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Capitulo XI
Eduardo
Pedro García Rodríguez
ANTECEDENTES
Los seres
humanos de los primeros tiempos conocieron el tiempo a partir de la
observación de fenómenos regulares, como el amanecer y el atardecer, los ciclos
del Luna, los cambios en la posición de las estrellas en el firmamento, las
estaciones del akano o año, el crecimiento y decrecimiento de las aguas de
ríos, mares y lagos y, sobre todo, por el nacimiento, desarrollo y muerte de
todos los seres vivos.
Por eso, en su
origen, todas las religiones se conformaron en torno a los astros y las
divinidades: Chaxiraxi Diosa Madre Universal, Magek la Diosa-Sol,
Achamán-Akorán y las deidades-estrellas, además de Achuguayu Dios del trueno,
de la lluvia, de las mareas Etc.
Es Achuguayu quien nos indica
mediante los sacerdotes sabios Kankus y Maguadas el tiempo para que
todo suceda, saben cuándo sembrar, cuándo cosechar, cuándo van a crecer las
márgenes de los ríos, cuando van a correr los barrancos, cuándo iba a haber
sequía, cuándo empezaría la temporada de frío o de calor.
El calendario
sagrado de la Diosa es lunar. El tiempo que tarda El Luna en girar alrededor de
la tierra es de unos 29 días. Algunos meses tienen 29 días y otros tienen 30,
pero generalmente los meses tienen 30 días
Pero ¿Cuándo
se originó el tiempo? Hace unos 15 mil millones de años sucedió un fenómeno
cósmico llamado Big Bang o "gran estallido" que dio origen, en
ese preciso instante, al Universo. En menos de un segundo, se creó toda la
materia, energía, espacio y tiempo. Con esta explosión primordial, en donde
nubes de gas se condensaron y, al correr de millones de años, se crearon
millones de galaxias y de estrellas, se echó a andar una fuerza motriz inicial
que hasta hoy hace que el Universo se expande y se expande, y se expande.
LOS CALENDARIOS
Calendario, Es
un sistema de medida del tiempo para las necesidades de la vida civil, con la
división del tiempo en días, meses y años. Las divisiones del calendario se
basan en los movimientos de la Tierra y las apariciones regulares del Sol y la
Luna. Un día es el tiempo medio necesario para una rotación de la Tierra sobre
su eje. La medición de un año se basa en una rotación de la Tierra alrededor
del Sol y se llama año estacional, tropical o solar.
Un año solar
contiene 365 días, 5 h, 48 m, y 45,5 s. Un mes se calculaba inicialmente por
los pueblos antiguos como el tiempo entre dos Lunas llenas, o el número de días
necesarios para que la Luna circunde la Tierra (29,5 días). Esta medición,
llamada mes lunar o sinódico[1]
,3días
más daba lugar a un año lunar de 354 días, 11 más corto que un año solar.
Sin embargo,
en los calendarios modernos el número de días de un mes no está basado en las
fases de la Luna. La duración de los meses es aproximadamente una duodécima
parte de un año (28 a 31 días) y se ajusta para encajar los 12 meses en un año
solar.
CALENDARIOS ANTIGUOS
Los antiguos babilonios tenían un
calendario lunisolar (ajustable) de 12 meses lunares de 30 días cada uno, y
añadían meses extras cuando necesitaban mantener el calendario en línea con las
estaciones del año. Los antiguos egipcios fueron los primeros en sustituir el
calendario lunar por un calendario basado en el año solar. Midieron el año
solar como 365 días, divididos en 12 meses de 30 días cada uno, con 5 días
extras al final. Hacia el 238 a.C. el rey Tolomeo III ordenó que se añadiera un
día extra cada cuatro años, que era por lo tanto similar al moderno año
bisiesto. En la antigua Grecia se utilizaba un calendario lunisolar, con un año
de 354 días. Los griegos fueron los primeros en intercalar meses extras en el
calendario sobre una base científica, añadiendo meses a intervalos específicos
en un ciclo de años solares.
CALENDARIO AMAZIGH
El calendario
amazigh continental es el calendario anual usado por los amazigh en el Norte de
África, conocido como "Assgwas amaynu, id ssegwas" que significa: Año
Nuevo, Noche Nueva. Este calendario es conocido también en Arabe con el nombre
"Agricultural". Es usado para regular la cosecha.
El calendario
amazigh que determina este evento es un calendario solar, a diferencia del
lunar utilizado por los árabes, y que como ocurre en otras antiguas civilizaciones
se encuentra organizado en torno a la vida agraria tradicional que se
desarrolla en las regiones del Norte de África. El año cero que se toma como
referencia es el 950 a.C., año adoptado por la Academia Bereber de París en los
60 como fecha aproximada en la que asciende al trono del Antiguo Egipto,
Sheshong I, de origen amazigh, que gobernará durante veintiún años, dando lugar
a la fundación de la vigésimo segunda dinastía.
La celebración
del Yennayer es una fiesta en la que los imazighen
tradicionalmente renuevan la alianza del mundo de los vivos con el mundo de los
muertos, en la que se comparte de forma comunitaria la cena, generalmente
cuscús de pollo, productos vegetales y frutos secos, con los que también se
quiere poner de manifiesto la estrecha relación que el pueblo amazigh ha
mantenido siempre con la tierra.
EL CALENDARIO ROMANO
El original
calendario romano, introducido hacia el siglo VII a.C., tenía 10 meses con 304
días en un año que comenzaba en marzo. Dos meses más, enero y febrero, fueron
añadidos posteriormente en el siglo VII a.C., pero como los meses tenían
solamente 29 o 30 días de duración, había que intercalar un mes extra
aproximadamente cada segundo año. Los días del mes eran designados por el
incómodo método de contar hacia atrás a partir de tres fechas: las calendas[3],
o primeros de mes; los idus, o mediados de mes, que caían el día 13 de ciertos
meses y el día 15 de otros; y las nonas, o el noveno día antes de los idus. El
calendario romano se hizo enormemente confuso cuando los funcionarios que
tenían encomendada la adición de días y meses abusaron de su autoridad para
prolongar sus cargos o para adelantar o retrasar elecciones.
En el año 45
a.C. Julio César, siguiendo el consejo del astrónomo griego Sosígenes (siglo I
a.C.), decidió utilizar un calendario estrictamente solar. Este calendario,
conocido como calendario juliano, fijó el año normal en 365 días, y el año
bisiesto, cada cuatro años, en 366 días. El calendario juliano también
estableció el orden de los meses y los días de la semana tal como figuran en
los calendarios actuales. En el 44 a.C. Julio César cambió el nombre del mes
Quintilis a Julius (julio), por él mismo. El mes Sextilis recibió el nuevo
nombre de Augustus (agosto) en honor de Augusto, que sucedió a Julio César.
Algunos expertos mantienen que Augusto estableció la duración de los meses que
utilizamos actualmente.
EL CALENDARIO GREGORIANO
El año juliano
era 11 minutos y 14 segundos más largo que el año solar. Esta diferencia se
acumuló hasta que hacia 1582 el equinoccio de primavera se produjo
10 días antes y las fiestas de la iglesia no tenían lugar en las estaciones
apropiadas. Para conseguir que el equinoccio de primavera se produjera hacia el
21 de marzo, como ocurrió en el 325 d.C., año del primer Concilio de Nicea, el
papa Gregorio XIII promulgó un decreto eliminando 10 días del calendario. Para
prevenir nuevos desplazamientos instituyó un calendario, conocido como
calendario gregoriano, que estipulaba que los años centenarios divisibles por
400 debían ser años bisiestos y que todos los demás años centenarios debían ser
años normales. Por ejemplo, 1600 fue un año bisiesto, pero 1700 y 1800 no lo
fueron.
El calendario
gregoriano recibe también el nombre de cristiano, porque emplea el nacimiento
de Cristo como punto de partida. Las fechas de la era cristiana son designadas
a menudo con las abreviaturas d.C. (después de Cristo) y a.C. (antes de Cristo)
El calendario
gregoriano se fue adoptando lentamente en toda Europa. Hoy está vigente en casi
todo el mundo occidental y en partes de Asia. La Unión Soviética adoptó el
calendario gregoriano en 1918, y Grecia lo adoptó en 1923 por motivos
administrativos, aunque muchos países de religión cristiana oriental
conservaron el calendario juliano para la celebración de las fiestas de la
iglesia.
Aunque el
nacimiento de Cristo fue originalmente fijado el 25 de diciembre del año 1
a.C., los investigadores modernos lo sitúan ahora hacia el cuarto año de
nuestra era.
Puesto que el
calendario gregoriano todavía supone meses de distinta duración, haciendo que
fechas y días de la semana cambien con el tiempo, se han hecho numerosas
propuestas para un calendario reformado más práctico. Estas propuestas incluyen
un calendario fijo de 13 meses iguales y un calendario universal de cuatro
periodos trimestrales idénticos. Hasta ahora no se ha adoptado ninguno.
REFERENCIAS SOBRE EL
CALENDARIO GUANCHE
Son
irrefutables las pruebas de la pervivencia, actualmente del sistema de
numeración en base doce (12) pervive entre los pastores canarios que, aún
conociendo y dominando también el de base 10, al igual que los primitivos
canarios, emplean para el ganado y otras actividades agrarias el duodecimal.
La Iglesia del
Pueblo Guanche, ha asumido el ancestral calendario de nuestros
antepasados para uso interno y cómputo del año litúrgico guanche.
SISTEMA DECIMAL: Es
pues la pervivencia una vez más, la prueba de nuestra tesis: los antiguos canarios
utilizaron, desde el punto de vista matemático, al menos, dos sistemas de
numeración: uno es el duodecimal, originado en la astronomía y aplicado
posteriormente en otras labores de cierta importancia sociocultural para la
supervivencia de la comunidad, como era la ganadería, los ritos y los juegos de
reflexión. Estos últimos, en la mayoría de los casos, con connotaciones
rituales mágicas y religiosas.
a) El otro
sería el decimal, recogido y trasmitido por algunos europeos como el piloto
Nicoloso da Recco, de la expedición portuguesa de 1341, o el ingeniero italiano
al servicio del rey de España Leonardo Torriani (s.XVI), durante su estancia en
las islas.
b) Este
sistema fue recogido en la lengua de los antiguos canarios, y es ampliamente
estudiado y analizado en su obra “Sistemas de numeración Norteafricano”
del profesor Juan Álvarez Delgado y “Aproximación al sistema de numeración
Canario” del doctor Ignacio Reyes García (Ambos autores desconocían la
pervivencia del sistema en base 12, ampliamente extendida entre nuestros
pastores. Si este tipo de numeración, ha llegado hasta nuestros días, ha sido
porque sin duda alguna ofrece ventajas prácticas en el pastoreo. Entre dicha
ventajas esta un mayor número de divisores y múltiplos, lo que permite un mejor
desenvolvimiento práctico
Hacían
entre año, (el cual contaban ellos por lunaciones) muchas juntas
generales; y el rey que a sazón era y reinaba, les hacía el plato y gasto de
las reses, gofio, y manteca, que era todo lo que darse podía; y aquí mostraba
cada cual su valor, haciendo alardes de sus gracias en saltar, correr, bailar
aquel son que llaman canario, con mucha ligereza y mudanzas, luchar, y en las
demás cosas que alcanzaban; y no es poco de maravillar, que hombres tan
valientes, de tanta fuerza y ligereza y tan delicados ingenios como dellos han
salido.
(Fray Alonso de Espinosa,
“Historia de Nuestra Señora de candelaria” Lib. III. Cap. IV, p.
38)
El mismo
autor, en el libro II, cap. II, p. 51, refiriéndose a la posible llegada de la
Diosa Chaxiraxi a la isla dice: <<Aunque averiguar el año y tiempo en
que esta sagrada imagen apareció sea cosa muy dificultosa, porque ha venido de
mano en mano hase ido perdiendo la memoria; con todo aquesto, aprovechándome
de las antiguas pinturas que esto refieren y sirven de escritura y de la
computación de las lunas y que los antiguos naturales usaban, vendré
rastreando a dar con lo más averiguado que es: el año mil y cuatrocientos
(...)>>
<<El
dia contaban por soles
y el de meses y años por lunas,
contaban con buen orden y concierto
y como eran de cuenta, tenían cuenta<<
(Antonio de Viana (Canto I, versos 608-611, p. 30)
Abreu Galindo
en su Historia de la Conquista de las Siete islas de Canaria. (Lib.
III, cap.IV, p. 270) dice: <<Tenían gran cuenta con los días, por las
lunas, a quien tenían gran veneración y con el sol>>.
El historiador
canario Tomás Arias Marín de Cubas (1643-1704), concreta un poco más y
nos dice: <<Contaban su año llamado Acano por lunaciones, de veinte y
nueve soles desde el día que aparecía nueva empezando por el estío, cuando el
sol entra el Cancro (“cancer”=cenit) a veinte y uno de junio en adelante la
primera conjunción... (Historia de las Siete islas de Canaria”) (Lib. II,
cap. XVIII, p. 254.)
Francisco
García Talavera y José M. Espinel Cejas, en su obra: Juegos Guanches
Inéditos en uno de los trabajos más serios que hasta la fecha sé a
elaborado sobre el tema nos dicen: <<los guanches se servían de
sencillos instrumentos para seguir el curso del Sol, elaborados con materiales
del entorno, por ejemplo, varillas cruzadas que servían para determinar con
gran precisión el paso de Magek, el astro rey, el “Dios”..., por el cenit. El
solsticio de invierno, el de verano, el equinoccio de primavera y el de otoño
eran igualmente susceptible de ser calculados por este procedimiento. Es
lógico, pues, pensar que entre los guanches pre colonial
prevaleciera la idea de computar el tiempo mediante el periodo de revolución
lunar en torno a la Tierra, fácilmente determinable por la repetición rápida y
regular de las fases de la luna...>>
El Calendario
guanche sería bastante exacto y complejo ya que constaba de 365 días al año,
contados desde un solsticio de verano hasta su repetición al año siguiente. Es
muy probable que este calendario se basara en el “nacimiento heliaco” de Sirio,
la estrella más brillante del cielo, que en aquella época aparecía por el
horizonte poco antes del amanecer el día del solsticio de verano.
Si esto
sucedía así como parece más que probable, explicaría perfectamente que fuera
éste último el día señalado para comenzar el cómputo del ciclo anual
(S.G.C.A.), es decir el primer día del año guanche.
Durante el
transcurso del año y desde que tiene lugar el nacimiento heliaco, Sirio se
desplaza, noche tras noche, hasta producir su ocaso heliaco, fenómeno tras el
cual quedará invisible durante un largo periodo de tiempo hasta su siguiente
aparición (nacimiento heliaco), durante el amanecer del siguiente solsticio de
verano...El año, como señalan Marín de Cubas, Gómez Escudero, Chil y Naranjo,
Bethencourt Alfonso, Álvarez Delgado y otros, comenzaba con el solsticio de
verano (nosotros creemos que el año guanche comenzaba el día 21 de junio,
la iglesia católica obligó a los guanches a trasladar la fecha al
24 para hacerla coincidir con la festividad de San Juan) día en que se
encienden desde tiempo inmemorial, hogueras rituales por toda la geografía del
Archipiélago. Esto explica el hecho de que los pastores, aún hoy, rescindan y
contraigan los contratos anuales por “San Juan señalado”.
Esta práctica
está documentada desde los primeros tiempos de la conquista, en que los
contratos entre guanches y de estos con los europeos e incluso con el Cabildo
de la isla, se celebran por estas fechas, según están recogidos en diferentes
actas del Cabildo.
Como ejemplo
de lo expuesto, transcribimos algunos contratos otorgados en el valle y
heredamiento de Guimar:
1573, agosto, 16, domingo-San
Juan de Güimar. Fol. 69 vº
Francisco
Rodríguez, hijo de Francisco Rodríguez, natural de Tenerife (guanche), morador
en Ntra. Sra. de Candelaria, por la presente se obliga a pagar a Diego
Hernández, cazador y labrador, presente, tres ducados por tres fanegas de trigo
morisco, (trigo guanche) bueno y limpio que es simiente, las cuales ya ha
recibido de Diego Hernández.
Los tres ducados de a once reales
nuevos cada uno, a pagar el día de San Juan de junio de 1574, en esta
isla donde se lo pidiera.-
Hecha en las casas de la morada
de Alonso Rodríguez.- Tgos. Mateos Hernández. Diego de la Peña, y Alonso
Rodríguez, vecs. estantes. Firma: Por no saber escribir el otorgante, Diego de
la Peña. Sin derechos.
1573, agosto, 19, miercoles-San
Juan de Guimar. Fol. 71 rº
Manuel
González, labrador, morador en el pueblo de Ntra. Sra. de Candelaria, dice que
por la presente se obliga a pagar a Sebastián González, purgador, morador en
Arafo, once doblas de oro de a 500 mrs. Cada una de moneda de Canaria, a pagar
el día de San Juan de junio de 1574, en el valle de Guimar o en Ntra.
Sra. de Candelaria, por un asno blanco y bueno, que le vendió con su aparejo y
albardas.
En
cumplimiento del pago, hipoteca el asno, de unos cuatro años que va para cinco
y dos vacas: <<Erguida>> y <<Aldonza>> de color
bermejas, que serán de siete u ocho años. Sebastián González dijo que conoce al
otorgante.- Hecha en las casas de las moradas de Alonso Rodríguez.- Tgos. Diego
de la Peña. Alonso Rodríguez y Blas Hernández, vecs. y estantes. Firma por no
saber escribir, Diego de la Peña. Derechos un real.
1575, septiembre, 3 sábado, San
Juan de Guimar. Fol.478 rº
Mateos de
Aday, morador en el valle de Guimar, termino y jurisdicción de San Cristóbal de
La Laguna, en esta isla de Tenerife, presente, dice que debe a Simón Hernández,
morador en Arafo, vecino, presente, 16 doblas de oro de a 500 mrs. Cada una,
por resto de 27 cabrillas que le vendió, a pagar en dineros de contado el
día de San Juan de junio de 1576. En cumplimiento hipoteca 50 cabras
que tiene en Guimar, donde dicen Guaza. Otorgada en el valle y
heredamiento de San Juan de Guimar.- Tgos. Alonso Rodriguez de Guimar, Alonso
de Lugo, el mozo y Alonso de Xerez Cardona, vecs. y estantes. Firma: Por no
saber Alonso Rodriguez.
[Al margen]
En el valle y
heredamiento de San Juan de Guimar, en 10 de junio de 156, ante Sancho de
Urtarte, compareció Simón Hernández, de Arafo, y dio por libre y quito a Mateos
de Aday, presente, de la 16 doblas.- Tgos. Alonso Rodriguez, Diego Hernández,
de Chimazo y Juan de Mallorquín, vecs. y estantes.- Firma: por no saber, Alonso
Rodriguez.- Sancho de Urtarte, esc. de S.M.
1575, septiembre, 16,
viernes-Valle de Guimar. Fol. 479 rº
Rodrigo
Hernández, canario, morador en Chicayca, vecino, dice que Diego Moreno,
difunto, le debe 21 doblas de 6 pagas corridas de un tributo que la ultima paga
se cumplió el día de San Juan de junio pasado de 1575, y el censo de
ello pasa ante Alonso Cabrera y Rojas, escribano mayor del concejo y publico.
Por esta carta da poder da poder especial a Guillen Castellano, vecino para
cobrar a los herederos de Diego Moreno las 21 doblas.- Otorgada en el
heredamiento de San Juan de Guimar.- Tgos. Gonzalo Lorenzo, Alonso de Cardona,
Diego González y Diego Martín, vecs. Firma: Rodrigo Hernández.
Derechos,
cuarenta y seis mrs. De buena moneda.
Tomado de: ¿Quiénes somos los
mazighios canarios?
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