NOTAS SUELTAS
Apuntes tomados del tomo 2º de Historia del Pueblo Guanche
Sacerdotes Babilones
...sus ceremonias y ritos, pero
que nos inclinamos a que eran los principales en los que hemos llamado
paganismo clásico o séase en el culto rendido a las Diosas Chaxiraxi, Abona,
etc.
«Bien venido seas
babilón colorado
a decir la misa
a este pueblo honrado»
** *
En relación con la imagen de Nuestra
Diosa Chaxiraxi
El erudito Beneficiado D. José
Rodríguez Moure, del que solicitamos su opinión, nos manifiesta que Mr.
Campbell está en abierta oposición con lo que arrojan los estudios
iconográficos, por ser la imagen desaparecida en el aluvión de la noche del 7de
noviembre de 1826, un ejemplar indubitable de la estatuaria cristiana, cuando
más tarde de los siglos XII y XIII; fundándose en consideraciones del arte pagano
de Grecia y Roma, que no exhibían sus diosas con formas tan veladas, ni
revelaba la indumentaria el ambiente de honestidad, etc.
2 Entre éstos se encontraba el
naturalista tinerfeño Bello y Espinosa, que declara en su obrita el «Jardín
Canario» de que era la diosa Minerva que sirvió de mascarón en la proa de algún
buque; opinión antigua de un fraile dominico, fundada en que la imagen ofrecía
en la espalda señales de una abrazadera.
Relativa al infierno
No llamaban así al infierno.
Echeyde o Cheyde o Chéyda, lleva aún este nombre una montañita al pie del.
Teide, mirando al N., al poniente de otra denominado Chisere. El infierno lo
apellidaban chimichi, apelativo que llevó la isla equivalente a «Isla del
Infierno», o séase «Isla de Chimeche».
Aún en algunos pueblos del Sur,
como Arico, Arona, étc., cuando muere una persona de mala reputación se oyen
estas frases: «Éste va a Chineche»; «Anda a lo más hondo de Chineche!».
Cada reino tenía estos
subterráneos imaginarios de llamas, por lo que existen varios lugares en
Tenerife, donde la teología figuraba remataba el extremo opuesto de los antros
'que aún llevan los nombres del infierno: El Infiernillo o Barranquillo del
Infierno, en la cumbre de Taganana; Barranco y Salto del Infierno, en el
Borgoñón, Tegueste; Hoyo del Infierno, debajo del Clavel, en El Sauzal; Salto
del Infierno, en los Riscos de Las Canales, cumbre de La Victoria; Cueva y
Salto del Infierno, en Barranco Hondo; Barranco del Infierno, entre La Victoria
y Santa Úrsula; Barranco del Infierno, más tarde de Llarena, en La Orotava;
Barranco y Salto del Infierno, en el Puerto de La Cruz; Barranco del Infierno,
entre Barranco de Ruiz y de La Furnia, entre Realejo Bajo y San Juan de La
Rambla; El Infierno o Purgatorio, en Los Toscales de Guaja, Igueste de
Candelaria; y el Barranco del Infierno en Adeje. Es tradicional que en el reino
de Abona se extendía desde el Teide a la montaña de Roja, a orillas del mar.
Barranco del Infierno o de Mazas (¿Masca?), Teno.
Tal vez esta boca externa del
mito la fundamentarían eligiendo lugares que ofrecieran recientes fenómenos de
vulcanismo.
Ofrenda a los difuntos
4 Tan arraigada era esta
creencia, que en los primeros tiempos iban con frecuencia a dejar la comida en
la puerta de la cueva y más tarde ciertos días del año; costumbre que
sobrevivió en la conservada en los pueblos del Sur hasta principios del siglo
pasado, como aún pueden atestiguarlo entre otros ancianos Dña. Jerónima Frías,
de Arona. Nos referimos a que el día de finados colocaban sobre los sepulcros
familiares de las iglesias, más aún no había cementerios, tantas libras de pan
y botellas de vino como individuos de la familia estuvieran sepultados; y en
las fosas comunes, también cada familia depositaba igual ofrenda en relación
con el número de sus muertos.
Marín y Cubas al hablar de las
ideas religiosas de los indígenas de la isla de Canaria, escribe «... a el alma
ten{an por inmortal, hija de Magec, que padece afanes, congojas, angustias, sed
y hambre, y llévanles de comer a las sepulturas los maridos a las mujeres y
ellas a ellos...».
y añade refiriéndose a los de
Tenerife o guanches: «... hac{an largas romer{as a visitar los huesos de sus
sepulcros, en todo semejante a los canarios... Haci{anles
ofrendas de comidas del modo que
hemos dicho». "
Los bimbapes o aborígenes del
Hierro, además de consagrar a sus divinidades en holocausto, corderos y
cabritos en pireos especiales; tenían otros para celebrar a su alrededor
banquetes funerarios, a los que acudían a participar del festín los espíritus de
los individuos de la familia muertos. Al hablar de las exequias veremos que
algo parecido sucedía en Tenerife.
Bautisterios guanches
Algunas de estas fuentes o
charcos nos recuerdan por sus actuales nombres el uso a que fueran destinados:
el Charco del Bautisterio en el barranco de Chinguaro, antes Barranco Santo, en
Güímar; Charco del Bautisterio a orillas del mar en La Guancha; Lavatorio de
los guanches o Fuentita de Cerrogordo, sobre el caserío de La Guancha, y Charco
del Bautisterio, en el barranco del Boxo, en Arico. Por cierto que en este
charco se encontraron en el año 40 (1840) del siglo pasado, cinco tallas de
barro conteniendo otros tantos esqueletos de niños, como me lo refirieron los
mismos descubridores; y no falta quien asegure que bautizaban metiendo a la
criatura en una talla y hundiéndola en el agua.
También es tradicional que
bautizaban en la Fuente de Jénica o de Los Juncos, en El Rosario; en la Fuente
de Jéñica, en Granadilla, y otros puntos; afirmando varios que todas las
fuentes apellidadas de Jéñica estaban reservadas al bautismo.
Adoración a Magek y Achuguayu
Según Viera y Clavijo, en la bula
de Urbano v del 2 de Setiembre de 1369 a los obispos de Barcelona y Tortosa,
para que autorizaran a unos misioneros hacer catecúmenos en el Archipiélago,
declara hallarse enterado de que tanto en la isla de Canaria como en las demás
«había gente de uno y otro sexo, que no teniendo más ley ni secta que la
adoración del Sol y de la Luna, sería muy fácil de convertir a la ley de
Cristo».
Cadamosto hablando de Tenerife
dice, «... que no contaba menos de nueve especies de idolatría, pues unos
adoraban al Sol, otros a la Luna, otros a las estrellas, etc.».
Ocupándose Marín y Cubas de los
naturales de la isla de Canaria, observa: «... que hacían muchas lumbres y
hogueras y parece que adoraban al fuego, al sol, y algunas estrellas». y
al establecer un parangón con las costumbres de otros pueblos, añade que los
canarios como los persas «su adoración principal era el Sol», (Cap. XXIII).
Ya dijimos en el Tomo I que el
nombre genérico de magos que damos a los campesinos, es porque rendían culto a
Magec.
Era sagrado el fuego que
procedía de Magec, como el rayo, relámpago, el obtenido por frotamiento de dos
maderos, el doméstico y en una palabra el que no tuviera su origen en Chinechi
o infierno y hoy como antes, sigue siendo sagrado. No hay campesino que se
atreva a injuriarlo, ni escupirlo. Aunque hacen hogueras en San Juan, San Pedro
y otros días del año, para muchos la fecha y el santo es el pretexto, como en
las famosas hogueras de Chirche y Aripe de Guía, porque en el fondo van
dedicadas a Magec.
En todo los reinos tenían
señalados estos diferentes lugares para las diferentes épocas del año, que nos
hace pensar si estarían en relación con los cambios del Sol.
En el reino de Güímar, uno de los
puntos era la montaña de Archaco, y para el clero de Arafo unas veces el Roque
de Chiguergue, otras al de Jóquina, y a al de lserse o a montaña de «Arguama o
Montaña Santa» en Igueste.
En el reino de Abona, hacia
Fasnia; a la «Montaña Santa» o de Fasnia, ya a la «Montaña de la Gloria» en
Icor, o al «Llano Santo» al E. de Chajaña de Arico; y por las partes de
Granadilla, a la «Montaña Santa».
Por el reino de Adeje, al «Roque
de lama», etc.
Aún en los pueblos del Sur se
oyen las frases, aunque ya en sentido irónico: «¡Véte a buscar el Sol!»; «Éste
es de los que van a buscar el Sol»; y todavía es bastante conocida la broma que
gastan con los de Arafo llamándolos «cancos» y diciéndoles que vayan a buscar
el sol.
Pireos
En ciertos sitios tenían
emplazados estos pireos, como tres que descubrimos en 1875 en Franchoja, sobre
el caserío de Adeje, uno de ellos intacto. Es o era de piedra seca en forma de
cono truncado, de un metro de altura por otro de diámetro en la superficie
libre, con un hoyo o brasero en el centro de 1/2 metro de hondo. Encerraba
ceniza, brasas, fragmentos de leña y de huesos calcinados al parecer de
cabrito, cubierto el todo con una gruesa piedra. ,
En otro de los pireos, medio
derruido como el tercero, hallamos dos tabonas de obsidiana mezcladas con las
cenizas y trozos de hueso calcinados, que también nos pareció de cabrito, así
como caída una laja que reputamos sirvió de piedra ara y de tapadera. Estas
particularidades, no encontradas en el anterior, parece confirmar la tradición
de que unas veces degollaban las víctimas antes de quemarlas y otras las
arrojaban a la pira, vivas con las patas atadas «para que los balidos fueran
oídos por la divinidad».
La montaña de Cerrogordo, sobre
el caserío de La Guancha, era igualmente lugar elegido para estos sacrificios.
Por el Poniente y al pie de dicha montaña tenían los guanches un oratorio, que
aún es conocido por la Iglesia de los guanches, de donde es legendario salían
como en procesión hacia la cima para sacrificar las víctimas en el sitio que
denominan el Chamurraco, por chamusquina; como también es legendario que en el
gran monolito de los altos de Fasnia, conocido por la «Piedra de Imoque»,
sacrificaban reses a los dioses.
Estos sacrificios eran
generales en todo el Archipiélago.
Ocupándose Marín y Cubas del
Almogaren de Humiaga de la isla de Canaria dice: « ...aún allí hay tres
braseros donde quemaban de todo fruto, menos carne, y por el humo si iba
derecho o ladeado hacían su agüero sobre un paredón a modo de altar de grandes
piedras y enlosado lo alto del monte».
Y refiriéndose a las islas de
Lanzarote y Fuerteventura, observa: «Son rudísimos pertinaces en su secta.
Tienen templos, donde hacen sacrificios con humo de cosas que queman, como no
sea carne sino cebada, dátiles...
En los sacrificios ofrecían
leche, manteca, menos carne. Estas fiestas o sacrificios llamaban efequenes.
De todos los frutos a modo de
limosnas recogen cierta porción, mas no en forma de diezmos; quemaban cebada en
el sacrificio y por el humo derecho o ladeado juzgaban la forma de malo bien».
Aparte de este efequen llamaban,
no a los sacrificios sino al templo u oratorio y del visible interés de Marín y
Cubas en puntualizar que quemaban de todo menos carne, creemos sufrió un error
o no investigó bastante, según nuestros informes. Además, sería una excepción
inexplicable dentro del Archipiélago.
En 1874 descubrimos en la
Fortaleza, en Chipudes de la isla de La Gomera, los referidos pireos, como más
tarde publicamos en la Revista de Canarias. Contenían asimismo cenizas, brasas
y numerosos huesos calcinados de cabritos y corderos.
Por lo que hace a la isla de El
Hierro existen los pireos a docenas por el Júlan, la Dehesa, etc., conocidos en
el país por los significativos nombres de altares, altaritos, hornitos, o goros
de las víctimas, conteniendo cenizas, brasas y huesos calcinados de corderos y
cabritos; siendo en la isla tradición universal de que en dichos altares
sacrificaban los bimbapes en holocausto de sus divinidades corderos y cabritos.
En la isla de La Palma no hemos hecho investigaciones personales, (sobre
pireos) pero presumimos no sea tampoco una excepción.
Atendiendo a la edad probable de
las víctimas por el estudio de los huesos, a las épocas de desarrollo del
yerbaje y de cubrición de los ganados, calculamos que la mayoría de estos
sacrificios los celebraban entre Diciembre y Marzo.
Drago Santo
Este célebre árbol hallábase
situado donde llaman la Fuente, en el Valle de San Lorenzo de Arona; valle que
ha sido también conocido por el Ahijadero y de Chacacharte.
Su misma fama hizo que sirviera a
veces de término de referencia en el reparto de tierras, como en las donadas a
Pedro Cornado y Juan de Junquera, de unos trozos «de tierra de sequero que son
en el reino de Adeje al Ahijadero en Arona al drago santo...» (Datas. Libro 5.0
y 3.0, POI; testimonio).
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