HISTORIA DE UNA USURPACIÓN
Eduardo Pedro García Rodríguez
CAPITULO VI
Diosa de
Abona, de Tajao. De La Luz.-
Por
su parte, Francisco Castellano en un interesente y documentado articulo
relativo a la adoración y romería dedicada a la Diosa recoge: “La Diosa Abona se veneró
primeramente como Virgen de la Luz,
si bien era más conocida popularmente por topónimos relacionados con el templo,
de Tajo y de Abona. Sin embargo, también se le dio título de Virgen de
Candelaria. Posteriormente el clero católico fue transformando algunos de estos
oratorios privativos en templos cristianos y sustituyendo sus “ídolos” por
imágenes de santos. Pienso que aunque existe oscuridad y dudas sobre si se
trataba de una sola imagen la primitiva Virgen de Abona-Tajo- La Luz-La Candelaria
, lo que sí queda es la existencia de dos templos de adoración, el de La Punta de Abona y las casas
de La Luz cerca
de Tajo, por lo que creo que, o bien se trasladó la imagen de la costa para
resguardarla o posiblemente en La
Luz los nativos adoraban a una diosa, quedando al final dos
imágenes y dos procesiones, una venerada por los guanches y la de Abona por un
nuevo grupo de pobladores, los vecinos.” (Francisco Castellano, 2007)
Tal como recoge el ilustre filólogo Ignacio Reyes: “El lexema
[Gh], que podría también estar en la base de ese Tajo, se relaciona con
el hecho de “encender, prender, alumbrar, iluminar.
Por
lo menos, parece claro que había un culto a la luz, aunque no sabemos si
también aquí figura ligado a alguna estrella.
Quizá se trate siempre de la misma referencia divina, sólo que reflejada
por sus advocaciones locales.” (Ignacio Reyes, 2007)
Continuando con el tema de la imagen de la Diosa de La Luz, Tajo o virgen de Guía de
Izora, la estatuilla actualmente depositada en el convento de clausura de Las
Concepcionistas de Franciscanas de Garachico, imagen cuya tipología a pesar de
su reducido tamaño es la de la Diosa Chaxiraxi (La Candelaria), según
recoge José María Mesa Martín refiriéndose a la de Guía:
“no en balde, existía una dualidad de culto
entre las dos, y una era a Garachico lo que la otra era a La Laguna. Quizás
debido a esta dualidad la imagen de la
Diosa de La Luz
se la venera en diversos puntos de la isla entre ellos Ntra. Sra. de Guía en La Matanza en 1673, y la
entronización de su imagen en la iglesia de Santa Ana de Garachico, en la de El
Sauzal, Tacoronte, o incluso en el templo de Los Remedios de La Laguna, así como en varias
localidades del archipiélago.
El
mencionado autor nos ofrece la descripción de un cuadro que representa a la Diosa de La Luz o virgen de Guía del que
asevera que: “es una vera efigie excepcional que se puede datar
cronológicamente a mediados del siglo XVIII, y en un periodo comprendido entre
1721 y 1771. Este cuadro de la
Virgen de Guía tiene un enorme valor documental, pues sería
el único retrato conocido (a excepción del estandarte conservado por las monjas
de Garachico) de la antigua imagen a la que se le dio culto en el Malpaís de
Isora durante el siglo XVII y XVIII, y evidencia que la pequeña escultura de
escasos treinta centímetros que custodian las monjas en la Villa y Puerto nada tiene
que ver con ésta.”
Y
continua el autor: “Este rico elemento iconográfico (refiriendo a unas cintas
negras) asociado a la imagen durante más de cuatrocientos años, al igual que
la rosa de plata que llevaba en la mano, llega hasta la década de 1940, en
los tiempos que, siendo párroco don Eusebio Méndez, la iconografía de la virgen
sufre un auténtico varapalo.
Entonces, no solo desaparece la tan emblemática cinta, sino que incluso
la rosa de plata, que por la decadencia del culto y por la pobreza había sido
sustituida por una de tela, que también desaparece.” Y mas adelante: “ La Encarnación , que
sirvió a los marinos y navegantes como soporte iconográfico al que le rindieron
veneración como Virgen de Guía o Luz, o del Buen Puerto, o de Puerto Seguro,
(es significativo que el puerto de winiwuada-Las Palmas- se denomine
precisamente Puerto de La Luz)
borrando estas advocaciones de su antigua iconografía, máxime teniendo en
cuenta que a partir de 1684,
a la
Virgen se le coloca un Niño Jesús en los brazos,
conviviendo desde entonces los atributos de Virgen Madre, con la rosa (símbolo
de fertilidad y fecundidad), y con la cinta (distintivo propio del estado de
buena esperanza). (José María Mesa Martín, 2006)
Estos datos nos indican que es más que probable que la primitiva imagen
de la Diosa-Madre
Chaxiraxi portase en la mano derecha una rosa no un niño.
La ultima innovación aplicada a la talla de la virgen de
Candelaria ha consistido en cambiarle la vela verde símbolo de luz por un largo
báculo de plata símbolo de mando. ¿En que consistirá el cambio siguiente?
Por otra
parte, existe un desmedido afán en aclarar el color negro de determinadas
imágenes, empleando como excusa que dicho color es debido al humo de los
cirios, así cuando las restauran o retocan, aprovechan para darles un tono de
piel mas claro, mas acorde con los gustos e intereses étnicos europeos.
Diosa Abora o virgen de Las Nieves.-
Son múltiples las “apariciones” marianas registradas en el
archipiélago conforme iba avanzando la invasión europea y que, “casualmente” se
produjeron en el entorno de antiguos santuarios guanches. Para no extenderme en
este ya largo pero insuficiente discurso en torno a estas supuestas apariciones
cuyo fin ultimo es divulgar los documentos que tratan del denominado “Pleito de
los Naturales” en su lucha por recuperar la usurpada imagen de la Diosa Chaxiraxi,
voy a exponer solamente otro ejemplo, el de la Diosa Negra o
virgen de Las Nieves de Benahuare (La
Palma), imagen cuya leyenda de la “aparición” y culto guarda
un total paralelismo con la de Chaxiraxi.
Esta imagen Negra es tenida
por una de las más antiguas del archipiélago, los orígenes de su culto se
pierden en un pasado tan remoto como oscuro y ha sido motivo de debate
insular en todo tiempo, ya que era adorada por awuaras (palmeros) antes de la
invasión y conquista de los europeos. En
la Bula del Papa
Martín V, fechada en Roma el 20 de noviembre de 1423, hace referencia de
un templo dedicado a la imagen bajo la advocación de “Beatae Mariae de La Palma”.
El investigador awuara Miguel A. Martín González
escribe: “La pequeña talla de la
Virgen de Las Nieves fue recogida por los aborígenes en un
punto de la costa de Santa Cruz de La
Palma y conducida al poblado del Morro de Las Nieves, siendo
adorada. La consideración del Sol como ser supremo por excelencia, al que
relacionaban como una divinidad femenina como ocurre en las culturas bereberes
o amazigh de nuestro continente africano, explicaría por qué los europeos las
utilizaron como mediadoras, al entender que así sería fácil sustituir una
creencia por otra.
En el extremo E del Morro de Las Nieves
existe un pequeño santuario precolonial en forma de canales y cazoletas
excavados sobre un bloque de toba volcánica, cuya disposición se orienta hacia
la salida del sol durante el solsticio de verano, acompañado por dos grabados
rupestres. Pues bien, después de la conquista castellana de la Isla se levanta el Real
Santuario en el lugar donde fue nuevamente hallada la talla de la Virgen , en una vaguada
situada al N del Morro, respetándose la orientación de la cabecera de la
iglesia hacia el mismo sol que surge durante el solsticio de verano.
El catolicismo, al mantener la imagen
femenina a través de María, logró un mayor arraigo en Canarias, pues en el
símbolo María, no existe contradicción con las Diosas femeninas que los
antiguos habitantes de esta y del resto de las islas poseían, tal es el caso de
la virgen de Las Nieves como sustituta de Abora (la Diosa Sol).” (Miguel A.
Martín González, 2006)
El profesor Pérez Morera afirma que “El santuario fue
fundado o superpuesto sobre algún lugar que los aborígenes consideraban sagrado”.
No deja de ser curioso que como la virgen de Guía la de La Nieves luzca una “Rosa Aurea” una gran rosa de oro macizo que luce
entre sus manos la Virgen
en las grandes solemnidades.
El Padre
franciscano Fray Diego Henríquez, en su obra sobre las sagradas imágenes
aparecidas en Canarias (1714), describía el icono original con las siguientes
palabras: “es esta venerable imagen de escultura algo menos de una vara de
alto; su materia de piedra extraordinaria entre roja y blanca; el rostro es
perfecto y lleno; los ojos, rasgados y abiertos que parecen mirar a todas
partes; las mejillas rosadas; el color moreno, no con exceso obscuro; obstenta majestad
y mueve a veneración y devoción; la túnica es roja y ceñida con cíngulo; el
manto es azul; el Niño le sale del corazón, dentro de la cual esta incluida la
mayor parte del cuerpecito; falta a la imagen la punta de la nariz y al Niño en
algunas cuasi fisuras su primero barniz y, aunque diestros pintores han
procurado suplirlo, no o aceptan ni el hijo ni la Madre , pues luego lo
expelen, demostración que bastantemente explica la desigualdad y que no se
proporcionan ni estos betúmenes a aquellos barnices, ni los maestros mas
diestros”.
En 1753 el dominico palmero,
fray Luis Tomás Leal, en el prólogo de la novena a la Morenita dice: “ignorase
el cuándo, quién y de dónde vino aquel portentoso simulacro, que de piedra
es, y no muy sólida, de tres cuartas de alto, de color clarimoreno y con
la preeminencia de todas las señales que, según arreglada crítica, califican
por extraordinarias y milagrosas otras santas imágenes”.
Según recoge José G. Rodríguez Escudero: “La imagen es una pequeña
escultura medieval de los siglos XIV-XV de posible origen sevillano (según
Pérez Morera, entre otros investigadores). Fernández García escribió que es
“una obra gótica con reminiscencias románicas”. Mide 57 cms. y está
realizada en barro cocido, material en el que modelaron sus esculturas los
artistas flamencos o franceses activos en la ciudad hispalense en el siglo XV.
Hernández Perera nombraba como ejemplos de
ellos a Lorenzo Mercadante de Bretaña o Miguel Perrín. Otros estudiosos, como
el Marqués de Cubas en 1694, señalaban que es de “barro portugués con letreros
en la orla o manto que no pueden leerse”.”
En
el último tercio del siglo XVI comenzó la costumbre de sobrevestir la sagrada
escultura, con tocas, mantos, joyas y sayas. El progresivo deterioro sufrido
por el paso del tiempo obligó a encerrar la imagen bajo una campana textil. Así
quedó configurada su iconografía tal y como la conocemos, embutida dentro de
una percha triangular de corte barroco.
El
pueblo la ha venerado siempre bajo esta apariencia y descubrir su interior es
un tabú que hasta ahora no ha sido desvelado. Paz y Morales decía en 1920 que
esta forma exterior es la “propia de las imágenes de la Edad Media, teniendo
para acomodarle los vestidos dos brazos añadidos, lo mismo que otro Niño Jesús
que se pueden mover y separar de su cuerpo a voluntad. En sus vestidos usa de
todos los colores, menos el negro, abuso intolerable y que debiera ordenarse el
blanco como el único y exclusivo”.
Y concluye el autor:
“Estas vestimentas fueron incrementándose con los años y se colocaban de forma
que las manos de ambas tallas quedaran al exterior, costumbre que se siguió, al
menos, hasta 1637. Por esta época, debido a las señales que el tiempo había
hecho sentir, sobre todo, en la figura del Niño, fue necesario tomar nuevas
determinaciones acerca de cómo se vestiría la Virgen, “con objeto de dar la impresión de que
toda ella había sido hecha para este fin, aparte de coincidir con los años en
que fue costumbre aparecer cubiertas algunas figuras de la Virgen”.
Este deterioro que la imagen iba sufriendo con el
paso del tiempo, obligarían a tomar algunas medidas a fin de evitar su
desgaste. Una de ellas fue embutirla dentro de una especie de “percha
triangular de corte barroco” o de una suntuosa campana textil, de donde
sólo asoma la cabeza de la
Virgen. Sus manos y el Niño son postizos. Así quedó
configurada su iconografía tal y como la conocemos en nuestros días.” (José G. Rodríguez Escudero)
El catolicismo mantiene
la estrella de ocho puntas atributo de la Diosa-Madre Chaxiraxi,
en su representación católica como Virgen de Candelaria, cuya imagen primitiva
como queda dicho tiene una serie de
estrellas de ocho puntas grabadas en su manto.
La actual está coronada por un arco, compuesto de
estrellas doradas de ocho puntas, arco que también tiene la Diosa Abora en su
aspecto como virgen de Las Nieves, así como otras muchas tallas marianas. Así
mismo, este símbolo asociado a otros representativos de la Diosa-Madre existe en
los diversos yacimientos de grabados rupestres diseminados por todas las Islas
Canarias.
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