(Libro inédito)
Eduardo Pedro García Rodríguez
CAPITULO-IX-I
LA DIOSA MADRE EN ASIA
En Asia en la prehistoria y
durante la edad del bronce se produjeron infinidad de estatuillas dedicadas a la Diosa-Madre, es digno
de destacar por su variedad las
manifestaciones artísticas de las creadas en Elamen, Afganistán, Kurdistán,
Bangladesh y la India.
Las figurillas
hermafroditas de Elam sugieren la idea de que el matriarcado incorpora a la Diosa los dos sexos, tal como
nos sugiere la imagen femenina sedente de la Diosa Tierra,
encontrada en Tepe Sarap cerca de Kernashah, la cual está sentada en el suelo
con las piernas extendidas y derechas, además de su largo cuello fálico, como
exponente de su hermafrodismo. Así mismo, otra estatuilla con unas piernas
enormes y adiposas, con brazos como alas, nos sugiere el símbolo de la
abundancia alimentaría. El abdomen y cabeza con apariencia externa fálica la
adscribe al siglo VI, a.e.a.
Son varias las
figurillas elaboradas por esta civilización y dedicadas a la Gran Diosa-Madre,
entre ellas podemos destacar: Una figurilla
femenina con collares y la vulva muy acentuada, que como hemos dicho es símbolo
de seno divino donde tiene origen la vida de Tepe Yahya, datada en 4.500 a.d.n.e.
La Diosa de la
naturaleza de Turang Tepe del IV milenio a.d.n.e. Tiene los brazos extendidos
como alas dispuestas para emprender el vuelo, posiblemente alusivas a su
capacidad para desplazarse por el Cielo. Esta Diosa-Madre tiene todos los
signos que aluden a la soberana de todos los fenómenos de la Naturaleza, a la Diosa de la Fertilidad que acompaña
al muerto en su sepultura para propiciarle la su resurrección como a la
semilla. Estos atributos también están representados en otra estatuilla de la Diosa Pájaro con pico
y alas datada en el siglo IV a.d.n.e.
Entre las estatuillas
con formas abstractas es digna de destacar una con forma de reloj de arena,
localizada en Tepe Hissar, tallada en alabastro está dotada de dos mamas en
forma de espirales símbolo de la capacidad nutricia divina, y cabeza triangular
y en las orejas dos pendientes de plata.
Dentro de la
gama de figurillas más naturalistas están las de las Diosas con las manos en
las mamas de Turang Tepe, y otra de barro pintado del periodo Al`Ubaid de Tepe
Gawra o Gaura. Datada en el año 3.200 a.d.n.e. La mujer con las manos juntas de
Susa también datada en 3200 a.d.n.e. La Diosa sumeria con collar, triángulo púbico
decorado con puntos propiciatorios de Fertilidad y enormes nalgas, símbolo de
la abundancia alimentaria, de Susa, del III milenio a.d.n.e. La terracota con
brazos curvos, ojos como pétalos de Margaritas similares a las mesopotámicas y
collar de Susa. Otra representación de la Diosa-Tierra es la
figura erecta procedente de Susa. Tiene cinturón cruzado en el pecho estilo
“Bandolera”, collar, y pulseras en los tobillos además de un enorme triángulo
púbico representación del mundo subterráneo como hemos dicho. Otra estatuilla
con piernas abiertas en forma de “W” y postura erecta con corona y pendientes,
símbolo de poder. Tiene los brazos curvos bajo las mamas indicando su función
nutricia, los ojos están formados por círculos concéntricos, de los cuales
tienen varios distribuidos por el cuerpo, que representan-según Martín-Cano-el
mundo subterráneo, la
Tierra Uterina de donde surgen las aguas. Origen de la vida
que surge de las aguas y que expresa claramente que salen del cuerpo de la Diosa Tierra. Con
ello la artista reclamaría, por Magia simpática a la Gran Madre de Irán,
Soberana de la Naturaleza,
Diosa de la Fertilidad,
las aguas necesarias para el riego de los campos.
La Diosa Susa, estatuilla
de singular belleza datada en el II milenio a.d.n.e, cuya forma semeja hacha
bipenna con corona. Está adornada con collares, y valioso cinturón formado por
múltiples líneas de puntos horizontales, tiene las manos en las mamas en gesto
de brindar alimento. Su forma externa en lóbulos, recuerda un hacha doble
(labrix). Es posible que sea una antiquísima representación de la Gran Diosa de Asia
Menor, Cibeles. (Kibeles o Cibeles, significa hacha doble)
Las rutas
comerciales hacía la India
en uno y otro sentido, pasaban por Afganistán. En esta cultura como en las del
resto del mundo se adoraba a la Diosa-Madre. En unas excavaciones efectuadas en
el montículo de Mundigak, aparecieron varias estatuillas de singular belleza
pertenecientes a la cultura Zhob, datadas en el año 4.000 a.d.n.e.
En Kurdistán
(Turquía, Irán e Irák) aparecen como primeras representaciones escultóricas
antropomorfas, las figuritas femeninas en arcilla identificadas con la Gran Diosa-Madre.
Según Hawkes y Woolley (1977,196), en Martín-Cano “...Como divinidad del
hogar, la gente de Jarmo reverenciaba de modo evidente a la diosa-madre y
poseía estatuillas en arcilla de su figura sedente.” Y Lichardus (1987,47)
en la misma autora “...Abundantes figurillas de arcilla, animales o
femeninas, sobre todo del tipo <<T>> esquematización característica
de la mujer sentada;...”
Las más singulares de estas
estatuillas son las realizadas en el periodo transcurrido entre los años 6.500
al 5.000 a.d.n.e, halladas en Kalat Jarmo, tales como las imágenes de la Diosa sentada en el suelo
con piernas dobladas o extendidas y derechas, como es habitual en este tipo de
figurillas ostentan grandes adiposidades en las nalgas caderas y muslos.
En
Turkmenistán proliferan las figurillas exclusivamente femeninas en la época
neolítica, estas son representaciones de la Diosa-Madre,
destacando entre ellas una figura sentada con las piernas dirigidas hacia
adelante, y luciendo collares de serpientes símbolo de la Diosa-Tierra asociada
al reino femenino del agua. Otra de las figurillas que destaca es una de
terracota sedente con las extremidades estilizadas paraboloides de forma fálica
y adornada con serpientes símbolo de Fertilidad datada entre el año 3.000 al
2.500 a.d.n.e. Otra figura similar está datada en el III milenio a.d.n.e.
Periodo Namazga de Kaea-Depe. Otros hallazgos neolíticos dignos de destacar
son: la figura decorada con circulitos de Dashilidji-Depe correspondiente al
periodo I Nazmaga. Estas estatuillas están adornadas con circulitos y son
similares a los que portan otras figurillas halladas en Europa, Asia, La India, África, América del
norte del sur y Australia. También aparecen en Altín-Depe, imágenes
esquematizadas femeninas en forma de dobles triángulos pertenecientes al V
periodo Namazga, realizadas en terracota y correspondientes a los años 2.000 al
1.600 a.d.n.e. Destaca en estas extraordinarias figurillas los ojos en forma de
cauri y el gran triángulo púbico. Asímismo sobresalen dos figurillas de la
misma época y lugar y por consiguiente pertenecientes a la misma cultura, por
sus amplias caderas y parece que llevan faldas, en la segunda destaca el
lebbade o gorro cónico.
Los ejemplos
más significativos de la presencia de la Diosa-Madre en Beluchistán, están representados
en la serie de pequeñas figuras modeladas en arcilla, con ojos saltones y
cabellos en forma de rayos solares o llamas, símbolo de la Diosa en su función solar,
como las pertenecientes a la cultura del Valle del Quetta, procedentes de Damb
Sadaat. También hay otras similares a las de la cultura Zhob de Afganistán, en
el yacimiento de Kulli.
En unas
sepulturas neolíticas localizadas en el Valle Swat, en Bangladesh (Ex-Pakistán
oriental), los trabajos arqueológicos han puesto al descubierto gran cantidad
de estatuillas representativas de la gran Diosa-Madre. Estas figurillas
femeninas de amplias caderas y brazos en forma de alas triangulares, con las
piernas en W acompañan al difunto en su ajuar funerario. Estos enterramientos
corresponden a la cultura pre-Maurya correspondiente al primer milenio a.d.n.e.
Parece una abstracción de una escultura más naturalista hallada en Mattwsa
(India). Las “Beroque Ladies” son otras
de las figuras legadas por los ancestros de este lugar. Son figuritas de la Diosa de formas naturalistas
de gran primitivismo, y están adornadas con diferentes collares, tocados y ojos
en forma de concha de cauri, son similares a las de Harappa y Mohenjo Daro, y
tienen extremidades fálicas.
Una de las
grandes civilizaciones del mundo lo es sin duda alguna la de la India, en ella, se han
desarrollado las más importantes corrientes filosóficas-religiosas de la
humanidad. Los más primitivos habitantes nos han legado numerosos Ídolos
femeninos neolíticos representativos de la gran Diosa-Madre, realizados en
torno al año 4.500 a.d.n.e, por la civilización Hindú.
Conforme
apunta Campbell (1991,240): en Martín-Cano “...el origen de la civilización
occidental tuvo lugar en los valles de los grandes ríos: el Nilo, el
Tigris-Eufrates, el Indo y después el Ganges. Ése fue el mundo de la Diosa.”
Anterior al
culto del Budismo o del Brahmanismo filosófico, en la India el mundo de los
ancestros era el mundo de la
Diosa-Madre, esta afirmación queda avalada por los hallazgos
de los yacimientos arqueológicos de Daya Ram Sahni de Mohenjo-Daro y Harappa,
donde han sido extraídas abundantes esculturillas figurativas en terracotas,
asociadas a otras anicónicas de piedra, representativas de la Diosa-Madre:
piedras-anillos, discos en formas de vulvas, acompañados de petroglifos de
cupulitas, agujeros, tazas, huecos, cavidades, cazoletas óhmicas, hemisféricas,
y tetiformes, elementos relacionados con la fertilidad y considerados con
propiedades mágicas. Dice Mallery referido a los petroglifos de huecos
(cazoletas y canalillos): “En la actualidad uno puede ver a las mujeres
hindúes llevando el agua del Ganges (las aguas del río sagrado del Ganges están
personificadas por la Diosa
de igual nombre) hasta las montañas del Pendjab, para verterlas en las cúpulas
y así obtener de la divinidad el don de la maternidad tan deseado”.
Otras de las
representaciones de la
Diosa-Madre legadas por la cultura del Indo son: la Diosa-Madre de
Harappa, la figura en forma de violín o reloj de arena, dotada de falda corta y
cinturón a la cadera varios collares y sombrero-cálatos o kálatos, símbolo para
propiciar mágicamente la lluvia sobre la tierra, de Mohenjo Daro, datada en el
IV milenio a.d.n.e. La gran Diosa desnuda, dotada de grandes alhajas y cinturón
de cadera, antecedente de la
Diosa histórica Sita, del año 2500 a.d.n.e. Otra de melena
corta, boca abierta que asemeja la de un ave o pez, cinturón a la cadera,
collar y circulitos al cuello que recuerdan collares de perlas. La Diosa con amplio tocado,
falda corta cinturón a la cadera y collar, de Mohenjo Daro del año 2.500
a.d.n.e. En esta cultura también se manifiestan los ejemplos de
hermafroditismo, ejemplo: una figura en terracota del neolítico que representa
a la Diosa con
mamas, collar sombrero kálatos, y genitales masculinos, yacimiento de Mohenjo
Daro del III milenio a.d.n.e.
Algunas Diosas
Hindúes
KALI
Kali es una
de las Diosas principales del hinduismo y la santa patrona de la ciudad de
Calcuta (Bengala, India).
Kali es una Diosa de historia compleja. Considerada en el pasado
como aniquiladora del mal, para las creencias tántricas es la “realidad última”
y la “fuente del ser”. El movimiento piadoso reciente concibe a Kali como
la benévola y protectora Diosa Madre.
El consorte de Kali es el dios Shiva que frecuentemente aparece en la iconografía tendido a sus
pies. A Kali se la considera el aspecto poderoso de la gran diosa Durga y
en otra de sus manifestaciones Parvati, la
esposa de Shiva
y madre de Ganesha (deidad con cabeza de elefante).
Kali nos
confronta con los límites de nuestra propia existencia. El negar la muerte o el
sufrimiento es querer dar la espalda a una dimensión natural de nuestra
existencia. Kali nos recuerda nuestra propia mortalidad y nos eleva
por sobre la monotonía de la vida cotidiana y racional.
Kali (la
“negra”) o Cani (la “salvaje”). Así pues, muestra, tanto en el
panteón mediterráneo como en el del Oriente Próximo o el hindú, una especie de
doble rostro, teniendo, junto a su esencia creadora y protectora de la vida,
otra bélica, cruel, aniquiladora: lo que también se repite en María (infra). La
“madre feraz” se convierte en “madre feroz” en especial entre los asirios, por
supuesto en Esparta, como Diosa de la guerra, y en la India, como “la Oscura,
tiempo que todo lo devora, señora de los osarios, coronada de huesos”.
“Las
cabezas de tus hijos recién fallecidos penden de tu cuello como un collar»
canta un poeta hindú. “Tu figura es hermosa como las nubes de lluvia, tus pies
están completamente ensangrentados”. Refleja el círculo de la vida natural,
pero sobre todo las fuerzas generativas. Pues, de la misma manera que destruye,
crea de nuevo; allí donde mata, devuelve la vida: Noche y Día, Nacimiento y
Muerte, Surgir y Perecer, los horrores de la vida y sus alegrías proceden de
las mismas fuentes, todos los seres surgen del seno de la Gran Madre y a él
regresan.
DURGA
Del
sánscrito: difícil de acercarse, inalcanzable. En la India es una de las
deidades que tiene más templos erigidos en su honor.
En
la iconografía es personificada con sus diez poderosos brazos, y montada sobre
su vehículo, un tigre.
Se
dice que Durga contiene la
energía femenina de los dioses. Es radiante con luz enceguecedora, y redime al
devoto de sus mayores pesares. Durga
manifiesta valentía, conservando su humor aún en batallas espirituales de
proporciones épicas.
PARVATI
Es considerada como la personificación de Shakti, la divina fuerza creativa femenina, o también
referida como la Gran Madre Divina.
Parvati simboliza muchas de las virtudes veneradas en la
tradición hindú, tales como la fertilidad, la felicidad matirimonial, devoción
a la pareja, acetismo y poder.
Según la leyenda, Párvati tuvo a su hijo mientras Shiva estaba en la guerra contra los asuras (demonios). Un día Párvati fue a bañarse, y le pidió a Ganesha que vigilara la puerta del aposento. En ese
momento, Shiva volvió.
Ganesha no reconoció a
su padre, ni éste a su hijo, de modo que el joven dios le prohibió el paso. Shiva enfurecido, decapitó a Ganesha. Cuando se dió cuenta de que había matado a su
hijo, y ante el llanto de la desconsolada madre, Shiva bajó a la tierra con la promesa de darle a su
hijo la cabeza del primer ser que encontrara a su paso. Resultó ser un
elefante, la nueva cabeza de Ganesha
LAKSHMI
Lakshmi es la diosa de la prosperidad,
abundancia, pureza y la belleza. Es la consorte eterna del dios Vishnú y acompaña siempre a su esposo
cuando baja a la Tierra en forma de avatar. Entonces ella es Sita (la consorte de Rama) o Radha (la consorte de Krishna).
Lakshmi es la diosa que ayuda a lograr
los objetivos, incluyendo la prosperidad en la vida de los seres humanos. Se la
representa sentada en una flor de loto y sosteniendo lotos en cada lado, con
sus cuatro brazos bendiciendo a los devotos y dejando caer de una de sus manos
monedas de oro. Va escoltada de dos elefantes blancos símbolos de la fortuna.
Los lotos significan pureza y
poder espiritual. La planta del loto, con sus raices en el lodo, eleva sus
flores sin ser contaminadas por la suciedad, representando la perfección
espiritual que se eleva por encima de cualquier contaminación mundana.
Su vehículo es un cisne blanco.
Los hinduistas creen que si se le ofrece a un cisne una mezcla de leche y agua,
es capaz de tomar sólo la leche. De esta manera, el cisne simboliza la
capacidad de obtener sabiduría inclusive de lo malo.
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