TARA:
En la isla de Tamarant (Gran Canaria) existe una localidad que lleva la
nomenclatura Tara. En este lugar se
encontró un figura antropomorfa de barro cocido de exuberantes caderas que los
especialistas han catalogado como deidad representativa de la Diosa de la fecundidad, y le
ha asignado el nombre de la localidad donde fue encontrada por lo que es
popularmente conocida como el “Ídolo de Tara”. Pero veamos, Tara es una Diosa
conocida y venerada universalmente, pero especialmente en Irlanda, la India , y es Diosa protectora
del Tibet, es la versión asiática de la Diosa Astarté-Tanit.
Tara es un nombre sánscrito cuya raíz Tri significa el causativo “hacer
atravesar”, “hacer alcanzar la otra orilla”, tanto en sentido propio como
figurado, de ahí el sentido general de “salvar, socorrer, liberar”. Tara es por
lo tanto “aquella que hace atravesar (el Océno de la existencia)” o también
“aquella que hace alcanzar (la otra orilla en la que cesan los estados
condicionados de la existencia)”
Tara es
principio femenino de liberación, perfección de la sabiduría, y es madre de los Budas, protectora del Tibet,
Tara la bodhisatva habría nacido bajo los rasgos de la princesa “Luna de
sabiduría”, que decidió hacerse monja. Los monjes le aconsejaron orar para
obtener un renacimiento más propicio en un cuerpo masculino. Ella les respondió
que en la realidad última, no existen ya ni hombre ni mujer así como no existen
el “yo” y el “mío”, e hizo voto de continuar manifestándose en un cuerpo de
mujer para ayudar a todos lo seres, hasta que el Océano de la existencia
samsárica se seque.
Arquetipo del
principio femenino, Tara ha podido ser aceptada en tanto que buda femenino
gracias a la aparición de trantrismo. Su culto se ha desarrollado en el Tibet
en el siglo XI, bajo la influencia de Atisha, fundador del orden Kadam,
precursor de los Gelugpas. Pero ya en el siglo VIII, Guru Padmasambhava
afirmaba que “es necesario un cuerpo humano para alcanzar la iluminación.
Hombre y mujer, no hay diferencia. Pero para quien está decidido a desarrollar
el espíritu del despertar, un cuerpo de mujer es más favorable.”
Tiene cuatro
formas pero las dos formas más conocidas de Tara son la verde y la blanca, así
como 21 manifestaciones que son objeto de una bella plegaria. La Tara verde protege de los
miedos, de los peligros y de los enemigos, que ella doma pacíficamente. La Tara blanca es invocada a
menudo para obtener curación y longevidad.
Tara protege a
sus fieles de ocho peligros específicos que son:
1.-El miedo
del León de la arrogancia (o sobre estima de sí mismo)
El Rey de los animales está bajo
la marca del orgullo, y los pequeños animales tienen miedo de él. De la misma
manera nosotros debemos tener miedo del orgullo que nos hace despreciar a los
otros y arriesga de hacernos renacer entre los dioses (Según creencia indú).
Ciertamente los dioses (deva) gozan de una gran felicidad, pero esta felicidad
no es la Liberación
y el ciclo de la trasmigración no se ha terminado para ellos.
2.- El miedo
de la serpiente de los celos
Lo mismo que las serpientes
tienen su nido en los agujeros y no salen de ellos más que para picar, de la
misma manera, los celos, que tienen su nido en la ignorancia, no soportan los
bienes y las cualidades de los demás. Los celos hacen renacer en el lugar de
los titanes o de los semi dioses: estos se envidian entre si y se baten sin
cesar.
3.- El miedo
del elefante de la ignorancia
Por lo mismo que hay que
controlar al elefante para que se vuelva útil, así debemos ser vigilantes hacía
nuestro mental que por ignorancia nos hace acumular numerosas negatividades y
puede hacernos renacer entre los animales.
4.- El miedo
del Océano del deseo-apego
Erramos en la existencia como
náufragos en el Océano: estamos en las tormentas y sufrimos el nacimiento, la
enfermedad, la vejez y la muerte. Y sin embargo estamos firmemente atados a
esta vida y a sus condiciones desastrosas. Este deseo-apego es característico
de la condición humana: si no es superado, es el de renacer en este estado
humano.
5.- El miedo
de las cadenas de la avaricia
Estamos nosotros encerrados en el
samsara como ladrones en prisión, y en lugar de buscar la Liberación , nuestras
almas se apegan a todos los bienes de este mundo que son otros tantos
obstáculos sobre el camino de la Budeidad. La avaricia hace renacer en los pretas
o espíritus ávidos.
6.- El fuego
del miedo del odio
El fuego del bosque destruye todo
si el viento lo favorece; de la misma manera el odio tiene el poder de destruir
en nosotros todos los potenciales positivos que nos han sido consagrados al
bien de todos los seres. El odio hace renacer en el lugar de los demonios en
los infiernos más profundos.
7.- El miedo
del fantasma de la duda
Las dudas y los puntos de vista
cambiantes nos vuelven irresolutos en el sendero de la Liberación : semejantes
a fantasmas, estos puntos de vista nos provocan miedo y perturban a la vez
nuestros cuerpos y nuestras almas.
8.- El miedo
del ladrón de los puntos de vista falsos
Como los ladrones en la orilla de
los caminos, los puntos de vista falsos, tales como el hecho de no creer en la
ley de la casualidad o de creer en la existencia intrísica de los agregados,
nos esperan para quitarnos los puntos de vista justos y perdernos en el camino
del despertar. (Eduardo González Pérez)
No hay comentarios:
Publicar un comentario