo, en el regazo (pj. Monserrat) o sentado sobre el muslo
izquierdo de la estatua, pero nunca lo portan en el brazo derecho. Algunas como
la Guadalupe
no portan niño caso raro en la mariología.
¿Tenia la primitiva imagen de la Diosa-Madre Chaxiraxi
un niño el brazo derecho? Creo que no: Si estudiamos la copia que actualmente
está depositada en la parroquia católica de Santa Ursula, en Adeje, podemos observar
ciertas particularidades que inducen a suponer que la imagen original no
portaba un niño, no es habitual que una madre cargue a una criatura en el brazo
derecho, normalmente el infante apoya sus glúteos en el antebrazo de la madre,
la postura de la mano de la imagen ligeramente curvada hacia el pecho es
impropia para sujetar a un bebe, el niño descansa en el pecho y es sujetado por
la pierna derecha postura anti natural y que no tiene ninguna otra imagen
mariana. ¿Entonces que portaba la imagen original en la mano derecha? Creo que
portaba un un ave (de ser así ésta le fue añadida a la figura del niño),
una esfera o una rosa. Tengamos en cuenta que la rosa ya era considerada como
símbolo de belleza por babilonios, sirios, egipcios, romanos y griegos y era
ofrecida como ofrenda a la
Diosa.
Recordemos que Espinosa nos habla de la “virgen” de Guía, es decir, otra
advocación de la
Diosa-Madre Chaxiraxi, de esta imagen también fue desposeído
el pueblo guanche.
Diosa de La Luz
versus virgen de Guía.-
La apropiación de las imágenes casi siempre va acompañada de una
leyenda mas o menos piadosa que auto justifique el expolio. Veamos como nos
cuenta el boticario español, establecido en La Orotava, Cipriano de
Arribas y Sánchez la apropiación de la imagen de la Diosa de La Luz o de Guía por parte de los
colonos: “Por el año 1670, una señora de la familia de los Pontes de Garachico
acompañada de un fraile, su capellán y un criado partieron del valle Santiago
hacía el barranco de lxora donde aún no existía ninguna vereda.
Guiando la señora y atravesando un terreno
cubierto de tabaibas, cardones, balos y otros diversos árboles añosos, entre
piedras de lava, llegaron al sitio que hoy ocupa la iglesia, donde hicieron
alto y se les apareció un pastor semisalvaje, el que refirió á los viajeros que
allí cerca de él por una veredita iba y venía á menudo un perro como queriendo
indicar alguna cosa; entrándoles la curiosidad dirigiéronse todos al ignorado
sitio al que el perro guiaba. A él llegado, detúvose gruñendo el can con los
ojos dirigidos á un objeto que dentro de una cuevecita divisábase.
Arrodilláronse y notaron entonces una pequeña imagen, que recogida fue
trasladada á la choza del pastor. La señora tomó la imagen por su cuenta,
ofreciendo hacerla en el llanito de Ixora una capilla y además hacer venir el
agua desde la cumbre, cuyas ofertas cumplió. Cuando Garachico fué inundado de
lavas ardiendo del volcán que le destrozó, invocaron á dicha imagen, ofreciendo
traerla a la población si cesaba la corriente, con gran pompa y procesión;
acaeció así y todos los años sucesivos celebrábanla su fiesta, con lo que
agrandó mucho el naciente pueblo que se denominó por esta causa de Guía. Cada
cinco años traíse la imagen de Guía á Garachico en pública procesión, con gran
ruído y parrandas, por cuyo motivo se la llamó de los borrachos y á,
consecuencia de estos hechos, suprimióse tan larga y alegre romería. Los de
Garachico á puro trabajar consiguieron de los de Guía que la primitiva imagen la
tomaran los de Garachico y los de este pueblo les dieron en cambio otra nueva y
mayor. Los Brieres y los Pontes disputáronse luego en el pueblo de Garachico la
posesión de la imagen, cortándose al fin la polémica depositando la virgen en
el convento de las monjas Claras, donde hoy existe.” (Cipriano de Arribas y
Sánchez; 1993:128).
[1]Estas velas estaban confeccionadas con cera de
abejares salvajes abundantes en la isla y los pabilos con corteza de la planta
Chahora y otras similares. Marín de Cubas recoge que en un asalto efectuado
antes de la invasión reglada a la isla Chinech (Tenerife) por el mercenario
Alonso de Lugo al menceyato de Icod, entre el botín saqueado figuraba “gran
porción de velas y cirios”.
[2] 102’765 Cm.
[3] 24 Cm.
Excelente trabajo Maestro.
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