Querida hija espiritual
Chaxiraxi: ¿Qué tal? Espero y deseo que estés gozando de buena salud física y
espiritual, hace tiempo que tenía deseos de comunicar contigo pero problemas
con mi PC me lo han impedido, superados estos,
aprovecho para saludarte en la esperanza de que aún conserves algún
recuerdo de mi modesta persona.
Rebuscando en mis carpetas he
encontrado algunas reflexiones que aunque no estoy seguro de donde proceden,
las encuentro positivas y se me ocurre enviártelas por si puedes dedicarle algún tiempo a su lectura.
La esperanza del futuro la
constituyen los jóvenes, hoy el punto de emergencia de una cultura a otra, que
rompe tanto con la cultura basada en el saber y la memoria de los ancianos,
como en aquella cuyos referentes aunque movedizos ligaban los patrones de
comportamiento de los jóvenes a los de sus padres que, con algunas variaciones,
recogían y adaptaban los de los abuelos. Al marcar el cambio que culturalmente
atraviesan los jóvenes como ruptura
se nos están señalando algunas claves sobre los obstáculos y la urgencia de
comprenderlos, esto es sobre la envergadura antropológica, y no sólo
sociológica, de las deshumanizadas transformaciones en marcha.
Para no caer en el desasosiego y en
la falta de ideales propugnados por la actual sociedad de consumo, es bueno
tener algunos parámetros orientativos en nuestras vidas, las posibilidades son
muchas, pero en esta ocasión sólo te remito unas cuantas al objeto de no cansar
tu atención:
“Nadie es sabio de nacimiento,
aquí el tiempo y la experiencia enseña, y limpian la conciencia. Yo he
observado el mundo más tiempo que tú.
Nada es grande si no es bueno, y nada es verídico, si no perdura. No te dejes engañar por la idea de que puedes aconsejarte sola, y que conoces el camino por ti misma. Este mundo material es para el ser humano demasiado poco y el mundo invisible no lo percibe, no lo conoce.
Ahórrate pues esfuerzos vanos, no te aflijas, y ten conciencia de ti misma.
Considérate demasiado buena para obrar mal, no entregues tu corazón a cosas perecederas. Ve lo que puedas ver, y para ello usa tus propios ojos, y con respecto a lo invisible y eterno, atente a la palabra de la Diosa-Madre Chaxiraxi.
Aprende con gusto de los demás, y escucha con atención donde se hable de sabiduría, dicha humana, luz, libertad, virtud, pero no confíes inmediatamente en todo, porque no todas las nubes llevan agua, y existen diversos caminos para seguir. Hay quienes creen que dominan una materia, porque hablan de ella, pero no es así hija mía, no se tienen las cosas por poder hablar de ellas, las palabras sólo son palabras, así que ten cuidado cuando fluyan en forma demasiado hábil y ligera, pues los caballos cuyos carros están cargados de mercadería, avanzan con pasos más lentos.
Desdeñar algo es fácil hija, pero es mucho mejor comprenderlo. No instruyas a otros, hasta que tú seas instruida. Acógete a la verdad, si puedes, y gustosamente permite que te odien a causa de ella.
Si tienes algo, ayuda, y da con
gusto, y no por ello te creas superior, y si nada tienes, ten a mano un trago
de agua fresca, y no por ello te creas menos.
No digas todo lo que sabes, pero siempre debes saber lo que dices. No te apoyes en algún grande, no te sientes donde se sientan los burlones, porque ellos son los más miserables de todas las criaturas.
La persona que tiene en su corazón verdadero amor a la Diosa-Madre Chaxiraxi, es como la Sol que brilla y calienta, aunque no hable.”
Recibe un fraternal abrazo en
nuestra Magné Chaxiraxi.
Guayre Adarguma Anez’ Ram n
Yghasen
15-1-2010
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