DIOSA TANIT VERSUS DIOSA CHAXIRAXI. En: ARQUITECTURA CANARIA PRE-COLONIAL (Eduardo Pedro García Rodríguez )
30 enero
2015 — Guillermo Llerena Cano
Antecedentes
Hace unos doce mil años ocurrió lo que los
arqueólogos e historiadores llaman “revolución neolítica” o “revolución
agrícola”.
Hasta entonces el hombre había vivido de los
frutos, semillas, raíces que recolectaba, o de lo que cazaba o pescaba. Cuando
los alimentos comenzaban a escasear, la horda se trasladaba a otra región menos
explotada. Había mucho espacio, la naturaleza era virgen y la tierra estaba
poco poblada.
Es un cambio que acarrea muchos cambios. También
se produjo un cambio social. Hasta entonces los hombres se habían ocupado de la
caza y las mujeres, de la recolección. La aparición de la agricultura, que
potencia la tradicional tarea de la mujer, acarrea una nueva valoración del
elemento femenino. (Valdeandemagico)
Desde la más remota antigüedad, en todos los
pueblos y en todas las culturas se hace referencia a las creencias religiosas
de los pueblos antiguos, adorando a una Diosa-Madre, creadora y sustentadora
del universo, madre a su vez de otros dioses y todos ellos protectores de la
vida, de su pervivencia, de las aguas, de las cosechas y sustentadora del
universo.
La representación de las denominadas Venus o
Diosas–Madres y de otras diosas derivadas de ellas ha sido generalmente un
triángulo o trapecio, colocando en el vértice superior una barra horizontal a
modo de brazos y cuyos miembros aparecen, en algunas representaciones, algo
elevados, y un círculo encima de este, el disco solar. Este es el signo con el
que se representa a la Diosa Tanit , que se repite en Cartago, en el
Mediterráneo, en la costa occidental africana y en las islas Canarias. (José
Ferrer, 2007)
La Diosa Madre ha sido adorada por toda la
humanidad desde los tiempos más remotos bajo mil nombres, atributos y aspectos,
todos ellos recogidos y detentados por la Diosa Madre Universal Chaxiraxi, en
diferentes culturas aún cuando estas están separadas en el espacio y el tiempo,
prueba evidente de que la adoración a la Diosa Madre Universal surgió al mismo
tiempo que el intelecto humano. Algunos de sus nombres en la denominada cultura
occidental son los siguientes: “ en Canarias Chaxiraxi, la madre de la Sol. en
Asia, Oriente Medio, América, África y Europa, su culto ha acompañado el
desarrollo de la civilización humana en todas las latitudes. Fue la Gran Dama
del Laberinto de la edad de bronce, en la antigua civilización minoica de la
isla de Creta; la Diosa Tierra prehelénica Gaia, la de los anchos pechos; fue
Terra en el panteón romano y Eva entre los hebreos. Para los sumerios fue
Innana; entre los acadios, Kubaba e Ishtar; en Babilonia fue Tiamat y para los
fenicios fue Astarté. En África ha sido Yemayá, la diosa yoruba Para los hopi
del Norte de América, la Mujer Araña , la que teje la vida y en Los Andes es la
Pachamama , la madre tierra. En Venezuela es María Lionza, la antigua diosa
arawak de los pueblos prehispánicos caquetíos y jirajaras. En Grecia fue
Afrodita y Artemisa -Artume, para los etruscos-, diosas del amor y de la caza;
fue Deméter, diosa de la agricultura y Hera, diosa de las mujeres y del
matrimonio. En antiguo Egipto fue Hathor, diosa de la danza y de la música;
Isis, la gran maga; Sejmet, la soberana del desierto; Bastet, la diosa gata,
protectora del hogar, símbolo de la alegría de vivir y fue también Nut, la que
parió a los dioses. En la India, ha sido Durga o la Mujer Negra Kali y
Annapurna, diosa de las cosechas, la que nutre al mundo. Fue Cibeles, la diosa
frigia, adorada desde el Neolítico en Anatolia, progenitora más tarde de los
dioses olímpicos. Fue Magna Mater, la Gran Madre romana; Diana, la diosa de la
caza y Venus, la diosa del amor. Es Kwuan Yin en el Lejano Oriente, la que
escucha el llanto del mundo y fue Jord, madre de Thor, entre los nórdicos. Para
los celtas de Irlanda fue Danu y Dôn para los galeses. En Lituania fue
Gea-Zemé, hija del sol y de la luna y para los maoríes es Papatuanuku, la
Tierra, madre de los dioses. En las antiguas culturas mexicanas fue Coatlicue o
Tonantzin Tlalli, la de la falda de serpientes. Ha sido Tara, la protectora del
Tibet, principio femenino de liberación; Mary, deidad que moraba en las
montañas vascas; Brigid, la diosa celta de la salud, la adivinación y la
sabiduría y fue Tanit, la diosa cartaginesa de la luna.” (Mailer Mattié, 2009)
Las numerosas manifestaciones del arte rupestre
(Castiglione y Negro 1986, Le Quellec 1993 y 1996, Muzzolini 1996), en esta
amplia región, alude a las formas de vida de la época y a un complejo mundo
simbólico. Quizá el caso más polémico sea el de los borregos tocados con un
objeto o calabaza en la cabeza, que algunos vinculan al Dios Amón,
explicándolo por su pertenencia a un sustrato de creencias comunes de origen
neolítico.
La religión griega tiene sus orígenes en los
pueblos libios del norte de África, uno de los detalles mas significativos es
la identidad casi total que se encuentra entre los atributos, títulos y
características de la Diosa griega Athenea con la más antigua Diosa cartaginesa
Tanit.
La Diosa Tanit fue imitada por posteriores
diosas griegas y romanas, que debido al colapso de la civilización
cartaginesa-púnica, la suplantaron en todos sus templos y ciudades. Sólo gentes
sencillas del campo persistieron en su recuerdo y veneración. Su culto perduró
a partir de entonces tan sólo en secretas oquedades y cavernas. Y en los
lejanos siglos posteriores se la conoció como la Diosa de las Cuevas.
(Guillermo Llerena Cano, 2010)
La desecación y desertización del Sahara provoco
emigraciones en todas direcciónes de la población asentada en esas latitudes en
épocas anteriores al tercer milenio (adc). El clima benigno y las abundantes
lluvias de esta zona daban las condiciones para ser el asiento de importantes
civilizaciones pérdidas cuando comenzó su desertización.
Las emigraciones se produjeron en tres
direcciones principalmente: al norte, hacia la isla de Creta y Grecia por el
este; península ibérica y las costas del mar de norte por el oeste; y hacia el
sur, hacia la cuenca del Níger. Tanto en un lugar como en el otro florecieron
culturas muy desarrolladas con cultos religiosos muy similares.
Unos ejemplos interesantes que ilustran esta idea
del parentesco entre la religión griega pre-helénica y las religiones africanas
del sur del Sahara, es el de los Akanos, pueblo de la actual Ghana, y también
la religión de Ifa, de los Yoruba, que es una etnia de la actual Nigeria.
Entre los Akanos hay varios cultos diferentes que
son el reflejo de sistemas sociales distintos y que son fruto de la evolución
mayor o menor de los diferentes grupos que los componen. En el que parece más
antiguo, se adora la Diosa Luna con el nombre de Ngame. Los atributos de esta
Diosa en nada se diferencian de la cartaginesa Tanit, o de la Libia Neith, también
son iguales a los de la cananea Anatha o a la griega Athenea. La tradición
sobre Ngame la hace madre de los cuerpos celestes (estrellas y planetas), de
los animales y de la humanidad. (Alba de Hermes)
Atributos de la Diosa Tanit
La Diosa Tanit es Señora del Cielo y el Infierno,
Diosa del Amor, de la Fortuna , de la Felicidad , de la Fecundidad y hasta de
la guerra y de la muerte, del Luna, y de la fertilidad. Es venerada como Diosa
astral que unía el cielo con la tierra. También fue conocida como Diosa de la
lluvia y para obtener sus favores sacrificaban ovejas y palomas. Su antecesora
era Astarté, la diosa del amor, cuyos orígenes se remontan a Ishtar en los
tiempos de Babilonia. Más tarde y bajo la influencia romana, Tanit se
convertiría en la diosa Juno. También muchos eruditos equiparan a Tanit con la
diosa griega Demeter o con Hera.
Tanit entroniza rodeada por Leones. Cubriendo con
su manto a los mortales. La que llora a través de la lluvia fecundante. Tanit
Kurotrofos, aquella que alimenta o amamanta. Lejana, turbadora. Cálida y cruel
al mismo tiempo. Tanit, en sus representaciones como Istar, Ishtar, Astoret,
Astarté, Tara, Diosa Celeste, Moneiba, Diosa de Abona, Diosa de Tajao,
Abora, Chaxiraxi, que como hemos dicho son diferentes nombres para la única
Diosa, entre cuyos atributos figuran como hemos indicado la media Luna, el
disco Solar, el octágono y una estrella de ocho puntas que la simboliza
universalmente también es representada por Venus o estrella de la mañana que en
Canarias es conocida como lucero del alba, estrella Canopo, Venus etc. En su
representación de Aster, su nombre significa estrella de la mañana. Así pues
como hemos indicado tanto Astarté como Istar, es la Diosa de la Luna (El
Luna) y del planeta Venus, y en la religión monoteísta y patriarcal
judeo-cristiana era llamada por los profetas judíos como hemos dicho “Reina de
los Cielos” (Melekethas-Samaïm) y esposa del Sol, o el “Rey de los Cielos”
(Baal Samaïm), es decir, la verdadera soberana del mundo, la Diosa naturaleza.
Así pues, de lo que no queda ninguna duda es que Tanit, Astarté, la
Diosa-Madre , es la Diosa del fuego y la luz, la señora de los astros y Diosa
de la fecundidad. Astarté crea la Dinastíade los grandes dioses antiguos,
anteriores a las modernas religiones monoteístas, y potencia la vida a través
de la sabiduría (en este caso simbolizada por el delfín, otra de sus
representaciones, en el caso gaditano-cartaginés por un atún). (Eduardo P.
García; 2002).
A lo largo de la historia de la civilización, La
Diosa Tanit y sus paredros o aspectos han tenido un protagonismo vital, hasta
que lentamente les fue usurpada su adoración por la idea de un único dios
masculino y guerrero. De todas formas, sincretismo mediante, en historia de la
cristiandad se ha visto como muchas Diosas fueron asimiladas al panteón oficial
convertidas en santas. Incluso, la virgen María, madre de Jesús de Nazaret, aún
sin tener estatus de divinidad en eldogma oficial, recibe un culto tan
relevante en determinados sectores del catolicismo que sin duda la convierte en
una deidad central.
En el 432 e.a.o., en el concilio de Éfeso
(causalmente ciudad famosa por su devoción a Artemisa o Diana como la llamaban
los romanos), se proclamó a María “Madre de Dios”. En 1854 el Papa Pío IX
definió el dogma que sostiene que la “Santísima virgen María” fue protegida de
toda mácula de pecado original al primer instante que fue concebida.
La Diosa Tanit en África
Según parece, la vasta región que se extiende de
oeste a este entre el cabo Espartel y el cabo Bon, con una extensión de unos
1.550 kilómetros , que se presenta fraccionada en diversos macizos de difícil
acceso, se hallaría a la sazón habitada por tres elementos étnicos:
protoberéberes de elevada estatura, también denominados íbero-mauritanos, que a
mediados del I milenio, tras asentarse en algunas sierras, pudieron llegar
voluntariamente o ser forzados -en lo que se refiere a alguna fracción- a su
asentamiento en el archipiélago canario, ante la presión de otras gentes
llegadas desde el ámbito tripolitano y que vienen siendo conocidas, ya como
capsienses, ya como libios. (África del Norte en la Antigüedad, Arte Historia).
La existencia de estatuillas representativas de
la Diosa-Madre en África, está contrastada desde el II milenio a.d.c. En lo que
respecta al noroeste africano en el inmenso desierto del Sahara abundan los
grabados y pinturas rupestres referentes a la Diosa-Madre , además de
representaciones zoomorfas son una prueba de que en el continente donde surgió
la humanidad, posiblemente fue el lugar donde se inició el culto a la
divinidad. Hasta hace unos 8000 años una extensa sabána ocupaba lo que hoy es
el desierto, en ella proliferaba la vida tanto vegetal como animal y desde
Mauritania hasta el Senegal los grupos humanos encontraban los medios necesarios
para desarrollar la vida. (Arnay et al. 2002)
Así pues, todo parece indicar que el norte de
África, al oeste del Nilo, en un territorio que englobaría gran parte del
Sahara occidental y del Magreb actual, estuvo habitado hace aproximadamente más
de 6000 años por una serie de etnias con un sustrato cultural común. Estos
pueblos o etnias constituirían, desde el punto de vista lingüístico, lo que se
ha denominado área o sustrato líbico-bereber; otros autores hablan de
“Protobereber” (J. Desanges, 1982)
Tras éste concepto se encontrarían nombres de
pueblos de la antigüedad como Temehu y Libios entre Egipto y Libia, Nasamones y
Psylles de Libia, Garamantes y Atarantes del Sahara, Gétulos y Numidas de
Argelia y Túnez, los Guanches de las Islas Canarias, Zenetes, Mauros y Sanhadja
entre Marruecos, Argelia y Malí, etc. (Camps, 1980) (Guillermo Alonso Meneses,
2007)
Como hemos visto anteriormente la iconografía
egipcia del Imperio Nuevo ya alude a los “Temehu” o “Tehennu”, que se
caracterizan por llevar coleta y tener tatuajes, los cuales eran agrupados en
dos grupos básicos: los “Libu” (que portan taparrabo) y los “Meswes” (que
portaban una funda fálica). Estas fuentes egipcias ofrecen los datos históricos
más antiguos sobre lo amazigh (lo líbico-bereber o “protobereber”).
Por otra parte, la paulatina desertificación del
Sahara fue aislando a muchos de estos grupos pastores en zonas de montañas o
empujándolos hacia las periferias húmedas del norte y del sur, donde entran en
contacto con otros pueblos e incluso se llegan a mestizar. Las primeras fuentes
históricas (Herodoto, Estrabón, Plinio) hablan de distintas tribus y/o pueblos:
Amantes, Cinithi, Garamantes, Guzantes, Canarii, Libyophenices, etc. (Muñoz,
1994). (Guillermo Alonso Meneses, 2007)
Así mismo, el gran número de exvotos
en forma de figuras femeninas acampanadas cubiertas con un manto en forma de
alas (influencia de la egipcia Isis), con sus atributos
religiosos de carácter vegetal y astral, iconográficamente coinciden bien con
representaciones de esta diosa.
La diosa tnt es de origen
oriental. Primero aparece asociada a Astarté en un inscripción
encontrada en Sarepta, en el sur del Líbano,
de fines del siglo VIII-inicios del VI a.C.
Pero a partir del siglo V a.C. se convierte en la
diosa principal del panteón de Cartago, substituyendo a su
predecesora. En la epigrafía a menudo aparece denominada Tnt pn
B’l (Tanit faz de Baal), siendo, pues, una manifestación, o incluso la
divinidad paredra, del dios Baal, aunque con el
tiempo acabará apareciendo sola en las inscripciones. A partir del 400 a .C.,
su culto está documentado en muchos lugares mediterráneos: Sidón en el Líbano;
Kition en Chipre; Thinissut, Hadrumentum y Constantina en el N de África;
Tharros, Sulcis y Nora en Cerdeña; y Lilibeo y Palermo en sicilia. Su grafía en
púnico esTnt, dado que las lenguas semitas se
escriben sin vocales.
La asociación en Cartago de Tanit
con la divinidad de origen egipcio Sid, representada por el
pilar djet y cuyo culto se celebraba también en una cueva, plantea la
asociación de esta diosa con el pilar como elemento de culto (Sd-Tnt =
Tanit la del Pilar) y, por tanto que, dado que la tradición anicónica
de los pueblos semitas, que su imagen de culto fuera un pilar, o un betillo.
Justamente, los pequeños betilos y las diferentes terracotas
encontradas ilustrarían, al menos teóricamente, el paso de las representación anicónica
(betilo, ídolo-botella) a la ictónica (figuras
femeninas).
[…] En todo el Mediterráneo fenicio, desde Tiro
hasta Gadir, encontramos el culto a y en cumbres o en “lugares altos”,
así como a o en elementos naturales como piedras, manantiales, estanques,
árboles o cuevas. Entre los ritos desarrollados en estos lugares tenemos, a su
vez, la realización de libaciones de agua, leche, vino, aceite o manteca, tradicionales
símbolos bíblicos de la prosperidad y la riqueza. Además, el rezo y la plegaria
se realizaban elevando las manos al cielo. También puede observarse entre estos
grupos semitas el uso de representaciones zoomorfas como expresión de prosperidad
y fertilidad, tal es el caso del pez o el toro. En cuanto a las prácticas
funerarias, ya hemos citado los enterramientos en decúbito supino sobre armazón
de madera, o sarcófago, en fosas individuales o colectivas, cistas o hipogeos a
los que se accede mediante pozo o plano inclinado -con o sin gradas-; a ello
habría que unir la costumbre (no generalizada en todas las capas sociales ni en
todas las regiones afectadas por el influjo próximo-oriental, pero sí presente
entre los fenicios por contacto con sus vecinos egipcios) de tratar los
cadáveres con productos aromáticos y conservantes, así como su posterior
cubrición con bandas de diversos tejidos fuertemente apretados (RIBICHINI, S.
eíXELLA, P., 1994: 36).
Representaciones de la Diosa Tanit en
Titeroygatra (Lanzarote) y en el resto del archipiélago
Si nos adentramos en la religiosidad del Magreb
del primer milenio antes de Cristo, observamos que los centros urbanos
libiofenicios de la costa y del interior son un foco de influencia púnica, un
crisol donde se produce el mestizaje de dos culturas. Esta circunstancia
propicia la existencia de una serie de prácticas atribuidas posteriormente en
exclusiva a los pueblos bereberes. Ahora bien, muchas de ellas también son
propias del mundo fenicio y púnico, y formaron parte de la “simbiosis” de
creencias y tradiciones que protagonizaron las comunidades norteafricanas y los
colonizadores próximo-orientales (CAMPS, G.,
Así, la máxima expresión en las islas de la
creencia que señalamos, la encontramos en la práctica de la momificación.
Aparte de este importante testimonio, nos interesa destacar, además, la
presencia de la muerte ritual (suicidio) como forma de ganar la inmortalidad
(González et. al 1998). Las noticias son numerosas aunque sólo destacaremos
dos, aquella que nos señala el suicidio para acompañar al Mencey en su viaje al
más allá y los que escogen la muerte en la luchaque primero hauían de morir
que rendirse por que tenían allí a su señora a la cual defendían y guardaban. (A.
Sedeño en Morales, 1978).
La creencia en el más allá nos conduce
indefectiblemente a la existencia de una “morada” para albergar a aquellos que
habían ofrecido su vida y aunque arqueológicamente esto no parece claro, el
citado W. Huss cree que si éste fuera el caso, entonces encontrarían
seguramente la acogida en un lugarpreferido aquellos que habían sido ofrecidos
a Tnt y a B’l como mlk (=ofrenda). Un gran número de símbolos aluden a la
inmortalidad de estas víctimas sacrificadas: bajel (¿), escaleras, armas, hojas
de hiedra, flores de loto, guirnaldas de laurel, ramas de palma, palmeras,
palmitos, cápsulas de adormidera, racimos de uva, delfines, ranas….
En el repertorio de grabados rupestres de las
islas están presentes algunos de los motivos señalados. (Mª del Carmen del Arco
Aguilar et al., 2000:43-65)
En Titoreygatra (Lanzarote) existe una
interesante representación de la Diosa púnica y canaria Tanit, con
sus caracteres típicos bien marcados, y la condición de estar realizada sobre
unos bloques de piedra asentados en el Pozo de la Cruz , en San Marcial del
Rubicón, esta representación de la Diosa está asociada a signos neopúnicos. Es
probable que los bloques pétreos empleados en la construcción del pozo por los
invasores normandos, fuesen extraídos de otra construcción más antigua de
origen maho, o bien que dicho pozo fuese de construcción púnica., enambos casos
queda bien patente la presencia de los símbolos de Tanit en la isla milenios
antes de la llegada a la misma de los normandos y castellanos.
La presencia de esta imagen de la Diosa Tanit ,
en compañía de podomorfos de grafía guanche, es manifestación a las claras del
arraigo de una figura y un culto de origen púnico en los pobladores de
Titoreygatra (Lanzarote.) hasta el punto depervivencia a las puertas de la edad
actual.
Las irrefutables pruebas arqueológicas de la
adoración del pueblo canario por Nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi en su aspecto
como Tinnit-Tanit, están presentes en los lugares sacros de nuestras islas,
desde la representación más arcaica del pozo de San Marcial del Rubicón y Peña
Humar, asociados a cazoletas y canalillos como son los localizados
en Los Ajaches, El Jable, Finquinineo, Las Cruces, Castillo Santa
Bárbara, Barranco Quíquire, Titoreygatra (Lanzarote) En Erbania (Furteventura)
destacan la representaciones de la Diosa en forma de triángulo en Pie de Agua
Paloma, Pico de Piragua, Tetir también asociados a cazoletas y canalillos. En
Tamaránt (Gran Canaria) tenemos representaciones antropomórficas de la Diosa en
Morro del Cuervo, Agüimes, Cueva de Cubas, Telde, Cueva de La Laja de la Mula
en Tauro Alto, Mogán, en pintura rupestre la Cueva de La Majada Alta, Tejeda,
así como triángulos púbicos en Cueva Caballero, Artenara, Cueva del Cagarrutal
en Tejeda, Cueva Grabada de Silva, Telde, entre otros.
Algunas de las representaciones antropomórficas
de la Diosa en Chinech (Tenerife), están localizadas en Matoso, Buenavista,
Roque Dos Hermanos en Punta del Hidalgo, Guadameñe Los Baldíos, Cueva en el
Barranco de la Monja , Llano del Moro, Barranco del Pino Los Baldíos, Altar de
Taganana, etc., frecuentemente asociados con cazoletas y canalillo, además son
prácticamente innumerable las representaciones en forma de triángulos.
En La Gomera están registrados en Orilla de
Quines. Charco Viejo, El Ancón, además como es habitual abundan las cazoletas y
canalillos.
En el contexto material del yacimiento de
Zonzamas, se inscribe uno de los conjuntos de artefactos más interesantes de la
arqueología del archipiélago canario y, en él, una de las piezas más
singulares de las que tenemos noticia. Se trata de una placa lítica, la cual
posee como elemento más llamativo la presencia en una de sus caras de una
representación a tamaño natural del positivo de una mano, obtenida mediante una
ligera abrasión de la roca que sirve de soporte. Su presencia parece
indicar que el proceso de aculturación sufrido por los mahos en su contacto con
el mundo púnico fue profundo, aunque no definitivo.
Si aceptamos que los mahos son paleobereberes
punicizados, transportados hasta las islas por fenicios o púnicos, no debe
extrañarnos que determinadascreencias y prácticas, hoy consideradas típicamente
bereberes, tomadas a su vez de los colonizadores fenicios, aparezcan en
Canarias. (Pablo Atoche Peña et al., 1997: 7-38)
Entre las noticias geográficas que Plinio el
Viejo ofrece sobre la costa atlántica africana en su enciclopédica obra se
encuentra referida a la existencia de unas insulae Fortunatae. Su
información sobre ellas depende, como reconoce expresamente, de Sebosus
y Iuba. Según el texto de Plinio distinguía dos grupos de islas;
en el primero se encontraban Iuniona, Pluvialia y Capraria, y
en el segundo Invallis y Planasia (nat. VI, 202-203). Juba,
por su parte, y siempre siguiendo el relato pliniano, incluía entre las Fortunatae
las siguientes islas (las cito en el orden en el que se enumeran): Ombrion,
Iunonia, Iunonia (minor), Capraria, Ninguaria y Canaria (nat. VI,
203-205).
…La notable excepción la constituye “Islas de
Juno”, es decir, las islas que en el pasaje de Plinio reciben el nombre de
Iunonia.
Su excepcionalidad proviene del hecho de que se
trata de un topónimo teóforo. Los topónimos de esta índole no son demasiado
frecuentes en la geografía antigua, aunque hay un ámbito en el que aparecen
especialmente documentados: en puntos concretos de las costas e islas. Muchos
de estos topónimos se encuentran en puertos, cabos, golfos, promontorios,
montes y otros accidentes geográficos que jalonaban las costas y las rutas
marítimas del Mediterráneo, apareciendo frecuentemente asociados a aras, altares,
templetes o templos.
Las características y funciones de los
promontorios vinculados a construcciones sacras fueron exploradas por E. Ch.
Semple hace ya más de 70 años, en un artículo de gran interés (aunque no
exhaustivo) y que todavía hoy es el único que ha tratado monográficamente
este tema. Sus conclusiones proporcionan valiosas pistas para entender la
naturaleza de las “islas de Juno”. Semple constató la existencia de 175 de
estos puntos a lo largo de buena parte de las costas del Mediterráneo, desde
la Península del Sinaí, en oriente, hasta la Península Ibérica , en
occidente. Descubría esta autora dos principios básicos que recogían su
distribución: a) jalonan las principales rutas comerciales y b) aparecen
(aisladas o en grupos) en las proximidades de puertos. El primer principio se
explica por la importancia de estos promontorios como puntos de referencia para
los navegantes, y el segundo por su función de señalizadores de los puntos de
partida y llegada de los viajes por mar, indicando a los marineros que ya se
encontraban en aguas familiares. (…) Explicaba también que las divinidades que
presidían estos lugares fueron muy diversas, aunque de una forma u otra se
vinculaban al mar y a las empresas marinas: Apolo, Atenea, Hermes, Hera (o Juno),
Posidón o dioses de origen semita como Baal, Melkart o Astarté. Apreciaba
también una sucesión o superposición de diferentes dioses en ciertos
promontorios, consecuencia de prácticas coloniales, empresas militares u otras
de control de territorio.
…Queda ahora por determinar la adscripción de las
“Islas de Juno”, en su condición de “lugares sacros”, a una cultura concreta.
Dada la localización atlántica de esas islas y la muy probable antigüedad de
las fuentes últimas del pasaje pliniano (en todo caso anteriores a Juba) hay
que pensar en el mundo semita. En este punto hay que hacer constar que al igual
griegos y latinos, fenicios y púnicos conocieron la tradición de “lugares
sacros” costeros asociados a la navegación. Que en el texto de Plinio dichos lugares
aparezcan bajo la advocación de Juno, diosa de nombre romano, puede significar
únicamente que la divinidad originaria sufrió una implantación, a través de lo
que se conoce como “interpretatio”, por la que el autor del texto, un
latino, consideraba su equivalente. Quizás ya dicha suplantación fue promovida
por el propio Juba, fuente inmediata de Plinio, que escribió su obra en griego
y pudo haber conocido las islas con el nombre de “islas de Hera” (cf. Ptol.
IV,6,14). En cualquier caso esta práctica está perfectamente atestiguada en
muchos puertos del extremo Occidente, donde la presencia de dioses griegos o
latinos se explica como una adaptación a la religiosidad grecolatina de
divinidades semitas preexistentes.
…En cualquier caso, el abandono de Mogador en la
segunda mitad del siglo VI a.d.n.e., que coincide con el fin de un determinado
modelo económico (la “segunda fase” en el esquema de López Pardo), supuso el
fin de toda exploración y reconocimiento de la costa atlántica africana en
dichas latitudes extremas. Las “islas de Tanit”, “islas de Hera-Juno” de los
grecos latinos, fueron olvidadas y su recuerdo reducido a los datos que de
ellas quedaron registrados en la documentación conservada en Gadir (quizás
también en Lixus y después en la Cartago púnica) y tal vez también a algunas
vagas referencias en las tradiciones orales que pudieron circular en el entorno
marinero de la ciudad.” (José Á. Delgado Delgado, 2001: 1 y ss)
Es evidente que los contactos de pueblos
libio-púnicos con las islas contribuyeron a la expansión del culto a la
Diosa-Madre en su representación como Tanit, pero es más que probable que este
culto ya se practicara en las islas en épocas anteriores a la arribada de estas
poblaciones. Este aserto queda refrendado por el hecho de que la simbología
representativa de la Diosa difundida en las islas, es mucho más arcaica que la
empleada en Cartago en la época en que ésta promocionó el poblamiento de las
islas con poblaciones libica-imazighens. Ello nos autoriza a creer que la
población que habitaba el territorio antes de la llegada de estas poblaciones,
no sólo tenía un origen claramente norteafricano, sino que eran portadores de
una cultura religiosa feno-púnica (Diosa Tehenu o Net) anterior a la
cartaginesa y, como hemos indicado más arriba, con un gran substrato cultural
de origen egipcio. (Guayre Adarguma Anez’ Ran n Yghasen)
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