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lunes, 24 de junio de 2013

Paganismo, la nueva religión europea







Guillaume Faye.
En el 2020 Europa será una mezcla caótica de religiones y creencias diferentes. Se espera la descomposición completa del cristianismo. La lucha será entonces entre el paganismo y el Islam. ¿La lucha será espiritual o militar? Eso no lo sabemos. El paganismo es la mas seria de las religiones. El poder y la invencibilidad del paganismo se explican por su unión con las fuerzas vitales; por lo tanto es indestructible, no puede desaparecer, a diferencia de los monoteísmos, que son religiones históricas con un principio y un final y ligadas a periodos específicos, esto explica su necesidad de las teorías dogmáticas y su intransigencia. Sin embargo, se excluye la posibilidad de que Europa retorne a los cultos paganos del pasado como sucede en la India de hoy o en la Europa pre-cristiana. Los cultos druidicos contemporáneos (por ejemplo, en Bretaña, Irlanda, Inglaterra, etc.) no solo son minoritarios en la practica, sino que son artificiales, de naturaleza folklorista y superficial, no religiosos realmente. Visualizo la aparición en los próximos 20 años del siguiente marco:
1. El Islam será la religión mas practicada (por razones demográficas y como resultado de la rotación al Islam de los residentes locales), lo cual será catastrófico.
2. A pesar del deterioro de la situación socioeconómica y del incremento de las amenazas (lo que siempre crea un entorno favorable para las religiones monoteístas de la salvación), la iglesia católica será incapaz de expanderse, en tanto que continuara ocupada por el sindicalismo y la política: su decadencia se acelerara al igual que su marginalización. Por lo tanto no pienso que ocurra una “reacción católica masiva” y el resurgimiento del catolicismo en el siglo XXI, como quería Juan Pablo II.
3. Preveo la aparición de muchas sectas o “tribus” (según la expresión de Maffesoli) de sentido cristiano, pequeñas pero que florecerán: tradicionalistas, carismáticas, sincrético-místicas, etc, no reconocidas por el Vaticano.
4. Se espera la propagación lenta pero continua del Budismo a la occidental – un reflejo distorsionado de la religión budista asiática original.
5. En la futura Edad de Hierro veremos el retroceso del ateísmo y de la indiferencia agnóstica, y luego el retorno de una forma atractiva de paganismo, de la cual no podemos decir nada aún. Las religiones que yo llamo salvajes (sin el sentido peyorativo de la palabra), constituidas por la mezcla de elementos malos y muy interesantes, aparecerán, pero solo para formar el terreno en el que el retorno de un paganismo europeo regenerado se asentara. Tales “religiones salvajes” ya existen, pero corresponden a la necesidad de revivir una parte olvidada de la memoria.
Así que pienso que veremos en el siglo XXI la aparición de formas impredecibles de paganismo y la metamorfosis de los dioses. Cualquier cosa será posible en este caos, del cual nacerá un nuevo orden. Por otro lado, no debemos impresionarnos por los hechos (citados por paganos e integristas) que parecen hacer imposible el resurgimiento del paganismo. El paganismo esta diametricamente opuesto al desorden y a la destrucción de las energías vitales que se observa en el Occidente contemporáneo. Su espacio comienza (de la palabra griega “cosmey”, organizar) con la unión de los opuestos aparentes, las fuerzas dionisiacas de la sensualidad y el disfrute y con la necesidad apolinea de control y orden. Todo aquello que dañe la existencia saludable del pueblo, la naturaleza orgánica de la polis o el Estado (en el sentido romano del termino) no puede ser llamado “pagano”. El pagano no debe ser ni puritano ni pansexualista (que como extremismos están muy cercanos unos a otro) ni anárquico ni tirano (el segundo se origina del primero).
El paganismo tampoco puede ser confundido con el dogmatismo intolerante ni con la tolerancia absoluta. Bajo el pretexto de un “paganismo cívico” algunos paganos superficiales aplauden la desintegración de la sociedad en tribus y comunidades, ignorando que todos los autores paganos de la Grecia antigua, comenzado con Aristóteles, con su concepto de filia (amor por los vecinos), siempre alertaron contra la idea de pueblos diferentes conviviendo en el mismo lugar, en tanto que eso crea las circunstancias favorables para la violencia y el despotismo. Pero los monoteísmos, al contrario, protegen la idea del mestizaje para asentarse entre las masas desarraigadas, ya no unidas por la solidaridad etnocultural. Esos paganos corruptos como los obispos contemporáneos saludan el Islam como un “enriquecimiento del ecumenismo” (sin entender la lógica totalitaria y monopolista de la religión de Mahoma) como resultado de una visión abstracta y falsa del futuro, constituido por una pretendida paz politeísta y un mundo conectado en red, sin pueblos y naciones, lo que les hace confesar su tolerancia por las tribus marginales y un cosmopolitismo ilimitado. Este ultimo es completamente ajeno a la visión pagana de la polis y es mas afín al concepto político paulino (pero no judaico) y del judeocristianismo primitivo del “pluriverso”. No olvidemos que el paganismo grecorromano estuvo subordinado a la autoridad jerárquica de los grandes dioses patronos, ligados al Estado o polis y cuyo orden político preferido era el de la comunidad nacional-popular y no la defensa de los derechos y fuerzas centrifugas de algunas “comunidades” alógenas.
Por otro lado, yo rechazo el paganismo puramente negativo, que no es mas que un anti-cristianismo emocional. Yo escribí en el prefacio de un libro dedicado al culto mariano sobre el hecho obvio de que el culto a la madre de Dios tiene su raíz en la mentalidad pre-cristiana europea y que los paganos deben rendirle honor. ¿De que otra manera podría explicarse el enorme éxito del culto a María y los santos en el pueblo? Además, los sacerdotes de la iglesia católica contemporánea (este es el origen de su impopularidad) intentan minimizar esos cultos sospechosos de “politeísmo.” No obstante, mas allá de las diferencias entre el paganismo contemporáneo y el cristianismo, yo sostengo, como el especialista medieval Pierre Vial, que enfatiza en su ultimo libro “Una tierra, un pueblo”, que el paganismo no es anti-cristiano, es a-cristiano y poscristiano. Siguiendo a Nietzsche, él indica que la ruptura entre la cosmovisión judeocristiana y pagana consiste en el hecho de que los cristianos prefieren el martirio al heroísmo, glorifican la fuerza expiatoria del sufrimiento, prefieren el masoquismo, el sentimiento de culpa y arrepentimiento frente a la estética de la vida y la voluntad de poder, la moral del pecado frente a la ética del honor.
Ahora me arriesgo a hacer una predicción histórica en la base de una clara intuición.
Puede probarse cierta o ser incorrecta. En la Europa del siglo XXI ocurrirá una marginalización radical del Cristianismo, y un paganismo regenerado se enfrentara con un Islam agresivo. La minoría de católicos se unirá a un campo o a otro. Pero como ha escrito Monterlant en su libro profético poco reconocido “Solsticio de Junio” en la futura guerra de los dioses, retornara la gran Diosa Madre como el rostro de la consciencia europea, que ha superado las amenazas.

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