(Libro inédito)
Eduardo
Pedro García Rodríguez
CAPITULO-VIII-II
LA DIOSA
MADRE EN EUROPA
La Vieja
Europa y la
Diosa-Madre neolítica
”Nos han obligado a creer que la historia humana ha sido siempre así: gobernada por hombres guerreros más o menos poderosos según la fuerza de sus espadas y el poder de sus ejércitos. Hemos interiorizado una única versión de la historia llena de fronteras, emperadores y guerras. Nos han hecho creer, o nos hemos creído, que antes de la aparición de las catalogadas como primeras civilizaciones no había nada, que los seres humanos vagaban por ahí malviviendo y luchando contra la naturaleza hostil.” (Marija Gimbutas)
“Las culturas más antiguas de la humanidad
llegaron a la conclusión de que la vida surgía, se perdía y volvía a aparecer
en un ciclo incesante (como les daban a entender las distintas fases de la
luna, el renacimiento de la serpiente,...). Entendieron que todos los elementos
componentes de la naturaleza sin excepción (plantas, árboles, rocas, montes,
agua, viento, sol, luna, estrellas, mar...) eran seres vivientes como el ser
humano mismo, puesto que todos esos elementos tomaban parte de igual manera en
el ciclo de vida, muerte y regeneración. En el marco de este pensamiento
animista, concluyeron que la naturaleza en su conjunto era una mujer/madre
generadora de vida y crearon la gran metáfora que ha marcado el pensamiento del
ser humano hasta nuestros días. Hoy en día está plenamente documentado que esta
metáfora de natura/mujer es patente en todo el arte neolítico a través de miles
y miles de imágenes”. (Josu Naberan,
“La vuelta de
Sugaar”.)
“Su
cultura parece haber sido básicamente igualitaria, pacífica, prospera y jovial.
Sus ciudades carecían de muros defensivos, y en su arte no se aprecian escenas
de violencia (...) Asoma una cultura basada en la celebración de la vida. No
hay hordas ni estados, sino poblaciones autónomas de varios miles de
habitantes; se conoce la metalurgia, pero no se aplica para fabricar armas.
(...) Su culto esta guiado por mujeres y la descendencia pasa por línea
femenina, pero no hay dominio sobre los hombres sino igualdad entre los sexos” (Nikolas
Platón).
“Durante los últimos cien
años se han encontrado más de un millar de imágenes de mujeres de la época
paleolítica entre grabados, relieves y esculturas. Estas imágenes se han
hallado en una vasta zona que se extiende desde Aquitania hasta Siberia, muchas
de ellas en las inmediaciones de los Pirineos, Francia, Alemania, República
Checa, Eslovaquia y Ucrania. Pues bien, esta tradición tendrá continuidad en el
Neolítico, habiéndose encontrado unas 30.000 imágenes (la mayoría de arcilla y
de mármol) correspondientes al periodo 7500-3500 a/C encontradas en el Este de
Europa, así como Menhires de figura femenina, pequeñas imágenes de mujer o
pendientes, en el Mediterráneo Occidental y en las costas de la Europa Atlántica
pertenecientes al periodo comprendido entre el 5000 y el 2000 a/C”. Josu
Naberan, “La vuelta de Sugaar”.
“El análisis del imaginario
mítico de la Vieja Europa
ha reconstruido el eslabón entre la religión del Paleolítico Superior y el
substrato pre-indoeuropeo de las culturas europeas (...) La persistencia de la
veneración a la Diosa
durante más de 20.000 años, desde el Paleolítico al Neolítico y más allá del
Neolítico, se demuestra por la continuidad de una variedad de series de
imágenes convencionalizadas. Los aspectos específicos de sus cualidades, tales
como el de dar la vida, la fertilidad y el parir nuevas criaturas, es
extraordinariamente persistente”. Marija Gimbutas, “Diosas y Dioses de la Antigua Europa”
Gracias al valiosísimo
trabajo de recomposición del universo simbólico neolítico realizado por Marija
Gimbutas, sabemos que la Diosa
fue representada de muy diversas formas y adoptando diferentes roles. Así, al
personificar la totalidad de la naturaleza, contenía en si misma atributos de
fertilidad pero también de muerte, pues ambos aspectos son indisolubles de la
vida misma. Podía ser representada como una mujer embarazada o dando a luz;
podía representar la vida vegetal y la renovación cíclica de las estaciones; o
podía representar la muerte o el renacimiento de los seres vivos. Además, todas
estas representaciones suelen ir acompañadas de un complejo sistema de signos
(espirales, zig-zags, laberintos, meandros, retículas,…) al que Gimbutas, tras
decodificarlo en parte, denominó escritura pictórica.
“El tema principal del
simbolismo de la Diosa
es el misterio del nacimiento y la muerte y la renovación de la vida, no solo
humana, sino todas las formas de vida sobre la tierra y ciertamente, de todo el
cosmos. Símbolos e imágenes se agrupan alrededor de la Diosa partenogenética y sus
funciones básicas como Dadora de Vida, Ejecutora de la Muerte, y, no menos
importante, como Regeneradora. Todo gira alrededor de la Tierra Madre, la
vieja y joven Diosa de la
Fertilidad, que nace y muere con la vida vegetal. Ella era la
única fuente de toda la vida y quien tomó su energía de los manantiales, de la Sol,
el Luna y la tierra húmeda. Este sistema simbólico representa al tiempo
cíclico, y no al lineal. En el arte se manifiesta mediante señales de
movimiento dinámico (rotaciones en espiral)” /Marija Gimbutas).
La Diosa de la
Vieja Europa también se metamorfosea en numerosos animales
que la representan: la
Diosa-pájaro (que une el cielo y la tierra, la lluvia y los
manantiales); Diosa serpiente (símbolo de renovación cíclica como indica su
muda de piel); Diosa osa y Diosa Cierva (símbolo maternidad); la diosa pez
(relacionada con el útero y el liquido amniótico)…la lista es amplísima.
La Diosa-Madre en la
cultura Celta
“El resultado del choque entre las
formas religiosas de la Vieja Europa y las foráneas indoeuropeas se hace
evidente en el destronamiento de las antiguas Diosas, la desaparición de los
templos, parafernalia de culto y signos sagrados, así como en la drástica
reducción de las imágenes religiosas en las artes plásticas. Este
empobrecimiento comenzó en el centro-este de Europa y, gradualmente, terminó
afectando a toda Europa central. Las islas del Egeo y Creta, así como el centro
y oeste de las regiones mediterráneas, continuaron las tradiciones de la Vieja
Europa durante varios milenios más, pero lo esencial de la civilización se
había perdido.
Esta
transformación, sin embargo, no se realizó mediante sustitución de una cultura
por otra, sino que fue una hibridación gradual de dos sistemas simbólicos
diferentes. Dado que la ideología androcéntrica de los indoeuropeos era la de
la nueva clase gobernante, ésta nos fue transmitida como el sistema de
creencias "oficiales" más antigua; pese a ello, las imágenes y los
símbolos sagrados de la Vieja Europa nunca fueron totalmente desplazados,;
tales rasgos, los más persistentes de la historia humana, se encontraban
arraigados muy profundamente en la psique colectiva y sólo podrían haber
desaparecido con el exterminio total de la población femenina.
La
religión de la Diosa se hundió; no obstante, alguna de las antiguas
tradiciones, en particular las relacionadas con los ritos mortuorios, natales y
de fertilidad de la tierra, continuaron sin demasiados cambios en algunas
regiones donde, incluso, se rastrean en la actualidad; en otras, se asimilaron
con la ideología indoeuropea.”(Marija Gimbuta)
Los
pueblos celtas no dejaron una historia escrita, y nunca alcanzaron la unidad
política. Eran tribus independientes que no crearon un imperio como los
romanos, ni siquiera un país como los griegos o los egipcios. Tampoco
construyeron grandes templos, y sus “ciudades” eran poco más que aldeas
fortificadas. Sin embargo había algo que los unía, la religión y sus
sacerdotisas, y los druidas.
Los celtas han permanecido hasta la actualidad
impenetrables y misteriosos, como los bosques en los que adoraban a sus
dioses. Consideraban sagrados los ríos y los bosques. Los druidas pensaban que
la escritura mataba el espíritu vivo del conocimiento, por eso no escribieron
sobre sus creencias, costumbres y conocimientos.
Los
druidas transmitían su historia oralmente, a través de canciones y poesías,
mitos y leyendas. Viajaban continuamente conservando y transmitiendo las
creencias y la cultura entre todas las tribus celtas. El mundo espiritual celta
era muy complejo, y los conocimientos de los druidas eran secretos. Resulta muy
difícil descubrir en su poesía cuáles eran esas creencias, pero sabemos que la
idea fundamental era que creían en la vida después de la muerte. Para los
celtas la vida continuaba en el otro mundo con las mismas características que
en este: el muerto se encontraría con su familia, amigos, esclavos; tendría el
mismo cuerpo y ocuparía la misma posición social que en vida.
Los
pueblos celtas no dejaron una historia escrita, y nunca alcanzaron la unidad
política. Eran tribus independientes que no crearon un imperio como los
romanos, ni siquiera un país como los griegos o los egipcios. Tampoco
construyeron grandes templos, y sus “ciudades” eran poco más que aldeas
fortificadas. Sin embargo había algo que los unía, su religión y sus
sacerdotes, Entre los pueblos celtas se distinguían, irlandeses, los de la isla
de Man, escoceses, galeses, britanos, galaicos etc.
Entendían
la muerte como una frontera en medio de la existencia, por lo que creían en la
posibilidad de comunicación entre ambos lados de la misma, entre los vivos y
los muertos, aunque con ciertas limitaciones.
Otra de
las creencias fundamentales de la religión druídica es la unidad de toda
la naturaleza, el “panteísmo”, porque todo forma parte de la divinidad.
“El aspecto más antiguo de la Diosa-Madre entre los
celtas de la que derivan todas las demás es Dana o Danu. La Primigenia. Aunque
ciertamente la Diosa Madre,
aparece con diversos nombres y diferentes facetas.
Diosa también asimilada a la luna y gobernadora de las
mareas. Mecenas de los vates y augures. Los druidas, en general, solicitaban,
su permiso para encomendar a las almas de los recién difuntos a través de las
puertas de los “sidhs” para alcanzar su nueva vida en el Otro Mundo.
También todo apunta a que durante la cristianización de
los celtas; observando los cristianizadores, un culto exacerbado por parte de
las gentes hacia la madre de Todos, Diosa de la fertilidad y Madre-Tierra, se
optó por no combatirlo más y asimilarlo, en la nueva forma de Santa Ana, la
madre de María, que se convirtió desde entonces en un personaje protector, pero
de notable raigambre céltica. Culto por otra parte que perduró hasta la Edad
media, e incluso hasta el siglo XVII, al cual, el clero cristiano no tuvo más
opción que acorralar, asimilándolo plenamente.” (Iolair Faol.).
DANA-DANU
También conocida como Amma, Amu, Ana o Dom.
Diosa-Madre
de los antiguos celtas. En Irlanda, es la Madre de los dioses, los famosos Tuatha dé
Danann. Se trata de una divinidad indoeuropea arcaica, conocida en la India con el nombre de “Anna
Purna” (Ana la que provee) y en Roma como “Anna Parenna”. Es más que probable
que esta Diosa fuera cristianizada bajo
la figura de “Santa Ana”, madre de la Virgen María.
BRIGATINA o BRIGIT
Es un de las Diosas de mayor entidad
entre los celtas. Hija de Dagda y hermana de Angus, su nombre significa “la
poderosa” o, como Brigantia, “la encumbrada”. En la antigua Irlanda era la
señora de la poesía, la adivinación y de la sabiduría. Estaba asociada al sol y
al fuego. Su fiesta se celebraba el uno de febrero que los celtas festejaban
Imbolc, el comienzo de la primavera, motivo por el cual también se la asociaba
con la fertilidad tanto de los campos, como de los animales y los hombres. En
Escocia, y justo por ser Diosa de la fertilidad y una vez llegada la
cristianización, vieron en Santa Brígida, a la comadrona de la Virgen María y por
eso era invocada por las parturientas cuando daban a luz. En el caso de Irlanda
igualmente Brigantia fue sustituida por santa Brígida de Kildare. Curiosamente,
en aquel lugar donde desde tiempo inmemorial los celtas había mantenido un
altar con fuego permanente, fundo la santa un monasterio de religiosa. Se
cuenta que a tan poderosa “isla de mujeres” no podía acercarse ningún varón.
Cabe recordar, sin embargo, que la diosa no siempre estaba de buen humor y,
cuando el tema de la cosecha no iba bien y para calmarla, se solía sacrificar
un gallo en donde tres corrientes de agua se encontraban.
MORRIGAIN
Morrigú, en Irlanda, Morrigain, en Galia, se la conoció como “la gran
reina”. No sólo se relaciona con la guerra, sino con quien los que van a morir
en ella de tal forma que se le aparece a los guerreros como una mujer terrible,
de hecho se la asocia con la antigua diosa de la guerra irlandesa Badb. Esa
diosa guerrera adquiere diferentes apariencias: como Nemon, la venenosa,
confunde a las tropas enemigas hasta el punto de luchar entre si; como Macha,
es ella misma quien combate a los hombres y se presenta, cuando anuncia la
muerte, en forma de cuervo y en nombre de Badb. Como Morrigú, otorga una fuerza
sobrenatural a los soldados que protege, como fue el caso de Cuchulán. De igual
forma se ha presentado como reina de los fantasmas y los espectros, y
transformada en el hada Morgana de las leyendas del rey Arturo, se la conoció
por su maldad mientras que, como la Dama del lago, ofrecía su aspecto más
bondadoso a quien requería su ayuda. Morgana aparece como una de las hermanas
del rey Arturo, concubina de Merlín y que se asocia con la típica imagen de la
hechicera. Una, en tres: Badb, Macha y Morrigane. La primera se transformaba en
corneja, la segunda provocaba la embriaguez mágica y periódicamente, una vez al
año de los ulates, -quedando al merced de sus enemigos-, y Morrigane, poseedora
de los secretos de la magia guerrera.
Cabe recordar que, en la fiesta de Samauhin o samain, que tiene lugar el
primer día de noviembre, se producía la “unión” entre el dios Dagda y la diosa
Morrigu, señora de los espectros, quien le dio a su amante las indicaciones
necesarias para derrotar a los fomore. Esta unión, expresa la importante
relación que existía entre sexualidad y fecundidad para los celtas, por ello
las celebraciones que tenían lugar este día eran de un marcado carácter
agrícola. Dagda halló a Morrigu cuando esta se bañaba en el río Unius e
hicieron el amor no lejos de las aguas, en un lugar que aún hoy se conoce como
“lecho del amor”.
EPONA
Diosa Gala o Galo-Romana, de los
caballos. Se trata de la imagen de una antigua diosa-yegua cuyo nombre proviene
del galo ("epo" = caballo, que corresponde al "equus"
latino). Su culto se difundió por todo el Imperio Romano. Es el mismo personaje
que la irlandesa Macha y la galesa Rhiannon.
RHIANONA
Es otro aspecto de la Diosa Epona. Era una
divinidad de los cimbrios. Al contrario que Epona, no era tan benevolente y,
aunque conducía a las almas hacia el más allá, aquellos que accedía a su
invitación de subir a su grupa para hacer el camino, ya nunca más regresaban.
En ella aparecen dos aspectos contrarios: por un lado es la amazona inalcanzable,
y por lo tanto nadie la alcanza jamás si intenta ir en su dirección, por otro
resulta que invita al caminante a que monte para llevarlo consigo. A veces se
la representa, además de junto o sobre el caballo, con dos pájaros: uno
provocaba el gozo y, el otro, el olvido. Se cree que se refiere a los efectos
de alguna planta adormidera pues, según se dice de la diosa, hacía adormecer a
los vivos, como si estuviesen muertos, y a los muertos los hacía revivir.
También era una manifestación más de la Diosa Madre.
BELISAMA
La resplandeciente, la que parece
una llama. Según los romanos era la señora del fuego y de sus mágicos influjos.
En su honor, como en el caso de Brigit, se mantenía siempre encendida una
llama.
ARTIO
Era la Diosa de los campos,
especialmente venerada por el pueblo celta de los helvecios, pero también en
Asturias y otros puntos de Hispania. Se representa junto a un oso y un árbol.
“Es una
Diosa celta adorada no solamente en el mundo celta, pero en algunas otras
partes, quizás por algunas influencias. Algunos historiadores que afirmaan que
es la Diosa de la tribu celta de los helvecios, pero los datos muestran que en
la peninsula iberica también fue adorada, no solamente en el ámbito celta como
para los asturianos y los vascos. Y en el Pirineo Aragonés hay una ciudad
llamada Artieda, que es una localidad donde habitaba los antiguos suessetanos
que es una de las tribus celtas. Hasta mismo en las mediaciones de Alemania en
la localidad que es conocida como Trier o Tréveris hay vestigios de la
adoración hacía esta Diosa.
Es la Divinidad de la caza y de los bosques, su
apariencia física es de un oso, lo que su propio nombre nos da la respuesta.
Visto que Artio significa oso en la lengua gala, lo mismo pasa en el irlandés
que oso es art, en galés es arth y en bretón es arz.
Las
probas de la representación de oso de la Diosa Artio no se basa apenas por las
palabras, pero también por los hallazgos arqueológicos. Por ejemplo, en un
lugar llamado Muri bei Bern los arqueológicos encontraron una pequeña estatua
de 15, 6 cm de altura y 19 cm de anchura. Esta estatua es la representación de
un oso, siendo casi seguro que se trata de una hembra. Esta estatua esta a
cuatro patas, la cabeza alzada y las fauces entreabiertas, dejando ver sus
dientes caninos. Pero esto no es todo, encarando el oso esta una mujer sentada
en una silla, también hay un árbol, provista de dos ramas, una hoja y una
fruta. Es una estatua de bronce, del siglo II que tiene además una inscripción:
“Deae Artioni / Licinia Sabinilla”. O sea “A la diosa Artio / de parte de
Licinia Sabinilla”.(Ráphael Bitus, 2010).
ROSMERTA
La diosa de la abundancia. Es la
gran proveedora. Se la suele representar portando el cuerno de la abundancia y
hasta con una bolsa llena de objetos.
MACHA,
LAPELIRROJA
Las
Diosas ocupaban un lugar predominante en el panteón de los celtas. Debido a la
maldición de Macha, la
madre de los gemelos de Emain, contra los hombres del Ulster, a
muchos se les consideraba más débiles que las hembras, por lo que en la vida
social la mujer disfrutaba de notables preferencias. Una muestra de ello es que
en un gran número de tribus a los recién nacidos se les ponían los apellidos
maternos.
Muestra una condición dominadora y es
vestigio de la época en que imperaba el matriarcado en Irlanda, que desapareció
con el paso del tiempo. Su historia es la que sigue: Tres monarcas había
establecido reinar entre si durante siete años en Irlanda. Uno de ellos, Aed
Ryad, murió antes de acabar su periodo y su mujer, Macha Pelirroja, reclamó el
trono de Irlanda. Los soberanos Cimbaeth y Dithorba se opusieron. Hubo guerra y
Macha venció y reinó. Esta diosa también aparece como Faïthius y representa a
la tierra de Irlanda. Concede la realeza al varón que la desposa. Es la hermosa
joven que se transforma en horrorosa anciana que ofrece su amor al héroe
elegido. Si éste la besa y yace con ella, le ofrece el país. También es vidente
y anuncia la desgracias que van a llegar. Finalmente la tercera de las diosas,
en su manifestación humana, es la que provoca la enfermedad de los ulanos,
debido a la carrera que le impone Conchobar de Ulster y a pesar de que la dama
se encuentra embarazada, teniendo que competir en velocidad con unos caballos.
Macha lo hizo para evitar que el rey le cortara la cabeza a su marido, Crunnchu,
quien había afirmado que su mujer, Macha, era la más rápida del mundo. Esta, a
pesar de decirle al rey que se encontraba embarazada y que sería muy peligroso
para ella, no consiguió convencerle y éste, obcecado, dijo que si no corría, se
fuera despidiendo de la costilla. Macha protestó acaloradamente e incluso se
dirigió a la concurrencia para suplicar su ayuda y su intercesión. Sin embargo
los ulates permanecieron callados y no hicieron nada por lo que Macha los
maldijo: “¡Malditos vosotros que no habéis tenido en consideración mi estado,
salvaré la cabeza de mi esposo, pero vosotros sufriréis, de ahora en adelante,
el mal que yo experimentaré. Cada nueve meses tendréis los dolores del parto!”.
Macha compitió
y ganó. En la meta, rendida, da a luz dos gemelos y por eso aquel lugar es
conocido desde entonces como Emain Macha, es decir, “Los gemelos de Macha”. En
el parto dio un grito terrible y cuantos lo oyeron quedaron hechizados. Luego,
durante cinco noches y cuatro días, cada nueve meses, experimentarían los
dolores del alumbramiento. Sólo uno se libro de la maldición: Cuchulain. (Articulo cedido por Hijas de Europa)
FREYA
Freya, Diosa de la tradición
nórdica, llamada “la justa”, era la hermana de Freyr e hija de Njörd y Nerthus,
o Seadi, y famosa por su gran belleza. Es hija del Tiempo y protectora de la
raza humana. Es una Diosa absolutamente independiente, guerrera y seductora.
Ella
era la más hermosa y la más querida de entre todas las Diosas y, mientras que
en Alemania se la identificaba con Frigg, en Noruega, Suecia, Dinamarca e
Islandia era considerada como una divinidad diferente. Freya, al haber nacido
en Vaneheim, también era conocida como Vanedis, la diosa de los Vanes, o como
Vanebride.
Aunque tiene un costado temible, no todo en ella es
guerra y matanza, si bien gobierna tanto estos aspectos como también la muerte
y la estrategia. También es considerada una Diosa del amor, de la sexualidad y
del matrimonio, y brinda su ayuda y sus enseñanzas a las mujeres en el arte de
la sexualidad, la pasión, el amor o el deseo sagrados. En otra de sus facetas
se la relaciona con las riquezas.
Freya es el arquetipo de las
mujeres que logran la sabiduría y la energía para encarar cualquier proyecto.
Ella encarna el liderazgo, la audacia, la sexualidad, el poder, la fuerza y la
magia.
Se dice que esta Diosa era
una bruja poderosa, y enseñaba a los otros dioses del panteón conjuros y
pociones. Les entregaba manzanas de la inmortalidad que ella misma cultivaba,
cuya virtud era mantenerlos siempre jóvenes.
Como Diosa triple, tiene
muchas cualidades. Ella es la guardiana de la magia femenina, y también una
guerrera experta, así como una Diosa del amor. El famoso collar de ámbar que es
su única vestimenta es el mayor atributo de su belleza. Cuando lo utiliza,
nadie puede resistir sus encantos.
NAVIA
La Diosa Celta de la primavera y de la nueva vida,
Navia, es la encargada de la fertilidad de la tierra y esa prerrogativa la
extiende a las mujeres que desean ser madres. Según las leyes de la antigua
Religión, Navia, es la Diosa de la abundancia de la tierra.
Se
dice que su mano hace brotar y germinar las semillas y que esa misma función
puede ejercerla con las mujeres que deseen ansiosamente la maternidad y tengan
dificultades para engendrar.
CERRIDWEN
Cerridwen
es una Diosa de Tríple (doncella, madre y anciana). es Diosa madre, gobierna
sobre las tinieblas y la luna, la guerra, el trabajo con los metales, la flora
y la fauna, las artes y oficios, el trabajo doméstico, la maternidad.
Dentro
de la religion celta y las tradiciones que la conforman, se aprecia un gran
papel de las deidades femeninas en torno a actividades como la guerra, la
política y el gobierno, además de la magia, la fertilidad y el amor de
las cuales son comúnmente representantes bajo este contexto Cerridwen fue
adorada por los celtas, ella personifica el misterio de la reencarnación, el
renacimiento y la naturaleza cíclica de la vida, su nombre significa caldero de
sabiduría.
Es la
Diosa celta protectora de las brujas y hechiceras, pues rige también sobre la
brujería, la magia, los conjuros y encantamientos, la escritura y la ciencia,
las iniciaciones en las artes ocultas, la inspiración, la premonición y la
reencarnación. Como diosa oscura tiene control sobre los muertos
Su
principal símbolo es el caldero, tal y como lo es para la mayoría de las diosas
alrededor del mundo, Cerridwen es el aspecto oscuro de la triple diosa celta,
ella es la dadora de la vida y la muerte y bajo la forma de la gran cerda
simboliza la tierra, en relación con otras Diosas Cerridwen comparte la imagen
de la puerca con Hécate, Freya, Démeter y Astarte.
AINÉ
Hija del danaano Owell.
Diosa del amor y la pasión. Diosa del cielo y reina de las
hadas irlandesas, Áine es la Diosa de la fertilidad, que inspira en los humanos
el amor y la pasión. Hija de Egobail, según algunos mitos, fue adoptada por el
dios del mar Manannán, Áine también es venerada como deidad del maíz, los
ganados, el amanecer, el fuego, la Sol, y el Luna.
Su rito ha permanecido en el
tiempo, especialmente en la provincia irlandesa de Munster, aún luego del
arribo del cristianismo a la isla. Incluso en muchas zonas rurales, se le
siguió rindiendo tributo mediante procesiones nocturnas de antorchas
encendidas, durante el solsticio de verano, alrededor de la sagrada colina Cnoc
Áine (Colina de Áine), para proteger las cosechas y el ganado.
DEVA
Deva.
La Diosa celta del agua. Las
aguas de los mares, de los ríos, de los lagos y de todas las fuentes que brotan
en los bosques de la tierra están habitadas por genios y espíritus protectores.
Son las Ondinas, las Náyades, o las Nereidas. Esos genios han sido creados para
cumplir los mandatos de la diosa Deva, la diosa que desde la atalaya del Oeste
gobierna todos los poderes del agua y su mundo de emociones y sentimientos.
La Diosa del mundo de las emociones, los sentimientos, el amor y la comunicación entre los seres humanos.
En la cultura celta, la diosa Deva es adorada por encima de otras deidades por que de ella emanaba la vida, la purificación y la salud y el amor.
Cuenta la leyenda que el agua del mar era dulce hasta que Deva se enamoro de un humano. Su amor duro solo una noche y Deva volvió al fondo del mar para cumplir con su deber, pero volvió inundada de tristeza y sus ojos no han dejado de llorar desde entonces y dicen que el agua del mar es desde entonces salina, por las lagrimas de su Diosa.
MARI
Diosa Madre de la antigua Europa
Mari es un ejemplo viviente de que las teorías de Marija Gimbutas iban bien
encaminadas. Está Gran Madre que recibe
los nombres de Dama o Señora, representa, según la arqueóloga, un excepcional nexo con la cosmovisión
originaria de los primeros europeos. Al igual que la Diosa neolítica,
Mari es la figura central del
panteón vasco, todos los demás seres y
genios están supeditados a ella.
Según
la tradición, representa tanto a los fenómenos naturales como a los animales
(cuyas variadas formas adopta) y aparece vinculada a espacios sagrados
(manantiales, cuevas, montañas,…). Es además sacerdotisa (sorgin) y rige la conducta
de los seres humanos.
Pero
además existen una serie de características que conectan el rito mito de Mari
con el paleolítico. El ejemplo más claro es que Mari esta estrechamente
vinculada con las cuevas y el mundo subterráneo. Los genios y animales en los
que se metamorfosea proceden según las leyendas del inframundo, lo que
establece un vínculo (demasiado obvio para ignorarlo) con las expresiones
artísticas y culturales de las cuevas prehistóricas del cantábrico y el
Pirineo. Son indudables los paralelismos con otras culturas indígenas en las
que la cueva se concibe como entrada al útero de la Madre-Tierra, lugar dónde
se gestan todas las criaturas vivientes. Así describe J.M. de Barandiaran la
relación entre Mari y el mundo subterráneo:
“Mari viene a ser un núcleo temático o punto de
convergencia de diversos temas míticos. Atendiendo a algunos de sus atributos,
como el dominio de las fuerzas terrestres y denumerosos genios subterráneos y
su identificación con muchos fenómenos y agentes telúricos, nos inclinamos a
considerarla como un símbolo (o personificación) de la Madre Tierra […] Las
habitaciones ordinarias de Mari son las regiones situadas en el interior de la
tierra, que comunican con la superficie por diversos conductos que son las
cavernas y los precipicios. Por estas razones, Mari aparece preferentemente en
estos lugares” (J.M. de Barandiaran, “Mitos del pueblo vasco”)
Por su
parte, Andres Ortiz-Osés, explica así el posible origen paleolítico del
rito de Mari:
“El trasfondo arquetípico de la tradición vasca hay
que inscribirlo en el contexto de un Paleolítico dominado por la Gran Madre, en
el que el ciclo de Mari y sus metamorfosis ofrece toda una simbología típica
del contexto matriarcal-naturalista. De acuerdo con el arquetipo de la Gran
Madre, esta suele encontrarse relacionada con los cultos de fertilidad, como en
el caso de Mari, quien es la hacedora de lluvia o pedrisco, aquella de cuyas
fuerzas telúricas dependen las cosechas, la vida y la muerte, la suerte
(gracia) y la desgracia."
"Mari no es sino la proyección de una
experiencia primigenia: la experiencia vivida bajo el misterio del embarazo
femenino, de la alimentación y cocción femeninas, de la magia curativa de la
mujer, del hogar como centro de la casa. Mari no solamente es la epifanía de
Ama Lur (La madre Tierra/naturaleza y sus fuerzas personificadas) sino que
representa el ordo natural, cuyas redes teje y desteje en las astas de su
carnero. A esta divinidad máxima vasca se le ofrenda simbólicamente el carnero,
animal sagrado por excelencia, cargado de valores curativos y mágicos. Mari
representa el arquetipo matriarcal predominante en el Paleolítico. La Gran
Diosa vasca Mari es claramente el símbolo de la Vida, la naturaleza y sus
fuerzas telúricas” (Andrés Ortiz-oses,“El Matriarcalismo vasco”)
ARDUINA
Una diosa cazadora del Bosque de las Ardenas,
es representada en una estatuilla de bronce montando a galope un jabalí, y con
un cuchillo de caza en la mano. Ése era el nombre galo de Diana, diosa de los
bosques: Arduina o Abonoba (de donde deriva el nombre del río inglés Avon),
divinidad de las fuentes y de la salud, y también del Luna. En algunos lugares
de Alemania recibió el nombre de Mattiaca.
En las
proximidades de las fuentes termales se acostumbraban los galos a levantar
monumentos religiosos en los que se veneraba a Icovellauna, la Diosa de la fuente de
la frontera, y a una especie de ninfas. En esto perduró el espíritu indoeuropeo
que dio nombre divino a ríos: Diva, Deva, Debe, Dieppe, Diest, Etc.
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