Somos conscientes de que
todas las generaciones de nuestros antepasados y todas las futuras
generaciones están presentes en nosotros.
Somos conscientes de que
las expectativas de nuestros antepasados, las de nuestros hijos
y las de los hijos de nuestros hijos están centradas en nosotros.
Somos conscientes de que
nuestra alegría, nuestra paz, nuestra libertad y nuestra armonía
son la alegría, la paz, la libertad y la armonía de nuestros antepasados,
de nuestros hijos y la de los hijos de éstos.
Somos consientes de que
la comprensión es la base esencial del amor.
Somos conscientes de que
culpar a los demás y discutir nunca nos ayudará en nada, sólo
creará un mayor distanciamiento. Sólo la comprensión, la confianza
y el amor pueden ayudarnos a cambiar y a crecer.
En la primera concienciación,
nos vemos a nosotros mismos como un elemento que es una continuación
de nuestros antepasados y como el vínculo con las futuras generaciones.
Viéndolo a partir de esta óptica, sabemos a que al cuidar bien el
cuerpo y la conciencia en el momento presente, estamos cuidando
a todas las generaciones pasadas y a las futuras.
La segunda concienciación
nos recuerda que nuestros antepasados centraron sus expectativas en
nosotros, en nuestros hijos y en los hijos de éstos. Nuestra felicidad
es su felicidad, nuestro sufrimiento, su sufrimiento. Si observamos profundamente,
sabremos lo que nuestros hijos y nietos esperan de nosotros. Puede
que todavía no los veamos en persona, pero ya nos están hablando. Desean que
vivamos de una forma tal, que no sean infelices cuando ellos se manifiesten.
Los budistas vietnamitas se ven a sí mismos no como individuos separados
de sus antepasados, sino como una continuación que representa todas las
generaciones anteriores. Las acciones de la pareja no tienen como simple
objetivo satisfacer sus propias necesidades individuales físicas
y espirituales, sino también realizar los deseos y expectativas
de sus antepasados y de las generaciones futuras.
La tercera concienciación
nos dice que la alegría, la paz, la libertad y la armonía no son de
nuestra única incumbencia. Debemos vivir de forma que permitamos en nosotros
la liberación de los antepasados, lo cual significa liberarnos
a nosotros mismos. Si no les liberamos, permaneceremos encadenados
toda nuestra vida lo transmitiremos a nuestros hijos y a
los hijos de nuestros hijos. Esto refleja la enseñanza de la interesencialidad.
Mientras los antepasados
que viven en nosotros sigan sufriendo, no podremos ser realmente felices.
Cuando avanzamos un paso de forma consciente, con libertad y felicidad,
tocando la tierra, lo hacemos por todos nuestros antepasados y las
futuras generaciones.
Las tres primeras concienciaciones
agrupan todos los aspectos de una única y profunda enseñanza. Debemos
continuar estudiando y practicando estas tres primeras concienciaciones
para que nuestra comprensión sea más profunda.
La cuarta concienciación
es también una enseñanza básica. Allí donde hay comprensión, hay amor.
Cuando comprendemos el sufrimiento de alguien, nos sentimos motivados
a ayudarle y liberamos las energías del amor y la compasión.
Todo lo que hagamos animados por este espíritu, contribuirá a la
felicidad y liberación de la persona amada.
Debemos practicar de
forma que cualquier cosa que hagamos por los demás les haga felices. El
deseo de amar no es suficiente. Si la gente no se comprende entre sí, es imposible
que se ame.
Del libro “Enseñanzas
sobre el amor”, Thich Nhat Hanh
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