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miércoles, 14 de agosto de 2013

LA DIOSA MADRE EN LAS ISLAS CANARIAS






(Libro inédito)


Eduardo Pedro García Rodríguez


CAPITULO-VIII-II


LA DIOSA MADRE EN EUROPA

La  Vieja Europa y la Diosa-Madre neolítica

          ”Nos han obligado a creer que la historia humana ha sido siempre así: gobernada por hombres guerreros más o menos poderosos según la fuerza de sus espadas y el poder de sus ejércitos. Hemos interiorizado una única versión de la historia llena de fronteras, emperadores y guerras. Nos han hecho creer, o nos hemos creído, que antes de la aparición de las catalogadas como primeras civilizaciones no había nada, que los seres humanos vagaban por ahí malviviendo y luchando contra la naturaleza hostil.”  (Marija Gimbutas) 



            “Las culturas más antiguas de la humanidad llegaron a la conclusión de que la vida surgía, se perdía y volvía a aparecer en un ciclo incesante (como les daban a entender las distintas fases de la luna, el renacimiento de la serpiente,...). Entendieron que todos los elementos componentes de la naturaleza sin excepción (plantas, árboles, rocas, montes, agua, viento, sol, luna, estrellas, mar...) eran seres vivientes como el ser humano mismo, puesto que todos esos elementos tomaban parte de igual manera en el ciclo de vida, muerte y regeneración. En el marco de este pensamiento animista, concluyeron que la naturaleza en su conjunto era una mujer/madre generadora de vida y crearon la gran metáfora que ha marcado el pensamiento del ser humano hasta nuestros días. Hoy en día está plenamente documentado que esta metáfora de natura/mujer es patente en todo el arte neolítico a través de miles y miles de imágenes”. (Josu Naberan,  “La vuelta de Sugaar”.)

“Su cultura parece haber sido básicamente igualitaria, pacífica, prospera y jovial. Sus ciudades carecían de muros defensivos, y en su arte no se aprecian escenas de violencia (...) Asoma una cultura basada en la celebración de la vida. No hay hordas ni estados, sino poblaciones autónomas de varios miles de habitantes; se conoce la metalurgia, pero no se aplica para fabricar armas. (...) Su culto esta guiado por mujeres y la descendencia pasa por línea femenina, pero no hay dominio sobre los hombres sino igualdad entre los sexos” (Nikolas Platón).

“Durante los últimos cien años se han encontrado más de un millar de imágenes de mujeres de la época paleolítica entre grabados, relieves y esculturas. Estas imágenes se han hallado en una vasta zona que se extiende desde Aquitania hasta Siberia, muchas de ellas en las inmediaciones de los Pirineos, Francia, Alemania, República Checa, Eslovaquia y Ucrania. Pues bien, esta tradición tendrá continuidad en el Neolítico, habiéndose encontrado unas 30.000 imágenes (la mayoría de arcilla y de mármol) correspondientes al periodo 7500-3500 a/C encontradas en el Este de Europa, así como Menhires de figura femenina, pequeñas imágenes de mujer o pendientes, en el Mediterráneo Occidental y en las costas de la Europa Atlántica pertenecientes al periodo comprendido entre el 5000 y el 2000 a/C”. Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”.

“El análisis del imaginario mítico de la Vieja Europa ha reconstruido el eslabón entre la religión del Paleolítico Superior y el substrato pre-indoeuropeo de las culturas europeas (...) La persistencia de la veneración a la Diosa durante más de 20.000 años, desde el Paleolítico al Neolítico y más allá del Neolítico, se demuestra por la continuidad de una variedad de series de imágenes convencionalizadas. Los aspectos específicos de sus cualidades, tales como el de dar la vida, la fertilidad y el parir nuevas criaturas, es extraordinariamente persistente”. Marija Gimbutas, “Diosas y Dioses de la Antigua Europa”

Gracias al valiosísimo trabajo de recomposición del universo simbólico neolítico realizado por Marija Gimbutas, sabemos que la Diosa fue representada de muy diversas formas y adoptando diferentes roles. Así, al personificar la totalidad de la naturaleza, contenía en si misma atributos de fertilidad pero también de muerte, pues ambos aspectos son indisolubles de la vida misma. Podía ser representada como una mujer embarazada o dando a luz; podía representar la vida vegetal y la renovación cíclica de las estaciones; o podía representar la muerte o el renacimiento de los seres vivos. Además, todas estas representaciones suelen ir acompañadas de un complejo sistema de signos (espirales, zig-zags, laberintos, meandros, retículas,…) al que Gimbutas, tras decodificarlo en parte, denominó escritura pictórica.

“El tema principal del simbolismo de la Diosa es el misterio del nacimiento y la muerte y la renovación de la vida, no solo humana, sino todas las formas de vida sobre la tierra y ciertamente, de todo el cosmos. Símbolos e imágenes se agrupan alrededor de la Diosa partenogenética y sus funciones básicas como Dadora de Vida, Ejecutora de la Muerte, y, no menos importante, como Regeneradora. Todo gira alrededor de la Tierra Madre, la vieja y joven Diosa de la Fertilidad, que nace y muere con la vida vegetal. Ella era la única fuente de toda la vida y quien tomó su energía de los manantiales, de la             Sol, el Luna y la tierra húmeda. Este sistema simbólico representa al tiempo cíclico, y no al lineal. En el arte se manifiesta mediante señales de movimiento dinámico (rotaciones en espiral)” /Marija Gimbutas).

La Diosa de la Vieja Europa también se metamorfosea en numerosos animales que la representan: la Diosa-pájaro (que une el cielo y la tierra, la lluvia y los manantiales); Diosa serpiente (símbolo de renovación cíclica como indica su muda de piel); Diosa osa y Diosa Cierva (símbolo maternidad); la diosa pez (relacionada con el útero y el liquido amniótico)…la lista es amplísima.

La Diosa-Madre en la cultura Celta


            “El resultado del choque entre las formas religiosas de la Vieja Europa y las foráneas indoeuropeas se hace evidente en el destronamiento de las antiguas Diosas, la desaparición de los templos, parafernalia de culto y signos sagrados, así como en la drástica reducción de las imágenes religiosas en las artes plásticas. Este empobrecimiento comenzó en el centro-este de Europa y, gradualmente, terminó afectando a toda Europa central. Las islas del Egeo y Creta, así como el centro y oeste de las regiones mediterráneas, continuaron las tradiciones de la Vieja Europa durante varios milenios más, pero lo esencial de la civilización se había perdido.

Esta transformación, sin embargo, no se realizó mediante sustitución de una cultura por otra, sino que fue una hibridación gradual de dos sistemas simbólicos diferentes. Dado que la ideología androcéntrica de los indoeuropeos era la de la nueva clase gobernante, ésta nos fue transmitida como el sistema de creencias "oficiales" más antigua; pese a ello, las imágenes y los símbolos sagrados de la Vieja Europa nunca fueron totalmente desplazados,; tales rasgos, los más persistentes de la historia humana, se encontraban arraigados muy profundamente en la psique colectiva y sólo podrían haber desaparecido con el exterminio total de la población femenina.

La religión de la Diosa se hundió; no obstante, alguna de las antiguas tradiciones, en particular las relacionadas con los ritos mortuorios, natales y de fertilidad de la tierra, continuaron sin demasiados cambios en algunas regiones donde, incluso, se rastrean en la actualidad; en otras, se asimilaron con la ideología indoeuropea.”(Marija Gimbuta)
 
Los pueblos celtas no dejaron una historia escrita, y nunca alcanzaron la unidad política. Eran tribus independientes que no crearon un imperio como los romanos, ni siquiera un país como los griegos o los egipcios. Tampoco construyeron grandes templos, y sus “ciudades” eran poco más que aldeas fortificadas. Sin embargo había algo que los unía, la religión y sus sacerdotisas, y  los druidas.

            Los celtas han permanecido hasta la actualidad impenetrables y misteriosos,  como los bosques en los que adoraban a sus dioses. Consideraban sagrados los ríos y los bosques. Los druidas pensaban que la escritura mataba el espíritu vivo del conocimiento, por eso no escribieron sobre sus creencias, costumbres y conocimientos.

Los druidas transmitían su historia oralmente, a través de canciones y poesías, mitos y leyendas. Viajaban continuamente conservando y transmitiendo las creencias y la cultura entre todas las tribus celtas. El mundo espiritual celta era muy complejo, y los conocimientos de los druidas eran secretos. Resulta muy difícil descubrir en su poesía cuáles eran esas creencias, pero sabemos que la idea fundamental era que creían en la vida después de la muerte. Para los celtas la vida continuaba en el otro mundo con las mismas características que en este: el muerto se encontraría con su familia, amigos, esclavos; tendría el mismo cuerpo y ocuparía la misma posición social que en vida.

Los pueblos celtas no dejaron una historia escrita, y nunca alcanzaron la unidad política. Eran tribus independientes que no crearon un imperio como los romanos, ni siquiera un país como los griegos o los egipcios. Tampoco construyeron grandes templos, y sus “ciudades” eran poco más que aldeas fortificadas. Sin embargo había algo que los unía, su religión y sus sacerdotes, Entre los pueblos celtas se distinguían, irlandeses, los de la isla de Man, escoceses, galeses, britanos, galaicos etc.

Entendían la muerte como una frontera en medio de la existencia, por lo que creían en la posibilidad de comunicación entre ambos lados de la misma, entre los vivos y los muertos, aunque con ciertas limitaciones.

Otra de las creencias fundamentales de la religión druídica es la unidad de toda la naturaleza, el “panteísmo”, porque todo forma parte de la divinidad.

“El aspecto más antiguo de la Diosa-Madre entre los celtas de la que derivan todas las demás es Dana o Danu. La Primigenia. Aunque ciertamente la Diosa Madre, aparece con diversos nombres y diferentes facetas.

Diosa también asimilada a la luna y gobernadora de las mareas. Mecenas de los vates y augures. Los druidas, en general, solicitaban, su permiso para encomendar a las almas de los recién difuntos a través de las puertas de los “sidhs” para alcanzar su nueva vida en el Otro Mundo.

También todo apunta a que durante la cristianización de los celtas; observando los cristianizadores, un culto exacerbado por parte de las gentes hacia la madre de Todos, Diosa de la fertilidad y Madre-Tierra, se optó por no combatirlo más y asimilarlo, en la nueva forma de Santa Ana, la madre de María, que se convirtió desde entonces en un personaje protector, pero de notable raigambre céltica. Culto por otra parte que perduró hasta la Edad media, e incluso hasta el siglo XVII, al cual, el clero cristiano no tuvo más opción que acorralar, asimilándolo plenamente.” (Iolair Faol.).

DANA-DANU


También conocida como Amma, Amu, Ana o Dom.
Diosa-Madre de los antiguos celtas. En Irlanda, es la Madre de los dioses, los famosos Tuatha dé Danann. Se trata de una divinidad indoeuropea arcaica, conocida en la India con el nombre de “Anna Purna” (Ana la que provee) y en Roma como “Anna Parenna”. Es más que probable que esta Diosa  fuera cristianizada bajo la figura de “Santa Ana”, madre de la Virgen María.

BRIGATINA o BRIGIT


          Es un de las Diosas de mayor entidad entre los celtas. Hija de Dagda y hermana de Angus, su nombre significa “la poderosa” o, como Brigantia, “la encumbrada”. En la antigua Irlanda era la señora de la poesía, la adivinación y de la sabiduría. Estaba asociada al sol y al fuego. Su fiesta se celebraba el uno de febrero que los celtas festejaban Imbolc, el comienzo de la primavera, motivo por el cual también se la asociaba con la fertilidad tanto de los campos, como de los animales y los hombres. En Escocia, y justo por ser Diosa de la fertilidad y una vez llegada la cristianización, vieron en Santa Brígida, a la comadrona de la Virgen María y por eso era invocada por las parturientas cuando daban a luz. En el caso de Irlanda igualmente Brigantia fue sustituida por santa Brígida de Kildare. Curiosamente, en aquel lugar donde desde tiempo inmemorial los celtas había mantenido un altar con fuego permanente, fundo la santa un monasterio de religiosa. Se cuenta que a tan poderosa “isla de mujeres” no podía acercarse ningún varón. Cabe recordar, sin embargo, que la diosa no siempre estaba de buen humor y, cuando el tema de la cosecha no iba bien y para calmarla, se solía sacrificar un gallo en donde tres corrientes de agua se encontraban.

MORRIGAIN


Morrigú, en Irlanda, Morrigain, en Galia, se la conoció como “la gran reina”. No sólo se relaciona con la guerra, sino con quien los que van a morir en ella de tal forma que se le aparece a los guerreros como una mujer terrible, de hecho se la asocia con la antigua diosa de la guerra irlandesa Badb. Esa diosa guerrera adquiere diferentes apariencias: como Nemon, la venenosa, confunde a las tropas enemigas hasta el punto de luchar entre si; como Macha, es ella misma quien combate a los hombres y se presenta, cuando anuncia la muerte, en forma de cuervo y en nombre de Badb. Como Morrigú, otorga una fuerza sobrenatural a los soldados que protege, como fue el caso de Cuchulán. De igual forma se ha presentado como reina de los fantasmas y los espectros, y transformada en el hada Morgana de las leyendas del rey Arturo, se la conoció por su maldad mientras que, como la Dama del lago, ofrecía su aspecto más bondadoso a quien requería su ayuda. Morgana aparece como una de las hermanas del rey Arturo, concubina de Merlín y que se asocia con la típica imagen de la hechicera. Una, en tres: Badb, Macha y Morrigane. La primera se transformaba en corneja, la segunda provocaba la embriaguez mágica y periódicamente, una vez al año de los ulates, -quedando al merced de sus enemigos-, y Morrigane, poseedora de los secretos de la magia guerrera.
Cabe recordar que, en la fiesta de Samauhin o samain, que tiene lugar el primer día de noviembre, se producía la “unión” entre el dios Dagda y la diosa Morrigu, señora de los espectros, quien le dio a su amante las indicaciones necesarias para derrotar a los fomore. Esta unión, expresa la importante relación que existía entre sexualidad y fecundidad para los celtas, por ello las celebraciones que tenían lugar este día eran de un marcado carácter agrícola. Dagda halló a Morrigu cuando esta se bañaba en el río Unius e hicieron el amor no lejos de las aguas, en un lugar que aún hoy se conoce como “lecho del amor”.

EPONA


 Diosa Gala o Galo-Romana, de los caballos. Se trata de la imagen de una antigua diosa-yegua cuyo nombre proviene del galo ("epo" = caballo, que corresponde al "equus" latino). Su culto se difundió por todo el Imperio Romano. Es el mismo personaje que la irlandesa Macha y la galesa Rhiannon.

RHIANONA


 Es otro aspecto de la Diosa Epona. Era una divinidad de los cimbrios. Al contrario que Epona, no era tan benevolente y, aunque conducía a las almas hacia el más allá, aquellos que accedía a su invitación de subir a su grupa para hacer el camino, ya nunca más regresaban. En ella aparecen dos aspectos contrarios: por un lado es la amazona inalcanzable, y por lo tanto nadie la alcanza jamás si intenta ir en su dirección, por otro resulta que invita al caminante a que monte para llevarlo consigo. A veces se la representa, además de junto o sobre el caballo, con dos pájaros: uno provocaba el gozo y, el otro, el olvido. Se cree que se refiere a los efectos de alguna planta adormidera pues, según se dice de la diosa, hacía adormecer a los vivos, como si estuviesen muertos, y a los muertos los hacía revivir. También era una manifestación más de la Diosa Madre.

BELISAMA


 La resplandeciente, la que parece una llama. Según los romanos era la señora del fuego y de sus mágicos influjos. En su honor, como en el caso de Brigit, se mantenía siempre encendida una llama.

ARTIO


Era la Diosa de los campos, especialmente venerada por el pueblo celta de los helvecios, pero también en Asturias y otros puntos de Hispania. Se representa junto a un oso y un árbol.
“Es una Diosa celta adorada no solamente en el mundo celta, pero en algunas otras partes, quizás por algunas influencias. Algunos historiadores que afirmaan que es la Diosa de la tribu celta de los helvecios, pero los datos muestran que en la peninsula iberica también fue adorada, no solamente en el ámbito celta como para los asturianos y los vascos. Y en el Pirineo Aragonés hay una ciudad llamada Artieda, que es una localidad donde habitaba los antiguos suessetanos que es una de las tribus celtas. Hasta mismo en las mediaciones de Alemania en la localidad que es conocida como Trier o Tréveris hay vestigios de la adoración hacía esta Diosa. 

Es la Divinidad de la caza y de los bosques, su apariencia física es de un oso, lo que su propio nombre nos da la respuesta. Visto que Artio significa oso en la lengua gala, lo mismo pasa en el irlandés que oso es art, en galés es arth y en bretón es arz.
Las probas de la representación de oso de la Diosa Artio no se basa apenas por las palabras, pero también por los hallazgos arqueológicos. Por ejemplo, en un lugar llamado Muri bei Bern los arqueológicos encontraron una pequeña estatua de 15, 6 cm de altura y 19 cm de anchura. Esta estatua es la representación de un oso, siendo casi seguro que se trata de una hembra. Esta estatua esta a cuatro patas, la cabeza alzada y las fauces entreabiertas, dejando ver sus dientes caninos. Pero esto no es todo, encarando el oso esta una mujer sentada en una silla, también hay un árbol, provista de dos ramas, una hoja y una fruta. Es una estatua de bronce, del siglo II que tiene además una inscripción: “Deae Artioni / Licinia Sabinilla”. O sea “A la diosa Artio / de parte de Licinia Sabinilla”.(Ráphael Bitus, 2010).

ROSMERTA


 La diosa de la abundancia. Es la gran proveedora. Se la suele representar portando el cuerno de la abundancia y hasta con una bolsa llena de objetos.

MACHA, LAPELIRROJA


Las Diosas ocupaban un lugar predominante en el panteón de los celtas. Debido a la maldición de Macha, la madre de los gemelos de Emain, contra los hombres del Ulster, a muchos se les consideraba más débiles que las hembras, por lo que en la vida social la mujer disfrutaba de notables preferencias. Una muestra de ello es que en un gran número de tribus a los recién nacidos se les ponían los apellidos maternos.
Muestra una condición dominadora y es vestigio de la época en que imperaba el matriarcado en Irlanda, que desapareció con el paso del tiempo. Su historia es la que sigue: Tres monarcas había establecido reinar entre si durante siete años en Irlanda. Uno de ellos, Aed Ryad, murió antes de acabar su periodo y su mujer, Macha Pelirroja, reclamó el trono de Irlanda. Los soberanos Cimbaeth y Dithorba se opusieron. Hubo guerra y Macha venció y reinó. Esta diosa también aparece como Faïthius y representa a la tierra de Irlanda. Concede la realeza al varón que la desposa. Es la hermosa joven que se transforma en horrorosa anciana que ofrece su amor al héroe elegido. Si éste la besa y yace con ella, le ofrece el país. También es vidente y anuncia la desgracias que van a llegar. Finalmente la tercera de las diosas, en su manifestación humana, es la que provoca la enfermedad de los ulanos, debido a la carrera que le impone Conchobar de Ulster y a pesar de que la dama se encuentra embarazada, teniendo que competir en velocidad con unos caballos. Macha lo hizo para evitar que el rey le cortara la cabeza a su marido, Crunnchu, quien había afirmado que su mujer, Macha, era la más rápida del mundo. Esta, a pesar de decirle al rey que se encontraba embarazada y que sería muy peligroso para ella, no consiguió convencerle y éste, obcecado, dijo que si no corría, se fuera despidiendo de la costilla. Macha protestó acaloradamente e incluso se dirigió a la concurrencia para suplicar su ayuda y su intercesión. Sin embargo los ulates permanecieron callados y no hicieron nada por lo que Macha los maldijo: “¡Malditos vosotros que no habéis tenido en consideración mi estado, salvaré la cabeza de mi esposo, pero vosotros sufriréis, de ahora en adelante, el mal que yo experimentaré. Cada nueve meses tendréis los dolores del parto!”.
Macha compitió y ganó. En la meta, rendida, da a luz dos gemelos y por eso aquel lugar es conocido desde entonces como Emain Macha, es decir, “Los gemelos de Macha”. En el parto dio un grito terrible y cuantos lo oyeron quedaron hechizados. Luego, durante cinco noches y cuatro días, cada nueve meses, experimentarían los dolores del alumbramiento. Sólo uno se libro de la maldición: Cuchulain. (Articulo cedido por Hijas de Europa)

FREYA


 Freya, Diosa de la tradición nórdica, llamada “la justa”, era la hermana de Freyr e hija de Njörd y Nerthus, o Seadi, y famosa por su gran belleza. Es hija del Tiempo y protectora de la raza humana. Es una Diosa absolutamente independiente, guerrera y seductora.
Ella era la más hermosa y la más querida de entre todas las Diosas y, mientras que en Alemania se la identificaba con Frigg, en Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia era considerada como una divinidad diferente. Freya, al haber nacido en Vaneheim, también era conocida como Vanedis, la diosa de los Vanes, o como Vanebride.
Aunque tiene un costado temible, no todo en ella es guerra y matanza, si bien gobierna tanto estos aspectos como también la muerte y la estrategia. También es considerada una Diosa del amor, de la sexualidad y del matrimonio, y brinda su ayuda y sus enseñanzas a las mujeres en el arte de la sexualidad, la pasión, el amor o el deseo sagrados. En otra de sus facetas se la relaciona con las riquezas.
Freya es el arquetipo de las mujeres que logran la sabiduría y la energía para encarar cualquier proyecto. Ella encarna el liderazgo, la audacia, la sexualidad, el poder, la fuerza y la magia.
Se dice que esta Diosa era una bruja poderosa, y enseñaba a los otros dioses del panteón conjuros y pociones. Les entregaba manzanas de la inmortalidad que ella misma cultivaba, cuya virtud era mantenerlos siempre jóvenes.
Como Diosa triple, tiene muchas cualidades. Ella es la guardiana de la magia femenina, y también una guerrera experta, así como una Diosa del amor. El famoso collar de ámbar que es su única vestimenta es el mayor atributo de su belleza. Cuando lo utiliza, nadie puede resistir sus encantos.

NAVIA



La Diosa Celta de la primavera y de la nueva vida, Navia, es la encargada de la fertilidad de la tierra y esa prerrogativa la extiende a las mujeres que desean ser madres. Según las leyes de la antigua Religión, Navia, es la Diosa de la abundancia de la tierra.

Se dice que su mano hace brotar y germinar las semillas y que esa misma función puede ejercerla con las mujeres que deseen ansiosamente la maternidad y tengan dificultades para engendrar.


CERRIDWEN



Cerridwen es una Diosa de Tríple (doncella, madre y anciana). es Diosa madre, gobierna sobre las tinieblas y la luna, la guerra, el trabajo con los metales, la flora y la fauna, las artes y oficios, el trabajo doméstico, la maternidad.

Dentro de la religion celta y las tradiciones que la conforman, se aprecia un gran papel de las deidades femeninas en torno a actividades como la guerra, la política y el gobierno, además de la magia, la fertilidad y el amor  de las cuales son comúnmente representantes bajo este contexto Cerridwen fue adorada por los celtas, ella personifica el misterio de la reencarnación, el renacimiento y la naturaleza cíclica de la vida, su nombre significa caldero de sabiduría.

Es la Diosa celta protectora de las brujas y hechiceras, pues rige también sobre la brujería, la magia, los conjuros y encantamientos, la escritura y la ciencia, las iniciaciones en las artes ocultas, la inspiración, la premonición y la reencarnación. Como diosa oscura tiene control sobre los muertos

Su principal símbolo es el caldero, tal y como lo es para la mayoría de las diosas alrededor del mundo, Cerridwen es el aspecto oscuro de la triple diosa celta, ella es la dadora de la vida y la muerte y bajo la forma de la gran cerda simboliza la tierra, en relación con otras Diosas Cerridwen comparte la imagen de la puerca con Hécate, Freya, Démeter y Astarte.


AINÉ



Hija del danaano Owell. Diosa del amor y la pasión.  Diosa del cielo y reina de las hadas irlandesas, Áine es la Diosa de la fertilidad, que inspira en los humanos el amor y la pasión. Hija de Egobail, según algunos mitos, fue adoptada por el dios del mar Manannán, Áine también es venerada como deidad del maíz, los ganados, el amanecer, el fuego, la Sol, y el Luna.

Su rito ha permanecido en el tiempo, especialmente en la provincia irlandesa de Munster, aún luego del arribo del cristianismo a la isla. Incluso en muchas zonas rurales, se le siguió rindiendo tributo mediante procesiones nocturnas de antorchas encendidas, durante el solsticio de verano, alrededor de la sagrada colina Cnoc Áine (Colina de Áine), para proteger las cosechas y el ganado.


DEVA


 Deva. La Diosa celta del aguaLas aguas de los mares, de los ríos, de los lagos y de todas las fuentes que brotan en los bosques de la tierra están habitadas por genios y espíritus protectores.
Son las Ondinas, las Náyades, o las Nereidas. Esos genios han sido creados para cumplir los mandatos de la diosa Deva, la diosa que desde la atalaya del Oeste gobierna todos los poderes del agua y su mundo de emociones y sentimientos.

La Diosa del mundo de las emociones, los sentimientos, el amor y la comunicación entre los seres humanos.

            En la cultura celta, la diosa Deva es adorada por encima de otras deidades por que de ella emanaba la vida, la purificación y la salud y el amor.

Cuenta la leyenda que el agua del mar era dulce hasta que Deva se enamoro de un humano. Su amor duro solo una noche y Deva volvió al fondo del mar para cumplir con su deber, pero volvió inundada de tristeza y sus ojos no han dejado de llorar desde entonces y dicen que el agua del mar es desde entonces salina, por las lagrimas de su Diosa.


MARI

 Diosa Madre de la antigua Europa
Mari es un ejemplo viviente de que las teorías de Marija Gimbutas iban bien encaminadas. Está Gran  Madre que recibe los nombres de Dama o Señora, representa, según la arqueóloga, un excepcional nexo con la cosmovisión originaria de los primeros europeos. Al igual que la Diosa neolítica, Mari es la  figura central del panteón  vasco, todos los demás seres y genios están supeditados a ella.

Según la tradición, representa tanto a los fenómenos naturales como a los animales (cuyas variadas formas adopta) y aparece vinculada a espacios sagrados (manantiales, cuevas, montañas,…). Es además sacerdotisa (sorgin) y rige la conducta de los seres humanos.

Pero además existen una serie de características que conectan el rito mito de Mari con el paleolítico. El ejemplo más claro es que Mari esta estrechamente vinculada con las cuevas y el mundo subterráneo. Los genios y animales en los que se metamorfosea proceden según las leyendas del inframundo, lo que establece un vínculo (demasiado obvio para ignorarlo) con las expresiones artísticas y culturales de las cuevas prehistóricas del cantábrico y el Pirineo. Son indudables los paralelismos con otras culturas indígenas en las que la cueva se concibe como entrada al útero de la Madre-Tierra, lugar dónde se gestan todas las criaturas vivientes. Así describe J.M. de Barandiaran la relación entre Mari y el mundo subterráneo:

“Mari viene a ser un núcleo temático o punto de convergencia de diversos temas míticos. Atendiendo a algunos de sus atributos, como el dominio de las fuerzas terrestres y denumerosos genios subterráneos y su identificación con muchos fenómenos y agentes telúricos, nos inclinamos a considerarla como un símbolo (o personificación) de la Madre Tierra […] Las habitaciones ordinarias de Mari son las regiones situadas en el interior de la tierra, que comunican con la superficie por diversos conductos que son las cavernas y los precipicios. Por estas razones, Mari aparece preferentemente en estos lugares” (J.M. de Barandiaran, “Mitos del pueblo vasco”)

Por su parte, Andres Ortiz-Osés, explica así el posible origen paleolítico del rito  de Mari:

“El trasfondo arquetípico de la tradición vasca hay que inscribirlo en el contexto de un Paleolítico dominado por la Gran Madre, en el que el ciclo de Mari y sus metamorfosis ofrece toda una simbología típica del contexto matriarcal-naturalista. De acuerdo con el arquetipo de la Gran Madre, esta suele encontrarse relacionada con los cultos de fertilidad, como en el caso de Mari, quien es la hacedora de lluvia o pedrisco, aquella de cuyas fuerzas telúricas dependen las cosechas, la vida y la muerte, la suerte (gracia) y la desgracia."

"Mari no es sino la proyección de una experiencia primigenia: la experiencia vivida bajo el misterio del embarazo femenino, de la alimentación y cocción femeninas, de la magia curativa de la mujer, del hogar como centro de la casa. Mari no solamente es la epifanía de Ama Lur (La madre Tierra/naturaleza y sus fuerzas personificadas) sino que representa el ordo natural, cuyas redes teje y desteje en las astas de su carnero. A esta divinidad máxima vasca se le ofrenda simbólicamente el carnero, animal sagrado por excelencia, cargado de valores curativos y mágicos. Mari representa el arquetipo matriarcal predominante en el Paleolítico. La Gran Diosa vasca Mari es claramente el símbolo de la Vida, la naturaleza y sus fuerzas telúricas” (Andrés Ortiz-oses,“El Matriarcalismo vasco”)

ARDUINA


 Una diosa cazadora del Bosque de las Ardenas, es representada en una estatuilla de bronce montando a galope un jabalí, y con un cuchillo de caza en la mano. Ése era el nombre galo de Diana, diosa de los bosques: Arduina o Abonoba (de donde deriva el nombre del río inglés Avon), divinidad de las fuentes y de la salud, y también del Luna. En algunos lugares de Alemania recibió el nombre de Mattiaca.

ICOVELLAUNA

En las proximidades de las fuentes termales se acostumbraban los galos a levantar monumentos religiosos en los que se veneraba a Icovellauna, la Diosa de la fuente de la frontera, y a una especie de ninfas. En esto perduró el espíritu indoeuropeo que dio nombre divino a ríos: Diva, Deva, Debe, Dieppe, Diest, Etc.




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