LOS
ANTEPASADOS
“Ocupan un
puesto privilegiado en el sistema religioso del canario en su vida diaria.
Los antepasados
constituyen el vínculo más fuerte entre los seres humanos y el otro lado.
Los antepasados
siguen siendo cabezas de familia. Están al corriente de los acontecimientos
familiares, favorecen y protegen a los vivos, Son los mejores intermediarios
entre el ser supremo y su pueblo.
Son el canal
privilegiado por donde nos llegan la vida y las bendiciones de la Diosa
Madre Chaxiraxi.
En cuanto
acontece la muerte se les ayuda por medio de ofrendas diversas para que logren
llegar lo más rápidamente al lugar de los muertos: al Seno de Magek. Los
antepasados no pueden acceder al país de los muertos, si los mortales no les
celebran los funerales dignos de su rango, hasta tal punto que se suele
depositar comida encima de la tumbas de los difuntos para que se alimenten y
puedan atravesar el espacio, que les permita acceder al país de los muertos.
Una vez
llegados a ese país de los muertos se les sigue presentando sacrificios no
cruentos y peticiones.
Estos
sacrificios no cruentos son la manifestación de respeto, de confianza, de
gratitud, hacia aquellos que nos transmitieron la vida. Desde el más allá,
siguen siendo los guardianes de las costumbres, tradiciones y los guardianes de
la moral del pueblo al que siguen perteneciendo.
Los canarios
explicamos de esta manera el tránsito a la otra vida del Espíritu Vital: "El
que muere se convierte en aire. Vive en el aire y, como el viento, se
hace invisible y circula entre las personas y las cosas en toda libertad.
No los
vemos, pero están ahí, junto a nosotros. Escuchan nuestras conversaciones,
contemplan nuestro trabajo y asisten a nuestras reuniones.
No los
vemos, no los podemos ver, como tampoco podemos ver el viento que a veces nos
sorprende por su violencia. Sin embargo podemos constatar su presencia en los
sueños. Es ahí donde intervienen y nos dan a entender si hemos obrado bien o
no, si hemos olvidado alguna ceremonia, o si conviene hacer un sacrificio, una
ofrenda, o recriminar la actuación de algún miembro de la comunidad.
Siempre se
nos han aparecido en casa o en sus inmediaciones, como los conocimos en vida.
Vivimos juntos unos y otros. Somos habitantes de un mismo mundo, esa es la
realidad, aunque Chaxiraxi, no quiere que nos veamos".
Los
ancianos.
Los ancianos
son el eslabón de la cadena que une a la familia-auchón, con los antepasados.
Los ancianos
son los depositarios de los mitos y de la sabiduría ancestral. En tierra
canaria, los mayores son los garantes y guardianes de las costumbres y
tradiciones. De ahí el lugar preponderante que ocupan en el seno de la sociedad
y el gran respeto con el que se les rodea.
El hombre,
viviendo en contacto permanente con una naturaleza hostil, hace la experiencia
constante de su debilidad, de su fragilidad. Encuentra su fuerza y su seguridad
en el grupo.
Unido a la gran
familia, puede cultivar, cosechar dedicarse a sus actividades laborales, y
defenderse del enemigo. Es en el grupo en donde el hombre canario encuentra su alegría y desarrolla todas sus
potencialidades. Con el grupo, el hombre africano canario se siente fuerte.
En las
sociedades agrícolas, al grupo le viene la fortaleza por la cohesión interna y
gracias a la unión del grupo con sus antepasados. La vida sería arriesgada si
tuviera que ser inventada cada día. La tradición es la vida y romper con la
tradición es arriesgarse a morir.
- El
antepasado ha construido una casa y nosotros hemos de mantenerla para que dure.
El antepasado nos ha dado la fecundidad; nos ha dado una azada y nosotros nos
hemos agachado para cultivar nuestros campos, para producir nuestra comida y
para engendrar nuestros hijos. Así es como la familia perdurará…"
El
individualismo es el mayor enemigo de la vida familiar canaria. La vida en
familia exige que cada uno de los miembros se ponga al servicio de la
comunidad: la solidaridad es el gran valor y el mayor mal es el individualismo.
Toda búsqueda del interés particular en detrimento del interés del otro es condenado,
como contrario a la vida de la familia. En la familia, nadie puede pretender
ser más que el otro y vivir mejor que los familiares que le rodean. Existe una
única jerarquía basada en la edad y cada uno tiene que quedarse en su lugar, de
lo contrario, la paz familiar está amenazada. Si las diferencias se consumaran,
se puede provocar la ruptura y quizá algún miembro esté obligado a emigrar del
ámbito familiar y buscar a constituir otro hogar, con los riesgos
que conlleva el
aislamiento.
Es la familia la
que construye el templo sagrado en donde la "mater familias" ejerce de
sacerdotisa,
sobre todo a la hora de ofrecer sacrificios rituales no cruentos a los
espíritus. Es en este lugar sagrado en donde se reunirán los miembros de la
familia para alabar a la Diosa.
Insisto, el
individualismo es el gran enemigo de la cohesión familiar y de la religión de
la familia. En estas circunstancias, se llega a sospechar que algún miembro que
se haya enriquecido, haya podido emplear sus dones personales para emerger por
encima de los demás. La creencia familiar afirma que si una persona se
enriquece sin causa suficiente es porque ha roto el pacto de solidaridad
familiar y por ende ha roto también la armonía en la relación con los espíritus
de los antepasados y con los propios antepasados. Si esto ocurriera, y para
recuperar la paz en el seno de la familia, existen ritos de reconciliación en
el seno de los cuales se destruyen los posibles genios negativos personales.
Como ya hemos
visto, esta religión tradicional canaria está estrechamente ligada a la vida de
la familia y a la estructura social de los poblados. Es una religión cercana al
hombre que está continuamente enfrentado a necesidades concretas. Está
confrontado a las necesidades de la existencia cotidiana y la primera de ellas
es la lucha por la subsistencia, la lucha contra la enfermedad, la lucha contra
los enemigos de todo tipo.
El núcleo de
dicha religión es la vida: su propagación y su preservación. El canario
tiene un alto concepto del don de la vida, como el bien supremo que concede la Diosa , dueña suprema de la
vida y de la muerte, le ha dado. Este don de la vida le ha sido transmitido por
medio de los antepasados.
Es una vida que
se vive en comunión con todos los suyos: los de la tierra y los del otro lado.
Esta necesidad
corresponde a la voluntad firme de vivir juntos.” (Eugenio Bacaicoa Artazcoz, 2009)
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