HISTORIA DE UNA USURPACIÓN
CAPITULO VII-II
Eduardo Pedro García Rodríguez
Viene
de la entrega anterior
La presencia de la Diosa Tinnit, Tanit
en el Archipiélago Canario.-
Los investigadores Alfredo Mederos y Gabriel
Escribano nos documentan debidamente de la presencia de la Diosa Tanit en las
islas mediante un interesante y exhaustivo trabajo publicado en el 2002 y del
cual extraemos los párrafos siguientes:
“Las Islas de
Tinnit, Juno Caelestis y Hera.
El texto de Plinio es fundamental, porque
no sólo es la prueba más clara de las visitas de romanos y mauritanos a las
Islas Canarias, sino que, simultáneamente, demuestra la precedente
frecuentación y posible presencia de establecimientos púnico-gaditanos en las
Islas Canarias, aún no documentados. [1]
Cuando la expedición de Juba II llega a las
Islas Canarias emplea expresamente para dos islas la denominación de Junonia
Mayor y Junonia Menor, en la primera de las cuales ya existía previamente una
construcción, el “pequeño templo” dedicado a Juno.
Este dato ya ha permitido plantear que
confirma una frecuentación cartaginesa con algún establecimiento pasajero
(Berthelot, 1840-42/1978: 14), muestra la intensidad de las relaciones con las
colonias cartaginesas en el litoral atlántico norteafricano (Gaudio, 1958: 156
y 1995: 27) o una presencia de bereberes latinizados (López Pardo, 2000: 90).
En todo caso, la denominación derivaría de un nombre previo dedicado a Tinnit
(Vycichl, 1952: 170 y 1953: 28-29; Picard y Picard, 1958: 247; Gaudio, 1958:
156 y 1995: 27; Marcy, 1962: 253-254; López Pardo, 2000: 70). (A. Mederos et
al. 2002: 315-358)
Más adelante continúan los autores:
“De la segunda
isla, Junonia, sabemos que tenía un “pequeño templo construido tan sólo de una
única roca” (Díaz Tejera, 1988: 14), un “templecillo construido únicamente con
una sola piedra” (Bejarano en Plinio, 1987: 136), “pequeño templo [aediculam]
erigido en piedra” (Álvarez Delgado, 1945: 31-32), “templo pequeño construido
en piedra” (García y Bellido, 1967: 25), o un “templete construido con piedra”
(Arribas en Plinio, 1998). Solino (56, 16-17) dice que se trataba de “un templo
[aedes] pequeño que remata torpemente en punta” (Díaz Tejera, 1988: 22), lo que
sirvió a Müller (1883: 754) para proponer la lectura de “un templo construido
groseramente en lo alto”. Estas traducciones recuerdan a los templos abiertos
fenicio-púnicos donde figurarían un ara y uno o varios betilos de piedra.
Se ha
planteado que podría tratarse de “cualquier vestigio de construcción existente
o incluso algún elemento natural de características singulares, como un[a]
montaña” (Delgado Delgado, 2001: 32). Sin embargo, como señala Díaz Tejera
(1988: 22, n. 73), se trataba de una construcción de culto y no de una simple
casa por el empleo de la palabra aedicula. Este pequeño templo no era un simple
altar visitado irregularmente, sino probablemente debería tener un culto
estable (López Pardo, 2000: 90), lo que explicaría el uso del término de
pequeño edificio cultual o templo, aedicula, diminutivo de un templo o
santuario, aedes, no empleando tampoco el de simple altar que habría sido
denominado ara (Ginouvès et alii, 1998: 8,
37-38, 48).” (A. Mederos et al. 2002: 315-358).
De este tipo de templo dedicado a la Diosa Tanit tal como
lo describen los citados autores solamente conocemos dos, y están localizados
en la Isla Chinech
(Tenerife), los que nos induce a pensar que posiblemente existe un error al
ubicarlos en otras Islas.
El primero de ellos, localizado en el
Menceyato de Anaga y es el conocido como “Piedra de Taganana”, un bloque
monolítico rectangular de toba roja
de grandes dimensiones, está situado al aire libre en un lugar desde el cual se
divisa un amplio sector de la costa y es
visible desde la mar. Este Santuario de Taganana tiene esculpido en sus caras
toda la simbología de la
Diosa Tanit.
Destaca del conjunto un grabada representando a la Diosa Tanit con forma
de “botella” ( 30 cm de largo x 28 de ancho en su base), acompañada de otros
motivos cruciformes que flanquean a cuatro escaleras con escalones construidos
mediante rebaje de la piedra y que dan acceso a la plataforma superior donde se
encuentran unos canalillos con cazoletas y donde destaca la presencia de una
cruz con peana triangular (7 ,5 cm de altura y 4 de base), dentro de un
rectángulo con uno de sus lados a doble agua (13 cm de altura por 9,5 cm de
base), cuyo esquema general recuerda a la forma de las estelas.
El segundo excavado en un pitón de toba roja y también situado al aire
libre en una pequeña planicie en un lagar despejado de la montaña y rodeado de
pinos.
Este santuario dedicado a la Divinidad corresponde al
Menceyato de Taoro, obsérvese el destacado triangulo a la derecha del
monumento.
Estaciones de grabados rupestres en Chinech
que contienen símbolos representativos de la Diosa Tanit, en sus
simbolos como: peces, triángulos, rombos, escaleras, manos, palmera, “botella” y
cruz con peana, antropomorfos y circuliforme radiados.-
Los
Baldíos (El Rosario)
Numerosos grabados con técnica incisa
aparecen en piedras que forman parte de paredes que delimitan zonas de cultivo.
Los motivos que predominan son las cruciformes, combinaciones de triángulos y, en menor número, los figurativos
soliformes y antropomorfos. Estos grabados probablemente fueron extraídos de su posición originaria al despedregar
y roturar el terreno.[1][2] En el Barranco
de La Monja en
una cueva horadada existe un grabado antropomorfo representativo de la Diosa Tanit, en otro
lugar del mismo barranco y esculpido en una roca hay otro grabado similar.
Masca
(Buenavista del norte)
Realizado sobre la roca y en posición
horizontal, representa un motivo circular con radios, técnica de picado y surco
en “U”. En un panel vertical un pez en relieve curiosamente asociado a
cazoletas y canales, al pie de los mismos está una poceta escavada que recoge
agua de lluvias.
“Niemeyer (1995)
señala como fruto de sus excavaciones en Cartago un templo dedicado a Tanit.
Erigido sobre un piso de tierra roja, se reparte en dos niveles, en el
superior un canalillo que después de discurrir por el piso desciende por la
pared hasta el nivel más bajo de la estancia para concluir en una gran poceta
circular de fondo semiesférico. En este nivel, se sitúan, además, dos
representaciones en mosaico de Tanit o Astarté, en su modalidad de triángulo y
por una “roseta”.” (M. del Arco Aguilar)
Matoso (Buenavista)
Inscripción esquemática figurativa de la Diosa Tanit asociado a
un grabado cruciforme
El Fustín (Guía de Isora)
Grabados esquemáticos geométricos, radiales
y cruciformes triangulares y antropomorfos.
Roque
de Jama (Arona)
Grabados esquemáticos geométricos
constituidos por figuras cuadrangulares con aspas (cuatro triángulos).
Punta
del Hidalgo (La Laguna)
Yacimiento de Dos Hermanos, conjunto de
inscripciones rupestres labrados en la toba roja, son símbolos
representativos de Tanit, Cruz con Peana y “Botella”.
La pequeña estación de grabados de la Verdellada (La Laguna) ofrece un motivo de
cruces con peana triangular engarzadas a modo de árbol genealógico que está
acompañado de signos alfabéticos líbico-bereberes y que recuerda en cierta
manera a las denominadas de forma cerebroespinal por Dubal y Larrrey (1995.
Los Baldíos
(La Laguna)
Proliferan los grabados antropomorfos, cruciformes, de “botella” y
triangulares, todos ellos representativos de la Diosa Tanit.
Ifara
(Granadilla)
Representaciones de palmas, mano abierta y rombos.-
San Miguel
En una
amplia zona que abarca La
Centinela, El Cabuquero, Cambados y El Roque de La Aldea, encontramos un excelente grabado de “Cruz con Peana”
asociado a rombos y dameros.
Cruciformes son abundantes en: Morro Grueso,
Roque Bisechi y Aripe.
En
Igueste de Candelaria en el Barranco de Chacorche existe una estacion de
grabados rupestres en la que destaca la figura de un pez de 180 por 45 cm.
Asociado a cruciformes pocetas y canalillos.
Como
hemos visto, son patentes e irrefutables los vestigios arqueológicos y
epigraficos que atestiguan la presencia de la Diosa Madre en su
aspecto como Tanit en todo el archipiélago.
El Triangulo símbolo sagrado y
representativo de la
Diosa Tanit.-
El
Símbolo.-
Muchas veces nos encontramos frente a símbolos que nos llaman la
atención y que portamos, incluso, los llevamos a casa porque nos gustan, nos
sentimos atraídos o simplemente porque “están de moda”. ¿De qué símbolos hablamos?
¿Cuál es la importancia de conocerlos? Los símbolos son formas de comunicación
que va más allá del idioma, se trata lenguaje subliminal que va directamente al
inconsciente personal y al inconsciente colectivo.
Estos símbolos han estado siempre presentes en la historia de la
humanidad, algunos de forma solapada y otros de forma tan abiertamente y
pública que pasaron y continúan pasando desapercibidos.
Es cuando menos curioso la cantidad de símbolos pertenecientes a la
ancestral cultura canaria que actualmente están de moda, siendo usados
por artesanos, escultores y arquitectos en sus obras, e incluso asumidos por
organismos oficiales u oficialistas y usados como signos distintivos. También
son usados en algunos casos como adornos personales, pero con un total
desconocimiento de su significado religioso, en la mayoría de los casos.
(Guayre Adarguma, 2008)
El símbolo nombra a las cosas y es uno con ellas, no las interpreta ni
las define.
En verdad, la definición es un elemento
occidental y moderno, aunque ya procedente de la Grecia clásica. Aun cuando
no se lo considere solamente un elemento visual —ya que puede ser plástico o
auditivo— hoy en día suele asociársele a ese concepto, porque la vista fija y
cristaliza imágenes en relación con momentos históricos relacionados en mayor
medida con lo espacial más que con lo temporal. En otras palabras, cada cosa
debe verse como una metáfora en la que este lenguaje codificado sólo es
accesible para quienes se adentran en algún camino iniciático.
Tradicionalmente, el símbolo ha sido un
intermediario entre dos realidades: una perceptible, conocida; y otra
desconocida, menos perceptible que la primera, por lo cual esa relación se
transforma en el vehículo que posibilita la búsqueda de la esencia, por medio
del conocimiento; esencia que será de variada naturaleza: espiritual, cognitiva
o de algún otro tipo. (Andrew Prescott).
Al
respecto dice Vâlsan (1969:25) que:
“el símbolo no expresa ni explica, solo
sirve de soporte para elevarse,
mediante la meditación, al conocimiento de las verdades metafísicas. Su
ambigüedad vela y revela la realidad y su carácter
polisémico posibilita su interpretación en diversos órdenes o planos de la
realidad. Por eso, cada ser humano penetra según sus aptitudes (calificación
intelectual) en la intimidad del símbolo. La polisemia es el reflejo sensible
universal de la unidad esencial del símbolo.”
La
pluralidad de sentidos incluida en cada símbolo se basa en la ley de
correspondencia (analogía): una imagen sirve para representar realidades de
diversos órdenes o niveles, desde las verdades metafísicas hasta las que son
como “causas segundas” con respecto a aquéllas. Los diversos sentidos del
símbolo no se excluyen, cada uno es válido en su orden y todos se completan y
corroboran, integrándose en la armonía de la síntesis total.
Podemos,
entonces, suponer que nuestra capacidad de comprensión de un símbolo aumentará
en la medida en que nuestro "conocimiento previo" posea mayor
cantidad de definiciones que nuestra percepción pueda aplicar a la aprehensión,
a la internalización de dicho símbolo. Este conocimiento
previo que los individuos traen a una situación de aprendizaje, influye
sobre cómo y cuánto se comprende, se aprende y se retiene. El activar este tipo
de conocimiento permite ofrecer un marco semántico para interpretar y asimilar
la información nueva.
La generación de esquemas de interpretación
incrementa las probabilidades de que el contenido de los materiales sea
codificado con éxito.
Dicha realidad metafísica se manifiesta,
justamente, en el mundo sensible a través del símbolo. Gracias a esta
intermediación se hace posible para el ser humano adquirir
En algunas representaciones La Diosa se simboliza como un
triángulo con un ojo dentro -el ojo que todo lo ve-, significando así esa síntesis trina
que supone la unión de lo material con lo espiritual, arrojando un tercer
aspecto que nace de la unión de los dos anteriores, y que le da el Poder. Ello
le hace capaz de expresarse como ser espiritual dentro de un marco material.
Con la punta hacia arriba es un símbolo solar y
representa la vida, y el sexo masculino, la potencia genésica, el “lingam” del
Hinduismo. El triángulo con la punta hacia abajo es lunar y
simboliza el principio
femenino, la matriz, la Diosa, la Gran Madre, y corresponde al símbolo alquímico
del agua y del sexo femenino, el “yoni” (significa matriz) del Hinduismo.
(Diana et al).
Para Plutarco: “el triangulo inscrito en un
circulo simboliza los arquetipos o modelos de las formas que han sido, que son
y que serán. La eternidad reside alrededor de ellas, y desde ellas, el tiempo
fluye como un arroyo, inundando los mundos”.
La
representación de las denominadas Venus o Diosas–Madres y de otras Diosas derivadas
de ellas ha sido generalmente un triángulo o trapecio, colocando en el vértice
superior una barra horizontal a modo de brazos y cuyos miembros aparecen, en
algunas representaciones, algo elevados, y un círculo encima de este, el disco
solar. Este es el signo con el que se representa a la Diosa Tanit, que se
repite en Cartago, en el Mediterráneo, en la costa occidental africana y en las
islas Canarias. (José Ferrer, 2007).
La religión griega tiene sus orígenes en los pueblos libios del norte de
África, uno de los detalles mas significativos es la identidad casi total que
se encuentra entre los atributos, títulos y características de la Diosa griega Athenea con la
más antigua Diosa cartaginesa Tanit.
La Diosa Tanit fue imitada por
posteriores Diosas griegas y romanas, que debido al colapso de la civilización
cartaginesa-púnica, la suplantaron en todos sus templos y ciudades. Sólo gentes
sencillas del campo persistieron en su recuerdo y veneración. Su culto perduró
a partir de entonces tan sólo en secretas oquedades y cavernas. Y en los
lejanos siglos posteriores se la conoció como la Diosa de las Cuevas.
(Guillermo Llerena Cano, 2010).
Atributos de la Diosa Tanit.-
La Diosa Tanit
es Señora del Cielo y el Infierno, Diosa del Amor, de la Fortuna, de la Felicidad, de la Fecundidad y hasta de
la guerra y de la muerte, del Luna, y de la fertilidad. Es adorada como Diosa
astral que unía el cielo con la tierra.
También fue conocida como Diosa de la lluvia y para obtener sus favores
sacrificaban ovejas y palomas. Su antecesora era Astarté, la diosa del amor,
cuyos orígenes se remontan a Ishtar en los tiempos de Babilonia. Más tarde y
bajo la influencia romana, como queda dicho Tanit se convertiría en la diosa
Juno.
También muchos eruditos equiparan a Tanit con la Diosa griega Demeter o con
Hera. Tanit entroniza rodeada
por Leones. Cubriendo con su manto a los mortales. La que llora a través
de la lluvia fecundante. Tanit Kurotrofos, aquella que alimenta o amamanta.
Lejana, turbadora. y Cálida.
Tanit, en sus representaciones como Istar, Ishtar, Astoret, Astarté,
Tara, Diosa Celeste, Moneiba, Diosa de Abona, Diosa de Tajao, Abora,
Chaxiraxi, que como hemos dicho son diferentes nombres para la única Diosa,
entre cuyos atributos figuran como hemos indicado la media Luna, el disco
Solar, el octágono y una estrella de ocho puntas que la simboliza
universalmente también es representada por Venus o estrella de la mañana que en
Canarias es conocida como lucero del alba, estrella Canopo, Venus etc. En su
representación de Aster, su nombre significa estrella de la mañana. Así pues
como hemos indicado tanto Astarté como Istar, es la Diosa del Luna y del
planeta Venus, y en la religión monoteísta y patriarcal judeo-cristiana era
llamada por los profetas judíos como hemos dicho “Reina de los Cielos”
(Melekethas-Samaïm) y esposa del Sol, o el “Rey de los Cielos” (Baal Samaïm),
es decir, la verdadera soberana del Universo, la Diosa naturaleza. Así pues,
de lo que no queda ninguna duda es que Tanit, Astarté, la Diosa-Madre, es la Diosa del fuego y la luz, la
señora de los astros y Diosa de la fecundidad. Astarté crea la Dinastía de los grandes
dioses antiguos, anteriores a las modernas religiones monoteístas, y potencia
la vida a través de la sabiduría (en este caso simbolizada por el delfín, otra
de sus representaciones, en el caso gaditano-cartaginés por un atún). (Eduardo
P. García; 2002).
A lo largo de la historia de la civilización, La Diosa Tanit y sus
paredros o aspectos han tenido un protagonismo vital, hasta que lentamente les
fue usurpada su adoración por la idea de un único dios masculino y guerrero
vengativo, inmirisicordioso.
De todas formas, sincretismo
mediante, en historia de la cristiandad se ha visto como muchas Diosas fueron
asimiladas al panteón oficial del catolicismo convertidas en santas. Incluso,
la virgen María, madre de Jesús de Nazaret, aún sin tener estatus de divinidad
en el dogma oficial, recibe un culto tan relevante en
determinados sectores del catolicismo que sin duda la convierte en una deidad
central.
En el 432 e.d.a.., en el concilio de Éfeso (causalmente ciudad famosa
por su devoción a Artemisa o Diana como la llamaban los romanos), se proclamó a
María “Madre de Dios”. En 1854 el Papa Pío IX definió el dogma que sostiene que
la “Santísima virgen María” fue protegida de toda mácula de pecado original al
primer instante que fue concebida.
La Diosa Tanit en nuestro continente África.-
La Diosa se cubría con una esclavina de alas de buitre
(sarcófago de Cartago)
Estaba asociada al León como Diosa de la Guerra. Es la gran
donadora de lluvia y de rocíos, virgen y madre. Los romanos perduraron su culto
junto a Baal con la Diosa
Caela Caelesti y los cristianos con San Agustín de Hipona
quien introdujo el culto a la
Diosa en el cristianismo mediante las vírgenes negras.
También se cree que son representaciones de la Diosa, las Damas de Elche y de Basa. De ahí su
belleza hierática, lo sobre cargado de sus atributos. El caduceo, símbolo de la
sabiduría. La media Luna. La granada y la fruta funeraria. Uno de los signos de
Tanit que se repite en Cartago como
en las Islas Canarias es un triángulo o
trapecio, en el vértice superior una barra horizontal cuyas extremidades a
veces se elevan perpendicularmente, y un círculo encima de éste (La Sol). Es el símbolo más
antiguo de la Diosa
y que se usa como protector contra las malas influencias, para proteger las
aguas y las cosechas. Tanit entroniza rodeada por leones. Cubriendo con su
manto a los mortales. La que llora a través de la lluvia fecundante. Tanit
Kurotrofos, aquella que alimenta o amamanta. Es Diosa de la muerte. Lejana,
turbadora. Cálida y cruel al mismo tiempo.
Según parece, la vasta región que se extiende de oeste a este entre el
cabo Espartel y el cabo Bon, con una extensión de unos 1.550 kilómetros , que
se presenta fraccionada en diversos macizos de difícil acceso, se hallaría a la
sazón habitada por tres elementos étnicos: proto-mazigios (protoberéberes) de
elevada estatura, también denominados íbero-mauritanos, que a mediados del I
milenio, tras asentarse en algunas sierras, pudieron llegar voluntariamente o
ser forzados -en lo que se refiere a alguna fracción- a su asentamiento en el
Archipiélago Canario, ante la presión de otras gentes llegadas desde el ámbito
tripolitano y que vienen siendo conocidas, ya como capsienses, ya como libios.
(África del Norte en la
Antigüedad, Arte Historia). La existencia de estatuillas
representativas de la
Diosa-Madre en África, está contrastada desde el II milenio
a.e.a. En lo que respecta al noroeste africano en el inmenso desierto del
Sahara abundan los grabados y pinturas rupestres referentes a la Diosa-Madre, además de
representaciones zoomorfas son una prueba de que en el continente donde surgió
la humanidad, fue el lugar donde se inició el culto a la divinidad. Como hemos
dicho hasta hace unos 8000 años una extensa sabána ocupaba lo que hoy es el
desierto, en ella proliferaba la vida tanto vegetal como animal y desde
Mauritania hasta el Senegal los grupos humanos encontraban los medios
necesarios para desarrollar la vida. (Arnay et al. 2002)
Así pues, todo parece indicar que el norte de África, al oeste del Nilo,
en un territorio que englobaría gran parte del Sahara occidental y del Magreb
actual, estuvo habitado hace aproximadamente más de 6000 años por una serie de
etnias con un sustrato cultural común. Estos pueblos o etnias constituirían,
desde el punto de vista lingüístico, lo que se ha denominado área o sustrato
líbico-bereber; otros autores hablan de "Protobereber" (J. Desanges,
1982).
Tras éste concepto se encontrarían nombres de pueblos de la antigüedad
como Temehu y Libios entre Egipto y Libia, Nasamones y Psylles de Libia,
Garamantes y Atarantes del Sahara, Gétulos y Numidas de Argelia y Túnez, los
Guanches de las Islas Canarias, Zenetes, Mauros y Sanhadja entre Marruecos,
Argelia y Malí, etc. (Camps, 1980) (Guillermo
Alonso Meneses, 2007).
Como hemos visto anteriormente la iconografía egipcia del Imperio Nuevo
ya alude a los “Temehu” o “Tehennu”, que se caracterizan por llevar coleta y
tener tatuajes, los cuales eran agrupados en dos grupos básicos: los “Libu”
(que portan taparrabo) y los “Meswes” (que portaban una funda fálica). Estas
fuentes egipcias ofrecen los datos históricos más antiguos sobre lo amazigh (lo
líbico-bereber o “protobereber”).
Por otra parte, la paulatina desertificación del Sahara fue aislando a
muchos de estos grupos pastores en zonas de montañas o empujándolos hacia las
periferias húmedas del norte y del sur, donde entran en contacto con otros
pueblos e incluso se llegan a mestizar. Las primeras fuentes históricas
(Herodoto, Estrabón, Plinio) hablan de distintas tribus y/o pueblos: Amantes,
Cinithi, Garamantes, Guzantes, Canarii (guanches), Libyophenices, etc. (Muñoz,
1994). (Guillermo Alonso Meneses, 2007)
Así mismo, el gran número de exvotos
en forma de figuras femeninas acampanadas cubiertas con un manto en forma de
alas (influencia de la egipcia Isis), con sus atributos religiosos de
carácter vegetal y astral, iconográficamente coinciden bien con
representaciones de esta Diosa.
Como queda dicho la Diosa TNT es de
origen oriental. Primero aparece asociada a Astarté en una inscripción encontrada en Sarepta, en el sur del Líbano,
de fines del siglo VIII-inicios del VI a.e.a.
[…] En todo el
Mediterráneo fenicio, desde Tiro hasta Gadir, encontramos el culto ya en cumbres o en “lugares
altos”, así como a o en elementos naturales como piedras, manantiales, estanques, árboles o cuevas. Entre los ritos
desarrollados en estos lugares tenemos, a su vez, la realización de libaciones de agua, leche, vino, aceite o
manteca, tradicionales símbolos bíblicos de la prosperidad y la riqueza.
Además, el rezo y la plegaria se
realizaban elevando las manos al cielo. También puede observarse entre estos grupos semitas el uso de representaciones
zoomorfas como expresión de prosperidad y fertilidad, tal es el caso del pez o
el toro. En cuanto a las prácticas funerarias,
ya hemos citado los enterramientos en decúbito supino sobre armazón de madera, o sarcófago, en fosas individuales o
colectivas, cistas o hipogeos a los que
se accede mediante pozo o plano inclinado -con o sin gradas-; a ello habría que
unir la costumbre (no generalizada en
todas las capas sociales ni en todas las regiones afectadas por el influjo próximo-oriental, pero
sí presente entre los fenicios por contacto
con sus vecinos egipcios) de tratar los cadáveres con productos aromáticos y conservantes, así como su posterior cubrición
con bandas de diversos tejidos fuertemente apretados (Ribichini, S. eíxella P.,
1994: 36).
Independientemente
de su cosmopolitismo, la milenaria civilización egipcia presenta rasgos que
ponen de manifiesto sus raíces africanas y que se entrevén -pese a la actual
investigación aún hoy ardua e incompleta- en ciertas relaciones. Así, es sabido
que numerosos soberanos africanos, siguiendo las pautas impuestas por la
institución faraónica, habrán de ser considerados por sus vasallos como
portadores o vicarios de Lo Sagrado, lo que les hace poseedores de un poder en
cierto modo omnipotente que se suponía extensivo al clima, ritmo estacional y
diversos meteoros, hasta el punto de lograr la lluvia a su antojo.
La africanidad del Egipto faraónico se pone asimismo en evidencia en el
terreno religioso, donde indudablemente se aprecia un origen autóctono de
cultos, mitos y ritos. Ahí están los nombres dados al Dios-Carnero y su culto
como Amon, cuyo origen libio parece hoy incontrovertible.
En el terreno ergológico podrían asimismo aducirse diversos ejemplos no
sólo de la vida cotidiana, sino también de la vida colectiva y del ceremonial.
El empleo de concretos productos vegetales aromáticos, que se queman en
rituales particulares. Es notable también que el soberano egipcio asuma
concretos tocados que pudieron ser imitados por otros pueblos africanos; el uso
de cetros y fustas por ciertas jerarquías; la difusión alcanzada por algunas
armas arrojadizas (desde proyectiles lanzados por propulsor, a multipuntas y el
mismo boomerang y armas asimiladas, de estos boomerang o bastones de caza
fueron encontrados dos en la
Isla Benahuare (La
Palma).
Es más que probable el que algunas de las
expediciones marítimas organizadas por los faraones egipcios para circunvalar
el continente africano y dirigidas por pilotos fenicios, recalaran en su
periplo en algunas de las Islas Canarias especialmente en las de Gran Canaria,
Tenerife y La Palma,
éstas estancias no debieron ser lo suficientemente dilatadas en el tiempo como
para dejar una gran impronta cultural, pero sí dejaron huellas de su paso y
estas han perdurado durante un largo periodo de tiempo. Por ello, creemos que,
los vestigios existentes en las islas y que son de indudable adcrisción
egipcia, pudieron ser aportados por las poblaciones líbico-beréberes, las que
en adelante denominaremos más acertadamente como líbico-mazigias, o por propios
contingentes egipcios establecidos durante el periplo de Nekao, tal como hemos
apuntado. Estas poblaciones líbico-mazigias, mantuvieron durante largos
periodos de tiempo profundos contactos con los egipcios y consiguientemente
asumieron parte de su cultura, (época en que los awaritas (Palmeros) estuvieron
instalados en Hawara, como he expuesto en mi trabajo La Diosa Madre en
Canarias). Los Libios gobernaron el país de los faraones en el transcurso del
llamado tercer periodo intermedio, conformando la XXII Dinastía
(950-730 a.d.n.e.) conocida como Dinastía Libia, la cual tuvo como capitales a
Bubastis y Tanis, nombre éste último que es una trascripción griega de Yani
(para la Biblia
es la ciudad de Soan) bajo Egipto, fundada en 1730 a.e.a., en la XII Dinastía, y
alcanzó su máximo apogeo bajo la dirección de los reyes pastores, posiblemente
esta ciudad dio el nombre de Tinnit aplicado por los imazighen a la Diosa-Madre, práctica
habitual en la época en que las deidades daban nombre a las ciudades donde era
veneradas y viceversa.
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