Entre los años 5000 y 2500 a. C. floreció en las islas de Malta y Gozo una civilización extraordinaria y todavía poco conocida, fundada en el culto de la Diosa Madre.
En el Neolítico, la espiritualidad estaba
centrada en la diosa del nacimiento, de la vida, de la muerte y de la
regeneración, venerada en toda la antigua Europa: una Diosa que representaba un
ciclo completo y eterno, que se experimentaba como una totalidad.
Todos estos aspectos no eran opuestos: la Diosa
que daba la vida era también quien encarnaba la muerte. Por tanto, la muerte no
era el final de todo, sino que inmediatamente se sucedía la regeneración, en un
ciclo inspirado en la observación de la naturaleza, en el que el invierno
comporta una aparente muerte, seguido luego de un despertar primaveral y de la
cosecha veraniega.
En la Diosa se reflejaba un equilibrio entre la vida y la muerte, una
energía que honraba la vida y no le temía a la muerte.
En estas antiquísimas sociedades agrícolas, la
fertilidad de la tierra y la de las mujeres se convirtieron en una sola cosa.
La unión sagrada entre el principio masculino y el femenino se relacionaba con
los ciclos estacionales de la vegetación, con la tierra que cada año nace,
muere y resurge.
En Malta y en Gozo no se han encontrado armas de
guerra, muros fortificados y defensivos ni signos de conflicto, señal de que
los primeros habitantes formaban comunidades unidas y pacíficas, organizadas en
torno a un grupo de sacerdotes que planificaba y conducía la construcción de
los templos, dirigiendo la vida espiritual del lugar.
Los templos de Malta
En Malta y en Gozo todavía existen unos veinte a
treinta edificios sacros, siete de los cuales fueron declarados en 1980
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco –los templos de Ta ‘Hagrat, Skorba,
Ggantija, Tarxien, Mndajdra y Hagar Qin y el subterráneo de Hal Saflieni –, en
estado de discreta conservación, además de estatuas, piedras esculpidas, vasos
y otras magníficas obras de arte.
Todos los templos maltenses presentan la misma forma, un esquema que se
repite con algunas variantes, pero permanece sustancialmente igual en el
transcurso de más de mil años: vista desde lo alto, en realidad, la disposición
de las piedras recuerda a la figura sinuosa y abundante de la Diosa Madre, que
acoge a los fieles en su seno para los ritos relacionados con la fertilidad y
la regeneración.
Los lugares sagrados maltenses eran construidos a
menudo mediante varios templos cercanos (cuatro en el caso de Tarxien, tres en
el caso de Mnajdra y dos en Ggantjia), a veces circundados por muros altos. Los
techos pendientes se basan en lo que queda del modelo de templo encontrado en
Ta ‘Hagrat y se puede hipotetizar que fueran cupulares.
Algunos elementos comunes entre los distintos
templos son: un corredor central, a cuyos lados se abren habitaciones
semi-circulares y simétricas en un número variable (tres en Ta ‘Hagrat, cuatro
en Mnajdra, seis en Tarxien), y un portal de entrada monumental, constituido
por dos grandes piedras erectas y una horizontal colocada sobre ellas, a modo
de arquitrave, que da hacia un espacio abierto al que se accede subiendo varios
peldaños.
La dimensión monumental de los
templos lleva a pensar en una civilización en la que la espiritualidad tenía un
rol central. Una civilización dotada de una gran maestría arquitectónica, una
tecnología avanzada en el trabajo de la piedra (no se encontraron rastros de la
presencia de metales) y capaz de mantener proyectos en el tiempo, a través de
diversas generaciones. Esto implicaba la participación de un gran número de
personas, desde quienes escavaban, desplazaban y erigían las grandes masas que
constituían los templos y las imponentes murallas que los circundaban, hasta
los artistas capaces de crear esculturas sublimes y armoniosos grabados.
Las motivaciones de la mano de obra eran
probablemente el fervor religioso y, de hecho, los templos maltenses hacen
pensar en las catedrales medioevales europeas.
El motivo del fin de esta civilización, cerca del
2500 a.C., sigue siendo un misterio. Es posible que se hayan producido cambios
climáticos y períodos de sequía, u otros eventos relacionados con la crisis y
el abandono del tipo de espiritualidad que había dado origen a los magníficos
templos megalíticos. En todo caso se verificó una declinación en las islas
maltenses, con un vacío que se colmó hacia el 1500 a. C. con la llegada de
nuevas poblaciones que llevaron a Malta los metales y la costumbre de cremar a
los muertos.
Dada la falta de documentos escritos sobre esta
antigua civilización (o al menos, escritos en el sentido que atribuimos a los
alfabetos, los ideogramas, los geroglíficos, a la escritura cuneiforme, etc,
dado que, como veremos, en Malta existía un especie de lenguage simbólico),
tenemos pocas informaciones claras sobre la organización social y doméstica y
sobre los ritos que se realizaban en los templos maltenses. Esta aparente
desventaja resulta compensada por la posibilidad de avanzar en la hipótesis e
interpretación, obviamente tratando de fundamentarlas, sin que ninguna pueda
prevalecer sobre las otras o ser rechazada como imposible.
Las hipótesis aquí expuestas no pretenden ser la
verdad, la única interpretación posible de la misteriosa civilización maltense,
sino más bien apuntan a contribuir en algo a la reconstrucción del proceso
humano estudiando una de sus manifestaciones particulares y valiéndose de una
gama de instrumentos más vasta que aquella utilizada por los historiadores y
los arqueólogos tradicionales: además de las lecturas y las conversaciones con
expertos, fue fundamental el aporte de las experiencias energéticas y
espirituales realizadas antes, durante y después de los viajes a Malta en
septiembre del 2010 y marzo del 2011, consideradas de igual importancia
respecto a los procedimientos de investigación más convencionales.
Islas sagradas
Dado que las dimensiones reducidas de Malta y
Gozo no justifican la cantidad de templos monumentales que las caracterizan, se
puede hipotetizar que fueran islas sagradas para una parte del Mediterráneo,
frecuentadas y conocidas más allá de sus límites. Un lugar de culto, de estudio
e iniciación, ubicado en una suerte de cruce de caminos entre Africa, Sicilia y
las islas menores circundantes.
En el templo subterráneo de Hal Saflieni se
encontraron los restos mezclados de 7.000 personas, sepultadas en forma
colectiva durante un milenio. Esto equivaldría a unos siete muertos al año,
bastante pocos si se considera la posibilidad de que fuera un lugar de
sepultura para los miembros de las comunidades circundantes. Se podría entonces
conjeturar que allí fueron sepultadas sólo algunas personas “especiales”, como
iniciados, sacerdotes, etc.
Las espirales
Desde los tiempos más remotos la humanidad ha buscado contacto con los espacios sagrados y profundos. Tal contacto puede suceder a través de formas diversas, una de las cuales está constituída por las prácticas que usan la energía psicofísica como forma de conexión con lo Divino, lo Sagrado y lo Profundo.
La presencia de espirales, símbolo antiquísimo relacionado con el flujo de la energía vital, grabadas en la piedra y pintadas con ocre rojo en numerosos templos neolíticos de Malta y Gozo, puede avalar la hipótesis de que en aquellos antiguos templos se practicara un trabajo energético, cuyos rastros quedaron esculpidos en la piedra y pintados sobre las paredes durante milenios.
En Malta y Gozo las espirales están presentes en
los templos de Hal Saflieni, Ggantija, Mnajdra, Hagar Qim y sobretodo en
Tarxien, y en general tienen trazos figurativos: se subraya la simetría y la
armonía con dos o cuatro espirales dispuestas una al lado de la otra o en
grupos de dos, mientras también se resalta la fuerza vital de la naturaleza con
una sucesión de espirales grabadas en grandes piedras rectangulares, que hacen
pensar en plantas o en olas de mar. En ambos casos, resulta evidente la
relación con el flujo continuo de la energía vital.
Las estelas y las piedras grabadas con las
espirales no están dispuestas de modo casual, sino que siempre indican
umbrales, delimitan ámbitos dotados todavía hoy de gran energía y acompañan un
recorrido de elevación hacia un altar, de modo de concentrar y elevar la
energía para llegar al contacto con lo Sagrado y lo Profundo.
El ejemplo más iluminante de tal función y
significado de las espirales nos lo aportan las dos estelas colocadas una
frente a la otra en Tarxien, como una especie de respaldo alto para la banca de
piedra que le está próxima. Sentándose allí resulta evidente que ellas
representaban un momento de pausa, de espera, de recogimiento de la energía
antes de acceder al altar cercano y, por lo tanto, al paso siguiente en la
búsqueda espiritual.
Las dos piedras contienen además un mensaje
expresado en forma simbólica, que se podría considerar instrucciones para un
estilo de vida coherente y elevado e incluso una indicación respecto de las
condiciones necesarias para la entrada a los espacios sacros: la esfera central
alude a la necesidad de crear, mantener y reforzar un centro de gravedad
interno; la posición simétrica de las espirales alude a la importancia de la armonía
y la proporción en la propia vida; el vínculo con lo alto y lo bajo muestra la
importancia de la acción en el mundo, del contacto con el plano de la vida
cotidiana y con el de los espacios altos, en una perenne conexión entre el
“cielo” y la “tierra”, y los puntitos, presentes también en tantos otros
templos, indican las prácticas energéticas como canal para realizar todo ello.
Puente entre pasado y presente
El descubrimiento del grado avanzado de
espiritualidad logrado por esta civilización o al menos por el grupo de
sacerdotes, estudiosos, curanderos e iniciados que utilizaba los templos, puede
cambiar la imagen convencional y difusa que se tiene de la evolución del ser
humano y de períodos muy lejanos en el tiempo pero muy cercanos al presente por
su sensibilidad.
La recuperación e interpretación del patrimonio
de conocimientos y experiencias dejado en herencia por esta antigua
civilización a las generaciones sucesivas puede estimular y enseñar a los
interesados en obtener inspiración desde los más profundos descubrimientos del
pasado para alimentar el propio recorrido actual y futuro.
(Anna Polo, en: file:///C:/Documents%20and%20Settings/Edu/Escritorio/Templos%20y%20diosas%20del%20Neol%C3%ADtico%20en%20Malta%20%20Una%20espiritualidad%20antiqu%C3%ADsima,%20una%20b%C3%BAsqueda%20actual%20_%20Revista%20Somos.htmImágenes:
Dama durmiente, ubicada en el Museo Arqueológico Nacional de Malta
Diosa Sedente, Isla de Malta
Espiral, Isla Benahuare (La Palma)
Templo, Isla de Malta
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