Los momentos
actuales que vive nuestro pueblo y la mayor parte de las naciones del mundo nos
conducen a dirigir nuestra atención a la crisis política, social, económica,
moral y espiritual que vivimos y así
poder orientar todo el profundo conocimiento transformador de la Doctrina espiritual en
miras de rescatar los valores espirituales y morales que el hombre de hoy ha
perdido, dándole respuesta a sus necesidades a través del reencuentro
consigo mismo, en sus principios, su auto valorización, su capacidad, su moral
y su responsabilidad para con el prójimo y con la Diosa Madre Chaxiraxi, tratando
de alcanzar una mejor imagen humana, creando al hombre de bien, que como célula
social generará cambios en la sociedad al recobrar lo que sus espíritus ha
perdido, la paz.
Hoy en día la
vida de los seres humanos, sometida al peso del dolor y la prueba, hace que los
hombres veamos la paz como una palabra simbólica, como una filosofía
inalcanzable en una tierra hostil. Mas el conocimiento espiritual nos lleva a
la reflexión y el sentir nostálgico de la que nuestros espíritus ha perdido,
comprendiendo que ese elemento que nos hace falta, la paz, en el reflejo de la
conciencia de la Diosa
en nuestros sentimientos, creando los desequilibrios de vida que nos conduce al
dolor y
el sufrimiento.
La paz debe
considerarse como un estadío armónico espiritual muy particular e individual de
los espíritus. Es un tesoro abstracto de la universalidad que corresponde a
cada hijo de la Diosa
como derecho alcanzado.
La paz por
tanto nace a partir del cambio y de la transformación del espíritu, creando en
el ser el estadío vibratorio armónico paralelo a la vibración de la Diosa , manifestándose como
la energía positiva que mueve creativamente nuestro universo interno y el que
nos rodea.
La
desobediencia espiritual es la obstinación al orgullo, al egoísmo, sembrando en
el hábitat humano guerras, conflictos, desavenencias, y con ello, nacen todas
las enfermedades espirituales que hacen que hoy cada pueblo del mundo viva una
incertidumbre en sus políticas nacionales e internacionales, generando
situaciones catastróficas para el hombre, creando esclavitudes económicas y
políticas que hurtan nuestra libertad.
Y todas estas
condiciones sumadas a los actos de corrupción y a los intereses avallasadores
individuales o grupales del hombre, nos someten a la pobreza y la miseria,
donde las
características sociales, como la falta de salud, educación, alimentación,
vivienda y trabajo, forman rutas de escapes erróneas que conducen al ser a
acciones equivocadas, rompiendo el equilibrio de las leyes divinas, atentando
contra la ley del amor, al formar conductas delictivas que crean violencia y
siembran muerte, arrebatándonos la paz y alejándonos de la tan ansiada
felicidad.
Aquí es donde
nos preguntamos si la tercera revelación, la espiritualidad, ha venido a este
globo para rescatar la humanidad mediante el consuelo que nos trae y nos
ofrece.
¿No es hora ya,
que escudriñemos y busquemos para encontrar en la filosofía de los espíritus la
respuesta que nuestros sentimientos busca? En la profundidad de la sabiduría universal,
que es el camino de verdad y vida que nos habla la Diosa Chaxiraxi , y
por el cual claman las voces de lo alto, encontramos que no puede haber paz en
una tierra donde haya hombres tristes, inconformes y violentos; mas, a pesar de
que existen todos estos flagelos, si en el corazón del hombre existe paz, nada
que sea negativo podrá entrar en él, y aunque la muerte susurre a su oído, ella
pasará sin tocarlo.
Por lo tanto, la
mayor defensa del hombre, se encuentra en su propio corazón espiritual al tener
paz en sus sentimientos.
Para obtener
este objetivo, debemos procurar desarrollar en nuestros espíritus cualidades
que nos ayuden a luchar contra nosotros mismos. Así debemos ser:
1.
Disciplinados con nosotros mismos
2. Obedientes a
la Diosa
3. Abnegados en
nuestras tareas
Para crear una
fortaleza donde nadie pueda herirnos y una grandeza mediante la humildad, donde
no podamos ser alcanzados por la negatividad.
Manteniendo
esta personalidad lograremos desarrollar las virtudes esenciales para los
espíritus como
1. La humildad
2. El amor
3. La sabiduría
Que nos
conducen, al goce de la paz y la felicidad.
Cuando los
espíritus están llenos de paz intima, el hombre puede encontrarse en los campos
de la tristeza y el dolor, en la tierra de la guerra, y nada de lo que afuera
exista pueda afectar su interior, pues sus sentimientos están revestidos de una
coraza, de un vibrar positivo que se llama PAZ.
En conclusión, la
paz de los espíritus es solo producto de la transformación íntima del ser que
se consolida a través de: La convivencia fraterna con el prójimo y el servicio
abnegado al mismo.
En Canariass y
particularmente, con el propósito de desarrollar esa tesis, hemos tomado como
sujeto experimental de trabajo nuestra comunidad espiritual, identificando
primero nuestros males para luego luchar contra ellos. Teniendo para ello, una
plataforma de sustentación en una mente positiva, alimentada por las
orientaciones del
mundo
espiritual quienes nos concientizan enseñándonos:
1. La pobreza y
la miseria son estadíos mentales de los espíritus humano
2. El poder de los
espíritus reside en su fuerza de voluntad
3. El poder de los
espíritus no tiene limitaciones
4. Las limitaciones
del hombre residen en su mente
Con todo ese
aprendizaje eliminamos del vocabulario espiritual la frase “no puedo” y
practicamos “todo es posible si queremos”. (Fredy
Viril)
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