Actualizado
el 31 de Dic de 2012 - 16:31 h.
Ironías del destino, los
canarios de hoy en día siguen adorando (los creyentes) a su milenaria Diosa
Madre, aunque sin saberlo. Todo ello por la labor (siempre interesada) de los
primeros religiosos cristianos que llegaron a nuestro Archipiélago, como
Avanzadilla del cruel y sanguinario ejército invasor castellano. Prueba de ello
son los cultos mantenidos en la actualidad en las islas de Tenerife
(Candelaria) y Gran Canaria (El Pino).
- Tenerife: algunas fuentes
anteriores a la Conquista,
afirman que los guanches creían y adoraban a una deidad femenina, a la cual el
dominico Padre Espinosa identificó como CHAXIRAXI. Es decir, la "madre del
sustentador del cielo y la tierra". Coincidiendo con ese culto a la Diosa, Francisco Osorio asegura
que "se vendría con ello a fundamentar la existencia de alguna suerte de
matriarcado en Tenerife, por el gran respeto que la figura femenina movía y
promovía en todos los estamentos sociales guanches". Por todo ello, es muy
probable que los misioneros cristianos que "visitaban" la isla,
aprovechasen sus creencias en la
Diosa Madre, para inspirar a sus catecúmenos el culto y la
devoción a la imagen de la "Virgen María". De mujer a mujer...
Tal y como probara el
Presidente de la Real
Academia de Historia de España, Antonio Rumeu de Armas, las
costas de Güimar y de la actual villa de Candelaria, ya habían sido objeto de
una prolongada acción evangelizadora desde mucho antes de la Conquista de Tenerife. Y
en el transcurso de esa acción misionera, "se introdujo en el lugar una
imagen de la
Santísima Virgen, bajo la advocación de la Candelaria". Hoy
está probado que la imagen fue dejada a propósito por los frailes misioneros de
las Islas Señoriales de Lanzarote y Fuerteventura. Y para que la misma surtiera
efecto, se valieron de un guanche que tiempo atrás había sido capturado, luego
"cristianizado", y finalmente devuelto a su tierra: el conocido como
Monje Antón.
Este isleño convertido
sería el encargado de convencer al Mencey de Güimar, "de las ventajas de la
nueva religión", y de que la imagen de la "Señora de Candelaria con
el Niño", era la representación de la "Diosa Madre Chaxiraxi"; y
el niño era el símbolo de la fecundidad. Es decir, que la devoción a María (la
"diosa" cristiana) fue el camino más sencillo que encontraron los
frailes del eremitorio de Güimar para convertir a los naturales, porque
armonizaba con dos ideas muy arraigadas en las creencias de los guanches:
a) la de una deidad
femenina, traduciendo el pensamiento de los guanches, y los vestigios del culto
a la maternidad y fecundidad (la
Virgen con el niño)
b) la del respeto, o mejor,
temor supersticioso a la mujer en solitario, por su relación con "las
fuentes de vida".
Por eso, según fray Alonso
de Espinosa, "los guanches adoraban por cosa celestial y DEIDAD SUPREMA a la Virgen de Candelaria y el
Niño".
Es decir: los isleños de
Tenerife (los creyentes) siguen adorando hoy en día a la Diosa Chaxiraxi,
"camuflada" como Virgen de Candelaria. Y para más Inri, una de las
fechas de celebración anual, es el 15 de agosto... El mismo día del BEÑESMED, la Fiesta de la Cosecha.
- Gran Canaria: como
escribió Celso Martín de Guzmán, "en Gran Canaria convergen las dos
grandes ideas religiosas originadas en el Neolítico... una, la de la GRAN DIOSA MADRE, ligada
a los núcleos agrícolas...". Al margen de dicha creencia, los canarios
adoraban el mito de ANDAMANA, una heroína que según la tradición había logrado
la unificación de la isla, y a la que el propio Guzmán denominaba "la
señora de la tierra". Para Francisco Pérez Saavedra, "el papel
femenino en todos los ritos de fecundidad es conocido desde muy antiguo y la
participación femenina resulta obligada: lo mismo en la siembra, que en la
recolección, almacenamiento de frutos o demanda de lluvias fecundantes".
Tras la Conquista, en 1483, el
Obispo Juan Frías se trasladó el término de Terori (hoy Teror), "a venerar
la imagen de la Señora
que los naturales guardaban con piadosa devoción". Al respecto, el Obispo
Cristóbal de la Cámara
y Murga reseñó en sus Constituciones Sinodales que "apareció en un pino
alto que está junto a la iglesia en el que están DOS ÁRBOLES DE DRAGO PAREJOS,
cosa maravillosa, plantados en el mismo pino, cerca de los cuales ESTÁN
SEÑALADOS LOS PIES DE LA
VIRGEN...". Otra Crónica añade que "al pie de este
pino, en un güeco que hace el propio en sí, había una fuente de agua de la qual
lavándose los enfermos de cualquier lepra o enfermedad que tubiesen, heran
libres Della".
El Profesor Antonio Tejera
Gaspar desveló la superstición, afirmando que "los grabados con siluetas
de pies humanos SON PODOMORFOS, que pueden relacionarse con algún significado
religioso de los canarios", añadiendo que "la existencia de dragos en
el mismo entorno de este pino, pudo en efecto haber tenido una simbología
religiosa para los nativos". Para Felipe Bermúdez Suárez, "no resulta
aventurado considerar la hipótesis de la existencia de algún santuario aborigen
en el bosque de Teror. Sería la base de la posterior devoción cristiana en
torno al pino. En apoyo a tal hipótesis estaría la profunda coincidencia entre
la presencia de lo femenino en la religiosidad aborigen, por un lado, y
la utilización de imágenes marianas por parte de los misioneros, por
otro. Estaríamos aquí ante un curioso elemento de continuidad entre lo aborigen
canario y lo cristiano".
Un santuario aborigen en el
bosque de Terori; una fuente de aguas benignas, teniendo en cuenta que los
canarios creían que sus espíritus, "los invisibles" habitaban en el
agua; un podomorfo que representaba a las entidades sobrenaturales de
naturaleza benéfica (espíritus de los antepasados); un pino con dos dragos que
confirma el carácter mágico-religioso del lugar; y finalmente la imagen de la Virgen,que podría
representar la "presencia" de la Diosa Madre.
En definitiva, que igual que
en Tenerife, los grancanarios (insisto, los creyentes) adoran a su Diosa Madre
"camuflada" de Virgen del Pino...
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